Marco... En busca de su propia identidad (3)

Diego no dijo nada y solo se limito a verme a los ojos, como esperando encontrar en ellos alguna respuesta. No podía creer lo que escucha, lo que estaba a punto de suceder: iba a dormir conmigo mi primo Diego y sin saber porque comencé a preocupar y me llene de miedo, ¿a qué? No lo sé… a lo mejor a él o lo que comenzaba a sentir.

Hola, mi nombre es Marco (autor de El Chico del Chat y La Pasión en el Fútbol) y les presento un nuevo capitulo de serie de relatos titulada "Marco… En busca de su propia identidad" . Para cualquier sugerencia o comentario lo pueden hacer en: jjra2304@yahoo.com.mx y por favor valoren este y todos lo relatos ya que es una manera de que todos los autores nos podamos sentir que nuestro trabajo vale la pena.

Marco… En busca de su propia identidad

Capitulo Tres

Mi primo Diego

Resulto que Diego era el chico más hermoso que había visto hasta ese momento en mi vida, tal vez no lo era para el resto de la humanidad pero recuerdo que al verlo mi corazón comenzó a palpitar de manera acelerada, comencé a sentirme tan nervioso que mi estomago parecía remolino, todo comenzó a darme vueltas y mis ojos no podían dejar de verlo hasta que comenzaron a nublarse y de pronto… me desmaye.

Afortunadamente no alcance a caerme al suelo porque mi papá de inmediato me sujeto, ya que según me contó él, de pronto comencé a ponerme todo pálido y se imagino que algo así podía ocurrirme y justo cuando se estaba cercando me desmayé y pudo sujetarme antes de caer la suelo.

De inmediato me llevaron a mi habitación, ocasionando una gran conmoción entre los invitados (amigos, compañeros, familiares) que se dieron cuenta cuando mi papá atravesó el jardín conmigo en sus brazos, afortunadamente mi mamá no se percato del incidente hasta mucho más tarde porque se encontraba en la cocina con algunos preparativos de la fiesta.

Ya en la habitación, papá busco dentro del botiquín de emergencias alcohol para que al olerlo pudiera reaccionar, mientras Diego permanecía a mi lado observándome, pero de pronto recobre el conocimiento y me encontraba sumamente confundido, aturdido y lo primero que vi fue a mi primo Diego y conforme volvía a mis cinco sentidos me percaté que no había sido un sueño, que era real, que frente a mi estaba el chico mas guapo del mundo.

Diego al verme que estaba reaccionando tomo una de mis manos y la coloca entre las suyas, situación que provoco en mí muchos nervios y de inmediato la retire e intente sentarme pero un pequeño mareo provoco que me volviera a quedar acostado.

¿Cómo te sientes? –pregunto papá apenas salio del baño con un pedazo de algodón en las manos

Bien… papá… ya me siento bien… deberíamos… bajar –contesté y nuevamente intente sentarme pero ahora lo hacía poco a poco mientras Diego permanecía sentado observándome

No puedes aún… tienes que reposar un momento… ten aspira el olor del alcohol –dijo papá y tome el pedazo de algodón de su mano y de inmediato lo lleve a mi nariz –es más será mejor que baje y cancele todo este escándalo que en nada te va ayudar

Y papá decidido a terminar con mi fiesta de cumpleaños se dirigió a la puerta y de inmediato le grite:

No… papá… por favor… no la suspendas… tu sabes lo mucho que esperaba este día… por favor papá –le dije con un tono de voz chillona intentando detenerlo –te prometo que mañana vamos al doctor y me quedo otro rato en la cama… por favor papá

Tío –dijo Diego –si me dejas opinar

Por supuesto –dijo papá –tu eres parte de la familia

Bueno... creo que no seria justo para Marco suspenderle –decía Diego mientras yo lo observaba sin parpadear los ojos, era la primera vez que le escuchaba hablar pero su voz ya comenzaba también a hipnotizarme –su fiesta, si quieres yo me quedo aquí a cuidarlo y tu bajas a tranquilizar a los invitados

Si… papá… por favor –le dije en tono suplicante

Mmm… esta bien… esta bien, voy a bajar a decir que tu estas bien… pero a ti Diego te encargo que permanezca por lo menos otros quince minuto más acostado

Si tío… no te preocupes… yo lo cuidare –dijo Diego dibujando una sonrisa en sus labios que mostraban sus blanco dientes perfectos.

Papá salió de la recamara y de pronto quedamos en mi habitación Diego y yo, solo nos veíamos y sonreíamos sin decirnos ninguna palabra y fue cuando lo pude contemplar perfectamente ya que lo tenía a escasos centímetros míos, yo permanecía acostado y él sentado al borde de la cama.

