Marcos y familia la otra cara de la moneda II

Madre, esposa, puta

Al acostarme Antonio sheguía tan dormido como nuestra vida, me había lavado por encima pero aún mantenía el olor a sexo o quizás una parte de mi tal vez la racional quería provocarme remordimientos. Mi cabeza daba vueltas mandándome imágenes y en todas ellas me veía aceptando mi sumisión,¿qué había sido parte de mi vida si no sumisión? ;Antonio obligándome a vivir dentro de mi propia sombra, Daniel exteriorizandome la parte más lasciva, Sofía ofreciendo la vega del striper en la despedida, Susana llevándome al lado lesbico... Y todo sin objetar... Simplemente accedí.

Daniel me había follado como a su puta, deje de ser su madre, ya estaba a la misma altura que cualquiera de sus amigas, simplemente era cuestión de tiempo que asumiera mi rol, lo único que me preocupaba era Marcos, no sabía que papel jugaba en todo esto, el era lo único que me frenaba, el representaba esa parte maternal, el último freno antes de lanzarme al vacío.

Estaba sentada en la cocina con una taza de café entre mis manos, veía e café tan negro como mi destino; ¿Pero qué has conseguido siendo ejemplar?; NADA..., ¡vale!, fui infiel...SI, ¿es qué acaso él no lo ha sido durante todos estos años?,¿acaso Antonio te echo de menos a pesar de estar toda la noche follando con tu hijo? NO...¿Quizás se despertó extraño de que no estuvieras? NO..., era esa voz que aparece en tu cabeza en el momento que desearías que el mundo se callara.

zorra, puta, adúltera...

-Buenos días mama.Si que has madrugado.

Marcos estaba parado en la puerta de la cocina, sus ojos tenían un cierto brillo sospechoso para aquellas horas de la mañana .

_ Buenos días Marcos, si, no he pasado muy buena noche.

Contesté deseando gritarle, que me llamara por mi nombre PUTA, por lo menos me sentiría mejor, mamá hacía daño en ese momento era más un insulto que zorra o puta, ¿qué sabes? dilo de una puta vez; grite para en mi interior.Esa mirada no era de un hijo mirando a su madre...no...era de mira que puta, de mi hermano se la folla cuando le sale de los huevos, esa era su mirada sucia.

Daniel apareció, y lo vi en sus ojos, lo tenían planeado, no sabía bien de lo que iba pero yo era una parte importante de sus juegos, Marcos dejo de hablar en el momento que su hermano hizo acto de presencia.

Notaba la mirada de mi hijo, ya no era la de siempre, era la de un adolescente mirando con deseo a una mujer, y cuando entro Daniel en la cocina simplemente con unos slips lo supe; Marcos estaba al tanto de todo.

_ Buenos días preciosa.

Daniel avanzaba hacia mi dejando ver su cuerpo simplemente un slips lo salvaba de ir completamente desnudo, su mirada cargada de vicio con una sonrisa ganadora, uno...dos...tres...cuatro pasos y sus slips se quedaron enfrente de mi rostro, podía oler su aroma, casi sentir su humedad simplemente unos centímetros más para poder tocarlos con mis labios, mis ojos se debatían entre su verga escondida tras una fina tela y los ojos de Marcos que cada vez mostraban más su excitacion ,¿por qué no se asombró de ver aquella situación?, ¿Qué esperaba de mi Marcos?; que te comportes como lo que eres una  zorra, otra vez esa voz, ya sabe lo que eres..

_ ¿Te gusta mamá? lo estás deseando.

Daniel no pensaba retirarse, se sabia el amo y señor de aquella batalla antes incluso de presentarla y aún sabiendo que su hermano estaba delante no cejaba en su intento, su dedo recorría mis labios como queriéndolos dibujar de nuevo, estos permanecían semi abiertos,presentando un leve resistencia en mi interior que poco a poco se desvaneció como un azucarillo en el café, su dedo penetró en el interior, ya no quedó duda y mis labios junto con mi lengua comenzaron a chuparlo como si de una verga se tratara, mis ojos medio cerrados sintiendo como toda mi boca era profanada por la falange mientras  sus ojos demostraban vicio... lujuria.

-Abre la boca zorrita, chupa como si fuera mi polla lo estas deseando.

