María Jesús (1)

Mi vida fue un fracaso en mi matrimonio desde un principio. Mi esposo, como todo latino, es totalmente machista y proclive a la fuerza antes que a la delicadeza y al amor real.

MARÍA JESÚS I

No se cómo empezar este relato, pero haré todo lo posible por mantener mi ecuanimidad, veracidad y real pasión en él. Soy una mujer de 53 años de regular estatura, contextura mediana, cintura esbelta y delgada, senos contundentes, ojos almendrados y siempre risueños, boca carnosa, cabello lacio actualmente castaño oscuro. Mi culito es proporcionado y siempre ha sido el que originara las miradas eróticas de mis compañeros de trabajo. Y, eso es lo que deseo contarles. He sido secretaria casi toda mi vida. Mi último trabajo lo hice en una empresa llamada Ali Co en el Callao, puerto peruano colindante a la ciudad capital Lima, en el Perú. Estando ahí me granjeé el aprecio de mis compañeros y jefes por mi dedicación y esmero en mi labor. Pasaron los años sin que nadie viera en mi, al menos eso pensaba, a la mujer deseable, sino a la mujer compañera y leal.

Mi vida fue un fracaso en mi matrimonio desde un principio. Mi esposo, como todo latino, es totalmente machista y proclive a la fuerza antes que a la delicadeza y al amor real. Recuerdo que no estuve con el sexualmente hasta después de habernos casado. La época y la tradición de mi familia así se hacían sentir en mí. Efraín, que así se llama, es ingeniero, no supo enfrentar la vida de pareja como se supone debería. La noche de bodas recuerdo fue la peor noche de mi vida. Realmente fue una violación. Dureza, fuerza, dolor, sangre, y en absoluto pasión fueron sus características. Al día siguiente yo estaba deshecha y no quería volver a experimentar aquello. Fue traumatizante. Posteriormente cuando lo hacíamos yo no sentía esa pasión que deseaba sentir y de la que tanto me hablaron mis amigas. Quedó sin trabajo un buen tiempo por una serie de razones y tuve que ser yo la que absorbiera el control económico del hogar, si así se pudo llamar. No me divorcié de el por ese prurito del qué dirán que tanto daño hace a la mujer. Siguió mi vida sacrificada y así nació mi hija Marla. Pensé que ello cambiaría todo pero me engañé. No fue así. Efraín siguió sin trabajo aunque hacia una que otra cosa de cuando en cuando. Mientras yo ya había logrado comprar una casa bella en ese tiempo en Maranga, una urbanización cercana a donde trabajaba.

Yo no sabía nada del sexo pese a ya tener una hija y a conversar muchas veces con mis amigas del trabajo. Lo cierto es que siempre pretendía entender lo que decían pero me engañaba a mi misma. No sabía qué era un orgasmo ni qué otras cosas se hacen en el matrimonio, o fuera de él, en ese aspecto. Mis amigas siempre encontraban algo que contar de sus compañeros sentimentales, esposos, novios e incluso de algunos de nuestros compañeros de trabajo. Mi hermana, que trabajaba en la Gerencia General, era como yo, pero algo más avispada. Nos encontrábamos a la hora de almuerzo en la cafetería y luego ella me llevaba a casa al finalizar la faena. Yo tengo auto pero no me he atrevido a manejar nunca. Quien lo maneja es Efraín. Así es como encontró sus otras damiselas con quien sé que trata. Bueno, sigamos. Como en toda empresa los empleados saben más que sus jefes respecto a lo que pasa entre ellos. Las murmuraciones van y vienen. Los chismes se hacen grandes, las verdades se ocultan a medias, Las mentiras se agrandan. Y lo que uno no quiere saber se escucha muchas veces entre todo ello.

Resulta que soy, bueno, era muy puritana para vestir. Me gustó cuando a algún gerente por ahí se le ocurrió la idea de uniformar a todas en la empresa. A partir de ese día no tuve que gastar mucho en comprar ropa. Salvo la necesaria. Lo que si hacía es usar mi falda un poco más abajo de la rodilla. Lo cual contrastaba con todas mis amigas incluso mi hermana que la llevaban casi cinco dedos por encima. Así y todo me enteré, dentro de toda esa chismografía empresarial, que se estaba rumoreando que yo había tenido relaciones con casi todos mis jefes. Inclusive este ultimo de Relaciones Industriales. Lo cual no es cierto por supuesto. Lo que si vengo a contarles es cómo así es que este rumor salió a la luz.

Una de mis amigas, que labora cerca a donde trabajé los últimos años en la empresa, área de recepción telefónica, solía ingresar con frecuencia a darle ciertos reportes a mi jefe. Yo hacía lo mismo cuando se me encargaba la revisión y control de algunos archivos. Una vez estuve en ese proceso algo distraída y me incliné quizá un poco más de lo debido. Mi culito, pese a la vestimenta ortodoxa que tenía, se podía apreciar en esa postura y, ni que decir, mis piernas. Mi jefe ingresó a la oficina y yo no lo sentí llegar continuando con lo que estaba haciendo. Éste se sentó en su sillón a verme o tratar de verme por atrás mientras que su mano se tocaba un miembro que al parecer ya tenía grande. En esa situación ingresó, también sin que lo notara, mi amiga en mención. Al ver que mi jefe estaba mirando mi culito y tocándose sólo atino a guiñarle un ojo haciéndolo sonreír y luego salir discretamente. Ello bastó para que a los días sea la comidilla de la empresa en esa área. No lo supe hasta que mi hermana me lo contó. Le explique cómo había sido y que cuando terminé de hacer lo que tuve que hacer en los archivos me di con la sorpresa de encontrar a mi jefe sentado en el sofá retirando rápidamente su mano de su miembro pero que había notado que este se podía apreciar bajo su ropa. No supe cuánto estuvo ahí hasta que le pregunté. Me dijo que había estado ahí unos cinco minutos. Pero que esos cinco minutos le habían parecido los más deliciosos de toda su vida. Me dijo que disculpara su atrevimiento pero que tenía un trasero delicioso y que envidiaría a mi esposo desde ese día. Me puse roja como un tomate y luego de balbucear un "ya archive los documentos" me retiré como un lama, en retroceso, hasta que ya no le vi los ojos de deseo.

Al día siguiente no tuve que conversar con él dedicándome a mi trabajo. Pero la visión de ese miembro entre las piernas de mi jefe me había dejado impactada. Tanto que al contárselo a mi hermana esta me sugirió que pidiera un cambio de colocación en la empresa para evitar malos entendidos. No le hice caso pues no encontré nada malo en lo sucedido. Lo cierto es que en las noches a partir de ese día se me venía a la mente esa imagen de mi jefe y le añadía algunas más de mi cosecha, de las pocas que sabía. Tanta era mi imaginación que sentía que mi cuerpo reaccionaba de placer a cada momento, sentía que algo dentro de mí salía a raudales por mi vagina y me hacía sentir deliciosamente bien. Los contactos con mi esposo hacía tiempo que habían cesado en su frecuencia. En esos momentos eran casi una vez a los tres meses o cuatro. Así que tuve que contenerme para no gritar durante esos arrebatos imaginarios míos con mi jefe.

Un día éste me dijo que necesitaba conversar conmigo y deje la recepción para acudir a su llamado. Sólo al ingresar mi cara se transformó en el tomate que era. Roja, apenada. Me senté en la silla frente a su escritorio esperando a que hablara. Empezó a dictarme unos documentos para que sean enviados de urgencia. Eran épocas difíciles en la empresa. Esos documentos eran el movimiento de personal y algunos despidos de empleados por distintas razones. Me dijo que clasificara adecuadamente los mismos y que recordara el no comentarlo con nadie. Le dije que no se preocupara por ello que era parte de mi trabajo. A esto, me dijo:

"Maria Jesús, he notado que desde ese día en que te contemplaba ansioso no has vuelto a ordenar este archivero. Y me señalo aquel en el que estuve ordenando el día de mi bochorno. "Creo que debemos conversar al respecto a fin de entendernos mejor. Para serte sincero no tuve la oportunidad de ver cuan hermosa eres hasta ese día en que te vi agachada. Ingresé sin que lo notaras pues me detuve un momento en la puerta a conversar de un asunto con un compañero y la abrí al parecer muy despacio. Siento eso. Pero me alegro también pues ese espectáculo que aprecié fue digno de verse". Mi rostro no sabía donde esconderse. "Lo cierto es que al verte así me senté y contemplé tu cuerpo y pude verte como no te había visto antes.... como mujer.... antes de que como empleada. Como empleada te conozco, eres eficiente en lo tuyo. Como mujer recién te veo.... y me disculpo por ello. Debí saber que tenía a una bella mujer frente a mi". Más sonrojo. "Pero ahora que veo tu belleza y se de tu cuerpo, aunque sea en parte no puedo hacer nada porque tienes un estatus de casada que me lo impide. Así y todo deseo decirte que estaré a tu lado para lo que desees y que tienes en mi a un amigo que te admira y..... Bueno, ya me entiendes. Gracias por ser paciente conmigo Mari (así me decía)".

Y terminó la conversación con una sonrisa diciéndome que no deseaba que me sonrojara. "Sabes", dijo, "mi esposa y yo pese a que tenemos ya cerca de 30 años de casados nos sentimos como si no lo estuviéramos. Eran otros tiempos aquellos en que uno se casaba por influencia de las padres o por el que dirán si algo pasaba. Tú me entiendes. He tratado de mantener a mi familia lo más feliz que se pueda aunque realmente yo no lo he sido tanto."

