María y Leo. Capítulo 2: Empieza el curso

María y Leo sabían que habían empezado un juego que ya no podrían frenar fácilmente. Un juego que prometía ser muy peligroso y muy divertido a la vez para los dos.¿Se seguiría dejando llevar María o pararía aquella aventura con su alumno que podía acabar con su despido como profesora?

“EMPIEZA EL CURSO”

Era la segunda clase de dibujo clásico y Leo estaba expectante por saber cómo se comportaría su profesora después del acuerdo al que llegaron. Lo cierto es que para sorpresa total de Leo, María no apareció en clase precisamente discreta. Era Septiembre y todavía hacía bastante calor a pesar de estar en el norte. María llevaba un pantalón vaquero muy ceñido definiendo perfectamente su tremendo culo, unas botas negras con algo de tacón y una camiseta de tirantes negra con un escote de infarto. Aunque nunca se había fijado en mujeres mayores que él, Leo se sentía muy atraído por María. Le parecía una mujer muy atractiva y le provocaba un morbo que no había sentido antes con otras chicas de su edad. Al verla entrar en clase con ese pantalón vaquero ajustado y ese escote no pudo evitar que su cabeza saliera de allí y recordara a María fuera del probador viéndolo follar con Marta, mordiéndose el labio mientras le miraba la polla con cara de deseo. Al recordar aquella escena que era incapaz de quitarse de la cabeza notó como se empalmaba e intentó disimular el bulto poniéndose un cuaderno encima.

Leo no quitaba ojo en ningún momento al cuerpo de su profesora pero lo cierto es que ella, mientras explicaba, tampoco paraba de lanzar miradas hacia él. Era evidente que a pesar del acuerdo que ambos tenían para mantener la normalidad en clase, el deseo entre ellos no hacía más que incrementarse. María dijo a los alumnos que repasaran en silencio un texto y aprovechó ese momento para ir hasta su mesa y escribir una nota a Leo.

“Leo, sé que llegamos a un acuerdo pero no puedo evitar que me pongas muy cachonda. Sobre todo cuando me recuerdo mirando con deseo tu polla follándose a aquella chica mientras tú me mirabas también. Mis pezones estaban duros y mis bragas se mojaron al momento. Sólo pensaba en chupártela y que te corrieras en mis tetas. Pero necesito saber si eres lo suficientemente discreto como para no poner en peligro mi trabajo. Me juego mucho haciendo esto pero soy muy morbosa y me encanta jugar, no sabes cuánto. Espero tu respuesta.”

Leo llamó a María para hacerle una pregunta sobre el texto que estaban leyendo y ella aprovechó para meter la nota que le había escrito entre su libro. Él se dio cuenta y la miró sorprendido, ella le guiñó un ojo disimuladamente.

Al llegar a su habitación Leo buscó la nota que su profesora le había dejado. Estaba ansioso y expectante por saber que ponía en ella. Fue comenzar a leerla y empezó a notar su erección. Bajó su pantalón y su ropa interior, se echó saliva en la mano para humedecer su polla y empezó a tocarla suavemente. No podía quitarse de la cabeza la imagen de su corrida en las tetas tan impresionantes de María y su paja fue subiendo de intensidad hasta explotar y estrellar la corrida en su vientre y su pecho. Cuando se repuso del orgasmo escribió una nota respondiendo a su profesora.

“¡¡Hola María!! La verdad es que desde aquel día en el probador no puedo sacarte de mi cabeza. A pesar de mi edad soy muy discreto y reservado cuando me lo propongo, tendré mucho cuidado aunque sé que tendré que demostrártelo con hechos. No puedo dejar de pensar en tus tetas y en tu cara de deseo mirando mi polla y quiero hacerlo realidad. Yo también soy muy morboso, de hecho lo del probador fue un juego que propuse a mis amigos. Esperaré a que tú me vayas dando señales o me propongas algún juego. Te espero pronto.”

Los días y las clases de dibujo clásico iban pasando pero Leo no encontraba la oportunidad para dejarle la nota a su profe. Sus miradas durante las clases no cesaban y aprendieron a usar su propio lenguaje. Por los gestos de Leo, María intuía que había una respuesta, pero entendía que no veía la oportunidad para entregársela sin levantar sospechas y eso le gustó mucho. En realidad, lo estaba poniendo a prueba para comprobar si los nervios o las ganas de tenerla, harían que cometiera algún fallo o se arriesgara lo más mínimo. Así que esperó pacientemente unas cuantas clases para ver cómo reaccionaba Leo. Para ella era una situación muy arriesgada y tendría que medir al milímetro cada detalle, quería ver si él estaba preparado para esperar su oportunidad cada vez que pudieran verse.

Tras esperar un par de semanas, María pudo comprobar que de momento Leo era bastante fiable para poder pasar a la acción con él, así que ideó un plan para poder recibir la nota sin levantar ninguna sospecha y sin correr ningún  riesgo. La profesora propuso en clase, dejar en su mesa un buzón de sugerencias totalmente anónimo. En él podrían dejar cualquier idea para mejorar la clase o algún tema concreto a tratar. Aunque en el fondo también le parecía muy buena idea para clase, esa sería la mejor forma de comunicarse entre ellos sin que el resto de alumnos pudiera enterarse de nada. Cuando Leo escuchó a su profesora plantear la idea del buzón, supo que María estaba preparada para recibir su nota y que su momento estaba cada vez más cerca.

El buzón de sugerencias ya estaba funcionando, pero Leo quiso esperar a que algún compañero fuera el primero en dejar una nota. Cuando dos o tres se animaron, fue hasta la mesa de su profesora mientras la miraba con deseo y metió en el buzón la nota que había escrito para ella. María aprovechó un momento en el que se quedó sola en el despacho de profesores para leer la nota, estaba impaciente. Al leer lo que había escrito Leo, su boca empezó a dibujar una sonrisa y su cuerpo se encendió de repente. Su clítoris palpitaba debajo de sus bragas y todo su cuerpo se erizaba. Salió de la sala y se dirigió al baño de profesores. Vio que no había nadie, se metió en una de las puertas, cerró el pestillo y se sentó en la tapa del wáter. Ese día llevaba falda, así que la levantó y pudo comprobar como sus bragas chorreaban. Las apartó a un lado y empezó a pasar su dedo por el clítoris, estaba hinchado. No podía entender que vio en aquel chico de 20 años para que le provocara tanto morbo pero la verdad es que estaba muy cachonda sólo con leer su nota. Hundió dos dedos en su interior y empezó a masturbarse con mucha fuerza mientras se agarraba los pechos con la misma intensidad. Mientras mojaba más y más sus dedos y sus muslos no podía dejar de pensar en la polla de Leo hundida en su garganta, agarrándola con fuerza de la cabeza mientras le follaba la boca. Sentía que estaba a punto de correrse viva y pellizcó sus pezones con fuerza, estaban muy duros y pellizcarlos fuerte era algo que la excitaba mucho. Al segundo sintió cómo un orgasmo muy intenso surgía de su interior e inundaba su coño por completo.

María y Leo sabían que habían empezado un juego que ya no podrían frenar fácilmente. Un juego que prometía ser muy peligroso y muy divertido a la vez para los dos. Algún despiste podría suponer un grave problema, sobre todo para María. Pero de momento el deseo que sentía por Leo era incontrolable y no la dejaba ser racional. ¿Se seguiría dejando llevar o pararía aquella aventura con su alumno, que podía acabar con su despido como profesora?