Marco y su ansiosa boca 2

Hola nuevamente estimados lectores, como lo prometí, en esta ocasión les relataré la deliciosa cogida que le di a Marco, espero que se exciten tanto como yo mientras la escribía recordando el encuentro.

MARCO Y SU ANSIOSA BOCA-II

Tal y como lo habíamos acordado, al finalizar la semana y cuando faltaban un par de horas para salir, Marco llegó a mi lugar en la oficina y me preguntó discretamente:

  • ¿A qué hora nos vemos?

  • En cuanto se vallan todos nos vemos en el estacionamiento, ¿de acuerdo?

Con la cara de felicidad se retiró sin responder, mientras llegaba la hora, terminé mi trabajo, hasta tuve espacio de entrar a Internet y ver algo de pornografía, el tiempo se fue volando y al percatarme de la hora, guardé mis cosas, cerré mi lugar y salí después de registrar mi salida.

Al salir del estacionamiento, vi a Marco esperándome el la esquina, con una pequeña maleta colgada del hombro, en ese instante pensé en que se vería bien vestido de mujer y buscando clientes para llevárselos a coger, no imaginaba la sorpresa que me llevaría al llegar al hotel.

Lo saludé con la mano y, abriendo la puerta, lo invité a subir, en cuanto estuvo dentro del auto, le pregunté:

  • ¿Tienes algún hotel en especial?

  • Llévame a donde gustes – respondió sonriente -, podemos gozar en cualquiera.

Enfilé rumbo a uno muy discreto, por cierto, es mi favorito, ya que puedo entrar con el auto y nadie se da cuenta de las personas que vamos a entrar, el día anterior compré una botella de ron, refrescos y condones, para no tener que detenernos por nada, el hotel cuenta con servibar y siempre tienen hielos y vasos disponibles, en el trayecto, Marco se acercó a mí, me acarició sobre la ropa el objeto que más deseaba y dijo como si hablara con mi herramienta:

  • Dentro de poco vas a estar dentro de mi culo, quiero que me hagas disfrutar mucho, por favor…

Reí por su ocurrencia y apuré la marcha.

Después de pagar el costo de la habitación, recogí las cosas que compre, subimos y, no bien había cerrado la puerta, se paró frente a mí y me besó con pasión, correspondí a su beso mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos, cuando por fin nos separamos, dijo:

  • Te tengo una sorpresa, espero que te caliente lo suficiente como para que me des la mejor cogida de tu vida.

Me quedé extrañado por lo que acababa de escuchar, pero no tuve tiempo para decir nada, tomó la maleta y se dirigió al baño, cerrando la puerta tras de sí, como no supe bien a que se refería, me dispuse a servir algo de bebida en los vasos mientras regresaba, encendí el televisor y lo sintonicé en un canal porno, en la pantalla apareció una pareja teniendo sexo anal, la chica cabalgaba sobre su cogedor, que tenía un instrumento bastante largo y grueso, bebí algo más de medio vaso mientras pensaba en el placer que se disfruta con ese tipo de sexo, Marco ya se había tardado, pero decidí seguir esperándolo; en la película en tipo se vino a chorros sobre la cara de la chica,  no supe en qué momento Marco abrió la puerta, solo cuando lo escuché decir:

  • ¡Mira lo que te vas a comer!

Giré para verlo y mi sorpresa fue mayúscula, salió vestido de mujer, con peluca y maquillaje leve, se puso una blusa pegada al cuerpo, una falda arriba de las rodillas que no llegaba a ser minifalda, zapatillas altas, y medias, realmente lucía bien, a pesar de que es algo gordito, dio 2 o 3 giros lentos para que apreciara la transformación, a continuación me preguntó:

  • ¿Como me veo?

  • Te ves excelente – dije -, pero me faltaría explorar lo que no se ve para poder darte mi opinión.

  • Si quieres saber que más tengo para ti, debes investigarlo – respondió con algo de misterio en su voz.

Caminó hasta mí, moviendo las caderas rítmicamente, lo tomé por la cintura e hice que pegar su cuerpo al mío, se dejó llevar mansamente, cuando sintió mi tranca, movió las caderas como si estuviera siendo penetrado lentamente, con eso, me puso a tono, mi verga se irguió en tu totalidad, alistándose para el encuentro, Marco, entonces comentó con voz dos octavas más altas:

  • Papito, tienes en tus brazos a la mejor puta del rumbo, te voy a dar todo el placer que es posible.

  • Y, ¿Cómo se llama esta muñequita? – pregunté siguiéndole el juego.

