Marcas de ayer 4

De poco sirven las contemplaciones ante una decisión que ya ha sido tomada.

Antes que nada quiero agradecer sus comentarios y mensaje los cuales son más que bienvenidos,  la historia puede parecer algo confusa pero esta llena de sentimientos y situaciones un poco raras que al final solo sirven para describir un poco la hermosa vida.


Ahora a mis veintisiete años, con un trabajo muy bueno y estable, con todo lo vivido superado, sin pareja pero feliz dentro de lo que cabe, Sara se fue a Madrid con Julieta, debido a que les ofrecieron trabajo allá, yo no quise ir porque ellas se merecían estar un tiempo a solas.

A veces  en el crepúsculo del día solo tomo una copa y los recuerdos bonitos que viví con Claudia me invaden, realmente la quise y es hay donde viene mi maldición, porque es el crepúsculo  mi peor momento del día. A esas horas es fácil  llevarme al Infierno, porque si el diablo existe debe tener claro que yo en la tardecita  no sirvo para nada y me consumen los recuerdos, tanto que mis piernas empiezan a flaquear y yo termino llorando o sino durmiendo bien borracha en el sofá de la sala.

Harta de todas las cosas que había vivido y sobre todo fastidiada de los recuerdos me tome mi último trago (tequila). Tenía que seguir, al fin de cuentas que es la vida sin esas cosas que te permiten ser como realmente eres, y yo puedo ser de apariencia agraciada y muy fría y sería pero soy una sentimental de primera.

El día de mi descanso, estaba en casa trabajando en unos adornos de madera que quería poner en la sala, cuando de repente escuche que tocaban la puerta y me decían -Ábrame ya, señorita, por favorcito- era la voz de una niña no mayor de ocho años.

Abro la puerta y veo a una niña muy bonita con unos ojos en color azul cielo y cabello castaño, parada en el umbral de mi puerta.

Niña.- Hola.

Fernanda.- Hola

Niña.- Buenas tardes, señorita, me llamo Gabriela, soy su vecina ¿puedo pasar?

Fernanda.- buenas tardes Gabriela, soy Fernanda y pasa. ¿Qué se te ofrece?

Gabriela.- Necesito su ayuda, ¿me va a ayudar, Fernanda?

No sé qué contestar, parece una niña educada y de buenos sentimientos, ¿Qué querrá?

Fernanda.- ¿En qué necesitas mi ayuda Gabriela?

Gabriela. Necesito que entre en mi casa y rescate al conejito que esta allí encerrado.

Fernanda.- ¿Qué?

Gabriela.- Es que mi prima compro un conejito, porque lo van a matar en el laboratorio de su escuela, y el conejito es mi amigo.

Fernanda.- ¿me estás pidiendo que me meta a robar en tu casa?

Gabriela.- por favorcito ayúdeme señorita Fernanda.

Fernanda.- Supongamos que acepto a ayudarte, ¿qué hago después con el conejito?

Gabriela.- se lo trae para acá, me lo guarda unos días. Yo compró su comida, y usted solo se encarga de cuidármelo y esconderlo.

Mmm, Demonios lo que me faltaba que una niña quiera que me meta a su casa a robarme un conejo, porque no mejor le dijo que le puedo regalar uno, si ella quiere... Esa sonrisa y esa mirada, mmm Fernanda, Fernanda no le puedes decir que no a esa niña.

Fernanda.- y ¿como se supone que entrare en tu casa? -La sonrisa de Gabriela al escuchar mis palabras es impresionante, solo espero no meterme en problemas.

Gabriela. - Fácil, te doy la copia de la llave de la puerta delantera y entras por allí de noche, y aquí traje un croquis de mi casa, el conejito esta en la sala, en una jaulita, puedes tirar la llave debajo de mi puerta, que esta señalada de rojo en el croquis, luego cierras la puerta y ya.

Fernanda.- Lo tenías todo planeado.

Gabriela.- Nunca dude que me ayudarías, he estado observándote cuando estas en la terracita cuidando las plantitas y siempre estas triste, y como dice mamá un poco de diversión no le cae mal a nadie.

Fernanda.- ¿cuántos años tienes, Gabriela?

Gabriela.- casi nueve.

Esta niña me sorprende y no se porque pero siento muy agradable su presencia, como me gustaría tener una hija como ella, capaz de hacer cualquier locura por lo que ama, aún que sea por un conejito.

Fernanda.- ¿y tus padres Gabriela?

Gabriela.  - Mi papá abandono a mamá cuando estaba embarazada, eso dice mi abuelita, y mamá trabaja casi todo el día para que no me falte nada.

Fernanda.- y ¿tu con quien te quedas?

Gabriela.- Con mi prima pero a veces me quedo sola casi todo el día. Mi prima tiene 16 años y mamá tiene como tu edad.

Fernanda. - ¿qué tal si nos descubren?

Gabriela.- no, nos descubres, todos los de por aquí  trabajan o estudian.

