Maravillas con una septuagenaria 2° Parte

2º Parte de mi vetererana esta vez con sexo anal.

Antes de nada daros las gracias por la buena acogida de la primera parte de este relato y sin más paso a contaros una segunda parte.

Mi veterana y yo volvimos a quedar este fin de semana para comer en su casa. Al llegar ella me abrió la puerta y me invitó a pasar. Tras cerrar la puerta se abrazó a mi apretando sus tetas contra mi pecho y pude notar que no llevaba sujetador. Sus tetas que a pesar de la edad no estaban muy caídas me hacían notar sus duros pezones en mi pecho. Esto ya me puso cachondo y nos besamos como si lleváramos años sin hacerlo. Su lengua jugaba con la mía y así estuvimos un rato. Al dejar de besarme sin soltarme de sus fuertes brazos me dijo.

  • Donde estabas cabrón, porque no viniste antes a verme. Estoy harta de hacerme pajas.
  • Sabes que no podía por el trabajo mi amor. Pero ya estoy aquí y también me he hecho muchas pajas pensando en ti.

Ella vestía un pantalón corto donde resaltaba su gran culo que como sabéis me vuelve loco y una blusa roja donde ahora sí se le apreciaban sus grandes tetas. Ella notó que la miraba,

  • Te gusta mi amor, te estaba esperando para comer y yo soy el postre.

Comimos y luego ella me dijo

  • Voy al baño. Espérame.

Al regresar mis ojos se salieron de la órbita,  no daba crédito. Entro en la cocina desnuda, solo con unas medias negras que hacían resaltar su felpudo lleno de pelos blancos.

  • Te gusta tu hembra. Mira cómo me tienes.

Se metió los dedos en su chocho y los sacó empapados de jugos.

  • Toma mi vida, chúpalos.

Me los  metí en la boca y vaya si los deguste. Estaban riquísimos. Me puse de pie y  e desnude a toda prisa y la abrace y la besé mientras mis dedos ya jugaban con su estupendo coño y esta vez fui yo quien le dio a comer sus jugos. Los degusto y acto seguido la senté sobre la mesa y le abrí las piernas y me puse a comerle el chocho. Besaba sus muslos, su clítoris, metía mi lengua dentro de su cueva todo lo que podía, la follaba con la lengua y ella cuando soltaba sus tetas me apretaba con ganas mi cabeza dentro de ella.

  • Así,  cabrón, cómeme entera, deja seca a tu puta. Chúpame el culo. Quiero que me lo folles.

No lo dude y le separe sus grandes  cachas y ahí estaba su ojete marrón bien cerradito. Pase mi lengua por ese lindo ojete y escuche su suspiro.

  • Así cerdo mío, chúpame el culo. Me vuelves loca. Mete la lengua dentro.

Yo lo hacía sin parar. Me encanta comer un buen culo. Ella al mismo tiempo no paraba de tocarse el clítoris y se corrió toda en mi cara. Sus jugos me dieron de lleno en la cara y le dije

  • Prepárate putita, voy a romperte el culo.

La bajé de la mesa y le hice chuparme la polla

  • Chupa puta, pónmela bien dura y mójala bien porque hoy te rompo el culo.

Si mi amor, decía entre chupada y chupada. La puse a cuatro patas con sus tetas y su  barriga pegadas a la mesa y le abrí de nuevo las cachas y le volví a comer el culo un buen rato alternando con mis dedos. Cuando ya me cogían cuatro dedos, la muy puta dilataba rápido,  cogí aceite corporal que allí tenía mi viejita para darse masajes en sus piernas y espalda y le unte el culo con bastante aceite, hice lo mismo con mi polla y se la frote por la raja de su culazo preguntando si quería que le follara el culo.

  • Si, hijo de puta, métemela,  párteme el culo, desde que me separé de mi último marido nadie me follo por ahí.

Cogí mi polla y abriéndome paso entre sus bonitas y enormes cachas la puse en su ojete.

  • Prepárate putita que voy. Quieres mi polla.
  • Si, por favor,  FOLLAME YA.

Empuje y entro media polla. Ella se quejó un poco y le digo

  • Sigo o paro
  • Como te pares te mato. Párteme en dos hijo de puta

La embestí con fuerza y mi polla entró toda hasta que mis huevos hicieron  tope. Ella gritó fuerte y me pare un rato hasta que ella se calmó y entonces empecé a follarla suave aumentando las embestidas con mayor rapidez. Tengo que decir que su culo me daba el mayor placer que cualquier mujer me había dado con su coño hasta la fecha. No quería parar, ella suplicaba por más polla en su culo y no paraba de frotarse su clítoris,  se metía los dedos, yo me iba a correr y no pensaba salir de dentro de ella.

  • Me corro mi amor dentro de tu culo. Voy a llenarte de semen.
  • Síiiiii, mi vida yo también me corro, acaba dentro de tu puta guarra.

Me corrí como nunca lo había hecho. No se de donde salía tanta leche. Mis piernas temblaban, casi no podía tenerme en pie. Ella al sentir mi leche llenando sus entrañas soltó una tremenda corrida que mojó todo el suelo como si se hubiera meado.

Cuando mis pulsaciones se calmaron un poco saqué mi polla de su culo y se sintió un “pod” como cuando descorchas una botella de champagne y acto seguido un reguero con mi leche empezó a salir de su culete.

  • Comete tu leche, límpiame el culo guarrito,  se que lo estás deseando.

Me puse a limpiarlo arrodillado, con mi cara dentro de su culazo. Cuando quedó reluciente nos besamos y nos fuimos a la ducha. Pero eso es otra historia.

Si queréis comentar o mandar alguna crítica podéis hacerlo en el correo hs-25@outlook.com gracias.