María Jesús (2)

Soy casada y no había hecho jamás nada que me perjudicara en mi reputación hasta el día en que sucedió lo que les conté con mi jefe.

María Jesús II

Siempre que recuerdo mis años de secretaria no logro entender cuanto tuve que aprender de la manera más difícil mientras que otras lo hicieron de la manera más fácil y deleitándose en el proceso.

Yo seguí siendo la amiga leal y alegre de aquellos que me rodeaban. Siempre atenta a las necesidades de todos y a aquellas de mi hermana que trabajaba cerca. Mis compañeros varones me tenían en muy alta estima, aunque sabía yo que muchos de ellos me miraban con ojos de deseo muchas veces. Cuando acudía a las fiestas de la empresa notaba como muchos de ellos preferían bailar conmigo para sentir mis senos en sus pechos sin importarle los ojos de los demás. Yo me cuidaba de todo aquello. Soy casada y no había hecho jamás nada que me perjudicara en mi reputación hasta el día en que sucedió lo que les conté con mi jefe (María Jesús I). No fue una relación buscada por mi, pero si aceptada. El cambio que tuve en mí a partir de aquella fecha fue increíble. Yo me presentaba a trabajar mejor arreglada y trataba poco a poco de vestir faldas un poquito más altas que lo normal en mí. Mi maquillaje cambió radicalmente haciéndose más agradable a la vista y manteniéndolo así casi todo el día. Mis viajes al baño eran en su mayoría para "retocarme" un poco.

Mi relación con Efraín se mantenía igual. Aquella que tenía con mi hija era la de siempre. Somos muy amigas y eso me da la seguridad de sus actos pues me cuenta todo…. Aunque yo no tenga el valor de contarle mucho. Pero si notó el cambio y me preguntaba con frecuencia, haciéndome sonrojar y en tono de broma, que quién era el agraciado que me vería así de guapa. No respondía, solo le sacaba la lengua como jugando y me retiraba al trabajo. Mi hermana era la que me recogía a diario pues venía de más lejos que yo. La ayudaba lógicamente con los gastos de combustible de cuando en cuando. En fin era mi hermana y la quiero mucho.

Oscar había iniciado una costumbre nueva en la oficina. Llevaba una rosa fresca todos los días y me pidió que la mantuviera fresca en una jarra de cristal que compró. Dijo que la flor era para mí. Pero que la pondría en su oficina para recordarle que estaba ahí para él. Y, también, por el hecho de que no se vería bien que me estuviera trayendo flores todos los días. Nuestra "relación" había cambiado un poco, para bien. Siempre que podía me quedaba a disfrutar de sus caricias y de su maravilloso y enorme muñeco. Ya no sufría de esos malestares propios de los hombres (según creía todavía yo). Poco a poco mi labor se convirtió en algo más ameno.

Un día viernes me dijo que por favor me quedara un tiempito más. Yo le sonreí y le dije que llamaría a casa como lo venia haciendo con alguna frecuencia. Me devolvió la sonrisa con un beso volado mientras me retiraba a llamar por teléfono.

Le dije a Marlita, mi hija, que llegaría un poco tarde a casa por motivos de trabajo. A lo que ella respondió que estaba bien pero que no me demorara tanto que tenia cosas que contarme. Le respondí afirmativamente.

Las horas pasaban lentamente. Es raro eso; cuando uno quiere que pasen rápido pasan lento y viceversa. Ya cerca de la hora de salida Oscar me indicó que iba a ir a la gerencia general y que por favor me esperara. Me dio un beso furtivo y se dirigió a su reunión. Uno a uno iban saliendo mis amigos mientras yo me hacía la que finiquitaba algunos documentos pendientes. Una amiga de tiempo se acercó a mí y me dijo:

"Hasta mañana Mari. Te quedas un poco más?"

"Si", le dije, "todavía tengo algunas cosas que preparar para mañana temprano. Me faltó tiempo hoy"

"Aja", dijo con cierto sarcasmo, "eso es porque paras en el baño periqueándote y volviéndote más bella". Sonrió. "No creas que no he notado que estás bien arregladita de un tiempo a esta parte. Hay algo por ahí que me quieras contar?", preguntó

"No seas fastidiosa", le dije, "Sabes muy bien que soy casada y que no estoy para esas cosas", dije como enojándome un poco.

"Lo se Marita. Sólo quería hacerte notar que te estás arreglando muy bien estos días. Eso me alegra a mi y tiene locos a muchos por acá"

"Si?", pregunté, cómo es eso?

"Pues ya sabes. Siempre te han visto con tu falda hasta más abajo de las rodillas y con un solo maquillaje en la mañana. Ahora ven a una Mari distinta. Con faldas más arriba de sus rodillas y siempre bonita".

"Vaya", dije, "no pensé que causara ese efecto. Eres una mentirosilla.", dije sonriendo.

"No Mari. Es cierto. Algunos del piso de arriba ya comentan que estas cambiando muy bien. Que eres preciosa. Que tienes un culo riquísimo, Que tienes unos labios para comérselos…. Y otras cosas que escucho. Y no es chisme son palabras que escuchan las chicas de arriba y que luego me las cuentan a mi."

"Es el colmo. Ya no puede arreglarse una que le dicen cosas a sus espaldas."

"Bueno. Solo tenia que decírtelo. Deberías sentirte halagada."

"Lo estoy. Gracias por decirme esto."

Los compañeros de trabajo salían uno a uno, algunos en grupo, con dirección a la puerta de salida del pabellón de RRII. Ahora me percataba de esas miradas furtivas de algunos de ellos que no veía antes. Recién ahora luego de que me contaran ese chisme. En fin, no era nada malo arreglarse.

Oscar llegó casi una hora y media después. Disculpándose por la tardanza pero diciéndome que ya me tenía para mi sola. No lo vieron ingresar. Se metió en su oficina en espera a que yo llegara. Tuve que ordenar todo antes de dirigirme a la puerta principal y ver si había "moros en la costa". No habiéndolos regrese rauda e ingresé. Sus brazos me esperaban. Un beso me saludó. Sus manos acariciaron mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo con él.

