María y el cornudín 3

Antonio sigue descubriéndose como cornudo, José y María siguen disfrutando de sus cuerpos. Escribo estos relatos para dar rienda suelta a mi imaginación, solo por eso, acepto las criticas y los halagos, pero no por ello voy a cambiar, unos me saldrán mejores y otros peores pero es lo que hay

María y su cornudo 3

Me corrí diciendo su nombre, delante de mi marido, me habrá escuchado, claro que me escucho, lo he dicho gritando, pidiéndole que me follara más fuerte, porque no dice nada, porque estaba tumbado sobre mi sin decir palabra, solo respira fuerte, sé que se ha corrido como hacía mucho tiempo que no se corría, que su orgasmo ha sido increíble, que me ha llenado toda, pero porque no habla.

Lo escuche y me corrí, si dijo su nombre, José, el nombre de mi corneador, el hombre que se folla a María, el hombre que me suple y ahora qué hago, le monto un pollo como el marido cornudo, la insulto, no este juego me excita, hare como si no oyera nada, pensare con calma los pasos a dar, no sé lo que me pasa, pero solo pensar en ellos dos, me excito.

No sé qué hacer, contarle la verdad, que sepa que le he sido infiel por primera vez en nuestra vida, o esperar a  que él diga algo, mejor dejarle a él, que tome la iniciativa, que me pregunte que me pregunte quien es José, si lo hace le diré la verdad y muy a pesar mío, será un rollo de un día, no quiero perderlo, sé que lo quiero y además está la niña, sé que él me quiere, pero el cansancio, el estrés, le impiden mantener mi ritmo de sexo, lo dejare correr, a ver qué pasa.

-          Buenas noches cariño, descansa, que hoy te has portado.

-          Gracias amor, la verdad es que si, que hacía tiempo que no lo hacíamos y te tenía ganas.

Me tumbe en la cama, me di la vuelta, nuestras espaldas estaban en contacto, y pensé que hacer, con estos pensamientos me quede dormido.

Me di la vuelta, nuestras espaldas se  tocaban y pensé en José, que mañana estaría de nuevo con él, que tendríamos sexo, que me follaria y me dormí.

Sonó el despertador, como siempre me levante, me fui al baño, me lave la cara hice mis necesidades y me fui a la cocina a preparar los desayunos, pero seguía pensando que paso la noche anterior, que le paso a  Antonio para estar tan cachondo, hacía tiempo que no follaba con tantas ganas, como no se enteró que nombre a José, tuvo que oírlo, no podía ser que no me oyera, era prácticamente imposible, aunque puede ser que no me oyera porque se estaba corriendo, sí, eso era, no me escucho por que se estaba corriendo, por eso no me monto un pollo.

Sonó el despertador, ella se levantó la escuche en el baño, salió de la habitación, y me senté en la cama, tenía que pensar en lo sucedido esa noche, porque me excitaba tanto saber que se estaba viendo con otro hombre, quien era, la verdad que hacía tiempo que no me ponía tan cachondo, joder que me pasaba, lo de anoche fue un gran polvo, hacía tiempo que no tenía un orgasmo así, me encontraba mas desestresado, más relajado, me levante me fui al baño, abrí los grifos de la ducha y me metí debajo del agua, estaría hoy con él, la follaria de nuevo, cuanto placer sentiría ella con esa polla dentro, se la mamaria, él le  comería el coño, joder volvía a estar empalmado, agarre mi polla y me masturbe pensando en los dos, debajo de la ducha, me masturbaba y me gustaba, me encantaba sentirme así, cornudo, me corrí, me lave bien, me vestí y me fui a la cocina, allí estaba ella, pletórica, guapa, con ese cuerpo tan escultural, fruto del ejercicio, me puse detrás de ella, solté los cordones de su bata y acaricie sus pechos, esos pechos turgentes, con unas aureolas grandes, y unos pezones duros como piedras, la acaricie y mi otra mano bajo a su coño, ella se dejaba hacer, joder como la deseaba, hacía tiempo que no la deseaba así, estaba de nuevo empalmado, cosa que no me sucedía nunca, aparte su bata, le baje las bragas y me la folle, si se la metí en la cocina.

Cerraba la cafetera, cuando sentí su cuerpo detrás de mí, note como soltaba los cordones de mi bata y cogía mis pechos, algo no iba bien, ese  comportamiento no era normal en Antonio, pero le deje seguir, me sentía deseada, me gustaba como me acariciaba, pero todos mis pensamientos iba hacia él, al  hombre que no hacia ni un día cambio mi vida, a mi amante, el bajo su otra mano a mi coño, separo mi braga y comenzó a acariciarme, que gusto, de mi coño empezó a salir flujo, estaba de nuevo excitada pensando en él, Antonio aparto la bata, me bajo las bragas y me penetro, joder me follaba en la cocina, cosa que nunca hicimos, como era que estaba tan excitado, yo no hice nada para ponerlo así, pero me gustaba.

