María y el cornudín 4
Continua el camino de este matrimonio por un nuevo mundo, la obtención de placer por los dos, les lleva a aceptar la condición de ambos,
María y su cornudo 4
Llegue a la cafetería media hora antes, estaba nervioso, pedí una tila para calmarme, mientras saboreaba la infusión, pensaba como tenía que hacer para sonsacarle algo a José, evidentemente empezaría por los libros que era la escusa para charlar, pero después que, necesitaba saber como era, lo que sabia de mi mujer, cuanto la conocía, le hablaría de nuestra vida sexual, de mi extres, le pediría consejo como persona experimentada, conforme iba pensando, mas loco me parecía mi plan, pero algo tenia que hacer, lo que realmente deseaba era decirle que sabia que era el amante de Maria y que no me importaba, es mas que me excitaba, que sintiéndome asi, había echado los mejores polvos de mi vida, que vivía en una continua excitación, sintiéndome cornudo, que necesitaba verlo, aunque solo fuera una vez, después me conformaría con que Maria me lo contara, pero me parecía muy fuerte, solo pensar en las situaciones que se podían dar me puse cachondo, me empalme como un burro, tenia que dejar de pensar en ellos dos follando, me levante fui a los servicios y me masturbe, era la primera vez en mi vida que me masturbaba en un sitio publico, pero si no lo hacia reventaba, me masturbaba pensando en como seria el amante de mi mujer, en como se la follaba todos los días después de correr y tuve un orgasmo bestial, me corri como hacia tiempo que no lo hacia, creo que hasta grite, sali del retrete, me lave las manos y me sente de nuevo, ahora pedi una copa de coñag.
Termine mis ejercicios y me dispuse a ducharme y prepararme, para acudir a la cita con Antonio, la verdad que no estaba nervioso, lo máximo que podría pasar era que me echara en cara lo de ser amante de su mujer, pero con reconocerlo y atenerse a las consecuencias era mas que suficiente, siempre fui un hombre que va con la verdad por delante si le preguntan, salí del gimnasio rumbo a la cafetería, iba con tiempo de sobra, pero no quería llegar muy temprano, por lo que me detuve en una librería para ver que libros recomendarle a Antonio, sabia los gustos literarios de Maria por conversaciones anteriores, y para la niña una buena colección de cuentos didácticos, me compre un par de libros para mí, y Salí para la cafetería, no sabía cómo reconocería a Antonio pues nunca estuvimos juntos.
Era un manojo de nervios no sabía cómo acabaría la cita entre Antonio y José, dos de las personas más importantes para mí, uno mi marido el padre de mi hija, lo amaba, de eso estaba seguro, de otro José, mi amante, la persona que conseguía satisfacer mis ardores, la que conseguía sacarme unos orgasmos únicos, mi macho, lo que si tenía claro es que si tenía que elegir, elegiría a Antonio.
Lo vi entrar por la puerta estaba seguro que era el, alto, fornido, andaba con seguridad, una persona que sabía lo que quería, se notaba que tenía cierta edad, pero se notaba que se cuidaba, vestía de una manera elegante pero informal, nos crucemos las miradas y me saludo, yo le correspondí, se acercó nos dimos las manos.
- Antonio, mucho gusto.
- José, el gusto es mío.
- Que quieres tomar.
- Una cerveza.
Llamamos al camarero, pedimos dos cervezas, el camarero se retiró.
- Bueno Antonio tu dirás, me comentaste por teléfono que querías que te recomendara unos libros para tu mujer y unos cuentos para tu hija.
- Si, así es, tal como te dije estamos cerca de nuestro aniversario y a María le encanta leer, pero yo soy muy torpe para elegir, por eso me gustaría que me asesoraras, pues tengo entendido que se te da bien recomendar lectura.
- Gracias por los halagos, yo soy solo un lector empedernido, que le encanta la lectura y si, si me lo piden asesoro sobre lo que leer, pero necesito datos, que tipo de lectura le gusta a tu mujer.
- Veras sobre todo libros románticos, algo subidos de tono, con una mordiente picante, También le gustan las biografías de personajes femeninos, las basados en hechos reales, pero me imagino que algo te comentaría cuando salís a correr, por las mañanas.
- Bueno algo sé, pero más sabes tú que vives con ella y sobre todo conoces mejor su biblioteca, con respeto a la niña, existen colecciones de cuentos muy didácticos y que ayudan a desarrollar el gusto por la lectura, me he tomado la libertad de hacerte una pequeña lista de novelas y autores que le pueden interesar, pero te voy a anotar unos pocos mas que tienen más relación con lo que me has contado, con respeto a la niña, te anoto una serie de colecciones muy interesantes.
