Marcos y Andrés

Andrés decide darle una sorpresa de cumpleaños a Marcos. Pero jamás se imaginó todo lo que esto podía causar. (Capítulo Especial)

-¿Qué piensas?

-¿En lo feliz que me siento a tu lado?- respondí viéndole directo a los ojos haciendo que Marcos se sonrojara un poco.

-A ver...  ¿Y si te sientas más hacia allá?-

-Pues… ¡No me sentaría feliz!

Los dos nos echamos a reír, Marcos mientras se reía se fue acercando a mí hasta apoyar su cabeza sobre mi hombro.

Los rayos del sol se colaban entre las hojas del árbol en el que estabamos recostados, aun así el árbol lograba resguardarnos del inclemente sol de Junio.

-Te amo muchísimo Marcos... Y... Sería capaz de dar cualquier cosa sólo por ti- le dije cuando alcanzó a apoyar su cabeza sobre mi muslo, mientras acariciaba su mejilla.

Marcos se sonrojó un poco y sonrió para luego incorporarse sentándose como indio.

-No sé si la vida nos tenga preparado un camino juntos... Pero ya con tenerte en este momento soy el chico más feliz del mundo-

Los dos nos quedamos callados unos segundos hasta que me acerqué a Marcos para besarle.

-Pues... Pues quiero que seas el chico más feliz del mundo por el resto de tu vida-

Los dos nos reímos mirándonos, para luego quedarnos en silencio por el resto del tiempo que estuvimos en el parque, a pesar de estar en silencio, no era nada incómodo, de hecho, me sentía muy bien, muy tranquilo estando así con él... Una vez que salimos estuvimos hablando de lo que haríamos el día del juego de paintball, que según Esteban podíamos ir a tomar un rato en su casa cuando acabáramos y eso.

Llegamos a comprar helados en un centro comercial cercano al parque, para luego caminar un rato mientras los comíamos, hasta que Marcos se detuvo en la vitrina de una tienda de teléfonos.

-¡Oh dios! ¡ya llegó!- dijo emocionado frente a la vitrina, dándome su helado y colocando las dos manos contra el vidrio cuan niño que ve un juguete en venta que había estado esperando desde hace mucho tiempo.

-¿Qué cosa?- me coloqué a su lado para mirar también.

-¡El Nokia N8! ¡Oh dios! ¡Es tan hermoso!!!- se quedaba viendo el teléfono a través del cristal.

-Jajaja... ¿y qué tiene de especial?

-¿¡Qué tiene de especial!? ¡Es el mejor teléfono de esta generación! Mira, tiene una cámara de 12 megapíxeles, ya con eso te digo todo.

-Oye... no está mal...- Vi como Marcos miraba el precio y luego suspiraba.

-Affff... Tendría que juntar el dinero que me dan como por 4 meses para poder comprármelo...- marcos se dio vuelta, volvió a tomar el helado y mientras cogía un poco siguió caminando con cara de estar algo decepcionado.

Volví a mirar el teléfono y el cartelito del precio que lo acompañaba, luego volví a mirar como Marcos se alejaba un poco del lugar, con los hombros algo caídos.

Ciertamente estaba bastante costoso... Pero si sumaba mis ahorros con algo que ganara durante el mes...  ¡Pudiera alcanzar a dárselo para su cumpleaños! Me imaginaba su cara cuando se lo diera y solo pensarlo me emocionaba. Si... Eso haría... se lo regalaría para su cumpleaños. Corrí un poco para alcanzarlo y colocándome a su lado le pasé el brazo por los hombros y terminé por darle un beso en la mejilla.

-Bobito- le dije, marcos sonrió un poco para después tomar un poco de su helado.


-Sra. Rosenda es solicitada en la caja 9-

...

-Sr.Antonio es solicitado en el pasillo 6.

...

-Sra. Rosenda es solicitada en la caja 3.

Y en esos avisos se convirtieron mis tardes… ¡En un supermercado! me habían aceptado para trabajar en mis horas libres no cobraría como empleado,  pero si me quedaría con las propinas obviamente,  fue el trato que hice con la gerente, aunque había tenido que explicarle toda la historia. Claro que había dicho que era para mi chica, ella muy conmovida me aceptó y dijo que debería haber más chicos como yo.

De un día para otro parecía que todos en el supermercado conocían la historia, las señoras de las cajas me sonreían, los vigilantes me sonreían, y mientras que uno que otro empaquetador me miraba con rabia, otros se reían.

Eso me hacía creer que habían contado mi historia por el altavoz del super...  Aunque la verdad todos se portaban muy amables, sin duda hubiera sido genial que eso influyera en las propinas... Pee... no, obviamente los clientes no conocían la historia.

