Maravilloso despertar
La noche había sido muy, muy larga. Me había tirado toda la noche de juerga con mis colegas celebrando la despedida de soltero de unos de ellos, ni siquiera recuerdo a la hora que me acosté. Mi novia estaba esperándome para comer en casa de sus padres.
Maravilloso despertar
La noche había sido muy, muy larga. Me había tirado toda la noche de juerga con mis colegas celebrando la despedida de soltero de unos de ellos, ni siquiera recuerdo a la hora que me acosté, miré mi reloj y exclame: "¡Son Las 14:30!". Mi novia estaba esperándome para comer en casa de sus padres. Entonces sentí que no estaba solo en la cama, un par de duras tetas se apoyaron contra mi espalda, y la suave piel de un rostro joven rozó mi hombro "¿Quien demonios era...?", yo no recordaba haberme ligado a ninguna chica, la verdad es que con aquel increíble dolor de cabeza apenas recordaba como me llamaba. Me di la vuelta, me quedé completamente paralizado, la chica apenas tenia 18 o 19 años, cómo podría haberme llevado a esa chica a la cama con mis 31 años. Aunque, siendo sincero, me alegraba de haberlo hecho, porque era preciosa: unos labios perfectos, unos pechos turgentes, vistosos, duros como el acero y por lo que pude comprobar por debajo de la sabana, un coñito que se tornaba la mar de apetitoso, completamente depilado.
Con un esfuerzo enorme, me levante y sujetándome la cabeza me dirigí hacia la cocina, me puse a hacer café, sino me tomaba uno estaba claro que no seria persona, oí un pequeño ruido, unos pasos ligeros y de golpe volví a sentir aquellos pechos sobre mi espalda.
- "¿Hay uno para mi?" me pregunto una dulce y juvenil voz
- "Para ti lo que quieras princesa" respondí yo mientras me daba la vuelta. Ví a la chica mirándome fijamente a los ojos. He de decir que a todo lo anterior debo añadir que tenia los ojos azules más bonitos que haya visto nunca, y observándola de arriba abajo, como es normal, la naturaleza obro el milagro de poner mi pene más duro que una roca.
- "Vaya, no eres el único que me da los buenos días" sonrió pícaramente.
" difícil resistirse con una chica como tu" dije mientras la agarraba de su culo y acercándola hacia mí la besaba con una lujuria desenfrenada. Ella correspondió metiéndome la lengua hasta la campanilla. Que lengua más bien adiestrada y rica tenia la niña, pasamos a una sesión de besos-magreo que fue increíble, yo alternaba sus nalgas con sus duritas tetas, le comía los pezones mientras ella, con una habilidad magistral me agarraba mi miembro y me hacia la paja más alucinante que ninguna mujer haya hecho nunca.
"Para, o conseguirás que me corra" le advertí.
"Si lo haces antes de habérmela penetrado, te mato" me dijo haciéndose la enfadada.
"Tu lo has querido".
La di la vuelta y la apoyé contra la encimera de la cocina, bajé mi mano y con delicadeza y mis dedos magistrales le separé sus piernas y, dedicandome a acariciarle aquel dulce coñito, cuando noté que estaba empezando a lubricar introduje un dedo y me dedique unos instantes a prepararla para lo que se avecinaba, rápidamente la apoyé contra el mostrador, y sin piedad ninguna y de un solo golpe le introduje mi polla, que para aquel momento había alcanzado ya unas dimensiones increíbles.
- "Aaaahhh" dio un gritito que mi novia debió oír desde la otra punta de la ciudad.
Pensando que debía haberle hecho daño, saque ligeramente mi miembro. - "Ni se te ocurra" grito ella.
Con sus brazos agarró mi cintura y me atrajo hacia ella, y culeando ligeramente volvió a introducírselo entero, volvió su cara, y con el rostro lleno de lujuria dijo: "Ahora portate como un hombre". Aquello me encendió y arremetí contra ella con tanta fuerza que hacia moverse los muebles de la cocina, después de un rato así ella empezó a temblar, y a pegar unos gritos increíbles.
- "Vamos joder, vas a hacer que me corra viva, sigue, sigue, si, si, ahhh...".
