Marcado. Cap. 1 ¿El inicio?

Un chico deja atrás su vida pasada en el momento que cruza unas misteriosas puertas de un callejón oscuro y llega a un lugar... un tanto peculiar, lleno de experiencias y cosas nuevas por descubrir.

Me encontraba en un callejón oscuro y angosto iluminado por el cartel de neón que se encontraba frente a mí, sobre una puerta doble de metal, marcada con varias capas de carteles publicitarios descoloridos y rasgados, de no ser por el letrero, la puerta podría ser completamente invisible. En el cartel se leía “Buy Pdise” y junto a él había una flecha apuntando hacia abajo invitándote a pasar.

Me costó un poco enfocar las letras que faltaban del letrero… ¿Bunny’s Paradise? No entendía nada de lo que veía, una cosa si tenía por seguro. Si me quedaba más tiempo en este callejón me iba a congelar. Me acerqué a las puertas y pude escuchar el lejano murmullo de música electrónica. Volteé a ambos lados del callejón para asegurarme de que no había nadie más junto a mi; las personas caminaban por la calle despreocupadamente, llevaban bolsas de compras navideñas, los niños jugaban y corrían. Un grupo de ejecutivos pasaron frente al callejón, algunos hablando por sus manos libres, otros charlando con sus colegas. Nadie parecía percatarse de la existencia del callejón.

Mirando en retrospectiva al preciso momento en el que decidí empujar las pesadas puertas de metal para adentrarme en el “Paraíso de los conejos” siento que no fue un error… fue un impulso, un grito de ayuda para escapar de mi rutinaria vida. Un empujón del destino, arrastrándome a nuevas experiencias y vivencias. Sí de algo estoy seguro es que ese momento, no fue un error.

Al entrar entrecerré la puerta a mis espaldas, en parte por miedo a quedarme encerrado y en parte tratando de dejar el frío a mis espaldas, el mundo, las personas que conocía, mi vida.

Cuando finalmente logré adaptar mi visión a la oscuridad me di un sobresalto. Por poco no caigo a lo que parecía el vacio. Ya que la pasarela en la que me encontraba estaba suspendida en las alturas, sin barandas para evitar que cayera abajo. Me dirigí hacia la escalerilla, puse mi pie en el primer peldaño, asegurándome de que sostuviera mi peso. Coloqué mis manos en la barandilla, ignorando el frio que casia hería al tacto. Ignoré el malestar y me propuse a bajar por la escalerilla. A medida que bajaba el sonido de la música electrónica llenaba mis oídos y me ayudaba a ignorar el chirrido metálico de la escalerilla. El camino abajo me pareció una eternidad, calculo que era una bajada en línea recta de por lo menos 10 pisos, como mínimo. Cuando llegué abajo tenía las manos entumecidas; gracias a la luz que salía de la rendija de la escotilla que estaba en el suelo frente a mi pude ver que mis manos estaban casi alarmantemente rojas, el frio del metal me había quemado las manos. Era un poco… ¿antinatural? La cantidad de luz que salía por las rendijas, pero ignoré eso porque podría ser solo mi imaginación, ya que mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad de la sala donde me encontraba. Me agaché frente a la rendija, escuchando como el sonido de la música a todo volumen retumbaba en mis oídos, agarré la manilla para abrir la rendija, tome una bocanada grande de aire, me armé de valor y jalé la pesada escotilla.

¿El inicio?

La música estaba quizás demasiado alta para mi gusto, hacia mi cuerpo retumbar al ritmo del bajo. Di un salto dentro del pasadizo y caminé hacia la música, en sentido a la angosta puerta de madera enmohecida frente a mí.  Al abrir la puerta la intensidad de la música se elevó, la música hacia que mis dientes resonaran, y es que, frente a mi lo único que veía era una pared de cornetas de distintos tamaños, cables verdes, rojos, blancos y amarillos hacían su camino por el suelo. Miré atrás, a la diminuta habitación a mis espaldas, con la escotilla del techo abierta, y con la adrenalina corriendo por mis venas me di la vuelta y caminé siguiendo los cables.

