María y Leo. Capítulo 1: Primer día de universidad

María y Leo sabían que habían empezado un juego que ya no podrían frenar fácilmente. Un juego que prometía ser muy peligroso y muy divertido a la vez para los dos.¿Se seguiría dejando llevar María o pararía aquella aventura con su alumno que podía acabar con su despido como profesora?

MARÍA Y LEO

Leo y sus amigos habían pasado la selectividad con éxito y querían que ese verano en La Coruña fuera inolvidable para ellos. Estaban dispuestos a arrasar y a experimentar situaciones nuevas que nunca antes habían vivido. Buscaban adrenalina para soltar todo el estrés que les había supuesto un año tan duro y con tanta presión. Aunque ninguno tenía pareja, habían conocido hace poco a unas chicas con las que quedaban para divertirse en todos los sentidos, algo informal propio de esas edades. Esa noche era el cumple de Leo y mientras bebían en el parque, pensó en proponer una idea que le provocaba mucho morbo y que había pensado más de una vez. No sabía bien si sus amigos y las chicas querrían seguir su juego o pensarían que se había vuelto loco después de tanto estudiar.

  • Y si hacemos sexo en público para grabarnos y luego verlo entre todos, ¿os atreveríais? - Soltó Leo de repente dejando a los demás alucinados con su propuesta.

Después de un largo silencio, Marta, que era la chica con la que estaba enrollado Leo, fue la primera en pronunciarse y tras dibujar en su rostro una sonrisa bastante pícara dijo que ella aceptaba encantada la propuesta. Aunque le parecía una locura, le daba mucho morbo pensarlo.

  • ¡¡¡Genial!!!  Y los demás que decís, ¿os animáis o no? Venga va, si no lo hacemos todos no tiene gracia. - Dijo Leo entusiasmado con el ok de Marta a su favor.

Leo a pesar de sus 20 años recién cumplidos, siempre había tenido madera de líder y mucho poder de convicción con lo que al final consiguió convencer al resto y todos decidieron jugar. Cada uno eligió un escenario, en su caso, Marta y Leo acordaron hacerlo en un probador. Por fin llegó el gran día, los dos estaban nerviosos. Quedaron en un centro comercial de La Coruña. Entraron en varias tiendas hasta que al llegar a una de ropa interior que a Marta le encantaba decidieron que sería allí donde intentarían grabar su vídeo.  Marta entró en el probador con varios conjuntos, se desnudó y se puso el primero, estaba impresionante. En ese momento llamó a Leo para que entrara a ver que le parecía el conjunto. Cuando éste abrió la cortina se empalmó de ver a Marta y ella lo agarró del brazo y lo metió en el probador aunque no se percataron de que la cortina había quedado un poco abierta. Leo apoyó su móvil, le dio al rec y empezó a desnudar a Marta mientras los dos se besaban acaloradamente, estaban muy cachondos y excitados por la adrenalina que les provocaba poder ser pillados en cualquier momento. Marta ya estaba desnuda por completo y tenía los dedos de Leo hundidos en su coño húmedo mientras ella le hacía una buena paja presionando fuerte su polla. Justo en ese momento Leo oyó un ruido, miró hacia la cortina y vio a una mujer mordiéndose el labio y mirándolo fijamente, bueno a él y a su polla. En lugar de parar y avisar a Marta, invadido por el morbo que le provocaba aquella situación siguió como si nada. Era de unos treinta y cinco años de edad, no muy alta, con unas curvas de impresión, pelo rubio ondulado y ojos azules. Tenía una cara muy guapa y una ropa muy ajustada que ceñía sus tetas y daba una perspectiva inmejorable a su tremendo escote, sin duda, una imagen que quedaría grabada a fuego en la mente de Leo. La mujer desapareció y ellos por su parte se fundieron en una enorme corrida a la vez que se tapaban la boca para que no les pillaran. Terminaron de grabar y Leo se vistió a toda prisa para salir de aquel probador que jamás olvidaría.

Capítulo 1: “Primer día en la universidad”

A Leo siempre le había encantado dibujar y la verdad es que era algo innato en él y que se le daba realmente bien así que, a pesar de que sus padres querían que estudiara la carrera de medicina, él decidió entrar en Bellas Artes. Era su primer día como universitario y estaba muy emocionado por empezar las clases y ver cómo serían las asignaturas y los profesores que le tocarían ese año. Su primera clase era dibujo clásico, sin duda una de sus favoritas, así que la afrontaba con muchas expectativas esperando que su profesor o profesora le motivara y enseñara mucho sobre dicha asignatura.

Se sentó en una de las primeras filas ya que no quería perder detalle. Era muy sociable así que pronto empezó a hablar con un compañero que estaba a su lado y le preguntó que si sabía quién era el profe de dibujo clásico, el chico le comentó que era una profesora y que había escuchado que era muy buena dando la materia pero que no sabía mucho más. Al entrar en la clase Leo no podía dar crédito a lo que estaba viendo. Allí marcando con paso firme entraba su nueva profesora. En cuanto la vio supo perfectamente que era la mujer que lo pilló practicando sexo con Marta en el probador, no se podía creer que le estuviera pasando aquello. El calor empezó a recorrer su cuerpo y su cara se puso roja de la vergüenza. Leo miraba hacia abajo esperando que no se diera cuenta o simplemente no se acordara de aquel día y sobre todo de él. Pero hubo un momento en que se acercó hasta dónde estaba sentado Leo y sus miradas se cruzaron. Ella se dio cuenta perfectamente de quién era él y más allá de cortarse o sorprenderse le guiñó un ojo de manera muy sutil y siguió presentándose como si nada.

Buenos días, mi nombre es María Navarro y voy a ser vuestra profesora de dibujo clásico este año. Espero poder motivaros mucho con la asignatura y que tengamos un trato lo más cercano posible y por supuesto espero sacar el máximo rendimiento a vuestro talento. Terminó la clase y ya habían salido casi todos pero Leo se entretuvo apuntando un par de cosas y recogiendo sin percatarse de que no quedaba apenas gente. María se acercó hasta su asiento.

  • Hola, ¿qué tal? ¿Cuál es tu nombre? - Dijo María con voz serena y desenfadada.

  • Hola, me llamo Leo, encantado María. - Dijo Leo con la voz un poco entrecortada.

  • Encantada Leo. No me voy a andar con rodeos porque no suelo hacerlo. Los dos sabemos lo que pasó aquel día en ese probador. Tan sólo espero que eso no nos influya en la clase y que lo llevemos con naturalidad ya que creo que es lo mejor que podemos hacer, ¿qué te parece?

  • Te lo agradezco María, la verdad es que aluciné cuando te vi entrar en clase, no me lo podía creer. Pero estoy de acuerdo contigo, lo mejor es llevarlo con naturalidad y centrarnos en la clase.

  • Genial, pues todo aclarado. Te espero el próximo día en clase y la próxima vez cierra mejor la cortina. - Dijo María entre risas quitando importancia a la situación.

Lo cierto es que aunque habían llegado a ese acuerdo para que la clase fuese más llevadera, las miradas de los dos no decían lo mismo. Aquella escena del probador no parecía cerrar ese deseo tan evidente que se notaba entre ambos. Prometía ser un año tenso para profesora y alumno.