Y siguió contándome su vida y sus desventuras familiares. Yo por esos tiempos era una "caída del coche"... me las creía todas pese a ser ya una mujer adulta. Quizá porque estaba pasando algo parecido y también porque necesitaba de alguien en quien confiar. Yo le confíe parte de mis problemas con Efraín diciéndole que no era algo que desconociese lo que le estaba pasando.

"Si Mari", me dijo, "pero tu problema intimo se resuelve aceptando a tu esposo de cuando en cuando lo que no es mi caso".

Me puse roja como un tomate nuevamente. Ya había iniciado lo del campo sexual al que yo no quería llegar por delicadeza.

"Por eso cuando te vi inclinada en ese archivero se me subió toda la sangre a la cabeza y me trastorne todo. No te imaginas las ganas que tenía en ese momento de acercarme a ti y besarte toda. Pero no sabía como reaccionarías y lo que es peor no deseo que nadie en la empresa hable de ti por nada del mundo", dijo.

Inocentemente caí en su juego diciéndole que eso era lo importante, que no deseaba ser parte de los murmullos como lo estaba siendo desde que pasó lo que pasó. A esto se sorprendió mi jefe preguntándome que es lo que estaba pasando. Le conté de los murmullos y de cómo me había enterado. Supimos inmediatamente que la única persona responsable de ello era la amiga que ingreso ese día y vió lo que sucedía con mi jefe.

"No te preocupes por ello ya pasará todo eso. De mi parte jamás podría ponerte en riesgo, seré muy discreto como siempre", dijo.

A lo que respondí: "Si, le agradecería lo sea. SIn darme cuenta que estaba aceptando intrínsecamente una relación clandestina con el.

"Mari", me dijo, "si alguna vez vienes a dejar algo en el archivo y me encuentro acá crees que podrías hacerme ver ese espectáculo anteriormente visto? Te lo digo en serio porque no soy de los que ocultan sus deseos. Y con el respeto que te mereces. Sólo para no sentirme solo", dijo algo compungido. "Ah, y para que no tengas ningún problema seria mejor que cuando ingreses cierres la puerta con seguro. Te parece? Así no tendríamos el problema de que ingresara alguien intempestivamente".

"Se imagina lo que pasaría si nos ven", le dije. "Mí hermana sería la primera en enterarse. Me alegro que esté de buen humor. Así es como debería estar todos los días. Se trabaja mejor", le dije tratando de cambiar el tema.

"Si Marita, me dijo, "ahora se que tu me puedes poner de ese humor tan delicioso que necesito, gracias por escucharme". Le sonreí y me retiré.

Ese día fue corto. A los dos días me llamó por el intercomunicador y me dijo que dejara lo que estaba haciendo que tenía que dictarme unas cartas. Acudí a su oficina y me senté en el mismo lugar de siempre, frente a el. Mi ropa era la de siempre, uniforme. Me dictó unas cartas de despido dentro de ellas la de la amiga que nos sorprendiera en su oficina. Levanté los ojos como diciéndole porque lo hace. Noto mi sorpresa y me dijo que no era necesariamente por lo que había visto sino por lo que había hecho. Divulgar cosas de la oficina. Y que no era la primera vez. Que ya lo había hecho cuando vio la carta de despido de un amigo de ella. Así que quedamos en que las pasaría a máquina y se las traería para la firma. Al llevárselas nuevamente para su firma traje también otros documentos para archivar. Eran varios fólderes pues no lo había hecho por algún tiempo. Así que me puse a archivarlos pero de cuclillas y de costado a el.... ya no como la primera vez. Noto esto mi jefe y me dijo:

"Marita acuérdate de cerrar la puerta bien como conversamos, si?"

Así que me levante y fui a cerrar la puerta toda obediente. Dentro de mi algo gritaba que debería ponerme como lo solía hacer ya que no abriría nadie esa puerta... aunque sabia que estaba mi jefe ahí. Así que me incliné y seguí con lo mío ahora si de espaldas a mi jefe y haciéndole ver mi trasero tanto como lo hubiera visto aquella vez. Sin embargo, pese a que seguía con lo que hacia, yo no sentía la mirada aquella de mi jefe que creí sentir en esos momentos. Será porque esta ocupado me dije. Así que deje caer unos documentos a propósito para ver lo que hacia y vi que estaba firmando los papeles que le dejara. Consideré que esa posición era la mas cómoda para que mi jefe dejara de preocuparse por sus asuntos familiares así que seguí así. No me di cuenta que al dejar caer os papeles y volver a recogerlos había levantado mi falda un poco más de lo debido por delante... ya estaba e medio muslo y que se notaba algo mas por detrás. Escuché a mi jefe decir:

"Marita hay un clip a tu derecha en el suelo".

Me percaté de ello y lo recogí dando un pequeño giro para ello. Al hacerlo noté que mi trasero estaba más al descubierto que antes así que disimuladamente me acomodé un poco. Solo quería halagar a mi jefe y despreocuparlo un poco. Pase unos minutos en el archivador hasta que al concluir y darme vuelta vi a mi jefe tocándose su miembro que ya se hacia notar pero con los ojos cerrados. Veía como sus labios dejaban ver una lengua que los recorría como complaciéndose en ello. Me quedé sorprendida con el espectáculo. Sorprendida pero con la mirada fija en aquel miembro que parecía enorme debajo del pantalón. Inconcientemente me llevé las manos a la cara poniéndome roja nuevamente como si fuese culpable de algo. Cerré los ojos un momento para pensar en que haría y al abrirlos me tope con la mirada de mi jefe que me decía:

"Gracias Marita. Tu cuerpo es maravilloso. No se que hacer para no ofenderte. Pero tuve la necesidad, al ver tu ropa interior fugazmente, de sentirte, de que me toques aunque sea solo eso en consideración a que eres casada. Pero no tuve el valor de pedírtelo. Me siento solo Mari, lo siento".

Y puso nuevamente su cara compungida como un muchacho a punto de llorar porque le negaron su caramelo. Al verlo así, mi inocencia, inexperiencia y estupidez solo atinaron a decir:

"No don Oscar (no es su nombre por motivos obvios), le dije, no se ponga así, entiendo que tiene necesidades como todo hombre. Quizá no deba volver a archivar nada cuando se encuentre usted acá".

"No!", me dijo, "no creo que esa sea la solución Marita", poniendo su puchero. "Es que tengo ganas de sentir tus manos en mi cuerpo. Hace tanto que no siento las manos de una mujer en mí que me dan cosas como esta. No se si pedírtelo o no Marita. No deseo que se rompa esa amistad que tenemos".

"No don Oscar, no piense en eso. Somos amigos y entre amigos nos ayudamos , no cree?".

"Lo se Marita, por eso te agradezco que vinieras a archivar y me dejaras ver esas piernas hermosas y tu trasero maravilloso..... No te imaginas la vista tan deliciosa que me has dado". Me puse roja otra vez. "No te pongas roja por favor. Sabes que este es nuestro secreto y que siempre quedará así. Lo que pasa es que al verte me dieron ganas de acariciarte también y termine tocándome yo en espera de que tu lo hicieras.... por eso cerré los ojos. Me imaginaba que te acercabas y me tocabas mi miembro para gozar con el. Hasta que abrí los ojos y me di con tu rostro de asombro. Inmediatamente supe que no era el camino este sino el hablarte de ello y que tú decidas. Dime Mari, crees que si me hubiera acercado a ti y hubiera puesto mi miembro en tu trasero hermoso no hubieras reaccionado fuertemente?"

"Por supuesto don Oscar!", dije con el rostro fruncido.

"Por eso Marita!, ves como te conozco? Por eso es que cerré los ojos y me imaginaba el tenerte a mi lado tocándome. Pero ahora siento un dolor tremendo en mi miembro por ello".

"Ah, si? Y porque eso don Oscar", dije.

"Pues cuando los hombres no eyaculan y sus penes crecen el dolor es profundo hasta que esa eyaculación se de. Así es como estoy ahora Marita con mi miembro tremendamente grande, creo que lo notas".

"Si don Oscar" dije, poniendo mi vista en ese descomunal pene, "lo noto".

Y me acorde de lo que nos contaban en el colegio al respecto.... los hombre sufren cuando su pene crece y no eyaculan....

"No se qué hacer para que no sufra don Oscar, lo siento. Debería llamar a su mujer y hablar con ella".

"Eso, sabes que no lo puedo hacer Marita. Ya conversamos al respecto".

"Y si se consigue una mujer de esas raras en la calle", le dije por no decirle puta.

"Peor Mari, yo no sirvo para ello. Me da no se que siquiera pensarlo. Debo tener afecto, sentir algo por la persona para permitirle que me toque y tocarla yo..... Siempre he sido así....." Dijo con su carita que cada vez la veía mas compungida. "Me apenaba aquello".

"Don Oscar", le dije, "no vaya a pensar que soy mala mujer pero podría ayudarlo en su pena si me deja".

"De verdad Mari?, dijo cambiándole la cara.

"Por supuesto, pero tiene que prometerme que solo será ese tipo de ayuda y que no iremos a más....ok?"

"Está bien Mari, que propones?".