-Sentía sus palabras sucias encendiéndome cada vez más, su mano se coló en mi bata abriéndola por completo, un simple camisón semi transparente era lo que cubría mi cuerpo, sus manos asieron mi pezon y lo estiraba a la vez que ya eran dos los dedos que me follaban la boca, por un momento me fijé en Marcos, seguramente sus hormonas estaban locas presenciando aquel espectáculo, su mano se movía encerrando su verga completamente recta y en sus ojos se veía la excitación aún sabiendo que era su hermano quien llevaba el mando, en un momento Daniel saco los dedos de mi boca y sin dejar de mirarme se bajó los slips dejando que su verga saliera por primera vez, agarrándosela por la base comenzó a frotarla por mis labios igual que había hecho con sus dedos, ya no lo dudé y echándome hacia delante me la introduje por completo en mi boca notando como sus huevos pegaban en mi barbilla, lo pajeaba a la vez que se la volvía a mamar, Marcos se envalentonó y acercándose me puso su verga delante la cual agarré para comenzar a masturbarlo, allí estaba yo, en la cocina con mi marido durmiendo a escasos metros de mí con la polla de Daniel en mi boca y masturbando a su hermano.

-Eso es chupa zorrita, ves cómo te gusta...traga, traga.

Daniel me empujaba la cabeza provocándome arcadas, la sentía como si estuviera en la boca del estomago , yo intentaba retirar mi cabeza para poder coger aire, Marcos se corrió llenándome la cara con sus chorros de semen, Daniel me agarró del pelo para levantarme, sus ojos eran de puro vicio y seguro que mi rostro reflejaba la lujuria, me quitó la bata y el camisón dejándome en bragas, por un momento me vino una luz, mi marido...

-Tu padre....no, no.-Intenté que Daniel se detuviera, pero lejos de eso me bajo las bragas hasta las rodillas y sin esperar sus dedos entraron en mi coño comenzando a masturbarme, cerré los ojos sintiendo como me follaban, sus dedos entraban y salían con fuerza sin darme tregua, no aguantaba más

_ Ves a ver como esta el papa.-Daniel ordenó a su hermano sin sacar los dedos de mi coño, sentía como mi cuerpo se encendía más sabiendo que Antonio podía entrar por la puerta descubriendo a su hijo masturbando a su madre, me tenía que sujetar a su brazo con todas mis fuerzas pues mis piernas comenzaban a doblarse ya no podía aguantar más, en ese instante me daba igual si Antonio entraba por la puerta, ese orgasmo ya nadie me lo podría quitar...no...eso ya no.

-El papa se esta levantando.

Marcos entró corriendo en la cocina, por unos segundos vi su cara, estaba alucinando ver cómo su hermano aún mantenía sus dedos en mi coño mientras su madre seguía agarrada a su brazo mientras mis piernas semi dobladas luchaban por mantenerse en pie.

Me recompusé mi ropa lo más rápido que pudé, Daniel simplemente se subió sus slips dejando clara su tremenda verga completamente erecta.

_ Por ahora esta bien, luego seguimos.

Esas palabras de mi hijo aún me excitaron más, no había sido un simple calentón, no, en otro momento me volvería a follar como a su puta y esa vez quizás Marcos ya no sería un actor secundario, de eso estaba segura, cogí papel de cocina para limpiar el suelo, nada más incorporarme Antonio apareció por la puerta, otra vez se comportó como si no estuviera, como si fuera un simple fantasma. Unos buenos días sin detenernos fue nuestro saludo, me dirigí al lavabo; cornudo...cabrón, tus hijos se van a follar a tu mujer como si fuera una simple puta, como lo haces tú pero sin pagar y lo peor es que lo va a disfrutar; esa voz había dominado todo mi cerebro.

Me di una ducha repasando mentalmente todo lo sucedido, e incluso me reí por la situación, era como una película porno japonesa, mis dos hijos acosándome en la cocina y yo ofreciéndome a todos sus juegos, mis dedos volvieron a la escena del crimen reviviendo el momento, aún podía sentir a Daniel e incluso el calor de Marcos recorriendo mi rostro izquierdo, mis dedos entraban y salían libres de culpa, ahora tenía tiempo de jugar con mis labios mayores, de atacar mi flaca fortaleza, notando mi humedad interior luchando con las gotas de agua de la ducha, agua fría contrastando con el calor...Zorra...puta...adúltera...si..¿y qué?.

Salí de la ducha convencida de que tenía que tomar las riendas, por mucho que en aquel momento llegaba a odiar a mi marido no quería que se nos fuera de las manos, y sabía de sobras que Daniel y Marcos deseaban más de mi, más de aquella zorra que se había abierto de piernas para ellos. Me puse un bañador y salí a tomar el sol o lo que viniera siempre y cuando yo lo controlará.

