Marcos II
Marcos me me vuelve a usar a su antojo pero en el camino me muestra una forma diferente de sentir placer, la experiencia final me impulsa a probar nuevas maneras de disfrutar.
Indispensbale leer "Marcos" para entender este relato. Recomiendo también buscar las historias Martín I, Martín II, Martín III y Martín V si quieren ir más alla con el hilo de la historia.
Si les gustan los relatos por favor comenten, son la gasolina que motiva el interés por seguir contando mis historias, tal vez hasta me anime a responder preguntas.
Marcos II
Marcos sujetaba mi brazo izquierdo rodeándolo con el suyo, a la par, con su mano izquierda me sujeta del ante brazo; parado frente a mi me obligaba a mantener la posición inclinando el cuerpo hacia adelante y dejando el trasero expuesto. Las mangas de mi mameluco cuelgan de mis rodillas, confundidos con el bóxer la pretina de la prenda no me permite abrir más las piernas. Mi torso desnudo las manos toscas de uno de los obreros sujetan de mi cintura mientras su miembro me penetra incansable. La cara de marcos refleja una sonrisa algo sádica otros dos obreros con los mamelucos abajo se pajean cerca de mi cara y algunos más esperan su turno para ocupar el lugar de quien ahora me tiene ensartado – estás haciendo un gran trabajo muchacho, sigue así, buen chico - mi culo se llena de leche y mi violador sede su lugar al siguiente de la fila quien luego de escupir en su propia verga me patea los pies para que me abra más antes de ensartarme de un solo tirón (…) Me despierto exaltado, he mojado mi pijama y mis sabanas con semen, una mancha enorme imposible de ocultar, tengo el bazo izquierdo adolorido, he dormido sobre él en una posición incómoda. Me siento en la cama con la boca seca recordando las escenas aún claras de un sueño mojado, no puedo recordar el rostro de ninguno de los obreros que participaron en mi sueño orgásmico salvo el del Señor Marcos.
Los días transcurrieron de forma muy calmada y normal luego de la follada que me diera Marcos en los baños de la obra. El capataz aparecía pocos minutos durante la mañana y la tarde para dar alguna indicación a los obreros, a mi casi no me miraba. Los primeros días estuve evitando también acercarme a las duchas en parte porque mi culito no hubiese aguantado otra embestida como aquella y en parte también porque mi conciencia me instruía a no tentar el destino. Pero el deseo es el deseo y tentado por este termine acercándome nuevamente con la escusa de lavarme antes de salir de la obra. Sin embargo, Marcos nunca aparecía por ahí, no al menos en los momentos en que yo disponía para mi aseo, así que solo me contentaba con admirar los cuerpos desnudos de los obreros de quienes termine siendo puta en mis sueños.
Mi pasantía por la construcción civil llegaba a su fin con el inicio de las clases en la universidad y muy a pesar de lo que quisieran leer, mis aventuras con los obreros se dieron solo en mis sueños y durante mis pajas nocturnas, pero Marcos me tendría reservada una última oportunidad de encontrarme con mi sexualidad.
Una tarde antes del almuerzo, Tobías, me llamo a la oficina, cuando llegue se encontraban también ahí al “Señor Marcos” y otro muchacho que me parece era uno de los chicos que se encargaba de los mandados menores como comprar cosas y hacer que haceres de limpieza.
- Necesitamos ir al almacén por un grupo electrógeno comes aquí rápido y te vas con el Señor Marcos y Manuel –
- Está bien supongo –
- Bueno, pues, yo los dejo, Marcos te encargas –
- Me encargo ingeniero no se preocupe ya con dos ayudantes la cosa cambia –
- Perfecto -
Tobías se fue y me quede con Manuel en la oficina en donde almorzamos casi sin hablarnos. Manuel era un chico menudo, más bajo que yo y con un cuerpo bastante menos desarrollado, a pesar de que debía tener mí misma edad o incluso, tal vez uno o dos años más, su apariencia era la de un chico, super retraído, callado y tímido. Ni bien terminamos de comer nos encontramos con Marcos y subimos los tres en la pickup de doble cabina que la obra mantenía para situaciones como esta. Marcos manejaba Manuel iba a su derecha y yo en el asiento de atrás.
