María y el cornudín

Esta es la historia de como un matrimonio descubre sus mas íntimos secretos a través de un hombre que entra en su vidas, el descubre su verdadero yo y ella su ansiedad por la vida

María y su Cornudo

Ella lo conoció en el colegio donde recogía a su hija, era un hombre de cierta edad, venía a recoger a su nieto, se fijo en el, porque aunque un hombre maduro era atractivo y la diferencia de edad no era muy grande, ella era una madre tardía, su marido y ella siempre estuvieron retardando el momento de tener un hijo, por fin cosas del destino, como consecuencia de una noche loca quedo embarazada a los 44 años, al cabo de nueve meses y un embarazo de riesgo, tuvo a su hermosa hija, esa niña se  convirtió en su centro de atención, dejo de trabajar para atenderla, empezó a perder sus amistades, la niña le absorbía mucho tiempo del que antes disponía, además fue un posparto complicado, no producía la suficiente leche, estaba siempre débil, cansada, lo que la sumió en una profunda depresión, intento refugiarse en su marido, pero este se convirtió en un padre obsesionado, estaba siempre pendiente de la niña, llegaba de trabajar cogía a su pequeña y se olvidaba del mundo, María empezó a tener celos de esa hermosa criatura, pero pronto se le paso, poco a poco se adapto a ese nuevo estilo de vida, cuido de su marido y su hija, hasta que esta empezó a ir a la guardería, decidió que no volvería a trabajar, que sería un ama de casa, una esposa y buena madre, y así era, hasta el día que conoció a José, ese abuelo maduro pero guapo, refinado, educado, venia todos los días a recoger a su nieto, pues su hijo y su nuera trabajaban los dos, prácticamente el cuidaba del crio, era viudo desde hacía 5 años, su esposa murió de un cáncer fulminante, ella se entero por medio de otras madres, también le contaron que era un hombre que se cuidaba, dejaba al niño  por la mañana y se iba a correr, por las tardes iba a un gimnasio, no se le conocía ningún vicio, era discreto, educado en el trato y culto, trabajo de profesor en un instituto cercano, y no había perdido la costumbre de la lectura, siempre estaba recomendando la lectura de tal libro, siempre el adecuado a cada madre, muchas madres mucho más jóvenes que ella, le deseaban en secreto, bueno no tan secreto, era la comidilla del coro, así describía ella a un grupo de madres de edades entre 22 y 28 años, que formaban un corrillo para comentar las cosas del día a día y hablar del resto de personas  que íbamos a recoger a nuestros hijos, muchas de ellas confesaban que no les importaría llevarse al abuelo a un aparte y dejarlo seco a polvos, además no se cortaban contaban los detalles más escabrosos de lo que les gustaría que les hiciera y lo que le harían ellas a él, María notaba que muchas veces al oírla se excitaba, pues su vida sexual había perdido cierta intensidad, antes de tener hija, eran los dos unos volcanes, follaban prácticamente todos los días, ella era sexualmente muy activa, le encantaba el sexo, ser poseída, penetrada, le chiflaban los prolegómenos, pero lo que más le excitaba era el sexo oral y las frases salidas de tono, le gustaba que la trataran como si fuera una puta, pero desde que nació la niña su vida sexual se había reducido mucho.

María notaba que su cuerpo estaba cambiando, sus caderas se ancheaban, su vientre se hinchaba, decidió cambiar eso y hace algo de ejercicio, a veces coincidía con José, ese era el nombre de nuestro abuelo, se saludaban y cada uno seguía su ruta, hasta que un día coincidieron los dos en el mismo recorrido y lo hicieron juntos, fue tan agradable para los dos que a partir de ese momento se ponían de acuerdo y corrían los dos juntos, mientras hacían ejercicio charlaban de sus cosas, él le contaba de su vida de profesor, las anécdotas con sus alumnos que a María le producían tanta risa, ella de su anterior trabajo un puesto de cierta responsabilidad, poco a poco se fueron conociendo un poco mas y con el tiempo comenzaron las confesiones, él le confesó que extrañaba a su mujer, que si no fuera por el niño su vida seria monótona y aburrida, el era la causa por la que se levantaba por las mañanas, que desde que se prejubilara para atender a su mujer  y el momento de su muerte lo paso mal, pero peor fue después de perderla, antes tenía que cuidarla y eso lo mantenía vivo, pero después ya no le ayudaba nada, intento entretenerse en varios talleres ocupacionales, pero no resultaron, entro en una profunda represión y solo su nieto le ayudo a salir de ella, cuando su hijo le propuso cuidar de su nieto, no puso buena cara, pero qué caramba era por ayudar a los chicos a salir adelante, así  que se disciplino, se marco un horario y unas normas de ejercicio, salía mas de casa, socializaba algo, lo justo, no cogía confianza con ninguna madre, pues la mayoría le parecían demasiado jóvenes, atrevidas y descaradas, el se hacia el sordo, pero escuchaba todas las conversaciones, sobre el del grupo de las chismosa como el las llamaba, reconocía que le alagaba que fuera objeto de sus deseos, pero por otro lado les daba pena, las pobres no deberían de tener una vida sexual muy plena, para que se tuvieran que conformar con un viejo como él.

