María

Simplemente una historia más de una mujer que quiere (y aun no lo sabe) a otra mujer.

Acabábamos de terminar de cenar. Nos habíamos reunido cuatro amigas; Leticia, Andrea, Paula y yo (por cierto, me llamo María), para contarnos las batallas del verano. Entre el vino y las copas estábamos un poco "contentillas" y con el café empezamos la conversación que todas esperábamos: los ligues . Leticia y Paula estaban comprometidas con sus respectivos novios, por lo que sus historias no pasaron de los planes y los sitios románticos que habían visitado. Por el contrario, yo que lo había dejado con mi chico hacía unos 4 meses había aprovechado el verano para dejar volar mi imaginación y desinhibirme del mundo real. Les conté mi historia con el chico de las hamacas (si, lo se, suena a topicazo) con todo lujo de detalles, que no eran pocos, haciendo que el calor que nos estaba embriagando incrementase. Andrea, entonces, después de escuchar mi relato se atrevió con el suyo… que sinceramente nos dejó a todas con la boca abierta, y a mi personalmente muy caliente.

"Había pasado Julio y Agosto de prácticas en una empresa en Francia. Conoció a un montón de gente, y la trataron, como dice ella, "mejor imposible". En la oficina la pretendían bastantes (Andrea es una mujer espectacular, morena, ojos azules y con un cuerpazo) y ni corta ni perezosa acepto algunas de las invitaciones que le propusieron, convirtiéndose éstas en rollos de un par o tres noches.

Un día de marcha, le habían invitado a la inauguración de una discoteca, de estas a todo meter, que citando sus palabras textuales "la hacían sentirse como en un capítulo de Sexo en Nueva York". Se pasó bailando toda la noche, calentando a todos los hombres que se le acercaban pero sin darles ni media oportunidad. Le apetecía simplemente jugar un ratito. En unos de sus sensuales bailes, alguien le cogió por la espalda de la cintura y acompasó su baile con sus movimientos. Andrea pensando que era otro sobón le siguió el juego un rato sin darle mucha importancia. Cansada de estar agarrada por un desconocido optó por darse la vuelta y, ahí no había ningún tío sino una mujer pelirroja que la estaba comiendo con la mirada. Andrea, que siempre ha dicho que es bisexual (aunque, que yo sepa, no lo había llevado a la práctica) no hizo ascos a la idea de una aventura lésbica.

Ya, cara a cara, Andrea paso los brazos por encima de los hombros de Marie (así decidió bautizarla, porque no perdió el tiempo en conversaciones frívolas y fue directamente al grano). Después de unos bailes subiditos de tono, Andrea la llevo al baño, y nada más cerrar la puerta se abalanzó sobre ella. La beso desaforadamente, explorando con su lengua toda su boca. Marie le metió las manos por debajo de la falda acariciándole la entrepierna y el coño por encima de su ropa interior, lo que hizo gemir a Andrea y mojar sus bragas.

Al sentir esto, Marie le desabrocho la blusa. Comenzó a besarle el cuello, luego bajo y se paro en sus pechos, se los sacó del sujetador y empezó a besarlos y lamerlos. Los pezones de Andrea se endurecieron. La mano de Marie que seguía en su entrepierna le bajó las bragas y empezó a estimularle el clítoris. Andrea súper excitada quería más. Marie le metió dos dedos provocándole un gran gemido, al oír el grito de ésta Marie subió hasta su boca y la beso para silenciarla y así no montar un escándalo..."

En este momento de la historia, yo estaba a cien, no se porque pero me había excitado el relato, aunque también sentía celos de que otra mujer la hubiese hecho sentirse así. Leticia y Paula estaban "flipando" y cortaron a Andrea antes de que terminase, yo creo que fue la vergüenza o los prejuicios los que las incitaron a pararla. Andrea empezó a descojonarse al ver la cara de asombro de sus amigas, y para rematarlo soltó "Deberíais probarlo, lo que yo experimenté esa noche da mil vueltas, os lo aseguro, a lo que vosotras hayáis podido hacer con vuestros respectivos novios". Empezamos a reírnos de la desfachatez de nuestra amiga y dimos por concluida la cena. Además al día siguiente teníamos que estudiar y ya era bastante tarde.

Tomamos rumbo a nuestras casas. Yo me fui dando un paseo con la excusa de despejarme por las copas bebidas, pero en realidad, necesitaba aclararme por lo escuchado ya que, muy a mi pesar, había hecho un visible efecto sobre mi.

