María Jesús (8)

Su cabello se movía con cada empujón que le daba a Marla. Veía como entraba y salía ese pedazo de carne en el agujero de mi hija. Sus quejidos de amor y pasión me hicieron vibrar

María Jesús VIII

Las reuniones en Santa María se sucedían con el beneplácito de mi hija pues había hecho buenas amigas y amigos por allá. Bueno, no sólo por Santa María como supe en algún momento.

Llegué a casa un día a las 18:00 horas. Vi una nota en el sofá que había dejado Efraín diciendo que llegaría algo tarde. Marla no había salido a recibirme así que pensé que no estaba en casa. Tomé una bebida y subí a mi habitación esperando bañarme. Mi casa es alfombrada en su totalidad por lo que no se escucha cuando alguien se acerca a donde está uno. Ese día me sorprendí al escuchar gemidos en el dormitorio de Marlita. De inmediato se me vino a la mente que Efraín había entrado con alguien a la casa…. No se porqué se me vino eso a la cabeza. Luego del susto inicial me acerqué despacio a la habitación de Marla. Estaba cerrada. Los gemidos seguían. "Ahhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhh", suspiros, gemidos, suspiros….besos. Con lentitud giré la llave de la puerta. Se abrió. Acerqué mi cabeza a la ranura y la vi…….era Marla? Si!!!! Mi corazón empezó a latir con más velocidad. Quise gritar. Quise llamarla…. Pero no lo hice. Estaba totalmente desnuda al filo de la cama. Sus rodillas y codos apoyados en ella. En su rostro se notaba el placer que recibía con cada embestida de …..Jorge el hijo de Mufa?..... Si! Era él. Tendría unos 18 años. De cuerpo muy bien formado para su edad, alto, pero claro y cejas pobladas como todo buen árabe. Su cabello se movía con cada empujón que le daba a Marla. Veía como entraba y salía ese pedazo de carne en el agujero de mi hija. Sus quejidos de amor y pasión me hicieron vibrar… no sabía si ese era su primera relación o no…. Pero si supe que el hijo de Mufa estaba haciendo un muy buen trabajo con ella. Marla sudaba. De pronto Jorge sacó su pene de donde se encontraba y giró el cuerpo de Marlita poniéndola boca arriba. Tuve que juntar la puerta para que no me vieran.

"Así amor", decía Jorge. Suspiros, "Ah, ah, ah, ah"…..Gemía Marla. Volví a ver por la ranura de la puerta. Marla se encontraba al borde de la cama con los pies apoyados en el piso mientras que Jorge la había metido hasta el fondo apoyándose a su vez con sus brazos en la cama. Metía y sacaba a gran velocidad. "Que fuerza de muchacho", me decía. Fueron los 30 minutos más rápidos que haya visto. Jorge no dejaba de meter y sacar ese miembro del agujero de mi hija mientras que ésta gemía y se mordía los labios de placer. De pronto Jorge aceleró a su máxima velocidad….sabía que le iba a dar sus jugos. Marla se cuidaba para evitar los embarazos desde que supe que tenía un novio en el colegio. Pero no tuvo nada con ese joven. Ahora, viéndola en la cama con Jorge, sabía que estaba cuidándose también. El chillido de mi hija si que fue fuerte al sentir ese chorro como la inundaba toda. Jorge seguía bombeando, casi incansable….joven al fin.

Vi como ambos se besaron y se tiraron en la cama revolcándose mientras sus manos se acariciaban uno al otro. Mi cuerpo estaba todo sudado. Había visto por primera vez una relación sexual de mi hija. Cerré la puerta despacio y en silencio me retiré de ahí. Me duché con mis pensamientos llenos de gemidos y figuras extrañas de mi hija. Mi vagina pedía a gritos ser poseída. Acabe de ducharme y me tiré en la cama. Sabía que Efraín no estaba así que lo hice desnuda. Empecé a tocarme, a acariciarme. Sentía como mi cuerpo reaccionaba a cada caricia mía y como se contraía con mis dedos en mi clítoris. Cerré los ojos. Quería verme cachada, cogida por Juan…pero no lo vi. Por Oscar….pero no lo vi. Sentir los labios de Diana….pero no los vi. Sin embargo mi cuerpo sabía que tenía a alguien que me acariciara. Me puse de rodillas en la cama con mis piernas abiertas, mis pechos apoyados en ella y mi cara igual. Tenía a la mano mis vibradores. Tomé uno de ellos de la mesa de noche (Efraín jamás revisaba mis cosas) y empecé a juguetear con mi vagina. "Ahhhhhhhh", que rico se sentía. Ya no tenía a nadie conocido en mi mente. Sólo estaba yo…."Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh". Lo metí un poco y un poco más…. Le puse velocidad media y me relajé. "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhgggggggggggggggggggggggh"…… que rico.