"Bueno, yo podría darle masajes por ahí para que su miembro no siga sufriendo. Eso si, con la puerta cerrada y todo eso. Ya sabe lo que pasaría si....."

"Lo se Mari. Y te agradezco no sabes cuanto tu ayuda. Como ves ahora lo tengo enorme este mi muñeco, así le digo.....y no se qué hacer". Sonreí por el asunto de "su muñeco".

"A ver, como hacemos eso, cómo le gustaría que empecemos".

"Pues creo que vendría bien empezar, Marita, poniéndote tu como si estuvieras archivando algo, te parece?".

"Creo que si le entiendo". Así que me puse en la posición que adopto siempre para archivar en los cajones de abajo, mostrándole mis piernas a mi jefe.

"Súbete un poco tu falda Marita como la tenías hace unos minutos", me dijo. Yo recién caí en ello pues no me di cuenta de que había subido mucho.

"Asi?", pregunté.

"Un poco más", dijo. Subí un poco la falda por atrás y me decía:

"Sigue, sigue, sigue, sigue.... ahí Marita.... ahí esta deliciosamente bien. Cuando me voltee para ver como tenía la falda mi culito se veía algo y mi bikini casi todo.

"Usted dirá." le dije. "Cuando este listo me avisa".

"Lo haré Marita", dijo mi jefe. Al poco rato sentía como mi jefe gemía de placer..... Oí que salió un Ahhhhhhhh de su boca y pensé que le había pasado algo.

"Sucede algo don Oscar", pregunté.

"No Marita, no.... Estás deliciosa. Puedo acercarme a ti por favor?"

Lo pensé un poco y le dije que si. Al notar su cercanía mi cuerpo empezó a vibrar. Se me vino un montón de ideas a la cabeza. Una de ellas que alguien tocaba la puerta y nos pillaba en el acto. Pero pude eludir esas ideas al verlo. Y lo que vi me transformó. Mi jefe se había quitado el pantalón y tenía su miembro en la mano. Era enorme. Se le veían las venas a punto de explotar. Gemía y se acercaba a mi diciendo mi nombre.

"Mari, Mari........"

Hasta que llegó a tocarme las piernas con los dedos. Sólo eso basto para que algo dentro de mi me dijera que estaba por salir.... sentí mi cosita vibrar. Pero no dije nada. Estaba ayudando a mi jefe. De repente, don Oscar se acercó más y puso su miembro justo en mi culito para alejarlo luego y sentarse en si sillón. No supe que hacer al verlo así. Parecía sufrir. O al menos su cara era lo que me decía. Me baje la falda y me acerque a él preguntándole si le pasaba algo. Si no le gustaba lo que hacia.

"Si", me dijo, "me encanta, pero no puedo terminar pues me faltan las fuerzas. Crees poder ayudarme?"

"Claro", le dije. "Me gustaría ayudarlo don Oscar". Así que tomó mi mano derecha y la puso en su miembro moviéndola de arriba a abajo. Supe lo que quiso que hiciera pero no podía hacerlo bien pues llevaba puesto su ropa interior, lo que le hice notar.

"Te parece que me lo quiete para ti Marita? Por favor. Espero no estar molestándote con mis penas y dolores".

"Para nada don Oscar", le dije.

Así que raudo se quitó su ropa interior sorprendiéndome mas ese miembro, su muñeco, que debía tener unos 23 cms. de largo y unas dos pulgadas de grosor. Estaba enorme, duro, sus venas estaban por explotar. Al verlo mi cuerpo nuevamente sucumbió y me alerto de que algo se venia por mi cosita. Don Oscar tomó mis manos y las puso encima de su muñeco enseñándome el ritmo que debía llevar para complacerlo y hacerlo que deje su sufrimiento. Luego de ello ya mis manos lo hacían solas. Subía y bajaba mis manos por su muñeco notando como este se endurecía más y crecía un poco al parecer. El glande dejaba notar unas gotitas de algo transparente.

"No me sale Marita", me dijo, "no me sale. Quizá si te tocara un poco podría hacer que me salga".

"Don Oscar! y que es lo que desearía tocarme".

"Pues quizá esos senos hermosos que tienes o tu cadera, o tu s piernas que ya me enseñaste..... ahí esta eso podría ser para que no te avergüences Marita. Como ya vi tus piernas y algo de tu culito puedo tocarte esos muslos y ver si así lo logramos. Te parece?"

"Bueno le dije.... pero que sean solo mis piernas". Al decir esto me levante un poco la falda dejándole ver mis muslos hasta la mitad. Don Oscar subió mas la falda hasta lograr ver mi ropa interior diciéndome que así era como me veía en el archivero. Sentí el calor de sus manos en mi pierna y le daba más calor a su muñeco. Noté el cambio de don Oscar por sus resoplidos al hacerme caricias en mis muslos y al tratar de abrirse paso entre ellos. Mi cuerpo al parecer no notaba esas diferencias pues sentí en un momento como algunos dedos de don Oscar jugaban con mi cosita haciéndome que cerrara los ojos sin dejar de tocarle su muñeco. Pasaron unos 30 minutos en ese plan hasta que mi jefe dijo nuevamente.

"No da resultado marita, ves como me salen gotitas?..."

"Si" , le dije, "veo esas gotitas , las huelo, y las siento en mis manos. Que sugiere don Oscar", dije.

"Pues pareciera que hace falta una succión para que me saques todo lo que tengo. Que dicho sea de paso esta incrementándose. Sabes que es algo como la leche de la mujeres cuando están lactando?", me dijo.

"Si? Cree usted?, pregunté.

"Pues si. A las mujeres cuando tienen mucha leche les piden sus médicos que sus hijos se la saquen mediante succión. Así se alimentan y la madre deja de sufrir por la presión de la leche".

"Si don Oscar, tuve ese problema en algún momento. No me dirá que es lo mismo en estos momentos con usted".

"Asi es Marita..... Tengo mucha y necesito una ayuda para sacármela.... Podrías tu?..".

"Pero don Oscar!", dije roja nuevamente, "no deseará usted que yo...... no, por favor, eso no, se imagina usted si me llegaran a encontrar en esa posición... me echan del trabajo. No. De ninguna manera don Oscar. Ya es suficiente con lo que le hago, no cree. Veo que tiene su carita contenta otra vez."

"Pero Marita. No vez cuan doloroso es esto para mi? Se que lo que te pido es algo que está fuera de toda razón pero sólo a ti me atrevo a pedírselo. A quién podría si no es a ti, alguien a quien yo admiro muchísimo y de quien he visto su maravilloso cuerpo?.

"Pero, don Oscar, no ha visto nada más que mis piernas y un poquito de mas arriba. No exagere".

"Bueno. Te comprendo. Pero creo que podría haber una solución para esto sin que tengas tu, por el momento, hacer lo que te pedí."

"Y cuál cree que es esa solución don Oscar?".

"Primero, no me llames más don Oscar. A partir de este momento te pido que me llames Oscar solamente. Ya somos un poquito más que amigos, no crees?".

"Bueno si don Oscar, bueno... Oscar. Pero no creo que eso lo tomen bien los demás empleados no cree? En todo caso cada vez que estemos solos o fuera del trabajo...."

"Tienes razón, como siempre Marita".

"Y que era lo que me quería proponer Oscar?.

"Tutéame por favor Marita. Me haces sentir más cómodo y creo que también te sentirás igual".

"Esta bien Oscar. Dime qué me propones".

"Bueno, ya que todavía no es el momento para que tomes lo que te ofrezco te pediría que te sientes encima mió. Quizá así este muñeco mió, que ahora deseo sea tuyo, pueda echar todo lo que tiene adentro y dejar de molestarme. Podría trabajar tranquilo así. Que te parece?"

"Dices que me siente encima? Pero eso significa que me quite toda la ropa. No eso no lo puedo hacer Oscar disculpa pero eso no".

"No te digo que te quites la ropa Marita sólo que te sientes encima... quizá con la falda levantada para que no se moje ésta, yo creo que me quitaría mi ropa interior pues como yo no tengo falda si me la pongo mojada se notará. Te parece Marita?."

"Bueno Oscar. Mira todo lo que hago por nuestra amistad y por verte sin ese sufrimiento que veo en tu rostro."

"Ah, Marita, para poder hacer que salga todo necesito volver a entusiasmarme, excitarme, podrías tu darme esos masajitos que me diste hace un momento? Cuando te sientes encima yo te los devolveré para evitar que se baje este muñeco y cumpla su cometido..."

"Pero todo como acordamos. Ok?"

"Está bien."

"Lo que pasa Oscar es que cada vez que veo ese muñeco tuyo siento cosas raras en mi cuerpo y no se qué hacer. Con mi marido solo tengo que echarme como me enseñó y esperar a que le salga todo dentro de mi. Pero eso es con mi marido. De esos momentos me queda siempre un algo que me falta. Pero no se que es. No he querido decírselo a nadie hasta hoy que aprovecho para decírtelo ya que has tenido tu esta confianza".

"No te preocupes Marita sabremos responder ambos cuando sea el momento. Seguimos con lo nuestro?"

"Si Oscar.... por supuesto. Siéntate como estabas en el sillón grande no en el sofá creo que estaremos mejor ahí".

"Está bien". Oscar se sentó en el sofá luego de quitarse su ropa interior. Su cuerpo mostraba aun los esplendores de su juventud. Ese muñeco empezó a crecer ante mi vista.