Daniel se había ido con Maite seguramente a quitarse el calentón que llevaba, y Marcos seguía estando como en otro mundo, otro mundo donde las madres se follan a sus hijos, un mundo en que todas las barreras saltaban por los aires, ellos sabían de sobras que nuestro matrimonio se había roto hace años, desconozco que en ese momento supieran de las infidelidades que ambos habíamos cometido. Estuvo toda la mañana intranquilo de vez en cuando me miraba como si todavía no se lo creyera, no sabría decir el por qué pero quise jugar con el, si había sido todo un hombre para dejar que lo masturbara su madre tenía que serlo para aguantar el tipo, así que no deje de mirarlo directamente a los ojos e incluso hacía bromas desestabilizándolo más si se podía, al acabar de comer quise llevar el juego más allá, aproveché que Daniel no estaba quería comprobar si Marcos sería igual de lanzado sin la presencia de su hermano, he de decir que ya no me importaba nada....zorra....puta...adúltera....

-Hoy te toca fregar los platos, yo ya he trabajado bastante.-Deje a Marcos a cargo de arreglar la cocina, la ventana de esta daba directamente sobre un pequeño jardín donde estaban las hamacas, volqué toda mi malicia sobre mi hijo pequeño, parecía un cordero en puertas del matadero, no sabía que hacer o qué decir, me miraba tímidamente.

Escogí la hamaca más cercana a la ventana esperando que Marcos no quitará ojo, tendría suerte si conseguía fregar todos los platos sin romper ninguno, sentí el coche de Antonio y supe que era el momento.

-Marcos cariño, sal a echarme crema.-Grité riéndome por dentro, me imaginaba los nervios de Marcos, ahora no estaba su hermano, ya no tenía escudo que lo protegiera ni que lo guiará, ahora estaba delante de una mujer que a penas hacia unas horas lo había masturbado y permitió que se corriera en su cara, pero claro todo eso pasó estando su hermano mayor.

Al salir lo vi nervioso dejando claro que por la forma que dibujaba su verga dentro del bañador también bastante excitado, como disfrute de ese momento, quizás al otro día lo lamentara pero ese momento lo iba a disfrutar, al llegar sin mirarlo le pase el bote de crema.

-Pon bastante que no me quiero quemar.-Le dije girando levemente la cabeza, le eche una mirada a su paquete sin disimulo una vuelta  as tuerca, podía sentir como sus ojos se posaban en mis nalgas, por supuesto que no tenía valor de poner sobre mis nalgas y se dedicó a mi espalda.-Acuérdate de mis piernas y de mi culo.-Le dije metiendo mi bañador entre mis nalgas, tímidamente siguió mis instrucciones notaba sus manos temblorosas, demasiado fácil para ser verdad pensaría, decidí que se acababa el juego del gato y el ratón.

-¿Qué pasa Marcos? Esta mañana no te lo pensaste tanto cuando me pusiste la polla en la mi cara, ¿si no está tu hermano no te atreves a hacer nada?.

En ese momento rompí su barrera, sus miedos se multiplicaron por deseos, sus manos torpemente agarraban los bordes de mi braga para sacármelas, se lo puse fácil, levanté mi cuerpo para que pudiera sacarlas sin mucho esfuerzo, enterró su cabeza entre mis nalgas lamiendo todo aquello que se encontrara por el camino, repartía su lengua entre mi coño y ano, sentía su lengua barrer todo el espacio, por un lado sentía placer a la vez que me reía por su inexperiencia, le puse la mano sobre su cabeza sujetándolo fuertemente entre mis nalgas, me comencé a mojar y decidí dar otro paso más, le solté la cabeza para poder sentarme, su verga ya estaba completamente dura, le baje el bañador haciendo que saliera disparada.

-Uff, como estás ¿todo esto es por mi?.-Dije acariciando su verga, estaba caliente y unas pequeñas gotas indicaban el estado de excitación, comencé a masturbarlo despacio, recreando ese momento haciendo que se le quedará grabado en la mente, su cuerpo se tensaba al sentir mis labios sobre su glande, era una sensación rara el era mi pequeño, las imágenes de mi hijo revoloteaban en mi mente, su cumpleaños, cuando aún lo llevaba en el carrito donde quedaba ese amor  maternal o mejor cuando cambió a ser puramente carnal, visceral.

-¿Te gusta?...¿te gusta tener a la zorra de tu madre matándote la polla?.

