Maravilloso verano (3)

Relato con foto o eso espero.

Cumpliendo una petición os envío mi foto (o lo intento)

Al día siguiente recibí una llamada de Silvia.

¿Como tienes este fin de semana para hacer un pequeño viaje?

Creo que me lo podré montar sin ningún problema ¿donde iremos?

No te preocupes por eso, lo importante es que nos divertiremos. ¿Te va bien si paso un rato antes para ayudarte con la maleta?

Muy bien, pasa cuando quieras.

Pase el resto de la semana muy nerviosa, no tenia ni idea de lo que haríamos el fin de semana. Finalmente llegó el viernes y a media mañana llego Silvia, parecía un torbellino, en cuanto entro en mi habitación no dejo nada por revolver. Estuvo un buen rato escogiéndome la ropa, de vez en cuando me hacía probar alguna cosa. En cinco minutos tenía la maleta preparada y el cuarto parecía una leonera y cinco minutos más Silvia, el Torbellino, lo había recogido todo dejando sobre la cama la ropa para meter en la maleta y lo que me pondría para el viaje. Apenas había ropa, un par de tops, una blusa, una mini y un tanga para la maleta y una mini, unas braguitas y una camiseta de tirantes holgada para el viaje.

Cuando me vestí me di cuenta que al subir escaleras podrían verme todo desde atrás y que si me inclinaba hacia delante mis pechos quedarían expuestos. Silvia, en cambio, iba más discreta con un vestido largo bastante escotado y con toda la ropa interior.

Al rato llegó Jon con el coche.

¿Ya estáis preparadas?

Sí, ¿Qué te parece? – contestó Silvia haciéndome girar sobre mi misma.

Muy bien, ¿y tu estas dispuesta a hacer lo que te digamos? – Dijo Jon mirándome.

Tras un momento de duda decidí lanzarme y confiar en ellos.

Sí, seré vuestra esclava.

Jajaja – rieron al unísono.

Esa no es la idea, serás libre de hacer lo que quieras, solo tendrás que participar en nuestros "juegos" – contestó Silvia.

Finalmente recogimos las cosas y en el coche pusimos dirección a la ciudad. Al poco de salir del pueblo entramos en la autopista.

¿Empezamos a jugar? – preguntó Jon

En ese momento Silvia desde el asiento de atrás puso sus manos en mis hombros y bajó los tirantes de mi camiseta.

Sepárate un poco del respaldo – me dijo Silvia. En cuanto lo hice y con una pequeña ayuda de Jon la camiseta quedó en mi cintura dejando mis pechos al aire.

Hmmmm…, me encanta esta camiseta – dijo Jon – lo vamos a pasar en grande.

Entre los comentarios y el hecho de estar desnuda de cintura para arriba en el coche estaba empezando a mojarme. Al rato apareció un camión en el horizonte, Jon aceleró enseguida y en un momento estábamos a punto de adelantarlo, en cuanto estuvimos a la par del camión redujo hasta quedarnos en paralelo. La excitación se apoderó de mí, mis braguitas se mojaron y mis pezones se pusieron duros al momento. No podía dejar de mirar al camionero que no se creía lo que veía. Después de un rato de circular en paralelo Jon aceleró dejando atrás al camión que hizo sonar varias veces la bocina.

Tras repetir varias veces la experiencia llegamos a la ciudad, donde ya iba vestida, y nos dirigimos a la estación de tren. Una vez aparcado el coche fuimos a buscar el anden, tuvimos que bajar a varios andenes antes de llegar al nuestro y cada vez que teníamos que volver a subir al pasillo para cambiar de anden procurábamos que fuera nada más llegar un tren y que yo fuera detrás de ellos dos para poder mostrar mis braguitas a quienes bajaban del tren.

Una vez en nuestro tren nos instalamos en nuestro compartimiento y me explicaron la primera parte de su plan.

Nosotros dos ahora nos iremos un rato – me explicaba Silvia – mientras tanto tú te quedaras aquí "durmiendo" solo que lo harás de una forma especial.