Ella por su parte le conto su maternidad tardía, sus problemas con la adaptación a ser una mujer trabajadora a ser un ama de casa, pero que no se arrepentía de la decisión tomada, del giro que dieron su vidas desde el momento en el que entro ese niño es sus vidas, de lo mucho que lo quería, de lo feliz que era, pero él se daba cuenta que en algunas cosas ella no le era sincera y un día se atrevió a preguntarle.

  • María, creo que ya tenemos suficiente confianza, me hablaste de que tu vida ha cambiado con el niño, el regreso a tu vida de ama de casa, tu adaptación a tener un hijo, tus inquietudes, pero nunca me has hablado de vuestra situación personal.

  • No te entiendo, dijo ella, de que me quieres hablar.

  • Vamos María, no te me hagas la mosquita muerta, sabes de sobra de lo que te hablo.

  • José, no te parece que ese es un tema demasiado personal, crees que tenemos la suficiente confianza como para que yo te  cuente mi vida intima.

  • María, yo contigo he sido sincero, te he contado todo sobre mi, incluso cosas que mis hijos desconocen, como que después de enviudar, tuve una pequeña aventura con una compañera de trabajo, y ahora me vienes con que no tenemos demasiada confianza, no será que ese tema es demasiado escabroso para ti.

  • José, no me cuesta contarte mi vida sexual, pero me parece que no es de tu incumbencia.

María dejo plantado a José y comenzó a correr, se alejaba del, no le había gustado el interrogatorio, estaba enfadada, ¿Quién era ese viejo verde? Como para preguntarle por su vida amorosa, llego a casa, se desnudo, se metió en el baño y comenzó a ducharse, poco a poco se fue serenando, se dio cuenta que su reacción había sido infantil, que las preguntas de José no eran por una curiosidad morbosa, si no que se preocupaba por ella, que la notaba distante, cuando hablaban de temas de sexo, se sintió mal, comenzó a llorar, no sabía porque, pero las lagrimas le brotaban de los labios, sabía que había obrado mal con José, que posiblemente había perdido a la única persona a la que podía confesarse, a la  que podía contar sus problemas sin miedo, se sentía estúpida, termino de ducharse, se seco lo mejor que pudo, se puso la bata y llamo por teléfono, en cuanto se escucho la voz de José.

  • Diga.

  • Hola José, soy María, quería pedirte perdón por mi comportamiento de esta mañana, no sé lo que me paso, fui una niña, se que tus intenciones eran buenas, pero me enfade, no sé porque, pero no debí de actuar así, te pido perdón.

  • Tranquila mujer, la culpa es mía por querer saber más de lo que debería, de todas maneras, a la hora de recoger a los críos tenía intención de pedirte perdón, no me gustaría perder a una compañera de carreras por una tontería, por un quítame ese polvo.

  • No seas tonto, no es por eso, si tal mañana te cuento, ahora con saber que me disculpas ya me encuentro mejor.

  • De acuerdo hasta dentro de un rato.

  • Adiós.

