María . Una rara historia de azotes (3)

Placer familiar sin salir de casa.

A los pocos días del fogosísimo encuentro entre Rosasrio y María en casa de la primera, María abordó a Susana cuando ambas iban de vuelta a casa.

-¿Se puede saber que te pasa?¿ Hasta cuando piensas estar así?

-No me pasa nada María, lo que me pasa es que siento vergüenza por lo que viste el otro día en mi casa, no puedo evitarlo, ni siquiera te puedo mirar a la cara, se me cae la cara de vergüenza.

María se sorprendió al oir la cofesión de su amiga, la pobre encima de las palizas que le pegaba su madre, parecía sentirse culpable; esta circunstancia no sabía cómo pero María decidió aprovecharla.

-No tienes que avergonzarte de nada Susana, somos amigas,y si tu madre te castiga así no es por tu culpa, además muchas madres castigan así a sus hijos, es algo más o menos normal.

-¿Normal? ¿ Has dicho normal ? ¿ Es que no viste el palizón que me pegó? Tú crees que eso es normal María?._ Las lágrimas ya asomaban por los bonitos ojos de Susi.

-Bueno es verdad que tu madre es mucho más dura de lo habitual, pero también te digo, que por ejemplo mi tía, castiga a mis primos como tu madre lo hace contigo( María exageró para tranquilizar así a su amiga).

-¿De verdad?

-Buff, una vez le rompió la zapatilla en el culo a mi prima Lola, menuda tunda le dió.

-María,...¿tu madre te pega?

-Mi madre... la verdad es que no, pero se como es la zapatilla de mi abuela, y no creas que se queda atrás con respecto a tu madre, me da con ganas jajaja.

-Jooo María eres muy buena amiga ,me dices todo esto para animarme, ojalá mi madre fuera como la tuya, tan dulce, tan tierna.

  • Y tan tonta, mira Susi, te voy a decir una cosa, está muy feo que digas que mi madre es mejor que la tuya, es algo muy discutible, tu madre, te quiere, y es verdad que te lleva derecha como una vela, pero estoy segura de que eso te ayudará a ser una persona seria, responsable y madura, pero si fuera por la inutil de la mía , yo sería una pava malcriada, regañada y tonta... así que ya está bien de tanto lloriqueo.

Susana se paró mientras caminaban para oir la reprimenda de su amiga, y sin saber porqué se echó a llorar de una forma inconsolable

-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA lo siento, lo siento mucho, soy una idiota BUAAAAAAAAAAAAAAAAAA

-Venga tranquila, no llores mujer._ la abrazó y empezó a acariciarle el pelo, su amiga no paraba de llorar, así que la llevó hasta un banco alejado de la gente, allí se sentaron y siguió con el consuelo de su amiga que no paraba de sollozar e hipar por la reprimenda se su amiga... Va va, ya está Susana, no pasa nada, no llores más, mira yo soy tu amiga, y te ayudaré ¿vale?, mira cada vez que tu madre te pegue, me lo contarás, quiero que me lo cuentes todo, y así será como si compartieras tu dolor y te dolerá menos, ¿de acuerdo?

Las dos amigas se quedaron mirándose fijamente un momento, hasta que María se lanzó y besó a su amiga, fue un beso tierno, notó como su amiga temblaba entre sus brazos, y cuando ésta iba a empezar a acostumbrarse a aquel paraiso, el beso cesó y volvió a decir, ¿de acuerdo?

-Si._ dijo asintiendo con la cabeza_ Te lo contaré todo, pero por favor no le cuentes a nadie que mi madre me pega,¿ vale?

-Muy bien guapa, será nuestro secreto.

En los siguientes días María sonsacó a su amiga todas y cada una de las palizas que su madre le había dado, le preguntaba con morbo indisimulado y la pobre Susi aunque avergonzada contaba cada una de las azotainas recibidas con todo lujo de detalles. Una de esas tardes, le preguntó.

-¿Te pega simpre con la zapatilla?

