María Jesús (11)

“Renato”, gritó espantada al ver que muchos otros espectadores observaban a los animales. No pudo la dueña correr más rápido que lo que “se corría” Renato. La perra aceptó sus líquidos.

María Jesús XI

Gabriela y yo iniciamos una amistad que mantenemos hasta ahora. Pese a que ella quedó en nuestro país mantenemos correspondencia constante y, de cuando en cuando, viene a casa en Lyon para pasar una temporada con nosotros.

Los meses después de ese encuentro inicial narrado en el capítulo anterior se sucedieron exquisitos. Mi hija fue la que resultó recompensada con las "lecciones" que le dábamos a Jorge. Nos quedamos con él por precaución. No invitamos a nadie más a nuestras reuniones. Ah, y algo más, Gabriela protagonizó varios encuentros increíbles invitada a jugar poker en Santa María. Quizá alguna vez decida contárselos. Lo que si les narraré es cómo así fue que nos interesó adquirir un perro.

Cierto fin de semana nos encontrábamos en la playa tomando sol cuando apareció un perro pastor alemán. Su dueña se metió al mar a disfrutar de las pocas olas que había. El perro la seguía, jugando y moviendo la cola sin atreverse a nada más que a dar saltos y girar en su puesto mientras sentía las olas correr por sus patas. De repente el perro paró las orejas miró hacia el lado derecho y empezó a ladrar. Miramos, Gaby y yo, a ese lado para darnos con la sorpresa de ver a lo lejos a otro perro. Sorpresa porque en esa playa se prohíben los animales. Era un perro blanco siberiano. Juguetón como el que teníamos al frente. El pastor alemán salió veloz a su encuentro. El siberiano se quedó mirándolo y se aproximó a su vez a él. Al tenerlo cerca el pastor alemán empezó a olfatearlo mientras el otro se quedó quieto. Si, parecía una perra no un perro. Al acercarse verificamos que era así. El pastor empezó a correr seguido de la siberiana. Chapuzones, giros, carreras, olfateos….. Esto último mientras que el miembro de ese animal crecía. Se detuvo el juego para dar rienda suelta al instinto animal. Parecía que tenía aceptación total de la siberiana. El pastor olía y olía. Se animó a poner una pata encima de ella. La siberiana acepto la caricia. Estaba en celo. El pastor se acomodó encima y la penetró. La rapidez era increíble. Ese pastor se cogía a su hembra con una agilidad realmente animal. La dueña, luego de unos minutos, decidió salir de su relajamiento en el agua y vio la escena que le brindaban los animales.

"Renato", gritó espantada al ver que muchos otros espectadores observaban a los animales. No pudo la dueña correr más rápido que lo que "se corría" Renato. La perra aceptó sus líquidos. Lo que siguió fue lo de siempre en esa raza. Una pata encima de las ancas de la hembra para que los perros quedaran enganchados con esa bola llena.

El "chuuuu, chuuu", que le hacia la dueña para separarlos resultó insuficiente. Alguien les echó un cubo de agua….y nada…. Las risas de la gente se unieron a los lamentos (¿) de los canes. Retiraron a unos niños que iniciaron sus preguntas de siempre. Las mamás sonriendo se retiraron con ellos. Gaby y yo estuvimos en primera fila durante todo ese show.

"Viste esa rapidez?",dije. "Parecía que se le iba la vida en ello".

"Pues eso es lo que vi también", dijo Gaby. "Sabes que mi cuerpo estaba tiritando al ver todo ello? Y no era por frío!", dijo riendo.

"Que curioso. Igual sentí yo", dije devolviéndole la sonrisa. Nos tomamos de la mano y volvimos a echarnos pero ahora boca abajo una al lado de otra.

"Me gustaría comprarme uno. Pero pequeño, para criarlo", dijo Gaby.

María Jesús la miró sonriendo. Entendía el para qué de esa posible compra.

"Quizá te vaya a visitar o los invite cuando lo tengas, te parece?"

"Sería grandioso".dijo.

