María, mi querida perra VI

¿Una iniciación?... ¿Un premio para la sumisa?

Capítulo quinto

Unos días después

Después de una larga jornada de trabajo en el despacho, Alejandro regresaba a su casa un poco antes de la hora habitual, sabiendo que allí le esperaba una esclava que estaría encantada de satisfacer todos sus deseos, y él, secretamente, disfrutaba sometiéndola, viendo cómo ella se comportaba como un perrillo faldero, feliz de satisfacer a su Amo y sin provocar situaciones desagradables como sí le había ocurrido con otras esclavas que había adiestrado antes de que los severos correctivos aplicados hubieran modificado definitivamente sus conductas…

María estaba siendo educada para esperar la llegada de su Amo recibiéndole en el hall de entrada, desnuda y arrodillada, manteniendo la mirada baja, pero aquel día, al llegar él antes de la hora acostumbrada, ella no se encontraba en su lugar. Por el contrario, Alejandro pudo oír el chapoteo del agua proveniente del cuarto de baño y supo inmediatamente que se estaba bañando, preparándose para la llegada de su Señor.

Dado que su adiestramiento como esclava aún se encontraba en los niveles básicos y la plena disposición de la gorda madura a complacerle en todo momento, él aún le había consentido que, en su ausencia, no estuviera obligada a actuar como una sumisa, salvo en lo que atañía a las reglas más básicas, pudiendo comportarse con relativa normalidad si no había recibido otras instrucciones expresas, así que no le extrañó escuchar ruido de chapoteos provenientes del cuarto de baño del dormitorio asignado a su nueva adquisición.

Se asomó a la puerta y la vio sentada en la bañera llena de agua que le llegaba justo hasta los pechos. Enseguida se percató de su presencia y se incorporó, sacando su gordo cuerpo del agua con la intención de recibir a su Amo.

Él la miró sabiendo que podía controlarla y le ordenó que se pusiera de rodillas frente a él, dentro de la bañera. María, obedientemente, se incorporó y su Amo se puso a escasos centímetros de ella, ahora su polla estaba tan solo a una cuarta de su cara formando un enorme bulto en su pantalón.

Alejandro asintió y ella, sin esperar un segundo más, desabrochó su pantalón y lo bajó encontrándose con un bóxer que a duras penas podía tapar el pene erecto de su Amo. Entonces ella le miró nuevamente como pidiendo autorización, y su Amo sonrió asintiendo y ella sin esperar cogió el bóxer con sus manos y tiró de él dejando a la vista una tremenda verga gruesa y venosa,

María ya no lo dudó un instante y cerró sus dedos alrededor de esa pija gruesa y venosa, con su mano solo era capaz de coger la mitad, por lo que tenía el gordo capullo al alcance de su boca

María levantó la vista y miró a su dueño, esperando que diese su autorización, pero él no decía nada, mientras ella seguía pajeándole cada vez con más rapidez, su mano subía y bajaba a lo largo de la polla y veía como el glande hinchado casi golpeaba su boca, fruto de la desesperación y de la calentura que tenía, la abrió y metió la verga entre sus labios

En ese momento notó como su Señor la cogía por el pelo y empujaba su cabeza hacia adelante al tiempo que hundía su polla en su garganta. Al instante, María se afanó con más interés para darle la mejor mamada de su vida, no quería defraudar a su Amo, cuando acabase de chupársela quería conseguir su aprobación, su cabeza se movía adelante y atrás tragándose una y otra vez la polla, de vez en cuando paraba y pasaba la lengua a lo largo del tronco hasta los huevos y aprovechaba para mirar hacia arriba y ver la cara de su Amo, necesitaba comprobar que estaba disfrutando…

Alejandro de momento se limitaba a coger con fuerza la coleta de su sumisa evitando que ella alejara la cabeza de su polla, quería que se la chupara sin parar y quería ver cómo lo hacía, la tenía de rodillas ante él y podía ver como su rabo desaparecía repetidamente dentro de su boca mientras su cabeza subía y bajaba una y otra vez.

Al poco, María, sin dejar de mamársela, sintió que su Amo iba a correrse, y aceleró los movimientos de su cabeza, cerrando los labios en torno al miembro viril mientras entraba y salía de su boca.