"Guauuuu Oscar como creció. Creo que no tendré necesidad de sentarme encima".

"No.... no creas eso, es por la impresión de tenerte cerca y el deseo de sentir tus manos en mi. Sigue por favor". Tomé el muñeco de Oscar en mis dos manos y procedí a movérselo de arriba a abajo como lo hiciera anteriormente.

"Que delicia Marita. Que rostro tan precioso tienes. Y tus labios serían un manjar si pudiera besarlos. Pero eso no creo que fue el trato. Solo quería decírtelo. Tienes unas manos riquísimas........."

"Confío en ti Oscar". Me tomó una de mis manos y las llevó a sus huevitos indicándome que los acariciara. Se inclinó un poca mas y su cuerpo se fue para adelante notando yo que ese miembro estaba grueso como la primera vez. Creo que no había logrado nada con esa primera vez pues sus venas aun estaban sobresaliendo. Parecía una roca y latía con fuerza.

"Marita, eres adorable, que ricooooo......" dijo casi sin aliento. "Creo que es el momento para que te sientes encima mío corazón. Ya siento la necesidad de sentirte cerca. Podría antes acariciar tus muslos como lo hice hace unos minutos?".

"Si Oscar por supuesto", dije. Me atrajo con lentitud y dulcemente me miró a los ojos mientras yo me ponía roja al sentir esas manos enormes acariciar mis muslos. Cuatro dedos de cada mano acariciaban suavemente mis muslos mientras que los dos pulgares frotaban mi clítoris cuando las manos subían. Cerré los ojos. Eso no era lo acordado pero me sentía increíblemente bien.

"Oscar", le dije, "no hagas eso por favor. Estoy saliéndome de mis normas.... hummmm, por....... favoooooorrrrr."

"Solo es un cariño de agradecimiento Marita preciosa. Nada más que eso".

"Ah, dije, peeeeroooo es delicioso. Creo que me sentaré encima de una vez no te parece?"

"Si Marita ya quiero sentirte. Sentir tu cuerpo junto al mío. Saber que deseas ayudarme tanto como deseo yo tenerte".

"Oscar. No digas más..". Me di la vuelta y le mostré mi culito aun con mis bragas. Yo tenia la costumbre de usar bragas del tipo antiguo pero elásticas, de algodón pues me parecían cómodas. Solté al muñeco y me senté. Al menos quise hacerlo. Oscar me detuvo un momento y me dijo que iba a arreglar la posición para que no sintiera dolor. Y procedió a acariciar mi culito con delicadeza mientras sus dedos movían a un lado la parte baja de mis bragas. Mi culito en parte fue la complacencia de sus ojos. Cuando tuvo todo listo.... yo estaba sintiendo otras cosas mas no sus movimientos....me acomodó encima. Cuando sentí ese enorme muñeco tocando mi culito me quise morir...... qué enorme era.... mi cuerpo reaccionó moviéndose in poco de adelante hacia atrás. Creo que era lo que Oscar esperaba pues me dijo que estaba rico así.

"Sigue Marita, suavemente, siente la dureza de mi muñeco? Si Oscar le dije, no pense que hubiera una cosa tan grande como la tuya".

"Marita, que ricoooooooo. Siiigue asiiiii".

Yo tenía ese muñeco entre mis nalgas y de cuando en cuando se atracaba en mi clítoris haciéndome ver maravillosas luces. Oscar al sentir eso gemía de placer. Pero no intentaba nada mas que esperar a que yo me moviera como lo venia haciendo. Seguí con esos movimientos hasta que sentí las manos de Oscar que acariciaban mi culito.

"Marita", me dijo, "que deliciosa eres, cuan dichoso debes hacer a tu marido haciendo esto que haces".

"No creas Oscar, con el no siento lo que estoy sintiendo ahora contigo. Pero creo que es por la misma situación de que esto es una ayuda y nada más".

"Así es marita, pero sigue que esta delicioso. Que rico culito tienes Marita", dijo subiendo de inmediato sus manos a mi cintura y siguiendo el vaivén que le daba a mi cuerpo.

"Ahhhhhh, Oscar espero que esto te ayude".

"Si Marita lo estás haciendo deliciosamente".

"Si?, me alegro pues esta bien para mi". Al decir esto subió sus manos aun más por debajo de mi blusa llegando a tocar mis senos con ambas manos.

"Oscar, dije, eso no estaba en lo que conversamos".

"Es solo para apurar el proceso Marita y sentir de paso las delicadezas que tienes".

"Entiendo", dije. Sus manos se cerraban en mis senos mientras yo seguía con el adelante y atrás, adelante y atrás que le resultaba delicioso. De pronto sentí como Oscar puso su cuerpo un poco más adelante lo que le impedía tocar mis senos adecuadamente. Su enorme miembro se salió del culito para irse a mi entrepierna, sus manos jugaban ya con mi cintura acariciando mis glúteos.

"Marita", dijo, "creo que pronto me vendra, que rico".

Ese miembro ya no estaba entre mis glúteos sino jugando traviesamente entre mis muslos y chocando delicadamente y a veces duramente en mi clítoris.

"Ahhhhhhhh" grite, "Ohhhhhhhhhhh......"

"Te dolio Marita?", me dijo.

"No Oscar es que sentí una cosa agradable".

"Como ésta?" dijo, repitiendo el proceso de tocar mi clítoris con sus pene enorme.

"Siiiiiiiiiiii, asiiiiiiiii Oscar. pero eso no era.........."

Oscar ya no aguantaba mas y en una de mis idas y venidas de mi cuerpo me encontré con ese muñeco en el camino y se metió casi una pulgada dentro de mi cuevita.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!", gritamos al unisono. Oscar!. Marita!, dijimos igualmente.....

"Lo siento pero no pensé que pasaría esto.", Yo tenía una pulgada dentro de mi de ese muñeco enorme y no sabia si proseguir o no.....

"Marita", dijo Oscar casi sin aliento, "te deseo no sabes cuanto. Quisiera poder ser tu marido en estos momentos".

"Pero Oscar, que cosas dices", respondí. Me movió hacia atrás y el enorme y delicioso muñeco entro una pulgada más haciendome gemir de placer y sorpresa......

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.... Oscaaaarrrrrrr".

"Marita", respondió, moviéndome adelante y retirándomela toda. Sentí como un latigazo dentro de mi. Mi cuerpo no estaba respondiendo como yo hubiera pensado sino de una manera agradable desconocida por mi. Volteé el rostro y vi la carita de Oscar que estaba con los ojos cerrados diciendo mi nombre. No se porque pero me recline sobre el haciendo que todo mi peso reposara en su cuerpo........

En esos momentos sentí que toda la vida se me iba de las manos...... Tocaban a la puerta!!!!!!!!.

Ambos abrimos los ojos de inmediato y viéndonos nos indicamos que teníamos que ubicar nuestras ropas como estaban antes de ser descubiertos en ese acto.... que me resulto delicioso..... Oscar pregunto:

"Quién?"

"Soy yo señor traigo unos documentos para su firma".

"Un momento estamos concluyendo unos documentos confidenciales". Y se vistió raudamente haciendo yo lo mismo. Me indico que me sentara en la silla y que procurara deshacerme de ese sonrojo que tenia en la cara... era mas de miedo a que me descubrieran que otra cosa..... Lo hice y en menos de un minuto ya estaba el ante la puerta con unos documentos en la mano que disimuladamente había puesto encima de su muñeco para evitar que se notara su erección.... Abrió la puerta y dijo simplemente....

"Pasa.....". El empleado pasó y me vio saludándome.

"Hola Héctor" (nombre ficticio) le dije, y seguí escribiendo lo que sea evitando así su mirada de cosa rara. Oscar luego de firmar los documentos me dijo:

"Mari dame esos papeles", señalándome los que tenía en la mano...... Y empezó a "leer" lo que no había escrito, muy quedamente:

"Hector", dijo, "te adelantaré algo ya que estás acá. Estos son documentos confidenciales que se harán público en unos días. Son de despido de personal. Sabes como esta la situación de la empresa, y la necesidad de nuestro acomodo financiero nos pedía ello. Me alegro comunicarte que tú no estás en la relación. Te digo esto porque has venido trabajando conmigo desde hace dos años y lo has hecho bien".

Los ojos de Héctor se abrieron como platos al decir: "Gracias don Oscar. Espero seguir trabajando mejor aún".

"Yo también Héctor.... Sabes que es confidencial así que te agradeceré lo mantengas como tal. Hay un par de personas que saben también lo mismo pero se que mantendrán asimismo el secreto".

Me devolvió los documentos mientras mi rostro se asombraba más y más ante la facilidad de Oscar para salir de problemas comprometedores. Al salir cierra la puerta por favor Héctor, dijo, debo seguir dictándole cartas a Mari".

"Lo entiendo señor. Gracias nuevamente". Salió y cerró la puerta. Oscar se aproximó a ella y escuchó si había alguien por ahí hablando. Cuando hubo comprobado que no había nadie cerró nuevamente con seguro.

"Oscar", le dije. "Que tal manera de salir del apuro. Me sorprendes".

"Son gajes de la profesión y experiencia Marita. Pero eso nos impidió seguir con lo que estábamos haciendo".

"Si", dije lamentándolo. "Espero que no sientas dolores por esto".