Llevaba unos diez minutos andando cuando sonó mi móvil:

  • ¿Si?
  • ¿Qué tal está mi "Marie Curie" preferida? – Andrea había adoptado un acento francés
  • Jajaja, estas loca. Pues nada, llegando a mi casa bajo los efectos del alcohol.
  • ¿Te apetece que nos tomemos la última?
  • Pufff, no se, es que mañana no voy a poder abrir un libro – Pero claro que me apetecía, quería saber todo lo que a su aventura concernía.
  • Venga, que hace dos meses que no te veo, y además así te termino de contar mi historia, ¡qué creo que te has quedado con las ganas!

Joder, ¿tanto se me notaba?.

  • Esta bien, pero sólo una y luego me depositas en casa ¿ok?

  • Lo que usted mande madame. En cinco minutos estoy en tu portal.

Reconozco que estaba nerviosa, cosa que nunca me había pasado, y menos con una de mis mejores amigas. Intente pensar en otra cosa, convenciéndome de que mis sentimientos estaban teñidos por los efectos de las copas.

Llegó Andrea en su coche y me llevo a un bar-discoteca que nunca había estado, pidió una mesa y nos acomodaron en un rincón muy agradable, la música no estaba excesivamente alta, así que pudimos charlar tranquilamente.

  • Bueno, Marie , preparada para escuchar mi tórrida historia – diciendo esto me guiñó un ojo pícaramente.
  • Jajaja, por supuesto, desembucha viciosilla
  • Oye, sin pasarse… jajaja – se acerco a mi y me dio un golpe en el brazo, luego bajo la mano y la poso en mi muslo.

Algo que antes ni hubiese notado, pero logró, esta vez, ponerme nerviosa. Andrea lo noto y antes de retirarla me dedico un sonrisa y se dispuso a terminar su relato.

"Marie, mientras ahogaba los gemidos de Andrea en su garganta, siguió penetrándola y añadió un dedo más. Los movimientos cada vez más rápidos consiguieron que Andrea se corriese de una manera según ella "brutal". Mientras Andrea conseguía volver en sí, Marie la besaba por el cuello y le susurra palabras al oído, haciendo que la excitación volviese. Hizo que se sentara en el lavabo le quito las bragas y empezó a lamerle los muslos acercándose peligrosamente a su coño que estaba manchado por sus flujos. Atrapó el clítoris con sus labios y empezó succionarlo con el fin de estimularlo. Andrea no podía más (y yo tampoco la verdad) , cogió la cabeza de Marie y la empujó hacia abajo. Marie besó y lamió los labios del coño, y finalmente, a petición de Andrea, le introdujo la lengua. Andrea gemía "in crescendo" a medida que la lengua de Marie entraba y salía. Cuando estaba a punto de experimentar su segundo orgasmo Marie le metió tres dedos hasta el fondo, lo que hizo que Andrea terminase de una forma espectacular. Los flujos corrían por sus muslos y Marie los saboreaba gustosa. Andrea estaba exhausta, sentada en el lavabo apoyada contra la pared, le costaba acompasar su respiración. Marie dulcemente le puso de nuevo las bragas, le abotonó la camisa y colocó la falda. Se limpió las manos, las cara, y se arreglo el maquillaje. Le dio un beso y se marchó."

  • ¿Qué dices? ¿Se fue sin más? – casi grito al decir esto, estaba como nerviosa, y no puede controlarlo.
  • Si, ¿Qué te pasa? Parece que te ha molestado
  • Ehhh… no… que va … ¡qué dices!– baje mi mirada rápidamente y cogí la copa. Necesitaba un trago.

Andrea notó la incomodidad de mi silencio, me tendió la mano y dirigió una mirada a la pista de baile. Se levantó y yo como agilipoyada hice lo propio y la seguí. Nos pusimos a bailar como unas locas, yopara ese entonces estaba bastante agitada, se me había mezclado el alcohol, con su relato y mis sentimientos, ¡Vamos! Todo un cocktail molotov. Se nos acercaban algunos chicos, pero ninguna de las dos les prestamos mucha atención. Uno me cogió por banda y se puso a bailar conmigo. Me puse a hacer bailes super exagerados, creo que le asusté.

Andrea se me acerco y me tomo las manos, hicimos un par de pasos de baile a lo "rock’n’roll", me tropecé y caí encima de un sillón, Andrea se sentó al mi lado casi tumbada sobre mi y empezó a reírse.

