María - prólogo

Parte final de la trilogía de Cinthia y Gerardo.

María – Prólogo.

Aún no puedo creer las cosas que han sucedido a lo largo de estos meses que han pasado. Parece que fuera hace una vida, pero la realidad es que tan solo pasaron dos meses y medio de todos los eventos que me han llevado a esta situación. Aún recuerdo como se torció todo. ¿Cómo pudo hacerme eso Cinthia? Por más que lo pienso, no puedo encontrar una respuesta. Aunque muy en el fondo se que soy el culpable de que todo se fuera al demonio. Y mucho antes de todo el problema que provocará ese perfil falso de mí esposa. El perfil de Pamela.

Si tengo que pensar bien desde cuándo fue que aparecieron los problemas que desencadenarían todos los acontecimientos, la respuesta es más que obvia. Tan solo un nombre. María. Si no hubiera respondido esa pregunta que vi esa noche en mí perfil de la vieja red social Hi-5. Si tan siquiera no la hubiera respondido… las cosas no hubieran tomado el giro que tomaron. ¿Quién se hubiera pensado que al responder esa inocente pregunta de… “-Disculpa. Esas fotos que tenés en tu perfil… ¿Son de alguna convención de comics? Mís hijos son fans de los super-heroes y las cosas de ciencia-ficción.” Y yo como idiota voy y le respondo que “-No. Esas fotos son de un viaje que hice hace tiempo a Universal Studios en California, Estados Unidos.”

Y después de esa inocente pregunta… con esa inocente respuesta que di…. ¡Comenzó el infierno!

Durante días María me bombardeaba a preguntas tras preguntas sobre mí vida personal. Y yo le respondía todo. Obviamente yo también le sacaba información. Así supe que ella estaba cursando una separación dolorosa. El marido la había engañado con una compañera del trabajo. Y ella los descubrió en pleno acto, una vez que había regresado temprano de su trabajo en el Sanatorio de Colegiales. Si, María era enfermera. Y era primera línea contra el Covid. Siempre me hacía bromas sobre que parecía una especie de astronauta por el atuendo que vestía.

Muchas veces nos desvelamos noches enteras conversando por el chat de la aplicación de la red social. Ella agradecía ese gesto mío ya que le hacía compañía en sus rondas. En una de nuestras charlas, me contó que en su época de adolescente había sido muy promiscua. A todos sus novios los engañó. Incluso llego a tener dos amantes. Es decir, un amante para engañar a su novio… y otro amante para engañar al amante con quién engañaba al novio. Me contó todas las cosas que había hecho con todos sus amantes y cuando podía, trataba de ligar conmigo para ver si me atrevía a engañar a Cinthia. Incluso me llegó a contar que una vez se sentía tan insatisfecha sexualmente que estuvo con dos negros a la vez. Me dijo en ese entonces que, aunque tenían dos penes descomunales, siempre necesitaban de un poco de viagra para mantener sus erecciones en el interior de su vagina. Me contó que toda esa faceta de promiscuidad de ella acabó el día que conoció a su ex marido. Se casó enamorada de Javier. Él era todo para ella. Con Javier llegó a tener cuatro hijos: Tobías, Malena, Ricardo y la pequeña Emma.

Para ese momento, las conversaciones nocturnas que tenía con María se habían vuelto muy subidas de tono. Llegamos a hacer sexting mediante video chat. Ella se mostraba desnuda y se tocaba toda. Y yo no me quedaba atrás. ¡Y cómo lo disfrutábamos!

Nos mandábamos fotos de los dos desnudos. Pero al rato debía de borrarlas, por las dudas de que Cinthia las viera. Aunque con mí esposa habíamos llegado a un acuerdo tras una discusión fuerte que casi nos cuesta nuestro matrimonio, aún había cosas que Cinthia no llegaba a entender de mí. Y se podía llegar a un malentendido irreparable.

Nuestras conversaciones se habían vuelto muy ardientes. No solo hablábamos revelándonos nuestras más pervertidas fantasías, sino que nos relatábamos que queríamos que pasara de encontrarnos frente a frente.

María llego a decirme que quería hacer realidad una fantasía conmigo. Y era que le diera un bebé, mientras mí esposa nos veía hacerlo. Y a toda costa se le metió en la cabeza esa fantasía, que empezaría a encapricharse de tal manera que me metería en más de un problema con Cinthia.

Una de las veces que surgieron los problemas fue cuando María una mañana me envió unas fotos sugerentes de ella desnuda con una leyenda que decía que me esperaba abierta de piernas para hacer a nuestro hijo. ¿¡Y justo no va que Cinthia estaba espiando mí celular cuando llegan esas fotos!? Si, a Cinthia, cada tanto, le saltaban las inseguridades y eso hacia que me agarrara mí celular mientras dormía… o mí computadora… y revisaba todo buscando pruebas para así gritarme y pegarme al grito de que le era infiel y así separarse de mí. Y ahí, cuando vió esas fotos, se pudrió todo.