"Creo que la sorpresa me los quitó Marita. Pero se que vendrán como siempre dentro de poco".

"Pero ya es tarde", le dije, "ya casi es hora de salir". Eran las 1630 horas normalmente me quedaba un poco mas esperando a mi hermana para irme con ella.

"Lo se Marita". Se acercó a mí y sorprendiéndome nuevamente tomo mi cara y me dió un beso en los labios. Al ver que no reaccionaba siguió con el beso abrazándome fuertemente mientras que su lengua empezó a recorrer mi boca interiormente. Me sentía morir. Lo abracé un momento y lo aparté delicadamente.

"Oscar", le dije, "no deseo que tengas una mala impresión de mi".

"Por supuesto que no Marita. Solo es agradecimiento a esos momentos deliciosos que tuvimos juntos. Aunque no concluimos lo nuestro estuviste maravillosa. Espero que tu marido te haga sentir feliz esta noche".

"No creas Oscar, con el tengo relaciones cada tres o cuatro meses... y eso porque a veces ya no doy mas y me le tiro encima".

"Lo creo!", dijo, "lo lamento por ti Marita. Te pediría te quedes conmigo unas horas mas pero no se como reaccionaría tu marido y tu hermana al saber que estarás más de lo necesario. Se que a veces lo haces pero esto es algo fuera de lo común no crees?", dijo.

"Así es Oscar. Me gustaría que ya no sintieras ese dolor que veo de cuando en cuando en tu rostro. Trata de hacer algo al respecto".

"Creo que ya lo empezamos hacer Marita y te agradezco no sabes cuanto. Eres adorable. Ese vestido que llevas como uniforme no hace sino ocultar esa belleza de cuerpo que tienes dentro. Sabias que esa cintura tuya me aloca enormemente? Es preciosa Marita".

"De verdad Oscar?", dije.

"Por supuesto, por eso es que cada vez que ingresas a la oficina me siento a contemplarte un momento. Pero respetando tu condición siempre, por supuesto".

"Por supuesto", dije.

"Y no solo yo admiro tu cintura sabes? Algunos amigos individualmente me conversan sobre ti durante las reuniones de gerencia y me fastidian con algo como: Quién como tu que puedes tener cerca a esa preciosidad con su cintura de avispa. Es un encanto". Me quedé boquiabierta!

"No sabía que causara eso en algunos por acá", dije.

"Por supuesto. Pero no son capaces de decirte nada porque saben de tu condición de casada. Saben que eres mi secretaria. Alguno de ellos sufren como yo ese dolor agudo pero lo solucionan no se como. Aunque a veces los veo como idos por eso que sienten", me dijo.

"Bueno Oscar, espero que puedan solucionar sus problemas. Quizá alguna secretaria observe ello y se anime a lo que yo contigo. No quiero verte sufrir. Te dejo, voy a arreglarme".

Me dio un beso en los labios nuevamente y me dijo que ojala pudiera tener un tiempito más para él.... Me retiré pensando en ello. Me dirigí a mi escritorio y recogí mis cosas. Fui al baño a arreglarme un poco y me di cuenta que tenía mis bragas mojadas por ambos lados. No quería quedarme sin nada puesto pues había frió ese día así que decidí ponerme un poco de papel higiénico y salí nuevamente. Al recoger mi cartera y cerrar me di cuenta que tenia aún el fólder que me diera Oscar durante el teatro con Héctor. Así que me dirigí a su oficina. Al abrir lo vi casi echado sobre el sofá con ese muñeco nuevamente enorme y con su mano encima.

"Marita", me dijo, "lo siento, pero creo que el dolor me volvió mas rápido que de costumbre".

"Lo lamento Oscar", pero ya me iba, le dije dejándole el fólder en su escritorio. Le sonreí ante el beso volado que me mandará con la otra mano. Cómo estaba esa cara de compungida. Supe que le dolía. Pero me retiré.

Me dirigí a la oficina de la gerencia general donde laboraba mi hermana y al verme me dijo que la esperara unos minutos que estaba por concluir unos documentos. Mientras lo hacia converse con ella respecto a los despidos que habían habido en la empresa.

"Si", me dijo, "lo lamento mucho por algunas, pero al parecer era necesario. Creo que a partir de ahora me quedaré un poco mas con mi jefe por acá para asegurarme que no esté yo en alguna lista de esas. Aunque se que no lo estaré.... pero lo hago por ti. La secretaria de gerencia general es distinta a la de RRII".

Levanté mis ojos y le pregunté: "Sabes algo de mi? De que esté en alguna lista?..".

"No claro que no. Pero siempre es mejor asegurarnos hermanita. Creo que tu también podrías quedarte un poco más en la oficina y si no sales conmigo le pides a Efraín que te recoja... solo para asegurarnos".

Le dije que mi jefe estaba haciendo algunas listas similares pero que no podía darle nombres. A esto ella me respondió:

"Entonces debes quedarte hermanita. A partir de mañana quizá una o dos horas puedan hacer mas seguro tu futuro". La miré. Y sin pensarlo dos veces le dije:

"Creo que me necesitaba ahora unas horas mas pero yo preferí salir contigo".

"Cómo Mari? Estás loca? Cómo se te ocurrió hacer eso?.... Has debido quedarte y ayudarlo en su trabajo. No sabes que eso puede ser causa de que digan en algún momento: cuando la necesité no estuvo cerca..... Dios santo! Cómo se te ocurre?...."

"Pero aún no me he ido hermanita", le dije.

"Entonces si prefieres ve a seguir trabajando, yo le informo a Efraín que te estas quedando y que te recoja pues no podré llevarte".

"Ok Elenita. Yo lo llamaré también". Así que le di un beso de hasta mañana y me retiré nuevamente a la oficina. A unos pasos le pregunté:

"Tu a que hora sales?..."

"Dentro de unos minutos Mari. Ya no tengo más tiempo pues debo hacer unas cosas con los niños en casa. Veré de llamarte en la noche. Adios".

Caminaba por los pasillos ya solitarios. No había nadie en el camino. Normalmente todos, menos los gerentes y algunas secretarias se quedaban para hacer algo mas del trabajo diario. Lógicamente en producción había turnos que cumplir así como en finanzas. Pero eso era otro sector algo alejado del mió. AL ingresar al sector de RRII vi las luces de los pasillos encendidas pero no había nadie a la vista. Me senté en mi escritorio pensando como enfrentaría a mi jefe en estos momentos. Tomé el intercomunicador y lo llamé.

"Don Oscar, ocupado"

"Marita? pensé que te habías ido. Pasa algo?

"No", le dije, "nada, es que mi hermana tuvo que hacer algo hoy y yo tengo la oportunidad de quedarme un momento más. Pensé que tendría a alguien ayudándolo ahí?

"Maríta..." Me sobresalté. Oscar estaba a mi espalda. Había salido de la oficina y me tomaba de la mano mirando a todos lados llevándome a la oficina. Ingresamos y cerró la puerta con llave.

"Marita", me dijo, "no sabes cuanto me alegra que hayas regresado. Ya no sabía si llamarte a gritos o gritar por este dolor que me molesta. Lo ves?", dijo señalándome su bulto en el pantalón, "cuando te fuiste se quedó así y sigue enorme". Lo vi. Realmente estaba como decía. Pobrecito, pensé. Y yo que no podía ayudarlo.

Oscar tomó mis manos y me acercó a él. Me besó con dulzura y pegó su cuerpo al mió. Sentí como ese miembro tocaba mi conchita y me electricé. Sentía como esa lengua recorría mi boca y decidí responder a esa caricia. Le hice lo mismo abrazándolo fuertemente.

"Marita, me dijo, gracias por regresar. Eres adorable". Siguió besándome y su lengua bajó a mi cuello haciéndome sentir más exquisiteces. Sus manos acariciaban mi culito al mismo tiempo que levantaban mi falda. Mis senos estaban pegados a su pecho. Sentí como sus manos lograban acariciar mi piel, mis glúteos respondían de la forma más maravillosa. Pero sabia que no era lo que tenia que hacer así que le dije:

"Oscar, vine porque no quería dejarte sin que vacíes tus juguitos. No quiero que te duela".

"Si Marita, lo se", me dijo volviéndome a besar. Durante los besos y abrazos sentí como mi cuerpo reaccionaba a sus caricias. Vi como Oscar se quitaba el pantalón dejándome notar nuevamente a ese muñeco que ya conocía. Estaba enorme!!!!!! No tienen idea de cuanto. Cuando se quitó la ropa interior apareció majestuosamente ese muñeco apuntando a mi cosita. Oscar me tomó de la cintura me atrajo nuevamente y me besó. Sentí como su muñeco tocaba mi clítoris a través de la ropa. No quise que esta se manchara así que le dije que me la levantara un poco. Pero no lo hizo así. En vez de eso me desabotonó al costado y la falda cayó al piso. Oscar delicadamente la levantó y la puso junto a su pantalón en una silla. Yo quedé en ropa interior por abajo.

"Oscar!", le dije.

"Mejor así Marita, respondió, "no deseo que vaya a ensuciarse tu ropita y tengas problemas luego".

Ante tal lógica tuve que acceder. Pero como estaba con saco y blusa me dijo que debería también sacarme ambas para que no les suceda lo mismo. Afirme. Oscar procedió a quitarme el saco, colocándolo luego en la silla. Vio mis senos como estaban a través de la blusa blanca y poco a poco se deleitó al quitármela. Luego de hacerlo me miró en la cara y me dijo:

"Te adoro, eres maravillosa. Gracias por apoyarme Marita".