-          Antonio que haces, se va a despertar la niña.

-          Tranquila que me corro pronto, joder es que estoy necesitado.

-          Sigue por favor no pares, quiero sentir esa verga, follame cariño.

-          Mi amor me tienes a mil, después de lo esta noche, estoy muy salido, hacía tiempo que no follábamos así.

-          Si, sigue, fue un buen polvo.

-          María me corro, joder me  corro.

-          Así mi amor córrete dentro, quiero sentir como me inundas con tu semen.

Comencé a penetrarla con ganas, me encantaba como se movía, cerré los ojos, y me la imagine en manos de José, y mi excitación aumento, pero que me pasaba, como era capaz de excitarme de esa manera pensando en que mi mujer era follada por otro hombre, pero no podía remediarlo, era superior a mí, me volvía loco, estaba teniendo la mejor experiencia sexual de mi vida y solo pensando cómo se la follaba, tenía que saber más, tenía que sincerarme con María, decirle que lo sabía y que no me importaba, que necesitaba que me contara todo, donde lo conoció, donde se la follo, como se la follo, todo lo que hicieron, empujaba cada vez más fuerte, ella hablaba y yo le contestaba, pero mi mente estaba en otro sitio y me volví a correr pensando en José, en como ese cabron se follaba a mi mujer.

Se corrió dentro de mí, note como su leche entraba en mis entrañas y aunque no obtuve el orgasmo, me gusto, sentir a mi marido excitado, con ganas de follarme, me excitaba, me sentía deseada, hacia demasiado tiempo que no me follaba así, bueno en la cocina nunca, no sabía porque estaba así, pero me gustaba, era ese Antonio que conocí, el Antonio de antes de que lo ascendieran, el de antes de ser padre, lo que no llegaba a  comprender era el motivo de ese cambio,  de hacer el amor de vez en cuando, a dos veces en menos de 24  horas, el separo de mí, me subí las bragas y me fui al baño, mientras él se metía la polla dentro del pantalón, justo en ese instante se despertó la niña.

-          Cariño, no te preocupes ya voy yo, tu vete al baño a ducharte, ya le doy el desayuno y la visto.

-          Gracias amor, me hace falta una ducha después del polvo que me acabas de echar.

Me lave las manos en el fregadero, fui a la habitación de la niña, la cogí en brazos, la lleve a la cocina y le di el desayuno, mientras le metía las cucharadas de papilla en la boca, analizaba los sucesos de las últimas horas, mi reacción al sentirme un cornudo, mi excitación por saberlo o creer saberlo, la manera en que me empalmaba pensándolo,  tenía que tomar una decisión, pero opte por dejarlo para más adelante, antes tenía que cerciorarme que de verdad tenía un amante, aunque no tenía dudas de que lo tenía y que se llamaba José, como me podría enterar quien era ese José, Claro preguntando a las madres del colegio, tenía el teléfono de un par de ellas, pero como lo hago, oye fulana, sabes quién es José, si el que se folla a mi mujer, no tenía que buscar una excusa creíble, termine de darle el desayuno al a niña, volví a su habitación y la vestí, la lleve al salón y estuve jugando con ella hasta que llego la madre, se la di  y me fui a asear, a cambiarme de bóxer y de pantalones, pues los que tenía puestos tenían una mancha en la entrepierna, me tenía que ir al trabajo andaba justo de tiempo me cambie le di un beso a la niña y a María.

Entre en el baño, me desnude, tire las bragas a lavar, abrí los grifos de la ducha, regule la temperatura y me metí dentro, las ultimas horas habían sido de locura, sincerarme con José, hacer el amor con él, que me follara de una manera brutal, tal como me gusta, sentir su enorme polla dentro de mí, pero lo más alucinante era la reacción de Antonio, no lo entendía, no sabía lo que le había pasado en menos de 24 horas, no me lo explicaba, termine de ducharme, pensé en José, si hoy me follaria de nuevo, yo lo estaba deseando y más después de una noche de sexo con mi marido, solo pensarlo me ponía a mil, me vestí, Salí al salón y allí estaba Antonio, jugando con la niña, me la dio y se fue a cambiar, tenía una gran mancha en la entrepierna, volvió de la habitación cogió su abrigo y su cartera.

-          Adiós cariño hoy llegare tarde tenemos una reunión para preparar el viaje a Zúrich de la semana que viene.

-          Vale, no trabajes mucho, te quiero.

-          Yo a ti también.

Lo vi  entrar en el coche y desaparecer, le puse el abriguito a la niña, me puse el mío, y partimos hacia el colegio, iba pensando en cómo debería reaccionar con José, bueno todas las madres sabían que íbamos a correr todos los días por el parque, actuaria con normalidad le saludaría y quedaría con él para correr.