Diego en ese tiempo tenía 23 años, con una estatura de aproximadamente 1.75 cm., su cara tenía el rostro más perfecto que yo había visto antes: varonil y guapo, se notaba que era velludo, lucía una barba crecida como de tres días, lo que de inmediato me llamo la atención además de su rostro fueron sus manos: eran una grandes manos a las que se les marcaban sus venas haciéndolas resaltar, luciendo muy fuertes y sobre todo varoniles y eran duras, las venas salían a sus brazos notoriamente luciendo unos músculos marcados.

Y ahora puedo decir que fue a partir de ese momento que nació en mi el vicio de observar las manos y brazos de cualquier hombre con el que me he topado y a pesar de que muchos de ellos no son precisamente atractivo, pero con el simple hecho de que sus manos estén perfectamente marcadas un hombre me puede encantar.

Mi mirada se perdía entre su rostro y sus manos nunca antes me había llamado la atención tanto una persona del mismo sexo como ahora lo hacía mi primo Diego y nuevamente una sensación de culpabilidad de invadió.

Entonces tu eres mi primo Marco –me dijo Diego tratando de romper el hielo y lo incomodo de la situación

Así es… me llamo Marco –le conteste desviando mi mirada a otro lado para evitar sintiéndome culpable por admirar el cuerpo de mi propio primo y sobre todo de una persona de mi mismo sexo

Diego se puso de pie mientras observaba mi habitación y fue cuando lo pude ver de cuerpo entero y pude ver que traía puesta una camisa mas o menos ajustada pero que se podía apreciar los buenos pectorales que tenía y sus brazos marcados, vestía un pantalón de mezclilla (blujean) también ajustado resaltando un estupendo par de piernas y de inmediato comenzó a inquietarme, trataba de desviar mi mirada hacia otro lado, pero cuando me daba cuenta ya estaba contemplándolo nuevamente.

Veo que te gustan las computadoras –dijo Diego al quedar parado frente a mi escritorio sobre el cual estaba mi computadora, sacándome de mis pensamientos

Si… así –le contestaba yo un poco tímido, con recelo – ¿a ti te gusta?

Bueno… me gusta solo acceder al Internet, pero de computación no se mucho ya tendremos tiempo de que me enseñes

Claro… por supuesto… -le contesté comenzando a sentirme mas relajado –te enseño con la condición de que me ayudes a tener un cuerpo como el tuyo –le dije sin haber lo pensando, se me salio esa frase y de inmediato me sentí muy avergonzado, tanto que sentí que me puse completamente rojo

¿Cómo dices? –preguntó Diego un poco extrañado

No… nada… decía que con gusto te enseño lo poco que se de computación –le dije mientras me ponía de pie sumamente nervioso

Me parece perfecto –dijo Diego

Y por un momento me sentí aliviado al darme cuenta que Diego no escucho lo que dije sobre que tiene un buen cuerpo. La plática se fue tornando cada vez más interesante y los dos comenzamos a sentirnos mas relajados. De pronto llamaron a la puerta y resulto que eran mis mejores amigos: Gabriela y Carlos, entraron y de inmediato les presente a Diego y comenzamos a hablar como buenos amigos los cuatro. Gabriela comenzó a bromear con el incidente de mi desmayo diciendo que siempre me ha gustado llamar la atención y que lo había hecho para recordarles a todos que solo yo era el centro de atención en la fiesta. Todos comenzamos a reír y Carlos seguí agregando chistes al respecto y de vez en cuando mi mirada seguía perdida recorriendo el cuerpo de mi primo.

Cuando baje a la fiesta de pronto comencé a recibir muchos aplausos, me cantaron las clásicas mañanitas, recibí algunas porras y la fiesta seguía más animada.

Como era de esperarse mi primo Diego se convirtió en el centro de atención de familiares y compañeros y muy especialmente de mis compañeras, quienes se acercaban con la intención de que se los presentará, las escuchaba elogiando el buen físico que tenía mi primo y yo en mi mente confirmaba cada elogio que alcanza a escuchar.

Durante la tarde lo estuve siguiendo varias veces con la mirada y me di cuenta que no tenía ningún problema en adaptarse con la gente, ya que en todo momento lo veía charlando siempre con alguien muy animado. Cuando nuestras miradas se topaban me saluda muy efusivo.

Mis pensamientos estaban demasiado concentrados en dos situaciones: una era mi primo y la otra a pesar de todo, me seguían invadiendo sentimientos de culpabilidad por toda esta nueva gama de emociones que el día de hoy comencé a experimentar.