  • Me llamo Eva, a tus órdenes – respondió con su fingida voz de mujer.

  • Pues si eres Eva, entonces yo seré tu Adán, y, como ellos debemos estar desnudos.

Rió con mi comentario, pero no hizo ademán alguno para desvestirse, se retiró un poco y, volteando hacia el televisor, fijó la vista en la siguiente escena de sexo, ahora estaban dos hombres con una chica de tetas enormes, dándole una doble penetración, movió el trasero incitándome a acariciarlo, bajé mis manos para subirle la falda lentamente, cuando estaba casi a la altura de sus nalgas, me sorprendió que llevara puestas las medias con un sensual liguero transparente con encaje, me agaché un poco para poder apreciar la vista de su trasero, cuando levanté un poco más la falda, vi que se había puesto una tanga, cuya parte posterior se perdía en la raja de sus nalgas, hice que girara para verle el frente y noté que el pene estaba aprisionado entre sus piernas, solo se notaba el vello púbico a través de la transparente tela, prácticamente se veía como mujer, solo el bulto casi imperceptible revelaba que ahí estaba un pene oculto.

Mi verga se puso a tope, aún bajo mi ropa, se notaba un enorme bulto que no podía ser disimulado, me levanté para besar la boca que, ansiosa, esperaba por mi lengua, mientras nuestras bocas estaban unidas, las manos buscaban las partes sensibles para darle placer al otro, Marco, o mejor dicho, Eva, puso una mano sobre mi pene y lo acariciaba moviéndola de arriba abajo, con la otra fue desabotonando mi camisa, yo, por mi parte, levanté la falta hasta su cintura y le acaricié las nalgas, le di unos leves pellizcos y se las apreté con algo de fuerza, Eva gimió al momento de sentir que mis manos se apoderaban de su trasero, a poco, fui desvistiendo aquel cuerpo que deseaba ser poseído.

Fuimos descubriendo cada centímetro de piel hasta quedar los dos únicamente con la ropa interior encima, Eva, también se había puesto un sostén, el cuál rellenó de hule espuma para simular las inexistentes tetas, acaricié todo su cuerpo hasta que me dijo:

  • ¡Ya, no aguanto más!, dame tu cosota para chupártela.

  • ¡Tómala toda! – dije mientras me la sacaba del calzoncillo -, ¡hazme gozar Eva!

Era la primera vez que le llamaba por el nombre de mujer, así que decidí tratarlo como si lo fuera en verdad.

  • ¡Me voy a tragar toda esta carne! – comentó mientras veía mi pene -, tengo que acabármela completa.

Se agachó para poder metérsela en la boca, dejándome así al alcance su espalda y, con algo de dificultad sus nalgas, primero, me besó la cabecita tiernamente, después abrió la boca y fue metiéndolo con una lentitud exasperarte, giró un poco su trasero para que le acariciara los cachetes posteriores, lo cuál hice con mucho agrado, mis calzoncillos quedaron en el suelo, después de que los bajó rápidamente; me hizo que abriera las piernas para poder lamerme las bolas, también mis muslos recibieron su parte, su lengua hurgaba por aquí y por allá arrancándome suspiros y gemidos de placer, para poder hacerle  lo mismo, detuve sus chupadas y le dije:

  • Recuerda que te prometí que haríamos el 69, acomódate para que también te la pueda mamar yo.

Se levantó y nos fuimos a la cama, me acosté boca arriba e hice que se pusiera sobre mí, se quitó el sostén y yo lo hice con la tanga, su pene saltó hacia mi cara cuando quedó libre, era algo pequeño y no estaba muy tieso, Eva se tragó de golpe mi caramelo como invitándome a que me tragara el suyo, pero decidí que se lo haría despacio, primero, humedecí mis labios, para darle unos besos en la punta del pene, e a continuación, me metí solo la cabecita lamiéndolo clamadamente, eso hizo que detuviera las deliciosas chupadas que me estaba dando, únicamente pude escuchar:

  • Mmmmmm, qué rico lo haces.

En ese momento supe que le gradaba mi forma de mamar, así que continué con mis chupadas metiendo poco a poco todo su miembro en mi boca, cuando lo tuve todo dentro, moví mi lengua por todo su verga, arrancándole más gemidos, súbitamente lo saqué y lo volví a meter en su totalidad, al sentir lo que le hacía, bajó su pelvis para hacer más profunda la mamada, sentí cómo, casi imperceptiblemente, le fue creciendo dentro de mi boca, al punto en que, al metérmelo todo nuevamente, sentí arcadas que me impidieron continuar con todo su garrote dentro de mí, lo saqué un poco para seguir chupándoselo rico, hasta que me dijo:

  • ¡Estoy a punto de venirme!, bébete toda mi leche – expresó entre jadeos.

