María y el cornudín 2

Antonio el marido de María, descubre algo nuevo en el, algo que le excitara hasta limites que no se podía imaginar, noche de sexo con María su mujer, estando en el medio Jose

María  y su cornudo 2

María llego a casa, preparo la comida para ella y la niña, su marido comía siempre cerca del trabajo, después de comer, acostó a la niña para que durmiera la siesta, tiempo que ella aprovechaba para preparar la merienda y la cena, además de descansar un poco, y ese día necesitaba realmente descansar, había sido una sesión brutal de sexo con José,  hacía tiempo que no se corría tantas veces seguidas y además el sabia como le gustaba que la trataran, se desabrocho el pantalón, metió su mano por dentro y se buscó el sexo, acaricio sus labios, los abrió con dos dedos, encontró su clítoris y comenzó a masturbarse, estaba tan excitada que necesitaba volver a correrse, pensaba en José, en los polvos  que le había echado esa mañana y se preguntó si le apetecía repetir y la respuesta se la dio su orgasmo, solo pensar en repetir la llevo al éxtasis, se corrió con un fuerte quejido que despertó a su hija, se abrocho el pantalón, fue al baño se lavó las manos, fue a la habitación de su hija la cogió en brazos la llevo a la cocina, la sentó en la trona y le dio la merienda, vistió a la niña y salió al parque cercano, estuvo jugando con la niña hasta que llegó la hora de volver a casa, baño a la niña, le puso el pijama y se puso a contarle un cuento.

Sobre las nueve de la noche llego su marido, Antonio, le dio un beso.

-          Te noto más guapa, más alegre.

-          De verdad, pues no me he hecho nada especial.

-          Pues te noto rara.

María puso la mesa mientras Antonio se duchaba y se ponía cómodo, mientras ella ponía la mesa, él se puso a jugar con la niña, era su ojito derecho, siempre al llegar a casa jugaba un rato con la niña antes de llevarla a dormir, le gustaba acostarla y cantarle una nana mientras se  dormía, le relajaba de un duro día de trabajo, era director financiero en una gran multinacional, debido a ello viajaba muy a menudo, por lo que aprovechaba al máximo el tiempo que estaba con la niña a veces se daba cuenta que tenía a su mujer desatendida, pero siempre llegaba cansado del trabajo, por lo que generalmente caía rendido en la cama.

En cuanto la niña se quedó dormida, se fue a la cocina, abrazo a su mujer por la espalda, le dio un beso en el cuello.

-          Sigo diciendo que te noto rara, has hecho algo especial, además porque andas así.

-          Tengo las ingles rozadas de correr hoy, creo que me pase, vamos siéntate que la cena ya está caliente.

Ambos se sentaron en la mesa, cenaron en silencio, al terminar los dos recogieron la mesa y mientras ella fregaba la loza en la secaba, miraba a su mujer, sabía que algo había pasado, la notaba más alegre con un brillo especial en sus ojos, ese brillo que tenía cuando hacían el amor, entonces su cabeza empezó a cavilar, sería posible que su mujer tuviera un amante  y si lo  tenía era reciente, pero lo que pensaba lo excitaba, no sabía lo que le pasaba, pero imaginarse a su mujer follando con otro hombre le excitaba, noto como su polla se ponía dura.

-          María de verdad que no tienes nada que contarme.

-          No nada raro, ha sido un día normal.

-          Vale, voy a ver un poco la tele y me acuesto que mañana tengo un día muy duro.

-          Yo me voy para cama ya, estoy  cansada, esa niña acaba conmigo, además como te dije me pase hoy con el ejercicio, buenas noches.

-          Buenas noches.

Ella acerco sus labios a los de él y se dieron un beso, solo juntaron sus labios.

Él se quedó viendo la tele, pero no le prestaba atención, pensaba que su mujer había follado ese  día, lo sabía y no estaba enfadado, en parte lo entendía, hacía tiempo que su vida sexual era monótona, lo hacían una vez al mes y de manera rápida, sin preámbulos, ella se ponía debajo, en la penetraba y ambos se corrían al cabo de un rato, debió al estrés, su apetito sexual era mínimo, la verdad que casi no tenía ganas, en cambio ella siempre fue muy fogosa, le encantaba que la follara todos los días, antes de que naciera la niña y le ascendieran en la empresa, follaban todos los días, a veces durante horas, siendo ella multiorgasmica, le pedía cada vez más sexo y él no podía complacerla, cada vez le costaba más que su polla se recuperaba, debido al estrés y el cansancio del trabajo.

Pero él sabía que su mujer necesitaba sexo, sabía que tenía un dildo en su mesilla de noche y muchas noches, mientras ella creía que dormía se masturbaba con aquello, no le importaba, es más lo agradecía, así no tenía que complacerla, estaba seguro que hoy había follado e imaginándose como la follaba un buen macho, se le puso la polla dura, no lo entendía, pero le excitaba, se sacó la polla y empezó a masturbarse, hacía tiempo que no lo hacía, pero por su cabeza pasaban escenas de lo más morbosas, su mujer siendo penetrada de una manera brutal por un buen macho, conforme se imagina la situación se masturbaba, hacía tiempo que no estaba tan excitado, aumento el ritmo de la masturbación y se corrió, fue un orgasmo brutal, lleno su mano de semen, hacía tiempo que no salía tanto semen de su pene, se levantó, fue hasta el baño y se lavo las manos.

Volvió al salón, tenía que hablar con María, pregúntale directamente quien era su amante, tenía que conocerlo, quería saber todo, donde la follaba, como la follaba, como le comía la polla, como él le comía el coño, si la tenía más grande, en fin quería saber todo, y pensando en ello, tuvo una nueva erección, joder que cachondo me he puesto, tengo que follarme a María, se levantó y se encamino a la habitación.