María colgó el teléfono, se sentó en la cama y sin darse cuenta abrió el cajón de la mesilla de noche, agarro el dildo y comenzó a masturbarse, en su sueño húmedo, se imaginaba a José besándolo, bajando con sus manos por el resto de su cuerpo hasta llegar a su sexo, lo acariciaba, buscaba su clítoris y lo masajeaba con habilidad, María comenzó a gemir, se pasaba el dildo por todo el cuerpo, le parecía la polla de José que la acariciaba, se imaginaba su boca besando su coño, lamiéndola, bebiéndose sus fluidos, poco a poco, ella se empezó a introducir el dildo dentro de su coño, a realizar un movimiento de mete y saca, al principio lento, se imaginaba que le acariciaba los pechos, que con sus dedos pellizcaba sus pezones y volvió a gemir, estaba caliente, hacía tiempo que no se calentaba tanto mientras se masturbaba, aumento el ritmo de la jodienda,  y se desboco, ya se lo imaginaba dentro de ella, bombeándola sin compasión, mientras la llamaba puta, que le decía, te voy a romper ese coño de perra que tienes.

María no podía aguantarse más, se lo imaginaba dentro de ella y su boca cerca de la suya, abrió los labios como si fuera a ser besada, suspiro y se corrió, tuvo un orgasmos genial, hacía tiempo que no se sentía tan poseída, tan llena, se dejo un rato tumbada en la cama, se levanto, fue al baño cogió un poco de papel y se limpio, se dio cuenta que tenía que coger mas papel de lo habitual, lo cual le demostraba que el orgasmo había sido más intenso de lo normal.

María vio a José en la puerta de salida del colegio, se acercó a él.

  • Hola, que tal estas, quería disculparme por mi comportamiento de esta mañana.

  • Tranquila, te repito que el error ha sido mío, no tenia que preguntarte nada de tu vida personal.

  • No José, si debes y te aseguro que mañana cuando salgamos a correr te explicare todo, deseo contártelo, tú te has portado bien conmigo, te has abierto a mí, y debo corresponderte, además me vendrá bien hablar con alguien de esa cosa, te parece bien que lo dejemos para mañana.

  • Te repito María que no hay necesidad ninguna, ahora si tu quieres hablar, mañana hablaremos, estate segura que seré como un cura, secreto de confesión.

Ambos se despidieron después de recoger a los niños, José se llevo al niño a casa, comieron juntos y después lo llevo al parque hasta que llegaron sus padres para  recogerlo.

José llego a su casa, se cambio de ropa, se puso cómodo y  comenzó a analizar los acontecimientos de ese día, le gustaba hacer ejercicio con María, se relajaba, las conversaciones que tenían eran agradables, pero su instinto le decía que María tenía un problema, y que estaba deseando contárselo, por ese motivo se atrevió a preguntarle. No esperaba ese reacción, pero la comprendía, a la mañana siguiente a la hora concertada José estaba realizando ejercicios de calentamiento, cuando por una esquina apareció ella, José en cuanto la vio se quedo de piedra estaba radiante, llevaba puesto un pantalón que le quedaba ajustadísimo, marcaba su cuerpo, se notaba la raja de su coño, una camiseta también ajustada que marcaba sus pechos y mostraba sus pezones, José se quedó de piedra, María se acercó a él y le pregunto.

  • Te gusta el modelo.

  • María esta guapísima.

  • No te parece un poco descarado.

  • Un poco sí, pero tu cuerpo merece ser admirado.

  • Gracias, eres un adulador, corremos.

  • Si desde luego.

Ella arranco primero y José se quedo un rato parado contemplando ese hermoso culo, estaba extasiado, pero después de un segundo, empezó a correr y se puso a la altura de María, la miraba de reojo, sus pechos se balanceaban de una forma exagerada, José empezaba a tener una erección, menos mal que el pantalón del chándal era holgado, si no cantaría una barbaridad, pero se le hacía difícil correr con tal erección, por lo que opto por hacer más corto el recorrido, María no puso objeción, ella también estaba excitada, notaba como su coño rezumaba tal cantidad de liquido que tenia las bragas tan mojadas que creía que traspasaba el pantalón, por lo que a ella le importo tampoco terminar antes la carrera, ambos se detuvieron y recuperaron fuerzas.

  • María, te veo muy sudorosa, te apetece venir a mi casa y tomas algo fresco de paso que te secas un poco con una toalla, de paso si quieres tenemos esa conversación que dejamos ayer pendiente.

  • Vale, la verdad que necesito secarme y de paso recuperar líquidos.

Caminaron durante un rato hasta llegar, José vivía en una casa de dos plantas con una pequeña finca, estaba cerca del parque por donde corrían todos los días.

José abrió la puerta invito a pasar a María, cerró la puerta una vez los dos dentro, la acompaño al salón, la invito a sentarse.

