María - Capítulo 02
Gerardo y Cinthia finamente se ven cara a cara por primera vez luego de estar separados por mes y medio. ¿Saldrán bien las cosas entre ellos?
Gerardo:
Miércoles 17 de Febrero de 2021. Por la mañana.
Me desperté a las 8:30 de la mañana, como últimamente he venido despertando en promedio, y me metí a bañar. Dentro de la ducha colocó mí celular en una repisa alta para que no le entre agua y entro en la aplicación de Spotify en donde pongo mí lista personal de canciones nacionales preferidas. Estoy lavándome la cabeza mientras canto la canción Trátame Suavemente de Soda Stereo, mientras suena en el celular, cuando veo aparecer una silueta atrás de la cortina.
“- ¿Se puede?” – pregunta Verónica completamente desnuda y mirándome con ojos felinos directamente a los míos.
Trago saliva antes de responderle con un débil “- Adelante.”
Verónica entra en la ducha y apoya sus pechos sobre los míos, mientras me pasa el dedo índice de su mano izquierda de arriba a abajo de mí pecho.
“- Que quede claro. Es solo sexo. Nada más. Tu amas a Cinthia y yo, aún estoy viendo si el amor que le tengo a mí esposo aún existe, o ya no. ¿Está claro?”
“- Lo que usted diga, mon cherie.”
Y nos besamos mientras la alzo apoyándola sobre la pared, mientras ella me rodea mí cintura con sus piernas para que mí pene entre sin problemas a su vagina.
Luego del baño, nos vestimos y desayunamos apurados, para más tarde salir del departamento. Ella en dirección a la casa de su hermana y yo a la que una vez fue la mía junto con Cinthia. Había llegado el momento de ver a la cara a la madre de mis hijos.
Se que debería de haber ido ni bien baje del avión a verla, pero un mensaje que recibí de Santiago me dejó más calmado y por eso no fui, pero ahora debía de verla a la cara. Y tener una conversación que nos debíamos hace tiempo.
El viaje de Ramos Mejía a San Justo me lleva algo más de media hora usando el Colectivo 96. Una vez que desciendo del mismo camino unas seis, siete cuadras por mi vieja localidad, hasta que llego a la cuadra de mi vieja casa. Llegó al umbral de la misma y saco mi vieja llave. Pero algo me Que que no debo usarla. Asique hago lo más lógico en estos casos. Tocó el mismo timbre.
En eso, escucho una voz familiar.
“- SI, YA VOY. ¿QUIÉN ES?”
“- ¡ALGUIEN DE TU PASADO!” – le respondo a esa voz.
En eso escucho que la persona del otro lado de la puerta no da a basto con la llave ya que se nota el nerviosismo con el que trata de abrir la misma.
“- ¡Dios, mío!” – dice Cinthia una vez que abre la puerta y me ve parado frente a ella. “- ¡Gerardo!” – y se me abalanza para darme un beso en mis labios.
Cinthia:
Miércoles 17 de Febrero. Por la Mañana.
Esa mañana del 17 de Febrero iba a ser un antes y un después en mi vida. Jamás pensé que Gerardo se iba a presentar en nuestra casa. Pero lo hizo.
Obviamente, no me pude contener y al verle, me lance a besarle.
Luego de ese beso le hice pasar a la que fue su casa por un poco más de 20 años. Fuimos a la cocina y nos sentamos en la barra, cuando el me dijo…
“- Vaya beso que recibí de tu parte!”
“- Tonto. ¿Desayunaste ya o querés que te prepare algo?”
“- No. Gracias. Ya desayuné. Lo que sí te voy a pedir es un vaso de coca cola.”
Le alcanzo el vaso que me pidió y le voy directo a la yugular.
“- ¿Quién era la puta con la que te vi salir de la casa de tus padres?” “ - Si, lo sé, la cagué soberanamente con eso que le dije a Gerardo.
“- ¿¡La puta con la que, QUÉ!? ¡No puedo creerlo! ¡Me voy de ésta casa por lo que pasó hace mes y medio! ¿¡Y AÚN TENÉS EL TUPÉ DE QUERER INICIAR UNA NUEVA DISCUSIÓN!? ¡CINTHIA! ¡POR EL AMOR DE DIOS! ¿¡QUÉ JAMÁS VAS A APRENDER!?”