Cerramos la puerta con llave y apagamos las luces como para decir que ya no había nadie en la oficina. Mi cuerpo se pegó al suyo como buscando lo que tanto anhelaba en esos momentos. Toque su entrepierna y ahí estaba. Duro como siempre. Quité su cinturón y le baje los pantalones mientras que él se quitaba el saco, corbata y camisa. Ya en paños menores procedió a hacer lo mismo con la mía. Mi ropa toda quedó en una silla mientras que la de el en otra cercana. Me desnudé completamente entregándole una imagen que sabia le gustaba. Mis senos sintieron sus besos. Nos miramos. Fuimos al sofá y retiramos los cojines que ahí estaban. Eran seis en total. Habíamos hecho eso una noche cansados de la endurecida alfombra. Al colocarlos en el suelo parecía una cama. Fui a la gaveta y saqué una sabana que había traído de casa y con ella envolví los cojines. Era una cama. Me tomó de la mano y nos echamos sobre ella. Sentí su cuerpo ya desnudo juntarse al mío y sus manos acariciarme mientras su mirada no dejaba de estar fija en mi rostro. Poco a poco sus labios encontraron los míos para luego bajar con lentitud por mi cuello haciéndome ver esas estrellas hermosas que me acostumbré a ver con él. Mis senos siguieron, luego mi vientre. Mi cuerpo reaccionó con una contracción. Esa lengua no dejaba de jugar ni sus manos de acariciarme. Las sentí cerca de mi culito. Sus dedos acariciaban mi agujero hasta decidirse a meter uno, dos y luego tres dedos en él. Cambio su postura y girando un poco sentí su lengua como ingresaba a mi vulva y chupaba ansioso mi clítoris. Ese dedo gordo cumplía su papel de excitador al meterse dentro y salir raudo. Mis jugos no se hicieron esperar. Oscar ya sabía que era multiorgásmica y ello le gustaba terriblemente. Fueron uno y dos Ahhhhhhhhhhhhhhh que salieron de mi boca casi seguidos indicándole que estaba dándole lo que tanto quería. Puso su boca en mi clítoris y se bebió todo el néctar al mismo tiempo que jugaba con mi clítoris y metía tres dedos en mi culito nuevamente. Yo, mientras tanto, le había tomado de la cabeza presionando muy tiernamente para que siguiera haciendo lo que estaba haciendo.- Giró un poco más y besó mis piernas, mis muslos, mientras yo besaba los suyos y miraba con la admiración de siempre a ese muñeco cerca de mi rostro. Lo tomé con una mano y poniéndome encima de el lo metí en mi boca chupándolo con placer. Oscar me chupaba al mismo tiempo tocándome mis glúteos y sintiendo mis senos tocar su vientre así como sus dedos seguir jugando en mi culito.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, papito, que delicia. Sigue así que está riquísimo".

"Marita que rico. Me alegro poder tenerte ahora", dijo. Y siguió chupándome con deseos.

Fue un "Aggggggggggghhhhhhhhhhhhh" larquísimo el que le anunciaba que estaba dándole otro de mis jugos, y otro más. Sentí como sus manos presionaban mis glúteos a su boca para no perderse una gota de lo que le daba.

Al poco tiempo giró nuevamente y se puso encima de mí, en el un 69 delicioso. Sentí su peso disminuido un poco por sus codos apoyados en los almohadones. Levantó mis piernas mucho mas poniendo sus brazos delante de mis muslos. Como deseando ver mi culito mas cerca. Eso era. Pues su lengua empezó a jugar con el y meterse como nunca. De pronto otro gemido mío,

"Ohhhhhhhhhhhhhh, papi, papi, papi…" ………… y otro orgasmo que le entregaba. Este fue mas largo que los demás y me relajó. Oscar notó ello y se puso al lado…. Acariciándome. Aún no me daba sus jugos. Yo quería tenerlos. Esperó unos momentos mientras me decía que me quería muchísimo. Ya habíamos llegado a eso. Mientras sus dedos jugaban como sabia me gustaba… en todo mi cuerpo.

De repente hizo algo que no había hecho desde que lo conocí en ese aspecto. Me levantó de la cama y retiró uno de los cojines que estaban abajo para ponerlo encima de otro. Se echó encima boca arriba mostrándome ese descomunal y delicioso miembro que ya estaba en su máximo grosor. Me tomó de las manos y me acomodó encima de él. Tomé a mi muñeco, pues era mío, y lo metí dentro de mi, luego me senté rápidamente sintiendo como aquello se introducía totalmente. Un "ahhhhhhhhhhhhhhh" de ambos se hizo escuchar en el ambiente. Empecé a cabalgar. Esa posición era deliciosa pues me permitía a mi no apoyar mucho mis rodillas en la cama pero si presionar hacia adentro todo ese riquísimo pene. Me moví al principio alocadamente. Rápidamente. Vi como los ojos de mi Oscar se volvían blancos y como ese muñeco respondía a mis movimientos. Mi conchita se llenó de jugos. Cada metida y salida de ese muñeco sabroso era como estar en un paraíso. Cabalgué y cabalgué sin cesar. Oscar gimió y un "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh Maritaaaaaaaaaaaaaa" me indicó que estaba dejándome esos deliciosos jugos suyos dentro de mí. Sentí como mi cuerpo respondía. Seguí moviéndome y mi cuerpo también llenó el ambiente de mis propios olores y deliciosos jugos según me decía Oscar.

"Ahhhhhh Ohhhhh que delicia, que placer…… que rico papi."

Esa posición fue espectacular. Me permitía a mi sentirme totalmente penetrada mientras que a Oscar sentir como presionaba su miembro con mi vulva. Riquísimo.

"Te quiero reina", me dijo.

"Y yo a ti papito", respondí.

Sus manos buscaron mi rostro y me besó. Se reclinó a un lado atrayéndome hacia a el y besando mi cuerpo nuevamente. Mis manos fueron a ese miembro suyo. Lo toqué. Lo acaricié y lo sentí reaccionar en un principio lentamente. Acerqué mi rostro y pasé mi nariz por toda esa cavidad…. Oliendo y oliendo. Deleitándome con esa mezcla de jugos afrodisíacos. Mi cosita empezó a latir. Como reclamando su derecho. Lo puse en mi boca y lo chupé. Limpié literalmente de todos los jugos cada centímetro de mi muñeco. Y seguí chupando hasta que creció a su máximo. Oscar me veía con ternura, pasión y sentimientos bellos que tenía según yo. Me tomó de la carita y me atrajo hacia si besándome. Acomodó los cojines como lo había hecho para echarse él pero ahora me colocó a mí. Mi cadera estaba encima del cojín mientras que mi espalda y cabeza reposaban en otro mas abajo. Levantó mis piernas y las abrió dejándole "ver" mi conchita jugosa y mi culito. Bajó su cara y empezó a chuparme toda. Mi clítoris nuevamente reaccionó y gemí de placer.

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh papito". Oscar, mientras tanto, trataba de meter toda su lengua dentro de mí. Yo sentía su lengua profundamente mientras que su nariz chocaba con mi clítoris y me hacia perder la razón. Se movía de un lado a otro de esa manera dejándome gritar y gemir a cada momento. De repente se detuvo en ese embate y empezó a besar mi culito metiendo suavemente en él su lengua. Chillé y di un salto cuando sentí esa lengua muy dentro de mi. Fueron muchísimos minutos de lengua y chupadas y muchísimos de orgasmos y orgasmos. Mi cuerpo se relajaba y aceptaba todas esas caricias. Bajó su cara a mis muslos besándolos con fuerza uno y otro hasta bajar a mis piernas y llegar luego a mis dedos del pie. Los chupó uno a uno haciéndome sentir las cosquillas más placenteras que sintiera jamás. Luego volvió a subir besándome las piernas mientras que sus manos acariciaban mis senos. Subió su cuerpo encima mió e introdujo al ya enorme muñeco dentro de mí. De un solo golpe me hizo resoplar….