  • Espera aquí mientras voy por una toalla y traigo algo fresco de beber para los dos.

  • Gracias.

José se dirigió al baño, cogió una toalla recién lavada, se encamino a la cocina y de la nevera agarro dos bebidas energéticas y sendos vasos, llego al salón los deposito en una mesa y le acerco la toalla a María, esta comenzó a secarse la cara, y los brazos, mientras el serbia las dos bebidas, le paso un vaso a María y se sentó enfrente de ella.

  • Bueno ahora que estamos los dos solos, cuéntame lo que te ocurre.

  • Prométeme que lo que te cuente no saldrá de aquí.

  • Desde luego, tienes mi palabra.

  • Veras, me gusta el sexo, pero mucho, si fuera por mi follaria todos los días y varias veces, soy multiorgasmica.

  • María eso no es malo, tienes unas necesidades y deseas cubrirlas, a la difunta de mi esposa también  le encantaba el sexo, de hecho hacíamos el amor todos los días y los fines de semana varias veces, es por eso que tuve una amante después de que falleciera, pero con el tiempo me he acostumbrado a reprimirme.

  • Eso no es bueno, debes dar rienda suelta a tus necesidades, no me extraña que lo pasaras tan mal.

María se levantó de repente  se acerco a José, poso sus labios en los del y le beso con pasión con deseo, el correspondió al beso y bajo sus manos hacia ese culo que tanto le excitaba, comenzó a acariciarlo, mientras sus lenguas formaban una sola y sus salivas se mezclaban, ella le sujeto con la cabeza para ejercer más presión, le gustaba sentir esa boca en contacto  con la suya, María se separó de José y de un solo golpe le saco la camiseta, se quedo embelesada de la belleza de su torso, era atlético, se le notaba fuerte, lo acaricio con la palma de la mano, mientras notaba como la mano de José le masajeaba el culo, a ella le encantaba esa sensación, el no paraba de acariciarle el culo, un culo duro, curvilíneo, con unas nalgas preciosas, notaba como se endurecían al contacto con sus manos,  el no tuvo tantos miramientos le arranco la camiseta de un fuerte tirón y se quedó extasiado, menudos pechos, eran preciosos grandes, turgentes, con unos pezones proporcionados que rodeaban una aureola oscura, sus mano empezaron a masajearlos y María soltó un grito de placer, hacía tiempo que no le acariciaban los pechos con tanta fiereza, se sentía feliz, mientras él se dedicaba a sus pechos, ella recorría ese hermoso torso, lo acariciaba, le pellizcaba los pezones, José estaba tan excitado que la erección se notaba un montón, María se dio cuenta se separo de José y empezó a bajarse el pantalón del chándal lentamente, con movimientos sensuales, José también se levantó, pero María lo volvió a tumbar en el sofá de un empujón, quería poner más  cachondo a aquel hombre, se bajaba lentamente el pantalón, cuando se lo quito, sus manos se encaminaron a su sexo y delante del comenzó a tocarse por encima del tanga, en la miraba con deseo, con pasión, parecía un perro deseoso de montar a su hembra, ella continuo acariciándose delante de él, con una mano se tocaba el sexo y con la otra se acariciaba los pechos, buscaba sus pezones los pellizcaba suavemente.

Ella se acercó a él se arrodillo y le saco el pantalón y el bóxer, sujeto con ambas manos su polla, que era de unas buenas dimensiones, y la empezó a acariciar, el emitió un gemido de placer, ella comenzó a masturbarlo despacio, y acerco su lengua a la punta del glande, deposito un poco de saliva y continuo masturbándolo, tenía su boca a escasos centímetros de la polla de él, levanto la cabeza y mirándole a los ojos le dijo.

  • O cariño, quieres que te la chupe, porque yo estoy loca por sentir esta dura verga en mi boca.

  • María, por favor trágatela, cómemela, chúpamela, estoy deseando sentir tus labios sobre mi polla, como me la chupas hasta dejarme seco, pero me gustaría comerte también el coño mientras me la chupa.

Ambos se tumbaron en el suelo, María puso su sexo a la altura de la boca de José y comenzó a mamarle la polla, se la metía lentamente abarcándola todo lo grande que era, José por su parte  lamia los labios vaginales, subía y bajaba de su coño con lentitud, mientras le masajeaba el culo, ella se trago de un golpe toda la polla, la empezó a succionar y el emitió un pequeño grito de dolor, un dolor momentáneo, pero aprovecho para meter su lengua en el sexo de ella, su lengua recorría el interior de su coño, buscaba su clítoris y en cuanto lo encontró le dio un pequeño mordisco, María se sacó la polla de la boca.