Marla, mientras tanto (según me contara posteriormente), quedó llena de dicha y de los jugos de su novio. Ambos sabían que tenían que apurarse pues ya estaba la hora de "mi llegada" a casa. Se ducharon rápidamente y se cambiaron. Sellaron sus labios con besos ardorosos.

"Quédate en cama amor", le dijo Jorge. "Descansa delicioso soñando conmigo. Está bien? Yo salgo y cierro la puerta".

Marla lo miró a los ojos con dulzura. Si, se sentía totalmente relajada y agradecía el gesto de su amado.

"Está bien amor", respondió. "Sueña conmigo también". Jorge se dedicó entonces a desvestirla y a ponerle su ropa de dormir. Mientras lo hacía, el cuerpo de mi hija fue besado totalmente. Sus ojos se cerraron encontrando la dulzura de sus caricias. Jorge la tomó en sus brazos y la llevó a la cama.

"Hasta mañana corazón".

"Te amo. Hasta mañana".

Jorge salió del dormitorio de mi hija en silencio. Ya en la puerta miró a Marla y le mandó un beso "volado". Marla se acurrucó en sus cobijas y cerró los ojos. Jorge se encaminó en dirección a las escaleras con intensión de servirse un bocadito en la cocina y salir luego. Cuál fue su sorpresa al sentir ruidos en mi habitación. Se aproximó a la puerta y escuchó mis gemidos. Como no me habían visto llegar se asustó pensando que me encontraba algo mal de salud. Jorge llamó a la puerta muy despacio, yo no respondía por que estaba ensimismada en mis placeres. Con calma abrió la puerta e ingresó. El espejo que tenemos frente a mi cama le brindó mi imagen cuando estaba boca abajo de rodillas y con mi vibrador dentro. Mis quejidos eran de placer. Jorge se quedó de una pieza. Abrió sus ojos para recrearse con mi culito levantado en búsqueda de placer.

Gemidos y orgasmos. Se sucedieron algunos antes de que dejara ese vibrador y me echara totalmente en la cama. Abrí mis ojos y….lo vi. Su rostro estaba como dibujado en ese espejo. En silencio. Jorge tenía los brazos caídos pero sus ojos no dejaban de penetrarme toda. No se enteró de que lo había detectado.

Mi cuerpo pedía ser acariciado. Sin hacer comentario alguno seguí con mis juegos de placer. Me excitaba tener los ojos de un joven viéndome, más aún habiéndolo visto desnudo en brazos de mi hija En esos momentos no pensé en nada. Mi cuerpo se contorsionaba mostrándole a Jorge mi culito. Mis manos jugaban en mi vagina mientras ronroneaba como una gata en celo. Abrí los ojos un poco sólo para ver a Jorge como se tocaba su pija mirándome a través del espejo. Acerqué mi cuerpo más y más al borde de la cama como invitándolo a actuar. No se atrevía. Veía como cerraba y abría mis agujeros como llamándolo. Y no se atrevía. Tomé mi vibrador y empecé a jugar con él. Mis gemidos fueron haciéndose más y más fuertes. Mis ojos entrecerrados veían como Jorge se frotaba con fuerza esa pija que ya se notaba enorme. Me puse a jugar un poco más con mi vibrador e ideé una manera de llamar su atención, al menos así quería que fuera el efecto. Mi vibrador buscaba su agujero para complacerme nuevamente. De pronto "se me cayó" de la mano. Jorge abrió los ojos como platos. Mi primera reacción fue intentar recogerlo pero no lo hice esperando que sea él el que lo hiciera por mí. Jorge se quedó como petrificado, sin saber qué hacer. Pensó que al recogerlo yo lo vería así que me decidí:

"Me lo pasas Jorge?", pregunté.