Me despertó a las trompadas gritándome de todo menos lindo. Y como era costumbre yo me despertaba sin saber que carajos estaba pasando. Por más que había sido ella la que había propuesto lo de abrir la pareja a nuevas experiencias sexuales para que no se fuera todo a la mierda, sus inseguridades y celos hacían imposible que esa vida que me había propuesto, se pudiera realizar. Cinthia vivía recriminándome de que mis charlas con las mujeres eran románticas. Ella quería que el romanticismo solo fuera con ella y con nadie más. Y Aunque le explique mil veces de que hablar de manera romántica era mí fuerte a la hora de conversar con personas del género opuesto y que me salía de manera natural, ella siempre se ponía como loca. En la actualidad solo una persona logró que me volviese a abrir como lo hice con María. No… miento. Lo que me abrí con esta persona es mucho más que la mitad de lo que me había abierto a María. Con la tapatía que conocí en mí viaje me abrí mucho más. María es un poroto a como me abrí con la mexicana que estoy dejando atrás para regresar a mí país.

Pero aún así, fue suficiente para que Cinthia sintiera una inseguridad tan grande que desembocaría en la creación de Pamela.

Y esa historia si que fue de lo más loca. Según Cinthia, el perfil de Pamela fue creado para que yo pisará el palito y ella tuviera la excusa perfecta para divorciarse. Sin embargo, aunque deliberadamente acepté encontrarme con “Pamela” en la plaza de San Justo, frente a la iglesia en donde me uní en sagrado matrimonio con Cinthia, por qué sospechaba de que era un perfil falso por las dos fotos que no correspondían a la misma persona, le sorprendió que fuera Cinthia misma la que estaba atrás de él. Pensaba que era María. Y estaba preparado para hacerle frente y acabar con todo de una buena vez… pero resultó ser Cinthia.

La discusión que tuvimos en esa plaza hizo que se alejara por tres días. Luego de un tiempo, y tras su regreso a nuestro hogar, descubriría en donde paso esos tres días. Y las consecuencias de eso fueron las que terminaron por dinamitar la pareja.

Por extraño que parezca no culpo a Ariel por el engaño de mí esposa. Soy de las personas que creen que si realmente está todo bien en tu matrimonio y amas a la otra persona como decís que la amas, no habría motivo alguno, ni tercer persona, que hiciera que engañaras a tu pareja.

Pero Cinthia lo hizo. Me engañó. Y resultado de eso, ella ahora no sabe de quién es el hijo que está esperando. Sobre todo por qué en esa época ella y yo teníamos sexo todos los días. Asique el padre de ese niño, o niña, que está esperando Cinthia, podría ser mío tanto como de Ariel.

Tendría que haberme dado cuenta que en el estado que estaba Cinthia podía llegar a sucumbir a alguien. Pero mí ingenuidad sobre lo que ella decía amarme me cegó. Pensaba que jamás me tendría que preocupar por qué Cinthia me engañara. Los casi diez años que pasaron en donde ninguno de los dos tenía relaciones… y que solo teníamos cómo mucho una vez al año para no tener que discutir, se habían hecho una prueba irrefutable que no íbamos a engañarnos el uno con el otro. Pero me equivoqué.

Ahora regreso a mí país. Dejo a una hermosa mujer en México que hizo que creyera nuevamente en el amor por una que me traicionó. Y todo por qué recibí esa llamada de mí amigo Santiago acerca de que algo malo le había pasado a Cinthia. Solo espero que la tapatía entienda el por qué me fuí. Jamás la olvidare. Siempre estará en mí corazón. Pero ahora, mí familia me necesita. Y encima, si ese hijo que está esperando Cinthia, es realmente mío, pues deberé de hacerme responsable cuando llegue el momento… ¿No?

Tras bajarme del taxi en el departamento que me prestó Santiago en la localidad de Ramos Mejía, para que pase el tiempo que sea necesario, hasta que consiga algo por mis propios medios, me encuentro que deberé de compartirlo con una mujer de nombre Verónica.

Al parecer, Verónica es amiga de Santiago. Y él le ofreció el departamento que me había ofrecido a mí con anterioridad por una urgencia de último minuto.

Al menos estaré bien acompañado por un tiempo.

Resulta que Verónica es una profesora de los primeros años de una escuela secundaria en la localidad de San Justo. Y la razón de que estuviera en el departamento en donde estaba yo me enteraría ese mismo día a la noche, luego de una cena que prepararía ella y de unos tragos que yo prepararía para acabar la velada.

“- Hoy me invitaron a salir y dije que no… que no tenia ganas ni de arreglarme… y el pibe me dijo…”- Vení sin maquillarte. No te arregles nada. Sos preciosa asi.” Jajajaja. ¡Casi iba con mi cara de ofrecida! Jajaja.”

“- ¿Pero vos no estás casada? ¿O estás separada? ¡Y eso que me hiciste todo un tema hace unas horas atrás cuando te conté mí historia, Vero!”