Mis instintos maternales mudaron hacia los de una hembra en celo...zorra...puta...adúltera...si...¿pero acaso no la cara de mi hijo no reflejaba su felicidad?.

-Si...si... Chupamela.-Susurró mi hijo, su cuerpo estaba hecho un flan, por un momento sentí remordimientos pero al ver de nuevo sus ojos supe que eso es lo que quería él y por supuesto que se lo daría ya no había marcha atrás, lo tumbé en el suelo y sin dudarlo dirigí su verga entre mis labios, jugué un poco con ella viendo la excitación de Marcos, poco a poco fui bajando hasta notar sus huevos en mis nalgas, y ahí la hembra oscureció toda la parte maternal que había en mi, lo cabalgué sin piedad buscando mi placer.

-Vaya veo que han empezado sin mi.-La voz de Daniel me saco de aquel trance, la diferencia entre hermanos se podía ver a leguas, Daniel seguro de sí mismo, prepotente, altanero...el no dudó ni por un segundo, me cogió de los pelos y diestramente se sacó su verga mientras nos comíamos la boca, las manos de Marcos se movieron hacia mis pechos tomándolos ahora sí con la autoridad que la presencia de su hermano le había dado, Daniel me metió su verga en mi boca sin miramientos cosa que no me importó, así estuvo hasta que sentí que toda la verga de Daniel estaba lista para volver a follar, alargó la mano para coger el bote de crema, enseguida sus dedos recorrieron mis nalgas hasta encontrar el orificio huérfano, uno...dos...tres dedos poco a poco fueron entrando, Marcos no aguantó y se dejó ir dentro,  su semen caliente nos baño a los dos, me salí guiada por Daniel me puse a cuatro ofreciendo lo que Daniel buscaba, Marcos veía a su hermano abriendo mi canal posterior y supongo que él no quería quedar como un mero espectador, tal como había hecho su hermano me hundió su verga en la boca, a medida que Daniel me follaba acompañaba cada embestida con unas nalgadas, que imagen debíamos de estar dando, por suerte los vecinos no estaban y Antonio...¿jodete?, Marcos volvió a correrse en mi boca, su semen me lleno por completo, lo trague al momento que Daniel lleno mi oscuro agujero, se salió y me dio a mamar su verga.

Nos quedamos los tres sentados, por mi cabeza pasaban esas imágenes en las que se nos veía a los tres en medio del jardín follando como animales, y entonces sonreí, ya está chicos...la zorra a regresado pensé. Mire a ambos lados y vi otra vez a mis hijos;¡Dios!¿qué he hecho?...puta...zorra...adúltera...y por primera vez salió la palabra IN-CES-TO...simplemente una palabra, podía decir nube...mierda...puta...coche...era simplemente una palabra, Daniel mantenía una sonrisa triunfadora mientras su hermano aún estaba en una nube, todavía no se creía lo que había pasado.

El sonido del coche de Antonio hizo que otra vez tuviéramos que salir corriendo como si del juego del escondite se tratara, ellos se fueron a su cuarto mientras yo me dirigí hacia el lavabo, nuevamente estaba bajo la ducha recorriendo cada parte de mi cuerpo con mis manos, intentando borrar con agua lo que acababa de suceder, como podría explicarlo, Jaime mi vecino, Antonia la dependienta de la frutería, José ser carnicero...mi vida dentro de un paréntesis había saltado por los aires,¿mis suegros qué dirían si se enteraran?¿cómo explicarlo...o defenderlo?¿Antonio ?, sin darme cuenta me senté en el plato de ducha dejando que el agua cayera mezclándose con mis lágrimas, me sentía sucia...perdida...al borde del precipicio;¿te sientes bien?...¿te sientes culpable?, otra vez aquella voz intentaba quitarme aquel peso que me estaba ahogando.

Al salir de la ducha escuche la televisión, como siempre Antonio debía de venir con unas cuantas cervezas de más y seguramente estaría sentado en el sofá con la televisión en marcha sin hacerle caso, ¿cuándo sucedió?,¿en qué momento nos perdimos?, hubiera dado mi vida si él me hubiera descubierto con sus hijos, que me insultara incluso intentará agredirme...estaría viva para el, pero no, simplemente encendió la televisión, seguramente habría cogido una cerveza más y se hubiera dejado ir en los brazos de Morfeo, una vez más...un día más...un año más, ese vacío que creamos sigue partiéndonos...destrozando todo aquello que un día creamos, el una vida y yo a su sombra esperando...tal vez que el sol vuelva a brillar para mí, ¿realmente era eso lo que quería ?, simplemente conformarme con un día de sol.