Su Amo, cuando notó que estaba a punto de correrse, sujetó la cabeza de su esclava con ambas manos y tiró contra su miembro hasta que la nariz de la mujer se apretó contra su vello púbico, enterrándosela profundamente en la garganta mientras chorros de semen brotaban de su polla y la mujer apretaba los puños, señal de sus dificultades para respirar y tragar el semen de su Amo al mismo tiempo, pero no hizo ademán alguno de retirarse, lo que complació a su dueño.

Cuando el último chorro de esperma brotó de la polla y María lo tragó, su Amo le soltó la cabeza, permitiendo que se retirara y pudiera respirar nuevamente, y, una vez que hubo normalizado la respiración, Alejandro volvió a cogerla por el pelo y acercó nuevamente la polla a su boca. Ella, obediente, la abrió y rodeó el glande con sus labios succionando y pasando la lengua reiteradamente por el capullo absorbiendo las últimas gotas que salían de la verga, limpiándosela de todo rastro de semen.

Cuando su Amo le soltó el pelo, ella, aun de rodillas, le miró sonriendo y esperando su aprobación. Éste la miró y, sin mirarla, se dio la vuelta mientras se subía los boxers y los pantalones.

María, decepcionada, hizo ademán de salir de la bañera para seguirle, pero él le indicó que podía seguir bañándose tranquilamente porque él aún debía atender unos asuntos antes de requerirla.

Sin embargo, mientras se giraba, antes de salir del cuarto de baño, le dejó muy claro lo que esperaba de ella…

“Esta noche voy a romperte el culo por primera vez, esclava. Ya sabes cómo has de prepararte”… María asintió levemente, sin decir nada, y cuando su Amo salió terminó de bañarse rápidamente para poder prepararse para su desvirgamiento anal…

Cuando estuvo aseada y seca, se maquilló como sabía que a su Amo le gustaba, se calzó los zapatos de tacón negros que eran sus favoritos y se encaminó a su habitación a fin de que su Amo la encontrara dispuesta cuando la buscase…

Una vez allí, María se colocó a cuatro patas sobre la gran cama, llevando sólo los zapatos negros de tacón que la hacían sentirse aún más desnuda y más puta, inclinándose hacia delante y abriendo mucho las piernas, de forma que sus nalgas quedaban ofrecidas y expuestas, dejando visible su sonrosado y arrugado ano…

Cuando su Amo entró en la habitación se acercó a ella, se colocó entre sus piernas y, sin entretenerse en miramientos, comenzó a acariciarle el clítoris con una mano, introduciendo un par de dedos en su encharcado coño, extendiendo luego sus propios flujos vaginales por la entrada de su culo para lubricárselo, entrando y saliendo de ella para dilatar su esfínter anal… Al principio, la mujer intentaba mantener el tipo para no ofender a su Amo, pero se notaba que aquella penetración la estaba provocando dolor porque apretaba los dientes, arqueaba su cuerpo, como intentando escapar de aquella invasión, y contraía los músculos anales para evitar el acceso a su entrada virgen.

Sin embargo, las caricias en su clítoris iban surtiendo efecto y María empezó a gemir, notando cómo los dedos invasores empezaban a dejar de molestarla…, sino al contrario, y levantaba su prominente culo en su busca.

”¡Uuuuuuuffffff!. Sí, Amo, por favor, así…, mmmmmmmmmmm”

“¿Quieres que me folle tu culo virgen, puta?... Seguro que llevas toda la mañana esperando que llegase para que te rompiera el culo, ¿a que sí?”

“¡Ooooooohhhhhhhhh, sí, Amo! Fóllemelo, quiero sentir su polla dentro…”

“Pídemelo como tú sabes… Dime lo que eres…”

“¡SOY SU PUTA, SU ZORRA, SU ESCLAVA…!. ¡CLÁVEME SU POLLA EN EL CULO, AMO, POR FAVOR!”, gritó María.

“Pídemelo otra vez. Quiero oírlo bien”

“¡FÓLLEME EL CULO YA, AMO, POR FAVOR, QUIERO SENTIR SU POLLA DENTRO DE MÍ! ¡¡LE SUPLICO QUE SE FOLLE EL CULO DE SU PUTA!!”, volvió a suplicarle María, ya completamente desbocada

“Bien, perra, prepárate para recibir la polla de tu Señor en tu culo…”

“¡Sí, Amo, por favor!”

