Marco... En busca de su propia identidad (4)

No recuerdo cuando tiempo llevaba dormido cuando de pronto el frío me despertó y comencé a escuchar un ruido extraño y por precaución decidí no moverme para poner más atención a lo que escuchaba: eran pequeños gemidos, respiración agitada y además percibía movimientos rápidos, sonidos de fricción; hasta que me di cuenta que esos sonidos raros y desconocidos por mí, hasta ese instante, veían de mi primo.

Hola, mi nombre es Marco (autor de El Chico del Chat y La Pasión en el Fútbol) y les presento un nuevo capitulo de serie de relatos titulada "Marco… En busca de su propia identidad" . Para cualquier sugerencia o comentario lo pueden hacer en: jjra2304@yahoo.com.mx y por favor valoren este y todos lo relatos ya que es una manera de que todos los autores nos podamos sentir que nuestro trabajo vale la pena.

Marco… En busca de su propia identidad

Capitulo Cuatro

Conociendo a mí primo

Sin poder protestar tuve que aceptar compartir mi recamara con Diego, además no había otra opción ya que la casa no contaba con otra habitación y después de que mi papá decidió que era mejor que entre primo y yo nos pusiéramos de acuerdo para dormir, mis papás se despidieron de nosotros deseándonos buenas noches y nuevamente nos quedamos solos.

Bueno voy a comenzar a acomodar la colchoneta y las cobijas para ya dormirme… tengo ya mucho sueño –dijo Diego mientras tomaba la colchoneta

Pero… -le dije un poco dudoso… parado frente a él

No te preocupes… tu estas acostumbrado a un estilo de vida y no quiero ser...–dijo Diego acomodando las cobijas sobre el frío piso

Puedes dormir en la cama conmigo –le dije aún con duda y muy nervioso, no entendía porque me estaba sintiendo muy nervioso –al amanecer comienza a bajar la temperatura y el piso se pondrá demasiado frío… por mi no hay ningún problema… además debemos a acostúmbranos a compartir la habitación

Mmm… esta bien me dormiré contigo, ¿que lado prefieres?-dijo Diego doblando las cobijas que ya estaban en el suelo

Bueno casi siempre me duermo pegado a la pared –le dije

Esta bien… dormiré en la orilla –dijo Diego rompiendo el hielo –por cierto ¿Qué tal duermes?

¿Cómo? ¿A que te refieres? –le dije mientras preparaba la cama

A lo que me refiero es a que si tengo que esperar alguna patada durante la noche –dijo Diego entre risas

Y de alguna manera este comentario provoco que se rompiera el hielo que existía y comenzamos a reírnos, supongo que en parte provocado por los nervios de la situación a la que a partir de hoy nos enfrentábamos, ya que por mi parte no me esperaba que de la nada me surgiera de pronto un hermano y un hermano que comenzaba a inquietarme demasiado.

No te preocupes –le dije luego de que las risas terminaron –creo que mi sueño es tranquilo mira para dormir necesito solo dos almohadas... una para mi cabeza

¿Y la otra? –pregunto intrigado Diego

Bueno... la otra la ocupo para abrazarla y sin ella no puedo dormir –le dije con un poco de recelo por temor a alguna burla de su parte – me duermo de lado y la almohada me la coloco entre las piernas

Mmm... –Diego tratando de imaginarse la posición en la que duermo

Mejor te lo muestro –le conteste al observar su cara de confusión

Entonces me subí a la cama sin zapatos y dándole la espalda me acosté de lado recargando mi cabeza en una almohada mientras tomaba otra y la colocaba entre mis piernas y me encogía para quedar mas o menos en posición fetal.

Así es como generalmente me quedo dormido –le dije mientras me mantenía en esa posición.

Como Diego no me decía nada gire mi cabeza hacia atrás para observarlo y al mirarlo a sus ojos me percate que su mirada la tenía en mi trasero, que en la posición que estaba me imagino que lucía mas abultado y por lo tanto mas atractivo. De pronto Diego se percató que lo estaba mirando:

Pues si que has de dormir muy cómodo –me contestó Diego mientras se sentaba sobre la cama dándome la espalda sin ningún pudor –generalmente yo duermo boca arriba y sin almohada

Entonces no será necesario conseguirte otra –le dije mientras me sentaba sobre la cama un poco tímido por lo que acaba de descubrir

Tu no te preocupes, primito ya veras que pronto nos vamos a adaptar –dijo Diego mientras se quitaba los zapatos y sus calcetines

Y me encanto el tono de su voz cuando escuche que me decía "primito", realmente Diego me estaba transformando todos mis sentidos y de pronto ocasionaba que me quedara sin saber que hacer. Mientras el seguía sentado dándome la espalda, mi mirada se perdía en su ancha espalda encontrándome de pronto con las ganas de tocarlo y sintiéndome también el ser mas despreciable sobre la tierra, no podía dar crédito a lo que mi mente me dictaba: acariciar a mi primo, sentir el contacto de su piel con mi mano, eso no era posible ni razonable, las dudas me estaban atormentando por completo.

