Maria y yo a solas

Mi ex novia se llama María, mi familia y yo acabábamos de mudarnos a otra casa, de hecho un departamento, por lo que nuestra antigua casa quedo sola.

María y yo a solas

Mi ex novia se llama María, mi familia y yo acabábamos de mudarnos a otra casa, de hecho un departamento, por lo que nuestra antigua casa quedo sola, yo era el único que me daba unas vueltas cada semana, así que comencé a invitar a mi novia a acompañarme, con el pretexto de ir de paso al trabajo, así que después del mismo pasábamos a mi casa, comíamos algo, veíamos la tele y nos íbamos, pero poco a poco la rutina cambio.

Al poco tiempo, llegábamos por unas películas alquiladas y después nos dirigíamos a mi casa, preparábamos algo de comer y veíamos las películas. Poco a poco comenzamos a emocionarnos con la idea de estar solos, veíamos las películas en mi cama, comíamos en mi cama, y comenzamos a pasar la mayor parte del tiempo en mi habitación. En una ocasión estábamos viendo una película donde habían caricias, mi novia María estaba recostada frente al televisor, yo estaba detrás de ella, la abracé, y ella me correspondió pegándose a mi, por lo que nuestras caderas se acercaron y mi pene, que comenzaba a despertar se encontró acariciando sus nalgas, esas grandes nalgas que todos volteaban a ver en la calle.

Yo comencé a acariciar su cabello, y a besar su cuello, pase mi otra mano por debajo de su blusa, una muy escotada que hacia imaginar mucho de su cuerpo, además de que la tela tan suave dibujaba ahora sus pezones levantando su sostén. Ella comenzó a pegar más y más sus nalgas hacia mi pene, pues ya lo podía sentir entre sus nalgas, a pesar de traer ella un pantalón, yo sentía como empujaba su trasero. Mi pene comenzó a punzar. Le tome su cabeza y la hice que volteara, tenia los ojos cerrados y le plante un fuerte beso que correspondió con su lengua sobre mis labios, yo la penetré con mi lengua, lo más profundo que pude, ella gimió.

Ya para entonces habíamos comenzado la coreografía de nuestros cuerpos, le desabroche su sostén, levante su blusa y me encontré esos senos, grandes y coronados por unos pezones duros y grandes, no pude esperar para acariciarlos y sus gemidos me hicieron besarlos y mordisquearlos, los separaba y los unía, imaginando mi pene entre ellos. Ella comenzó a tocar mi pene erecto por fuera, entonces yo desabroche su pantalón y alcance a ver en su cintura la cinta de su tanga, me excite demasiado de imaginármela en tanga, los baje y efectivamente vestía una tanga negra, que se ocultaba entre sus nalgas, redondas y calientes, comencé a acariciarlas en círculos y poco a poco a separarlas.

Alcancé a ver su ano y me excité aun más, la puse boca arriba y bese su estomago, y sus senos, ella mientras tanto desabrochaba mi pantalón y sacaba mi pene, cuando lo vio erecto, duro y frente a su cara, no dudo en meterlo en su boca y obsequiarme su calor y humedad, no aguante e inmediatamente puse mi rostro en su vagina, hice a un lado su tanga, dejando libre su hermoso vello negro, depilado en forma de "v", como indicando hacia donde debía besar, la abrí con mi lengua y busque cualquier protuberancia, moje toda mi boca, toda mi cara, introduje mi lengua como si la besara a ella, quien solo se arqueaba, y gemía sin dejar de chupar mi pene. Sentía que me acercaba a mi clímax, por lo que retire mi pene de su boca, y me concentre en lamer y chupar su clítoris, oliendo y disfrutando su cosita.

Después bese todo su cuerpo, despacio, ella estaba cada vez más excitada, pero a pesar de que yo no solía pensar en el sexo anal, comencé a recordar cuando separe sus nalgas y pude ver su ano, tímido y escondido; comencé a desearlo, pero no sabia que podría decirme, pero esa imagen que vi., moviéndose hacia arriba y abajo, protegido por sus nalgas, así que comencé a besar esas nalgas, veía su tanga detenida a la altura de sus rodillas lo hacia toda más sensual, puse mi boca donde iniciaban sus nalgas y comencé a besar y al pasear mi lengua, parecía gustarle, poco a poco fui bajando y separando, besando al rededor, separando y besando una nalga a la ves, evitando ese punto prohibido de placer, ella estaba nerviosa, le gustaba pero sentía que debía apenarse, no debía esperar más, si iba a hacer algo debía hacerlo ya, así que separé sus nalgas lo más que pude, saqué y estiré mi lengua, cuando vi. su ano abrirse, la metí como si no fuera a abrirse nunca más, ella gritó, y movió su trasero, más por vergüenza que por algún dolor, a mi me encanto, le di un buen beso, paseando mi lengua, dando vuelta y recorriendo todo su ano.

Ella giro y me dio la espalda, diciendo "no, eso no", y ahora ya no podía besarle su ano, así que me recosté atrás de ella, como cuando empezamos, ella estaba confundida, pero yo no pude sacarme la idea de penetrarla por atrás, pegué mi cuerpo al de ella y de nuevo sentí mi pene erecto entre sus nalgas, rozando entre ellas, sintiendo ahora sin ropa, lo que deseaba, su ano, esta vez, ella no protesto, al contero, comenzó nuevamente a tomar mi ritmo, con mis manos separaba sus nalgas, para sentir mejor con mi glande su entrada, cuando pude medirla comencé a ejercer más presión cuando estaba cerca, y ella poco a poco fue haciendo su trasero para atrás para facilitar que mi pene rozara su ano, cuando no pude esperar más intente penetrarla, era algo difícil, pero poco a poco pude entrar, y sentir como me apretaba la cabeza del pene y después, entrando hasta la mitad, ella tomando mi mano y jalando mi cadera para que la penetrara, hasta que ya no aguante y se lo dije, entonces se movió muy fuerte, hacia atrás y hacia adelante, sujetándome de mis nalgas hasta que me hizo venir, dentro de ella.

Nos quedamos recostados suspirando, descansando, fue la experiencia más deliciosa que tuve con ella.

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