Mientras platicaba con algunos compañeros del colegio, me di cuenta que había perdido de vista a Diego y con la mirada comencé a buscarlo por todo el jardín y de pronto mis ojos se toparon con Alejandro, a quien había olvidado por completo porque ahora mis pensamientos giraban entorno a Diego. Mientras observaba a Alejandro inicie una especie de comparación entre el cuerpo de Alejandro con el de Diego y a pesar de que a Alejandro lo había visto desnudo por la mañana en el colegio y a mi primo aún no, llegue a la conclusión de que me gustaba más mi primo que Alejandro y la razón principal era que Diego luce mas varonil y mas maduro, en cambio Alejandro lucía aún un tanto infantil como yo. Pero de pronto pensaba que ¿Cómo era posible que me encontrara pensando quien me gustaba más de los dos? Eso no era posible y no lo podía aceptar a pesar de que en el fondo de mi corazón fuera cierto.

Como estaba sumido en mis pensamientos no me di cuenta que de pronto mi amigo Carlos se acerco y me saco del estado en que me encontraba:

¿Qué te pasa amigo? ¿Te sientes otra vez mal? –me pregunto Carlos al observar que yo permanecía distraído

No… no me pasa nada… no te preocupes -le dije sin poder apartar mi mirada de Alejandro

Mmm… ya se entonces estas enamorado ¿verdad? –me contestó y me puso su brazo sobre mis hombros y me pregunto –haber dime ¿Quién es ella?

Por un momento me quede sin saber como reaccionar, Carlos me conocía muy bien y sabía que algo me estaba pasando y su idea me aterro aun más: ¿será posible que yo me pueda enamorar de un hombre, de alguien de mi mismo sexo?, no podía ser posible eso, no podía soportar ni pensarlo, era algo que no me podía pasar a mí.

¿Cómo se te ocurre eso? –le dije yo mientras cambiaba mi estado de animo.

Bueno ya veras que le tiempo me dará la razón –dijo Carlos y se alejo de mi lado para integrarse en la plática con otros compañeros

Y aprecio nuevamente a mis ojos Diego y esta vez no me agrado lo que veía: estaba Diego platicando con mi amiga Gabriela y por lo que pude percibir los dos estaban coqueteando, conocía muy bien a mi amiga y por su actitud sabía que Diego la había flechado y comencé a sentirme extraño, me estaba sintiendo celoso y eso no era posible, no lo aceptaba, pero así era y no podía soportar la idea de que alguien que no fuera yo, estuviera recibiendo mucha atención por parte de mi apenas conocido primo.

El resto de la tarde siguió muy animado y conforme llegaba la noche mis compañeros del colegio se comenzaron a marchar, se despedían de mi, diciéndome lo padre y animada que había estado la fiesta y que se habían divertido mucho, varias compañeras seguían insistiendo con el asunto de mi primo y algunas ya me llamaban primo.

Mientras tanto seguía observando con mucho recelo la manera en que mi amiga Gabriela y Diego platicaban en un lugar apartado del jardín, afortunadamente Alejandro se llevo a su prima y Diego se fue a platicar con algunos integrantes de la familia que desconocía.

Antes de que Alejandro se fuera pasó a despedirse de mí:

Espero que estés mejor y que sigas disfrutando de tu gran día… estuvo muy divertida la fiesta… gracias por haberme invitado –dijo Alejandro mientras alargaba su mano para despedirse y no me soltaba

Gracias a ti por haber asistido… -le dije y me dio la impresión que de pronto sentía que con uno de sus dedos me acariciaba la mano

Por cierto… te debo tu regalo –me dijo un poco apenado –pero ya veras que pronto te lo daré –lo dijo en un tono un poco raro para mí y que a la vez me inquieto y a pesar de todo lo que me pasaba no podía negar que Alejandro tenía una sonrisa tan cautivadora que lo hacía lucir sumamente atractivo

No es necesario con tu presencia y amistad bastan –conteste y aún seguíamos agarrados de la mano despidiéndonos

Bueno… Marco que la sigas disfrutando mucho –y enseguida se acerco para darme un abrazo mientras una de sus manos acariciaba mi espalda y volvió a decirme lo que tanto me temía y que en el fondo deseaba escuchar –de verdad Marco que hoy luces muy atractivo… insisto si fueras mujer

Y Alejandro se separo de mí y sin decirme más se alejo a buscar a su prima Gabriela y antes de salir de la casa me busco con su mirada y me regalo una última sonrisa dejándome lleno de dudas y miedo, miedo a lo que veía venir, miedo a aceptar los nuevos sentimientos que en mi comenzaban a florecer y sobre todo miedo a aceptarlo y afrontarlo.