  • Así cabron muerde el clítoris, me gusta que me den dolor, me pone muy perra, soy una guarra, no dudes en comerme el coño, castígamelo, quiero sentir tus labios, pero también tus dientes sobre mi coño, soy muy puta, me encanta que me follen y que me llamen por mi autentico nombre, soy una perra del sexo, me gusta follar y ser follada y tu mi querido José me vas a dar tanto placer que me correré un montón de veces.

  • Cállate zorra y sigue chupando la polla de tu macho, quieres ser una zorra pues lo serás y como tal te tratare, no pares de comerme la polla, te voy a dar tal cantidad de rabo que cuando acabe contigo te van a doler todos tus agujeros pues te voy a reventar el coño, dejarte el culo como un colador y esa boquita me la voy a follar tan duro que te dolerá al comer, ahora sigue chupándomela.

José dejo de hablar se empleo con dureza en el coño, empezó a morderle los labios vaginales, le metió un dedo y empezó a follarsela, con la otra mano le acariciaba la raja del  culo, buscaba su ano, quería dilatarlo, para follarselo mas tarde, ella solo  chupaba, él le metió un dedo en el culo y ella se puso tensa, deseaba ser follada de una vez, pero ese hombre la dominaba, estaba tan excitada que haría lo que ese hombre le pidiera, era una zorra en manos de un verdadero macho, su coño no paraba de mojarse y él se bebía sus jugos, notaba como los labios del chupaban su coño para sorber cada gota de néctar, él le metió un segundo dedo en el culo y grito, era un grito de sumo placer, ambos se tensaron y tuvieron un orgasmo conjunto, ella se bebió todo su semen, tragaba como si fuera la única bebida del mundo, el por su parte abarco su coño con su boca y comenzó a succionar para que no se le escapara ni una sola gota de su zumo, cuando terminaron ambos se dejaron caer en el suelo, descansaron un rato, y fue María la que hablo.

  • Llévame a la cama y follame.

José la levanto, la cogió en sus brazos y la llevo a la cama, la deposito en ella con sumo cuidado, se le quedo mirando, le gustaba lo que miraba, una mujer hermosa, ella por su parte observaba un cuerpo cuidado, atlético, con una hermosa polla en todo su esplendor, estiro sus brazos, y él se acercó de nuevo a ella, ella agarro la polla de su hombre, la empezó a acariciar, primero con suavidad, bajaba su mano hasta llegar a sus testículos, el se tumbo a su lado y comenzó a acariciarle las tetas, se miraban a los ojos con cara de lujuria, el acerco sus labios a los de ella, se juntaron en un beso apasionado, mientras sus manos se acariciaban, el separo su boca de ella.

  • María te voy a  comer toda, te lameré todo tu cuerpo hasta no dejar ni un solo milímetro de ti sin recorrer, voy a lamer ese coño de puta, hasta dejarlo seco, te voy a chupar las teta, mordisquearte los pezones, y luego te voy a meter la polla.

  • Cariño, si, follame, quiero ser tu zorra, que me revientes por dentro, deseo tener esa polla dentro de mí, ser violada por el culo, chupártela hasta que revientes en mi boca y beberme todo tu semen, follame cabron, follame ya, estoy tan caliente que quiero que me folles, hasta que no pueda mas.

El la cogió por la cintura, acerco su polla hasta su coño y de un solo golpe se la metió.

  • Esto es lo que quieres puta, quieres mi polla dentro de ti.

  • Si, quiero sentir como me revientas.

  • Pues toma polla, te la entérate toda, quiero que grites de placer.

  • Cabron, para eso me querías, para follarme

  • Quiero que sientas como entra dentro de ti, como mis huevos chocan contra tu clítoris, zorra.

  • Eres un hijo de puta, pero follame no pares, tu polla me vuelve loca, si deseo ser tu puta, tu perra, no pares.

  • Esto es lo que estas pidiendo desde hace tiempo, que crees que no notaba tus miradas lascivas mientras esperábamos en el colegio.