Alejandro colocó la punta de su miembro en la entrada de su culo y apretó con fuerza hasta que el glande penetró la entrada, viendo cómo el esfínter de María cedía y luego se cerraba alrededor…

“¡Aaarrrrrggggghhhhh!... La noto dentro, Amo, está dentro de mí… Siga, por favor, Amo…”

“¿Quieres que te la clave entera, puta?... Eso te va a doler… ¿Vas a aceptar ese dolor con gratitud a tu Amo por follarte tu culo de cerda?”

“¡Síííííííííí!. Quiero sentirla entera dentro de mí, Amo, aunque me duela…”

Alejandro vio cómo sus manos agarraban con fuerza la almohada de la cama, preparándose, y de un fuerte golpe de cadera enterró toda su polla por completo dentro del culo de la mujer, que ahogó un grito de dolor contra la almohada.

“¡Aaaaaaahhhhhhhhhh!”

“Ya la tienes toda dentro, zorra. ¿La notas?”

“Sí…, sí, Amo. La noto dentro…, muy dentro…, sí, completamente dentro de mí… ¡oooohhhhhh! Por favor, no pare…, no pare ahora, p-por favor, Amo, ¡NO PAREEEEEEEEEEE!”

“¿Te está gustando que te lo folle?... ¿Quieres que te rompa el culo?”

María, asustada por las palabras de su Amo, giró la cabeza para mirarle…

“Amo, por favor, no… Es…”

“¿No quieres que tu Amo te folle el culo?”, le dijo, casi sacándole su miembro del interior del dolorido culo de la gorda, pero dejándole el glande dentro para que no se le cerrase completamente.

“No, Amo…, quiero decir, sí, fóllese el culo de su perra, por favor…, pero no me lo rompa, se lo suplico…”

“A las putas como tú hay que romperles el culo, ¿sabes?... Y tú eres una puta, ¿no es así? ¡¡¡DILO!!!”, le dijo mientras de nuevo apretaba ligeramente su polla hacia el interior de su ano, forzando un poco más la aún estrecha entrada…

“¡Ooooohhhhh!, Sí, Amo, soy una puta…, soy una puta…, lo soy”, hadeó la pobre María

“¡¡NO TE OIGO!!”, le gritó, presionando un poco más, mientras la agarraba un gran mechón de pelo y tiraba hacia sí, obligándola a echar la cabeza dolorosamente hacia atrás…

“¡¡SOY UNA PUTA, AMO!!”

“¿QUÉ MÁS? ¡¡PÍDEME QUE TE ROMPA EL CULO O PARO AHORA MISMO Y SALES DE ESTA CASA PARA NO VOLVER NUNCA…!!”

María, aterrada ante la perspectiva de que su Amo la repudiase como esclava, agarró con fuerza la almohada y respondió. “¡¡SOY SU PUTA, AMO, SIEMPRE SERÉ SU PUTA, Y SU PUTA LE SUPLICA QUE LE DESTROCE EL CULO, AMO, POR FAVOOOOOOOOR, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!”.

No había podido acabar la frase cuando su Amo, de un violento movimiento de caderas, le clavó otra vez la polla completamente dentro de su culo, notando cómo el esfínter de María se cerraba inconscientemente en torno a su polla, intentado frenar en vano la invasión de su hasta ahora virgen culo, mientras él le soltaba el pelo y la agarraba por las nalgas y se la empezaba a clavar muy fuerte hasta las entrañas, haciendo que sus enormes tetas y sus gordos michelines oscilaran adelante y atrás al ritmo de cada brutal embestida.

Al poco, sin siquiera percatarse de ello la sometida mujer comenzó a mover sus caderas, levantando más el culo y empujando hacia atrás para ir al encuentro de su polla, facilitando una penetración aún más profunda. A pesar del dolor que estaba sufriendo, el placer que estaba empezando a sentir la hacía reaccionar a esa polla que la invadía una y otra vez con más movimientos de su gordo trasero.

El llevó sus manos a sus tetas, apretándoselas y estrujándoselas duramente, con violencia, pellizcándole los pezones hasta casi juntar los dedos para así hacerla sufrir, sentirse usada, vejada, humillada…, pero esto la excitaba más aún, espoleando su lado sumiso recién descubierto, y María ya había perdido el control y estaba fuera de sí, apoyándose sobre las manos para hacer más fuerza mientras empujaba su cuerpo hacia atrás para empalarse aún más en aquella polla y que entrase hasta el fondo en su recién desvirgado culo, que estaba recibiendo un duro castigo, más, incluso, del que su Amo creía que podría soportar una sumisa primeriza como ella, lo que le inducía a tratarla aún con más violencia si cabe, aumentando su control sobre ella.