El almacén de mi papá quedaba por esos días en Villa, dentro de un complejo industrial bastante más grande que el espacio de 250 a 300 metros cuadrados que en ese momento tenían alquilado. Pasamos los controles de seguridad, Marcos mostró ciertos documentos que supongo acreditaban tanto nuestra presencia ahí como el motivo que nos llevaba. Ya dentro del complejo estacionamos con la tolva hacia atrás frente al andén de un pequeño hangar semi circular. Marcos bajó y nos indicó que lo siguiéramos, abrió la puerta con la llave que llevaba y entramos al recinto, una vez adentro encendió las luces
- Quiero verlos a los dos en pelotas, ¡apúrense que no tenemos mucho tiempo! –
Nos dijo tras cerrar la puerta. Manuel quien parecía estar ya acostumbrado a estas visitas se apuró a obedecer la indicación de Marcos. Se apoyó contra una de las paredes y se quitó las botas dejando ambas alineadas una al lado de la otra, luego bajo el cierre de su mameluco y se despojo de este con rapidez doblándolo y colocándolo encima de las botas en perfecto orden, finalmente se quitó los calzoncillos los cuales también dobló y colocó con cuidado sobre el mameluco quedándose así solo con las medias puetas. Manuel tenía como ya he dicho el cuerpo menudo, pero para nada flácido, el abdomen plano ligeramente marcado, no podría decir que tenía pectorales prominentes pero su pecho tenía una definición bastante marcada al igual que sus brazos y piernas. Su pene iba en relación con el resto de su cuerpo, a pesar de estar erecto se veía chiquito y delgado con un par de bolas menudas e incipiente bello parecía más el miembro de un niño.
Me quede parado viendo como Manuel se desvestía, con el corazón palpitándome a mil por hora y mi verga creciendo - ¿te apuras? - me apremió Marcos y si hubiera un manual para preguntas idiotas la mía estaría en la lista – ¿qué quieres qua hagamos? - pregunte como si no estuviera bastante claro lo que iba a pasar ahí – que te quites la ropa marica, que te voy a follar como la última vez, que si tienes suerte también te vas con leche extra, y que me digas señor o capataz, ¿algo más o está claro maricón? – Sin más argumentos me empecé a quitar la ropa con displicencia y a diferencia de Manuel fui dejándolo todo tirado por aquí y por allá. Para cuando estuve desnudo mi verga ya se encontraba completamente erecta. Tengo un miembro respetable de unos 18 cm grueso con un par de buenas bolas que cuelgan de él y que según recuerdo ya se encontraba como ahora para cuando tenía 18 años y que atrajeron el interés de Manuel – ¿puedo señor? – preguntó dirigiéndose a Marcos – tu si eres un maldito marica, anda enséñale como se hace una buena mamada – Manuel se me acerco y se me planto delante arrodillándose frente a mi verga, la tomo con una des sus manos y se la llevo a la boca llenándola de saliva, se la saco y con su mano descubrió la cabeza de mi glande haciendo retrocede el prepucio levanto la vista y me dijo – tiene buena verga joven – bajo de nuevo la cabeza y volvió a ocupase de mi verga se la metió como un tirabuzón y de la nadad la hizo desaparecer dentro de su boca se la tragó por completo, hendiéndosela hasta la garganta se apretó el mismo contra mi cuerpo como para asegurar que no quedará nada afuera, una y otra vez repitió la operación, se la metía y se la sacaba fallándose a si mismo la boca con mi inocente miembro que por primera vez era el protagonista.