  • Así que notabas como te miraba  y como deseaba  que me follaras por favor, métemela más, que estoy loca por sentir como me revientas el coño con ese pedazo polla.

  • Siempre caliente como una perra en celo, mirándome el paquete, cuantas veces me la pele pensando en este momento, y ahora que te tengo aquí, te voy a reventar.

  • Follame con todas tus fuerza que tu puta quiere sentirte dentro de ella,  quiere sentir como te corres  dentro de ella, su cabron no pares, me tienes loca, joder, que pedazo polla gastas, métemela, no pares, joder que placer

José estaba loco de deseo, la follaba con pasión, entraba y salía de ella con fuerza, su polla estaba tan grande que le costaba metérsela toda, ella por su parte gemía de placer.

  • Cabron pedazo verga tienes, como lo tenias escondido, mira el abuelita que chulo putas es, dios como me follas, tú que si eres un verdadero macho, no pares, dame más fuerte, reviéntame toda, dale cabron no pares.

  • Cállate zorra, solo gime y goza que una puta como tú solo vale pare ser follada una y otra vez hasta que quede tirada en el suelo como una perra, siente como te lleno de polla ese coño, te voy a reventar toda.

Mientras se la follaba, en la agarraba de las tetas y se las magreaba, le cogía de los pezones y le tiraba de ellos, ella gritaba de placer, le gustaba que le tiraran de las tetas, que se las magrearan.

  • Así mi chulo, sóbame las tetas, tírame de los pezones, tu sabes darle placer a una zorra como yo, si supieran lo cabron que eres algunas de las madres del colegio estarían haciendo cola para que las follaras igual que me estas follandome, no pares que creo que me voy a correr.

  • Si puta córrete, que aún tengo para rato, pero sé que no te llega con un solo orgasmo, y yo te  voy a dar tal cantidad de ellos que vas a salir de aquí arrastrándote como una puta.

  • Oh. Uuuuuuum, me corro, no pares que me corro.

María se tensó, sentía que por su cuerpo corría una corriente que la obligaba a ponerse rígida, su pelvis se levantaba, sus labios se entreabrían, sintió una punzada en el coño y se corrió, ríos de flujo salían de su coño, mojando la polla que tenia dentro, sus labios se juntaban para reprimir sus grito de placer, pero no podía más, abrió la boca y comenzó a gritar.

  • Así, así, no pares que gusto me das cabron, no pares de follarme, joder que gusto, estoy toda mojada, pero quiero más polla, necesito más placer, soy tu puta, pero no pares.

José espoleado por las palabras de María no paraba de bombearle el coño, no paraba de moverse en un movimiento frenético, su polla entraba y salía de ella con una facilidad pasmosa, tenía el coño tan mojado  que su polla resbalaba por sus entrañas.

  • Joder puta, estas tan mojada que mi polla entra con mucha facilidad, sabía que eras un poco puta, pero eres una verdadera zorra, hacía mucho tiempo que no follaba tan a gusto, te voy a romper el coño a polacos, so perra.

  • Si reviéntame toda, quiero que me revientes también el culo, me encanta que me follen por detrás, pero ahora termina de follarme el coño, quiero tu leche dentro de mí.

José se tensó, sabía que no podría resistir mucho mas, su polla estaba tan dura y deseosa de explotar que le dolía, comenzó a bufar, a moverse más alocadamente, le metió toda la polla en el coño y se vacío.

  • Querías mi semen zorra, pues toma semen, toma todo mi líquido, siente como te llena.

  • Así, córrete dentro de mí, quiero sentir como me llenas de semen, cabron, oh que gusto, sentir tu leche caliente dentro de mí.

Su descarga fue prolongada, demasiados año sin sentir una hembra, se tumbó en la cama al lado de ella, que temblaba del orgasmo que había tenido, ambos se echaron a reír, había sido un polvo espectacular, hacía tiempo que los dos no gozaban tanto del sexo.

Ella se incorporó de la cama, se puso de rodillas, le obligo a sentarse y cogió su polla con sus manos y comenzó a acariciarla, a sobarla, lentamente, quería que se pusiera otra vez dura,  quería otra erección, no le llegaba con lo sucedió, necesitaba más, su coño pedía más polla.

Él puso sus manos sobre su cabeza, y la guio a su polla, quería que se la chupara de nuevo, sentir su verga dentro de aquella boca, como succionaba, como lamia, como mordía con delicadeza, necesitaba otra erección, necesitaba follarsela de nuevo, sabía que los dos querían más, y que de su casa ella no se iba sin ser satisfecha.