Un mes después llegó el cumpleaños de Gaby. Fui a una tienda de venta de animales y le compré el perro pastor con mejor pedigree que pude encontrar. Según la dueña era uno de la cría que tuviera en casa su propia perra. Vendido con certificado de vacunas y demás de genealogía y caché canino lo lleve en una casita preciosa. Sabía le iba a gustar a mi amiga.

En la noche fuimos con Marlita a celebrar a un restaurante Miraflorino. Recordé a Daniel. Me escribía dejando un día. Me llamaba casi a diario. Le contaba mis asuntos y festejábamos ambos.

La sorpresa fue mayúscula. Gaby se alegró muchísimo con el perro. Una sonrisa cómplice fue la respuesta a nuestras miradas. Fue una noche deliciosa. Conversamos y nos divertimos.

Cierto día llamó Jorge para pedirme hablar con él. Me dijo que podía en ese momento así que accedí diciéndole que se viniera a la casa. Ah, no les conté. Algunos meses atrás me mudé de casa a una más amplia y con mejores jardines. Jorge llegó puntual media hora después.

"Mari", me dijo luego de los protocolares saludos en la puerta y el beso delicioso que siempre nos dábamos en el estudio. "Como sabes tengo ya algún tiempo con Marla. Es una mujer tan especial como tú y eso me complace muchísimo".

"Vaya, y espero que no lo olvides nunca", dije bromeando.

"Pues quería hablarte al respecto de ella".

"Pasa algo Jorge", dije en tono serio.

"Solo que estoy enamorado de ella. Tú lo sabes. Y…..deseo casarme con ella. Por eso deseaba hablar contigo".

"Jorge", solté un grito. "Que hermoso oírte decir eso. Me alegro tanto!"

"Si? Pues eso quería oír de ti. Recién se lo voy a pedir mañana cuando recoja algo que le compré. Papá ya lo sabe y esta a la espera de que lo llame. Sabe también que estoy hablando contigo en estos momentos".

"Que bueno Jorgito", dije. "Me haces muy feliz con esta noticia. Ya conversaremos con Mufa. Supongo que estará feliz también".

"Claro que si. Conoce a Marla y la considera una joven inteligente, fuera de bella y responsable".

Miré a Jorge y lo abracé. Tomé su carita en mis manos y lo besé en los labios de la manera más tierna posible. Sentí su respuesta, sus manos, su cuerpo pegado al mío.

"A partir de mañana Jorge serás formalmente parte de la familia. Ya no habrá esos encuentros especiales y deliciosos que teníamos. Tu cuerpo será de mi hija y el suyo tuyo. Lo que ambos hagan o dejen de hacer con ellos será su decisión. Creo que me entiendes. Pero yo no deseo formar parte de esa decisión en especial. Sólo espero que la hagas tan feliz como desearía".

"Lo haré. La amo muchísimo. Fuera de que he recibido de quien también la ama las mejores lecciones en estos tiempos", dijo mirándome a la cara.

Lo besé. Cloti, mi empleada, estaba abajo limpiando y cocinando para el almuerzo. Dejé a Jorge un momento en el estudio para bajar y ver que hacia y traer unos refrescos. Le dije que iba a conversar con Jorge en el estudio y que dejara eso para el último. Le dije que Jorge me había pedido la mano de mi hija y se llenó de alegría. La estimaba mucho. Cloti se quedó tranquila. No perturbaría.

Regresé con las bebidas. Cerré la puerta y me aproximé a Jorge. Dejé las bebidas en una mesita y lo besé al mismo tiempo que le retiraba su ropa. Jorge hizo lo propio conmigo. Desnudos nuestros cuerpos fuimos directamente al sofá. El pene de Jorge estaba maravillosamente crecido. Lo tomé con ambas manos empezando un masaje lento que incluía sus huevitos. Jorge cerró los ojos mientras sus manos acariciaban mi cabeza. Mi boca se acercó a ese manjar para degustarlo. Mi lengua recorrió toda la cavidad siguiendo la ruta trazada por mis manos. Succioné el glande metiéndomelo a la boca. Chupé y chupé. Besé las piernas de Jorge volviendo a chupar ese glande maravilloso. Ya se presentaba en su máxima grandeza. Quería tenerlo para mí. Giré mi cuerpo y me senté encima colocando en su sitio ese pene. Presioné hacia abajo y se metió todo….muy dentro de mi…..

