María y el cornudín 6

Ultimo capítulo de este relato, será un cambio radical en la pareja un desenlace inesperado, espero que os guste, espero vuestros comentarios y mi correo esta a vuestra disposición

María y su cornudo 6

Paso el día con normalidad, recogí a la niña en el colegio, volvimos a casa, le di de comer, durmió la siesta fuimos al parque, la bañe, la acosté y por fin me pude relajar, la verdad que tenía todo el cuerpo dolorido, me dolían los pechos mucho, pero solo pensar en la causa de ese dolor me excitaba, era una sensación nueva para mí, jamás me imagine que un simple tirón de mis pezones me proporcionaría tanto placer, que una bofetada me hiciera correrme, que unas nalgadas causaran en mi tanto placer, que me tratara de esa manera encendiera en mi emociones nuevas, pero a la vez me asustaba, donde estaría mi limite, sería capaz de controlarme, qué pensaría Antonio, así transcurrió la tarde noche, me sentía cansada, me fui a la habitación y me acosté, quería esperar a mi marido en cama, dispuesta para él.

Me costaba concentrarme en el trabajo, pensaba en María y José continuamente, mi mente se imaginaba situaciones, posturas, momentos, pero tenía que dejar todo eso y concentrarme, era muy importante el trabajo de hoy, la reunión de Zúrich marcaría un antes y un después en mi futuro profesional, si salía bien significaría un ascenso impórtate, si salía mal seria mi  ruina en la empresa, fui valiente, me concentre plenamente en el trabajo, no pare hasta que quedo a mi gusto, sabía que lo tenía echo, que nadie podía igualar ese trabajo, eran muchos meses dedicados a él, pensaba en María en Nerea, y eso me ayudaba, termine a las doce de la noche, era tardísimo, deje todo preparado, ese fin de semana iríamos a Zúrich presentaría mi trabajo delatante de los clientes y se decidiría mi futuro, en cuanto Salí del trabajo, mi mente volvió a María y José, ahora más relajado, si me podía explayar en mis pensamientos, estaba deseando llegar a casa y que mi amor me contara las nuevas vivencias, lo que su amante le había hecho, solo pensarlo tuve una erección, deseaba llegar a casa y fallármela, subí al coche y arranque estaba camino de una nueva jornada de sexo con mi mujer, una sesión como las anteriores llena de pasión, lujuria, llegue a casa con estos pensamientos, entre, las luces estaban apagadas, llegue a la habitación de mi hija, dormía como un angelito le di un beso y la arrope, fui a nuestras habitación y allí estaba ella dormida desnuda, la contemple y fue cuando lo vi, esas marcas en sus pechos, en sus nalgas, me asuste, me acerque a ella.

-          María, despierta, porque estas así de marcada, María por favor despierta.

Yo escuchaba que me hablaban, que me nombraban, estaba en un profundo sueño, no me daba cuenta donde estaba, solo escuchaba decir mi nombre y algo de marcas, de señales, mis ojos se abrieron y allí estaba el con cara de preocupación, con cara de dolor, mi amor, mi marido, no sabía muy bien lo que me decía, pero su mirada iban de mis ojos a mis pechos, y lo vi llorar, dios salte de la cama como un resorte, que pasaba, la niña, la había pasado algo a la niña, no pensaba nada más que en ella.

-          Antonio que pasa, que le pasa a la niña, esta mala, dime por favor que pasa.

-          No María la niña está bien, pero la que no está bien eres tú, que son esas marcas, que te paso.

-          Cariño, esas marcas me las hizo José.

-          Como que José, te pego, te juro que si te hizo daño lo mato.

-          No cariño, fue un juego.

-          Como un juego, por favor explícate.

-          Le explique lo que quería de él y de ti, como me tenía que amar uno y otro, el no puso impedimento a nada, lo único que me dijo que tenía que ser sumisa, obediente, aceptar humillaciones, ser una verdadera puta, que lo comentara con el cornudo, que tu debías aceptar sus condiciones, si queríamos seguir siendo amantes, y tu poder disfrutar de ello.