“- ¡LO SIENTO, ¿SI?! ¡VIEJOS HÁBITOS!”
“- ¡VIEJOS HÁBITOS QUE VAN A HACER QUE VOS Y YO NOS DISTANCIEMOS MÁS DE LO QUE ESTAMOS DE SEGUIR MANTENIÉNDOLOS!” – Gerardo se toca la zona T del rostro con los dedos pulgar e índice, cierra los ojos, da un suspiro y se tranquiliza – “- Bien. Tranquilicémonos, ¿Si? ¿Querés saber quién es la mujer con la que me viste salir de la casa de mis padres? ¡Bien! Se llama Verónica. Es mí compañera de piso en donde estoy viviendo. Cuando regresé de mí viaje al extranjero ya estaba en el departamento en el que yo estaba viviendo de prestado. La persona que me prestó el mismo, para ayudar a esta amiga de él, le permitió quedarse unos días. Tan solo eso estará. ¡Días! Nada más. Y me viste salir de la casa de mis padres con ella por qué le pedí de acompañarme a su casa.”
“- Y….”
“- Si lo que me vas a preguntar es si hay algo entre ella y yo, la respuesta es ¡No! ¡Tan solo es mí compañera de piso temporal!”
“- Si, como no.”
“- Basta, Cinthia. Por una sola vez, basta. Ya suficiente con lo que vivimos hace un mes y medio atrás, para seguir con nuevas discusiones que no llevan a ningún lado.”
“- Está bien. No te preocupes más. Y cuéntame. ¿Cómo fue ese viaje? ¿A dónde fuiste? ¿Qué hiciste?”
“- Son muchas preguntas. No te preocupes. Ya te voy a contar todo llegado el momento. Tan solo te diré que fui a la casa de Mariano y Katerina.”
“- ¿¡Fuiste a México!?”
“- Si. Y me hubiera quedado un par de semanas más, pero Santiago me mandó un mensaje diciéndome de un accidente que tuviste. Y me vine.”
“- ¡Vaya con nuestro amigo! Al menos ese llamado te trajo de vuelta.”
“- ¿Qué pasó, Cin? ¿Qué accidente tuviste?”
“- Me atropellaron en capital federal, luego de ir a hacer unas compras para el bebé, y termine internada en el Sanatorio Colegiales.”
“- ¿¡Te atropellaron!?”
Veo que Gerardo se pone nervioso y compungido.
“- Y… ¿Cómo estás del embarazo?”
“- Bien. Gracias por preguntar. Cuando desperté en el Sanatorio pensé que lo había perdido, pero los médicos me dijeron que tuve suerte. Este bebé tiene dos ángeles de la guarda al parecer, en vez de uno.” – me toco en mí vientre dándole unas caricias al mismo. – “- Lo que sí… Ese Sanatorio… es el mismo sitio en donde trabaja Ariel.” – al nombrar a Ariel el rostro de Gerardo cambió de repente. Se puso serio. Pero una seriedad como nunca vi en mí vida. Sabía que debía de medir las próximas palabras por qué sino iba a ocasionar algo jodido. “- El estuvo viniendo a mí habitación los días que estuve internada para ver cómo andaba.”
“- Ya veo. Lo que también supe es que saliste con él a algún que otro sitio, ¿No? Cómo por ejemplo, nuestro restaurant favorito en Puerto Madero, el que fue protagonista de varios sucesos en nuestra vida, más precisamente, los anuncios tuyos de que estabas embarazada de nuestros hijos.”
“- ¿Cómo supiste eso?”
“- Su perfil de Facebook. Publico fotos de todas sus salidas. Deberías de verlo. Tiene un par de cosas interesantes. A todo esto. ¿Tomaste bebidas alcohólicas? ¡Por dios, Cin! ¡Vos sabés que estando embarazada no debes de tomar nada de bebidas alcohólicas! ¡El es enfermero! ¡Debió de saber que dándote de beber eso no te hacía ningún bien!”
“- ¡Me dijo que no iba a publicar las fotos! ¡Maldito hijo de su madre!. Lo siento. Sé que no debía de beber. Pero solo fueron un par de salidas, y no tome mucho.”
“- Ya, ya. No te hagas más problemas. ¿Sabés que encontré también? Que tiene a alguien entre sus amistades. Alguien que vos y yo conocemos bastante bien. ¡María!”
