Maria (2)
Quiero pedir disculpas por la tardanza en seguir contando mi histora. Han pasado muchas cosas que me han mantenido apartado de poder seguir escribiendo. Recomiendo leer la primera parte. Agradezco vuestros comentarios.
Mientras disfrutaba de mi copa ordené a María que se volviera a duchar. En el que había sido nuestro primer encuentro se había comportado como nunca creí que lo hiciera. A partir de ahora si iba a disfrutar de tenerla a mi disposición debía aprovechar todo su potencial y sospechaba que era mucho más de lo que había visto. Entró de nuevo desnuda en la habitación y mi polla no dudó en ponerse en guardia. Le ordené acercarse a mi lado. Quería aprovechar y recorrer todo su cuerpo. Dejé la copa y al estar ella de pie sus pechos quedaban a mi altura. En muchas ocasiones fantaseé con poder masajear esos pechos. Comencé a recorrer lentamente la parte exterior de sus pechos. Tenían una dureza justa a pesar de ser una talla 100 como poco y haber superado ya los 30 años. No pude reprimir besar sus pezones mientras mis caricias aumentaban de intensidad. Disfruté de mi manjar al menos 10 minutos y mi polla estaba cada vez más tiesa. Le di la vuelta para deleitarme con su trasero. Un trasero redondito y duro que ahora estaba a mi disposición. Lo pude apretar comprobando lo suave y firme que lo tiene. Al pasar la mano por su rajita comprobé que estaba de nuevo húmeda. María disfruta con esa situación. Me levanté, le di la vuelta y me pegué por detrás a ella. Comencé a sobarle las tetas por detrás y a besarle el cuello, mis manos recorrían con cuidado el cuerpo de María disfrutando cada parte por la cual pasaban. Mi polla se apretaba cada vez más contra el culo de María y por un instante pensé en follarmela de nuevo...... pero decidí que en esta ocasión sería ella la que hiciera todo el trabajo. De nuevo me senté...
- Ahora a comerme toda la polla mientras me relajo con la copa y el puro.
Sin dudarlo se agacho entre mis piernas y despacio fue acariciándome con las dos manos. Con una me tocaba los huevos y con la otra me masajeaba toda la polla. Acercó su boca a mi polla y se metió el glande en la boca. Con mi miembro ya en su boca, empezó a mover su lengua como si fuera lo que siempre había deseado. No podía creerme que María estuviera entre mis piernas disfrutando de la situación. Lo saboreaba como si fuera un manjar exquisito, y empezó a hacerme una de las mejores mamadas que me han hecho en toda mi vida. Lo hacia despacio, como si no quisiera que ese momento acabara y variando su mirada entre mis ojos y mi polla. Tuve la sensación de que estaba disfrutando más ella que yo. Subía y bajaba la boca por mi rabo despacio, y su lengua hacia maravillas en la punta de mi polla demostrando lo bien educada que estaba. Mientras yo disfrutaba de la visión, de las sensaciones y de mi copa mientras saboreaba el puro que tenia entre mis labios. No se decir el tiempo que pasó porque la noción del tiempo la había perdido. Sin decirle nada noté que estaba a punto de correrme. María continuaba metiéndose mi polla hasta casi tocar su garganta. No aguante ni un segundo mas y , entre gemidos y espasmos, solté una abundante corrida en su boca. María parece que agradeció mi aportación. El semen le salía entre los labios y le bajaba por el cuello hasta sus pechos, y ella no dejaba de chuparmela. Le agarré la cabeza obligándola a seguir chupándola durante un par de minutos más. Cuando se la saco de la boca, empezó a lamerme desde los huevos hasta la punta. Agarré su pelo y dirigí mi lengua al interior de su boca para besarle como deseaba.
Me levanté sin mediar palabra y me fui a la ducha. Al salir me sorprendió ver a María en la misma posición que la había dejado.
- ¿Que haces aun así?
- No me has dicho nada y he pensado que desearías que estuviera aquí cuando volvieras.
- Vístete que vamos a salir a cenar. Ponte la ropa que llevabas antes pero debajo de tu blusa no quiero que te pongas el sujetador.
Sin rechistar María se fue al baño que es donde estaba la ropa y en menos de 5 minutos salió vestida. Sus pezones aun erectos se marcaban en la blusa blanca.
No se llegaba a trasparentar pero dejaba intuir muchas cosas. Me acerqué al lado de María y le volví a sobar las tetas. Son en general mi debilidad y esas en particular me habían hecho pasar buenos momentos. Pensé que era una buena idea desabrochar otro botón más para dejar a la vista buena parte de sus pechos.
- Coge la tarjeta de crédito que a la cena invitas tú.
Salimos del hotel paseando por la localidad. Aprovechaba para llevar a María agarrada como si fuéramos una pareja de enamorados. Mi mano pasaba constantemente de su cintura a su culo haciendo ella lo mismo. Era increíble ver lo distinta que era con respecto a ese misma mañana. En el trabajo una mujer esquiva y seca... y unas horas después comportándose conmigo como si fuéramos pareja desde hacía tiempo. No despreciaba ni un solo beso que le daba. Es más, parecía estar desando que me decidiera a meter mi lengua en busca de la suya. No dejaba de sorprenderme.
Nos sentamos en una terraza. Desde allí divisábamos el paseo portuario y pasábamos desapercibidos. Aun al estar en una localidad cercana a la nuestra, no había muchas posibilidades de que algún conocido pasara por allí al ser un lugar con mucho turismo y ser muy parecida a nuestra ciudad. Digamos que nuestros "vecinos" o salen por nuestra ciudad o buscan algo distinto. Aproveché para sentarme a su lado y acariciar de vez en cuando su desnuda pierna. Acompañados de un par de cañas y algo que cenar pasamos la velada con tranquilidad.