No había cara más asombrada que esa. No respondió pero si se llenó de espanto.

"Lo siento señora. Vine a saludar a Marla y al salir escuché unos quejidos. Pensé que estaba mal y quise ayudarla. Por eso ingresé. Lo siento."

"No te preocupes Jorge. Es normal a tu edad deleitarse con lo que hacía. Te soy sincera que no esperaba que ingresaras a mi dormitorio. …Pero me alegra que lo hayas hecho. Te vi con mi hija. No….no digas nada", dije para sacarlo de su sorpresa. "Ella ya es una persona educada en ese sentido y si lo estaba haciendo contigo es porque deseaba hacerlo. Eso lo entiendo. Cuando ingresé a casa pensé que no estaba mi hija hasta que oí esos susurros de ambos en su dormitorio. Me llamó la atención al igual que a ti conmigo y abrí la puerta. Lo que vi fue la felicidad de mi hija con un joven como tu. Eso debo de agradecértelo. Estuviste maravilloso para tu edad."

Jorge no sabía que hacer ni qué decir. Sólo me miraba. Mi cuerpo estaba reclinado en la cama. Seguía insinuándose a ese muchacho atlético y vigoroso, sin reparos de nada.

"Vas a quedarte ahí? Pasa y cierra la puerta", dije. "Quizá solo un momento".

Jorge cerró la puerta y se aproximó a mi cama. Me levanté con lentitud viendo como ese pene suyo se hacía notar mucho más. Se lo hice saber con una mirada y una pequeña sonrisa. Su cara se tornó roja.

Rodeé su cuerpo calmadamente mientras lo miraba de pies a cabeza. Tomé un botón de su camisa y lo saqué de su ojal. Me miraba. Otro, y otro. Su camisa cayó a la alfombra. No sabía aún qué hacer ante mi seducción. Me acerqué a él pegué mi cuerpo a su pecho para sentir su calor. Sus ojos se cerraron, su corazón empezó a agitarse, su pene vibraba a través de su vestimenta. Lo besé. Dulcemente, tiernamente…para luego jugar con su lengua y estremecerme de gozo. Sentí su cuerpo erizarse. Lo acaricié mientras mis labios jugaban en su pecho y me deleitaba con él. Mis manos acariciaron su espalda y bajaron a su cinturón retirándoselo de un solo golpe. Lo miré. Seguía con los ojos cerrados. Desabotoné su pantalón y bajé el zipper. Poco a poco mis manos bajaron acompañadas de ese pedazo de jean azul. Mi rostro se encontró con su bulto y lo mordí. Jorge reaccionó. Me tomó de la cabeza y la presionó a su "clamante" pija. Le quité el pantalón, ahora ya con su ayuda, para luego subir mis manos por esas robustas piernas de futbolista. Su ropa interior dejaba ver su pija gruesa. Calmadamente bajé esa prenda masculina y como por encanto saltó hacía mi una robusta, gruesa y algo grande masa musculosa. Lagrimeaba ya con esos líquidos que tenía. Lo puse entre mis manos y empecé a masajearlo.

"Ahhhh", gemía.

"Te agrada?. Veremos que sientes ahora……", dije.

Mis labios gozaron con esa pija al metérmela a la boca. La mamada que le di fue deliciosa y tan tremenda que Jorge no supo en donde estaba. Le chupé los huevitos antes de empujarlo al borde de la cama y echarlo en ella para luego levantarle las piernas. Mi lengua jugaba por todo lado. Su pija crecía más y más mientras que mi lengua encontraba su placer en sus huevitos y en la zona cercana a la anal. Jorge gemía y gimió más aún cuando metí mi lengua en su potito. Mi boca salió disparada a esa pija ya presta a deleitarme con sus jugos. No me equivocaba. De pronto un chorro seguido de otro y otro me llenaron la garganta. Me tragué todo sin dejar de chuparlo. Aproveché la ocasión para introducirle un dedo en su culito…luego dos…. Jorge subió a las nubes. Seguía mamando y chupando para luego dejar ese delicioso manjar para besar nuevamente sus huevitos. Poco a poco su cuerpo se relajó. Sabía que estaba listo para mí. Sentí sus caricias en mi cabeza, sentí como esa pija creció nuevamente hasta ponerse dura como una piedra. Me tomó de los hombros, me miró a los ojos y me giró boca arriba al borde de la cama. Mis piernas ahora eran para el. Las besó como alocado de tanto placer. Tomó una pierna para luego tomar la otra. Mientras lo hacia, mi cuerpo reaccionaba con deleite. De pronto se arrodilló entre ellas y se zambulló, literalmente, dentro de mi.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh", gemí. Su lengua entraba y salía de mi vagina rozando mi clítoris en cada intento. Sus dedos se metieron dentro de mi agujero sintiéndolos como giraban dentro. Tomé su cabeza y presioné al igual que el hizo conmigo.