Me fui a mi habitación a vestirme, al momento sentí la presencia de alguien en mi espalda, era Daniel, su rostro no demostraba prepotencia ni arrogancia, era una mirada dulce como sabiendo lo que pasaba por mi cabeza, se acercó a mí y rodeándome con sus brazos haciendo que nuestros labios quedarán a un suspiro.

-No quiero que te sientas mal, para mí eres una mujer increíble y lo que ha pasado jamás podrá borrar esa imagen.

Sus palabras salieron con una ternura increíble, me sentí a salvo entre sus brazos, por supuesto que no borraría nada pero me inyectaban tal vez valor o fuerza.

-No te merece.-Sus palabras eran como una brisa acariciando mi rostro.

Sus manos desataron mi toalla haciendo que cayera en mis pies, mi cuerpo otra vez se mostró desnudo ante el y sin darme cuenta mis labios se juntaron con los suyos haciendo que nuestras lenguas bailaran en una pequeña pista de baile en la que los únicos bailarines fuéramos nosotros sin importar la música que sonara, él y yo...yo y él un dúo que se movía al son de nuestro pulso, sus manos agarraban mis nalgas intentando robármelas a la vez que me sujetaba a su cuello como naufragó a un viejo barril de ron, deje su boca para besar su cuello y continuar por sus pezones mientras él se dejaba querer quería que fuera yo la  la directora de aquella banda de música.

-¿Tú hermano?.

-Le he dicho que vaya a ver a su amigo o que se de una vuelta, está un poco nervioso y tengo miedo que papa se huela algo, aunque no creo que se enterara de mucho esta medio dormido o mejor dicho borracho tumbado en el sofá.

-¿Qué quieres de mí Daniel?.-Clavé mi mirada en sus ojos.

-Que seas feliz, que salgas de tu jaula y veas que hay un mundo que te está esperando, nada más, dentro de poco me iré a Londres a trabajar y me gustaría dejarte con una sonrisa y no con un rostro hundido entre sombras, no sé qué pasó entre vosotros ni quiero saberlo...pero no es justo.

No es justo...bonitas palabras para una vida de ficción, pero aquello no era una película ni una novela donde siempre sabes que acabara bien..no era la vida real. Cómo podría seguir con mi vida después de lo que había provocado...Si lo había provocado yo, podría haberlo parado y sin embargo continúe con aquel juego sin saber lo que me costaría o el precio que tendría que pagar.

Unos ruidos nos alertaron haciendo que nuestros cuerpos se separaran como si quemaran, durante unas décimas de segundos nos quedamos mirando hasta que Daniel salió de la habitación como entro sin hacer ruido. Ni siquiera me tapé quizás muy dentro de mi quería que Antonio me descubriera y así tal vez se rompiera aquel silencio que nos estaba llevando al borde de nuestro acantilado, aquello no era vida ni para él ni mucho menos para mí, había roto todas las reglas establecidas, mis dos hijos me habían follado y lo peor era que yo lo disfruté, ¿qué castigo merecía?...¿qué precio tenía que pagar?

-¿Qué hay para cenar?.

Voz ronca y sin alma, simplemente una costumbre o hábito, desdén....astio.La voz salió de un cuerpo deshecho por el alcohol, su camisa medió abierta dejaba ver aquel pecho cubierto por su bello negro, aquel hombre que estaba delante de mí; había sido mi hombre...amo....macho pero sobre todo mi amor platónico y sin embargo solo podía ver despojos de un hombre abandonado.

¿Qué hay para cenar cornudo?, ¡estoy aquí!en pelotas y tú me preguntas ¿qué hay para cenar?, mi cerebro freno las palabras que mi boca quería escupirle a la cara, simplemente me dirigí a la cómoda para sacar unas bragas limpias.

-Hay tortilla en la nevera, te la sacas y la calientas... Tú mismo, yo me voy al pueblo a dar una vuelta.-Mi voz no podía salir más seca,estúpida, fría... aunque tampoco le importó se dio media vuelta y sin decir nada se fue por donde había venido, le daba lo mismo hacia tiempo que la suerte estaba echada.

-¡¡¿En serio?!!.-Grite sin poderlo evitar.-¿No vas a decir nada?.