-Sí, me puede dar algún guantazo, e incluso si estamos fuera de casa me puede dar varios, pero siempre me dice, cuando lleguemos a casa preparaté, y en casa siempre es con la zapatilla.

-Y siempre tienes que darle la zapatilla en la mano?

-Que yo recuerde sí, me dijo que lo hacía para aumentar el castigo.

-¿Cual ha sido la paliza  más dura que te ha dado?

-Pues, fue hace dos años en Navidad, aquello si que fue un palizón. No me acuerdo excatamente desde cuando , me azota estando yo inclinada sobre mi escritorio, y simpre me dice que por nada del mundo debo de moverme de mi posición.  Aquella tarde de Navidad llegué muy tarde porque estuve cantando villancicos, pero como era con mis primos, pensaba que mi madre me perdonaría... buf como estaba, nada más llegar, me empezó a dar guantazos, cada uno de ellos me tiraba al suelo, me decía puta, me decía de todo, yo sólo lloraba y le pedía perdón, ahora entiendo que verdaderamente llegué muy tarde y ella estaba realmente preocupada, la había asustado, y me lo iba a hacer pagar. Me llevó a guantazo limpio a mi habitación y una vez allí se quitó directamente la zapatilla, esta vez no esperó a que se la diera, encima era una de esas zapatillas de invierno, que son muy pesadas, madre mia como dolía aquello, me gritó.

-A TU SITIO!!!!

Yo rápidamente me coloqué abrazada a mi escritorio, y aquel dia me bajó los pantalones  de un tirón sin ni siquiera desabrocharlos, por supuesto a la vez bajaron también las bragas, sabía que la paliza iba a ser descomunal, y no me equivoqué.

-PLASSSSSSSSSSSSSSSSSSS PASSSSSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS Aquella zapatilla roja se estrellaba contra mi culo de una forma tremenda,no se cuantos azotes llevaría pero te juro que mi culo estaba más rojo que su zapatilla cuando me caí al suelo... entonces se volvió loca, empezó a darme por todo el cuerpo, yo intentaba suplicarle, pero  aquella suela amarilla me golpeaba en la boca hasta hacerme callar, no creo que me diera menos de 100 zapatillazos por todo mi cuerpo estando en el suelo, me apaleó como a un perro... cuando ya no sabía si iba a parar en algún momento dejó caer aquella zapatilla que sonó como un cañonazo al caer al suelo, mi madre tenía difilcutades para respirar , me miró con soberbia mientras introducía su pie enfundado en su media en aquella zapatilla roja jaspeada con tonos granates, se la dejó puesta en chancla, lavantó la pierna, y se ayudó con el dedo índice para metersela del todo, y dejarsela perfectamente metida, entonces se atusó su melena, y me dijo, castigada sin cenar.

-Pobrecita mía.

María estaba mojadísima al oir aquel relato, y se prometió así misma que aquella paliza tan excitante se la iba a dar ella a su madre, no sabía cómo ni cuando, bueno mejor dicho, no sabía cómo, pero si sabía que sería pronto, en aquel momento le hizo una carantoña a su amiga, y le dijo que se tenía que ir a su casa, estaba tan excitada que le costaba respirar.

Antes de ir a casa dió una vuelta por el parque y trató de poner su cabeza en orden, había leido relatos, y había visto videos de azotes hija-madre, eran muy poco habituales, pero es que además de todo eso, esto era la vida real, no era ningún relato más o menos erótico, era la vida misma, y ella era la protagonista, se sintió desasosegada, enfadada con el mundo, y le dieron ganas de gritar, pero lo que hizo fue encaminarse a casa, de repente sintió que paró el gélido viento que hacía, y empezó a nevar, algo rarísimo por aquellos pagos, y sin saber porqué aquello la tranquilizó.

Llegó a casa, y se fue a directa al ducha, se dió un largo y relajante baño, se puso un pijama, una bata un poco de maruja pero que le encantaba por lo suave y abrigada que era y cuando estaba en la galería le vinieron a la cabeza unas zapatillas que guardaba allí su abuela cuando iba a visitarlas, sonrió ampliamente al verlas.