Mi primer día había sido todo un desastre, las cosas se me salían de las bolsas, ponía más peso de lo que resistían y se rompían en el trayecto a los autos de los clientes, algunos sentían algo de lástima y me daban propina igual, mientras otros me daban una cantidad miserable,  sin contar a la señora que le quebré un aceite de oliva y de propina “me mando pal’ Coño de la madre”...

Aunque a decir verdad, había sido buena al no hacerme pagarle....

Pasaron unos días hasta que le agarre el hilo, claro había empezado en quincena, y fin de semana para remate... Era de esperarse que me las viera rudas. Pero ya en la semana todo era más tranquilo, de hecho, demasiado tranquilo, a pesar de que había clientes, eran pocos, y las propinas igual... Por lo que tuve que distribuir un poco el tiempo y pensar en otra manera de obtener dinero...

Estuve un rato tirado en mi cama mirando al techo mientras pensaba hasta que el aviso de un mensaje me hizo sobresaltarme.

Marcos: mañana mi mamá tiene guardia durante la tarde!

Me reí un poco.

Andrés: O:

Marcos: siiii... Hay que aprovechar jejeje.

Andrés: ay nene creo que no voy a poder ir.

Marcos: Queee? Xq?

No podía decirle la verdad… después de todo, quería sorprenderlo.

Andrés: Es que tengo que hacer unas cosas con mi mamá y... No podré salir...

Marcos: ah... Bueno...

Estuvimos texteando por un rato hasta que nos despedimos... Quería compartir con Marcos, pero también quería darle una gran sorpresa... Ya después tendría bastante tiempo para compartir.

Sin darme cuenta había llevado mi mano hasta la piecita de rompecabezas con la inicial de su nombre que había hecho para ambos hace unos meses, la acerqué hasta mi boca y le di un beso, pude percibir un poco el olor a madera, recordé como me había costado conseguir que fuera bastante fina y resistente, sin contar el haberle dado la forma...

¡¡Carpinteria!! ¡Claro! Me sobresalté un poco sobre la cama... Ya sabía cómo iba a ganar más dinero.

Al siguiente día salimos de clases y pedí a marcos quedarnos juntos adelantando una tarea. Se extrañó un poco de que quisiera hacer tarea en el mismo liceo, sin embargo terminó aceptando. Claro, que era porque luego del supermercado, al llegar a casa estaba demasiado cansado para hacerla, además, así tenía tiempo para pasarlo con él... Era matar dos pájaros de un tiro.

Estuvimos hasta eso del mediodía, así que nos despedimos, almorcé en casa y fui hasta la carpintería de un conocido de mi padre.

Se trataba de un señor mayor, según recordaba era algo gruñón, cabello largo canoso y con lentes... Aunque era dueño del local, dejaba el trato con el público a una de hijas, pues, estaba seguro que de hacerlo él, no tuviera tanta clientela.

Entre al local y el olor me traslado a mi infancia, estaba solo a 20 minutos de mi casa, pero no era una zona que frecuentaba. Y la última vez que lo había visitado con mi padre... Era hace bastante tiempo ya, extrañamente, justo ahora me preguntaba a que se debían esas visita... Para aquél entonces era sólo el amigo carpintero de papá.

-Buenas tardes- dije entrando al taller.

-Entro por el lugar equivocado, en la recepción es donde le pueden atender- contestó sin apartar la mirada de una madera que estaba midiendo.

-Buenas Tardes Sr…- No pude recordar el nombre, así que no seguía la frase, él gruñó un poco y mientras seguía cortando la tabla, sin mirarme, preguntó:

-¿Qué quieres?

-¿No me recuerda? Soy el hijo de Andrés.

La verdad, no era que me esperaba un cambio de trato, pero tenía la esperanza de que al menos me preguntara por qué estaba allí.

-jff- soltó un poco de aire por la nariz, parecía estar burlándose.

-¿Qué quieres chico?

¿Sólo eso? Me esperaba un cuanto has crecido, unas cuantas preguntas sobre mi padre, o algo así... Pero no, en su lugar, fue directo y si era así, yo también lo sería.

-Necesito dinero, y quería trabajar para usted y ganarlo- lo miré fijamente a la cara hasta que dejó de medir las tablas y volteó la mirada hacia mí.

-¿Crees saber lo que estás haciendo?

-No... Realmente lo sé.

El señor Vicente, a quien ya había recordado el nombre, soltó un poco de aire.

-Vente mañana a primera hora.

-Muchas Gracias- respondí y me acerqué para estrechar su mano. Pareció no querer aceptarlo, pero al cabo de unos segundos me respondió, solo que sin devolverme palabra alguna.

Salí a la pequeña oficina donde se encontraba su hija quien me dedico una sonrisa la cual correspondí, y terminé por salir de la tienda y correr hasta el supermercado.