Llego el camarero nos puso las cervezas, y anote en la hoja unos cuantos libros y autores que le podían interesar, le pase la lista y pegue un trago a la cerveza.
- Mira esta es la lista, te anoto también los nombres de un par de librerías que quedan por aquí cerca y que disponen de esos libros o te los pueden conseguir.
Le cogí la hoja, la ojee, y la metí en el bolsillo y di un trago a la cerveza.
- Gracias, me será muy útil, cuéntame algo de ti, ya que tienes confianza con mi mujer, me encantaría saber un poco más de ti, María ya me conto, algo, sé que eres viudo, lamento la perdida de tu mujer, que te gusta leer y que recoges a tu nieto todos los días y que tu nieto y mi hija están en la misma clase, que aficiones tienes, yo por mi parte decirte que solo tengo tiempo para trabajar y disfrutar un poco de la familia, el ritmo de vida de hoy en día es una locura, si quieres avanzar en tu trabajo y en mi empresa al ser una multinacional se exige mucho más, tengo que viajar muy a menudo, cosa que no me gusta nada, pues dejar sola a María y la niña me deja intranquilo.
- Hace cinco años que enviude, la verdad que al principio lo pase fatal, pero con la ayuda de mi hijo y la alegría que me proporciona atender a mi nieto junto con el ejercicio y la lectura me hace pasar el tiempo, me encanta promocionar la lectura, debe deformación de mis tiempos de profesor de instituto, me lo paso bien con tu mujer, tiene una conversación muy fluida, se nota que tiene cultura, y habla mucho de vosotros dos.
- Supongo que hablara bien de mí.
- Claro de ti no tiene queja.
Estuvimos hablando como una hora más, me conto a lo que se dedicaba su empresa, su función en ella, la verdad que lo estaba pasando bien, hacía tiempo que no tenía una charla tan amena, seguimos contándonos cosas, yo le conté algunas anécdotas de mi etapa en el instituto y él me contaba anécdotas de la empresa, fue una tarde entretenida, nos despedimos con la promesa que tendríamos que hacer una cena en su casa, yo se lo agradecí y que iría encantado.
María no podía haber elegido mejor amante, culto, educado, de fácil conversación, con un buen cuerpo a pesar de su edad, mientras hablábamos me los imaginaba follando y después charlando de libros, de arte, conversaciones serias, deseaba poder entrar en ese juego, entérame de todo lo que hacían, lo tenía decidido esa misma noche le diría a María que sabía lo de ella y José y que no me importaba, que me excitaba saberlo, que conseguía sacar lo mejor de mi sexualmente, que los polvos que echamos ayer, fue porque me la imaginaba con José y me ponía a mil, no sabía cómo se lo tomaría ella, pero necesitaba decírselo, tenía que participar en ese juego del sexo prohibido, sentirme un verdadero cornudo, solo de pensarlo me excitaba, me gustaba hablar con mi corneador, ese hombre que satisfacía a mi mujer, que por los ojos que traía a casa le debía de echar unos polvos impresionantes, María me tenía que contar todo, el cómo, el donde, el porqué, estaba decidido, estuvimos charlando como una hora más, yo lo invite a cenar en casa una noche, los tres solos, y si María aceptaba que yo entrara en su relación, igual me permitirían verlos follar, nos despedimos y me encamine a casa, estaba tan salido que deseaba llegar a casa para hacerle el amor a mi mujer.
Nos despedimos y pensé que en cuanto llegara a casa llamaría a María para tranquilizarla que habíamos tenido una conversación de lo más agradable que dudaba que el supiera lo nuestro, nada más llegar a casa, llame a María.
- Hola, te llamo para decirte que estés tranquila, que tu marido no sabe nada.
- Qué alivio, bueno nos vemos mañana en el colegio y después en el parque, tenemos que terminar lo que empezamos hoy, ha sido fantástico, me diste un orgasmo increíble y sin penetrarme, mañana me tienes que follar, lo estoy deseando, sentir tu polla dentro de mí.
- Yo también estoy deseando tenerte en mi cama, ahora descansa y ya me contaras mañana lo que te dice tu marido.
- Hasta mañana, mi amante.
- Hasta mañana mi zorra.
La conversación me había puesto cachonda, me fui a la habitación, me puse un camisón me lleve la mano al coño y la saque empapada, estaba tan mojada, que casi me corro al tocarme, joder cuanto tardaba Antonio.