-Dios Santo, son perfectas.

Dió gracias al cielo, y a su abuela, de repente se vió con fuerzas sobradas, para dar una azotaina a su madre que no olvidaría en su vida, no solo con fuerzas, también se vió con ganas, con muchas ganas, las zapatillas eran parecidas a las que le había contado esa tarde su amiga con las que recibió aquella descomunal zurra, aunque de distinto color, eran cerradas por detrás, de una felpa muy suave, azul marino, con una especie de cordón fino de lana por todo el empeine por donde se introducía el pie que le daban a la zapatilla un aspecto tan elegante como abrigado, la suela era de goma, la típica suela de goma amarilla que hacía los culos polvo, literalmente.

-María está nevando!!! ¿lo has visto cariño?

-Si mamá, lo he visto.

-Anda, te has puesto las zapatillas de la abuela, y las tuyas? les pasa algo?

-No mamá, no les pasa nada, me he puesto estas, porque son unas zapatillas como Dios manda,y  abrigadas, no las mierdas esas que me compraste la última vez que no valen para nada.

-Hija, son modernas y....

-Déjate de moderneces y de tonterías.

-Hija mía cada vez te pareces más a tu abuela, te faltaban las zapatillas.

-No creo que sea nada malo parecerle a mi abuela, no?

-No hija por Dios, no he querido decir eso ni muchísimo menos, sólo te digo que te pareces mucho a ella, incluso físicamente, a eso me refería cuando te he dicho que te faltaban las zapatillas, tu abuela siempre ha ido en zapatillas, en casa e incluso fuera de casa, pero eran otros tiempos, ahora es de mal gusto salir a la calle con zapatillas de casa, pero cuando yo era niña, la abuela siempre iba en zapatillas por la calle, y alguna que otra vez se la quitó para pegarle a tu tía y sobre todo a mí.

-Yo creo que todavía te tendría que haber pegado más.

-Hija como dices eso, la verdad es que tu abuela era muy severa con nosotras, sobre todo conmigo, me llevaba mas derecha que una vela, y si ella pensaba que me desmandaba lo más mínimo, pumba, zapatilla, ¿tú sabes que me pegó hasta poco antes de casarme?

-Algo me suena, pero cuéntame.

-Pues tu abuela, siempre fue muy pegona, y mucho más conmigo que era la menor, y no me dejaba pasar ni una, incluso cuando era novia de tu padre, si llegaba más tarde de las diez, estaba esperandome en el comedor y allí me daba unas palizas que ni te imaginas.

-Y el abuelo no decía nada?

-Una noche tanto le insistió al abuelo  que me pegara con la correa, que el pobre se vió obligado a darme unos cuantos correazos, pero ella vió que aquello eran caricias, comparado con su zapatilla, así que a partir de ahí fue ella la que se encargó totalmente de mi disciplina, y era ella la que me esperaba levantada , y en cuanto llegaba a casa, tunda. Pero tengo que reconocer que gracias a aquellas palizas con la zapatilla saqué mis estudios, y no hice ninguna tontería propia de la edad.

-¿Sabes qué mamá?

-Dime cielo mío

-Que adoro a la abuela

-Hija yo también, pero dices que la adoras porque me pegaba?

-La adoro porque la adoro, o es que acaso no puedo?

-Claro que puedes hija, faltaría más.

María no podía creer lo que oía, todos los astros se estaban alineando para ella, esta conversación la estaba poniendo cachonda, pero es que además su madre parecía un poco ruborizada

Las casualidades no se quedaron ahí aquella gélida tarde de invierno. La joven preuniversitaria antes de ponerse a hacer sus deberes echó un vistazo en su portatil, y por un rocambolesco intercambio de escritorios entre su portatil y el ordenador que usaba su madre, María pudo ver el historial de éste, que aquella mañana alguien ( su madre evidentemente) había estado viendo "Historia de O", bufffffff aquella peli le encantaba especialmente, ella se había hecho innumerables dedos viendo las azotainas con vara de unas alumnas a otras. Se quedó en shock, su madre viendo porno lésbico y sobre todo con temática BDSM.