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Oscaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr", grite. Y empezó a moverse. De un lado al otro, de arriba abajo, en círculos. Y al poco tiempo ya mis ojos no veían, mi cuerpo solo sentía placeres deliciosos, mis oídos no escuchaban, mis pezones estaban totalmente duros pues se dedicó también a chuparlos en el proceso.. Gemí, gemí, gem텅 Oscar se retiró suavemente; mientras gemía levantó mis piernas nuevamente y las abrió para ver mis dos agujeritos latir tremendamente. Paso su lengua en uno y otro notándolos lubricados. Yo estaba en el paraíso del sexo. Totalmente ida y entregada a él. Sentí como me volteó el cuerpo poniéndome boca abajo. Beso mi espalda, mi cuello, bajo a mis piernas abriéndolas y besándolas tiernamente. Subió con sus besos buscando mis agujeritos…. Los encontró. El más cercano ahora era mi culito. Lo lubricó más Yo no sabía donde estaba. Lo quería muchísimo. Lo deseaba a cada momento en el día. Oscar se subió encima casi arrodillado en el cojín entre mis piernas. Su enorme miembro empezó a jugar con mi conchita. Se metió en ella. Despacio. Para luego volver a sus andadas y hacerlo rápido y más rápido. Se puso a cabalgar encima de mi tomándome de los hombros. Ese enorme miembro entraba y salía en toda su magnitud haciéndome ver las estrellas que jamás había visto. Otro "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh" salió de mi garganta y otro, y otro…….. Ya no sabia cuantas delicias le había regalado a mi amado. De repente sentí que salía ese pene enorme dentro de mi y empezó a jugar en mi culito. Primero con suavidad. Como estudiando el terreno. Luego con lentitud. Se ubicó en el ángulo adecuado y empezó a meterse en él.

"Oscaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrr", grite. "Por ahí nunca lo he hecho. Oscaaaarrrrrrrrrrrrr", dije. "Ahhhhhhhhhhhhh"…… gemia y gemia. Resoplaba y resoplaba mientras mi amado introducía poco a poco su enorme miembro dentro de mi culito. Cuando entró el glande grité.

"Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyhhhhhhhhhhhh….. papitoooooooooooooo . Me has roto adentro algo. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh".

Oscar no escuchaba. Se detuvo en sus movimientos acariciándome toda. Mis senos, Besando mi cuello. Acariciando mis piernas, mi cintura. Mientras eso hacia poco a poco se metía mas y mas ese muñeco delicioso. Hasta que un empujón de Oscar me indicó que ya no podía meterlo más. Estaba todo adentro!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que dolor. "Ahhhhhhhhhhhhhh" Pero que delicia!!!!. Que encuentro de placeres y sentimientos. Oscar empezó a sacarlo poco a poco. Solo una pulgada para luego meterlo todo nuevamente. Y así siguió. Una pulgada afuera y hasta el fondo. Pulgada afuera y hasta el fondo. Pulgada afuera y hasta el fondo…. No se que placeres empezaba a sentir…… Ahora dos pulgadas y hasta el fondo y seguí así hasta que encontró su ritmo y yo encontré el mío.

"Oscaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrr Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh que rico. No lo saques por favor……. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh………. Que delicia".

Y siguió así por no se cuantos minutos mas. De pronto el ritmo se hizo mas rápido me quedé quieta sabiendo lo que vendría luego. Mete y saca. Mete y saca. Mete y saca. Mete y saca…… que delicia…… que placer. Sentí ese muñeco cómo se metía hasta el fondo mientras que las manos de mi Oscar me apretaban toda y se pegaba su cuerpo al mío. Todo mi ser vibró de pasión cuando sentí como me entregaba "litros" de esos jugos que ya conocía. No había cuando acabar.

"Oscaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrr" grite. "Que rico papi. Que rico Ahhhhhhhhhhhhhhh".

Oscar suspiró profundamente. Gimió. Dijo mi nombre y se dejó caer en mi espalda con lentitud. Me hizo sentir su peso. Todavía salían sus jugos. Todavía decía mi nombre. Todavía tenía el miembro enormemente grande. Poco a poco lo sentí decrecer dentro de mi culito al mismo tiempo que este se contraía y lo dejaba salir. Cuando lo hizo mi culito estaba rebosante de sus jugos y con unos rayos de sangre que me indicaron luego lo que había hecho. Oscar me besó en la cara luego se reclinó a un lado y me besó en los labios. Fue un beso apasionado que duro muchísimo. Decía mucho de sus sentimientos hacia mi y de sus cuidados. Le vi los ojos abiertos y la alegría en sus ojos.

"Gracias amor mío", dijo, "no tienes idea de cómo deseaba sentirte así."

"Me siento feliz papito", le dije, "es la primera vez que lo hago y es contigo. Me dolió un poquito pero supiste calmar ese dolor con tus caricias. Eres maravilloso. Te adoro".

Cuando nos dimos cuenta ya eran las 2000 horas nuevamente. Parecía que esa hora siempre nos jugaba mal. Era la hora en que teníamos que terminar todo para volver a casa sin despertar sospechas. Al menos de mi lado fue así (como les contaré en otra oportunidad). Nos turnamos para ir al baño y ya arreglados nos sentamos a conversar abrazados un ratito más en el sillón de nuestros placeres.

"Marita, dijo, Te adoro. Lo sabes verdad?"

"Pues claro que si papi. Si no fuese así no hubiéramos seguido con esto no crees?"

"Pues así es. No solo es sexo lo nuestro. Es maravilloso, si. Pero nuestros sentimientos son compartidos y eso es lo importante".

"Si papi", dije. "Pasa algo?", pregunté, intuyendo una respuesta afirmativa.

"Pues no amor. No pasa nada si a nosotros te refieres. Es que me puse a pensar un segundo en algunas cosas que me dijo el gerente general y…. Bueno….. Ya sabrá como solucionar sus problemas".

"Pero dime amor, le dije, o es algo confidencial que no puedo saber. Si es así prefiero no saberlo".

"No es confidencial amor. Al menos empresarial. Es algo personal en el. Me lo contó porque somos amigos de hace muchísimos años. El me trajo acá recuerda".

"Si, me contaste eso. Pero es una persona muy especial según me cuenta mi hermana. Tiene una familia adorable, una esposa que lo llama a cada rato y unos hijos que lo quieren mucho según se".

"Es cierto amor", respondió Oscar. "Pero ese no es el punto. Dime Marita. Alguna vez te ha llamado a su oficina para algo?"

"No. Nunca. Porqué lo preguntas."?

"Pues estuvimos conversando ayer de algunos asuntos laborales y se presentó el problema de los de RRII y me dijo que habría que sacar a mas gente de acá." Mi corazón saltó.

"No me digas que me ha puesto en una lista papi porque me muero. Ya no estoy en edad para buscar trabajo. No me digas eso por favor".

"No es eso amor. Lo que pasa es que habló muy bien de ti. Me dijo que parecías una mujer trabajadora por todas las referencias que tenia, querida por todos en la empresa. Dijo que eras agradable en el trato y que tenías una belleza muy especial".

"Cómo?", dije. "Que raro. Yo jamás he conversado con él. Salvo que mi hermana le haya hablado de mi…. Lo cual no creo, por cierto".

"Pensé lo mismo. Pero hablo de ti de tal forma como si te conociera mucho. Lo que me dio que pensar es que casi al final me dijo que: "ya alguien quisiera tener una mujer como ella", Refiriéndose a ti. "No se que haría", dijo "creo que me volvería loco de felicidad"… y cambio el tema. Yo posteriormente le dije que tú no estabas en ninguna lista conocida. A lo que el solo dijo: "Bien, eso me alegra". Y seguimos conversando hasta que vine a la oficina. No te dije nada pues quería pensar un poco aquello. Creo que me volví un poco celoso en ese momento". Dijo casi sonrojándose.