-          Vamos puta chúpamela de nuevo, sé que la quieres de nuevo dura, una zorra como tú no se conforma con una sola follada, además te prometí que te follaria bien follada y por todos tus hermosos agujeros.

Ella beso aquella verga semiflacida, se la metió en la boca y comenzó de nuevo a chuparla, notaba como crecía en su boca, como aquella masa de músculos inundaban su boca, casi no podía metérsela toda en la boca, aquel cabron calzaba bien, era bastante más grande y gorda que la de su marido, notaba como el con sus brazos marcaba el ritmo de la mamada, la guiaba, le metía la polla hasta la garganta, comenzaba a salivar, le salía la saliva por la boca, le caían sobre sus tetas, le resbalaban y seguían por su vientre hasta llegar a su ombligo, le mantenía la verga un rato muy dentro de su boca, ella creía asfixiar, le faltaba el aire, empujaba con sus manos para liberarse, pero él le sujetaba con todas sus fuerzas, cuando creía que se iba a desmayar el aflojaba la presión y la dejaba respirar, y de nuevo se la incrustaba, así estuvo como quince minutos, hasta que su verga obtuvo su máxima expresión, entonces se separó de ella.

-          Bien zorra, mi verga esta lista para ti, estas preparada para recibir lo tuyo.

-          Claro que si cabron, mi coño esta empapado de líquido, seguro que no me entero que me la metes, me tienes tan abierta, que seguramente me entraría un puño.

-          Bueno eso lo veremos después de momento te voy a meter la polla, ponte a cuatro patas en el suelo.

Ella se puso en la posición que le indico él.

-          Ya estoy ahora follame como si no hubiera un mañana, lléname toda de ti.

Él puso la punta de su verga cerca de su coño, le dio una palmada en las nalgas y se la metió de un solo golpe.

-          Hijo de puta, que bestia eres, que dolor.

Pero con el dolor ella sintió un placer que nunca antes había sentido, era indescriptible, y tuvo un orgasmo, el siguió bombeando, sin detenerse.

-          No pares, me revientas, pero me vuelves loca, que pedazo polla tienes, me gusta como me la metes.

El empezó a darle azotes  en las nalgas, al principio despacio y con suavidad, pero conforme avanzaba la follada, los azotes se hicieron más continuos y más fuertes.

-          Así cabron más fuerte, no pares, joder como me gusta, soy tu puta, no pares de follarme, no te detengas, más fuerte coño, déjame marcada como a una puta.

El no paraba de penetrarla con saña, notaba como a María le encantaba, no paraba de castigarle las nalgas, cuando las tuvo totalmente rojas, paro, llevo sus manos a sus pechos y comenzó a pellizcarle los pezones.

Ella notaba como esa verga la partía, además de que las nalgas le ardían, de repente el paro de castigarle el culo y noto sus manos en su pechos, como agarraba sus pezones y empezaba a retorcerlos.

Así, así, dame placer, no pares, trátame como lo que soy, nunca me han tratado así, como me gusta, joder que placer.

Me corrí, me  corrí como una perra, un nuevo orgasmo, brutal.

Seguí follandola, no paraba de entrar y salir, su coño era un hermoso recipiente.

-          Vamos puta, síguete corriendo, quiero todo tus líquidos sobre mi polla, quiero que la lubrifiques bien para metértela por el culo, si, ese culito que esta pidiendo guerra, no me dirás que no lo estas deseando.

-          Si, joder quiero que me rompas el culo, que me trates como a una perra en celo, quiero que no pares, deme más, quiero más, no pares.

Me follo como nunca me habían follado.

-          Puta, me corro,  donde quieres que me corra.

-          Córrete dentro de mi coño, quiero sentir tu leche dentro de mí.

-          Toma, todo mi semen.

Me corrí como nunca, fue un orgasmo brutal, aquella hembra sabía sacarme todo el jugo, la llene de semen, fueron como diez espasmos, una locura.

Nos tumbamos los dos en la cama, nos comimos los morros, yo sobaba sus tetas, mientras ellas acariciaba mi polla, quería otra erección, quería que la siguiera follando.