Mientras me seguía atormentando con mi dudas y miedos, de pronto Diego levanto sus brazos y se desprendió de su playera, quedando desnudo de su espalda ante mis ojos y no si fueron los nervios o lo que yo hasta ese día desconocía: excitación, pero mi cuerpo comenzó a sentir sensaciones extrañas y el deseo por querer tocar lo que veía creció.

El tono de su piel era moreno y me encanto, además se notaba que le gustaba tomar el sol. Su espalda era ancha, dura y conforme mi miraba descendía, su torso se iban reduciendo hasta la cintura reducida, sus huesos de la columna vertebral se le marcaban perfectamente. Mi mirada seguía pedida contemplado la perfección de su torso, era la primera vez que veía a un chico de esta manera.

De pronto Diego giro su cara y me pregunto:

¿Te sucede algo? –intrigado al observarme sentado detrás de él sin decir nada -¿te sientes mal otra vez?

Este... creo que –tartamudeaba un poco y de inmediato desvié mi mirada hacia otro lado para que no se percatara que lo estaba observando –si me estoy comenzando a sentir mal –le tuve que mentir para ocultar mis emociones

Será mejor que llame a tus padres –dijo Diego poniéndose de pie para dirigirse a la puerta

Cuando se levanto de inmediato mis ojos, de manera automática y sin poder evitarlo, se clavaron en su cuerpo y de pie su cuerpo lucía aún más varonil y fuerte, la caída de su espalda más que perfecta, pero yo quería mirar más, sentía la necesidad de verlo de frente y como si hubiera adivinado mis pensamientos, Diego se paro en la puerta a punto de abrirla y se dio la media vuelta y mostrando ante mis ojos su desnudo torso.

Si su espalda me había dejado hipnotizado, verle su abdomen fue algo indescriptible y que nuevamente me dejo sin habla: sus pectorales definidos, tus tetillas rojizas contrastando con el color moreno de su piel, su abdomen marcado y su ombligo rodeado de gruesos vellos negros. Visto de frente su abdomen lucía aún mas radiante y contradictorio con su cintura reducida, sin playera lucía aún más atractivo y varonil, definitivamente se notaba que le gustaba hacer ejercicio, su torso lucía marcado sin ser muy musculoso.

Por lo que me estoy dando cuenta –dijo Diego- creo que si te estas poniendo mal otra vez, será mejor que le avise a mi tío

No... por favor... –le dije reaccionando y tratando de desviar mi mirada hacia otra lado que no fuera su cuerpo –no les digas... me acuesto y ... veras que me pongo bien

Mmm... ¿seguro? –pregunto Diego dudando

Si... de verdad... ya veras... que si... mejor hay que dormirnos ya... –le dije mientras quedaba sentado a la orilla de la cama.

Esta bien –digo Diego no muy convencido –te haré caso.

Entonces me puse de pie y me dirigí a un cajón de mi ropero y comencé a buscar mi ropa para dormir, en aquel entonces aún tenía la costumbre de dormir con un pantalón deportivo (pans) y una playera, al sacarlas Diego me pregunto:

¿Qué haces? –dijo Diego intrigado al ver que sacaba mi ropa de dormir

Pues saco la ropa con la que duermo... mi pijama... –le conteste tímido

Y a poco con toda esa ropa ¿duermes cómodo? –preguntó mientras observaba como se quitaba el cinturón y desabrochaba los botones de su pantalón, afortunadamente la mirada de Diego estaba dirigida hacia su abajo y no se percató que seguía cada uno de sus movimientos

Pues... creo que sí... siempre he dormido así... porque dice mi mamá que con el frío que hace por las noches... me puedo enfermar –le termine de decir eso y de pronto me sentí un niño y me sentí avergonzado de actuar así ante mi primo que a pesar de ser muy joven aún, yo ya lo veía como todo un hombre.