"No tienes por que Oscar. Creo que tu harías lo mismo por mi si te necesitara, verdad?"

"Por supuesto Mari. En cualquier momento que me necesites yo estaré para ti". Me tomó de las manos y me acercó a él ahora yo le dije que tenia que quitarse la camisa y corbata pues también podrían ensuciarse. Así que se las quite no con la delicadeza que el tuvo pero si rápidamente. Le vi su pecho desnudo y el me vio mis senos aun cubiertos. Pero tiernamente me acaricio. Mi vientre sintió sus manos mientras me llevaba al sillón. Se sentó en el y me dijo:

"En qué nos habíamos quedado Marita antes de que Héctor nos distrajera?". ... Sonreí.

"Yo estaba sentada encima de ti". Me tomó de la cadera haciéndome girar y me sentó encima.

"Asi?", me dijo.

"No", le dije. "Tu estabas mas adelante y habías abierto mi ropa interior por debajo sin sacármela y habías puesto tu muñeco entre mis piernas".

"Asi?", dijo, volviendo a hacer lo anteriormente hecho.

"Si". Le dije. "Bueno, equivocadamente habías metido un poco de tu enorme muñeco dentro de mi".

"Enorme?", dijo.

"Pues Oscar, si. Yo lo veo enorme. Y cuando lo sentí dentro me pareció más".

"Que sentiste Marita", me dijo.

"Bueno, no se exactamente, cosas raras pero que sabia iban a mejorar tu situación".

"Que bien Marita. Entonces volvamos a eso nuevamente. Te mueves un poco?"

"Si claro", dije, empezando a moverme. De adelante para atrás...... Mi cuerpo reaccionaba como mecánicamente. Sentía como ese muñeco nuevamente crecía y se engrosaba. Eso me admiraba mucho, saben?. El de mi marido no es así de grande ni mucho menos, ni así de ancho. Es mas, jamás se lo había tocado como le toque a Oscar.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh", gemí luego de unos momentos.

"Marita, pasa algo?, preguntó.

"No Oscar, esta bien". Me tomó de la cintura para llevar el ritmo y sus manos nuevamente subieron a mis senos. Esta vez paso sus manos debajo de mi sostén y los acaricio fuertemente haciéndome sentir maravillas en ese momento.

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhh, Oscar, dije, qué haces?...."

"Marita, tienes unos senos bellísimos. Como me gustaría besarlos".

"Por favor, Oscar........ ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh,..............." dije, nuevamente....... el muñeco se había salido de la ruta de los glúteos y había ingresado a mi coñito un poco........ "Oscar, eso no............ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh..........." dije mientras sentía como sus manos masajeaban mis senos y su boca besaba mi espalda jugando con su lengua. "Oscaaaaaarrrr", dije......... Sentí como el mundo se detenía por un momento cuando mi sostén se retiró de mi pecho. Oscar hábilmente lo había retirado y sus manos tenían ahora el control de ellos. Mi corazón salto de contento .... Ya no sabía qué era lo que hacía.... o si?........ El muñeco salió de mi cuevita para seguir con su masaje entre mis nalgas. Mientras yo iba de adelante a atrás........

"Oscar", gemía...... "Recuerda nuestra promesa........"

"Si Marita, si........", dijo, creo que sin creer lo que decía. Oscar se detuvo un momento y me colocó al lado del sofá. "Marita, dijo, quiero que cierres tus ojos y confíes en mi. Lo harías?......

"Qué vas a hacer Oscar", le pregunté.

"Sólo cierra tus ojos. Si lo que te hago no te gusta sólo tienes que decírmelo. Pero debes esperar un poco para que me lo digas, de acuerdo?".........

"De acuerdo, solo espero que seas leal a lo que me dices".

"Por supuesto Marita", dijo. Así que me colocó sentada en el sillón jalándome un poco tal y como el había estado. Me dijo:

"Cierra las piernas Marita pues esto requiere que estés como yo estoy". Yo cerré los ojos y las piernas. Sentí como acariciaba mis piernas y las besaba; sentí como mi pierna derecha era elevada por sus manos para luego sentir como esa lengua jugaba con mi piel. Luego fue la otra. Y poco a poco iba subiendo hasta llegar a mis muslos. Ahí abrió mis piernas y como niño goloso saboreo mis muslos besándolos en su totalidad mientras que su mano buscaba llegar a mi cuevita solo para tocarla. Sentí como mis piernas se cerraban un poco y como sus manos subían por mis caderas para tomar mis bragas y bajarlas con delicadeza. Mis ojos se cerraron mucho más. Tenía los ojos de Oscar al frente de mi cuevita. Lo sabia...... lo sentía......... sentía su respiración. Mis bragas fueron retiradas. No sentí frió. Mi cuerpo estaba respondiendo de otra manera. Las manos de Oscar abrieron despacio mis piernas y sentí como su cuerpo arrodillado en la alfombra se acercaba entre ellas jalándome hacia si. Mi cuerpo casi resbaló en el sofá. Medio cuerpo echada mientras mis piernas estaban a los lados de Oscar. Sentí nuevamente sus besos. Pero ahora eran mas raros los escalofríos, lo eran?, que sentía. Mis muslos fueron besados y su lengua empezó a recorrerlos centímetro a centímetro. Poco a poco sentí como mi cadera se ponía rígida. Esa lengua llegó a pasar por mi conchita deteniéndose en ella un momento. Pasaba y se detenía. La lengua jugaba por ahí como buscando algo y luego se retiraba a mis muslos. Volvía a pasar y a detenerse en mi cuevita. Hasta que sentí como una electricidad. Al parecer había encontrado lo que buscaba pues se detuvo ahí y empezó a chupar suavemente mientras la lengua también jugaba en mi clítoris. Sentí como esa lengua crecía y se adentraba buscando las profundidades de mi ser. No supe que hacer en ese momento sino dejarme llevar. Sentí esa lengua por espacio de media hora o mas?... No se cuanto..... Pero si se que mis gemidos "Ohhhhhhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, Aghhhhhhhhhhhhhhhhhh. Oscaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrr", salían de mi a cada momento. Sentí como salían de mi cuerpo como chorros a raudales. No una sino muchas veces. Yo jamás había sentido eso en mi vida.... y fueron más fuertes y más seguidos cuando Oscar me elevó las piernas y vio mi culito. "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, que fue eso"?................... era la lengua de Oscar que se metia y salia rapidamente de mi huequito, Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que placer fue aquello........... Solo atine a gritar su nombre una y otra vez:

"Oscarrrrrrrrr, Oscaaaaaaarrrrrr, Oscaaarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr". Hasta que nuevamente sentí esos jugos que salían de mi interior. Oscar se abalanzo a mi conchita a bebérselos de inmediato y mientras lo hacia succionaba mi clítoris e introducía le lengua profundamente. No se cuanto duró aquello, pero cuando reaccione abrí los ojos y vi el rostro de Oscar que me miraba dichoso. Tome su cabeza y la pegue a mi cuerpo sin decirle nada........... El masajeo mis senos y subió a ellos para chuparlos con fuerza pero delicadamente. Mi cuerpo sintió otro flechazo interior. Yo solo atinaba a abrazarlo y tratar de sentir su cuerpo tanto como podía. Se puso de pie y acercó una silla acolchada que no tenía brazos. Se acercó a mí y tomándome de las manos me llevó a la silla. Se sentó en ella y atrajo mi cuerpo hacia el. De espaldas a él.

"Verás como se cumplir lo prometido", dijo. Y me sentó encima poco a poco hasta sentir su pene enorme cerca a mi vagina. Abrió mis piernas y lo puso entre ellas!!!.

"Muévete Marita, creo que ya me va a salir a mi".

"Que bien", dije sin mucho entusiasmo. Sentí como esas manos tomaban mis senos. Ahora ambos desnudos tenía todo a su disposición. . Mi vientre sintió esas manos. Sus dedos jugaban entre mis piernas llegando a mi clítoris ocasionándome mas convulsiones de placer....... Pero quería ver su rostro cuando le saliera todo así que le dije eso y me volteé. Me senté dándole frente. Encima de el. Su enorme muñeco no tuvo reparos en encontrar su camino y se introdujo directamente en mi vagina en su totalidad.................fue un

"AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"..... tan profundo que temimos nos hubieran escuchado.....

"Oscar" le dije, "no debía pasar esto, solo por afueeeeeerrrrrrrrrrraaaaaaaaaaaa".....

"Marita...... fue nuestro cuerpo el que quiso hacerlo y esta delicioso. Eres una mujer adorable Marita", dijo moviéndose.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh", que rico se sentía. Me empecé a mover. Me pareció que estaba en un pony cabalgando asi que hice lo que ahí se hace......cabalgar...........