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhgggggggggggg"

Cerré los músculos vaginales como tratando de aprisionarlo. Lo hice muchas veces. Jorge tenía su carita llena de dicha. Empecé a subir y bajar, primero delicadamente luego con fuerza. Me vino

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh….. Que rico"

Mi cuerpo convulsionaba. Sabía que sería la última reunión de este tipo con mi, dentro de poco, yerno. Pero deseaba que esta fuera algo especial para ambos. No dejé que eyaculara. Yo sentí mis orgasmos salir muchas veces. Lo tiré al suelo y me tiré encima, en la posición 69. Su boca buscó con avidez mis partes humedecidas. Las chupó con placer al sentir que yo hacía lo mismo con las suyas. Sus dedos jugaban en mi culito. Jorge se acomodó un poco para, en un momento no esperado, meterme la lengua por ahí.

"Jorge!, grite….."siiiiiiiiiiiiii"

Seguía metiéndome esa lengua. Ahora jugando entre ambos huecos. Le di uno, dos, tres orgasmos….cuatro…..así era yo……delicioso. Mi clítoris había crecido enormemente con esa lengua. Jorge lo tenía entre sus labios como si fuese un chupón de bebe. Una vez más

"ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh"

Quería más pero deseaba verlo a los ojos. Así que me eché en la alfombra y lo jalé hacía mí. Jorge colocó su pene en mi agujerito penetrándome toda con su peso. Lo sentí maravilloso. Su rostro estaba a mi alcance para besarlo….y lo hice. Lo besé dulcemente mientras mi cadera giraba en un movimiento lento disfrutando de cada giro y penetración. Jorge me tomó de ambas manos para seguir besándome sin descanso. Mis senos fueron su placer en esos momentos. Los empezó a chupar mientras yo cerraba los ojos. Jorge sostenía su eyaculación y no me entregó sus líquidos hasta casi una hora. Mi cuerpo lo reclamaba. Deseaba sentir esos jugos calientes dentro de mí. Cuando me lo estaba dando lo abracé fuertemente haciendo él lo mismo. Nuestros labios se unieron nuevamente en un beso divino. Jorge iba a ser de la familia. Ahora mi hija disfrutaría con él…..a solas.

Al día siguiente mi hija regresó a casa antes de lo normal. Estaba radiante. Me miró a los ojos y levantó su mano enseñándome su anillo de compromiso. Era bellísimo. Supe luego que lo eligió Mufa. Empezó a narrarme los detalles de ese compromiso,,,y me sentí feliz.

Invité a mi amiga Gaby a la reunión que le dimos a Mufa y familia el fin de semana. Estuvimos radiantes ambas. Fue una cena casi de gala. Mis invitados se despidieron complacidos por todo luego de cerca de cinco horas de reunión. La fecha de la boda la dieron los muchachos. Tres meses después ya nos estábamos alistando para la ceremonia religiosa en una Iglesia cercana al Friday´s de Miraflores. Un gentío llenó la iglesia. Más amigos de Jorge y Mufa que nuestros. Luego hubo una reunión en la misma Iglesia para continuarla en la casa de Mufa en San Isidro. Ahí la familia de Jorge regaló a los novios un departamento, coincidentemente cercano al que tenía Daniel en el Parque El Olivar. Cuando lo fuimos a visitar resultó ser inmenso. Se lo regalaban con la finalidad de que iniciaran correctamente su vida marital…. Sin problemas. Mi hija a partir de ahí ya no viviría conmigo.

Quedé sola en casa, con Cloti, mi empleada….pero sola en muchos sentidos. Gaby iba a visitarme casi cuatro veces a la semana. Muchas veces se quedaba conmigo y disfrutábamos de nuestras antiguas experiencias…creando algunas nuevas…nuestras. El pastor alemán ya estaba grande, le había puesto como nombre "Toledo"….según ella en honor a lo sinvergüenza de algún conocido. El perro hacia sus necesidades fisiológicas de acuerdo a como Gaby le enseñara. Lo que si notamos es que Toledo, cada vez que poníamos las piernas a su alcance, levantaba sus patas cruzándolas en ellas como deseando cogérselas.