Tal vez Diego se percato de lo que sentía porque no hizo ningún comentario que pudiera hacerme sentir mal, al contrario lo tomo muy normal, comprendiendo que yo a penas tenía quince años y que aún no tenía ningún tipo de maldad y mi inocencia por un momento lo cautivo.

Si... tiene razón tu mamá... pero deberías probar cosas nuevas –me dijo Diego sentado en la cama observando cada uno de los movimientos que yo hacía, como si me estuviera explorando

¿Qué ropa usas tu para dormir? – le pregunte mientras me acercaba y me sentaba a su lado con mi ropa en la mano.

Mmm... por lo general duermo solo con un bóxer y cuando hace frío me pongo solo una playera muy ligera peor sin mangas, ya que no puedo dormir con mucha ropa encima., aunque si te soy sincero prefiero dormir desnudo... pero...

Pero ¿qué? –le conteste sin dejarlo terminar

No creo que a ti te agrade que duerme a tu lado en pelotas –me dijo mirándome a lo ojos fijamente y su mirada me puso muy nervioso, tanto que tenía que mirar a otro lado para evitar observarlo

Bueno... pues sería raro... verte... desnudo –le decía con mucho esfuerzo porque se me hacía un nudo en la garganta por toda la tensión que se me estaba acumulando ocasionada por los nervios que me causaba Diego y de pronto nuevamente mi inconsciente me traiciono cuando menos me lo esperaba y le dije –un día probamos juntos para ver si me gusta a mi también

Esta bien... –dijo Diego sorprendido por mi inesperado entusiasmo –cuando tu quieras

Avergonzado me levante de inmediato de la cama y con mi pijama me fui al baño con la intención de cambiarme para ya acostarme porque había sido un día lleno de emociones fuertes y lo que mas deseaba era que ya terminaran.

¿Te vas a cambiar en el baño? –pregunto Diego

Este... bueno también –le dije en medio de risas

Esta bien... pensé que te daba pena cambiarte frente a mí –dijo Diego

Y esa era la verdad, sentía mucho pudor cambiarme delante de otras personas y sobre todo ahora delante de Diego, quien estaba provocando nuevas sensaciones que desconocía. Colgué la ropa y mientras me quitaba la ropa que traía puesta y tan buenos comentarios había recibido, comencé a llorar sin poder aguantarme más dejándome caer sobre el suelo.

Era ya mucha la presión que sentía sobre mí, mi cabeza estaba llena de miedos y de muchas preguntas sin resolver, no podía aceptar la idea de que me gustaran los chicos en lugar de las mujeres, me preguntaba una y otra vez: ¿por qué a mí?, intentando no caer en algún de depresión o de angustia, me repetí una y otra vez: "son sensaciones pasajeras", de pronto escuche que Diego tocaba la puerta:

¿Te sientes bien Diego? –dijo Diego del otro lado de la puerta

Y como no escucho respuesta de mi parte, ya que estaba tratando de limpiarme las lágrimas y de parar el llanto que en lugar de cesar se incrementaba más, Diego abrió la puerta del baño y como no le había puesto seguro, pudo abrirla sin ningún problema y cuando abrió la puerta me encontró sentado en el suelo llorando tratando de limpiarme las lagrima:

¿Qué te pasa Marco? –dijo Diego hincándose para quedar a mi misma altura -¿por qué lloras?

Y sin saber porque de inmediato lo abrace muy fuerte pegando mi rostro lleno de lágrimas a su pecho desnudo y Diego llevo una de sus manos a mi cabeza, acariciándome muy sutilmente:

Tranquilo… ya… no pasa nada… ya… -me decía Diego muy suavemente correspondiendo mi abrazo –tranquilo… ya va pasar… tranquilo… ven levántate

Ni siquiera tenía fuerzas para levantarme, lo único que hacía era llorar y llorar y entonces Diego con un poco de esfuerzo comenzó a levantarme hasta que logro ponerme de pie, realmente no lo costo mucho trabajo ya que mi cuerpo no era muy pesado y mientras lo hacía, seguí ocultando mi rostro en sus pectorales.

En ese momento me encontraba tan afectado emocionalmente que no me percaté en ningún instante que solo traía puesto un bóxer.