Llegamos al colegio, lleve a la niña a su aula la deje en manos de la cuidadora, y Salí, como siempre estaba el corrillo de las madres con las que tenía relación, hablaban de José, de  que hoy estaba más guapo, más jovial, ellas decían que no les importaría hacerle un favor, que no les importaría ser folladas, yo miraba hacia donde estaba el, estaba hablando con una madre, espere un rato a que terminara de hablar y fui hacia él.

-          Hola José.

-          Hola María, quedamos después para correr por el parque.

-          Si claro.

-          Vale nos vemos en media hora en la fuente.

-          De acuerdo, hasta luego.

-          Adiós.

Si nos escuchara alguna madre charlar no notaria nada raro, solo una conversación entre dos amigos que quedan para correr como todos los días, pero el dialogo tenía un mensaje implícito,

Después de correr quedamos en mi casa para seguir lo que empezamos ayer.

Me fui a casa, me cambie de ropa, me puse un tanga, el chándal y no me puse sujetador, quería impresionarle.

Cuando llegue al parque, él ya estaba esperando por mí, me giño un ojo.

-          Estas lista.

-          Si cuando quieras.

-          Después te apetece ir a mi casa a tomar algo.

-          Si.

-          Bien pues vamos allá.

Los dos arrancamos a correr con un ritmo conocido por los dos, estuvimos corriendo como una hora, lo estipulado, descansamos un rato para tomar aire.

-          Vamos para mi casa y te tomas algo.

-          Si vamos.

Legamos a mi casa y nada más cerrar la puerta me abalance sobre ella le quite la chaqueta del chándal, me costó sacarle la camiseta por el sudor, pero en cuanto tuve esas tetas libres me volví loco, las acaricie, las sobe, mi boca se abalanzo sobre ella, notaba como mi polla crecía, mi boca se fue a por aquellas aureolas y los pezones, los bese, escuchaba sus gemidos, notaba como se retorcía de placer y eso me excitaba, me separe de ella, la mire a la cara y la bese con pasión, mi lengua entro en contacto con la suya, mis manos apretaban sus lindas nalgas, ella apretaba las mías.

-          Oh, José que me haces, me pones a mil, no pares, sigue.

Y mis manos se metieron por dentro del pantalón de chándal, notaron que no llevaba bragas, acariciaron aquellas nalgas que me volvían loco, moví las manos hacia delante de ella, llegue a su coño y me di cuenta que llevaba un tanga, separe lentamente aquel pequeño trozo de tela y comencé a acariciar sus hinchados labios, mis dedos recorrían con calma su sexo, me lo tomaba con calma, mientras notaba que aumentaba su excitación, con mis labios sobre los suyos una mano sobre su pecho y otra sobre su coño, se corrió.

Nada más entrar en la casa se abalanzo sobre mí, me saco la parte de arriba de la ropa y se lanzó a por mis pechos, dios que placer sentir sus gruesas manos sobre mis tetas, yo ya estaba excitada, pero sus magreos me ponían a mil, después se dedicó a chuparme los pezones, no podía más me iba a correr, se separó de mi un momento me dio un respiro para besarme de una forma pasional, hacía tiempo que nadie me besaba con tanto ardor, note como sus manos apartaban mi pantalón de chándal y magreaban mis nalgas, mientras me besaba, puso una mano en mi pecho y la otra la poso sobre mi coño, comenzó a acariciarme y yo ya estaba que hervía, comenzó a acariciarme y ya no pude más me corrí, me corrí como una loca, manche el chándal con mis jugos, fue un orgasmo de lujo.

-          Vamos a la habitación.

-          Si por favor, necesito que me folles, que me vuelvas de nuevo loca con tu polla.

Me cogió de la mano y me llevo a la habitación, nos desnudamos una vez desnudos me acerque a él, me puse de rodillas y lamí su verga, que sabor tan delicioso, sabia a macho, la bese en toda su extensión, me agache un poco y me metí aquellas dos bolas en la boca, las succione, me encantaba su olor, estuve jugando un rato con sus testículos, mientras con la mano lo masturbaba, él se ponía tenso, al cabo de un rato abandone sus huevos y me lance sobre su verga, la lamí de nuevo para humedecerla y me la metí en la boca, comencé una mamada, ponía todo mis ser en darle el mayor placer, mientras se la mamaba mis manos iban a su pecho, lo acariciaba, el poso sus manos sobre mi cabeza, agarro mi pelo y me marco el ritmo de la mamada, de nuevo me la metía toda, ahogándome, cuando creía que me iba a asfixiar, me la sacaba para coger aire y de nuevo me la volvía a meter, joder que placer, de repente se puso rígido, me la metió hasta la garganta y se corrió, me lleno la boca de semen, no paraba de salir liquido de aquella polla, me caía por la comisura de los labios por mucho que intentara tragármela toda, un chorro tras otro, así como siete chorros, joder estaba lleno, me saco la polla de la boca y la lamí toda, para dejársela limpia, me encantaba el sabor de su semen, esa acidez, ese espesura.