"Papito, no tienes porque estarlo. Yo tengo marido. Tú tienes mujer. Tu jefe, el gerente general, también tiene esposa. Así que todos contentos con lo que tienen. La diferencia es que yo te tengo a ti y tú a mí. Y eso es especial, no crees?"

"Por supuesto", me dijo.

A los pocos minutos decidimos salir. Oscar miró a través de la ventana hacia el pasillo y no vio a nadie. Me dijo que iba a ir a la puerta principal y que me haría una señal si no había nadie para que pudiera salir. Que me dirigiera a la zona de parqueo y que se percatara de que no había nadie antes de ingresar a su auto. El iría seguidamente.

Salimos sin problemas y me llevó a casa. Ahora le había pedido que me dejara al otro lado del parque cercano a casa. Así lo hizo. Me dio un beso con un te quiero. Yo le dije lo mismo y le devolví el beso despidiéndonos.

Caminaba hacia casa y sentía como mi amante me miraba. Gire mi rostro y me mandó un beso volado desde donde estaba. Sonreí. Estiré mi brazo y le dije adiós con la mano. No quería separarme de el. Pero sabía que teníamos que hacerlo, Seguí caminando. Mi casa ya estaba a escasos metros. Mis pensamientos cambiaron de improviso al último comentario de Oscar relacionado con el jefe de mi hermana. Tenía que averiguar de qué se trató aquello.

Ingresé y saludé a Efraín con un beso y un

"Hola papi. Todo bien?"

"Si ", me dijo, Marlita debe estar por venir también esta en casa de una amiga a dos cuadras de acá. Que tal la oficina?", preguntó.

"Muy bien. Papeleo de todos los días y movimiento de personal como en los últimos días. Llamó Elenita?", pregunté cambiando de tema.

"No se, hace una media hora que vine". Bueno la llamaré más tarde entonces. Voy a bañarme y cambiarme. Si viene Marlita dile que me busque".

Subí a mi dormitorio y me encerré en el baño para bañarme. Ya hacia unas semanas que había tomado la determinación de cerrar con llave para no tener que ver la mirada esa rara de Efraín.

Me duché y salí refrescada con mi pijama y una bata. Bajé a la cocina a ver que se había hecho por ahí. Como siempre, nada. Vi lo que había y preparé un poco de pollo con arroz y ensalada. Hice un caldo muy caliente y espere a que llegara Marlita. Minutos después estábamos los tres cenando y conversando. Marlita me dijo que tenia cosas que contarme y dejamos a Efraín arreglando la cocina mientras que subíamos, nos lavábamos la boca y yo me dirigía al cuarto de mi hija a conversar. Sus asuntos eran de chicos. Eso es lo normal a su edad. Así que le aconsejé en diferente forma a como me habían aconsejado a mi. Pero diciéndole los cuidados que debería tener y demás. Se quedó contenta pues al día siguiente parecía, según ella, que se le iban a declarar en el colegio. Le di un beso y las buenas noches. Bajé a la sala para ver algo de televisión. Efraín ya no estaba. Subió al dormitorio cuando conversaba con Marlita.

Las noticias eran las mismas de siempre. Tomé el teléfono y llamé a mi hermana.

"Elenita", dije, al escuchar su voz. "Cómo estás hermanita"?

"Bien Mari, acá terminando de acostar a estas perlas de mis hijos".

"Quiero preguntarte algo y quiero que seas sincera conmigo al respecto. Ok"?

"Por que preguntas eso. Siempre soy sincera contigo. Cual es la pregunta"?

"Pues me enteré hoy que tu jefe a recibido informes sobre mi. Me dijeron que él considera que soy una persona especial y que ya quisiera ser pareja mía por como yo soy….!!!!! Te imaginas? Quién pudo haber dicho eso? Sabes algo"?

"Pues no. Y me sorprende pues yo no le hablo de ti jamás. Nunca me ha preguntado nada personal sobre la familia. Que raro. Quien te dijo eso"?

"No es quién ahora sino el si realmente estoy en boca de algunos por ahí. No quisiera que sea nada malo".

"Pues no se nada hermanita. Pero si escucho algo te lo haré conocer".

"Gracias Elenita. Te quiero., Un beso y hasta mañana".

"Hasta mañana hermanita", dijo.

Apagué todo en casa y subí a acostarme. Efraín ya dormía. Me acosté y soñé raro esa noche. Me vi en una fiesta con todos los de la empresa. Y yo era el centro de sus miradas.

Al día siguiente. Mi hermana vino algo más temprano que de costumbre para tratar de sacarme quien fue la persona que me dijo aquello que le contara. Le dije que no se preocupara por ello y que no tenía importancia.

Llegamos a la empresa y empezamos el día. Oscar llegó a las 0900 horas dándome una sonrisa oculta y diciéndome que quería dictarme unas cartas luego de su reunión de gerencia. Confirme la hora de sus reuniones. Seguí con mi trabajo.

Luego del almuerzo Oscar aún no aparecía en la oficina. A las 1430 horas apareció acompañado del Gerente General y su secretaria, mi hermana. No ingresaron a la oficina de Oscar sino que se dirigieron al segundo piso. Luego de unos treinta minutos bajaron con unos documentos. Oscar y su jefe ingresaron a la oficina despidiendo a Elenita para que siga haciendo lo que le encargara. Esta al pasar por mi lado me dijo:

"No se lo que está pasando hermanita pero parece que han despedido a varios jefes de arriba".

Abrí los ojos como platos. Yo los tengo grandes pero los abrí más.

"No sabes a quienes", pregunté.

"No", me dijo. "Luego te cuento". Y se retiró con su pasito raudo como siempre.

Me quedé pensando en las cosas que estaban pasando y lo relacionaba de una y mil maneras con lo que me había dicho Oscar la noche anterior. Y ahora, justo con el gerente general en su oficina. Cosa que no había visto desde casi unos siete meses. Normalmente eran los subalternos los que iban a verlo.

"Mari", llamó Oscar. "Puedes venir un momento por favor?"

"Si Don Oscar", dije sabiendo que estaba su jefe con él.

El nerviosismo me acechó un momento pero me dije que no tenía porqué estarlo pues Oscar me tranquilizaba a cada momento en asuntos de los despidos de personal.

Acudí al llamado con mi libreta de notas. Ingresé a la oficina luego de tocar a la puerta e ingresé. El GG (Gerente General…. No diré el nombre pero lo llamaré Juan en este relato) estaba sentado en el sillón de nuestros encuentros, a su lado Oscar. Me senté en la silla frente al escritorio.

"Tengo muy buenas referencias de usted Mari", dijo Juan sorprendiéndome nuevamente.

"Gracias señor", dije, "no se de quiénes sean las referencias pero las agradezco".

"Necesitamos que las empleadas que se mantengan en la empresa tengan los conocimientos informáticos adecuados para cumplir sus funciones con efectividad.", dijo "es por eso que usted está en una lista, junto con su hermana, para asistir a un curso especial en una de los mejores Institutos educativos del país. Oscar tiene mucha confianza en usted y me dice que no nos defraudará en cuanto a su desempeño en dicho curso. Igual confianza tengo yo en usted", concluyó.