Quedamos derrengados en la cama, nos comimos los morros, el sobaba mis pechos y yo masajeaba su polla, quería más, la quería de nuevo dentro de mí, estaba muy salida, necesitaba más rabo, quería que me rompiera el culo.

Decidí preparar su culito, empape mis dedos en sus jugos, y metí primero un dedo en su ano, ella dio un suspiro, comencé un ligero mete y saca, al cabo de unos minutos, un segundo dedo entraba, después un tercero, los giraba dentro de ella, gemía de placer, mi polla comenzaba a hincharse de nuevo.

-          Ponte de nuevo a cuatro.

Ella se colocó a cuatro patas, apoyando su cabeza en la almohada, volví a meter mis dedos dentro de su ano, comencé un movimiento circular, agrandando aquel agujero, le metí la polla en el coño para lubrificarla, ella dio un suspiro cuando noto mi polla de nuevo en su coño.

-          Tranquila puta, que me voy a follar tu culo, esto es solo para lubrificarla.

-          A qué esperas cabron, métemela ya.

Coloque la punta de mi verga en la entrada de aquel hermoso orificio, empuje un poco y entro el glande.

-          Joder que dolor, pero no pares, la quiero toda dentro.

Empuje un poco más y entraron como unos cinco centímetros, aún quedaban fuera unos vente por entrar, sabía que iba a ser difícil.

-          Bueno puta, lo más difícil ya ha pasado.

Le dije para calmarla, pero sabía cinco que lo difícil empezaba ahora.

Di otro empujón y entraron otros cinco, ya tenía dentro diez, di otro empujón y entraron otros, yo estaba asombrado que fuera capaz de soportarlo, pues era seguro que le dolía.

-          Cabron me estas reventando, pero no pares, te juro que me encanta que me rompas el culo.

-          Vale, si tú lo quieres, hay va.

Y le metí toda la polla de un tirón, ella pego un grito que se debió oír en toda la manzana, la saque toda de nuevo y se la volví a meter lentamente, ella jadeaba, suspiraba.

-          Hijo puta, me estas matando, que dolor  y a la vez que placer, no pares.

Se la volvía a meter toda, y comencé un suave mete saca, despacio al principio, pero conforme aumentaban sus jadeos, comencé a darle más fuerte, agarre  con fuerza su cintura con mis brazos y le daba duro, escuchaba sus gritos de placer y me enervaba, no podía parar.

-          Como te gusta zorra, sabía que eras una hembra de cuidado, tan recatada, pero en realidad una puta que quiere mucho rabo, pues rabo te voy a dar, ya verás cómo hoy vas a tener que caminar como un vaquero, pues te voy a dejar toda abierta.

El no paraba de meterme aquella enormidad dentro de mi culo, me partía, pero me encantaba, era demencial, jamás sentí tanto dolor y a la vez tanto placer, era una sensación nueva, pero gratificante, me corrí de nuevo, era una locura, en mi vida había tenido tantos orgasmos seguidos, tenía delante a todo un semental, me partía a la mitad, sabía que tenía razón, que iba a tener que andar con las patas abiertas durante una temporada, pero me daba igual, quería más.

-          Sigue hijo puta, no pares, reviéntame, soy tuya, haz conmigo lo que quieras, soy tu puta, tu hembra, no pares, joder me corro, dios que placer.

-          Yo también me corro.

Nos corrimos los dos a la vez, fue un orgasmo único, me vacié dentro de su culo, la llene de mi esperma, nos tumbamos de nuevo en la cama y resople, jamás en mi vida había tenido una sesión de sexo como aquella, ella era un hembra de armas tomar, me hacía sentir joven, deseado, me sentía bien.

En cuanto nos corrimos, me tumbe derrengada a su lado, estaba exhausta, cansada, era un verdadero semental, en mi vida había sentido tanto placer, me hacía sentir mujer, que me follara de esa manera me reconfortaba y me satisfacía, era realmente yo.

Me estuvo follando como tres horas, ya casi era la hora de ir a recoger a los niños al colegio, nos duchamos juntos, yo sin mojar el pelo, me puse el chándal, y salí pitando para casa para cambiarme, llegue con el tiempo justo para hacerlo, iba con las piernas abiertas, cuando llegue al colegio las otras madres me preguntaron que me pasaba para andar así, yo les d eje que eran agujetas del ejercicio que hoy me había pasado corriendo, él ya estaba allí, como siempre echo un pincel.

Continuara