Cuando estuve de pie y al observar que no me movía, Diego me cargo entre sus brazos y me llevo a la cama, lo abracé fuertemente y mis lágrimas no paraban, me deposito sobre la cama y mientras me abrazaba fuerte, sus palabras comenzaron a tranquilizarme:

Tranquilo… no pasa nada… todo estará bien… -con voz suave me hablaba Diego mientras una de sus manos acariciaba mi cabeza y espalda suavemente

Diego quedo en silencio abrazándome, hasta que poco a poco me fui tranquilizando y dejaron de brotarme lagrimas y hasta ese momento me di cuenta que había cometido un error, que explicación le iba a dar a mi primo cuando me preguntara los motivos de mi estado, no podía decirle lo que me estaba pasando, nadie se debería enterar de los cambios que el día de hoy comencé a experimentar, no podía decirle que me llamo enormemente la atención el cuerpo de Alejandro y el suyo, así que no encontraba una explicación de la pudiera salir bien librado. También me di cuenta que estaba prácticamente desnudo y eso también me causo mucho pudor, ya que no solía andar mostrando mi cuerpo a ninguna persona.

Cuando Diego estiro un poco su brazo para tomar un pañuelo desechable, aproveche para apartarme de su lado y me arrinconé en la pared sentado, me sentía avergonzado sin saber que decir y mi primo lo intuyo:

¿Ya te sientes mejor? –preguntó mientras me obsequiaba el pañuelo

Si… ya me siento mejor –le respondí mientras secaba mi rostro -¿me podías por favor pasar otro pañuelo?

Claro –dijo diego y de inmediato me lo dio

Gracias… yo… no se ni que decir… la verdad… nunca me había sentido… así –le decía mientras me sonaba la nariz, el llorar tanto me había provocado fluido nasal

Mira… Marco… no te estoy pidiendo ninguna explicación –decía Diego sentado frente a mí mirándome fijamente a los ojos, sus ojos comenzaban a encantarme –recuerda que yo también pase por tu edad y al igual mis emociones cambiaban de un momento a otro

Pero… no se lo… dirás a mis padres ¿verdad? –le dije un poco asustado

SI tu no quieres no lo mencionare… pero creo que es importante que hables con alguien sobre lo que te pasa, conmigo puedes hablar con toda la confianza… aunque entiendo que nos estamos conociendo y supongo que no me has de tener confianza… pero solo recuerda que aquí me tienes cuando quieras hablar con alguien… y sobretodo conmigo puedes hablar de todo, sin ningún pudor… afortunadamente he vivido muchas cosas fuertes a mi edad y pues creo que te tengo un poco de experiencia… ¿estamos? –dijo Diego con mucha claridad y percate una profunda seguridad en sus palabras

Sus palabras me provocaron un sentimiento de estabilidad y de seguridad, mientras hablaba me sentía protegido y a salvo y nuevamente me deje llevar por mi inconsciente y sin pensarlo lo abracé repegando mi rostro nuevamente a su torno desnudo y fue en ese momento que pude sentir la dureza de sus pectorales y de su espalda:

Gracias… Diego –le dije

No tienes porque darlas… somos primos… casi hermanos y estoy seguro que tu también me apoyarías en determinada circunstancia –dijo Diego conmovido por mi reacción infantil e inesperada –pero creo que será mejor apagar la luz y acostarnos, porque ya es muy tarde.

Me separe de él y por primera vez en todo este largo y difícil día me sentí tranquilo, relajado y seguro, obviamente sin saber cuanto tiempo me iba a durar esa seguridad.

Diego se puso de pie y comenzó a bajarse los pantalones frente a mí dándome la espalda sin ningún pudor y me di cuenta que traía puesto un bóxer corto ajustado de color negro. Mi mirada nuevamente se perdía en ese cuerpo tan esbelto, sus piernas eran muy abultadas y se notaba que las había ejercitado mucho, musculosas y sumamente velludas, contrastando con su torso que lucía muy lampiño. De repente Diego giro quedando frente a mí y esta vez no tuve tiempo de desviar mi mirada hacia otro lado:

¿Sucede algo? –dijo Diego mirándome profundamente a los ojos, por un momento pensé que mi mirada tan obsesiva lo había incomodado

No… no… pasa… nada… -le conteste nervioso

Esta bien… no te alteres… te preguntaba porque escuche ruidos afuera y pensé que tu también los habías escuchado –dijo Diego -será mejor que me asome a la ventana

Y mientras Diego caminaba frente a mí rumbo a la ventana, de repente mis ojos se clavaron en su entrepierna llamándome enormemente la manera en que se le marcaba el bulto, nunca antes me había percatado en eso, era la primera vez que veía el vientre de un muchacho y el de mi primo me sorprendió demasiado, era algo muy grande lo que le colgaba y de manera inconsciente mire mi propio bulto y por supuesto que no había punto de comparación, a Diego se le podían apreciar cada uno de las partes de su masculinidad.