No era una tarea fácil caminar por la grieta donde estaba, ya que el espacio entre el muro de ladrillos y las cornetas era tan angosto que no podía ni colocar mis hombros derechos. Me arrastré como pude, tratando de no enredarme con los cables y removiendo las telarañas de mi camino.

Me tardé lo que pareció una eternidad para salir de la grieta, ya que me enredaba constantemente con los cables mientras la música hacia que me lastimara los oídos y que todos los órganos de mi cuerpo retumbaran. Cuando salí de esa grieta infernal me derrumbé en el piso por unos segundos recobrando los sentidos y acostumbrando mis ojos a la intensidad de la luz artificial que llenaba la sala. Me arrastré hasta una banca de madera larga y me senté unos segundos. Sentía un pitido en los oídos como cuando estas bajo el agua y pierdes la presión del aire. Esperé un rato a que se pasara la sensación, pero la música que seguía resonando en la habitación no ayudaba mucho. Mire a mi hacia abajo, mi ajustado pantalón negro estaba rasgado, lleno de polvo y telarañas, mi camisa, estaba estirada como cuando alguien te jala muy fuerte, caía holgada sobre mi abdomen y mis zapatillas negras converse no habían sufrido mucho daño, ya que estaban igual de sucias y rasgadas como cuando me las coloqué en mi departamento. Me puse de pie, me quité el polvo de encima y por primera vez, presté atención del lugar donde me encontraba.

Estaba en una especie de vestidor/camerino, con mesas de maquillajes en toda la extensión de la pared frente a mí y la que estaba en mi izquierda, llena de todo tipo de cosméticos, pelucas y maquillaje. Del otro extremo de la habitación, a mi lado derecho, había todo tipos de disfraces y lencería erótica que podría imaginar, había ropa, zapatos, ¿látigos? Y escarcha por todo el piso y amontonados en los otros bancos. A mi espalda la pared estaba cubierta por lockers, o casilleros, metálicos. A excepción de la abertura por la que yo había salido.

Me miré en el espejo y miré a aquel muchacho, alto, delgado, de piel pálida, con unos cuantos moretones en sus brazos poco marcados gracias al baile. Mis piernas largas, delgadas y formadas entalladas en mis jeans negros y ajustados que ahora estaban rasgados desde la rodilla llegando hasta mi entrepierna, dejando ver mis bóxers negros ajustados. Mi camisa se había estirado y dejaba ver mi cuello pálido, mis clavículas y mi camino de lunares que alcanzaba mis pectorales. Mi cabello negro, y desordenado necesitaba un corte, ya me alcanzaba casi a mis ojos, que eran lo que, personalmente, más me gustaba de mi mismo. Mis penetrantes y profundos ojos verdes me observaban fijamente. Me remojé mis labios, que generalmente son rosados, pero debido al frio, estaban en su estado rojo natural, al igual que mis cachetes, Lo que me hacía ver como un adolescente rebelde de 15 o 16 años.

Arreglé mi cabello con mis dedos lo mejor que pude, y salí de la habitación. Cuando salí me encontré con un hombre sin camisa de espaldas a mí, cerrando la puerta de la habitación frente a los vestidores. Era un hombre moreno, de espalda amplia y brazo musculosos, con un tatuaje de un ancla en el bícep derecho y su espalda, oh por dios, su espalda era amplia y musculosa, llena de pecas y lunares. Era hermosa. Yo admiraba la forma y musculatura de su espalda cuando se dio la vuelta y ambos nos sorprendimos y sobre saltamos.

La vergüenza y el miedo se apoderaron de mí, por primera vez pensé en las consecuencias, pensé que quizás me echarían o me golpearían o peor. Su expresión cambió en cuestión de milisegundos, primero era de sorpresa, luego duda, y luego cambió a una sonrisa picara. Yo me había quedado sin habla, tenia que explicar que estaba haciendo y por qué estaba ahí, antes de meterme en problemas serios.