Conforme hablaba su cara iba cambiando de semblante, de la incredulidad, al odio, jamás vi en sus ojos un odio tan profundo, también cara de miedo, no sabía que pensar, me estaba asustando.

-          Qué te pasa cariño, el porqué de esa cara.

-          María, me llamo cornudo, de verdad que lo dijo con esas palabras, además que es eso de sus normas, de que tengo que aceptarlas, de que sino que.

-          Cariño no te pongas nervioso, yo he disfrutado.

-          Eso es lo que me pone más nervioso, esta situación se nos va de las manos, ese hombre es toxico para nosotros,  esto acabara mal, debemos cortar esto ahora mismo, no me gusta María, y más que me falte al respeto, seré un cornudo, pero eso no quiere decir que él me lo pueda llamar, yo lo trato con respeto y lo mismo espero de él, María sé que esta situación nos excita, pero por encima de todo estamos nosotros dos, sé que te gusta, que disfrutas con él, pero sé que terminaras mal, siendo una verdadera puta en todo momento, una sumisa, estarás a su plena disposición y que sacrificaras todo, a mí, a tu hija, todo por ese desgraciado, María tenemos que cortar esto, si me quieres, tenemos que dejarlo.

-          Antonio no te precipites, estamos bien, yo disfruto, tú disfrutas.

-          No María yo así no disfruto, no puedo estar en el trabajo, sabiendo que tu estas en manos de ese tío, no podía vivir con esa incertidumbre, si tú quieres seguir no te lo impediré, pero yo me salgo de este juego.

-          Antonio no, este camino lo recorremos los dos juntos, si crees que no es lo que nos conviene, lo dejamos ahora mismo, mañana hablo con José y se lo explico, supongo que lo entenderá.

-          No María hablare yo con él, a ti te tiene medio hipnotizada, se ve que ejerce cierta influencia en ti, es que no te reconozco, tu antes jamás dejarías que te trataran así, una cosa es tratarte con cierta como diría yo rudeza, el insultarte, el llamarte puta, zorra, en degradarte un poco, eso hasta lo podría entender, pero que te pegue que tire de tus pechos que te pida que te entregues a él por completo, no eso no lo entiendo, y no lo apruebo, y seguramente querrá mas, que le llames señor, amo, que le digas que solo eres de él, que yo soy un simple cornudo que no pinta nada en esta relación, no María, esto no me gusta ni un pelo, sé que nos va a costar, pero en el mundo hay un montón de hombres dispuestos a acostarse contigo, y aceptar nuestras normas, porque las normas en estas relación las ponemos nosotros  no ellos, tienes que entenderlo, nosotros somos los que disfrutamos de esto, el otro solo es un medio, para nosotros el objeto es el, no nosotros, tienes que verlo así,  sino nuestra relación se deteriorara y llegara un momento que seremos dos desconocidos, María yo te amo con locura y por nada del mundo querría perderte, además está la niña, que diría si te viera con marcas, está en una edad en que se fija en todo, pensemos también en ella, Mañana llevo yo a la niña al colegio y hablare con él, le explicare lo que sucede y que lo de vosotros dos se acabó, tendrá que entenderlo, estás de acuerdo.

-          Cariño, si lo entiendo, pero estábamos tan bien, tú me llenabas, el de otra manera, pero tal como lo pintas tienes razón, acabaría por ser realmente su puta, su esclava y tal como dices hay muchos hombres que estarían dispuestos a follarme, me conservo bien, me cuido e sé que soy atractiva, los hombres aún se giran para verme, podemos ir a uno de esos club liberales, buscar en internet y tienes razón, nuestra relación nuestras normas, con respeto a que ejerce cierta influencia en mí, tienes razón, pero eso me paso desde el primer día que lo conocí, tiene una forma de actuar que a las mujeres nos hipnotiza,  todas las madres del colegio estamos locas por él, es guapo, inteligente, siempre tiene una palabra amable, tiene sexapil y el resto de los días, tengo miedo que me presione, que un día corriendo me lleve de nuevo a su casa, Antonio, me doy cuenta que sí que me domina, que tienes razón, que puede hacer conmigo lo que quiera que nunca me negaría, estoy asustada, ahora sí que tengo miedo, tengo que verlo todos los días.