La cogí de la mano y la lleve a la habitación nos desnudamos con prisa, ella se puse enfrente de mí se arrodillo y me lamio la verga, dios que placer sentir aquella lengua recorrer todo mi falo, después se arrodillo y se metió mis huevos en la boca, ay casi me corro, pero hice un esfuerzo y supe controlarme, habilidad adquirida por muchos años de ejercicios de autocontrol para soportar la mis alumnos, comió mis huevos durante un rato, se los saco de la boca y volvió a lamer mi pene, y se lo metió en la boca, que gusto, comenzó una mamada de vicio, sus manos se pusieron sobre mi pecho y comenzaron a acariciarme, aquello me enervo, baje mis manos a su cabezo la cogí de los pelos y comencé a moverle la cabeza paro follarle la boca, se la metía toda de un golpe, notaba como se asfixiaba, como le faltaba el aire, la mantenía así un rato y cuando creía que no aguantaba más, se la sacaba toda, le caía la saliva por la comisura de los labios, su  cara estaba roja, le caían lágrimas de los ojos, pero yo sabía que estaba excitada a mas no poder, se la volvía a meter entera, 22 centímetros de verga entraban en su boca, aun no sabía cómo, pero la hija de puta se la tragaba toda, entraba y salía, miraba como cogía aire cada vez que sacaba mi polla de su cabeza y me miraba con cara de orgullo como diciendo, sigue que soy capaz de tragarme tu verga, y no pude más me corrí, me corrí de una manera brutal, sujetaba su cabeza para que se tragara todo mi líquido, uno, dos, tres, hasta siete chorros, ella hacia esfuerzos por tragarse todos, pero vi cómo le caían por la comisura de los labios algunos hilillos de semen, cuando termine la saque y la cabrona me la lamio toda para dejármela limpia, se notaba que le gustaba el sabor de mi leche.

-          Joder me has dejado llena, no quiero más leche por una temporada, menuda follada de boca me acabas de hacer, nunca me follaron la boca así.

-          Te gusto.

-          Me encanto, puedes follarme así las veces que quieras.

La levante pegue mis labios a los suyos y la bese de nuevo, su boca sabia a mi semen, pero me daba igual quería besarla, la lleve a la cama, la tumbe y comencé a besar todo su cuerpo desde el cuello, su orejas, sus lóbulos, su ojos, así cada centímetro de su cuerpo, me pase un buen rato en su pechos, aquellos pechos que me volvían loco, aquellos pezones duros como el granito, aquellas aureolas oscuras t ligeramente arrugadas por la excitación, ella solo jadeaba, resoplaba a  cada beso mío, seguí bajando su pecho, su ombligo y llegue a su sexo y me lo salte, pase a sus pies, bese cada uno de los dedos de su pies, subí por su espinilla, lamí sus rodillas, seguí subiendo llegue a sus nalgas le di la vuelta y metí mi nariz en su ano, lo lamia con ganas, ella ya no gemía, gritaba de placer, temblaba, no prestaba atención a lo que me decía todo mi ser se concentraba en aquel pequeño pedazo de su cuerpo, metía mi lengua para follarle el culo, le abría las nalgas para tener mejor acceso a él, estuve un buen rato comiéndoselo, le di la vuelta, mi nariz se metió en su sexo y dios que olor, olía a hembra, a hembra deseosa  de sexo, bese sus labios exteriores, los lamí, ella casi se  derretía de placer, con dos dedos los aparte y saque la lengua, comencé a lamerla por dentro sin buscar su clítoris no tenía prisa en llegar a él, metía mi lengua como si me la follara, la metía toda y la sacaba, notaba sus sacudidas, sus manos se posaron sobre mi cabeza y apretaba, entonces si busque su clítoris, y lo  mordisquee, ella pego un grito que se debió de oír en todo el barrio, lo mordía con delicadeza, lo lamia, con mis labios empecé a succionarlo, a estirarlo, ella no aguanto más y se corrió, su coño parecía una fuente, yo abría la boca para tragarme todo aquel manantial de sexo, me relamía del fuerte sabor a mujer satisfecha, me lo trague todo y cuando termino, con mi lengua recorrí cada milímetro de su coño para dejarlo seco y se desvaneció.