Con mi condición de bisexual que soy, me dispuse para recibir su semen, no tardó mucho en vaciar sus jugos internos, los cuales bebí con satisfacción, sabía que pronto me tocaría llenarle el culo de carne, en cuanto se hubo vaciado, se levantó y pidió:

  • ¡Ahora cógeme hasta que me dejes el culo abierto! – dijo mientras se acostaba boca abajo abriendo las piernas.

Me levanté admirando aquel trasero listo para ser penetrado, me puse un condón y, arrodillándome entre sus piernas, me dispuse a darle lo que tanto deseaba, Eva, cooperó abriéndose las nalgas con ambas manos para facilitarme mi accionar, escupí sobre el oscuro anillo que estaba listo para ser cogido, puse la punta de mi garrote en la entrada y empujé hasta lograr meterle la cabecita, los gemidos que brotaron desde el fondo de su garganta, ahora eran más fuertes, pensé en ese momento que, si hubiera alguien en las habitaciones contiguas, podrían escucharlos claramente, pero eso no me importó en lo más mínimo, al contrario, exacerbó al máximo mis sentidos, haciendo con esto que le clavara mi espada de golpe, su culo se abrió al momento en que mi verga lo atravesaba, permitiendo que quedara todo dentro de él, me acosté sobre Eva para iniciar mis movimientos y disfrutar de la cogida.

Eva (Marco) apretó el esfínter para hacerme gozar un poco más, lo cuál agradecí en silencio, ya que al hacerlo, mi pene sentía la presión aumentando las sensaciones, lo tuve bajo de mí por unos minutos, pero, sabiendo que debía hacérselo rico, le pedí:

  • Súbete para que me cabalgues, así puedes controlar el ritmo de la penetración.

Por la expresión de su rostro, supe que no le había gustado que se lo sacara, pero en cuanto escuchó mi propuesta de cambiar de posición, su expresión regresó a ser de lujuria, cuando se levantó me volvió a besar con pasión, esperó a que me acomodara y, trepándose sobre mí comentó:

  • Me voy a acabar tu vergota, te voy a dejar seco de tanta leche que te voy a sacar.

Lentamente se fue metiendo mi pene en su no tan estrecho culo, cuando sintió que ya estaba más o menos a la mitad, se dejó caer son él, metiéndose de golpe hasta el fondo, gemí por el placer que estaba sintiendo, haciendo que se detuviera y me preguntara:

  • ¿Te hice daño?

  • No putita rica, al contrario, es de placer.

Una sonrisa de dibujó en su cara al tiempo en que iniciaba la cabalgata con mi pene dentro de él, los movimientos que hizo me hicieron sentir transportado al paraíso, movió la cadera en forma circular al tiempo en que mi verga entraba y salía de su trasero, luego apretó el esfínter para darme más placer, a continuación se movió de un lado para otro, alternando con los movimientos de adelante hacia atrás, todo esto sin sacar casi nada de mi reata, estaba a punto de venirme cuando me dijo:

  • ¡No te vayas a venir dentro!, quiero que me des toda la leche en la boca.

  • ¡Ya casi me vengo! – gemí -, mámamela ya porque se me sale…

Se levantó inmediatamente y, sacándome el condón, se clavó mi caramelo nuevamente hasta el fondo de la garganta, le detuve por la nuca porque en ese instante mi semen comenzó a brotar a borbotones, mis espasmos del orgasmo los acompañó metiendo y sacando mi verga hasta la mitad, saboreó mi venida con placer, en cuanto dejó de salir semen, se levantó y, acercándose a mí boca, nos fundimos en un beso, compartiendo así el sabor de mi semen.

Cuando despertamos de la reparadora siesta en la que caímos, abracé a mi pareja y le dije:

  • Realmente coges delicioso, espero que yo te haya llenado lo suficiente como para hacerlo nuevamente.

  • Me dejaste agotado – dijo -, pero me gustaría repetirlo cuando quieras, y, si te dejas, también me gustaría cogerte yo a ti, ya sabes que no lo tengo grande y me vengo muy rápido.

  • Podrás hacer lo que desees, a mí también me gusta que me la metan, soy bisexual – fue mi respuesta.

En un futuro les relataré el tercer encuentro con Marco, o mejor dicho la puta de Eva, espero que mi relato les haya gustado, hasta pronto estimados lectores.

Espero sus comentarios en mi correo.

Don Pato

fotografo7@yahoo.com.mx