-          María confió en ti y desde luego de volver a hacer ejercicio con el nada de nada, eso se acaba, búscate una madre, apúntate a un gimnasio, por lo de la niña, yo la llevare por las mañanas, puede pedir en el trabajo entrar un poco más tarde y recuperar esas horas durante el resto del día, por ejemplo a la hora de comer, y al mediodía, seria recogerla y para casa, tampoco tienes que encerrarte en casa, vive tu vida, pero alejada de él, sé que al principio va a ser difícil para los dos, pero tenemos que hacerlo.

Conforme hablaba me daba cuenta que tenía razón, que todo se había complicado de una manera absurda, que José ejercía en mi una mala influencia, sí que era un gran amante, pero su faceta de amo, de querer usarme como a un objeto, en su casa mientras me follaba me excitaba, pero ahora en frio me daba cuenta que era demasiado peligroso, y si me enganchaba a él, si llegara el momento me pidiera que eligiera entre él y mi familia, si llegara a tenerme tan enganchada que no supiera donde estaba el amante y el dueño,  me asuste, Antonio tenía razón, debíamos cortar esto de raíz, tal como decía podíamos encontrar otro amante, que las normas las pondríamos nosotros, si debía de hacerle caso, pero que pasaría si José no lo aceptaba de buena gana, si intentara seducirme de nuevo, sabía que no sabía cómo reaccionaría, ejercía cierta influencia en mí, joder, que me pasaba, tenía que alejarle de mí, dejar que Antonio hablara con él, ponerle las cosas claras, estaba seguro que él no estaba encoñado de mí, tendría las mujeres que quisiera, cualquier madre se tiraría a su brazos sin dudarlo, me parecía muy buena idea lo del colegio, verle lo mínimo posible, lo del gimnasio también me parecía bien, en el barrio había varios, sabia el gimnasio al que iba José, a ese ni loca y por las tardes el parque con las otras madres, si eso es lo que haríamos, pero lo primero era la conversación entre Antonio y José.

-          Antonio tienes razón en todo, mañana lleva tu a la niña y habla con él, espero que sea razonable, y en lo demás estoy totalmente de acuerdo contigo, lleva tu a la niña al colegio por la mañana por lo menos durante unos días, y me apuntare a un gimnasio de aquí del barrio, intentare tener el mínimo contacto con José, por lo menos durante una temporada, y ahora por favor coge una de las cremas de la piel que tengo en el baño y aplícamela sobre los pechos, me duelen, no me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que me duele.

-          Ahora voy mi amor, te amo, lo sabes, no podría vivir sin tenerte a mi lado, sois las dos lo más importante en mi vida.

Me levante fui al baño, cogí la crema, y con todo el amor del mundo lo aplique sobre aquellos pechos que tanto amo, le di crema por todo el cuerpo quería borrar todo recuerdo de ese cabron, que había humillado a mi mujer, que la trato como a una esclava, joder como me dolía, la miraba y la amaba más, ya buscaríamos un amante a nuestro gusto, que aceptara nuestras normas, en cuanto termine de darle la crema, la arrope, me desnude, me acosté a su lado, la abrace y me quede dormido escuchando su corazón.

Se levanto fue al baño volvió por la crema y me la aplico con tanta dulzura que me derretía de amor,  en ese instante me di cuenta de que lo amaba más de lo que creía, su forma de acariciar mis maltrechos pechos, mis nalgas, mi espalda, me dio crema por todo el cuerpo, me arrullo, se desnudó, se acostó a mi lado, me abrazo  me quede dormida escuchando su respiración.