Así, su Amo seguía dándole por el culo como si no hubiera mañana al verla tan briosa, pero, para desesperarla, a ratos lo hacía lento, sacando su verga casi del todo dejando solo la cabeza dentro y después metiendo solo la mitad, para que ella le pidiera más… Estuvo así varios minutos mientras ella suplicaba como una perra en celo y le dio duro, con todo el cuerpo, embistiéndola con su polla como un ariete, con fortaleza, sujetándola del culo, de los hombros, o de sus tetas a modo de riendas de yegua desbocada, alternándose con fuertes cachetadas que caían alternativamente sobre las dos nalgas, dejándole completamente marcadas las palmas de sus manos.

“¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍ, DEME MÁS, AMO, PEGUE A SU ZORRA! ¡DEME MÁS FUERTE!”

“¿Quieres más, esclava?”

“¡OOOOOOOOHHHHHHHHH, SÍÍÍÍÍÍÍÍÍ”. ¡DEME MÁS FUERTE, AMO, SU ZORRA NECESITA QUE LA CASTIGUE, AMO! ¡NO PARE, AMO, DEME MÁS FUERTE!”

Y su Amo la complació, golpeando sus nalgas con dureza sin dejar de follarse el inmenso culo de la entregada mujer, dejándoselas completamente enrojecidas.

“¡¡AAAARRRRRGGGGHHHHH!!... ¡Qué bueno!... Usted sí que sabe follarme como me gusta, Amo… ¡Clávemela duro…, clávemela entera… quiero que me destroce el culo, Amo!... ¡¡SOY SU PUTAAAAAAAAAAAAA!!”

“¡¡¡Eres un pedazo de puta, María!... ¡Te dejarías follar por un equipo de fútbol si lo tuvieras aquí!”

“¡¡¡¡SÍÍÍÍÍÍÍÍ, AMO!!!!... Ahora soy su puta y me dejaría follar gustosamente por quien usted quiera que se folle a esta vaca estúpida… ¡NO PARE, AMO, POR FAVOR, NO PAREEEEEEEEEEE, AAAARRRRRGGGHHHHHHHH!... ¡DIOS, ME ESTÁ PARTIENDO EN DOS, AMO!…”

“Vamos, zorra, empálate tú misma, empuja tu culo hacia atrás para que te entre mejor mi polla… ¡¡VAMOS!!”

María se apoyó firmemente sobre sus manos y subió el culo más arriba, moviendo las caderas hacía atrás hasta que sintió sus nalgas golpeando contra las caderas de su Señor, sintiendo cómo su polla perforaba su culo completamente, una y otra vez, una y otra vez… Entonces, su Amo la agarró de nuevo del pelo y tiró de él, obligándola a alzar la cabeza.

“¡Mírate en el espejo mientras te metes la polla de tu Señor por tu culo de cerda!... ¡¡MÍRATE!!”. María obedeció, contemplándose a sí misma en el espejo situado frente a la cama.

“Dime, ¿qué ves?”

“¡A una putaaaaaaaaaaaa…, Amo!”, jadeó

“¿Qué más?”, prosiguió, propinándole una embestida que se la hincó tan profundamente que sus testículos golpearon contra las nalgas de la desatada mujer.

“¡AAAAAAARRRRRRRRRGGGGGGGGHHHHHH… una…, DIOOOOSSSS…, una puta, Amoooooooooo, a la que le están partiendo el culoooooooooooooo!... Le… le están partiendo el cu… culo… ¡Y LE ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAA!  Amo, por favor, ¡lo necesito! ¡Deje que me corra, por favor, deje que me corraaaaaaaaaaaa!”

“¡Aún no, pedazo de puta!... Yo te diré cuándo puedes correrte…”

“¡¡Amo, por favoooooooor!!... ¡No puedo más! ¡¡Necesito correeeeeeeeerme!. ¡Se lo suplicoooooooooooo! ¡¡AAAAAARRRRRRRRGGGGGGHHHHH!!”