Noté como se acababa de correr, y estoy seguro de ello, porque derramó sobre mí la corrida más alucinante que he visto en una tía, a mi tampoco me quedaba mucho, y ella debió notarlo, porque empezó a arremeter con su culo hacia mi para aumentar mi placer y de repente llegó, la corrida más grandiosa que me he dado hasta ahora, y casi me desplomé sobre ella por el gusto tan increíble que me había dado, y por el agotamiento del polvo tan salvaje que acababa de echarle.
Sin sacarla todavía, me abracé a ella, empecé a besarla en el cuello y le susurraba al oído: "Eres increíble, quien diría que una chica tan joven folla como tu".
"Pues todavía té queda lo mejor..." me dijo agarrándome mi mano y sin sacarla de su coñito se encamino al baño. Me dijo: "vamos a darnos una ducha, ¿O estas cansado?".
"Contigo no me cansaría de follar nunca preciosa".
Nos metimos en la ducha y abrió el grifo, la sensación del agua fría hizo que diese un pequeño respingo y obviamente mi miembro mermó su tamaño y salio de aquella dulce cueva, nos dimos una ducha interminable en la que no dejamos de morrearnos y magrearnos, ella en un momento dado, se arrodillo en la ducha, y allí bajo el agua me dio la mejor mamada que ninguna mujer me habia hecho en muchos años. Se metía mi polla entera para luego sacarla y darle unos lenguetazos como si estuviese comiéndose el mejor helado del mundo, jugueteaba con su lengua en mi glande, para cuando notaba que yo empezaba a estar al máximo se retiraba, y apretaba mis huevos para que la erección me bajase ligeramente, y vuelta a empezar. Llego un momento que ya no podría aguantar mucho, estaba a punto de reventar.
"Quiero metértela por el culo", me atreví a decir.
"Se cuidadoso, no lo hecho más de un par de veces".
Joder con la niña pensé, no le queda nada por probar. Se levanto y me dio la espalda, poniendo su culito a la altura de mi miembro, yo agarre el bote de gel y me unte un poco en mis dedos, empecé a acariciarle la entrada de su orificio y suavemente le metí los dedos para prepararla, después de un par de minutos y comprobando que ella ya estaba más que lista, unté mas gel en mi polla y con mucho cuidado se la fui introduciendo hasta que mis testiculos botaron sobre sus nalgas, ella sufrió un escalofrío y allí empezó el desmadre, no sé si lo habría hecho mucho o poco, pero aguantaba mis arremetidas como una jabata, casi media hora estuve dándole por culo, y cuando por fin me corrí los dos nos quedamos destrozados, abrazados le daba unos besos que todavía hoy recuerdo como los mas dulces de mi vida.
"Me has hecho la mujer mas feliz del mundo" dijo con cara de colegiala ilusionada y añadio "no me digas que esto se va a terminar hoy".
"Jamás. Pensaba casarme con mi novia, pero después de conocerte, puede irse a la mierda".
Al oír mis palabras se le iluminaron sus ojitos de adolescente, terminamos de ducharnos y salimos rápidamente de la ducha, puesto que yo tenía que cumplir con mis deberes como novio formal, ella se vistió mientras yo me ponía otro café, y le despedí en la puerta con un beso húmedo. Al rato de marcharse me asalto una duda terrible "¿Cómo contacto de nuevo con ella sino sé ni como se llama?", corrí rápidamente a la ventana de mi casa, pero ella ya se había perdido en la distancia: "¡que faena! con lo que me gustaba la niña", así que con cara de resignación volví a mi cuarto, pero he ahí la sorpresa más grande de mi vida, colgado de un espejo de mi cuarto habia una nota que decia "Espero que no quebrantes tu promesa. Marta" y debajo un número de teléfono. Ni que decir tiene que no duré con mi novia más de una semana, por supuesto no le dije la verdad, me inventé la típica excusa de "Eres demasiado buena para un chico como yo..." y Marta y yo empezamos una relación que dura hasta hoy, y que me ha proporcionado momentos todavía más alucinantes que aquel dulce despertar.