Nos despertamos los dos a la vez, sabíamos que hoy sería un dia diferente, que nos jugábamos mucho, sobre todo esperando la reacción de Jose, nos duchamos juntos, cosa que no hacíamos hacia mucho tiempo, nos acariciamos, nos besamos, hicimos el amor, si el amor, la trate con delicadeza, acaricie esos pechos maltratados, los bese, los lami, bese esos pezones, acaricie sus nalgas, busque su sexo y con paciencia, con mucho amor lo fui acariciando sintiendo como ella correspondia, me encantaba sentirla asi, entregada a mi, fue un acto corto, breve, la situación lo requeria, quería correrme pronto, derramanrme dentro de ella, que me sintiera, al terminar nos besamos fue un beso apasionado, con mucho amor.

Nos despertamos los dos a la vez, yo algo nerviosa, temia mucho la reacción de Jose, pero confiaba en mi marido, nos metimos los dos en la ducha y nos besamos, el acariciaba mis pechos con cariño, los besaba, y me penetro, lo deseaba, lo necesitaba, fue un coito corto, pero pleno, me corri y sentí su semen dentro de mi, dios que placer, cuanto lo necesitaba, salimos de la ducha, nos vestimos y los dos fuimos a la cocina, mientras yo preparaba los desayunos Antonio fue a despertar a Nerea, nuestro sol, la luz de nuestra vida, la amábamos con locura y después de la conversación de anoche, me di cuenta que Antonio tenia razón, que podía perder todo por culpa de una locura, sabia que podía caer en manos de Jose y perder todo, el llego con la niña, entre los dos la achuchamos, la besamos, estábamos locos de amor por ella, por nosotros, jamas me sentí tan unido a Antonio, nunca me sentí tan madre, quedaba lo más duro, hablar con José y esperar que lo entendiera, confiaba en que fuera así.

Nos vestimos fuimos a la cocina y mientras ella preparaba el desayuno, yo fui a la habitación a despertar a la niña, nada más verla me cayeron las lágrimas, no podía permitir que nuestro matrimonio se desintegrara por culpa de aquel hombre, amaba a María más de lo que creía, amaba a mi hija, nuestra vida, pero sabía que tenía que conseguirle un amante, no solo por ella, también por mí, por nosotros, pero antes quedaba lo más complicado, hablar con José y convencerle de que lo de él y María había terminado, que jamás volvería a tocarla, que jamás la volvería a maltratar a humillar, solo pensarlo me cabreaba, como fui tan ciego, como no lo vi, pero así era, no lo vimos ninguno de los dos, que hubiera pasado si no llegara a descubrir aquellas marcas, que pasaría con María, la perdería, de eso estaba seguro, es demasiado pasional, cuando se mete en algo se mete a fondo, caería en la manos de José, acabaría por renunciar a todo, a nosotros a todo, vestí a la niña, llegamos a la cocina y nos abrazamos los tres, la besábamos, la achuchábamos, la cubríamos de caricias, jamás ame tanto a mi mujer, jamás me sentí tan unido a ella como en ese momento, tenía que acabar con esta locura, luego buscar entre los dos un buen amante para ella y para mí, pues los dos estábamos de acuerdo en no renunciar a esos momentos de pasión después de que ella se entregar a otro hombre, desayunamos entre risas, entre carantoñas, entre caricias y abrazos, tal como habíamos quedado yo llevaría a la niña al colegio y hablaría con José, mientras ella iría a uno de los gimnasio del barrio para inscribirse, nos despedimos en la entrada de casa con un apasionado beso.

-          Vamos allá, espero que todo salga bien.

-          Yo también mi amor, te quiero con locura

-          Y yo a ti.