  • ¿Estas bien? – me preguntó, ayudándome a incorporarme

  • Si, es que no he podido aguantar tu ritmo

  • La que no puede aguantarlo soy yo

  • ¿Perdona? ¿Y ese cambio de tono? ¿a qué viene?

  • Nada, nada, cosas mías y de mi cabeza.

  • No, tronca, ahora me lo dices

  • ¿Me prometes no enfadarte?

  • Depende, jajaja

  • Me gustas mucho, me gustas desde que nos conocimos hace 5 años. Sólo quería que lo supieses

.

Y me soltó esa bomba dejándome helada y con la boca abierta (literal).

Diciendo esto, se levanto y se dirigió a la mesa en la que se encontraban nuestras cosas, se sentó y se encendió un pitillo. Yo estaba volada, sentí una sensación en el estomago, como una punzada. Mil cosas se pasaron por mi mente, estaba petrificada, la verdad es que no soy capaz de describir lo que sentí en ese momento. Tomé fuerzas y me levanté, fui a su encuentro, me senté a su lado. Me miró y yo sostuve esa mirada. No se que me pasó, pero mi cuerpo me pidió besarla, y así hice. Posé mis labios en los suyos, a lo que ella respondió atrapando suavemente mi labio superior. La besé con mucha intensidad, disfrutando del placer que sus labios me proporcionaban. Fue algo espectacular, nadie me había besado nunca con esa ternura. Se separó y apartó el pelo de mi cara,

  • Me acabas de hacer una mujer muy feliz "Marie" , creo que he soñado con este beso un millón de veces. Oye, ¿estas bien? – su voz descubrió un tono de preocupación al ver mi cara, que por lo visto no mostraba la reacción que ella esperaba.
  • No se lo que me ha pasado, lo siento – No había escuchado nada de lo que me había dicho. El pánico se apoderó de mi ¿Qué estaba haciendo? Era mi amiga y yo no era lesbiana.

Cogí mis cosas, me levanté y me dispuse a marcharme.

  • Andrea me tengo que ir, mañana hablamos.
  • Pero ¿dónde vas?, no pasa nada, no te pongas así, pareces una niña pequeña, ha sido sólo un beso – me dijo esto normalmente, pero se notaba cierto dolor en su voz
  • ¡Eres una cabrona! "Ha sido sólo un beso", pero qué me estas contando, te me has declarado… y ha sido sólo un beso… en fin, me tengo que ir, que ya no se ni lo que digo.

Me sentí como una imbécil, menuda idiotez acababa de soltar sin venir a cuento. Estaba claro que me estaba comportando como una niña pequeña. No quería reconocer mis sentimientos y la única forma que se me ocurrió para ocultarlos fue poner todo patas arriba. ¡Qué fácil es huir de lo que nos da miedo! ¡Qué me lo digan a mi!, podría escribir un libro acerca de ello.

Salí del bar, dejando a Andrea sentada en el sofá con cara de póker. Cogí un taxi. Ya en mi cuarto la cabeza me daba vueltas (no creo que fuese el alcohol, aunque ya iba con unas cuantas de más). Apague el móvil. Cogí el ipod y cerré los ojos.

Me levanté con una sensación de culpabilidad, miedo y desconcierto. Miré el reloj, eran las 2 de la tarde, me había quedado dormida; y encima había quedado con una compañera de clase para resolver dudas. Cogí el móvil, lo encendí. Tenía unas cuantas llamadas perdidas de esta niña, y un par de mensajes. Eran de Andrea:

" Mery, aunque mantengo lo que te he dicho esta noche, siento que te haya molestado. Un beso"

"Espero que me llames hoy o cuando quieras, necesito hablarte"

Otra vez esa sensación, no podía ser. ¿De verdad me gustaba a mi también?, eso parecía. El ruido del móvil me saco de mis ensoñaciones.

  • ¿Si?
  • Soy Nuria
  • Ahhhh, Nuria….
  • Si, ese es mi nombre, te recuerdo que habíamos quedado, hace unas 4 horas.
  • Ehhh… ya, es que me he quedado dormida, lo siento.
  • Bueno da igual, te veo esta tarde entonces, que tengo unas dudas de campeonato y necesito que me ilumines con tu sabiduría
  • Ja ja ja, ¡cómo estamos de graciosillas hoy!
  • Si, y tú te has levantado con el pie izquierdo o con algún indeseable en la cama
  • En fin, que no estoy de humor, necesito un café en vena, luego te llamo
  • Vaaaleee, pero que no te quedes dormida. Un beso
  • Ciao pesada!