-(8) Now listen, yo!, people put your guns up mazu ore ga run dat-

Tomé mi teléfono y tocando varias veces traté de quitar la alarma inútilmente, me desperecé un poco para ver bien la pantalla y fue cuando pude desactivarla; me senté en la orilla de la cama aún adormilado. Eran las 7 am, y debía estar listo para estar a las 9 en el local del Sr. Vicente... Trabajaría aproximadamente hasta el mediodía, comería y luego me iría a clases, para al final de la tarde ir al supermercado.

Abrí la primera gaveta de mi mesita de noche, donde hasta el momento era donde había hechado todo el dinero que había acumulado… Pensé en contarlo, pero estaba más que seguro que aún faltaba muchísimo, así que debía seguir trabajando duro. Aunque estaba un poco cansado, el sólo hecho de imaginar su cara de felicidad al recibir el teléfono me motivaba y me hacía levantarme de la cama con una sonrisa.

Durante la semana Marcos me había vuelto a mencionar el teléfono, esta vez contándome que desde hace tiempo había leído sobre su lanzamiento y le habían encantado todas las especificaciones, que era muy avanzado y tenía muchísimas funciones, que sin duda se volvería loco si lo tuviera, y todo eso de algún modo me hacía sentir más ganas de dárselo.

Llegué justo a la hora a la carpintería, aún no llegaba la hija del Sr. Vicente, sin embargo, al escuchar las maquinas del taller encendidas no lo pensé dos veces para entrar. En la puerta le di los buenos días al Sr Vicente y pregunté qué debía hacer, me enseñó una pila de tablas que debía cortar con cierto tamaño, así que sin miramientos comencé con la labor.

No era tan fácil como pensaba, muchas veces la cuchilla se desalineaba un poco y debía ajustarla, además siempre debía estar atento, si me distraía ponía mis dedos o manos en juego, por lo que tuve que hacer mi celular a un lado hasta que acabara. Pero se hizo la hora a la que debía irme y aún no había terminado, tan solo astillas incrustadas en los dedos, una ampolla y mucho cansancio era lo que había ganado.

Tal cómo espere el Sr. Vicente no mencionó palabra alguna durante la mañana, hasta el momento en que le expliqué que sólo podría estar hasta las 12 porque más tarde tenía clases. En ese momento me pareció notar cierta confusión en su mirada, cuestión de microsegundos, pero luego me dijo que no había problema. Y nos veíamos al siguiente día.

-Eso es otro problema- le dije algo apenado, pero sin bajar la cabeza –mañana sólo podré venir en la tarde, espero no haya ningún inconveniente-.

El Sr. Vicente volvió a dirigir su mirada a una silla que estaba armando en ese momento.

-Está bien- fue lo último que le escuché decir, antes de darme la espalda completamente.

Salí y saludé a su hija, para después apurar un poco el paso hasta mi casa, comer e irme al liceo.

No podía evitar estar durmiéndome un poco durante la clase, así que le pedí a Carlos me despertara si llegaba a hacerlo completamente.

Una vez terminamos la clase y luego de cuadrar cuando nos reuniríamos para hacer una cartelera para una exposición, me despedí de todos para encaminarme al supermercado, sin embargo, sentía que ya mi cuerpo estaba trabajando en automático.

El tomar las cosas y colocarlas en la bolsa se había vuelto el trabajo más agotador del mundo, todo se movía lento, las personas hablaban lento y lo último que recuerdo es la cinta transportadora frente a mi cara.

Desperté media hora más tarde, sentado en uno de los bancos del super, una señora me veía con cara de espanto, traté de sacudirme un poco y me dirigí a la caja donde me encontraba un rato antes.

En seguida una de las señoras supervisoras apareció frente a mí.

-Andrés ¿por qué no te tomas el día hoy?.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Ve al baño y lávate la cara, te quedas sentado y cuando cierre el supermercado te llevo a tu casa.

-¿Por qué sra. Rosenda?

-Te desmayaste en la caja.

Si, la había cagado sin duda... Así que decidí no insistir y seguí el consejo de la Sra Rosenda.

-En serio... ¿debes quererla mucho, verdad?...-me preguntó la señora Rosenda de camino a mi casa, justo después de que le había comentado que había comenzado a trabajar en una carpintería también.

Sonreí.

-Es muy afortunada tu chica Andrés... ¿sabe que estás haciendo todo esto?

-No…

-Claro, estoy segura que de saberlo no te lo permitiría.

Me quedé pensativo un rato... y tenía razón, tenía la certeza que de saberlo Marcos no me permitiría hacer todo lo que estaba haciendo por él.

-Es que estoy apurado... En unas semanas es su cumpleaños.

-Está bien Andrés... pero mejor piénsatelo mejor... puede que no lo veas, pero te estás haciendo daño.

-Serán sólo unos días Señora Rosenda... Además, el sólo hecho de imaginarle feliz por su regalo me hace sentir capaz de hacerlo todo.