Marcos había desnudado la mitad de su cuerpo, se me acerco por detrás con el mameluco abierto por el medio y sostenido sobre sus caderas con las mangas colgando a los lados. Se paró detrás de mi y se agacho lo suficiente para que su miembro rozará mi trasero, con sus dos manos me palmoteo las nalgas apretándolas, levantándolas y dejándolas caer, frotaba su miembro en la raja de mi agujero mientras Manuel mantenía el ritmo que se había autoimpuesto haciéndose de mi verga, Marcos acaricio mis nalgas deslizo sus dedos en mi aja y jugueteo con mi agujero lo gro meterme uno de sus dedos sin mucho esfuerzo y fue a por el segundo sin éxito, retiro su mano y luego de escupir sobre ella regreso a la carga logrando esta vez traspasar la resistencia inerte de mi orificio, me dedeo abriéndose camino mientras Manuel se ocupaba de mis bolas. – deja eso y ven para acá – le ordeno a Manuel – trágate mis bolas como sabes hacerlo – Manuel se movió en cuatro patas colocándose detrás de mi y delante de Marcos y engullo la verga del Capataz como lo había hecho antes conmigo, trataba de tenerla toda adentro y se provocaba a si mismo arcadas, era una labor inútil que parecía haber intentado ya antes. Marcos me empujo la espalda haciéndome quebrar el cuerpo y exponiendo mi trasero – las manos al piso – me ordenó. Haciendo equilibrio para no caer separé mis piernas y coloqué las palmas de las manos en el piso quedando en la posición que él esperaba, se dirigió a Manuel y le dijo – tu, lámele el culo dilátalo bien – mientras él se dio la vuelta y se colocó frente a mí me tomo del cabello y me enfundo su verga en la boca, era una posición por demás incomoda tenía el cuello torcido hacia un lado apuntalada mi cabeza por el enorme miembro de Marcos me vi obligado a empinarme y cambiar el apoyo de mis palmas por las puntas de mis dedos, mi agujero recibía los lengüetazos de Manuel su lengua se doblaba haciéndose un espacio dentro de mi esfínter, mientras yo salivaba la verga que estaba a punto de desvirgarme de nuevo, Manuel dilataba mi agujero con su saliva y su lengua. Marcos me hizo mamarle la verga por un buen rato siendo el quien llevaba el control completo de las embestidas contra mi boca – mama marica, chúpalo bien, así, así ¿te gusta no?, ¡de nuevo, desde arriba, eso…! , dado que, en la posición en que me encontraba no tenía mucha movilidad, me la metía y me la sacaba dejándome poca opción para resistirme. luego de algunos minutos decidió que estaba listo para recibirlo, me soltó el cabello y me permitió volver a la posición en la que me apoyaba con las palmas de las manos se paró detrás de mi y me introdujo de un solo golpe buena parte de su verga el golpe y el peso de su cuerpo sobre el mi me hicieron caer de rodillas quedando ahora de perrito, Marco refunfuño, pero se adaptó a mi nueva posición, colocándose nuevamente sobre mi logro penetrarme de nuevo introduciendo la mitad de su enorme animal no sin evitar que chillara por el dolor – vamos marica, colabora que estas bien dilatadito, anda empuja para que te abras bien, eso, así, así, ya vas cediendo - el dolor me partía en dos pero sabía que de nada servía resistirse y que mientras mas pronto la tuviera adentro más pronto el dolor cesaría y hasta podría disfrutarlo, trate de relajarme y me fui comiendo poco a poco la verga de Marcos hasta que lo tuve pagado a mí. – eso, buen chico, buen chico, te la has comido toda sin mucho esfuerzo eh, anda Manuel, mámale la verga que se lo ha ganado – me dio un par de nalgadas y tiro de mis cabellos – ahora viene lo bueno – empezó a embestirme mientras Manuel arrastrándose por el piso se acomodaba debajo de ambos y se comía nuevamente mi verga con destreza. Una y otra vez sentí a Marcos entrar y salir de mí, cada vez que su verga me abandonaba me sentía vació, cada vez que llenaba de nuevo mis nervios se tensaban transmitiendo electricidad por todo mi cuerpo, sus embestidas duraron menos que la primera vez – ohhhh, ohhhh umhhh umhhhh, maldito marica, que rico ajustas uhmmm -, balbuceaba a mis espaldas, pero tan cargado de semen debía estar que al poco tiempo de haberme enculado sentí como se vaciaba en mi interior en medio de gemidos de placer. Se hizo a un lado y termino sentado a un costado mientras Manuel seguía mamándome la verga. A pesar de que sentía mi culo huérfano me generaba mucho place sentir su boca en mi miembro.
Marcos recuperó rápidamente el aliento, parecía enfadado de haber terminado tan pronto – ¡ móntatelo! – le dijo a Manuel con el peculiar tono imperativo con el que se dirigía a él. Manuel dejo mi verga se levanto y se acomodó detrás de mí, acomodo su pequeño miembro y me lo metió de un solo tirón, se enredo a mi alrededor cubriendo mi cuerpo con sus brazos y enmarañando sus piernas a mi trasero como un perro a su perra me folló desordenadamente por un rato sin causarme mucho placer. Marcos pareció darse cuenta de lo que pasaba y le ordeno que se bajara – bájate, esta claro que a ti lo que te acomoda es recibir verga, probemos contigo ¿quieres montar mariquita o solo estas hecho para recibir? – Manuel se bajo y cambio de posición conmigo, ahora era el quien se apoyaba con los antebrazos y las rodillas y yo quien me subía encima. dirigí mi verga a su culo y trate d metérsela, falle en el primer intento, escupí dentro de culo y le metí un dedo como habían hecho otras veces conmigo, lo gire, lo saque y le introduje dos juntos sin mucho esfuerzo, lo dilate por un rato y luego coloque nuevamente mi miembro en su entrada presionando con fuerza logre clavarle la cabeza. Manuel dio un pequeño gemido que ahogo con discreción y levanto el trasero como para que le entre más empuje nuevamente y logre hundirle mi verga hasta la mitad ahora lo tome de la cintura y con una última embestida embutí todo mi miembro en su interior, lo tome como me había tomado el antes a mí, rodeando su cuerpo con mis brazos y piernas como un perro a su perra y me lo folle, fui acelerando las embestidas hasta oírlo gemir – ahhhhh, ahhhhhh , ahhhhh, ahhhhh – gemía Manuel debajo de mi mientras yo apretaba los labios hasta que no pude mes y expulse chorros de semen dentro de su agujero me derrumbe encima de él obligándolo a que se acueste en el piso debajo de mi mientras mi verga expulsaba los últimos chorros de semen.