"Gracias ingeniero", le dije, "no sabía nada del curso pero me alegra que pensara en mi y en mi hermana. No lo defraudaremos"

"Lo se Mari", dijo Oscar. "Fue una selección especial la que hicimos. Y Juan quiso que estuvieras en ella. Nos dimos una vuelta por acá sólo para anunciarte la nueva".

"Gracias Don Oscar", dije.

"Los dejo conversando un momento", dijo Oscar, "voy a conversar un momento con el ingeniero de producción pues necesita decirme algo. Me esperas por acá Juan?", dijo.

"Estaré unos minutos Oscar. Luego iremos a darle la nueva a Elenita, te parece?", anunció.

"Por supuesto. Si no te encuentro acá te veré en tu oficina", y se despidió. No me dió el beso de hasta pronto pues nos estaba viendo Juan.

Cuando salió de la oficina Juan carraspeó un poco antes de decirme:

"Marita, María Jesús verdad?"

"Si", le dije, "pero me dicen Marita o Mari"

"Bueno Mari, tengo entendido que eres casada con una hija. Me alegro de ello. Oscar me ha hablado mucho de ti en cuanto a tu trabajo pero poco respecto a tu vida personal. Tus amigos por acá no están en predisposición en estos momentos de conversar sobre nadie. Las épocas son difíciles. Siempre me ha gustado conocer a las personas con las que trabajo. En tu caso más aún pues eres hermana de mi secretaria. Eso me dice mucho de ti pues la considero a ella una excelente profesional."

"Gracias", dije. "Hay algo de lo que debería enterarme don Juan?", pregunté.

"No, no. No hay nada en especial Mari. Sólo era interés personal el saber cómo eres más allá de la oficina." Vi a Juan como se ponía algo nervioso y cómo, de cuando en cuando, me miraba de una forma algo rara. Empezó a contarme algo de su familia. Nada que yo no supiera por mi hermana. Sin embargo al mismo tiempo que lo hacía noté un cambio en él….. Su muñeco se empezó a notar a través del pantalón. Pese a que cruzara las piernas para evitar que lo observara no logró su objetivo. En esos momentos su cara hizo una mueca de dolor. Y recordé lo que me dijera Oscar de que también tenía dolores en su muñeco pero que no se atrevía a contarle nada pues, al parecer, no deseaba que se supiera que estaba en problemas con su mujer también.

Juan siguió conversándome de su familia y preguntándome una que otra cosa de cuando en cuando. Yo le respondía viéndolo fijamente a la cara. Cuando giraba su rostro me percaté que ese muñeco suyo ya no le permitiría ponerse de pie sin que se haga manifiesta su condición. Me pidió un poco de agua. Le dije si deseaba un café en vez de agua. Me dijo que sería mejor, por lo que me levanté a prepararle un café. Mientras lo hacía vi de reojo cómo Juan me miraba y se tocaba su miembro como acomodándolo para que no se note. Al acercarme a entregarle la taza con café se acomodó un poco en el sofá empeorando su situación ya que ese muñeco se salió de su acomodo y volvió a presentarse enorme a través del pantalón. Juan se puso rojo al igual que yo. Pero no le vi a la cara hasta que me dijo que si podía ser sincero conmigo.

"Por supuesto don Juan", dije.

"Lamento que te esté perturbando con mis preguntas. Es que me gustaría saber de ti qué es lo que piensas de mi. Soy un profesional que busco siempre como mejorar por lo que de cuando en cuando hago algunas preguntas por acá y por allá. Mi vida familiar no es tan buena como piensan todos por acá", dijo, lo que me asombró, "pero es algo que sólo hablaría con una dama que se tiene la experiencia necesaria como para aconsejarme sanamente", dijo.

"Estoy para servirle don Juan", dije, "entiendo que hay cosas que nos saben muy mal en el matrimonio y que no nos atrevemos a mencionar a nadie mas que a alguien de confianza. Le agradezco esa confianza. Personalmente también tengo problemas don Juan. No es el único. Sin embargo trato por todos los medios de hacer una vida que me llene plenamente."

"No sabía que tuvieras problemas Mari. Pero me alegraré que te permitas escucharme de cuando en cuando, si no te es molestia.", dijo.

"Por supuesto que no don Juan. Me sentiré honrada de poder ayudarlo", respondí.

"Solo te pido que estas conversaciones queden entre nosotros Mari. Ni tu jefe debe enterarse de ellas. De acuerdo?", pidió.

"De acuerdo. No se preocupe por ello", dije.

"Está bien Mari. Te pediré algo adicional. No creo que sea adecuado el conversar en esta oficina sobre lo que me acontece… o lo que te pudiera acontecer, si se presenta la ocasión…. Por lo que sería bueno me sugirieras en donde podríamos vernos para ello. Lógicamente tendría que ser en horarios en los que no estuviera en junta ni con mucho trabajo. Te parece?

"Entiendo. Veré entonces cómo podemos hacer para conversar un poco. Con la situación laboral actual y la carga de trabajo será difícil para ambos pero…. Siempre hay una salida", dije sonriendo y notando como ese muñeco se mantenía enorme.

"Para cuando crees que me puedas dar una respuesta Mari?", preguntó.

"Mañana mismo don Juan. Pero cómo se la hago saber sin llamar a su oficina y que me conteste mi hermana. Como dijo que nadie debe enterarse…..", argüí.

"Pensaba en ello. Te doy mi número privado. No lo sabe nadie mas que mi mujer y ahora tu. Mantenlo así de confidencial."

"No se preocupe don Juan", dije, "me quedó claro eso de la confidencialidad".

"Gracias. Ahora te dejo Mari. Voy a la oficina. Dile a Oscar que estaré por allá. Mañana espero tu llamada… a las 1000 horas?"

"Esta bien", dije.

"Podrías llevarte esta taza?…Gracias", dijo mientras me entregaba la taza.

La tomé y don Juan aprovechó para ponerse de pie y dirigirse raídamente a la puerta. Ya con ella abierta y usándola como escudo se despidió de mi ocultando su bulto.

"Recuerda no decirle nada a Oscar por favor. No quiero que se entere nadie más que tu. Hasta mañana Mari"…… y se retiró.

Oscar regresó a la media hora y me preguntó de qué habíamos conversado. Le dije que de muchas cosas pero nada importante. Me gusta mantener mi palabra. Se retiró luego dándome un beso, diciéndome que iba a verlo a su oficina.

La reunión de Oscar con don Juan siempre se hacía un poco larga. No pude esperarlo ese día como solía hacerlo….. Me fui a mi casa con mi hermana…. A pensar en lo que pasó y en cómo podría hacer para esas reuniones con don Juan. Esperaba poder ayudarlo en los problemas que pudiera tener.

La noche pasó lentamente ese día. Al amanecer ya tenía una solución que darle a Don Juan. Hubiera querido contársela a mi hermana pero no me atreví a hacerlo pues hubiera sido faltar a una promesa… y al temor que tenía yo, lo había pensado, si todo esto hubiera sido solo un teatro para saber si era o no leal con la empresa.

A las 1000 horas en punto le pedí permiso a Oscar para ir a tomar una pastilla arguyendo que sentía un poquito de dolor de cabeza. Me tomó de la cara y me dió un beso delicioso. Me pegué a el buscando su cuerpo y devolviéndole el beso.

"Creo que ya me pasó……", dije en son de broma. Salí tomándolo de la mano y me retiré a la cafetería. Desde ahí, usando el teléfono público, llamé a don Juan.