Finalmente los invitados se redujeron a unas quince o veinte personas entre las que se encontraban tíos y primos, los cuales siguieron diciéndome lo mucho que estaba creciendo y lo guapo que me estaba poniendo así como también Diego recibió algunos piropos por parte de ellos y el tema de conversación giro en torno a su familia recién fallecida y ahí fue donde me entere que al igual que yo, Diego había sigo hijo único y que su papa siempre le hablo de toda mi familia pero que, por resentimientos personales, nunca antes había conocido y por lo que platico Diego nos dimos cuenta que había sufrido mucho por las amarguras de sus padres.

También platico Diego que desde que tenía uso de razón siempre le intereso el fútbol y desde pequeño jugaba en equipos hasta que llego a formar parte de las fuerzas básicas de un equipo de la Primera División y como parte de la beca que tenía, además de jugar fútbol tenía que prepararse con una carrera profesional y que Diego había iniciado con sus estudios en Arquitectura y con eso prácticamente tenia resulta su vida; haría lo que mas le apasionaba en el mundo: jugar fútbol y a la par estudiar una carrera, pero que desgraciadamente hace aproximadamente dos años durante un partido, tuvo una fuerte lesión afectándole demasiado su rodilla y que a pesar de dos operaciones que le hicieron, los médicos del club le informaron que jamás podía volver jugar como profesional y por lo tanto le quitaron su beca. Cuando Diego platicó este hecho ante toda la familia, no pudo reprimir algunas lágrimas a pesar del gran esfuerzo que hacía por evitarlo.

Y verlo así, al borde de las lágrimas mientras contaba lo duro que fue para el y para sus padres afrontar esa situación, me dieron muchas ganas de irlo abrazar y consolarlo, pero era algo que a lo mejor para el resto de la familia no hubiera estado mal, pero para mí era muy difícil de hacer por todo lo que comenzaba a sentir.

Para finalizar Diego dijo que abandono sus estudios porque sus papás no podían pagar la Universidad y en ese momento mi papa, que a pesar de ser siempre muy duro en el fondo es una persona muy noble, se levanto y dándole una pequeña palmada en la espalda le dijo delante de todos que a partir de este momento lo considerara como un padre y que volvería a estudiar.

No lo pude evitar y se me escaparon algunas lágrimas pensando en todo lo que había vivido mi primo Diego siendo tan joven y yo no solo fui el único varios de mis familiares se sintieron así, convirtiéndose en una especie de "momento mágico" que quedara para siempre en nuestras mentes. Afortunadamente nunca falta el tío simpático y con las clásicas anécdotas familiares logró romper el momento de tristeza que había de pronto en el jardín.

La noche avanzaba y mi familia comenzó a retirarse y de pronto solo quedamos: papá, mamá, Diego y yo en el jardín.

Como ya era cerca de la media noche papá dijo que ya era hora de dormir y que había sido un día muy agitado para todos, "Dímelo a mí" pensé yo.

De pronto me percate de un problema que había y que con todo lo que me atormentaba no había puesto atención. La casa solo contaba con dos recamaras: la de mis padres y la mía, además del estudio, entonces ¿donde iba a quedarse Diego?

Mira Diego –dijo papa mientras subíamos las escaleras, mama y yo los seguíamos –la casa es pequeña porque nosotros solo somos tres, entonces espero que no te sientas incomodo con este pero… tendrás que compartir la recamara con Marco… ¿verdad Marco que no hay problema contigo? –me dijo papá sin darme oportunidad de objetar

Claro que no papá –le dije resignado sabía que no podía ponerme a discutir con papá ya que a él nunca se le gana ni discute

Entonces llegamos a la puerta de mí recamara y papá la abrió y continúo diciendo:

  • Como te podrás dar cuenta, solo hay una cama afortunadamente es matrimonial ya que a Marco nunca le gusto dormir en una cama individual… entonces solo hay dos opciones para salir del problema este día: la primera es que duermas al menos por esta noche junto Marco en su cama y la segunda si quieres podemos poner alguna colchoneta en el suelo, no te la recomiendo porque como ya vez esta comenzó a subir la temperatura ¿Qué dices?–dijo papá

Diego no dijo nada y solo se limito a verme a los ojos, como esperando encontrar en ellos alguna respuesta. No podía creer lo que escucha, lo que estaba a punto de suceder: iba a dormir conmigo mi primo Diego y sin saber porque comencé a preocupar y me llene de miedo, ¿a qué? No lo sé… a lo mejor a él o lo que comenzaba a sentir.

Continuará