-Dios...- Ya estábamos frente a la entrada de mi residencia –Tienes que presentarme a esa chica, le tengo que decir que te cuide mucho...- Me reí un poco.

-Bueno sra Rosenda, muchas gracias por todo-

-No te preocupes mi niño... descansa-

Abrí la puerta del auto -nos vemos mañana- dije, a lo que ella negó con la cabeza, para luego cerrar la puerta y marcharse.

...

Esa noche dormí como nunca antes,  de hecho,  me levanté y estaba retrasado para la clase,  habia ignorado el primer intento de mi celular por despertarme y no hubo un segundo,  asi que tuve que correr un poco para ducharme, vestirme,  agarrar los cuadernos de la clase y correr.  Es en momentos como estos que cualquiera desearía tener superpoderes, seguro flash llegaba a tiempo a todas partes...  Sertudo.

Llegue a clase con una media hora de retraso, no había creado ninguna excusa asi que sólo le dije a la profesora que me habia quedado dormido, a lo que simplemente respondió.

-!Que maravilla! !Entras a la segunda hora!

Bueno,  a veces la suerte está de tu lado y otras no, pude ver la mirada de un Marcos extrañado al final del salón, no fue hasta que me senté a esperar en el patio que me percaté que tenia unos 3 mensajes sin leer.

El de buenos dias, el de preocupación por no contestar los buenos días junto con un que sucede, y el de ya entramos hace rato...  Estás muy raro últimamente.

Bueno,  creo que nunca habia llegado asi de tarde a ningún lugar,  y ya Marcos lo sabia luego le diría que me habia quedado dormido. Así que mientras esperaba me senté en el patio y casulmente vi a Sofía, la hja del Sr. Vicente que había visto en la tienda, sabía que la conocía de otra parte, pero no creí que hubiera sido en el liceo, llegó a mi lado quejándose un poco de cierto profesor que al parecer todos en el liceo odiaban menos en nuestro salon, puesto que no nos daba clases me estuvo contando todo lo que hacia hasta que me preguntó el por qué quería trabajar con su padre,  le dije que necesitaba el dinero para comprarle un regalo a alguien, ella no decidió indagar,  de todas formas si lo hacia quizás desviara la pregunta,  pero en fin,  estuvimos hablando un rato hasta que llegó la hora de entrar a la próxima clase, cuando marcos salió a avisarme,  antes de que me despidiera me avisó que solo debia tenerle un poco de paciencia a su papá... Que aunque era algo gruñón, le gusta que sus trabajos sean los mejores, y que por ello no muchos habían trabajado para él... Que habia tenido suerte...

Bueno...  Y debía cuidarla, me dije luego de despedirme y saludar a Marcos y explicarle que me había quedado dormido.

...

El segundo día de trabajo sin duda habia sido un poco mejor,  no me clave tantas astillas, y

Y aunque las ampollas seguian molestándome, me sentía que era cuestión de dias para acostumbrarme.

Y así fue como pasó una semana, entre el liceo, la carpinteria y el super...  Después de la quincena contaría cuanto dinero habia ahorrado, y si no habia cumplido mi objetivo, al menos debía estar muy cerca.

Pero tanto trabajo me estaba pasando factura, y me di cuenta cuando mi mamá se percató que estaba más delgado.

Había perdido unos cuantos kilos y ganado algo de ojeras...  Pero ya estaba muy cerca de mi meta. En dos semanas era el cumpleaños de marcos,  y antes vendría quincena, por lo que ganaría un poco más. Así que solo debía continuar igual durante una semana y media más y listo.

Le había agarrado el hilo, me levantaba temprano, desayunaba e iba al liceo, allí si tenía alguna hora libre hacía las tareas junto con marcos y en lugar de ir a mi casa llevaba mi comida y almorzaba allí para ir a la carpinteria, ya no me dolian las ampollas, y era todo un haz con la cortadora, cosa que reconoció el sr. Vicente, lo cual me tomó por sorpresa completamente. Además me había hecho algo amigo de su hija y de vez en cuando charlabamos. Luego de salir del taller iba tan rápido cómo podía al super y comenzaba a empaquetar de una vez. Ya algunos clientes me conocían y me saludaban, entre ellos la señora del aceite, que la próxima vez que nos encontramos me miro con mala cara al ver que era yo quien le atendería. Me intenté disculpar,  aclarándole que ese había sido mi primer día y sin duda era todo un desastre, aunque había tratado de evitarlo.

La señora me miró con cara de pocos amigos por unos segundos y luego sonrío.

-Tranquilo chico.

Me tomo un poco por sorpresa su reacción, pero le correspondí con una sonrisa de agradecimiento, a lo que ella tambien sonrió.

-Me recuerdas mucho a mi hijo cuando estaba pequeño.