Me levanto y me llevo a la cama, me tumbo y comenzó a besarme, empezó por mis orejas, se entretuvo en los lóbulos, él no lo sabía pero que me besen y me mordisqueen ay me pone a mil, ya estaba excitada y con esos besos y esos mordiscos casi me corro, siguió besándome, no paraba, bajaba por todo mi cuerpo la cara, las mejillas, el cuello, la barriga, el ombligo, llegaba a mi pubis y se lo salto, cabron, quería hacerme sufrir y el muy cerdo lo lograba, estaba loca porque me comiera el coño, bajo hasta mis pies, lamio cada uno de mis dedos y comenzó a subir, yo gemía como una loca, temblaba, llego a mi sexo y el muy cerdo me dio la vuelta, enterró su cara en mi culo, abrió mis nalgas y comenzó a lamerme el  ano, joder que placer sentir su lengua como se esforzaba en entrar en aquel pequeño reducto, lograba abrirlo un poco e introducía su lengua, lamia mi año como si fuera un caramelo.

-          Joder me estas matando de placer, que lengua tienes hijo puta, no pares me estas volviendo loca, lámeme bien el ojete que después te dejare que me lo revientes de nuevo como ayer.

Él no me escuchaba se concentraba en darme placer, me dio la vuelta y hundió su cara en mi coño, que place sentir el resoplido de su nariz, aspiro mi sexo, beso mis labios exteriores, los lamio, yo no aguantaba más, mi libido estaba por las nubes, con dos dedos me abrió el coño y comenzó a lamerlo, yo estaba deseando que llegara a mi botoncito, pero lo que hizo fue follarme con su lengua, la metía y la sacaba el muy cabron, me volvía loca, pegue un grito que se debió oír en las quimbambas,  agarre su cabeza y la enterré dentro de mí, llego a mi clítoris y comenzó a mordisquearlo, lo lamia, lo succionaba, yo no podía más y me corrí, si la corrida anterior fue épica, esta era de película, jamás en mi vida me había corrido así, me coño era una cascada de líquido, creía que no paraba, metió mas su boca dentro de mí, para bebérsela toda, estuve un buen rato echando líquido, dios ese hombre me proporcionaba un placer único, jamás sentí tanto placer, y me desvanecí.

Solo fueron unos segundos, pero me asuste, quedo como inerte, en cuanto se despertó le acaricie la cara, le di un beso.

-          Joder que susto me has dado.

-          Que me paso.

-          Que te desvaneciste, durante unos segundos.

-          Es que nunca sentí tanto placer, ha sido increíble.

-          Para que veas que no es necesaria la penetración para conseguir un gran orgasmo.

-          Necesito beber algo.

-          Tranquila ahora voy a la cocina.

Me levante, fui hasta la cocina y cogí de la nevera dos bebidas isotónicas, necesitábamos reponer líquidos e hidratarnos, después de correr durante tanto tiempo y el sexo, necesitábamos reponernos, volví a la habitación.

-          Toma bebe.

-          Gracias, necesito recuperar energías, estoy seca.

-          Yo también.

Bebimos los dos, y nos mirábamos a los ojos, ella estaba radiante, hermosa, con su cuerpo sudado, sus pechos henchidos, sus pezones erectos, y su sexo encharcado, había un cerco en las sabanas donde apoyaba su coño, me levante para observarla mejor, ella estaba apoyada sobre un brazo mientras bebía, necesitábamos descansar un poco, mire el reloj, era muy tarde, como la mañana anterior no nos dimos cuenta de la hora.

-          María es tardísimo, no creo que te dé tiempo a ducharte aquí, vamos levántate, vístete y sal  pitando para casa, sino no llegaras a tiempo de recoger a la niña.

Ella se levantó corriendo,  cogió su ropa se vistió rápidamente la acompañe a la entrada y le di un beso.

-          Hasta dentro de un rato, lo he pasado muy bien.

-          Yo también, no me has follado pero ha sido tremendo.

No sé cuánto tiempo estuve inerte, abrí los ojos y él me estaba mirando con cara de preocupación, me dijo que llevaba varios segundos ida, le dije que nunca había sentido tanto placer, estaba seca, le pedí algo de beber, se levantó, salió de la habitación y al cabo de un rato volvió con dos bebidas isotónicas, me dio, una y pegue un trago largo, necesitaba recuperar fuerzas, le mire a los ojos, a esos ojos oscuros que me escrutaban, se levantó para admirar mi cuerpo, miro su reloj y me dijo que era tardísimo que me vistiera, que si no me apuraba no llegaría a tiempo para recoger a la niña, me vestí en un vuelo, me  acompaño a la puerta, me beso y nos despedimos hasta dentro de un rato.

En cuanto cerré la puerta fui a la habitación, deshice la cama y eche la ropa a lavar, me fui al baño y me di una ducha rápida, me vestí, recogí un poco la habitación y me senté para hacer tiempo, para mí era temprano para ir al colegio, empecé a repasar lo sucedido los dos últimos días, como María entro en mi vida de una manera abrupta, pero me encantaba, hacía tiempo que no me sentía tan vivo, correr con ella todos los días, me dio vida, pero tener sexo con ella, era increíble, era una mujer echa para el sexo, disfrutaba del sexo, como no he visto a ninguna mujer con las que he estado, es todo ardor, lujuria, desenfreno, me encanta follarla, jugar con su cuerpo, darle placer con mis caricias, con mi lengua, mis manos, con todo mi cuerpo, sabía que esta situación se podía terminar en cualquier momento, por lo que me hice propósito de aprovechar cada momento que estuviera con ella.