- ¿Como se llega hasta esta situación? pregunté
- Como te explicaba Pedro nuestra relación fue cambiando poco a poco. Al principio era un atento caballero que en alguna ocasión le gustaba dominar en la cama. Yo poco a poco iba asumiendo el rol de esclava hasta que me di cuenta que estaba completamente enamorada de el y que lo único que me importaba era satisfacerle. Cuando llegó el momento de casarnos el puso sus condiciones y yo acepté.
- Pero tú pareces una mujer con carácter, por lo menos lo que conocía de ti hasta hoy.
- Es una forma de no levantar ninguna sospecha. Si lo piensas nadie sabéis donde vivo. Crees que sabes en que zona pero ....¿es verdad que vivo allí? Es un dato que no queremos concretar. Ni por donde salimos, ¿nos hemos cruzado alguna vez en un bar de copas? Nos movemos en un círculo privado de amigos. Todos tenemos el mismo pensamiento.....
- Yo no voy a cambiar mi forma de ser ni las zonas por donde salgo.
- Esto no es para ti obligatorio. Por ahora se te ha pedido un favor que es que cuides de mí hasta que Pedro termine con su cometido. Yo estoy muy agradecida que Pedro me haya tenido como esclava y espero que vuelva a poseerme. Mientras tanto estoy a tu disposición. Tu no vas a perder nada, solo que me tienes para cuando quieras y como quieras. Perdona que no te pueda decir nada mas, yo tengo mis limitaciones y hay cosas de las que me está prohibido hablar pero confía en mi, se te puede abrir una nueva vida ante ti si quieres.
- ¿Disfrutas de todo esto? ¿Disfrutas estando ahora conmigo? Se sincera
- Solo tengo un objetivo que es hacer todo lo que me manden. Satisfacer a mi amo. Y ahora tú eres mi amo. Me jugué mucho pidiendo a Pedro que considerara su postura y fueras tú un candidato a poseerme. Te he visto siempre como un hombre muy atractivo y quizás si te hubiera conocido sin haber tenido amo, hubiera intentado tener algo contigo. En muchas ocasiones he visto como me mirabas. Me hacía la despistada porque para mi era halagador que te fijaras en mí. Ahora he tenido la oportunidad de que un sueño se cumpliera y es -- se acercó a mi oído --- que me poseas.
Mi polla volvía a estar ya erguida. Terminamos la cena y volvimos al hotel. Después de la conversación que habíamos tenido pensé en darle una sorpresa a María. Quería que por una vez disfrutara y se sintiera única protagonista. El primer "asalto" iba a ser dedicado a ella.
Nada mas entrar en la habitación la desnudé. Fue fácil, la pasión me podía. La tumbé en la cama y me desnudé. Sin medir apenas palabras le di un largo lengüetazo en el clítoris. María emitió un fuerte jadeo, al tiempo que con sus caderas me pedía que continuara con las lamidas. Con un par de lengüetazos más María estaba sumida en un mar de jadeos. Mis manos pasaron de apretar su culo a pasar a sus pechos y acariciar sus ya erectos pezones. Atrape el clítoris entre mis labios y lo succione, seguidamente le di golpecitos con la punta de la lengua y conforme aumentaba la frecuencia de los toques las caderas de María se iban moviendo más y más. Mi forma de comerle iba cada vez a más. Mi lengua se introducía en su vagina cuando jugueteaba con su clítoris. Estaba cerca de llegar al orgasmo, los jugos salían de su coño y se mezclaban con mi saliva llegando hasta su ano. Los espasmos comenzaron y en el tiempo que duró su orgasmo, no dejó de agarrarme la cabeza hacía su clítoris hasta el punto de hacerme en alguna ocasión daño. María se quedó exhausta, todavía recuperando el aliento, seguía tumbada boca arriba y con las piernas abiertas, que parecía que me quería ofrecer de nuevo su coñito.
Me tumbé a su lado y le dí un par de minutos para que se recuperara
- Ahora cielo, mámame la polla.
Me miro y después de besarme comenzó a lamerme los pezones. Me paso la lengua por el estómago y llego a la polla erecta, repleta de flujos y necesitada de la boca de María. Al acercarse, se la metió en la boca. Fue una mamada lenta, que me sirvió para calentarme aun más. Me había dejado su precioso culo a mi alcance, así que, le metí dos dedos en su ano y con ellos seguía el ritmo con el que ella me mamaba.
María estaba de nuevo muy excitada y yo iba camino de no aguantar mucho tiempo. Se monto en mi polla. Entró muy suavemente. Le pellizcaba suavemente los pezones y de vez en cuando le daba algún azote en su precioso culito. Los jadeos de María iban en aumento; se abalanzo hacía mi y me beso con desesperación. La vagina de María me volvió a indicar que llegaba de nuevo un nuevo orgasmo en el mismo instante que mi polla soltó todo lo que tenía dentro. Quedamos relajados y yo todavía notaba alguna contracción en la vagina de María. Después de besarle durante unos minutos y cuando salió mi pene de su caliente coño noté la gran cantidad de líquidos que habíamos soltado. Sin mediar palabra María se dirigió de nuevo a mi polla para dejarla limpita de nuevo. Disfrutaba con cada lamida.
Era hora de dormir y me apeteció hacerlo cerca de María. Decidí pegar mi polla a su culo tumbados de lado y a la vez poder aprovechar y sobarle las tetas como me apeteciera. Hasta coger el sueño mis manos recorrían sus pecho recreandome en sus pezones. Cuando me di la vuelta para dormir noté como María se retiraba suavemente para dejar hueco.