No pude evitar mirarla extrañado a lo que ella sonrió y me dio la propina.

-¿Gracias señora...?

-Martina.

-Gracias Sra. Martina, y disculpe la molestia.

-No te preocupes.

No vi cuanto me habia pagado hasta estar en la entrada del super.

No estaba nada mal. De hecho era hasta el doble de lo que me daban normalmente,  asi que estaba muy bien.

Seguí trabajando con una sonrisa el resto de la tarde... Hasta que se hizo la hora de salida.  Por alguna razón me sentía feliz,  todo marchaba bien habia logrado adaptarme a esta rutina de trabajo y en pocos días seria el cumpleaños de Marcos y le daría el regalo que tanto quería.

Coloque musica en mi teléfono y fui cantando el resto del camino hasta llegar a casa. Le mandé un mensaje a Marcos avisándole que estaba algo cansado y me iria a dormir en poco tiempo. Revisé mi facebook y luego me fui a bañar. Al salir me sentía tan relajado que con solo recostarme en la cama me quedé dormido.

...

Me había vuelto a pasar de la hora, sin embargo llegaría a tiempo si apuraba un poco el paso. A solo unas cuadras del liceo habia tanto tráfico que decidí bajarme antes.

-¡Hey!- escuché una voz atrás de mí, pero cómo no creí fuera conmigo, seguí caminando.

-Si, es contigo Andrés-

Me giré.

-ah,  no te conocía la voz...  ¿Como estás sofía?

-¿Chévere y tú?

-Bien bien, algo retrasado.

-¿retrasado?- vio la hora en su reloj de muñeca -si quedan 10 minutos aún-.

-¿en serio?...  Ah cierto...  Habia olvidado que adelanté mi reloj... - me rasqué la cabeza.

-jajaja, tu cómo que estas enamorado.

Me reí un poco.

-¿Sí?

-Ehmm,  bueno,  este...  Si.

-Esoo...

Volví a reír un poco.

-¡Qué lindo! ¡Te sonrojaste! A ver,  entonces ¿tienes novia?

-ehmm...  Sí,  algo asi.

-¿Algo así?

-Si,  si...  Es que...Ehm,  ella vive lejos.

-Ahmmm

Los dos continuamos hablando ya caminando un poco más lento hasta llegar al liceo, donde me despedí de Sofía que me dio un apretón en el brazo diciendome que nos veiamos más tarde, de ahí me dirigí a buscar a Marcos.

Saludé a todos los del grupo,  sin embargo Noté a Marcos con los ojos algo llorosos, lo miré algo extrañado, tratando de no llamar la atención de los demás.

Marcos sacudió la cabeza. Y antes de poder hablar algo, sonó el timbre y tuvimos que entrar a clases.

En la clase no podía dejar de voltear a verle de vez en cuando, algo le pasaba,  lo veía bastante pensativo. Tan pronto como terminó la clase decidi Preguntarle.

-¡Marcos! Lo detuve poco antes de salir del salón, quedandonos a lo último.

-¿Te pasa algo? Te noto algo pensativo.

-No, a mi nada...

-¿Y por qué estás así?

-No sé Andrés, déjame, hablamos después- fue lo último que dijo Marcos antes de salir del salón y dejarme con más dudas que respuestas.bEl resto del recreo pareció estarme evadiendo y no fue que hablo mucho con el grupo.

Fue hasta después de clases que pude intentar hablar con él, pero apenas al acercarme comenzó a hablar él.

-¿Qué crees que me pasa?... ¿Es que crees que soy idiota para no darme cuenta?

-¿Por qué? No entiendo.

-Hazte el loco, no importa... Andres, las cosas se dicen a la cara, no tienes que andar haciendo peripecias para hacerme molestar, si no quieres seguir con esto, sólo ¡dímelo! ¡Y ya!- A este punto Marcos había comenzado a llorar.

-Marcos- le tomé por la mejilla -No entiendo lo que me estás diciendo ¿Por qué piensas eso?

-¿Y todavía lo preguntas? Ya ni hablamos Andrés, siempre tienes sueño, nunca tienes tiempo para que salgamos, hace un mes ya que no vamos a ninguna parte juntos, y ayer ¡luego de despedirnos vi que seguíste conectado en facebok! Con eso me basta, si ya te aburrió todo esto de estar con otro hombre, admítelo, dímelo, pero no te hagas el desentendido.

-Marcos...  ¡Yo te amo! ¿Cómo crees eso?

-Claro, claro, crees que no me doy cuenta, y eres tan evidente... ¡No quiero saber más nada Andrés!

-Marcos por favor- le tomé del brazo cuando se dio vuelta para marcharse  -!No creas que lo estoy haciendo a propósito!