“Yo-yo, lo lam-“ No pude terminar mi oración porque aquel dios griego me colocó la mano en la boca y me empujó dentro de los vestidores y cerró la puerta detrás de él. Se dio la vuelta y me dio esa misma sonrisa picara y engreída. Haciendo que me temblaran las rodillas, por dios ¡Era perfecto! Sus labios eran carnosos y rosados, su piel era morena, con un bronceado perfecto, su cabello era marrón y estaba perfectamente desarreglado, como si hubiera llegado de surfear con sus amigos en la playa, sus ojos eran color avellana con gruesas, pero delineadas cejas, su nariz era perfecta y tenía un hoyuelo en su cachete izquierdo, producto de su sexy sonrisa torcida, de dientes perfectamente arreglados.

“Ni una palabra de esto, ¿Ok?” Su voz era profunda y melodiosa, hablaba con un cierto tono de arrogancia, arrastrando las palabras como si fuera muy perfecto para siquiera hablar.

“Y-y-yo, eh… ehmm, yo…” No podía concentrarme, las palabras no lograban formarse en mi boca.

“Eres nuevo por aquí, ¿verdad?” Dijo mientras me guiñaba un ojo pícaramente. “Entonces no vas a decir nada… Bienvenido, mi nombre es Adam, partner de alto rango, ¿Y tu?”

“Yo… eh… David”

“Bienvenido David, dime, ¿Acabas de llegar? No te había visto…”

“No… digo si, yo estaba afuera y vi el letre-“

“Clásico… ¿Acaso aún no han puesto un puto bombillo en las escalerillas? Yo casi caigo al vacio, bastardos… Después dicen que lo más importante para ellos es nuestro bienestar y blablablá. Pero bueno, ¡Bienvenido! Haz llegado al “Paraíso”—Dijo haciendo comillas aéreas con sus dedos- Aquí todos hemos sido seleccionados por la directiva, todos fuimos estudiados y traídos aquí por una razón u otra, ya sea por nuestros dotes o por nuestros atributos. Yo fui elegido por mis dotes—Dijo señalando con sus dos manos a su entre pierna, que estaba entallada en sus ajustados jeans azules- y tu, ¿Cómo te seleccionaron?”

“Yo… eh… no sé, solo recuerdo estar en el callejón y…”

“Si, si. Ahórratelo, todos pasamos por lo mismo, me refería a por qué te eligieron… pero es algo un poco obvio, ¡Sin ofender! Es solo que… eres muy delgado y desarreglado para ser elegido por tus atributos—Dijo mirando rápidamente a mi entrepierna, lo que mi hizo sonrojar- Bueno, como sea… eres nuevo… debería darte la charla de los bunnies y blaaablabla”

Adam se acercó a una de las mesas de maquillaje, removió unas cuantas cosas y se sentó colocando una pierna sobre la mesa y la otra flexionada dejándome ver su bulto en la entrepierna. Sus piernas eran como las mías, formadas y musculosas, sus brazos estaban perfectamente marcados y su clavícula, oh por dios, su clavícula me hacía sentir débil, como si me fuera a desmayar. Adam no podría ser más perfecto.

“Entonces… ahora eres un Bunny, nuestro trabajo es complacer a nuestros clientes, ya sea como su acompañante temporal, en el caso de que seas un partner, bailando o haciendo algún tipo de acto en el club, en el caso de que seas un shower, o como camarero en el caso de que seas un doll… pero no te preocupes, tienes mucho potencial para ser un doll. Ese potencial es lo que nos trae hasta aquí, ya que algún cazador te observó, observó tus atributos y/o experimentó con tus dotes, los cazadores son generalmente cazadores de talentos, jefes, casanovas o modelos, que te observan y luego te llevan a la cama. Sí los haces gritar lo suficiente y tienes un potencial para explotar, el cual es tu caso, eres aceptado y luego comienza el progreso de cosecha. Pero eso es otra historia. Te aseguro mi querido muchacho, que cargas algo realmente bueno en tus pantalones, porque en mi tiempo aquí nunca había escuchado de un Bunny tan joven. ¿Qué edad tienes? ¿16? ¿18?”