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...... que delicia.....". Ver la carita de Oscar fue la mayor alegría pues lo vi sonriendo y diciendo mi nombre a cada momento......... Sus gemidos se confundían con los míos y mis jugos no se hicieron esperar......... Tuve no se cuantos orgasmos en ese momento....... Ahora supe lo que sentía..... Después lo confirme con mi hermana (eso se los contaré en otro momento)..... Eran orgasmos deliciosos.... Pero yo pensé que solo había uno por relación. En mi caso supe que era multiorgásmica y que podía tener muchísimos dependiendo de una serie de factores que se dieron en ese momento. Oscar me sacudía para arriba y para abajo mientras que yo lo hacia también. En un momento sentí como Oscar se puso tenso y grito mi nombre.... "Mari...", y sentí como sus jugos me llenaban toda. No terminaba de dármelos cuando empezó a besarme y a tocarme los senos.... Mi cuerpo le dio los suyos al mismo tiempo.... Sentía como esos jugos de Oscar salían y salían sin parar. Me pregunté lo mucho que debieron dolerle estando adentro. Pobres hombre, me dije, si todos sufren como él entiendo su forma de ser. Oscar me tomo de la cabeza y me besó dulcemente.

"Marita", dijo, "lo siento, creo que nos dejamos llevar ambos. Pero fue maravilloso para mi......"

"Para mi también Oscar, no sabes cuantas cosas nuevas he sentido contigo".

Oscar se dedicó a acariciar mi cuerpo se deleitaba en ello y hacia que yo sintiera las cosas mas bellas que jamás había sentido. Mientras hacia eso note como su muñeco volvía a crecer.

"Oscar", le dije...... "pensé que ya no te dolería".

"Me duele un poco Marita. Pero no tanto como antes gracias a ti..." Y sentí ese miembro goloso como se movía dentro de mi como queriendo más y más.....

"Dime Marita", preguntó. "Cuando estuve besándote por ahí abajo". Me puse roja nuevamente. El me tomo de la cabeza y la acercó a su pecho. Prosiguió: "Cuando lo estuve haciendo sentí que tu me dabas tus jugos unos tras otro. Fue delicioso bebérmelo todo. Te sentiste bien con ello?...."

"Si Oscar. Maravillosamente bien. Fue una media hora o no se cuanto en que me vino algo de adentro que no tenia cuando parar..... Fue riquísimo".

Oscar mientras tanto me movía de un lado para otro haciéndome sentir su enorme verga dentro de mí.

"Ahora entiendes lo que quería que supieras cuando te dije que luego entenderías lo de besarme y chuparme mi muñeco........ Así se siente...... Esos jugos tuyos fueron un néctar para mí. Yo me sentí maravillosamente bien al bebérmelo todos".

"Lo entiendo. Ahora lo entiendo. Y cuando quieras haré lo mismo contigo Oscar..... creo que será maravilloso para mi también".

Oscar siguió moviéndose y yo sintiendo su enorme pene jugar dentro. De pronto se detuvo y nos pusimos de pie. Besó mi rostro y mis labios.... Mis senos no se quedaron atrás. Me acarició toda. Me tomó nuevamente de los brazos y me llevó al sillón. Ahí me volteó y me dijo que me arrodillara. El sillón era ancho. Lo había comprado así pues de cuando en cuando se quedaba a dormir luego de alguna junta o trabajo especial. Yo fui la que lo compro en el Callao acompañada de mi hermana. Era uno muy bonito. Así que me arrodillé y me puse como me pidió..... Mi culito estuvo a su disposición en ese momento pero no fue hasta que lo sentí en que me di cuenta de que se había arrodillado y me besaba nuevamente mis glúteos y mi conchita. Jugo nuevamente con ella hasta excitarme y hacerme venir. Mi culito no se quedó atrás. Sintió los embates de su lengua y mientras lo hacia notaba como este se dilataba dejándolo entrar mas y mas en el. Oscar aprovecho la dilatación para meter un dedo y jugar con el por ahí mientras que su boca besaba mis nalgas. Luego metió otro al notar que la dilatación crecía poco a poco. Por ultimo sentí tres dedos dentro de mi culito. Sentí algo de dolor con el ultimo pero supo como calmarme al moverlos en giros y de adentro hacia afuera. El dedo pulgar se coloco en mi vagina introduciéndose en ese juego. Sus labios mordisqueaban mis nalgas mientras yo me encendía mas y mas......

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh", gemi.... al darle a Oscar otro de mis jugos..... "Ohhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhssssssssss sssscarrrrrrrrrrrrrrr rrrrrrrrrrrrrrrr.....".. dije. Y me salio tal cantidad de liquido que no supe ya como era aquello. Oscar aprovecho entonces para ponerse de pie sin soltarme mis caderas. Su pene enorme y grueso tocaba mis nalgas buscando penetrarme nuevamente. Poco a poco se fue acercando a su destino ya humedecido por tantos jugos que emanaban sin cesar. No sabía que sentía en esos momentos. Cuando su enorme manjar encontró mi conchita penetró de un solo golpe haciéndome gritar de placer y sorpresa.

"Aaaaaaaaaaaaaa aaaaaggggggggggg gggggggghhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhh", gemí. "Que bárbaro Oscarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr". Y éste empezó un mete y saca increíblemente rápido haciendo que mis ojos ya no vieran nada y dejándome llevar por ese otro sentido del placer que no había sentido nunca. "Ahhhhhhhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, rico ......... queeeeeee delicciiiiiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Oscaaaaaaaaaarrrrrrr". Luego no supe más...... Mi cuerpo reaccionó de una forma nueva para mí. Jamás sentí lo que en ese momento. Incluidos los minutos, horas o días, ya no se cuanto, que había pasado con Oscar..... Mi cuerpo sintió un electrizante pero espectacularmente delicioso sacudón. Mi vagina palpitaba a un ritmo increíble sintiendo como ese muñeco me penetraba y salía sin cesar...... Mis jugos nuevamente salían a chorros. No se si me desmaye o no..... lo que pude notar al volver a mi estado conciente fue que Oscar delicadamente estaba besandome mi cuerpo y yo reposaba en el sofa. Me abrazó al verme abrir los ojos y los besó.

"Marita", dijo, "que día mas hermoso ha sido este. No te imaginas cuanto me has dado hoy y cuan feliz me siento por ello. Me sacaste la mayoría de lo que tenia adentro y lo hicimos juntos. Mientras tu me inundabas con tus jugos yo llenaba tu interior con los míos. Fue maravilloso".

"Oscar, yo siento lo mismo y debo agradecerte por haberme enseñado estas cosas y haberme permitido aprender más de mi misma en estas horas que en toda mi vida. No se si volveré a sentir igual. Con mi marido jamás de los jamases he sentido ni por asomo algo parecido. Esto a sido espectacular. Delicioso", respondí. "Pero me dices que te saque a mayoría. Eso quiere decir que no todo. Permíteme intentarlo como me pedías. Pero enséñame cómo pues no lo he hecho nunca".

Oscar me besó tiernamente en los labios y se sentó en el sofá. Su muñeco estaba grueso pero no erecto. Lo miré a los ojos y me arrodillé entre sus piernas. Las besé como lo había hecho el conmigo. Subí mi cabeza para encontrarme con ese muñeco que ya latía nuevamente aunque no había encontrado aun su estado optimo para mi (como si fuese experimentada)...... Lo tomé con ambas manos y empecé a masajearlo. Oscar tomo mi cabeza y la acercó a su muñeco como indicándome que lo besara. Lo hice. Empecé por el glande. Se sentía un poco salado pero eso no importaba pues tenía un olor no si a mis jugos o a una mezcla de amos que me excitaba nuevamente. Besé por todos lados mientras que al mismo tiempo subía y bajaba mis manos. Noté casi de inmediato como empezó a crecer. Oscar me miró y con una de sus manos abrió mi boca metiéndome dos dedos en ella. Los metía y los sacaba con suavidad mientras yo lo miraba. Veía como sus ojos se cerraban empezando a sentir placer. Jugaba dentro de mi boca buscando mi lengua. Al entender lo que quería jugué también con sus dedos. Vi como sonrió y abrió los ojos. Retiro sus dedos de mi boca y nuevamente aproximó mi cabeza a ese muñeco ya casi en su máxima extensión. Supe en ese momento lo que quería que haga. Así que abrí mi boca y empecé a chupar ese enorme glande con mi lengua.

"Ahhhhhhhhhhhhhhh", gimio Oscar. Eso era, me dije. Mi boca se abrió mas para dar cabida a ese manjar y poco a poco aprendí como metérmela más y más y al mismo tiempo jugar con mi lengua teniéndolo dentro. Oscar vibraba y me tomaba de los hombros, de la cabeza. Me tocaba un seno y luego otro..... gemía. Mientras tanto yo seguía chupando. En una de esas lo metí mas al fondo casi tocando mi garganta para luego sacarlo hasta mis labios.

"Ohhhhhhhhhhhhhhhhhh Maaarrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", dijo, "amoooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrr". Eso último me sorprendió. No me había dicho eso nunca. Pero seguí lo metí nuevamente hasta el fondo de mi boca y lo volví a sacar. Seguí haciendo lo mismo mientras mi lengua jugaba sin cesar. Saque ese manjar de mi boca para respirar un poco y empecé a chupar todo su exterior bajando hasta sus huevitos, que no eran tal sino huevotes...... Si, eran enormes. Me atreví a darle un beso por ahí. Otro "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh" salió de su boca. Seguí haciéndolo al notar que le gustaba. Nuevamente subí por su muñeco y me metí como golosa ese enorme muñeco. Mis manos jugaban por afuera mientras que mi lengua se deleitaba con ese bastón de carne con aromas exquisitos. Oscar gemía y gemía. En un momento oí mi nombre, "Maritaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa", mientras yo chupaba sentí como sus venas dentro de mi boca se ensanchaban mientras que algo caliente chocaba en mi garganta.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que ricoooooooooooooooooooooooooo", dijo.