Aquello enfureció a María, no soportaba imaginar a su madre viendo porno mientras ella estaba en el Instituto, pero pronto se fue tranquilizando, empezó a pensar y cayó en la cuenta de que su madre por naturaleza tendría que ser sumisa, mmmmmmmm empezó a salivar, seguramente sería spankee, y se moría por unos buenos azotes... sin poder evitarlo, se sentó sobre una de las zapatillas de su abuela que en ese momento calzaba, teniá una pìerna doblada por debajo de su culo, acariciandose su coño de una forma tan tan sensual que el orgasmo avanzaba incontenible, hasta que de repente se abrió la puerta y oyó.

-María hija, no sabes que me ha pasado!!??

-NO SABES LLAMAR A LA PUTA PUERTA JODER????

-Lo lo siento hija, pero es que...

-Ni pero ni mierda, mamá joder, estoy hasta el coño de que no me respetes. Dijo esto mientras se levantaba y se acercaba a su madre.

La rabia y la frustación por la interrupción de la masturbación hacían qie María hablara algo peor de lo normal a su madre. Ya hacía tiempo que la provocaba hablándole mal para ver si la azotaba como hacía Rosario con su hija, pero ya había perdido toda esperanza, así que seguía hablándole mal, incluso insultando a su apocada madre sólo por placer y por el  sadismo que crecía día a día en su fuero interno.

-De verdad que no era mi intención no respetarte hija, pero me acabo de acordar de que se me ha olvidado comprarte los Rotrings que me pediste para hacer el trabajo de dibujo.

-¿Cómo? ¿Qué has dicho?

Realmente daba miedo el tono que utilizaba la chica con su madre.

-Quieres que vaya a ver si hay algún sitio abierto y te los compro?

-Nevando mamá? Vas a ir nevando?

-No me importa , voy ahora mismo cariño.

-PLAFFFFFFFFFFFFFFFFF No me digas más cariño!!!!!!!!!!

Mari Carmen -así se llamaba la madre- se tocaba con su mano la mejilla izquierda, su hija le había pegado un guantazo a mano abierta que casi la tira de espaldas, los ojos se le llenaron de lágrimas por el dolor y sobre todo por la humillación de verse golpeada por su propia hija, no sabía que decir, no tenía palabras en toda su cabeza para definir sus encontrados y extrañísimos pensamientos.

-Mamá voy a suspender dibujo por tu culpa, pero te aseguro que esta me la vas a pagar!!

-María, no sabes...

-Mira mamá, perdona pero yo creo que lo que a tí te hace falta es una buena paliza, eres una despistada del demonio, cada vez estás peor, y esto no puede seguir así.

-Pero cariño...

-PLAFFFFFFFFFFFFFFFFFFF ¿Que te he dicho yo de llamarme cariño? María dió un pisotón en el suelo del que hasta ella misma se sorprendió por a autoridad que desprendía, en ese momento se alegró de llevar las zapatillas de su abuela, digamos que aquellas zapatillas la envestían de un poder especial, se sentía poderosa con ellas, segura, además desde hacía poco había sobrepasado a su madre en altura 1,70 por 1,68 lo que también ayudaba...

-Antes me has dicho que los azotes de la abuela te ayudaron a centrate verdad?

-Bueno, yo te he dicho...

-Me lo has dicho o no me lo has dicho?

-Si ca... si hija.

-Pues muy bien, a partir de ahora la que te dará eso azotes seré yo. María taladró con la mirada a su madre.

-Pero hija de mi vida, soy tu madre y esas cosas...

-Te parece bonito estar viendo porno a tu edad mamá?

Mari Carmen enrojeció hasta el tuétano, no podía imaginar como su hija se había enterado de aquello, pero lo cierto es que lo había hecho y lo único que pensó es en que la tierra se la tragara, pero eso no iba a suceder.

-Tú solo entiendes un idioma, la mano dura, y conmigo la vas a tener, si la abuela no lo hace, lo haré yo.

-María por favor, podemos hablar y si quieres...