Estaba deseando llegar a casa, la conversación con José, me aclaro las ideas, tenía claro lo que iba a hacer, contárselo todo a María y que ella decidiera, yo por mi parte estaba deseando que aceptara la proposición que le iba a hacer, deseaba que siguiera con José, que me contara por las noches lo que hacían mientras me la follaba, estaba tan excitado que deseaba llegar a casa desnudarme y follarme a mi mujer, llegue a la casa, metí la llave en la cerradura y abrí, la suerte estaba echada.
- Hola, ya llegue.
- Hola cariño, como llegas tan tarde, ya acosté a la niña, pues no dabas llegado.
- Me lie en el trabajo, el viaje a Zúrich me tiene loco, es muy importante, nos jugamos mucho y tú que tal el día.
- Bien estuve corriendo por el parque, atendí a la niña, lo de siempre, quieres cenar algo.
- No tengo hambre, me voy a duchar y me pongo cómodo, lo que si prepara un par de cervezas.
Me fui a la habitación, me desnude, me metí en la ducha, de nuevo tenía esa cara de satisfacción, esa cara que tanto conocía, hoy también había follado con José, se le notaba a millas, además llevaba ese camisón que tanto me excita, se me puso la polla dura, solo pensar en ellos dos me excitaba como nunca lo había hecho, Salí de la ducha me seque y me puse solo un bóxer, fui al salón y María me esperaba sentada en el sofá con las dos cervezas en la mesa, cogí la mía le di un fuerte trago y me senté a su lado, acerque mis labios a los de ella y le di un beso apasionado, no aguantaba más, deseaba poseerla, mientras la besaba mis manos buscaban sus pechos, los amase por encima de la tela del camisón, no podía más, agarre las tiras y las desprendí por su brazos, ella se dejó hacer, en cuanto vi sus tetas libres de ropa, me abalance sobre ellas, comencé a chupar sus pezones, a mordisquearlos, ella comenzó a gemir, la notaba muy excitada, su mano acariciaba mi polla a través del bóxer, éramos dos amantes disfrutando de sus cuerpos, la tumbe en el sofá, le termine de quitar el camisón y comencé a recorrer su cuerpo, ese cuerpo que me volvía loco, besaba sus pechos, su cuello, iba de una parte a otra de su cuerpo sin ningún orden, estaba desbocado, solo deseaba besarla, lamerla toda, mis manos acariciaron su coño, estaba encharcado, jamás vi ese coño tan mojado, estaría pensando en José, seguramente, pero no me importaba, solo con pensarlo me excitaba más, baje a su coño metí mi boca y me dedique a lamer sus labios, después de un rato busque su clítoris, comencé a mordisquearlo, a succionarlo, notaba como crecía, me encantaba ese sabor, y esa sensación de que la estaba satisfaciendo, mientras le comía el coño mis manos fueron a por sus tetas, acariciaba sus pezones, que ya los tenía como clavos.
- Antonio, no pares por favor me voy a correr.
Y se vacío en mi boca, que cantidad de líquido, era un manantial, intente no perderme ni una sola gota, abría la boca todo lo que podía y la mentía en lo más profundo de su coño, ella me agarro la cabeza y me aplasto contra su sexo, gemía, gritaba, se revolvía como una serpiente.
Escuche el ruido de la puerta era mi marido que llegaba, tenía que contenerme para no abalanzarme sobre el nada más entrar, estaba que explotaba, nos saludamos y me dijo que no tenía hambre que cogiera dos cervezas mientras se duchaba y se ponía cómodo, fui a la cocina abrí la nevera y agarre dos cervezas que lleve al salón, las deposite en la mesa y espere a que llegara Antonio, tenía el coño empapado, solo deseaba que me follara, el llego, dio un trago a la cerveza y se abalanzo sobre mí, me beso con pasión, yo correspondí a sus besos, me amasaba los pechos a través de la tela del camisón, me lo quito y se dedicó a lamer y besar mi cuerpo, joder que placer, estaba que no podía más, el metió una mano en mi coño y casi me corro, llego a mi coño y comenzó a lamerlo, busco mi clítoris y lo mordisqueaba, mientras me mordía el clítoris, pensé en José, en la conversación que tuvieron los dos, y no me podía imaginar la causa de la excitación de mi marido, jamás lo vi tan fogoso, no sabía bien la causa de ese comportamiento, pero me encantaba, mi coño no aguantaba más y me corrí como una loca, joder que placer me estaba proporcionando mi marido, me quede casi muerta del orgasmo.
- Cariño que orgasmo me acabas de dar, ha sido brutal, no sé lo que te pasa pero me encanta, que estés tan fogoso, nunca me comiste el coño como hoy, ha sido increíble.
