Marcelita (2)

Mi vecina que estab de miedo y mal atendida por su marido, estuvimos una semana en la playa con nuestras familias y la oportunidad de repetir.

Marcelita II

Continuo con la historia de Marcelita, enviada el 28 de Junio pasado.

Como les relaté en esa oportunidad, se me presentó la oportunidad de comerme a mi vecina Marcelita que está casada y muy mal atendida por su marido.

Después de 3 meses del encuentro, la semana pasada la invitamos con mi señora a nuestra casa que tenemos en la playa a pocas horas de esta ciudad, para pasar una semana de descanso y su marido aceptó muy contento, ya que necesitaba dijo necesitar unos días de ralajo después de largas sesiones de trabajo que ha tenido en los últimos meses.

Yo no había intentado nada con de ella desde la única vez que tuvimos relaciones, pero en cada oportunidad que nos topamos, nuestras miradas se cruzaban y los deseos afloraban solos, era cosa de paciencia, ya que tendríamos una oportunidad en cualquier momento.

Llegamos a la playa el sábado en la noche y su marido se regresaría el domingo en la tarde por trabajo pendiente y volvería el jueves en la tarde, para regresar todos el domingo.

La oportunidad estaría entre la noche del domingo y la tarde del jueves, mientras su marido no estaba, la situación era tener una oportunidad los dos solos, pero con tanto niño y mi señora ahí era muy difícil y tendría que idear la oportunidad para abordarla.

El domingo en la mañana fuimos al supermercado cambas familias y entre carros y pasillos le dije mis intenciones y me dijo muy seca que no, que lo, pasado, pasado era y no se volvería a repetir, pero agregó que además con sus niños y mi señora era imposible, pero esa última sentencia me indicaba que había una oportunidad y debía aprovechar.

Pasó el domingo y el lunes, fuimos a la playa y ella en bikini tomando sol era una preciosura, la contemplaba disimuladamente y me tendí cerca de ella para poder conversar y observarla de cerca, mi señora dormía, los niños en la orilla jugando con la arena y me hice el dormido y pude observar como me miraba, lo cual me excitaba, levante la cabeza y le tire un beso, ella se agachó rápidamente y se puso a mirar para el otro lado.

Tenía todas las señales de que ella accedería, pero estaba consciente que me rechazaría para aparentar que era obligada.

Llegó la noche del lunes y comenzamos a retirarnos a nuestras habitaciones, mi señora se acostó mientras yo veía TV, como a la medianoche le dije que iría a caminar ya que no tenía sueño.. mi intención era ir a buscarla y salir juntos a caminar para poder estar solos. Salí a l patio y le golpeé la ventana, asustada se asomó en camisa de dormir y podía imaginar su figura, lo que pensé se negó a salir y me dijo que estaba con su hijo menor en la cama, le insistía y me cerró la ventana, en realidad estaba muy asustada a que nos pillaran.

Volví a mi dormitorio y mi señora estaba dormida, por lo cual salí nuevamente pero en dirección a su dormitorio que estaba con la puerta cerrada, la abrí en silencio y con toda la casa obscura y me metí lentamente, me coloque a su lado y metí la mano y la toqué, dio un salto y se sentó en la cama. Me rogó que saliera que nos pillarían, que mañana haría cualquier cosa para poder estar juntos lejos de la casa, yo no le presté atención a sus ruegos y le comencé a acariciar sus pechos sobre su camisón, luchando con sus manos que me lo impedía, pero al ver que no paraba, me dio una palmada en las manos, lo cual me molestó y las retiré, lo que aprovechó para acostarse y darme la espalda.

Yo estaba decidido y ver su figura al trasluz, me excitó y me acosté a su lado, rodeándole su pecho con mis brazos e imbistiéndola con mis movimientos de cadera, así estuve por unos minutos y comenzó a ceder y respirar agitadamente.

Su hijo dormía al extremo de la cama y me pidió que la dejara, ya que se podía despertar, pero su cuerpo nuevamente decía lo contrario, por lo cual lentamente comencé a sacarme los pantalones y la camisa, quedando desnudo con mi cuerpo pegado a su espalda.

Ya no había vuelta atrás, esta era la oportunidad y no la perdería, le acariciaba todo su cuerpo bajo el camisón y poco a poco se fue dando vuelta y en un momento se sentó y se sacó el camisón, quedando ambos completamente desnudos.

Fue un momento de gloria en que nos acariciábamos efusivamente y disfrutaba cada centímetro de su cuerpo, la excitación era a mil, nos besábamos apasionada pero torpemente, nuestros cuerpos apretados y con la respiración muy agitada, lentamente comencé a abrir sus piernas y colocarme encima, si vagina lubricada como nunca por lo cual comencé a penetrarla lentamente mientras movía sus caderas. Demoraba la penetración y me empezó a pedir que se lo metiera y en ese momento le dije

No tenía miedo, quizás debiéramos dejar esto aquí y olvidarnos, mira que si nos pillan sería la ruina para ambos

Me respondió "Dime cualquier cosa, pero de aquí no sales si antes terminar lo que comenzaste, lo que pasa que me da miedo esta situación, pero una buena penetración me lo quita inmediatamente".

Continué con movimientos lentos para hacerlo mas durable y ella levantó sus piernas y me las cruzó por la espalda, luego me tomó del cuello y me dijo " ahora lo quiero todo adentro o te juró que esta será tu última oportunidad de hacerlo conmigo" le pregunté " es decir que si lo meto se repetirá nuevamente?" y respondió muy pegada al oído "si y mañana como plazo máximo".

Me dejé de tonteras y la embestí como un animal con una velocidad que me agotaba, pero quería terminar pronto, ya que era muy peligroso donde estábamos. Duramos menos de cinco minutos y luego de unos orgasmos múltiples, se relajó y me dio un beso apasionado y me comentó que nunca había sentido el placer como ahora y no sabía que era multiorgásmica, ya que con suerte era una vez.

Me incorporé y comencé a vestirme, me tomó de la mano y me ofreció nuevamente su cuerpo, estaba que ardía, pero era mejor dejar para mañana y evitar ser pillados.

La besé nuevamente y salí silenciosamente y me quedé tomando aire y recuperándome en la terraza, no había pasado 20 minutos y aparece mi señora, que se había desvelado y salió a tomar aire también.

Luego les contaré que pasó al día siguiente