-Vete a tu habitación!!!

-María...

María levantó la mano para abofetear a su madre otra vez, pero esta escondió la cara con sus brazos y dijo.

-No no, ya no más.

-Pues a tu habitación, y preparaté.

Mari Carmen tragó saliva y se dió cuenta de que delante de ella había toda una mujer, algo mas alta y robusta que ella, con su melena larga y lisa y unos ojazos negros preciosos , y con una mezcla de vergüenza, miedo y excitación se dió media vuelta y se encaminó a su habitación atravesando el largo pasillo que recorría todo el piso, su hija la seguía detrás y al entrar a su cuarto entró tras ella y tras cerrar la puerta le dijo.

-Quítate la falda y apóyate sobre la cama.

María estaba más que excitada, no podía creer lo que estaba haciendo,  tratar  así a su propia madre era increible , pero es que la madre tampoco terminaba de dar crédito de lo que acaecía, y aún más cuando vió a su hija como se sacaba una de sus zapatillas.La chavala en esta ocasión calzaba las zapatillas cerradas, pese a que tenía la costumbre en los últimos tiempos de ir en casa con las zapatillas puestas en chancla , imitaba así a su vecina Rosario que chancleteaba ostensiblemente por su casa, como haciendo ostentación de su instrumento de castigo favorito, incluso desde que fue testigo de la brutal azotaina de Rosario a su hija, María "entrenaba" dando zapatillazos a sus muñecas de cuando era niña, le excitaba dar azotainas simulando que eran personas de carne y hueso y ahora lo iba a hacer realidad, y encima con su madre...

Tras descalzarse juntando ambas zapatillas para que al levantar el pie derecho saliera éste sólo y quedarse la zapatilla sóla en el suelo y expecante, se  agachó a recogerla por la parte del talón, y se dió un pequeño azote en su mano con aquella suela flexible y dura a la vez y de de algo más de un centimetro de espesor.

-¿Se puede saber a que esperas?._Le señaló el borde de la cama con la punta de la zapatilla

-Pero hija mía...( la mirada que le echó su hija fue fulminante). La pobre Mari Carmen sólo pudo darse la vuelta y apoyarse con sus manos en el colchón de su cama.

-¡¡¿No te he dicho que te bajes la falda?!!PLASSSSSSSSSSSSSS

Fue el primer zapatillazo que recibió de su hija, el primero de muchos, la reacción fue de erguirse inmediatamente por el dolor de aquel picotazo que picaba y dolía a partes iguales, y como una autómata aprovechó que se puso recta para desabrocharse la falda que cayó como un trapo inherte al suelo, ambas mujeres sintieron placer con aquella acción, una recibiendo un castigo impropio para su edad y la otra propinando el mismo castigo y también impropio para la suya; la madre miró a la hija de reojo, pero pronto, y de una forma muy dócil, volvió a "adoptar la posición" como tan ampulosamente lo llamaba su vecina Rosario.

ZASSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSSSSSSSS AY ZASSSSSSS AUUU...

María se sentía en el séptimo cielo , estaba dando una monuental azotaina con la zapatilla, y además le excitaba sobremanera que su madre fuera la víctima; pero es que al  otro lado , la madre disfrutaba si cabe aún más de aquella zurra, con los primeros azotes la vergüenza ganaba a cualquier otro sentimiento, pero poco a poco el placer fue ganando terreno, era un placer en un doble sentido, por un lado el dolor y el ruido que poducía la zapatilla y que irradiaba desde su culo le producían unas mariposas en el estómago que nunca en su vida había sentido, y por otro  verse dominada por su propia hija.

Se corrió antes del trigésimo zapatillazo, y no pudo evitar que sus gritos se tornaran en gemidos.

  • ZASSS siiiiiiiiii ,ZASSS siiii mmm sigue, ZAS ay siii, ZASSS ay si sigue amor mío, ZASSSSSSS mmm dame más fuerte cariño, ZASSS ZASSSSSS ZASSSSSSSS, ahh auuu sigue , sigue, dame más fuerte , me lo merezco...