Volví a leer los mensajes. Tenía que hacer algo. Decidí escribirla, no me sentía con fuerzas de llamarla, además una sensación de vergüenza me invadía.

"Andrea que te parece que quedemos a tomar algo esta noche?. Siento mi reacción de anoche. Bueno, luego hablamos"

Me pasé todo el día pensando en ese beso, el beso que había hecho girar mi vida 360 grados, que me estaba quemando. Ese beso que no comprendía.

Quede con Nuria por la tarde. Entre dudas y explicaciones conseguí olvidarme un poco de la noche anterior. Nos pasamos toda la tarde haciendo ejercicios, mirando libros y memorizando fórmulas. Estaba molida, necesitaba un baño urgente para relajarme un poco. Me despedí de Nuria y me dirigí a mi casa. Había quedado con Andrea en el mismo bar de la noche pasada a eso de las 10.

Después del baño me dirigí al armario, los nervios volvían a atraparme. ¿Qué me iba a poner?, jajaja, parecía una quinceañera. Opté por un vaquero negro y una camiseta con cierto escote que dejaba asomar mi sujetador negro. Me maquillé y salí, respiré hondo y paré un taxi.

Entré en el local y escudriñé con la mirada a ver si la encontraba. Todavía no había llegado, me sentí aliviada. Tomé asiento en la misma mesa en la que nos habíamos besado (si, soy un poco masoca, lo se…) y pedí un Gin-tonic.

Estaba sentada de espaldas a la puerta, un poco impaciente pero más tranquila, aquella copa estaba haciendo su buen efecto sobre mi. De repente note como me cogían de los hombros y me daban un beso en la mejilla.

  • ¿Qué tal Mery? Me alegro que hayas venido, pensaba que no te ibas a atrever.
  • Es que quería disculparme, fui yo la que te entré y encima te eché la bronca. No se, la verdad, es que tu declaración y la situación me impulsó a besarte… pero
  • No te preocupes, no quiero que te agobies. Creía que no te iba a volver a ver.
  • No digas tonterías, eres mi mejor amiga, te quiero un montón – No se si me equivoqué al decir esto último, a Andrea se le cambio la cara.
  • Yo también te quiero – me dijo esto arrastrando las palabras.

Una lágrima corrió por su mejilla. Ahora si que me había perdido.

  • María, no creo que esto funcione.
  • ¿El qué? - pregunté con asombro mientras le secaba los ojos con un pañuelo.
  • Joder, yo te quiero, estoy enamorada de ti, ¿No te has dado cuenta?. Desde que te conozco he intentado decírtelo, demostrártelo, llamar tu atención; sino ¿de qué? Lo del rollo bisexual. Tú has pasado de mi siempre. Ayer me besas y segundos después me rechazas, y hoy como si nada

,

quieres otra vez ser mi amiga. Lo siento mucho pero yo no puedo seguir así, esta situación me sobrepasa.

Sus palabras me dejaron sin habla. No se me ocurría que decir ni que hacer. Mi corazón estaba a mil por hora. La atraje hacia mi y la abracé con toda la ternura y cariño que pude. Apoyo su cabeza en mi hombro, notaba su respiración en mi cuello. Le acariciaba la cabeza, y le susurraba que no se preocupase. Acercó su boca a mi cuello y empezó a besarlo. Cerré los ojos, noté como se incorporaba. Me besó en la comisura de los labios, giré mi cabeza y me encontré con sus labios, los cuales ansiaba. La besé como si fuese la primera y última vez que lo fuese hacer. Se me pusieron todos los pelos de punta al notar como su mano se metía dentro de mi camiseta y sus dedos comenzaban a rozar mi espalda. Ya no me importaba nada, solo quería tenerla. Estuvimos así un rato. Sin emitir palabra me levanté a la barra, pagué mi copa, la tome de la mano y la dirigí hasta la salida. Pedí un taxi que nos llevara a mi casa.

No hablamos, solo nos miramos y jugamos con nuestras manos en el trayecto. Una vez dentro, me dirigí al salón. Me senté en el sofá y ella se sentó encima mío, de tal manera que tenía que alzar mi cabeza para mirarla. Me tomó de la cara, la acarició con las dos manos y me volvió a besar.