Un día me llamó Gaby. Quería que vaya a su casa a ver algo increíble. Acudí a su llamado en la tarde. Ella vivía en La Molina en un lugar lleno de jardines con flores. Su casa era la herencia que sus padres le dejaron al morir años atrás. Desde que se casó Jorge tanto ella como yo decidimos ya no hacer uso de sus habilidades juveniles. Bueno, es un decir. Sin embargo yo veía de cuando en cuando a Mufa. Y, cuando nos animábamos a ir a Santa Maria dejábamos todo a la suerte.. Resultaba deliciosamente interesante.

Gaby me recibió entusiasmada. Estaba con un camisón de seda azul. Nos sentamos en la sala donde había preparado unos bocadillos y algo para beber.

A que no te imaginas lo que pasó", dijo.

"Anda mujer, dime. No soy adivina".

"Bueno. Resulta que este Toledo al parecer esta en celo o algo parecido. Le pones un palo de escoba entre las piernas y se lo quiere coger", dijo riéndose.

"Eso es entendible a su edad. Sólo les interesa eso", reímos.

"Así es. Sin embargo este se pasa de la raya. Sabes que estuve haciendo mis ejercicios diarios en el jardín como todos los días. En el momento en que la locutora del DVD indicaba que teníamos que ponernos de una u otra manera…yo lo hacía. Llegó el turno a un movimiento de piernas. Para ello tuve que arrodillarme con las manos adelante, levantar una pierna hacia atrás estirándola todo lo que se puede. Respirar y bajar lentamente para seguir con la otra pierna. Y así. Pero que pasa Mari, el Toledo este me estaba viendo hacer los ejercicios y se aproximó en un momento. Su nariz olfateaba mi cuerpo mientras yo seguía con mis ejercicios. En el preciso momento en que bajé mi pierna izquierda se montó encima como deseando cogerme. Recuerdas lo de la playa? Pues igual. Pero yo la perra", dijo riéndose.

"Jajajajajaja, y como te sentiste?"

"Pues no lo vas a creer; este perro debe ser de un excelente pedigree pues en una de esas me pegó un puntazo que para que te cuento. Cuando giré mi rostro me tenia agarrada con sus dos patas delanteras y empezó un movimiento como deseando penetrarme. Me puse a mil sin saber porque. Me relajé un poco y reposé mi cabeza en la colchoneta. Pero estaba vestida con ropa deportiva especial así que Toledo se quedó con las ganas. Pero no dejaba de jalarme y procurar meterme ese pedazote que tiene. Pues, si lo ves bien es enorme. Como no logró hacerlo se bajó y me metió la narizota resoplando por ahí. Me dejó Mari, no te imaginas. Anoche estuve pensando en lo que pasó. Una vez me llamó la atención el hecho de que sacara y metiera rápidamente la lengua en un frasco de mermelada de fresa que tire a la basura. El envase era de vidrio y lo tomó con ambas patas delanteras entes de que su lengua se metiera y saliera de ahí con movimientos increíblemente rápidos. Que te parece?"

"Pues te felicito, ya tienes un nuevo amigo", dije volviéndome a reír. Sabía que Gaby tenía algo más entre manos. Su vestido así lo hacía notar. El contarme con detalles esas experiencias hacia que ambas pensáramos en lo mismo. Así que me decidí y la jalé a mi lado besándola.

"Espera Marita. Espera. Quería llevarte al baño".

Y lo hizo. Me abrazó por los hombros. "Y como va Marlita", preguntó.

"Pues muy bien. Va a diario a la casa aunque sea solo un momento. Pero todo esta yéndole bien".

Gaby sacó de una gaveta otra bata de seda pero de color beige. "Póntelo Mari, si? Desearía verte con ella".