-Ah claro, que lo estás haciendo sin querer ¡Excelente Andrés! ¡Todo muy chévere! No te preocupes, ya sé que andas con alguien más y no estoy dispuesto a ser el otro o algo así.

-¡Por dios!  ¡Marcos! ¡Qué drama! ¿¡Con qué chica estoy saliendo!? ¡Dímelo! Porque ni yo estoy enterado.

-No te preocupes Andrés... Después hablamos.-Marcos tiró del brazo que yo aún tenía sujeto y se dio vuelta.

No pude evitar que los ojos se me aguaran. Pensar que todo lo estaba haciendo por él...  pero...  pero no quería contarle, arruinaría toda la sorpresa por lo que había trabajado... Vi la hora en mi celular y solo faltaban 10 min para mi hora de entrada a la carpintería. Estaba tan cerca y ya faltaba tan poco para su cumple que no podía faltar... Comencé a llorar mientras me daba la vuelta. ¿Cómo podía pasarme esto? tanto que estoy haciendo por él y cree que es todo lo contrario.. Me limpié las lágrimas. Ya Habría tiempo para explicarme luego.. Así que me dispuse a correr un poco antes de que se me hiciera tarde para ir a la carpintería.

Faltaba muy poco... No me daría por vencido ahora.

Esa tarde en la carpintería sin duda no fue de las mejores, sin querer había astillado el enchapado de algunas tablas,  y para el señor Vicente eso era algo impermisible.

-De ser necesario yo lo pago con mi dinero...

-No, no, sólo ve a descansar muchacho, mañana seguimos, le corto ese borde y problema resuelto.

-Gracias Sr. Vicente-

Sali al recibidor de la tienda donde se encontraba Sofía.

-¡Hola Andrés!...

-hola...

-¿Que pasó? ¿Y esos ánimos?

-Aff... no es nada importante.

-Si te tiene así, si que debe serlo. Puedes contarme si quieres.

-Es... Prefiero no hablar de ello.

-Anda, quizás te sientas mejor o pueda ayudarte así.

-Bueno...- terminé por sentarme a su lado. De todos modos quedaba hora y media para irme al super a mi hora regular.

-No sé si te había dicho ¿sabes por qué estoy trabajando?

-mmm ¿Porque necesitas dinero?

-Claro,  pero es que...  Bueno, es para hacerle un regalo a alguien, entonces comencé a trabajar  acá y en un supermercado... Pero eso, además del liceo, me dejan agotado, además que tampoco tengo tanto tiempo, y a quien le iba a regalar piensa que...

Paré un momento, no le había dicho que eramos pareja, ni que era para alguien con quien tuviera una relación,  aunque podía ser algo obvio...  Pero...  Bueno,  no descubriría que era un chico tamp...

-¿Que lo estás tracionando?

-Sí- le miré a los ojos.

-¿Y te falta poco para comprar ese regalo?

Me sentía un poco triste, y los ojos se me habían puesto llorosos.

-Si-

-Bueno, entonces ya le podrás explicar el por qué, si es alguien que de verdad te quiere no te va a dejar de la noche a la mañana, tú sólo disculpate, y dile, que has tenido que trabajar unos días para ayudar a tu Mamá porque tuvo que pagar una deuda o algo, no está bien mentir,  pero será una mentirita blanca para que puedas hacerle una sorpresa... Ya verás.

Sonreí un poco mientras me rascaba el ojo, de verdad me estaba haciendo un lío y era algo tan sencillo como...

-Tienes razón...-

-Ves- se encogió de hombros. De pronto se acercó a mí y me dio un abrazo...

-Que suerte que tiene tu novia-

Me reí un poco -gracias, gracias por todo-

No te preocupes, ya verás que todo saldrá bien.

Luego de terminar mi jornada en el supermercado salí y después de haberlo estado meditando todo el rato,me decidí a llamarle.

El telefono repico unas cuantas veces y terminó por cortarse la llamada, Marcos nunca había hecho algo así...

De verdad estaba mal por todo el asunto... Y aunque no tenía razón en molestarse sin haberme escuchado antes, entendía lo que pensaba. Volví a intentar, de nuevo el teléfono repico varias veces antes de redirigirme a la contestadora. Marcos no iba a contestar... Pero bueno, eso quería decir que podia esperar a mañana.

...

3900... 4000... Y con esto de aca...  ¡¡¡¡5000 bolívares!!!! ¡Sí! Me levante de la silla y comencé a celebrar ¡lo había logrado! Y más bien, habia hecho un poco más de dinero, tanto trabajo habia dado sus frutos,  siiiii,  mi novio se iba a contentar demasiado he iba a descubrir porque estaba así,  lo habia logrado, tanto esfuezo, había valido la pena...  No lo pude evitar,  las lágrimas salieron involuntariamente de mis ojos... No podía estar más feliz...