Muy bien, ponte de pie que te prepararemos – continuó Jon

Me puse de pie y Jon empezó a besarme a la vez que acariciaba mis pechos, a la vez Silvia se puso detrás de mí, me bajo las braguitas hasta medio muslo y empezó a pasarme un dedo por el conejito. Estaban haciendo que me derritiera.

Ya esta lista. – dijo Silvia quitando su mano de mi conejito.

Túmbate para dormir – me pidió Jon.

Fui a subirme las braguitas pero la mano de Silvia me lo impidió.

Estas se quedan aquí por ahora.

Me tumbé y ellos acabaron de colocarme. Cuando ellos dos se fueron yo estaba de espaldas a la puerta con las piernas ligeramente separadas, las braguitas en las rodillas, la camiseta tenía un tirante ligeramente bajado dejando a la vista el pezón y la falda quedaba un poco levantada por detrás lo justo para dejar ver parte de mi culito y mi brillante conejito. Al salir dejaron la luz encendida y las cortinas abiertas.

Pasé un buen rato así sin que pasara nada pero cuando empezaba a adormilarme sentí como el tren deceleraba y finalmente paraba. Las puertas no tardaron en abrirse y escuché como subía gente y se alejaba por el pasillo. Mi corazón estaba a mil y apenas podía aguantar el morbo del momento. Poco después se volvió a quedar todo en silencio y el tren se puso en marcha, de pronto escuche unos golpes de bolsas y unas voces masculinas al fondo del pasillo que poco a poco se iban acercando, parecía que buscaban un sitio donde instalarse. Cuando llegaron a la altura de mi compartimiento se hizo el silencio. Oí como susurraban algo entre ellos y después entraron. Colocaron sus cosas y tras un momento de silencio:

Ufff…, como esta la tía, que forma más rara de dormir – susurraba uno.

Sí parece que se han tirado hace poco. Jajaja

O que quieren que lo hagan, mira que coñito que tiene.

Cierra las cortinas – susurro otro mientras me rozaba el pezón.

¿Qué haces? ¿estás loco? ¡Se va a despertar y nos la va a liar!

Lo tiene como una piedra

Y el coño empapado – dijo el primero pasando el dedo por mi conejito.

La verdad es que está para comérsela – comentó un tercero.

Poco a poco sus manos fueron haciéndose más atrevidas, ya no solo rozaban ahora acariciaban mi pecho con descaro e incuso un dedo se aventuró en mi conejito.

No podía aguantar más aquella farsa y poniéndome boca arriba abrí los ojos mientras soltaba un suspiro de placer. Los chicos de un salto se separaron de mi con cara de asustados.

Esto no puede quedar así – les dije con cara de enfado.

Ellos empezaron a balbucear disculpas.

Tendréis que acabar lo que habéis empezado.

Las caras de asombro que pusieron eran realmente cómicas, no tardaron en reacciona y pronto tenía seis manos recorriéndome haciéndome llegar al cielo. Al poco sus pollas estaban fuera, dos eran bastante normalitas mientras que la tercera sin ser más larga de lo normal si que era bastante gorda. Fui chupándolas de una en una mientras ellos no dejaban de acariciarme, mientras se la chupaba a uno otro se encargaba de mis pechos y el tercero de mi conejito. No tardaron mucho en pasar de usar sus manos y sus bocas a usar sus pollas así que pedí que uno se tumbara en el suelo y como pude, por lo reducido del espacio empecé a cabalgarlo mientras los otros dos miraban. Cogí la más gorda, me la llevé a la boca y empecé a chuparla suavemente, quería sentirla dentro de mí.

Aun me queda otro agujerito – Sin dudarlo puso su polla en la entrada de mi culito y empujo con fuerza metiéndome la mitad de golpe.

¡Aaaah…! ¡despacio carbón que me rompes…! – le dije sin poder soportar el dolor.