La miré a los ojos sabiendo que lo que vendría sería especial para ella. Me retiré la ropa delante de ella, como siempre. Me miraba. Ya desnuda se acercó a mí y me besó. Devolví el beso con sumo placer. Tomó la bata y me la puso.

"Desearía que veas algo que descubrí hace un par de días…y me des tu opinión". Abrió la puerta y llamó a Toledo. El perro estaba en el jardín pero al escuchar la voz de su ama subió raudamente al dormitorio. Ya en él Gaby, con calma, le puso un par de calcetines en cada una de sus patas. Me imaginé lo que vendría…. Gaby había hecho "progresos" con ese perruño. Qué haría?

Colocó una toalla en la cama, casi al borde. Sentó a Toledo al frente y le ordenó quedarse quieto. El perro obedecía. Ella tomó de su closet un pote de mermelada de fresa. Me miró sonriendo. Se echó en la cama luego de retirar delicadamente su vestimenta de seda. La delicada ceremonia era para mí, lo supe. Le mandé un beso. Sonrió. Tomó el frasco y lo abrió. Vertió un poco de mermelada en su vagina abriendo las piernas para que se untara donde ella quería. La otra mano procuraba abrir más esa cavidad deseosa ya de lo que vendría. Toledo movía su cuerpo como deseando desobedecer a su dueña. No lo hizo. Permanecía impaciente en espera de su orden. Gaby me miró para luego voltear la cabeza y decirle a Toledo:

"Ven ahora".

El perro no se hizo esperar se puso en sus cuatro patas y se acercó a la vagina de mi amiga Gaby. Olió lo que se le invitaba y…..su lengua inicio un proceso de lamida increíble. Esa lengua rugosa jugueteaba con su vulva. Gaby cerró los ojos. Sus manos se aferraron al cobertor de la cama. Empezaba a sentir esa lengua. Su clítoris crecía. Yo permanecí atenta a lo que estaba pasando. Sin moverme del asiento como fiel espectadora en primera fila del mejor teatro. La vista era fenomenal. Las patas de Toledo casi se diría que sostenían abiertas las piernas de Gaby mientras su lengua sorbía cada centímetro del manjar que se le ofrecía. Gaby había echo algo mas. Había colocado mas mermelada dentro de su vagina buscando que esa lengua penetrara hasta donde pudiera. Toledo lo hizo así. La lengua terminó con la vulva y detectó más dentro de su dueña. La penetró metiéndola y sacándola con rapidez increíble. Gaby soltó un grito:

"Mari! Que rico"…… Le vi su rostro llenarse de placer. Toledo seguía y seguía en el proceso de dejarla limpia. Y lo hizo. Unos lengüetazos en la vulva daban por terminado ese acto teatral. Gaby estaba complacida.

"Mari, que opinas?", preguntó.

Mi opinión no contaba para nada en ese momento. Vi la carita de Gaby y presentí que lo nuestro llegaba a su fin. Estaba "feliz con su perro"! No lo entendí en ese momento. Había tenido visiones de ese tipo por algunas cosas que se ven en Internet pero jamás hubiera pensado ser parte de ellas. Prefería estar con seres humanos que me sintieran como yo los deseo sentir. Se que es una "aventura" diferente pero no era para mi. Ciertamente no lo era.

"Pues si te sientes contenta con ello, y parece que si lo estás, lo veré bien por ti", dije.

Quiso que participara en una de sus aventuras pero me sirvió la diplomacia para ello. Salí de ahí dejando un pasado bello… como otros muchos. Sin embargo nuestra amistad como amigas no se vio frustrada. Eso es parte del dejar hacer lo que tu amiga desea si eso no te perjudica en nada. Jamás dejamos de contarnos nuestras cosas pese a que ya no es nuestra relación tan "intima" como lo fuera antaño. Saben a lo que me refiero.

Como un paréntesis a la presente aventura, Gabriela encontró al hombre de su vida en Francia, en una de sus visitas a casa… para suerte de ella nuestro común amigo tiene una jauría en su jardín. Enormes y hermosos mastines que rápidamente se encariñaron con Gabriela. Por qué será?