-Toma, toma toma toma toma toma, le decía María ya cada vez más fuera de sí.

-Perra, que eres una perra( la chavala ya dominaba el argot grancias a internet) y así te voy a tratar, como la perrita que eres, ZASSSSSSSSS, GOLFA ZASSSSSSSS PUTA, ¿¿no te da vergüenza estar viendo videos porno zorra?? ZASSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSS Yo te enseñaré a tí videos ZASSSSSSSSS ZASSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSSSS.¿ Te gusta que te pegue verdad? Contéstame o te muelo a palos ZASSSSSSSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSSSSSSS. La zapatilla de la abuela caía inexorable sin ninguna piedad.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii Arghhhhhhhhhhhhh Siiiiiiiiiiii, AZÓTAME HIJA, AZÓTAME POR FAVOR.

-TOMA ZORRA TOMA TOMA Y TOMA. María ya daba azotes a su madre por todo el cuerpo, hasta tirarla al suelo, y ya en aquella posición le dió no menos de 50 o 60 zapatillazos más, finalmente se subió como a caballito sobre la espalda de su madre, pero mirando hacia atrás, así en esta postura, le quedó el ya muy muy dolorido trasero de su mami en una posción ideal para sacudirle los últimos 15 o 20 zapatillazos, eso unido al roce de la espalda de su madre contra su coño provocó que se corriera como nunca lo había hecho, lo que ella no sabía era que Mari Carmen ya era la tercera vez que se corría en el transcurso de aquella tunda.

Acabaron sudorosas -pese al frío- y cansadísimas, al desgaste físico se unía la emoción de la primera vez. Esa noche cenaron poco y en silencio, y tambieén se acostaron temprano para rumiar ambas lo que acababa de pasar y lo mucho que acababan de disfrutar.

A la mañana siguiente María adoptó el rol dominante y lo hizo de una manera muy curiosa, usó prendas de vestir que le hacían sentirse como la Ama de la casa, y de todo lo que  en ella había, para ello por supuesto que se calzó las zapatillas de su abuela, y tras vestirse con un vestido por las rodillas se colocó un delantal tipo mandil de cuerpo entero que también usaba su abuela cuando estaba en casa, era de cuadros rojos y blancos, y con esa pinta parecía un ama de casa de lo más normal y cotidiano, fue algo inconsciente y paulatino, ordenaba a su madre todo lo que había que hacer y cuando no quedaba satisafecha se ponía las manos en las caderas y decía:

-Mamá se puede saber que has hecho?

La madre tragaba saliva a la vez que mojababa sus bragas, porque ya sabía lo que le esperaba, y antes de contestar algo ya estaba viendo como su hija empezaba a descalzarse, no podía evitar ponerse colorada como un tomate, sobre todo las orejas, y eso que cobraba casi a diario, incluso dos veces al día en más de una ocasión, pero no podía evitar esa sensación de vergüenza, aunque también es cierto que le subía la líbido de una manera tremenda. Su hija no tardaba en coger la zapatilla y allí mismo empezaba a pegarle , en el culo, enlas piernas, en el cuerpo, incluso si la trastada era gorda en la cara, lo mismo le pegaba una paliza donde la pillaba que se la llevaba a zapatillazo limpio al salón, o a la habitación y allí concluía la azotaina, eso sí, siempre quitándole la falda.

María no era tan fría como su admirada Rosario, cuando su madre la enfurecía de verdad le pegaba una buena tunda en el sitio donde la pillaba no tenía paciencia para mandarla a su cuarto, ordenarle que "adoptara la posición" y entonces zumbarle.

Las palizas se hicieron habituales, si habiá algún día en que Mari Carmen no cobraba su hija la conminaba a que le contara alguna de la azotainas que recibía de niña, fue entonces cuando ambas cayeron en la cuenta que abuela y nieta no se podían parecer más ni podían actuar de forma más idéntica como cuando tenían una zapatilla en la mano, y si María se sintió orgullosa de aquella semejanza, no menos lo hizo su madre, el eslabón entre ambas.

Continuará...?