Salí de casa de José, apurada, oliendo a sexo, tenía que apurar el paso, pues aunque vivíamos en el mismo barrio de su casa al a mía había como un kilómetro, llegaría muy justo para ducharme cambiarme de ropa y salir para el colegio, mientras caminaba apurada, mi mente pensaba en lo sucedido en los dos últimos días, como José había entrado en mi vida, como satisfacía mis instintos sexuales, lo buen amante que era, lo que conseguía de mí, nunca había tenido los orgasmos que él me proporcionaba, también pensaba en mi marido, en cómo me amo la noche anterior, me seguía preguntando el porqué de esa reacción, el cómo no me escucho nombrar a José, mientras me corría, había tenido sexo por dos hombres, que significaban algo en mi vida, sabía que amaba a Antonio, que era el padre de mi hija, que nunca le dejaría, pero también sabía que no podía dejar escaparse a José, jamás tuve un amante como el, su manera de sacarme los orgasmos, era brutal, llegue a casa con estos pensamientos en mi cabeza, entre corriendo, me desnude pitando, entre en el baño me di una ducha rápida para eliminar ese olor a sexo, eche toda la ropa a lavar, me vestí y Salí corriendo para el colegio.

Llegue al trabajo con la idea de averiguar quién era José, pero como lo haría, si era un padre del colegio, si era un compañero de carreras, donde lo conocería y donde harían el amor, donde ese hombre se follaba a su mujer, se puso a pensar, si era del colegio lo tenía fácil, era llamar a Sonia, una verdadera cotilla, nunca te dejaba acabar una frase, se te adelantaba, cogí el teléfono busque su número en la agenda y la llame, al tercer tono, escuche su voz.

-          Hola Antonio, que raro que me llames.

-          Si, veras es que tengo que hacerte una consulta.

-          Tú dirás.

-          Veras María me nombro a un tal José, para que pudiera consultarle algo sobre.

-          No digas más sobre algún libro, es una enciclopedia andante, puedes pedirle información sobre cualquier libro y él te aconseja, a mí me recomendó varios libros y aunque no soy de leer, la verdad que me encantaron, si quieres te paso su teléfono, aunque supongo que María también lo tiene, no dudes en consultarle.

-          Gracias Sonia, si me pasas el teléfono no molesto a María.

-          Vale anota.

Me dio el numero lo anote en un papel

-          Gracias Sonia, me has sido de gran ayuda.

-          De nada, por cierto el tal José es un abuelito muy guapo, yo de ti amarraría a María en corto, pues se van a  correr todos los días al parque, y ya sabes donde hay roce, se desatan las pasiones, bueno un beso.

-          Gracias por el consejo, pero confió plenamente en mi mujer.

Ya sabía de qué lo conocía, ahora tenía que conocerlo, tenía que ver al hombre que satisfacía de tal manera a María que lo nombraba cuando me la follaba, el hombre que me excitaba imaginándolo follando con mi mujer, porque me excitaba pensar a mi mujer en manos de otro hombre, tanto me excitaba que solo pensarlo me la ponía dura, como ahora, tenía que ponerle una cara, pero como, como le entraba para que no se mosqueara, tenía que idear un plan, hoy tenía que conocerlo, ya se, con la excusa de comprar un libro para maría y otro de cuentos para la niña, podía quedar con él en el simbad, una cafetería cerca del colegio, eso are, le llamare a la hora de comer y le pediré quedar para que me recomiende unos libros, eso es, ahora a concentrarse en el trabajo.

Llegue al colegio justo cuando empezaban a entregar a los niños, recogí a mi niña, mire a José y me guiño un ojo, sin que nadie se diera cuenta, estaba a punto de marcharme, cuando se me acerco Sonia.

-          A que no sabes quién me ha llamado esta mañana.

-          Pues no.

-          Tu marido.

-          Antonio y que quería.

-          Pues el teléfono de José.

-          De José y sabes para qué.

-          No lo sabes tú, me dijo que fuiste tú el que le dijo que José entendía mucho de libros.

-          A si, ya no me acordaba.

-          Bueno María hasta luego y espero que José sepa asesorar bien a tu marido.

-          Adiós y seguro que lo hace.