“- ¿¿¿Qué??? Ah… Porque es largo de contar...Yo vengo mal…hace unos años. Intente separarme un montón de veces… Me había dado cuenta de que me enamoré de alguien que no compartía nada conmigo. No se si sigo enamorada al día de hoy. Estoy yendo a la psicóloga. Lo quiero muchísimo a mí marido. Pero no quería lastimarlo. Entonces me quería ir en esa época… y llegamos a un acuerdo para pasar esta etapa en que el que quiera salir que salga… ¿Entendés?”

“- ¡Sí! O sea, que los dos llegaron a un acuerdo de vivir en el mismo techo pero si pinta que cada uno consigue una cita con alguien, pueden ir sin drama a ella.”

“- Si. Así es.”

“- ¿Y él te ama? ¿Tú marido?”

“- Él dice que si me ama. Mi mejor amiga dice que eso no es amor... Lo que pasa es que es una persona muy buena, pero muy solitaria... yo soy más sociable. Me case joven. A los 20 años... Le di toda mi vida a él... y él nunca me llevo a ningún lado...no se lo que es ir a comer con él afuera... Nunca me llevo a un telo... y bla bla bla bla... y así... siempre sola. Igual no me gusta este acuerdo porque me hace mal...no me gusta. Pero es lo que me toco vivir y tengo que pasarlo de la mejor manera...sino voy a sufrir. Mí mejor amiga es de Leo… como vos. Yo soy Sagitario. Y cuando ella y yo nos juntamos… es mejor que nadie se cruce en el camino. Somos dinamita pura.”

“- Bueno, veamos. A ver si voy entendiendo… Te casaste joven. El es una persona que le gusta la vida solitaria y familiar. Vos sos de ser más sociable y querés salir. Querés que te lleve a un telo. Al cine. A comer algo afuera. En otras palabras… querés salir a divertirte con él, pero él, al ser una persona solitaria, no sale ni nada. Lo que ocacionó un problema entre ustedes.”

“- Claro con el tiempo me di cuenta que no somos iguales. No tenemos los mismo gustos ideales… y eso duele. Y mucho.

“- Me imagino que el problema se agravó cuando en una de tus salidas con tus amigas, un hombre te intento cortejar o algo y vos dudaste. ¿O me equivoco?”

"- No te equivocas… soy una persona que cuando me enamoro lo doy todo. Pero cuando ya me empieza a llamar la atencion otros hombres…hay algo que esta mal para nada... soy una persona que cuando me enamoro lo doy todo. Pero cuando ya me empieza a llamar la atención otros hombres... ¡hay algo que esta mal! ¡Y saltan todas las alarmas! Una cosa es sexo otra cosa es el compartir un momento…con otra persona. Sexo tenes con cualquiera… lo demas es otra cosa. ¿Entendes?”

“- Si. Entiendo. Y ahí fue cuando lo confrontaste a tu marido y el aún así siguió en la suya y acepto el trato ese al que llegaron.”

“- Porque sino me iba...Pero te pido por favor que esto no se lo cuentes a nadie… porque hay algo que amo mas que a nada en el mundo… y eso… ¡¡¡¡Son mis hijos!!!!”

“- No. No te preocupes por eso. Jamás divulgaría esto. Y te agradezco enormemente que hayas confiado en mi para contarme algo tan personal.”

“- Gracias. Por ellos aguanto todo. Por ellos acepto. No me gusta el bardo. Ni el puterío. Por ellos sostengo todo. Quiero que sean felices ellos, lo demás no me importa. Es horrible porque me olvido de mi vida… Y disculpa…”

“- ¿Disculpa de qué?”

“- Por contarte.”

“- No. Yo pregunté. En tal caso las disculpas las debería de pedir yo por hacerte acordar este tema que te duele.”

“- No hay problema… Bueno, ya son las 3 de la mañana. Será mejor que nos vayamos a dormir. Mañana es un día bastante ajetreado para mí.”

“- Dulces sueños, Vero. Que descanses.”

“- Vos también, Gerardo. Y gracias otra vez por escucharme.”

Verónica en ese momento se me acerca y me besa dulcemente en mis labios como señal de agradecimiento por haber estado ahí escuchándola. Luego del tierno beso, se retira a su habitación. Yo me dirijo a dejar las copas en el fregadero. Ya las lavaría por la mañana. Y me retiro a mí habitación a dormir. Mañana sería un día bastante movido para mí. Para empezar. Debía de recuperar el tiempo perdido con mis hijos y con Cinthia.

Me acuesto en mí cama mientras mis pensamientos se dirigen a México. Más precisamente, a la mexicana que conocí en mí viaje. ¿Qué estaría haciendo? Bueno, mejor no pensar mucho sobre eso. Fue una bonita historia, pero ahora debía de meterme en la cabeza que debía de recuperar a mí familia a como de lugar.

Continuara…