- Vamos para la cama y te cuento la causa de mi comportamiento.
La ayude a levantarse, la cogí de la mano y nos encaminamos a la habitación, me termine de desnudar y nos acostamos en la cama.
- María te voy a explicar el porqué de mi conducta, pero no me interrumpas, y no te asustes.
- Ya me tienes asustada.
- Tranquila que no es nada grave, o por lo menos a mí me parece.
- Vale, te prometo que no te interrumpo.
- Bien va, sé que tienes un amante y que ese amante es José, lo sé porque tu cara lo denota, tienes esa cara que ponías cuando hacíamos el amor recién casados, cuando fallábamos todos los días, además ayer cuando te corriste, lo nombraste, te diré que no me importa que tengas un amante, es más me excita, me pone tan cachondo que solo pensar en los dos me pongo a mil, me imagino a los dos follando y me vuelvo loco de placer, sé que hoy habéis follado, pues tu cuerpo te delata, estas tan mojada por qué piensas en él, también me imagino que te comento que hoy estuvimos hablando, quería conocerlo, saber quién ese hombre que te proporciona tanto placer como para que estés en un estado de perpetua excitación, eso me gusta, además como ya ves desde que lo sé, cada día te amo más y te deseo con más ganas, decirte que me cae bien, es una persona culta de fácil conversación y que se mantiene en forma, me gustaría que siguieras con él y que me contaras todos los días lo que te hace mientras follamos tú y yo, eso me excitaría más de lo que estoy ahora mismo, sé que te parece extraño, ni yo mismo se porque, ni me lo explico, pero la cosa es así, me excita imaginaros a los dos, me pone como un burro, de momento me conformo con que me cuentes vuestros encuentros, pero más adelante me gustaría veros follar a los dos, solo veros, sin intervenir.
Lo solté todo de un tirón, no podía más, me quede tan relajado y tan satisfecho, que me sentí feliz y tranquilo, solo esperaba la reacción de María, la mira a la cara y tenía una cara de asombro e incredulidad.
Conforme iba hablando mi mente intentaba asimilar lo que me decía, sabía que José y yo éramos amantes y no le importaba, es más le excitaba, ese era el motivo de su comportamiento de su fogosidad, lo escuchaba y comprendía que no le molestara, era mi marido y si a él no le molestaba me parecía bien, lo deje hablar de un tirón en cuanto a cabo me miro a los ojos y vio mi cara de incredulidad, de asombro.
- Antonio, no sé qué decir, es verdad que José y yo somos amantes desde hace dos días, me gusta, es un gran amante, me satisface de una manera distinta a ti, pero tú también me llenas, me encanta follar con los dos, por mí no hay problema en continuar esta relación, si a ti te parece bien, pero creo que José lo debía de saber, no podemos mentirle, o por lo menos yo no puedo, me encanta que te excite lo nuestro, y más si me das estas raciones de sexo, eres un gran amante, pero de una manera diferente, ahora por favor follame, estoy muy salida, necesito sentir tu verga dentro de mí.
Acerque mis labios a su boca y lo bese con pasión, estaba muy cachonda y más pensando que tenía su permiso para seguir con José, sin mentirle, sabiendo que él era consentidor de mis escarceos, fui besando su cuerpo me detuve en sus pezones, lleve mis manos a su polla, la tenía dura de nuevo, si era verdad que le excitaba lo de José y yo, jamás se recuperaba con tanta facilidad como hoy, seguí bajando, llegue a su polla, la bese y baje hasta su huevos, me metí uno en la boca, lo succionaba, lo lamia con la lengua, abandone su testículo, me metí el otro mientras le masturbaba, mi boca abandono sus testículos y se concentró en su verga, con la lengua lamí su glande, jamás se la vi tan dura y grande, deseaba metérmela en la boca, pero antes me apetecía jugar un poco con él.
- Quieres que te cuente nuestro encuentro de hoy.
- Si por favor.
Me acosté a su lado, él puso una mano sobre una de mis tetas y comenzó a jugar con el pezón, yo por mi parte agarre su polla con una mano y comencé a masturbarlo muy lentamente.