Dios en cuanto escuche a Sonia decirme aquello me dio un vuelco el corazón, que era aquello de que Antonia quería hablar con José sobre no sé qué libros, algo no cuadraba, seria verdad que me escucho nombrarlo la noche anterior y ahora quería saber quién era, debía pensar, llamarle y preguntarle por la llamada, pero no me delataría si lo llamaba, joder, que debo hacer, era un mar de nervios, no quería perder a mi marido, llegue a casa cambie a la niña, la senté en la trona y le di de comer, en cuanto termino la dormí,  y me puse a comer yo, la verdad que no tenía mucha hambre, no sabía que pensar, ya lo sé primero llamaría a José para ver si Antonio ya lo llamo, cogí el móvil y marque su número, comunicaba, seria Antonio la causa de que el teléfono de José me diera ese tono, era un manojo de nervios, tenía que relajarme, fui al salón, abrí el mueble bar y me serví una copa de orujo, nunca lo hacía, pero estaba tan nerviosa que creí que sería lo único que me calmaría.

Acababa de terminar de darle la comida al nieto, lo estaba preparando para que lo recogiera su madre, cuando me sonó el móvil, era un número que no conocía, estuve a punto de no contestar, pero a veces mi hijo me llama desde números de la oficina que no conozco, acepte la llamada.

-          Hola.

-          Si hola, perdona que te moleste a estas horas, soy Antonio el marido de María la madre de Nerea, la que sale a correr contigo todos los días al parque.

-          Claro Antonio, que puedo hacer por ti.

-          Veras está cerca nuestro aniversario, y quería regalarle un par de libros a María, y ella me ha dicho que tu entiendes mucho de eso, además querría comprarle unos cuantos cuentos a la niña, podíamos quedar hoy a la hora que te convenga, para charlar y que me recomiendes esos libros.

-          Si quieres te doy ahora unos cuantos títulos.

-          Veras ahora voy con un poco de prisa, tengo una reunión, conoces la cafetería simbad.

-          Si.

-          Pues pon tu una hora a partir de las siete que es cuando yo salgo.

-          Vale, yo salgo del gimnasio a las siete y media, te parece bien a las ocho.

-          Perfecto, hasta las ocho pues.

-          Hasta luego.

Por fin lo iba a conocer a mi  corneador, al hombre que me ha proporcionado los mejores orgasmos en mucho tiempo, el que ha hecho que desee a mi mujer más de lo que me podía imaginar, joder la tengo de nuevo dura, vale a hora vuelve al trabajo, olvídate de momento en ellos dos y concéntrate, joder la reunión de Zúrich, no pasa nada la puedo aplazar hasta mañana, eso hare, llamo ahora a Pedro y la aplazamos.

Colgué el teléfono y me quede pensando, las casualidades no existen, algo pasa cuando este hombre me  llama por primera vez y justo cuando me acuesto con su mujer, vamos a esperar acontecimientos, me gusta estar con María no lo voy a negar, está llenando parte de mi vida, me hacer sentir deseado y feliz, pero no quiero problemas, si me dice que lo sabe, lo dejo, no quiero ser la causa de la ruptura de un matrimonio, aunque sinceramente es tarde para arrepentirme, debía de haberme negado desde un principio, pero joder quien le dice que no a esa hembra, está muy buena y en la cama es una fiera, otra vez el teléfono y ahora quien será, llaman al timbre será mi nuera que viene a buscar al niño, ya llamare yo después.

Me da tono, porque no me coge el teléfono, que pasa, será que no  quiere hablar conmigo, ya habrá hablado con Antonio, que le habar dicho, que lo sabe, que sabe lo nuestro, que soy una hija de puta por arruinar su matrimonio y joderle a él la vida, que le iba a partir la cara, que era un cabron por acostarse con su mujer, que no tenía vergüenza un hombre tan mayor con una mujer así, porque no me coge, dios que nervios, que sinvivir, pero a pesar de todo no me arrepiento, han sido los dos mejores días de mi vida en el aspecto sexual, José es una maquina follando, sabe perfectamente lo que quiero y como lo quiero, es un semental, parece mentira que un hombre con esa edad sepa satisfacerme así, es todo vitalidad, no sé qué pasara a partir de ahora, pero nunca olvidare estos días, además mi marido esta cambiado, nunca me follo como ayer  y hoy por la mañana, también me ha llenado, no tanto como José, pero me ha gustado, me gustaría seguir así, José como amante y Antonio como mi marido, cada uno me satisface a su manera, uno me folla como si fuera una puta y el otro como a una dama, los dos me llenan, el teléfono.

-          Hola María, sabes a quien acabo de colgarle.

-          Si a Antonio, dime que pasa.

-          En principio nada, quede con él para no sé qué de unos libros que te quería regalar por vuestro aniversario y unos cuentos para la niña, pero yo no le creo, me parece que se huele algo.

-          A mí también me parece raro, no te dijo nada más, que voz tenia, cabreado, iracundo.

-          No educado, normal, nada exagerado, lo que no se es como consiguió mi número.

-          Fue Sonia, me comento esta mañana al recoger a la niña que Antonio la llamo para pedirle tu número, para no sé qué de unos libros, estoy preocupada, no sé qué pensar, además esta lo de anoche.