Se quedó quieto un momento y después continuó lentamente hasta tenerla toda dentro. En aquel momento empezamos a movernos lentamente para poco a poco ir acelerando y al poco nos acabamos corriendo todos menos el que estaba en mi boca. Me puse de pie y apoyándome en la ventana me ofrecí con el culo en pompa. En seguida la noté en la entrada de mi conejito y lentamente fue entrando mi conejito se iba abriendo al paso de aquella pollota gorda y cuando llego al fondo me corrí sin remedio haciendo que mis rodillas se doblaran. Él me sujetó por las caderas y empezó a follarme con fuerza y muy rápido como si le fuera la vida en ello, cuando me pareció que estaba a punto de correrse me giré y se la chupé con furia hasta que acabo en mi boca.

Quedamos todos extenuados sobre los asientos ellos con sus pollas fuera y yo con las braguitas en el suelo y el resto de mi ropa en la cintura.

Sin apenas darnos un minuto se abrió la puerta y aparecieron Jon y Silvia.

Me parece que estos son nuestros asientos. – dijo Jon como si lo que estaba viendo fuera lo más normal del mundo.

Los chicos de un salto se guardaron sus pollas y rojos como tomates salieron dejándoles sitio.

Hemos visto que te lo has pasado bomba. – dijo Silvia en cuanto se fueron.

Sí pero me han dejado el culo dolorido, casi me la clava toda de un golpe… - conteste.

Déjame ver. – me pidió Jon.

Me puse sobre el asiento con el culo en pompa y Jon empezó a examinarme.

No te preocupes no es nada se pasara pronto. Veo que te han abierto bien el coño.

Sí uno de ellos la tenía bastante gorda – conteste mientras notaba el dedo de Jon dentro. De pronto sentí como entraba su polla sin sacar el dedo.

Cierto – confirmó mientras empezaba a bombear.

Miré a Silvia y vi como nos miraba desde el asiento de enfrente con las piernas abiertas enseñando su empapado tanga.

Cuando estaba a punto de correrme Jon se salió.

Ya has tenido suficiente por hoy guarda fuerzas para mañana.

Me quedé un rato sin moverme implorando con la mirada que continuara mientras Silvia se la chupaba.

Cuando acabaron recogimos todo y me vestí. Unas horas más tarde llegábamos a nuestra estación.

Ahora si que llega el juego de verdad, esta es tu última oportunidad de dejarlo, después no dependerá todo de nosotros. – Me explicó Silvia.

Tengo una cena con unos amigos en casa y queremos que tú estés en una habitación cerca del wc. Estarás vestida, con los ojos vendados y atada a 4 patas sobre la cama. Puede que no pase nada y solo pases un rato en postura incomoda o que alguien entre y haga lo que quiera contigo, si no te gusta lo que te hace lo único que podrás hacer es gritar y nosotros vendremos lo antes posible, pero no podremos estar vigilando como estas veces anteriores. – continuó Jon.

¿Que dices? Puedes pensarlo durante un par de horas. Si no aceptas continuaras siendo nuestra invitada y nuestra amiga sin ningún problema.

Durante todo el camino a su casa me lo estuve pensando, a ellos apenas les conocía y a sus amigos no los había visto nunca, por otro lado lo que habíamos hecho hasta ahora me había gustado mucho y siempre habían estado allí por si pasaba algo pero cada vez me estaba pervirtiendo más…. Estaba hecha un verdadero lío….

Cuando llegamos a la casa me llevaron a la habitación que había al lado del wc.

Decidas lo que decidas esta será tu habitación, si al final decides no seguir cenaras con todos como una más sin ningún problema, si no, tendrías que cenar un poco antes. Ya nos dirás algo. Estas en tu casa ponte cómoda. – me dijo Silvia.

Finalmente y tras muchas dudas me decidí a hacerlo, después de todo para algo había venido y además ellos no estarían lejos.

Unas horas antes de que llegaran los invitados empezamos a prepararlo todo. Iría vestida con la blusa, la mini y el tanga, después buscamos la posición idónea para poder ser vista si alguien tenia que ir al wc. Cuando ya lo tuvimos todo preparado cené y poco antes de que empezara a llegar la gente me colocaron en posición y cuando sonó el timbre por primera vez Silvia vino a vendarme los ojos y a acabar de atarme.