Fui a la carpintería, ya que había alcanzado mi meta era hora de agradecerle al señor Vicente y a su hija, los dos se contentaron de que había logrado mi objetivo, el señor Vicente trato de disimularlo un poco, pero notaba un gesto diferente en su rostro,  sin embargo poco antes de despedirnos me dijo que a pocos le habia dejado su confianza y que conmigo habia valido la pena correr el riesgo, que de necesitar dinero, supiera que allí siempre podría encontrar algun trabajo...

Por su parte, su hija y yo intercambiamos numeros de teléfono, Quería que la mantuviera al tanto de como reaccionaba mi novio cuando le diera su regalo... esto último, sí...  Ya se habia dado cuenta de que era un chico, me dejó algo fuera de lugar, pero sonrió de forma que me hizo sentir que realmente podía confiar en ella.

Le di un beso en la mejilla para despedirnos y terminé por salir de la carpintería, me acababan de dar mi última paga, así que le compré unos cuantos dulces a las señoras del súper, todas se habían portado super bien conmigo, sería al menos una pequeña muestra de mi agradecimiento.Todas se alegraron mucho, a pesar de que era algo pequeño, era lindo ver que muchas se alegraban y comenzaban a reírse para luego agradecer y algunas darme un abrazo y un beso en la mejilla.  Al final me despedí de la señora Rosenda a quien le agradecí por haberme permitido trabajar sin mucho problema, se contentó por el chocolate que le dí y terminó por despedirse con un beso en la mejilla deseandome éxito y que a mi novia le gustara el regalo, era lo minimo y además -aclaró- que si no le gustaba a mi novia, que la buscara que ella lo recibía con gusto jejeje.

Ahora sí, fui a comprar el teléfono, pero habia pasado un detalle por alto y era que el titular de la línea tenía que ser un adulto...  Dios,  no conocía a nadie que pudiera ayudarme con eso...  Coño ¿tan lejos para esto?  Si llamaba a mi mamá sin duda que comenzaría a hacer preguntas y noooo...

¡Claro! Ya sabía a quien llamar.

Me senté frente a la tienda mientras esperaba y vi al menos dos o tres personas pasar y comprar ese teléfono.... Era imposible que se fuera agotar...  Otra más...  Joder,  pero ¿tan fácil era conseguir esa cantidad de dinero? ¿A cuanto estaba el salario minimo?... Joder joder...  Me acerqué a la tienda a preguntar y me dijeron que ya solo quedaban tres y que los proximos llegaban el lunes...

-¡Por favor!  Es para un regalo,  solo que no puezo comprarlo yo por ser menor de edad...  Estoy esperando que venga un amigo.

-Bueno, dale, yo te lo guardo, aunque me voy a las 3 de la tarde.

-¿¡Qué!?

Joder,  mire el reloj y faltaba media hora.

Vamos... Qué tanto podia tardarse.

...

Lo justo para que pasaran dos compradores más...  Sentía el sudor frio recorrer mi frente...  Entré a la Tienda y el muchacho que dijo me guardaría el teléfono justo estaba saliendo, así que me dediqué a entretener a la vendedora que había quedado en la tienda hablando un poco de música, usando mis conocimientos casi nulos en reggaeton...

Y fue al menos unos 15 minutos que pasaron ¡Hasta que por fin! ¡¡¡Señor Manuel!!!  Me alegré tanto que no pude evitar darle un abrazo

-No sabe cuanto he pasado ¡Gracias por venir!- Ya por teléfono le había dicho que me queria comprar un teléfono pero no había podido y mi mamá estaba ocupada, asíque no se molestó en ayudarme.

-Ah, es el mismo teléfono que quiere marcos, que bien- Sonreí un poco -Quería comprárselo pero de verdad que se me ha hecho dificil... Cada vez habla de lo genial que es, y las cosas que tiene.

-Si, por eso lo estoy comprando.

-Jejeje, bueno, voy a ver si se lo compro el mes que viene, ya habrá probado el tuyo y verá si realmente le gusta.

-Claro- respondí.

Tenia el presentimiento de que si le decía era para Marcos se iba a apenar y no me permitiría regalárselo o algo así. Así que iba a dejar que se sorprendiera junto con marcos cuando se lo entregara.

Una vez hecha la compra no paso un rato hasta que el señor Manuel me avisó que tenía que volver al trabajo.

-¿irás a la casa mas tarde no?

-Sí.

-Bueno,  claro... Es algo obvio- se rascó la cabeza en un gesto que me hizo recordar a marcos.

-jeje, gracias sr. Manuel, nos vemos más tarde-

Compré un papel de regalo y una vez en la casa envolví la caja del móvil y le coloqué algunos cuantos pedazos de adhesivo, no es que quedó muy bien...  Pero al menos estaba forrado.  Tomé una ducha y cómo aún era algo temprano decidí tomar una siesta...

