Mariana

Mariana es una compañera de trabajo, hace mas de tres años que compartimos la oficina y si bien reconozco que esta muy linda, nunca había intentado nada con ella, tal vez por él echo que los dos fuéramos personas comprometidas, o tal vez por ese dicho de donde se come no se caga.

Mariana es una compañera de trabajo, hace mas de tres años que compartimos la oficina y si bien reconozco que esta muy linda, nunca había intentado nada con ella, tal vez por él echo que los dos fuéramos personas comprometidas, o tal vez por ese dicho de donde se come no se caga.

Hacia ya un par de meses que Mariana me daba continuamente charla, me contaba cosas que hacia con su marido, y siempre terminaba sus relatos diciéndome lo bien que la pasaba con su afortunado esposo. Los dias pasaban y una mañana Mariana no vino a trabajar como todos los días, llego recién casi a la hora del receso para almorzar. Le pregunte que le había pasado y me contó que paso toda la noche discutiendo con su amado marido porque había descubierto que el muy patán tenia una amante en su oficina. Me dijo que fuéramos a comer algo y me contaría mejor.

Me dijo que había levantado el teléfono para llamar a su madre y escucho sin querer una conversación que su marido mantenía con su amante en donde ella le reclamaba porque todavía el no había tomado la decisión de dejarla para irse con ella.

Mariana lejos de ponerse a llorar se notaba que estaba furiosa, hablaba de su ya ex marido con un desprecio y una bronca que me llamo la atención. Yo le pregunte si estaba totalmente segura de que las cosas eran como ella creía, y me dijo que el canalla de su ex marido había confesado todo y se había marchado a los brazos de su amante. Llego la hora de volver a la oficina y nos dispusimos a terminar rápido el trabajo del DIA para después irnos a seguir con la charla.

Terminamos nuestro trabajo con dos horas de adelanto de la que es nuestra hora de salida. Mariana y yo salimos para su casa que era cerca de la oficina para seguir con la conversación del mediodía. En el camino a su casa pare en un kiosco a comprar unas cervezas y de paso llame a mi señora para avisarle que llegaría mas tarde. Apenas llegamos destapamos una cerveza y reanudamos la charla me dijo que si no fuera yo su amigo y compañero de trabajo haría conmigo lo mismo que el descarado de su marido hacia con cuanta putita se cruzaba por su camino. Yo con ganas de animarla un poco le dije mira Mariana si te apetece, a lo que ella empezó a desprenderse los botones de su camisa.

Dejándome una visión de sus duros pechos sin corpiño, ya a esta altura de las circunstancias nada me importaba, que fuera una compañera de trabajo, que estuviera mal por su separación, que mi esposa me esperara, nada me importaba.

Me tire encima de ella y nos besamos y tocamos por arriba de nuestras ropas que poco a poco fueron cayendo al piso. Mariana me desvistió por completo y se trago mi pija dándome una mamada que me llevo al orgasmo sin escalas dejándome con las piernas temblorosas de la acabada que tuve.

Entonces decidí devolverle el favor que me había echo y le di una buena ración de lengua en su rica cueva, ella se retorcía de placer cada vez que yo le mordía o le chupaba el ya crecido clítoris.

Como pudimos después de tener una acabada cada uno nos fuimos hasta su habitación donde Mariana empezó a cabalgarme de manera sensacional parecía que me iba a arrancar la pija en cada embestida que me daba, saltaba encima mío de una manera muy lujuriosa que hacia que mi pija se clavaba cada vez mas en su interior. Así estuvimos un largo rato hasta que los dos alcanzamos el orgasmo casi al mismo tiempo.

Nos quedamos fumando un cigarrillo, los dos desnudos en la cama entonces Mariana me empezó a besar nuevamente, yo de a poco fui metiendo un dedo y después dos y mas tarde tres en su apretado culo.

Cuando estuvo bien dilatado la puse en posición de perrito y de una sola embestida se la clave hasta el fondo, ella se movía como loca y me decía que siguiera así, que le destrozara el culo. Mientras tanto yo le estimulaba el clítoris con una mano y con la otra le pellizcaba las deliciosas y perfectas tetas que Mariana tiene.

Cuando acabamos los dos de nuevo Mariana me regalo otra mamada que no solo me transporto al cielo de un nuevo orgasmo sino que además me dejo la pija muy limpia y reluciente.