No podía creer lo que él estaba hablando, cuando habló de mis “dotes” hizo que mi pene diera un salto en mis ajustados bóxers, este semental me ponía a mil. “Tengo 18…” dije aún sonrojado.

“Wow… increíble… Justo la edad legal para enrollarte con algún extraño… o extraña, si eres de esos. Lo cual, como consecuencia te trajo acá. Ya que no podías mantener tu cosa entre tus pantalones, ¿no es cierto?”

“Yo… este…” Sí podía haberme sonrojado más lo habría hecho. Sentía el calor en toda mi cara, no podía creer lo que me decía, yo no era de la clase de hombres que tienen relaciones casuales. Pero ese día, en la fiesta de la universidad me había pasado de tragos y me había besado con una chica de la fiesta, la cual me llevó a su habitación cuando me metió mano (por así decirlo) y comprobó mis “dotes”. Y he de decir que yo nunca fue un arrogante en respecto a las dimensiones de mi miembro, y prácticamente era virgen hasta ese entonces, porque mi novia del instituto nunca me dejó penetrarla completamente porque le dolía. Lo único no-virgen en mi era la punta de mi miembro, lo único que soportó que le diera.

“Oh… picarón… debes tener buenos dotes, porque nunca traen a nadie tan joven como tu… A ver, desvístete. Quiero evaluar la competencia.”

¡¿QUÉ?! Yo no podía creerlo, me estaba pidiendo que me desvistiera así como así. Ahora si que estaba más rojo que nunca en mi vida. Podía sentirlo.

“Vamos, no tengas pena. Da gracias al destino que te encontraste conmigo primero y no tendrás que hacerlo frente a todos los demás. Deberías agradecerme”

“Yo… eh… bueno” Me puse de pie, las piernas y las manos me temblaban mientras intentaba desabotonar mi pantalón. Cuando lo hice me bajé el ajustado pantalón hasta las rodillas, mire a Adam, que estaba viendo mi bulto, que estaba en estado de semi-erección con una mirada de lujuria y picardía. Tomé la liga de mi bóxer, lo bajé lentamente hasta que mi miembro bombeó libre de su prisión. Lo miré a los ojos para encontrarme con algo que casi hacia que me desmayara. Adam se estaba mordiendo el labio, de una manera tan provocativa que hizo que me diera un escalofrió de la cabeza a los pies, me quité la franela que llevaba dejando ver mi no-tan-marcado abdomen, producto del ballet y esperé a su respuesta, parado, en el medio del vestidor, con mi pantalón a la altura de mis rodillas y mi miembro al aire.

“¡Bieeen! ¡Tú serás mi ahijado! Gracias a dios que te encontré primero que los demás—Dijo guiñándome el ojo- Bueno, súbete los pantalones, atrevido. Pero… quítate el bóxer… deja que tu… cosa—Dijo haciendo un gesto con sus manos para señalar mi miembro- se vea en esos ajustados jeans.”

Yo hice lo que él me pidió, me abotoné el pantalón bajo su mirada que me escudriñaba y me hacía sentir débil. Se puso de pie, abrió la puerta y dijo “Sígueme, ahora dejaremos que los clientes te devoren.”

Antes de salir me miré en el espejo y vi el resultado de Adam sobre mi. Yo era consciente de que las dimensiones de mi miembro eran grandes (suena feo decirlo, pero es cierto) pero ajustados dentro de mis jean se veía enorme, grueso y largo. De hecho, se veía parte de mi glande por los huecos que se habían hecho en la entre pierna, dándome un toque bestial. Tomé mis bóxers negros, me los coloqué en el bolsillo izquierdo trasero y salí por la puerta.


Bien, espero que les guste, a pesar de que no hay acción (aún), pero queria dar a conocer a los personajes y el entorno que se desarrolará en esta historia. Apreciaría sus comentarios, ya que estoy empezando, es mi primera historia... haganme saber sí les gusta y sí esperan más de esta historia, un poco retorcida.