¿Estas cómoda?

Sí gracias.

No te preocupes – me dijo al despedirse mientras me acariciaba el conejito sobre el tanga – si vemos que no viene nadie nosotros te visitaremos para que no te aburras.

Pasaba el tiempo y la gente iba llegando cada vez había más ruido en la zona de la fiesta pero nadie parecía tener necesidad de ir al wc. Al principio estaba muy nerviosa pero poco a poco me fui relajando hasta quedarme dormida.

Me desperté asustada y desubicada pues alguien me zarandeaba cuando finalmente me centré en donde estaba me di cuenta que quien m zarandeaba intentaba abrirme la blusa, le ayudé como pude y enseguida quedaron mis pechos al aire. La situación enseguida me dio morbo y empecé a mojarme de pronto algo empezó a tocarme la cara.

Chúpala. – Abrí la boca y la polla entró, chupaba como podía ya que no tenía demasiada movilidad entonces me agarro los pechos y empezó a bombear. Al de un rato la saco.

Veamos que escondes aquí detrás putita – dijo mientras rodeaba la cama.

Bonito tanga – dijo al subirme la falda - ¿Y debajo? – lo bajó hasta mis rodillas – tienes un buen culo zorra.

Sus manos acariciaban mi culo, una de ellas bajo hasta mi conejito y un dedo lo penetro sin ninguna dificultad.

Voy a tener que remediar esta calentura que tienes – dijo a la vez que de un solo golpe me metía la polla hasta el fondo haciéndome gemir.

No aguanto mucho follándome y tras correrse en mi boca se fue dejándome más caliente que antes. Después de este pasaron tres más que hicieron lo mismo sin hacer que me corriera.

Un rato después sentí que alguien subía a la cama y ponía una pierna a cada lado mío, después sentí que se restregaban con mi cara sin dudarlo empecé a comerme aquel conejito.

Te has portado muy bien – dijo Jon a mi espalda – es hora de darte tu premio.

Su polla empezó a penetrarme mientras sentía como Silvia gemía con mi boca. Al poco Silvia se retiró.

Enseguida te soltamos pero primero el premio. – dijo Jon saliendo de mí.

En cuanto se retiró y sentí que era reemplazada por otra que era el doble de gruesa aproximadamente. En cuanto empezó a entrar notaba como mi conejito se abría al máximo para dejarlo pasar.

¡Es demasiado gorda!! Uffff… Duele.

Enseguida una mano empezó a estimular mi clítoris la polla dejo de entrar al rato empecé a suspirar y la polla reemprendió su marcha lentamente, era una maravillosa tortura. Cuando ya había entrado un buen trozo dejaron de masturbarme y empezó a bombear con cada empujón entraba un poco más hasta que finalmente la enterró entera dejándome sin aire. Mientras trataba de buscar el aire que me faltaba mis ligaduras se soltaron y Silvia me quitó la venda.

Relájate y disfruta - me dijo

El hombre que estaba follándome volvió a ponerse en marcha, cuando su polla salía me hacia sentir un gran vacío y cuando entraba me notaba llena como nunca mientras podía ver la cara de Silvia a pocos centímetros de la mía mientras era follada por Jon. No sé cuantas veces llegué a correrme de esta manera pero cuando aquella polla empezó a soltar su carga en mi interior me corrí con un gran grito y después me desplome exhausta.

Cuando muchas horas después me desperté a penas podía mantenerme en pie y notaba mi conejito totalmente distendido. A última hora de la tarde cogimos el tren de vuelta y esta vez fue Silvia la que se quedo sola en el compartimiento. Cuando volvimos después de una parada pudimos ver como se lo montaba con un ejecutivo.

Llegamos al pueblo y me dejaron en la puerta de mi casa quedando en llamarnos pronto.

Espero que os haya gustado. Me gustaría recibir vuestros comentarios, criticas, propuestas o lo que queráis enviarme en bcn_fly@yahoo.es