Mi voz retumbó en el pasillo, era la primera vez que discutíamos estando alguno de nuestros hijos, oí mi grito dándome la sensación que era otra persona quien había gritado, tantos años de silencio habían provocado que desconociera mi propio grito. Se detuvo como si se hubiera quedado sin batería, giró su cara y mirándome sobre su hombro descubriendo sus ojos cargados de ira...no había rastro de alcohol...No, aquello era ira...asco...repugnancia.

-¿Qué coño te pasa?.-Sus palabras salieron escupidas.

-Prefieres irte de putas a estar conmigo y encima me preguntas qué pasa.

Allí me encontraba en medio del pasillo completamente desnuda, notaba como su mirada recorría mi cuerpo, sin embargo no demostró nada simplemene era transparente para el, eso dolió más que si me hubiera abofeteado o violado, nada me provocaba más dolor que su indiferencia.

-Por lo menos con ellas lo tienes claro y no te hacen creer algo que es mentira.-Me dejó y siguió caminando como si aquella conversación no hubiera existido.

Me vestí para salir necesitaba tomar el aire, respirar aire no contaminado para intentar centrar mi mente y asimilar todo lo sucedido, al pasar por la habitación de Daniel lo descubrí hablando por el teléfono nuestras miradas se cruzaron durante unos segundos lo que hizo que por un momento me olvidara de salir para tirarme a sus brazos...pero no, no era el momento por mucho que tuviera que luchar contra mi mente, pase de largo al llegar al comedor descubrí a Antonio comiendo la tortilla fría, no valía ni para calentarla, me daba lo mismo busqué las llaves sobre el mueble y salí sin despedirme, antes de llegar al coche escuche a Daniel que venía detrás de mí.

-¿Te vas?.-Dijo una vez me alcanzó.

-Voy a dar una vuelta, necesito...

Daniel no me dejó terminar la frase, sus labios taparon mis palabras.

-Voy contigo.-Dijo sonriendo dulcemente.

-No Daniel.-Mi mente se resistía sin mucha convicción.

_No pienso dejar que vayas sola.

Estaba encerrada entre sus brazos, el calor de su cuerpo me atrapaba.

_Necesito...

_Déjate querer Ana.

Ana...ese era mi nombre para cualquier persona menos para mis hijos, Ana...

_¿De que manera?

Mis manos estaban apoyadas sobre su pecho haciendo el amago de separarlo de mi.

_De la que tu quieras.

Nuestros ojos se encontraron al mismo tiempo que sentí sus manos por debajo de mi vestido agarrando mis nalgas.

_Aquí no._Dije luchando contra mi cuerpo.

Nuestras lenguas se volvieron a juntar mientras dos dedos apartabn mi fino tanga recorriendo el valle hasta encontrar mi cueva, mis piernas se separaron dejando el camino fácil, lo notaba entrar y salir castigándome

_¡¡Aquí no!!. _Conseguí despegarme de su cuerpo aún sintiendo un calvario... Huérfana de sus dedos.

_Me cambió y nos vamos.

A los cinco minutos apareció;  tejanos rotos,camisa blanca y sus deportivas de marca, algo se estaba rompiendo dentro de mi, era mi hijo pero a la vez estaba hecho un hombre, ¡Dios!.

_¿Nos vamos?

Los intermitentes de su coche se encendieron dejando claro que el me llevaba.

Al llegar al pueblo paro en un descampado donde ya se veían coches con las ventanillas tapadas se adivinába lo que aquello suponía, Daniel se percató de mi mirada dejando una sonrisa cómplice.

_Primero unos bocadillos en San Blas y luego a la Antártida a bailar un poco.-Dijo abriendo su puerta.

-¿Estas seguro que quieres ir con tu madre...?

-Claro, hoy somos dos amigos... Con derechos.

Su mano se coló entre mis piernas acariciando mi tanga, fue un movimiento rápido como marcando su territorio. Al cual solo pude responder con una sonrisa.

Me llevo de la mano hasta una taberna: bancos de madera, botellas llenas de polbo dejando ver su antigüedad, jóvenes que giran la cabeza viendo a un joven cogido de la mano de una madura vestida de corto y unos zapatos que llevaban escondidos en el fondo del armario casi olvidados.

-Ven siéntate aquí. _Su palma golpeó un par de veces sobre el banco. Delante nuestro había un banco ocupado por una cuadrilla de chicos que saludaron a Daniel con cierto asombro, sus miradas se clavaron en mi cuerpo preguntándose si era cierto lo que veían.

Al momento una chica vestidacon la indumentaria típica de camarera se acerco no sin antes repasarme con la mirada.