"Hola?, Don Juan, habla Mari", dije.

"Hola Mari. Me alegra que hayas llamado. Pudiste encontrar una solución a nuestras reuniones?"

"Creo que si Don Juan", dije, "Estuve pensando que podríamos reunirnos durante esas tres horas o cuatro que se da para almorzar los días martes y viernes. No es que vaya a almorzar con usted, no", dije riéndome, "sino que dado su horario de reuniones en la empresa sólo encontré dos formas para poder reunirnos. La que le dije, martes y viernes, implicaría que yo tenga que almorzar en media hora para luego dirigirme a donde se encuentre usted. Podría pedir permiso especial a don Oscar para esas fechas mientras duren las reuniones. Luego todo volvería a la normalidad. La otra es reunirnos los días miércoles a las 1700 horas, que es el día en que no atiende a nadie sino que lo dedica a leer documentos. Eso implicaría a poder tener sólo un día durante la semana para poder conversar ambos. Descarté reunirnos los sábados pues no se si tendré disponibilidad en esos momentos por los asuntos de mi casa e hija"….dije.

"Entiendo", dijo, "como ves tengo un horario que no me deja tiempo para mi. En las noches al llegar a casa ya no es tiempo para mi sino para mis hijos o las situaciones que se presenten ahí tal y como tu lo haces en tu propia casa. O sea, sólo tenemos Martes y viernes (cuatro horas a partir de las 1230 pues debo regresar a reuniones con sindicatos a las 1700) o los sábados si es que tienes disponibilidad tu. OK Mari, gracias. Veré cómo hacemos. Te llamo luego. Gracias.", se despidió y colgamos.

Regresé a mi oficina y encontré a Oscar saliendo a una reunión. Le dije que me siguiera disimuladamente y me dirigí a la oficina. Cuando ingresó cerré la puerta y lo besé. Sentí su lengua enroscarse con la mía y su cuerpo pegarse al mío. Su muñeco me dio un latido de agradecimiento.

"Hummmmmm", dije, "a donde vas papi?", pregunté.

"Tengo una reunión con Finanzas dentro de 20 minutos. Me acaban de llamar".

"Aja", dije, "Tenemos 15 minutos entonces." Y tomándolo de la cabeza lo besé con pasión y llena de deseos. Oscar devolvía todas mis caricias llenándome de placer. Tenía en esos momentos unas ganas locas de sentirlo por lo que, mirándolo a los ojos, subí mi falda y me retiré mi ropa interior. Lo tomé de la mano y lo llevé al sillón. Me eché coquetamente boca abajo en uno de sus laterales y recliné mi rostro en el asiento. Oscar vio mi culito y no dejó pasar esa oportunidad que le daba. Se bajó el pantalón. Su muñeco ya crecido solo necesitó un empujoncito para penetrarme toda.

"OhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhAhhhhhhhhhhhhh", gemí, "papito mío, te necesitaba tanto", dije. "Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh".

Oscar se movía metiendo y sacando ese enorme pene. Se reclinó encima y me tomó de los senos por encima de mi blusa. Siguió en el galope metiendo y sacando y acariciando mis nalgas. Mi culito se vio beneficiado con el dedo gordo de su enorme mano. Su pene me atravesaba a un ritmo endiablado mientras que ese dedo hacia lo propio con mi culito. Yo le di dos orgasmos en ese momento. Mis gemidos me los guardaba pues había mucha gente en el corredor. Pero no importaba nada. Tenia ganas de Oscar y ahora sabia que él de mi. Tomé el pene en mis manos y lo dirigí a mi ano. Ya estaba dilatado…. Solo faltaba el poder de mi amado. Poco a poco me lo metió. Cuando estuvo dentro gemí de placer. Mete y saca de mi amado oscar. Mete y saca. Mete y saca. Hasta que por fin sentí como me llenaban sus líquidos y yo solté los míos a raudales……. Me tomó de la colita y retirándose me besó. Me puse de pie y le dije:

"Te adoro". Me sonrió diciéndome: "Y yo a ti Mari".

Le dije que fuese el al baño primero pues tenía que salir a su reunión. Al poco tiempo salía renovado y vestido para irse a su reunión.

"Chau papito", le dije. Se despidió y cerrando nuevamente la puerta ingresé al baño para lavarme. Fueron unos 15 minutos deliciosos. Poquitos…. Pero deliciosos. Salí del baño y encendí el ventilador para que se vaya un poco el aroma a sexo de la habitación. Abriendo una ventana esos aromas nuestros fueron a perfumar a las plantas y jardines cercanos.

Antes de salir recibí una llamada de Don Juan.

"Marita", dijo, "hasta que hora tienes disponible diariamente para llegar a tu casa?"

"Bueno. Eso depende Don Juan. Cuando me pide Don Oscar que me quede normalmente lo hago pues hay trabajo que hacer. Pero no paso de las 2000 horas. Y no es todos los días. Porqué Don Juan?", pregunté.

"Pues estuve pensando en lo que me dijiste Mari. Los días en que me doy 4 horas, martes y viernes podría ser si es que tú tuvieras los permisos adecuados para poder hacerlo. Cosa que resultaría en algún compromiso para ti pues podrían notar que no estamos ambos al mismo tiempo y llegar a conclusiones equivocadas que te perjudiquen. Sin embargo esa solución podría serlo si es que tu pudieras salir autorizada pero no todos los martes y viernes. Los sábados serían buenos si es que nos damos un tiempo para poder hacerlo pero eso sólo podría ser efectivo si no tienes nada que hacer. No descarto aún ninguno de ellos. Te preguntaba lo de tu salida diaria pues podría ser que nos quedemos un tiempito más para conversar. Cosa que no sería todos los días lógicamente sino aquellos en que se pudiera sin perjudicarte. Y sin que Elenita se entere por favor, si no te pongo en aprietos".

"Entiendo don Juan" respondí, "entonces cómo cree que sería más adecuado.?".

"Creo que podríamos hacer esto en un principio…. A ver como nos va con el tiempo… Los días martes o viernes, indistintamente, podríamos reunirnos un par de horas para darte tiempo a que almuerces con tu hermana como sé lo haces a diario. Al acabar el almuerzo te esperaría en algún lugar que acordemos para ir a conversar. Los otros días, inclusive los sábados, podríamos coordinarlo dependiendo de lo que tuviéramos que hacer. Yo te llamaría para que te quedes un rato más y luego de conversar te podría llevar a donde me digas. Te parece? Creo que así no tendrías problemas porque estarías con los permisos adecuados. Además sabes que te protegeré en todo momento. Qué dices?".....

"Lo que no se es como pedirle permiso a don Oscar para salir esas cuatro horas o algo menos los martes o viernes durante todas las semanas.", dije.

"Eso lo pensé también Mari. Le enviaré un documento en el que se te invita a seguir un curso de contabilidad los días martes y/o viernes. No te preocupes por el curso. Ya seguiste tu uno avanzado hace tres años así que no tendrás problemas en leer algún libro que pueda conseguirte. Lo del diploma o certificado de asistencia es cuestión mía… yo lo arreglo. Con ello tendrías la oportunidad de almorzar y salir hasta las cinco aproximadamente pues hay un horario de clases de 1400 a 1600 horas. Lo que te daría a ti, teóricamente la oportunidad para llegar y regresar si es que te necesitan en la oficina. Además, podríamos ver la forma de, con el asunto de las clases, hacer que algunas prácticas computarizadas se den los sábados en las mañanas. No todos por supuesto. Los demás días van a depender de si puedes o no quedarte un par de horas si es que Oscar no te necesita para algo. Que te parece?"