- Bien hecho chico - escuché la voz de Marcos y caí en cuenta de que seguía ahí.
Me sentí alagado como un hijo cuando su padre se entera de que hizo algo bien y recibe una palmada de este en el hombro, - hazte a un lado que ahora me toca a mí – me baje del lomo de Manuel y marcos se monto sobre él, su culo dilatado por mi penetración previa y humedecido por mi leche facilitó la penetración, no requirió de mucho esfuerzo para tenerlo ensartado hasta las bolas, lo penetro una y otra vez – eso perrita, así mi perrita, muévete como te he enseñado umhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh – gemían los dos casi al unísono – ¿quieres que te la mame? – me pregunto Marcos mientras seguía con las embestidas. Mi verga había perdido rigidez, pero aún no se encontraba del todo dormida, me senté frente a Manuel y abrí mis piernas para darle de comer de mi morcilloso miembro más por recibir aprobación que por el deseo de hacerlo, se le metí en la boca y en poco tiempo la tenía dura de nuevo, luego de algunas embestidas y varias lamidas, eyaculé de nuevo esta vez en su cara luego de acompañar su mamada con los estímulos de mi propia mano.
- Vamos a terminar con esto – dijo Marcos en cuanto vio que me había vaciado por segunda vez, se puso de pie y hizo que Manuel se levantara lo llevo contra la pared cerca de donde Manuel había dejado su ropa y haciéndolo apoyarse lo ensarto de nuevo de una sola y luego de varias embestidas rápidas y varios gemidos y aullidos ahogados de dolor lo lleno de leche nuevamente.
Se sacudió la verga y se la limpio con los calzoncillos de Manuel tirándolos a un lado. Manuel en cuclillas eliminó la mezcla de leches y luego ambo nos vestimos. Cargamos el grupo electrógeno en la camioneta y regresamos a la obra.
Yo me sentí bien de ser el maricón y no la perra, me sentí bien de haberme culeado a Manuel a quien ahora veía por encima del hombro, me gustó la sensación de poder que me dio culeármelo y en cierta forma me avergoncé de mi mismo de haber sido montado por él, vergüenza de haber sido montado por Marcos y vergüenza también de haber sido montado por Martín. Me juré a mí mismo que en lo sucesivo sería yo el activo y nunca más estaría en esa posición sumisa en la que un macho me poseíra a su gusto. No he cumplido el juramento a cabalidad, pero en lo sucesivo tome un rol más activo que pasivo en mis encuentros.
Llegamos a la obra casi al término de la jornada, bajamos el equipo y lo dejamos a buen recaudo y cada uno tomo su rumbo, mi papá ya me estaba esperando hacia un rato. Camino a casa me preguntó si realmente creía que era homosexual y le dije que no, que seguramente estaba confundido que me había gustado ver una construcción desde adentro que había pensado que todo se debía a que sentía cariño por un amigo del colegio al que extrañaba desde que se fue a estudiar a España pero que en realidad prefería a las mujeres. Esto lo dejo tranquilo a él y luego a mi mamá, esa fue la última semana que fui a la obra y también el último encuentro con Marcos y primero y último con Manuel, regrese a la universidad y en el verano fui ascendido de obrero sin privilegios a gerente de asuntos sin importancia, luego de haber estado durante 4 meses con una chica a la que lleve a la casa en el primero momento con la única intención de despejar cualquier duda y volver a ser el hijo querido de mis padres.
Tuve un par de sueños mojados en los que aparecían Marcos y Manuel y otros obreros sin nombres y sin rostros, pero nunca más supe nada de ninguno de ellos.
Fin