María Teresa

Abrí mi boca, cerré los ojos, y la besé. Luego le pasé la lengua desde las bolas hasta el glande. Me la metí a la boca.

Las historias que les voy a contar, son una mezcla de ficción y realidad. Realmente tengo 18 años y muchas de las historias que les escribiré son fantasías mías.

Mi nombre era Andres.

Todo empezó hace mucho tiempo, tenía unos 14 años. Estaba una noche solo en mi cuarto, masturbándome, empecé a acariciar todo mi cuerpo desnudo, llegué a mi ano, lo acariciaba, sentí la necesidad de penetrarlo. Tomé un poco de crema y me le fui untando lentamente con las piernas abiertas. Así, acariciaba mi interior con la mano izquierda y con la derecha sobaba mi pene. Llegué a un orgasmo único y memorable, cuando bañé todo mi pecho con mi propia leche imaginando que era la de alguien mas.

Años mas tarde, a los 17, descubrí el ciber sex, descubrí a las salas de chat travestis. Me gusto mucho la idea de tener relaciones con un hombre muy femenino. Pasó mucho tiempo así, hasta que me decidí y una noche entré a la sala como María Teresa, empecé a recibir mucho piropos y muchos mensajes de la gente, realmente me había convertido en una pequeña ninfómana adicta al ciber sex durante las noches, y en un chico tranquilo durante los días.

A los 21 años, me fui de casa, me mudé a la ciudad, solo, con un buen trabajo. Trabajaba en una empresa muy grande, cuyo nombre no les podré revelar. Era un oficinista que no ganaba muy bien realmente, solo lo suficiente para sobrevivir, aparte de eso no tenía a nadie en la ciudad. Solamente mi jefe, el dueño de la empresa, Eduardo. Un hombre cuarentón, alto, moreno, bien guapo, con un cuerpo atlético musculoso, muy elegante y aparentemente, un caballero. Una noche que salí del trabajo, caminaba hacia mi apartamento, estaba lloviznando un poco, y de repente, un auto lujoso se parqueó junto a mi, bajó la ventanilla del conductor, era Eduardo. –Sube- Me dijo él, yo subí al asiento junto a el suyo.

–Gracias Eduardo, ¿que fea noche verdad? Hace mucho frío. –Si quieres, podemos ir a mi casa a tomar unos traguitos hasta calentarla. Accedí, y me llevó a su lujoso departamento.

Ya dentro, me empezó a dar vino, y conversábamos, descubrí que era divorciado, no tenía hijos. Yo le conté un poco de mi vida, mientras deseaba que me tomara y me hiciera suyo. (yo era virgen, nunca había estado con un hombre). Siguió la conversación, siguieron los tragos, hasta que me emborrachó. Muy tranquilamente, se bajó el cierre. Tenía un pene muy grande de unos 24 cm. –Chápalo, me dijo. Yo borracho, me puse de rodillas ante el que estaba sentado. Abrí mi boca, cerré los ojos, y la besé. Luego le pasé la lengua desde las bolas hasta el glande.

Me la metí a la boca. Era la primera mamada que daba en persona, antes lo había soñado nada mas en el mundo de los chats. Eduardo acariciaba mi cabeza, así estuvimos 15 minutos hasta que eyaculó, me tomó por sorpresa y de repente llenó mi boca con su líquido. –Quiero que seas mi novio, eres muy bonito. –¿Que tal si mejor soy tu NOVIA? El sonrió, fue a su cuarto, y sacó un vestido que decía había sido de se ex esposa y había quedado ahí en su apartamento. Fui al baño y me lo puse. Era un vestido verde oscuro muy pegadito al cuerpo. Me pasó también unas botas negras y maquillaje.

Salí, y el me tomó y empezó a acariciar todo mi cuerpo, pasó sus manos por mis muslos, mis culo, y mi pecho. Subió mi falda, me metió un dedo, luego dos, me hacía lamerle los dedos y luego los volvia a meter. Hasta que lo sacó otra vez y me penetró despacito, luego mas duro y mas rápido. Mientras lo hacía, yo me masturbaba, y el me ayudaba. Me eché de espaldas en el sofá y el frente mío, seguimos así hasta que los dos habíamos tenido el orgasmo. Nos abrazamos, y nos besamos. El me contó como se sintió atrído por mi desde que entré a trabajar en su empresa.. En la madrugada le hablé de mi realmente, que me gustaba sentirme mujer, que él era el primer hombre en penetrarme. Conversamos hasta que llegamos al acuerdo de que él me operaría, y yo sería su novia fija. De ahora en adelante viviría con él y me llamaría Maria Teresa, como lo hacian en el chat.

La próxima vez les escribo para contarles de la operación y un poquito más de nuestra relación que duraría un año. Y de cómo luego de eso tuve que convertirme en puta.

Un besito, Muah!

TERE