No supe qué hacer en ese momento. Un poco de ese chorro pasó libremente por mi garganta entrando a mi cuerpo para hacerlo suyo mientras que la otra parte se quedó en mi boca dejándome un sabor algo saladito mezclado con no se que otro sabor. Pero no me atreví en ese momento a retirarme de allí. Seguí succionando deseando sacarle hasta la ultima gota sin darme cuenta que mientras mas lo hacia mas iba saboreando ese manjar y mas lo iba bebiendo. Casi le limpie su miembro con mi lengua. Mis manos tenían algo de su semen pero no me importo en ese momento. Oscar me tomo de la cabeza y me subió a su regazo besándome y jugando con su lengua dentro de mi boca. Sonreímos. Fue todo nuevo para mí. Maravillosamente nuevo.

"Oscar", le dije. "También tu eres adorable. Gracias por todo esto que me has dado. Y tomándolo de la cabeza también lo besé. Nuestros cuerpos en el sofá se deslizaron suavemente cayendo a la alfombra. Ya en ella Oscar se puso encima de mí haciéndome sentir su peso mientras su miembro tocaba limpio mi vagina. Nuestras piernas buscaron enroscarse mientras que mis senos buscaban su pecho con más fuerza. Giró y me colocó encima. Sentí como ese miembro se endurecía nuevamente. Oscar con sus 39 años tenía la fogosidad de un joven de 18. Me arrodillé encima y lo besé. Besé sus labios como jamás había besado a nadie. Efraín quedó en no se que plano en esos momentos. Jamás me había comportado así.... ni había sentido lo que en esas horas sentí. Quería agradecer a Oscar lo que me dio.... y lo besé con pasión. Su pene reaccionó y bastó un movimiento de él para que metiera todo dentro de mí nuevamente. Yo de rodillas encima me sentía como que controlaba la situación así que me puse a cabalgar encima de el....literalmente. Su muñeco reaccionaba con cada movida y mi jugosa conchita se deleito desde sus inicios. Que agradable. Un sube y baja que no tenia fin.... erguí mi cuerpo como buscando aire y mostrándole a Oscar mis senos. Mis pezones erectos. Los tomó en sus manos y las acarició fuertemente. Luego tomó mis caderas y empezó a seguir mi propio ritmo alocado. Puse mi cabeza hacia arriba... mirando, o casi mirando, no se, la pared..... Mis ojos se desorbitaron nuevamente mientras la cabalgada seguía frenética. No supe como detenerme... no lo quería... estaba riquísimo aquello. Oscar seguía con sus manos en mis glúteos, en mis caderas, ayudándome a mantener ese alocado ritmo ...... De pronto sentí nuevamente aquello...... mi cuerpo convulsionó, bajé la vista y vi como el de Oscar hacia lo mismo...... nuestros jugos estaban saliendo al mismo tiempo nuevamente. Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que placare tan enorme. Que dulzura. Que delicia. Que rico todo aquello que sentía..... No deseaba que acabara......... Mi cuerpo se detuvo con un gemido y reposé todo mi peso en el cuerpo de mi amante.... pues eso era.... mi amante, mi bello y delicioso amante. Me tomó en sus brazos nuevamente y me besó. Nos quedamos así por unos momentos. No se cuánto realmente. Lo que si se es que al abrir los ojos me sentí feliz. Tanto que al ver la hora, no me preocupe. Pese a que ya eran casi las 2000 horas.... lo peor es que no había llamado a Efraín. Vi a Oscar con los ojos aún cerrados y lo desperté.

"Oscar, tenemos que irnos ya se me hizo totalmente tarde y no se que ira a pasar en casa esta noche". Me vio y sonriendo me besó en los labios.

"Cambiémonos Marita. Yo iré a dejarte si así lo deseas".

"Noooooo, grite, estás loco! No sabes lo que pasaría si se enterara Efraín? No por favor. Solo te pido que salgamos de acá y me dejes quizá a unas cuadras de mi casa. Ya veré como me las arreglo. Esta bien?".

"Por supuesto" me dijo. Nos limpiamos cada uno individualmente en el baño pues este resultaba ser muy pequeño. Yo hubiera querido bañarme pero sólo atiné a lavarme bien con un vaso que ahí había. Por lo menos no quería llegar a casa oliendo a Oscar. Luego de un momento salimos al estacionamiento. Nadie nos vio salir ni llegar. Pero Oscar me dijo que me ocultara bien al salir por la caseta de seguridad para que no me pudieran ver. Así lo hice y le agradecí el gesto. A unas tres cuadras de la casa le dije que se aparcara a un lado para bajarme. Nos vimos a los ojos. No había más que decir. Todo fue maravilloso. Me besó en los labios tocándome suavemente las piernas.

"Hasta mañana reina", me dijo.

"Gracias por lo de reina. Pero no se te ocurra decirme eso delante de los empleados", le dije con una sonrisa.

"Claro que no. Eres mi reina y eres mi amor". Lo miré y lo bese agradecida.

"Hasta mañana papito", le dije sonriendo.

"Eso me gusta amor", respondió, "hasta mañana".

En el trayecto a casa Oscar se quedó estacionado viéndome como desaparecía entre la penumbra de los faroles de la urbanización. Pensaba en qué le diría a mi hija y a Efraín al llegar. Me dije que en su momento sabría qué decirles. Ahora no quería pensar en ello..... Pensaba en la maravillosa tarde que pasamos juntos Oscar y yo. Las tres cuadras resultaron rápidas de cruzar. Llegue a casa y para mi sorpresa no estaba Efraín.... sólo mi hija Marla.

"Hola" le dije, "que tal tu día".

"Bien mami", respondió. "Porque llegas tarde", preguntó.

"Pues estaba haciendo documentos confidenciales" le dije. "No te imaginas a cuanta gente despedirán a partir de mañana. Mi jefe me pidió quedarme hoy y no se si otros dias también para poder avanzar con el proyecto de despidos que tiene coordinado con la gerencia general".

"Y tu mami?, dijo asustada. No estarás en la lista?.

"No Marlita, le dije. No estoy. Pero me apena que algunos de mis compañeros de toda la vida si lo estén. Y tu papá?", pregunté.

"Habló con mi tía Elena y cuando supo que demorarías un poco salio no se a donde".

"Bueno ya vendrá. Voy a ducharme que ha sido un dia muy agotador".

En el baño, duchándome, me tocaba todo mi cuerpo como deseando que estuviera Oscar a mi lado. Que ironía del destino el saberse casada con alguien que no lo satisface a uno y llegar a complacerse con otro. Pero fue maravilloso el día. Estuve casi treinta minutos en la ducha. Al salir me empezaba a secar el cabello cuando Efraín ingresó al baño. Este al estar en nuestro dormitorio siempre esta sin llave. Me sorprendio.

"Oh", dije, "pense que estabas fuera aun".

"No, dijo. Llegué hace unos minutos luego de ir a ver unos asuntos que tenía pendientes. Aproveche de ello pues Elena me llamó diciéndome que tenías sobrecarga de trabajo hoy".

"Si", le dije, "unos documentos confidenciales".

"Me contó algo Marlita", dijo. Yo estaba con la toalla en la cabeza pero recién me di cuenta de que mi cuerpo estaba totalmente desnudo. Efraín me miraba con esos ojos que yo ya conocía. Quería poseerme. De pronto se acercó a mí y me besó tocándome los senos.

"Efraín", dije, Marlita puede entrar en cualquier momento".

"No creas. Acaba de despedirse para acostarse, estaba cansada". Y me tomó de los senos nuevamente. Me volteó y procedió a quitarse su ropa. Sentí algo raro en esos momentos. No era lo mismo que sintiera con Oscar. Efraín ya desnudo me tomó de las caderas y empezó a frotar su miembro en mi culito.

"Efraín, estoy algo cansada", dije.

"No importa respondió. Descansaras luego".

"Ok papito" le dije. Me tomó de las manos y me llevó a la cama. Efraín, mi esposo, no era muy romántico, jamás lo fue. Yo siempre quise inculcarle un poquito de romanticismo pero no pude nunca lograrlo. Para el solo existía su mamá. Luego Marla y luego yo…al menos eso creo. Me puso al borde de la cama levantó mis piernas y me penetró sin mas. Fueron casi tres minutos de un mete y saca alocado hasta que se vino dentro de mi. Por mas que hice el intento de que se quedara mas tiempo.... todo el tiempo del mundo para ambos..... no lo hizo. Luego de haber terminado me preguntó como siempre: "Rico verdad?" y retirándose se metió al baño a lavarse. Luego regresó a ponerse su ropa de dormir. Me dio un beso y bajo a la cocina a comer sus bocadillos y cerveza de siempre viendo la televisión. Yo me quedé en la cama. La imagen de Efraín se borró de mi mente rápido..... como un flash. Vino a mí la de Oscar. Porqué tendría que ser así, me dije. Me acordé de mi Marlita. Fui a su cuarto le di un beso de buenas noches y la abracé acurrucándome con ella.

"Buenas noches mami", dijo. Al poco tiempo estábamos dormidas.

Como siempre estoy a su disposición para responder a sus inquietudes.