-          Que paso anoche.

-          Veras anoche follamos como antes, hacía tiempo que no me follaba así y cuando me corrí, dije tu nombre gritando.

-          Que dijiste que.

-          Tu nombre, fue sin darme cuenta, pensaba en ti mientras Antonio me follaba, y dije tu nombre, puede ser que él me oyera, e intente averiguar qué pasa.

-          Joder María, menudo marrón y ahora que.

-          No sé, vete a la cita y a ver qué pasa, sondéale, intenta averiguar si sabe algo.

-          Claro, llego y le pregunto, oye Antonio, sabes que me tiro a tu mujer, que te parece.

-          No seas bruto, estudia sus reacciones, como te mira y si está nervioso.

-          Como voy a saber yo eso, no lo conozco, no sé cómo reacciona a las cosas, eso lo podrás saber mejor tú, si no pasa nada hoy en la cafetería debes ser tú la que intente averiguar si sabe algo, tú lo conoces bien.

-          Tienes razón, vamos a esperar, estoy muy nerviosa.

-          Tranquila, lo que sea será, ahora procura serenarte, sal con la niña, vete al parque relaciónate, intenta no pensar en esto.

-          De acuerdo hare lo que me dices, en cuanto acabes me llamas si pasa algo, bueno llámame de todas maneras, para saber cómo actuar cuando llegue Antonio, una cosa pase lo que pase, no me arrepiento de lo que hemos hecho, lo volvería a repetir eres un extraordinario amante.

-          Yo tampoco me arrepiento y me gustaría seguir así.

-          A mí también, la cita  de esta tarde nos dirá nuestro futuro, adiós.

-          Adiós, espero que no pase nada grave.

Colgué el teléfono y decidí hacer caso a José, vestí a la niña y me fui con ella al parque, estuvimos jugando toda la tarde, me olvide completamente de Antonio y José, estuve hablando con algunas madres de cómo le iba a nuestros hijos, de cotilleos del barrio, vamos que estuve entretenida, pero llego el momento de marchar para casa, llegue bañe a la niña, eran las siete de la tarde, en una hora se aclararía mi futuro, mi relación con Antonio y José, podía perder a los dos y eso me asustaba, me ponía de los nervios, fui otra vez al mueble bar y me serví otra copa de orujo, necesitaba calmarme, decidí darle de cenar a la niña y acostarla temprano, no quería que viera a su padre cabreado, gritando, estaba tentada de llamar a mi marido para ver cómo le iba el día, pero me reprimí.

Después de colgar el teléfono, necesitaba pensar y la mejor manera de pensar es en el gimnasio, cogí mi bolsa de deportes y me Salí de casa con la idea de sudar todo lo que pudiera para relajarme, llegue al gimnasio, y me  cambie, me metí en las pesas, para fortalecer los brazos, que debía de hacer con María si todo se descubría, como me presentaría en el colegio de mi nieto, se enterarían las otras madres, como se lo tomaría mi hijo y mi nuera, adoraba a mi nieto, era una de las cosas que me mantenía activo, que me hacía levantar todas las mañanas, me encantaba jugar con él, pero también me gustaba esta nueva faceta mía, la de tener una amante, no lo sabía pero vivía para el sexo, era un volcán en la cama, eran dos maneras distintas de sentirme vivo, con mi nieto era una vida infantil, con María era adulta, me recorrí todo el circuito, eran las siete y media, dentro de media hora se sabría el futuro de mi relación con María y posiblemente mi futuro, estaba a punto de llamar a Antonio y anular la cita, pero me reprimí.

Me concentre toda la tarde en el trabajo, anule la reunión, hice un montón de llamadas para estar entretenido, para no pensar en mis sentimientos, pero en mi cabeza se repetían una y otra vez las imágenes de María follando con aquel semental, porque yo le veía como tal, un hombre varonil, con una buena herramienta, que sabía tratar a María como ella deseaba, que la llenaba como yo no era capaz y seguía excitado, solo pensarlo me ponía a mil, no sé lo que me pasaba, pero era imaginármelos y casi me corría, joder y hoy lo conocería, que iba a decirle, pues no creo que se creyera la excusa de los libros, seguramente hablaría con María y ambos se asustarían, pensarían que lo sé, que quede con él para montarle un espectáculo, para llamarle de todo, para pegarle y ella que pensaría, que la dejaría, que la abandonaría que le quitaría a la niña y la dejaría en la calle, no sabía cómo actuar, pero lo que si sabía era que solo quería conocerle, que no le iba  a decir que sabía lo de ellos dos, que esa situación me excitaba como nunca, pensé en llamar a María y que fuera también ella a la reunión y  contarles a los dos que no me importaba que fueran amantes mientras me metieran a mí en la relación, pero me reprimí.

Continuara