_¿Qué te pongo Daniel?. _Su cara peleaba entre mostrarse amable y algo entregada o demostrar los celos por mi presencia.

-Dos de tortilla y cerveza.

-No es tan buena como la tuya pero esta bien.-Daniel posó su mano sobre mi pierna la cual no se movió hasta que no volvió la chica con una bandeja donde se encontraba nuestro pedido.

-Aquí teneis.-Su tono ya era duro después de ver perfectamente la mano de Daniel sobre mi pierna.

-¿Qué habrá pensado de mi?. _Dije colocando mi mano sobre la suya amangando con detener su avance.

-¿Te importa?

Su mano arrastró la mía hasta el centro de mis piernas haciendo que las dos manos acariciaran mis ya húmedos labios a través del fino tanga.

-Tienes tanto que dar.

Su mano se apartó dejando la mía solitaria sin saber el porqué la mantuve allí como esperando...

-Hazlo para mí.

Mis ojos recorrieron el lugar descubriendo más de alguna mirada furtiva.

-Vamos... Hazlo. - Dijo a premiando mientras se llevaba la cerveza a sus labios.

Mis dedos se colaron por el lateral del tanga y sin dejar de mirarlo me acaricié mi clítoris suavemente, sus ojos se clavaron entre mis piernas y sin dejar de observar como mis dedos se colaban cada vez más adentro mordía su bocadillo. Me sentía como una zorra obedeciendo a su amo, no me podía engañar... No eramos amigos con derecho a roze...yo simplemente de nuevo era su zorra...puta o cualquier adjetivo que se le quisiera aplicar.

Daniel cogió mi bocadillo y lo acercó a mi boca para que pudiera morder  sin dejar de masturbandone.

Ese día Daniel despertó mi lado excibiciobista el cual le sacó el máximo provecho.Los fluidos mojaron mis dedos, solo cerré los ojos olvidándome del entorno y lo dejé ir.

-Eres divina Ana.

-¡¡Daniel!!... ¿Que pasa tío?

Un joven quizás un poco más mayor que Daniel se acecó con los brazos extendidos, yo ignoraba se había presenciado mi excicibicion.

-Hey!! Camilo.

Daniel se levantó aceptando el abrazo.

-Ana, este es Camilo un amigo.

Camilo me abrazó apretando e contra su cuerpo.

-Un placer... Desde luego que tienes buen gusto.-Sus manos fueron directas a mis nalgas. - ¿Toda la noche?. - Me quedé de piedra, me había confundido por una puta,pero lo peor fue la respuesta de Daniel.

-Si, no hay prisa.-Daniel me beso en la boca ofreciéndome su lengua mientras Camilo seguía sobando mis nalgas.

-Vamos al Antártida ¿Te vienes?.

-Voy, deja que pague y os alcanzó.

-De paso paga lo nuestro.

Camilo se me quedó mirando.

-OK, ya me lo cobraré.

_¡¿Qué ha sido eso?!. - Dije al salir aprovechando que solo estabamos los dos.

-¿Qué querías que dijera?... Mi madre.

Antes de contestar Camilo nos alcanzó.

-Ven aquí preciosa.

Camilo me abrazó por la cintura provocando que sintiera el volume de su verga en mis nalgas.

Mire a Daniel y comprendi que buscaba o lo que quería de mi. Giré mi cabeza para darle la opción de que nuestras bocas se encontrarán, me fue girando sin dejar que nuestras lenguas se separaran, sus manos recorrían mis curvas intentando abarcar lo máximo como teniendo miedo a que su tiempo terminará.

_A esté paso no llegamos. _Daniel había caído en su propia trampa, los celos amenazaban con salir al exterior.

-Si, mejor vámonos. -_Dije viendo algo de decepción en Camilo.

A medida que nos acercábamos a la discoteca los grupos de jóvenes aumentaban, intentaba aparentar normalidad, pero un nudo en mi estómago me devolvía a la realidad, Daniel se separó de mi dejando que Camilo fuera el que me guiara, Daniel se iba parando saludando a unos y otros, de tanto en tanto se girab a mirarme como si explicará mi presencia junto a ellos, Camilo me sujetaba fuerte por mi cintura dejando que su mano se escapará hacia mis nalgas demostrando que en ese momento era de su propiedad.

Dos ambientes con su propia pista de baile, me sentía como un pez fuera de su pecera, no recordaba cual fue la última discoteca en la que estuve ni siquiera tenía idea de la música.