"AAggggggg", otro gemido mío acompañado de otro orgasmo. Me retiré un momento y me coloqué en la posición en la que me había encontrado al ingresar. Al filo de la cama arrodillada mostrándole mi culito. Ahí si supo que hacer. Rápidamente se colocó detrás y sin pensarlo dos veces cumplió su sueño de joven…..me la metió totalmente dentro de mi culito ansioso.

"Agggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, papito, sigue así, muevete…..siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", gemía.

Jorge me la metía y sacaba alocadamente sin control. Lo detuve un poco y le enseñé el procedimiento adecuado. Mis músculos internos succionaban esa pija haciendo que Jorge gimiera a su vez en el proceso. Mi culito retrocedió totalmente para recibir a esa pija. Salía y lo metía con ritmo. Me siguió. Lo metía y lo sacaba. Luego giré mis caderas en círculos. Jorge no resistió más y en una de esas movidas gimió fuertemente y me llenó nuevamente con sus calientes líquidos.

Mis orgasmos salieron al mismo tiempo que sus gritos de placer. De pronto se escuchó un llamado:

"María Jesús! Marlita!...", era Efraín que había llegado y estaba como siempre en la cocina en espera de que se le atienda.

Jorge se puso pálido como las sábanas. Se paró rápidamente y se dispuso a vestirse.

"Cálmate", le dije. "Voy a bajar y a atenderlo en la cocina. Tú cámbiate con calma y baja luego a despedirte como si hubieses salido del dormitorio de Marla. Ah, y antes de irte abre ambas ventanas (mi dormitorio tiene ventanas en cada esquina)".

Miré las sabanas. Las alisé un poco salí a la puerta y respondí:

"Ya bajo. Un momento".

Entré al baño y rápidamente me lavé en el bidel. Luego, seca y con bata, salí. Me despedí de Jorge dándole un beso en los labios.

"Nos cortaron, verdad? Espero que podamos seguirla en algún otro momento. Te parece? Ah, y te agradeceré no descuides jamás a mi hija, Ok?".

"Si lo haré. Por supuesto", respondió mirándome.

Bajé las escaleras y saludé a Efraín como lo hacía hace años…. Con un beso en la frente. Estaba comiendo él lo que le preparara y yo tomando un café cuando apareció Jorge. Algo tímido y sonrojado.

"Ah! Jorge", dije. "Marlita ya se durmió?".

"Creo que si. Estábamos viendo TV y se quedó dormida." Saludó a Efraín.

"Deseas una taza de leche o algo de tomar?", pregunté nuevamente.

"No gracias seño", dijo. "Ya me voy. Hasta mañana".

Nos despedimos y lo acompañé a la puerta. Ahí se aproximó un poco a mí y me dijo.

"Gracias".

"Eres adorable Jorge. Veremos de encontrar alguna oportunidad para ambos. Duerme bien".

"Lo haré", dijo guiñándome un ojo. Y se retiró.

Efraín se fue a dormir pronto y yo me retiré al dormitorio de Marla. Teníamos que hablar. La desperté y me acosté con ella. Conversamos hasta altas horas de la noche. No le dije nada de lo que pasó con Jorge. Pero si supe que lo adoraba y que era un joven muy especial para ella. Sabía que sí.

Dormimos muy bien esa noche. Ya tendría la oportunidad de contarle todo a mi hija.