...

-Coñooo- se me había hecho algo tarde. Busqué mi teléfono y le escribí un mensaje a Marcos, aunque luego no lo envié.. Después de todo el seguía molesto conmigo, respondí un mensaje a Sofía que me preguntaba si ya le habia dado el regalo, y terminé por salir corriendo de mi casa.

En el apuro dejé mi celular en la casa, pero era muy tarde para regresarme, llegaría e ban a estar cantando cumpleaños, así que me apresuré a caminar hasta la parada de los buses que iban hacia su casa.

Eran mas o menos las 7 de la noche cuando toda la felicidad que habia podido sentir, toda la emoción, y el orgullo de una meta alcanzada se vino abajo.

No me di cuenta ni cómo ni cuando, pero de un momento a otro un hombre con un arma pegada a mi cien gritaba pidiendome lo que tuviera... A pesar de oír claramente, me negaba a escuchar,  me negaba a dejar mi sueño a un lado y a renunciar a aquello que tanto trabajo me habia costado...

¿Que iba a hacer ahora?... Marcos no se iba a enterar realmente del por qué de mi ausencia...  Del cansancio... De todo el trabajo que hice solo porque queria hacerlo feliz...

-¿QUÉ LLEVAS AHÍ?- me gritaba.

Le veia directo a los ojos, porque no tenían ni decencia de cubrirse la cara, pero no podía responder. Trato de arrancarlo de mis manos a lo que trate de responder, pero un golpe directo en la frente con la pistola me hizo retroceder mientras quedaba completamente aturdido vi en silencio como se llevaban mi regalo para marcos junto a otras pertenencias del resto de pasajeros...  Y sin embargo no podía hacer nada.

Comencé a llorar sin poder evitarlo y tan pronto se bajaron del bus pedí la parada más próxima, a solo unas cuadras de la casa de Marcos, me senté en el banco que había frente a la parada y comencé a llorar desconsoladamente, cómo me podía haber pasado esto. ¿¡Acaso me merecía algo así!? Que tan malo habia sid... ¡DIOS!

-¿POR QUÉ A MÍ?- le grité a la calle solitaria cómo si fuera a responderme. Coloqué los pies sobre el asiento y apoye mi cabeza entre las rodillas.

-¿Por queee?-

-¿Por queee?-

Le preguntaba a la calle, cómo si las farolas fueran a entender el dolor que sentía.

Como si llorando iba a revertir lo que habia sucedido...

La sangre corria por mi cara hasta manchar la franela que lllevaba, pero eso no era nada comparado con el dolor que sentía...

Pasaron varios automóviles justo en frente sin siquiera percatarse de mi, y algunas personas que me vieron lleno de sangre también me ignoraron completamente. Quizás evitando un destino como el que habia tenido yo..

Pero nada de eso me importaba realmente...  No es que alguien pudiera hacer mucho tampoco...

-¿Andrés?-

Preguntó una voz completamente familiar, a pesar de que no le habia visto, sabía perfectamente quien era.

-¿Qué pasó?- preguntó con la voz algo quebrada.

-Nada marcos...-respondí sin levantar la cabeza.

-Andrés... Andrés...- Escuchaba como si su voz estuviera a mucha más distancia de la que realmente estaba. Subí un poco la cabeza y las luces de un auto atrás de él me escandilaron un poco así que volví a poner la cabeza entre las rodillas. Pude escuchar como se sorprendió al ver mi frente rota.

-Andrés...- Sentí su mano pasar por mis espalda, seguido de su cuerpo a mi lado… - Todo está bien Andrés...- le escuché decir mientras que con cada palabra su voz se iba quebrando.

-Sé lo que hiciste... Sofía nos comentó... nos extrañó que no hubieras llegado aún...

-…

-Aunque haya pasado eso... Andrés, quiero que sepas que es lo más lindo que alguien jamás haya hecho por mí.

Voltee un poco la cabeza para mirarle.

-Discúlpame Andrés- y seguido de esto Marcos rompió a llorar a mi lado

-Disculpame por no haber confiado en ti... Ahora que veo lo que hiciste me siento tan idiota. Disculpame. De verdad que eran tantas las cosas que pasaban por mi cabeza.

-Tran... tranquilo Marquito- Levanté como pude la cabeza y le mire directo a los ojos, llenos de lagrimas que corrían por toda su cara… Sentía como me partía el ama verle así... Y de algún modo, sabía que él estaba sintiendo lo mismo…

A la tenue luz de los faros y entre lagrimas, pude ver cómo Marcos acercó lentamente sus labios a los míos, buscando calmarme con un beso.

-Todo va a estar bien Andrés...

-Discúlpame por arruinar tu cumpleaños

-Andrés... Nunca antes me había sentido tan especial en uno...

…Gracias…