- Bien como siempre nos vimos en el parque para correr, estuvimos corriendo como una hora, después fuimos a su casa y nada más entrar me quito la parte de arriba del chándal y la camiseta, empezó a lamerme las tetas y sobre todo los pezones, yo me retorcía de placer, tiene una boca y unos labios que me vuelven loca, no sé cómo lo hace pero sabe ponerme a mil, metió sus manos por dentro del pantalón de chándal, acaricio mis nalgas y en cuanto sus manos tocaron mi coño, me corrí, fue un orgasmo bestial, saca lo mejor de mi cuerpo, me da unos orgasmos que no sé cómo explicarte, pero son increíbles, fuimos a la habitación, nos terminamos de desnudar, me puse de rodillas y comencé a comerle la polla, la tiene un poquito más larga que la tuya, pero lo que sí la tiene es más gruesa que la tuya, su olor me fascina, huele a macho, a hombre, solo olerlo me pone a mil, me metí sus testículos en la boca y los lámiame metí su polla en la boca, el me agarro por el pelo y me follo la boca, me metía la polla y me la sacaba, a un ritmo constante, yo acariciaba su pecho, me la metía tan profunda que me asfixiaba, cunando creía que me quedaba sin aire, me la sacaba de la boca, me dejaba respirar y me la volvía a meter, me encantaba que me tratara así, como a una puta, era su perra, de repente se puso rígido y se corrió, no paraba de escupir semen, me llenaba la boca, yo intentaba tragarme la mayor cantidad posible, me encanta su sabor, me callo un poco por la comisura de los labios, lo recogí con la lengua y me lo lleve a la boca, se sacó la polla y con la lengua se la limpie de semen, el me levanto y me beso con pasión.
Me llevo a la cama, me tumbo y comenzó a besar y lamer todo mi cuerpo, pero todo, desde el cuello hasta los pies, yo solo gemía de placer, mi cuerpo solo pensaba en sentir el placer que me proporcionaba, al llegar a mi pubis, me dio la vuelta y metió la boca en mi ano, lo lamia, abrió mis nalgas, y me follaba con la lengua, me moría de placer, gritaba, temblaba, joder en mi vida sentí tanto placer, me dio la vuelta y se concentró en mi coño, lamio mis labios, no tenía prisa para llegar a mi clítoris, me volvía loca, llego a mi clítoris, lo empezó a lamer y mordisquear, y me corrí, perdí durante un segundo el conocimiento, fue un orgasmo cósmico, jamás, pero jamás sentí una sensación como esa, le pedí de beber, fue a la cocina y mientras iba mire su cuerpo atlético, es guapo, para su edad se conserva muy bien, además en la cama es un semental, bebimos y cuando miramos el reloj, era tardísimo, me vista rápido, y me vine para casa.
Yo la escuchaba y conforme iba hablando me excitaba mas, me imaginaba lo que me decía y mi polla hablaba por mí, me dolía de la erección que tenia, ella me masturbaba lentamente mientras hablaba y yo jugaba con su pezón, lo tenía como el acero de duro, estaba empitonado, cada palabra que decía, cada escena que me describía, era un chispazo a mis neuronas, joder mi mente no paraba de pensar en José en el semental que era, María fue aumentando el ritmo de la masturbación y yo baje una mano a su sexo y comencé a masturbarla, le costaba hablar, de vez en cuando gemía un poco, pero no paraba de hablar, cuando me dijo que se desmayó y que se le echo la hora encima me corrí, fue el mejor orgasmo de mi vida, jamás eche tanto por mi polla, ella también se corrió, tuvimos los dos un orgasmo brutal.
Mientras le contaba él jugaba con mi pezón y yo lo masturbaba, cada vez que me contaba una escena su polla se erguía un poco más, yo subía y bajaba con mi mano sobre esa verga erecta, jamás se la vi tan dura, se le notaban las venas, estaban supe hinchadas, el abandono mi pezón y bajo a mi coño, me acariciaba, y yo me excitaba con cada palabra que decía, me imaginaba de nuevo en manos de José y que la mano de mi marido era su lengua, su polla, y me derretía, cuando termine de contar los dos nos corrimos, jamás tuvimos los dos juntos un orgasmo como ese.
- Antonio es tarde, lo dejamos por hoy, además mi coño esta escocido de tanto sexo, me has dado un gran placer y jamás hemos tenido los dos juntos un orgasmo como este, te quiero.
- Si es tarde y mañana tenemos que madrugar, si ha sido mi mejor orgasmo, yo también te quiero, le contaras a José mañana lo que hablamos hoy.
- Si claro, estoy deseando contarle tu parecer, y que no te importa que seamos amantes, además, me follara y después a la noche te contare lo que me hace, mientras me follas, porque quiero que mañana me folles, deseo tener tu polla dentro de mí.
Nos acurrucamos, la abrace, le di un beso y pensando en el día siguiente me quede dormido.
Nos acurrucamos, el me abrazo, me dio un beso y pensando en José y como le iba a plantear lo acordado con Antonio, me quede dormida