Llegue al colegio y lo vi, la verdad que tenia porte, no me extrañaba los comentarios que decía María que decían todas las madres, se conservaba más que bien, sin una sola gota de grasa, en cuanto me vio vino hacia mí.

-          Hola, está bien María.

-          Si está bien.

-          Y tú trayendo a la niña.

Me entraron ganas de comenzar a pegarle de puñetazos, pero sabía que eso no arreglaría nada, tenía que tener la mente fría, ser racional.

-          Tenemos que hablar, te invito a un café.

-          Vale, pero de verdad que está bien María.

-          No le haría daño ayer.

-          De eso es precisamente de lo que tenemos que hablar, venga vamos a un sitio más tranquilo.

Lo vi llegar con la niña y me preocupe, algo no iba bien, me habría pasado con María, la habría humillado de más, fui hacia él, me dijo que teníamos que hablar, volví a preguntarle por María, si le había hecho daño ayer, el me miro con una cara rara, diría que con desprecio, pero no podía jurarlo.

-          Conozco una cafetería aquí cerca que a estas horas tiene poca gente allí podremos hablar.

-          Vale, vamos.

Llegamos a la cafetería sin dirigirnos la palabra, pedimos cada uno lo suyo y nos sentamos en una mesa alejada.

-          Bien Antonio tu dirás.

-          Veras, voy a ser lo más conciso posible, lo tuyo con María se acabó, no queremos saber nada mas de ti, tú no eres nadie para marcarnos normas, tú no eres nadie para decidir cómo tiene que comportarse mi mujer según en qué situaciones, sé que ella te pidió que la trataras como a una puta, pero tú quieres ir mas allá, quieres que sea tu esclava tu sumisa y eso no lo voy a consentir, es por lo que te pido que te olvides de ella, no hables con ella, salúdala, pero se acabaron las confianzas, no volverá a correr contigo, desea olvidarte, quiere que desaparezcas de su vida, y yo quiero lo mismo.

-          No crees que todo eso tendría que decírmelo ella.

-          No, hablo por los dos, ella no quiere hablar contigo, le hiciste mucho daño ayer, ella no se dio cuenta, pero en cuanto llegue a casa y mire las marcas me di cuenta que eres demasiado toxico para los dos, tienes una vena sádica que no conocíamos y que nos hace dudar de ti, sé que no lo puedes remediar, que cada uno tiene sus debilidades, pero con nosotros no cuentes, tienes donde elegir, seguramente alguna mujer desea lo que tú puedes darle, pero María no, ella es fruta prohibida para ti a partir de ahora.

-          No será que tienes miedo que te deje por mí, que te abandone, que se dé cuenta que es una sumisa, porque te aseguro que María es una sumisa en potencia, que en mis manos acabaría haciendo lo que yo quisiera con ella, es por eso que ella no viene, porque sabe que si esta delante mía se acobardaría, que caería en mis manos.

-          Todo eso puede ser posible, pero nunca lo sabrás, porque no lo vas a hacer.

-          Y por qué no.

-          Porque en el fondo eres un hombre que sabe que no se debe forzar las cosas y que María a partir de ahora está fuera de tu influencia, a la niña la traeré yo todos los días, si es necesario nos iremos a vivir a otro barrio, cambiaria a la niña de colegio, pero creo que todo eso no es necesario, creo que no estás tan necesitado de María, puedes tener a cualquiera otra madre, sabes que todas se derriten por ti, a lo mejor a alguna le va tu rollo, pero a María no, se ha dado cuenta que no eres la persona adecuada para ella, no lo pongas más complicado, olvídate de ella.

-          Vale, lo hare pero con una condición.

-          Cual.

-          Que me lo pida ella sin estar tú delante, si es así, no os molestare más.

-          De acuerdo ahora la llamo y le pido que venga aquí, espera un momento, salgo y la llamo.

Salí con el corazón en un puño, todo nos lo jugábamos a una sola carta, María tenía que ser fuerte, marque su número.