Puse mis manos en sus caderas y comencé a acariciarla. Quería saber como era su cuerpo. Le quité el vestido y ella me quito a mi la camiseta. Empecé a besarla en el cuello, descendí hasta sus pechos. Se quito el sujetador, los contemplé durante unos segundos y luego me dispuse a besarlos y lamerlos. Nunca antes lo había hecho, pero por los gemidos de Andrea parece que no iba por mal camino. Sus pezones se endurecieron en mi boca y al notar esta reacción de su cuerpo me excite el doble (o quizás el triple, no se, lo he olvidado)

De repente me paro, me apartó la cabeza de sus pechos, me miró a los ojos, unos ojos que delataban alegría y excitación, estaban brillantes. Me besó profundamente. Se levantó y me dirigió hasta mi cuarto. Me tumbó en la cama, me quito los pantalones, se puso encima de mi y me susurro al oído:

  • Llevo 5 años esperando este momento, quiero que seas tú la que lo disfrutes, quiero que sea inolvidable. Te quiero "Marie".

Nuestras bocas se encontraron de nuevo. Nuestras piernas se entrelazaron. Notaba como su muslo hacia presión en mi entrepierna y como mis caderas se movían hacia arriba para incrementar esa sensación. Me quito el sujetador, y comenzó a lamerme los pechos. Los besaba, lamía, mamaba, succionaba como nadie antes lo había hecho. Yo estaba muy caliente, le tocaba el culo y las piernas e inconscientemente le pedía más entre gemidos. Bajó con su lengua por mi estómago, paró en mi ombligo únicamente para darle un beso y siguió bajando. Besó mi sexo por encima de las braguitas y se dispuso a quitármelas mientras su lengua recorría mis piernas. Llegó a mis pies, los besó, se introdujo un par de dedos en la boca. Yo ya no podía más, empecé a tocarme; al ver esto, Andrea subió rápidamente y apartó mi mano, que estaba mojada por mis fluidos. La chupo y me miró con una sonrisa en sus labios.

Bajó la cabeza buscó mi clítoris, que estaba bastante inflamado por la excitación, y empezó un juego con sus labios y su lengua que hacían que arquease toda mi espalda hacia arriba. Metió su lengua en mi sexo. Yo ya estaba que iba reventar en un orgasmo brutal, mi respiración entrecortada y gemidos se lo estaban advirtiendo. Sentía palpitar el coño. Fue entonces cuando noté un dedo en mi ano, que con dificultad se intentaba abrir camino. Fue en ese momento: con su lengua y su dedo dentro de mi

,

cuando terminé en un orgasmo tremendo que inundo toda la habitación con mis gritos y su boca con mis fluidos. Casi caigo desmallada. Noté como Andrea se acomodaba a mi lado y me observaba mientras paseaba un par de dedos por mi cuerpo. Cuando conseguí recuperar mi respiración, giré mi cabeza; * ¿Me prometes no enfadarte si te digo una cosa? - Le pregunté, intentado repetir la conversación (de la discordia) que habíamos tenido pero cambiando los papeles.

Andrea, se dio cuenta de mi juego,

  • Depende . . . – Me contestó con una mirada burlona
  • Yo también te quiero.

Me puse encima de ella, ahora era mi turno. Y como no, empezamos con el obligado ritual de los besos. Acerque mi boca a escasos milímetros de la suya invitándola a que me besara. En el momento que levantaba su cabeza yo aparte rápidamente la mía. Le saqué la lengua y volví a acercarme, esta vez no tuve tiempo de separarme, me cogió del cuello y me impidió moverme. Nos besamos. Yo volvía a estar excitadísima. Le chupe los pechos y con mis manos recorría su cuerpo, paré en su coño, lo palpe con toda la palma, estaba muy mojada. Sentí como se estremeció cuando le toqué el sexo. Necesitaba conocer su sabor, quería probarla y llevé mi cabeza hasta su coño. Empecé a besarlo; lamerlo, mi lengua lo recorría de arriba abajo. Oía su respiración agitarse, lo que me provocaba que mis movimientos fuesen cada vez más profundos, más rápidos, más intensos. Estaba a punto de llegar. Yo quería verla, observarla cuando se corriese, así que, subí de nuevo, la miré a los ojos y le metí dos dedos. Vi como cerraba los ojos y se dejaba hacer. Comencé a penetrarla, la besaba. Y llegó su orgasmo, se corrió de una manera escandalosa. Baje otra vez y lamí todos sus jugos, me supieron a gloria. Pasados unos 10 minutos. Me tomo de la cabeza, nos quedamos sentadas un frente a la otra. Y otra vez, esa lágrima caía por su rostro, fui a hablarle pero me tapo la boca, y sólo me dijo:

  • Gracias " Marie".