Sus huevos le colgaban y se le marcaban a la perfección, como si el bóxer fuera parte de su piel, eran grandes y muy redondos y lo que más me llamo la atención era como se le veía su verga dormida, la traía acomodada del lado izquierdo y se podría apreciar todo su largo y de sobre manera se notaba su glande, su cabeza y mientras Diego se asomaba a la ventana metió una de sus manos dentro de su bóxer y por lo que me di cuenta se rasco sus huevos y antes de sacarla acomodo su miembro dormido del otro lado. Mi primo lucía como todo un hombre, sumamente varonil y tenía algo que a mi me ponía nervioso, ahora se que eso significaba que mi primo me excitaba.

De pronto sentí como mi pene, que no se comparaba para nada con el de mi primo, comenzaba suavemente a ponerse duro sin ninguna razón y avergonzado de inmediato me metí bajo la sabana cubriéndome hasta el cuello.

Creo que no era nada –dijo Diego volteando hacia la cama y comenzó a caminar –supongo que me siento inquieto por ser la primera vez que duermo en otra casa

Ya veras que pronto esta casa será como tu propia casa –le conteste

Yo espero que así sea… porque no tengo más familia que esta –dijo Diego triste

Bueno… no hay que ponernos otra vez tristes… -le dije –mejor hay que dormirnos ya… aprovechando que estas de pie apaga la luz

Mientras Diego buscaba el apagador, mis ojos seguían recorriendo cada parte de su cuerpo, pero antes de que se pusiera todo el cuerpo oscuro, por última vez dirigí mis ojos hacia su vientre, buscando que esa fuera la ultima imagen del día, quería mantenerla en mi mente toda la noche.

Hoy si que fue un día muy especial –dijo Diego cuando por fin se acostó a mi lado

Si, tienes razón fue un día muy especial… de hecho es uno de esos días que nunca olvidaras en tu vida –dije muy serio

Órale… primito que profundo –Diego en medio de pequeñas risas

Con todo lo que había pasado hasta se me olvido ponerme la pijama que todos los días usaba y aunque parezca raro no la extrañe ni sentía que la necesitaba, me di cuenta que era más cómodo dormir lo más ligero posible.

Apenas se acostó Diego y cubrió su cuerpo de la cintura para abajo con la misma cobija que yo estaba usando ignorando las que mi mamá le había ofrecido y yo de inmediato tome mi posición para dormir, le di la espalda y acomode la almohada entre mis piernas y me encogí para quedar en posición fetal, sin percatarme que mi cuerpo quedaba a escasos centímetros de hacer contacto con su piel.

Comenzamos a platicar de la fiesta y Diego comenzó a hacer preguntas sobre las personas que habían asistido, pero como ya estaba muy cansado de repente me quedaba dormido mientras Diego hablaba y yo entre dormido y despierto le llegaba a contestar con mucho esfuerzo, hasta que sin darme cuenta me quede dormido y alcancé a escuchar:

Creo que mejor te dejo dormir… Buenas noches Marco –dijo Diego al percatarse de que ya estaba prácticamente dormido –que sueñes con los angelitos… como tú

Alcancé a escuchar esa última frase que me emociono y cautivo, pero como estaba ya tan cansado que no pude decir ni pensar en nada más y finalmente me quede profundamente dormido.

No recuerdo cuando tiempo llevaba dormido cuando de pronto el frío me despertó y comencé a escuchar un ruido extraño y por precaución decidí no moverme para poner más atención a lo que escuchaba: eran pequeños gemidos, respiración agitada y además percibía movimientos rápidos, sonidos de fricción; hasta que me di cuenta que esos sonidos raros y desconocidos por mí, hasta ese instante, veían de mi primo.

Comencé a sentirme muy inquieto, nervioso y la curiosidad me invadió e intente moverme lentamente haciéndome el dormido, cuando de pronto sentí la mano de mi primo tocándome el trasero muy lentamente. ¿Qué estaba haciendo Diego? ¿Qué intentaba hacer al tocarme? Por un momento me quede sorprendido, sin saber que hacer.

Esta historia continuará