-          Hola mi amor, José acepta, pero con una condición, que seas tú quien se lo pida.

-          Mi amor, no sé si seré capaz, ese hombre ejerce cierta influencia en mí, creo que no estoy preparada.

-          María, piensa en nuestra hija, en todo lo que hablamos ayer, sé que puedes, nos jugamos nuestra vida en común, muchas cosas, por favor ven y dile que te olvide, es la única manera de salir de esto.

-          Donde estáis.

Le di la dirección.

-          Bien en diez minutos estoy hay, pero antes tenemos que hablar tú y yo, necesito hablar contigo antes.

-          De acuerdo.

Entre en el bar, me senté enfrente de José.

-          En diez minutos está aquí, pero antes quiere hablar conmigo.

-          Ok, si ella me pide que lo dejemos, no os molestare más, pero si ella no lo hace seguirá siendo mi amante con mis normas.

-          De acuerdo.

Sentí una punzada en el corazón cuando dijo esas palabras, cabía una posibilidad que María se rindiera ante él y que nuestra vida se fuera a la mierda, sabía que si no era capaz de decirle que nos dejara en paz, mi vida con ella se acabaría, que la perdería para siempre, que caería en las manos de ese hijo de puta, porque era un hijo de puta, un embaucador, que se aprovechó de nuestra falta de sexo, para atraerla hacia él, ahora me daba cuenta de su jugada, buscaba en el colegio a la presa más débil, la embaucaba, la rondaba y cuando caía en sus manos, la dominaba, eso había hecho con María y estaba seguro de ganar.

En cuanto salió de la cafetería, sabía que tenía ganada la partida, aunque él no lo supiera su mujer ya era mía, la llevaba trabajando tanto tiempo, primero los libros, luego las caminatas, después la adulación, poco a poco fue cayendo en mi tela de araña, sabia como era en la cama, que era una sumisa en potencia, que en cuanto me dejara solo delante de ella, no sería capaz de negarme nada, me sentía triunfador, la vi llegar con ese chándal que tanto me excita que marca su cuerpo, ese cuerpo que será mío, la mire y algo raro note en ella, algo que no sabía describir, él se levantó y fue a su encuentro, yo no tenía prisa.

En cuanto la vi llegar, Salí a su encuentro, nos sentamos en otra mesa, ella pidió un café, yo algo más fuerte, estaba tan nervioso.

-          María que te pasa, me asusta tu cara.

-          Antonio no sé si podre, verlo y se me nubla todo, me siento pequeña a su lado.

-          Por favor María, ahora necesito a esa María fuerte, decidida, nos jugamos nuestro futuro, si caes en sus manos, sé que nuestra vida se destruirá, te lleva trabajando todo este tiempo, te eligió como presa y te ha sabido engatusar, levántate y dile que te deje en paz, piensa en Nerea, en nuestra hija, piensa en los años que llevamos juntos, en que podemos conseguir otros hombres para ti, por dios María no me abandones ahora, me moriría si caes en las manos de ese hijo de puta, se valiente, levántate, ve a junta de él y dile que nos deje vivir nuestra vida.

-          Vale cariño así lo hare, teniéndote cerca sé que puedo.

Me levante de la silla me encamine hacia él, las piernas me temblaban, no quería mirarle a los ojos, esos ojos que me hipnotizaban , esos ojos que me miraban con deseo no hace nada, sus brazos, esos brazos que me acariciaban, ese torso que bese no hace ni un dia, dios estaba a punto de caer de nuevo en sus garras.

-          Hola jose.

Le dije mientras me sentaba enfrente de el.

-          Hola Maria, tu marido dice que me tienes que decir algo, si me dices que os deje en paz me levanto y no os vuelvo a molestar, pero se que tu no deseas eso, que me deseas que te proporciono un placer que el cornudo de tu marido no es capaz de dártelo, se que eres una sumisa en potencia, que te excita sentirte usada, sentirte sucia, que te excita recibir ordenes y obedecerlas, ser castigada, ser humillada, se que te excita ser mi exclava, si Maria eres mia aunque tu aun no lo sepas, desde el primer dia que te acostaste conmigo, sabias que este dia llegaría y que la decisión ya estaba tomada por tu parte, ahora levántate y dile a el cornudo de tu marido que se valla, que tu vienes conmigo.