Recuerdo que de poco sirven las contemplaciones ante una decisión que ya ha sido tomada. Punto. Voy a ayudar a Gabriela en pocas palabras, voy a robarme a ese conejo, la llave ya la tengo en mi poder, y ya tengo un kilo de zanahorias y alimento especial para conejos.

Listo, fue una tarea fácil, solo espero que no me hayan visto entrar los vecinos, sino estaré perdida. El conejito esta hermoso, es una bola de ternura andando, ahora hay que enseñarle a que haga pipi en un solo lugar. Pero ¿cómo demonios le enseño hacer pipi en un solo lugar?.

Gabriela.- Tenemos un problema Fer

Fernanda.- ¿qué problema, Ela?

Gabriela.- No sabemos si el conejito es conejito o conejita.

Fer.- Fácil, vamos con el veterinario para que lo revise.

Ella.- ¿Le aran daño?

Fer. - Claro que no, al contrario revisaran si esta bien de salud, es como si tú fueras al doctor para que revise tu salud.

Ela.- que bueno que la conejita este bien, y ya sé como se va a llamar: Habichuchis.

Fer.- Me parece bien, ya que esta muy bonita, ojos delineados en negro, orejas con contorno en negro y un lunar negro en su cuerpo que contrasta con su pelaje blanco.

Había conseguido tocar  fondo días antes de la visita de Gabriela. Si he sabido le prendo veladoras para que apareciera antes a tocar mi puerta. Y fue así que me vida dio un giro inesperado, en el trabajo me iba muy bien, y en lo personal ya no me sentía sola, esa conejita que salve de la muerte me esta salvando a mi del desastre de mi vida si quieren llamarlo así.

Habichuchis era un encanto y muy inteligente, solo hacia pipi en un solo lugar, comía de todo, tomábamos una siesta en la hamaca en la tarde, después de comer y antes de que llegara Ela a jugar con ella. Los sábados por la noche la sacaba a pasear al parque, me divertía ver como las personas me miraban porque andaba con mi conejita como ellos andaban con sus perros.

Gabriela.- Dice mamá que si quieres ir a cenar hoy a la casa, que ya es tiempo que te conozca ya que siempre le pido permiso para venir a visitarte.

Fernanda.- ¿Es quiero o debo ir?

Ela.- No le digas a mamá sobre Habichuchis.

Fernanda.- Ni loca le dijo la verdadera razón de que su hija vienen a visitarme, puedo ir a parar a la cárcel, no por robo sino por allanamiento de morada.

Gabriela.- Habichuchis esta gordita, hay que hacerle ensaladas para que este en forma

Fernanda.- Come mejor que nosotras.

Gabriela.-  jajjaja tienes razón. Te espera mamá a las 8, nos vemos mañana.

Qué nervios Habichuchis conoceré a la mamá de Gabriela, no se porque me siento muy nerviosa, sabes ya considero a Ela parte de mi vida, la quiero, despierta un lado maternal en mí. ¿Crees que me veo bonita? Espero que cuando se entere de mis preferencias sexuales no aleje a Ela de mi lado, que hariamos sin ella, ya que le da alegría a esta casa. Señorita usted se queda aquí en el cuarto y nada de hacer desastre o dormirá en la sala. Te amo Habichuchis.

Fernanda.- Buenas noches.

Mamá de Ela.- Buenas noches.

Fernanda.- Soy Fernanda Dubrinsky... Traje este obsequio para ti.

Mamá de Ela.- mucho gusto Fernanda, gracias por el obsequio, soy Adriana Briceño.

Dios la mamá de Ela esta hermosa, sus ojos me hechizaron y su sonrisa ya me despertaron las mariposas del estomago, ¿qué estoy pensando?

Adriana.- Pasemos a la mesa. - ¡wow! Que mujer más hermosa, que ojos más lindos, no quiero alejarme de ella, su presencia me lleno este vació que siento en el pecho. Dios no permitas que me ilusione con ella.

Fernanda.- Muy rica cena, cocinas muy bien Adriana, y por tu hija no te preocupes no me causa molestia que vaya todos los días a mi casa, al contrario me gusta, me divierto mucho con ella y Habichuchis la quiere mucho.

Adriana.- ¿Habichuchis?

Fernanda.-  Mi niña, una conejita divina.

Adriana.- tan seria que te vez y tienes de mascota a una conejita, yo pensé que Habichuchis era un pitbull.

Fernanda.- jajajaja, no me gustan los perros, solo los conejitos y loros.

Adriana.- Ahora entiendo porque mi hija va todos los días a tu casa.

La cena fue muy amena, me agrado la compañía de Adriana, me despertó sentimientos que ni siquiera conocía, espero las cosas sean diferentes, me impacto su pregunta ¿quisieras borrar el pasado? Porque en tu mirada hay dolor, mi respuesta me dejo helada el pasado, presente, y futuro son pilares que no se pueden romper, ya que uno depende del otro. Aunque algunos sean agobiantes y nostálgicos, uno tiene que aprender a estar con ellos. Con eso me di cuenta que empezaba una nueva vida.