"Creo que ha encontrado la solución", dije preguntándome si realmente habría la necesidad de tener esas reuniones todos los días como insinuaba don Juan. "Me parece bien don Juan", le dije. "A partir de cuando sería todo esto?"

"Veré de enviarte ese documento el día de mañana", dijo.

"Dígame don Juan", pregunté, "Cree que será necesario tanto tiempo para poder conversar? De repente le resulto una no buena consejera", dije riendo.

"No creo Mari. Se que será bueno todo esto. Mañana entonces recibirás ese Memorando. Bueno, Oscar. El te lo hará saber. OK. Gracias por todo.", y se despidió.

Llamé a mi hermana y le dije que me iba a quedar un rato más. Se quejó porque ya no podíamos irnos juntas y conversar un rato. Le dije que esperaba que cambiara eso pronto.

Oscar llegó a la media hora. Cuando "ya me disponía" a dejar la oficina.

"No te vayas amor", me dijo, "quédate un par de horas más. Puedes?

"Si me lo pides de otra manera quizá pueda." , le dije coquetamente.

Se dirigió a la oficina e hizo unas llamadas. Luego me dijo que ingresara a la oficina y lo esperara dentro sin hacer ruido. Lo hice pues ya estaba arreglada para salir. Salió cerrando la puerta con llave. Vi a través de la ventana como se retiraba a la puerta principal y veía a todo lado. Al no encontrar nada que le pareciera pudiera ocasionar problemas retornó rápidamente a la oficina e ingresó a ella. Me encontró sentada en el sillón, con las piernas cruzadas.

Se arrodillo frente a mí e introdujo su mano en un bolsillo de su saco. Sacó una cajita y abriéndola me dijo:

"Mari. Te adoro. Sabes que te amo. Sabes que te deseo a cada momento. Esto que quiero darte ahora no es nada mas que mi amor por ti….que deseo lleves a diario en tu cuello."…. Abrió la caja y vi con ojos de sorpresa una cadena con dije de forma de corazón de mas o menos una pulgada de largo. Toda de oro de 24 quilates. Era bellísima. La tomó en sus manos y lentamente me la colocó en el cuello dándome un beso largísimo en los labios.

"Es hermosa Oscar", gracias.

"No me agradezcas amor. Es solo que no puedo darte lo que quisiera. Desearía darte tanto.", No lo dejé continuar. Lo bese nuevamente. "Desearía pedirte algo amor mió", me dijo.

"Dime papi", respondí.

"Podríamos salir a cenar un par de horas. Conozco un lugar muy reservado para poder hacerlo." Me miró a los ojos esperando una respuesta. Lo vi tan tierno que no tuve el valor de decirlo no en ese momento. Pensaba en la mucha gente que pudiera vernos y lo que podría pasar.

"Si sabes como cuidarme amor, acepto. No desearía ser la comidilla de nadie", dije.

"Lo se amor. Te cuidaré. No temas".

Y salimos de la empresa tal y como solíamos hacerlo para pasar desapercibidos. Me llevó a un hostal que había en Miraflores, en el último óvalo de la Av. Pardo con dirección al mar. El Torreblanca era un hostal muy bonito. Estaba en una zona bonita. Era pequeño pero muy acogedor. Nos sentamos mirándonos hasta que se acercó el mozo preguntándonos qué deseábamos comer. Oscar le pidió un tiempito para decidir. Me miró a los ojos nuevamente y me dijo:

"Deseo estar contigo amor. Tengo ganas de tenerte a mi lado y hacerte el amor nuevamente.", dijo tiernamente.

"Papito, y la cena? A donde iríamos? Sólo podemos estar en la oficina como hasta ahora."

"No amor. Podríamos estar en este hostal. Si me lo pides puedo decirle al mozo que queremos cenar en una habitación e iríamos allí y estar juntos en una cama real sin que pases incomodidades ni estés pendiente de si tocarán o no a la puerta. Sólo desearía que estés a gusto sin tensiones. Si?!, preguntó.

Eran las 1730 horas. Teníamos dos horas y media para nosotros y tenía que decidir si aceptaba o no.

"Si papi. Solo que no deseo estar en ninguna lista de huéspedes ni deseo que me vean entrar al dormitorio, ni llegar tarde a casa… Así podríamos salir nuevamente si resulta todo bien."

Me besó en los labios y se puso de pie dirigiéndose a la recepción. Al poco tiempo se acercó a mí con la llave de la habitación.

"Vamos amor", dijo, "ya le indique al mozo lo que nos tiene que llevar de inmediato."

Nos dirigimos a la habitación. Esta era algo amplia. Tenía una cama un baño y algunos muebles bien ubicados. La ventana daba al óvalo…. Tocaron a la puerta. Venía el mozo con una botella de champagne y unos bocaditos que previamente eligiera Oscar. Cuando se retiró el mozo Oscar sirvió dos copas y me dijo:

"Que sea una estadía hermosa para ambos amor. Quizá logremos mejorar estas salidas con el tiempo", y me besó. Brindamos.

"Papi", le dije, "no voy a tomar mas pues no quiero llegar con olores raros. Pero me gustó que hicieras esto."

Le dije que iría al baño un momento. Me desnudé toda y me duché. El agua estaba deliciosa. Pensaba en Oscar, en Efraín en don Juan y en lo que pudiera estar pasando en su familia. Cuando terminé de ducharme llamé a Oscar quien sorprendido me dijo:

"Porque no me llamaste? Te hubiera jabonado amor".

"Estaba con ganas de ducharme amor. Si deseas hazlo mientras me acomodo en la habitación."

Oscar se cambio rápidamente y se duchó también. Mientras tanto yo me dirigí a la cama y acomodé los almohadones que ahí había. Fui al closet y encontré dos más. Los utilizaría también. Acomodé una debajo de mi cuerpo y puse dos a los lados de mi cabeza. El cuarto almohadón iría a la altura de mi cadera. Lo puse y me acomodé para ver si me sentía cómoda. Me retiré de ahí despacio y me senté en el sofá que había en la habitación. Vi el champagne y se me ocurrió otra cosa. Vi los bocaditos y me llevé uno a la boca. Estaba delicioso. Unas uvas adornaban la mesa con la comida. Lo pensé y lo hice. Tomé tres y las coloqué debajo del edredón.