Yo le escuchaba hablar y sus palabras entraban en mi mente como cañonazos, me sentía débil, frágil, pero algo me hizo comprender que tenia que decirle que no, no podía consentir que llamara cornudo a mi marido, que lo humillara de esa manera, no pensaba en mi hija, ni en Antonio, pensaba en la humillada que me sentía, en lo frágil que era en ese momento, en algo tenia razón que era un gran amante, me levante, me dirigi a mi marido me puse a su lado, le cogi de la mano, el se levanto.

-          Antonio vámonos no quiero saber nada  de este hijo de puta, me a utilizado, mas bien nos a utilizado a los dos.

La gente que estaba en la cafetería no entendia nada, miraba para las dos mesa con cara de asombro, en una mesa, Maria y yo con cara de felicidad, en la otra Jose con cara de derrota, me fui a la barra pague, y salimos de la cafetería con las manos entrelazadas.

No podía creérmelo esa  mujer que yo cosideraba débil me había dado una lección, su amor por su familia era mas fuerte que su deseo de placer, porque yo sabia que conmigo sentía verdadero placer, la gente me miraba con extrañeza, no entendia lo que acababa de pasar, pero yo si lo sabia, tendría que buscar una nueva presa, en el colegio, en el ginnasio, pero necesitaba una presa, desde que murió mi mujer, no había tenido esa sensación de control, de poder dominar una mente, un cuerpo, y viejos recuerdos volvieron a mi, estaba abatido porque me faltaba algo y aunque mi nieto llenaba parte de ese vacio, lo que realmente me faltaba era eso, tener el control.

Durante el resto del curso fui yo el que llevaba a la niña por las mañanas, Maria iba al ginnasio, la recogia al mediodía, y hacia su vida normal, yo consegui ascender con el proyecto de Zúrich, mas dinero mas responsabilidad, mas viajes, eramos felices, una vez al mes aprovechando mis viajes Maria me acompañaba, dejábamos a la niña con mis padres o con los de ella, buscábamos un local liberal, buscábamos un buen macho que la follara mientras yo miraba, era una semana intensa, por el dia me reunia con los clientes mietras ella iba de compras o a museos y por la noche a el local elegido para verla follar, mientras se la follaban agarraba mi mano y me miraba a los ojos, se lo notaba feliz, llena, satisfecha, y yo me sentía en la gloria, llegábamos al hotel y follabamos como locos, después llegábamos a casa, cuidábamos de nuestra hija y por las noches follabamos pensando en los machos y los momentos tan morbosos que pasábamos en nuestros viajes, Maria probo de todo, anal, doble pentracion, don pollas en su coño, trios, burkabe, algo de dominación, pero controlada por mi, hasta una orgia en la que participe, esa fue una de las noches mas felices que tuvimos los dos, viéndonos a los dos follar con distintas personas, nos encanto, esa noche follamos como locos en el hotel, cada dia estamos mas unidos, nos amamos mas, ella es feliz, yo también, esos encuentros no sifnifica nada mas que sexo, nunca la misma persona, ninguna atadura, en cada viaje cambiábamos de local y si repetíamos, procurábamos que no fuera con las mismas personas, no queríamos atarnos a nada ni a nadie, de Jose, supimos al final de ese curso, que su hijo y su muera se trasladaron a otra ciudad y que se fue con ellos. Desde entonces no supimos nada mas de el.

Esta es nuestra historia, ambos nos amamos con locura, somos felices yo viendo como se follan a mi mujer, y después follando como dos enamorados y ella disfrutando del sexo sin ataduras.

Fin