María se despidió de su marido, entro en la habitación, se desnudó, se puso un camisón, fue la baño se lavó los dientes y se acostó, empezó a pensar en lo sucedido con José, como la había follado, como su verga entraba en ella, como le comía el coño y se excito, abrió el cajón de su mesilla de noche, cogió a su amante de látex, se quitó las bragas, se lo llevo a la boca y lo ensalivo bien, lo coloco en la entrada de su coño y revivió el día de hoy, desde la carrera en el parque, como José le invito a tomar algo a su casa, como le pregunto sobre su vida, sexual, como ella se sinceró con él, se acordaba perfectamente en el instante en que se levantó y le beso de forma apasionada, revivía cada una de las escenas, y se metía el consolador con más fuerza, se puso la mano en la boca para amortiguar su orgasmo, se corrió pensando en su amante, porque eso era José, su amante y sabía que su vida había cambiado, que lo necesitaba, que necesitaba que la follara, que la poseyera, que la usara, seria de él, todas las veces que él quisiera, lo deseaba de una manera que nunca deseo a nadie, ni siquiera a su marido, era un deseo salvaje, brutal, le volvía loca esa polla enorme, poderosa, estaba de nuevo excitada, necesitaba una polla de verdad y la única que tenía a mano era la de Antonio, se levantó, fue la baño, limpio el consolador, lo volvió a meter en la mesilla de noche, y estaba a punto de ir al salón a buscar a su marido para que la follara cuando se abrió la puerta de la habitación.

Le dolía la polla, estaba excitado como hacía tiempo que no lo estaba, necesitaba follarse a María, desahogarse, liberar aquel sentimiento de sentirse un cornudo, le excitaba, sentirse así, tenía que follarla, el mismo día que su amante la follo, se desnudó, se acostó a su lado, apoyo su pecho en su espalda, sus brazos rodearon sus pechos y comenzó a acariciarlos.

María sintió el cuerpo de su marido en su espalda, estaba desnudo, notaba su verga en sus nalgas, la tenía durísima, hacía tiempo que no le notaba una erección así, sintió sus manos sobre sus pechos, como los amasaba, y su coño se mojó, joder estaba súper cachonda, hecho su mano hacia atrás y rodeo aquella masa con su mano, comenzó a masturbarlo.

Se dio cuenta de que ella estaba receptiva, que le apetecía follar a pesar de que le había dicho antes que estaba reventada, se imaginó que estaba tan cachonda por pensar en su amante, y se excito aún más, solo pensar en ese hombre penetrándola, casi le produce un orgasmo, noto como la mano de ella buscaba su polla, como la abarcaba totalmente y comenzaba a masturbarlo, su mano abandono su pecho y bajo a su entrepierna, joder, no llevaba bragas, claro, había usado a su amante de látex, seguramente pensando en él, acaricio sus labios, estaba mojada, más bien empapada, metió un dedo, entro con suma facilidad, ella pego un quejido de placer, abandono mi polla, se levantó un momento justo el tiempo de quitarse el camisón y se volvió a acostar, cogió mi mano y la llevo de nuevo a su sexo, mientras su mano volvía a mi polla.

Hacía cinco minutos que acababa de correrme y ya estaba cachonda de nuevo, recordaba a José, mientras mi marido bajaba su mano a mi coño, debía de notar lo mojada que estaba, pero no dijo nada, metió un dedo, entro con facilidad, empezó a jugar con mis labios, buscando mi clítoris, necesitaba sentir su cuerpo, retire su mano, abandone su verga, me levante y me desnude, me acosté de nuevo, lleve su mano de nuevo a mi sexo y agarre su verga, pensé en la de José y sin darme cuenta compare, aunque mi marido tenía una buena tranca, la de mi amante le ganaba por mucho, comencé a masturbarle, mientras él jugaba con mi clítoris, ambos estábamos a punto de reventar, yo sabía que aunque me corriera, recuperaría rápidamente la lívido, pero Antonio no y quería su polla dentro de mí.

-          Para cariño, métemela, métemela ya.

Comenzó a masturbarme, su mano su mano subía y bajaba sobre mi polla, mientras yo le acariciaba el clítoris, mientras lo hacia mi mente solo pensaba en que ella estaba así por su amante, yo no pintaba nada, solo buscaba saciar su necesidad de satisfacerse, seguramente, estaría pensando en su macho, yo estaba a punto de correrme, pensaba en cómo se la follaba, no podía más tenía que penetrarla y ella hablo.

-          Si María, túmbate que no puedo aguantar más.

Ella se acostó se abrió de piernas, él se puso encima y la penetro.

Cerré los ojos y pensé en José, era el quien me penetraba con su robusta verga, era el quien acariciaba mis tetas, era el quien me susurraba, quien gemía, mientras subía y bajaba, joder que placer, pensar en mi hombre, en mi macho, en su polla dentro de mi gemía, gozaba, y grite.

-          Follame así, follame como tú sabes José.

Me puse encima de ella la penetre, mi polla entro con una facilidad pasmosa, casi nadaba en líquido, comencé a subir y bajar con mi verga dentro de ella, me imaginaba  que era su amante, que era ese hombre que la había follado ese mismo día, mi mente se lo imaginaba fuerte, varonil, ella gemía, bufaba y de repente lo escuche, dijo su nombre, lo escuche perfectamente, lo dijo, dijo, follame como así, follame como tú sabes José y me corrí pensando en él, en José.

Continuara