“- ¿¡QUÉEEEEE!? ¿¡ CONOCE A ESA HIJA DE REMIL PUTA!?”
“- Así parece. Cinthia, lo que te voy a decir que quede entre nosotros y trata de confiar en mí, ¿Si?”
Cuando Gerardo me dijo que confíe en él, todos mis fantasmas del pasado volvieron a aparecer. Sabía que se iba a mandar una bastante jodida y que podía llevarse puesto lo poco que quedaba de nosotros. Pero su mirada me decía que debía de confiar en él. María para Gerardo fue algo que lo marcó para mal. Jamás vi que Gerardo odiara a alguien, pero María hizo mucho daño y el odio que le tiene Gerardo es muy grande. Compadezco a la mujer que trate de hacerle algo similar que lo que le hizo esa María.
Y es cuando me dice lo que va a hacer con María. Y si, debo admitir que María se ganó la furia del que fuera mí marido.
“- Y ahora, voy a ver a los chicos.”
“- Están dónde siempre. En sus piezas.”
“- Bien. Ahora vuelvo.”
Veo salir a Gerardo de la cocina y dirigirse a las habitaciones de nuestros hijos. Al entrar a ellas, oigo los gritos de alegría de los chicos de ver a su padre. Oigo que le preguntan si va a volver a vivir con nosotros y escucho que el les dice que no por ahora. Pero que si todo se da como tiene que darse, es muy factible que lo haga. Igualmente, hay algo que noté en él. Aún tiene algo de dolor por lo vivido hace un mes y medio atrás. Pero lo que sí. Lo sabe ocultar muy bien. Si algo debo de admitir es que Gerardo sabe cómo ocultar sus emociones cuando se requiere hacerlo. Pero sé que si lo ves directo a los ojos, podrás notar su verdadero estado de ánimo. Los ojos de Gerardo son un cristal de sus emociones. Lo delatan. Pero tienes que estar muy atentos a su mirada para notarlo. Los chicos no se han percatado, pero Gerardo no volverá pronto. Puede que le tome su tiempo. Tiene que sanar. Y eso puede tardar años. Cuando él se siente traicionado por alguien se deprime, y dependiendo del grado de familiaridad y de confianza que tenga esa persona con él, dependerá el tiempo que le tome sanar.
Al salir de ver a los chicos, le pregunto si se quiere quedar a cenar e increíblemente acepta.
Luego de cenar, se marcha, pero antes de irse me da un beso en la mejilla y me vuelve a decir que confíe en él.
Lo veo irse caminando por las calles oscuras de San Justo en dirección a la parada del colectivo. Solo ruego que no le roben en el trayecto.
Gerardo:
Jueves 18 de Febrero de 2021. Alrededor de la 1 de la mañana.
Llego a mí departamento en Ramos Mejía alrededor de las 1 de la mañana y noto un ambiente de luces apagadas y un volumen de música algo bajo en el living del mismo y en uno de los sillones la veo a Verónica con tan solo una musculosa y en tanga colaless con la piernas cruzadas, la cabeza para atrás y con los ojos cerrados, escuchando una canción de Luis Miguel, su artista favorito.
“- Hola, Vero. ¿Cómo fue tu día?”
“- Muy bueno, Ger. Gracias por preguntar. ¿El tuyo? ¿Todo bien con Cinthia?”
“- Al inicio fue algo tenso pero luego la cosa mejoro bastante. Si tengo que poner un estimativo diría que fue bastante bueno, también.”
“- Me alegro. ¿Algo para tomar?”
“- No. Gracias. Vero… ¿Alguna vez te conté sobre María?”
“- No. Jamás.”
“- Bueno, ponte comoda por qué va a ser para largo…”
Principios de Noviembre del 2020. Por la noche.
“- Vaya. Al parecer ésta noche va a ser una noche más en esta red social.”
En eso noto un chat que aparece. La persona que lo manda es una tal María de unos 37 años.
María: “- Disculpa. Las fotos que están en tu perfil… son de alguna convención de comics, cine y TV?”
Gerardo: “- No. Son de Universal Studios California en el año 1992. ¿Por?”
María: ¿Fuiste a Universal Studios? Cuéntame más”
Y así conocí a María. ¿Quién iba a decir que esa persona se iba a transformar en mí más grande pesadilla…
Continuara….