Alejandro agarró con fuerza las nalgas de su esclava y retomó el control de la enculada, sacándole completamente la polla de su ya dilatado culo para luego volver a metérsela hasta el fondo de una estocada, consiguiendo que María perdiera ya completamente el control y no fuera casi capaz de hilvanar pensamientos conscientes… Todo su mundo, toda su existencia y toda su razón de ser en su nueva vida se centraban en aquel momento en que su Amo la permitiera correrse por fin…

“¡¡OOOOOOHHHHHHH, Am…, POR DI….OOOOOOOS!!... ¡Sí…, sí, por… fa…vooor! ¡¡¡AAARRRGGHHH!!!...” - consiguió decir entre jadeos – “Si… si… sigue así me no voy a poder evitar correrme…, A-amo” - temblaba de cuerpo entero y gemía tras cada embestida – “Nunca… pensé… que se podía sentir tanto… tanto placer por el culo… ¡OOOOOOOOHHHHHHHHHHH!”

Entonces, su Amo se inclinó hacia delante, sobre su cuerpo tembloroso, y mientras con una mano le presionaba el clítoris entre sus dedos, le susurró al oído… “¡Ahora, putita mía! ¡Tienes mi permiso! ¡Ya puedes correrte!”

Para María fue como si, en ese preciso instante, alguien hubiera encendido el interruptor de su frenesí sexual, y comenzó a correrse como una loca, en un interminable orgasmo, gritando de placer y expulsando una gran cantidad de flujos por su vagina en un impresionante squirt que empapó la mano de su Señor y las sábanas bajo ella.

Sus piernas no la sostenían, pero su Amo seguía penetrándola sin soltar sus caderas y María encadenaba un orgasmo tras otro, apretándose los pechos entre las manos y pellizcándose los pezones, tirando de ellos hacia arriba.

Finalmente, sintiendo por fin cómo su Amo se corría en su culo, llenándola con su semen, María alcanzó el paroxismo en un último e interminable orgasmo que casi le hizo perder el sentido, dejándose caer sobre la cama, sin fuerzas, exhalando un último grito de placer…

“¡¡¡¡AAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRGGGGGGGGHHHHHHHHHH!!!!”, gritó María, desesperada y con su cara irreconocible debido a su ahora rictus orgásmico por todo lo que estaba sintiendo mientras dejaba escapar un largo gruñido gutural, poniendo los ojos en blanco y arqueando la espalda mientras un orgasmo ciclópeo recorría su voluminoso cuerpo.

María, como, sorprendentemente, todas las mujeres gordas, era una mujer extremadamente dispuesta para el sexo y que se entregaba por entero a sus sensaciones y deseos…, quizás por eso se había entregado a su Amo con tanta vehemencia y sumisión, y eso hacía que experimentara sus sensaciones sexuales casi sin límites… En aquel momento, con el cuerpo desmadejado y la mente aún intentando procesar el placer que había recibido al perder su virginidad anal a manos de su Señor, ni siquiera se percató de cómo le sacaba la polla de su muy dilatado ano con un sonoro “plop”, ni de cómo le separaba las nalgas para introducirle un plug anal lo suficientemente grueso como para impedir que su semen rebosara por su abierto agujero, manteniéndolo así en su interior mientras sus muy abundantes flujos vaginales resbalaban por sus muslos, empapando la cama bajo su cuerpo.

Alejandro se incorporó y le acarició la cabeza como haría premiando a una perra obediente, diciéndole: “Bien hecho, puta, te has portado bien. Descansa un poco y luego date un baño. Tienes que prepararte para esta noche”.

María, en medio de su obnubilamiento, sonrió para sí sin siquiera abrir los ojos, sintiendo cómo una multitud de sentimientos y sensaciones se arremolinaban en su mente, sintiéndose como una puta feliz, usada y saciada…, estaba totalmente agotada, sudada, despeinada, tremendamente agitada…, pero satisfecha, lidiando aún por controlar el ataque de espasmos por su último y bestial orgasmo, se sentía totalmente sucia pero no se arrepentía, y suspiró profundamente con un único pensamiento en su cabeza.

“¡Su Amo estaba satisfecho con ella!”.

PS. Sintiéndolo enormemente, porque he disfrutado mucho con vuestros comentarios y valoraciones, tanto en la web como en mi correo electrónico, determinadas intervenciones desafortunadas de alguno, - por decirlo de una forma “elegante” -, hacen que me venga a replantear el envío del “obsequio” de la imagen de la protagonista a quienes me remitieran capturas de sus comentarios y valoraciones. Soy consciente de que eso hará que alguno que otro deje de valorar y comentar mis relatos, pero prefiero eso a tener que compartir algo que para mí es muy preciado con quienes, sinceramente, creo que no lo merecen. Lo siento por los muchos que sí han conseguido que fuera un placer compartirla con vosotros. Un saludo y gracias