-¿Qué vas a tomar?. - Camilo me beso en el cuello, estaba claro que iba a ser el mi acompañante, busqué Daniel con la mirada.

-No te preocupes, Daniel se pierde pero aparecerá, conoce tanta gente que se va enrollado toda la noche.

-El se lo pierde.- Mostré mi cara más viciosa que pude.- Me gustaría tomar algo fuerte.-Después de volver a besar mis labios Camilo se perdió entre la gente intentando sortearlos.

Mientras esperaba a Camilo me di cuenta que pasaba desapercibida, salvo alguna que otra mirada la gente iba a lo suyo, la discoteca se llenaba por momentos dándome miedo de quedarme aislada entre tanta gente, seguí buscando a Daniel a la vez que me preguntaba el motivo de llevarme con él si después me abandonaba con el primer conocido.

La música electrónica llenaba todos los rincones de aquella sala, los grupos de jóvenes comenzaban a moverse al ritmo de esta lo que provocaba empujones que me estaban empezando a cansar; Esto no es lo tuyo, pensé.

Por suerte al cuarto de hora llegó Camilo con las consumiciones, un vaso cuadrado de Ron con hielo; se había tomado en serio lo de algo fuerte.

Arriba es música latina, supongo que entendió que estaba un poco desfasada para el tipo de música, tampoco estaba al día con la música latina pero puestos a escoger la prefería, así que asentí con la cabeza sonriendo y en parte dándole las gracias por pensar en mi, me agarré a su brazo sintiendo como era absorbida por la multitud mientras Camilo me llevaba a través de la pista; roces, pisotones y alguna mano descuidada en mis nalgas, al final llegamos al otro lado para subir al siguiente nivel; una pista no tan grande como la de ha abajo, sillones de cuero negro, luces medio apagabas y una barra con dos dominicanos envueltos en unas camisas dos tallas más pequeñas que seguramente el trabajo que les costaría abrochar aquellos botones. En la pista varias parejas se movían restregando su cuerpo, Camilo me llevó a uno de los sillones más apartados de la sala, sabía lo que quería y hasta ese momento estaba dispuesta pero algo se encendió en mi consciencia, no podía seguir con aquello.

-Será mejor que me valla.-Dije parándome en seco, la cara de Camilo reflejaba perplejidad.

-Ahora¿porqué?.-Camilo me sujetaba con fuerza de la mano intentando llevarme al sillón.

-¡Déjame!!.-Estiré del brazo librándome de el, y sin dudarlo volví sobre nuestros pasos, no podía continuar con aquello, bastante ya había hecho como para liarme ahora con un amigo de mi hijo; ¿Qué coño te pasa?, repetía una y otra vez.

Al llegar ala planta baja comencé a buscar a Daniel, rogaba verlo, miré hacia las escaleras que había dejado atrás teniendo miedo que Camilo volviera por mi, crucé la pista de nuevo mirando por todas partes; Donde estás Daniel...donde estás. Lo odiaba con todas mis fuerzas, me había llevado allí para dejarme en manos de otro, como si no fuera más que un trozo de carne con agujeros.

Sentí como unas manos me sujetaron de la cintura con fuerza.

-¿Dónde te has metido? Llevo una hora buscándote.

Creo que fue la vez que más me alegre de ver a Daniel, me abracé a él intentando que no se notará mis ganas de llorar, por unos momentos estuve a punto de convertirme en una puta.

-No lo vuelvas a hacer.-Le dije al oído pues la música impedía hablar normalmente.-Vámonos de aquí por favor.

El regreso fue en silencio, me sentía sucia...zorra...puta, no podía echarle la culpa a Daniel, yo era la única culpable de todo aquello, Daniel me miraba intentando descubrir lo que pasaba por mi mente.

-¿Estás bien Ana?.- Dijo al bajarnos del coche.

-No, no estoy bien...esto no está bien.

Nada de aquello estaba bien, como vivir sabiendo que me había comportado como una vulgar puta, y lo peor fue que quizás si hubiera estado Daniel delante Camilo habría podido hacer conmigo lo que hubiera querido, desconocía el porque Daniel tenía tanto poder sobre mí y eso me daba miedo pero en el fondo sabía que en cualquier momento volvería a caer, me acerqué a la habitación de Marcos pues prácticamente no lo había visto en todo el día, al abrir su puerta lo descubrí dormido encima de la cama, me quedé mirando a mi hijo desde el marco de la puerta:¿Qué has hecho Ana?.