Cuando salio Oscar del baño estaba radiante. Se acercó a mi y me atrajo hacia el besándome. Le dije que no teníamos más que dos horas para amarnos. Así que lo llevé a la cama y lo eché encima de los almohadones, tal y como yo había practicado. Oscar me miraba no sabiendo lo que pasaría. Primeramente me puse frente a el y abrí sus piernas me arrodillé en la cama y tomé a mi ya grande muñeco lo acaricié y lo besé. Lo chupé con pasión y fuertemente. Sentí como crecía más y más. Oscar gemía de placer. Levanté sus piernas y chupé sus huevitos pasando mi lengua por ahí acariciándolo al mismo tiempo. Mis labios jugaban mientras que mi lengua buscaba su placer. El culito de mi Oscar latía mientras que mi lengua jugaba con sus huevos. Besé ese culito que se abría para mi. Oscar gimió. Jugaba con sus huevitos, muñeco, su culito…. Tal y como el lo hiciera conmigo. ‘Mi’ muñeco ya estaba enorme. Bajé sus piernas y lo vi apuntando al techo, tan grande como lo deseaba ver. Me senté encima. Poco a poco. Mientras, veía la carita de Oscar. Sus ojos cerrados y su boca emitiendo esos quejidos de placer. Me senté toda y me penetró hasta el fondo. Que delicia!!!! Empecé a succionarlo con mi vagina. La movía internamente como queriendo realmente hacerlo. Lo sintió y le gustó. Seguí en ello hasta que me vino un Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que salió muy dentro de mí.

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh papi, te lo estoy dando, Ahhhhhhhhhhhhhh", dije.

Oscar se movía tanto como mi cuerpo se lo permitía. Empecé a cabalgarlo, al mismo tiempo que mi vagina seguía succionándolo todo. Ahhhhhhhhhhhh, gemí nuevamente. Sentí como ese miembro enorme de mi Oscar se ponía más rígido y como sus venas se engrosaban. De pronto un chorro llenó mi vagina, y luego otro, y otro….. Oscar gemía de placer mientras me propuse moverme más y más al mismo tiempo. Me recliné en su pecho y lo besé. Fue un beso delicioso que decía más que mil palabras. De pronto sentí como otro orgasmo salía de mí. Me recliné más a Oscar y apoyé todo mi cuerpo en él. Todo mi ser vibró con ese orgasmo. Me aferré a Oscar como no deseando salirme de ahí nunca.

Minutos después nuestros cuerpos se relajaban. Me puse a un lado para darle un poco de respiro a mi amado. Su muñeco estaba llenó de nuestros jugos. Lo saboreé. Lo metí en mi boca y lo limpié totalmente. Creció. Y creció. Nuevamente. Se retiró de los almohadones sonriéndome. Sin más palabra que mi accionar lo reemplacé en ellos diciéndole que deseaba que me sirva una copa de champagne. Me miró como diciéndome que no debería tomar. Yo insistí. Cuando trajo la copa yo ya estaba lista para mi "sorpresa" (había escuchado a una de mis amigas como había hecho esto). Le pedí a Oscar que me echara un poco de ese burbujeante vino en mi vagina….. poco a poco…. Lo hizo sonriendo. Parecía un muchacho grande con una sorpresa al final del túnel…. Y era eso. Cuando hubo echado un poco, y notando yo que rebalsaba mí vagina le dije:

"Salud amor!"

Oscar se acercó a mi vagina y sorbió poco a poco lo que le brindaba…. Su lengua jugo un papel preponderante en esa batalla de succiones. Entraba y salía para recoger esa mezcla de néctar mío y del jugo de manzana burbujeante. Mi cuerpo convulsionó, los orgasmos empezaron a salir de mí de tal forma que deseaba gritar de placer. Uno y otro, y nuevamente uno muy grande…..

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que rico. Oscaaaaaarrrr".

No me escuchaba. Seguía esa lengua jugando con mi clítoris y las paredes de mi vagina, con mis labios de por ahí, bebió todo lo que encontró y lo que le di. Ahhhhhhhhhhhh. Delicia. Tomé una de las uvas que había escondido debajo del edredón. Me la metí en mi vagina lentamente. Oscar me miraba nuevamente sorprendido. Metí otra … luego otra.

"Sácamelas con tu lengua papi mío", le dije.

Abrió los ojos y sonrió. Se acercó nuevamente a mi y su lengua volvió a trabajar por esas partes que sabía le gustaban. La sentí como se metía. Mis piernas eran movidas para todos lados buscando al ángulo adecuado para succionar o jalar esas uvas.

Ahhhhhhhhhhgggggggggggghhhhhhhh….. que rico amor, que rico".

Nuevamente caí en los brazos de mis propios orgasmos. Uno y otro…… Su carita se retiró feliz cuando succionó la primera y me la mostró.

"Hummm, dijo, está riquisima".

Y se la comió saboreando mis jugos y los de aquella uva. Su cabeza volvió a las andanzas de búsqueda. Mi cuerpo seguía y seguí llenándose de placer. Otra uva. Oscar había encontrado el camino correcto para sacarlas…. Y de paso para darme el mayor de los placeres. Cuando hubo retirado las tres estuvo feliz. Se echó encima y sentí como su miembro enorme me penetraba toda como reclamando su premio. Y se lo di. Lo abracé con ternura mientras el cabalgaba encima mío. Sus piernas se apoyaron en los almohadones permitiéndole arrodillarse sin que dejara de poseerme. Cabalgó. Cabalgó como el mejor de los jinetes. Sin caerse y con un ritmo que hacía que me viniera nuevamente. Me tomó de los senos amasándome fuertemente.

"Ohhhhhhhhhh, Mari….". Se vino de pronto y me llenó con su lechita caliente.

"Ahhhhhhhhhhhh", respondí. Siguió cabalgándome hasta que hubo echado la última gota. Se reclinó en mis senos besándolos, chupándolos, acariciándolos. Le tomé del cabello y lo acaricié. Disimuladamente vi la hora…. Eran las 0750. Con pena lo besé y le dije que teníamos que irnos. Me besó en los labios y…….

Ya cerca de las 0830 me dejó a dos cuadras de mi casa. Como siempre se quedó viéndome a que llegara a la puerta y desapareciera de su vista.

Marlita me esperaba junto a su papá.

"Hola!", dije de buen animo. "Comieron algo?".

Al ver sus rostros supe que Efraín no había hecho nada por solucionar el problema de la cena. Mi cuerpo estaba deliciosamente bien pero tenía hambre así que llamé por teléfono y pedí una pizza de aquellas que le gustan a mi hija aunque se que no a Efraín. "Que se moleste", pensé. "Si quiere comer algo que lo pida o se lo prepare". Estaba algo irritada con la despreocupación total que venía manifestando Efraín por la casa.

Mientras llegaba la pizza me di un buen baño nuevamente, me puse mi pijama y salí a charlar con Marla. Su galán se había declarado y ella lo aceptó complacida. Me dijo que le había dado un beso con lengua y que se había aterrado con ello. "Bueno", me dije, "tendré que enseñarle que eso no es nada malo". Conversé con ella comiendo pizza por espacio de una hora. Efraín se había retirado sin decir nada.

"Ah mami", me dijo mi hija. "Llamó mi tía Elenita. Dice que le devuelvas la llamada".

"Ok", le dije, "gracias". Me dispuse a llamarla.

"Elenita?, hola hermanita cómo estás?", dije al responderme ella.

"Mari, si que tienes suerte", dijo. "Mi jefe me dio a escribir un documento en el que te invitan a un curso de contabilidad y finanzas. Mañana lo enviará a la oficina de don Oscar para que te lo de a conocer. Imagínate. Dos cursos, el de Informática y ahora este. Te felicito."

"Gracias hermanita, pero no acabo de comprender aún cómo así me lo dieron…….", y seguí como si no supiera nada. Mañana sería un buen día. Oscar tendría una sorpresa para mi…. Y yo empezaría un nuevo curso.