Mar y el escaner de su vagina

Un trabajo en 3d me llevo a escanear una vagina. Tuve que escoger entre dos modelos.

Mar, y el escanner de su vagina

Hace unos años, recibí el encargo de un estudio científico: el modelo en 3d del interior de una vagina. Por desgracia, perdí muchos días buscando el modo de diseñarla, entre radiografias y demás información que me facilitaron; y mi equipo no fue mas capaz de lograr un resultado mejor, que el meramente académico de la fría e informatizada vagina.

A punto de consumirse el plazo, y descontento con mi trabajo, hice una estupidez, que quizá desde un principio hubiera funcionado. Yo solo, decidí contratar a un par de modelos, para escanearlas, tanto el coño como el interior de su vagina. Encontré a dos chicas a tiempo, para el siguiente fin de semana, que podría ocupar por completo a tal tarea. Antes de trabajarlo, seriamente, por el coste en sí, las emplazé a una prueba, entre semana, en horas solitarias.

Laurita fue la primera en hacer la prueba. Una chavala joven. Estudiante. Modelo venida a menos. Delgada, menuda. Rubia. Mis indicaciones ante Laurita habían sido sutiles, envueltas en una gran ambigüedad. Ella conocía del desnudo.

-Tengo que escanearte el coño... Perdona que hable así, pero cuanto mas directos seamos mejor, ¿vale? No te lo tomes como algo personal. No hay nada personal. Es un trabajo profesional.

-Vale, vale.

-Pues eso. Te colocas aquí. Y la maquina hace un barrido alrededor tuyo, desde el coño hasta el culo, y luego vuelve por la otra cadera. ¿Entiendes?

-Bueno, buf...

Laurita se muestra noqueada. Una cosa es hablarlo por teléfono, y otra estar delante de la maquina, y de un tío que la maneja.

-Desnudate.

-¿Toda?

-Solo la parte de abajo, si quieres, pero procura que no caiga el jersey, agárratelo, ¿vale?

Laura se quita el pantalón y lo deja en la silla bien doblado; se toma su tiempo, nerviosa, presupongo, prolongando el acontecimiento todo lo posible. Delante mío, ya colocada en el escanner, suspira, sonríe timidamente debido a los nervios de la trasgresión, y se baja las bragas rápidamente. En ese momento, mi polla se pone durisima. Veo el pequeño coñito de la veintiañera. El pubis rubio de Laurita no puede esconder su raja. Buen material. Bonito coño, sin duda. Digo una estupidez:

-Tienes un coño muy bonito.

-Gracias -.Contesta ella mecánicamente.

Me doy cuenta de que no puedo empezar. La chica no se ha depilado el coño como pedí.

-Laurita, perdona...

-Me llamo Laura.

-Laura... No te lo has depilado.

Laurita se mira el coño.

-¿Tenía que depilarmelo?

-Sí, ya te lo dije.

-No, no me dijiste nada.

-Pues tienes que hacerlo, ha de ser limpio. Tengo cuchillas de afeitar por si acaso...

-Vale, vale... Dame.

Laurita comienza a enfadarse, muy seriamente. En unos minutos, la veo recorrer el estudio de arriba abajo, colorada de la verguenza, con el chochito al aire. Veo su rajita, y su culito, contonerase, lo cual me pone a cien. Laurita desaparece en el baño y cierra la puerta.

Veinte minutos después, Laurita sale del baño con el coñito depilado. Es una puta preciosidad, y además está muy colorado por el afeitado. Yo no me aguanto.

-¿Así esta bien? -. pregunta.

-Mejor de lo que pensaba. Tienes un chochito precioso chica.

-Ya vale, ¿no? ¿Qué es eso de chochito? No seas despreciativo, ¿vale? Que bastante humillante ya es esto...

-Intento ser natural para que te sientas agusto. Vamos a esperar un poco, a que se te baje la hinchazón.

Laura se pone la braguita rápidamente y fuma.

-Si me hubieras explicado esto bien, no lo habría hecho, ¿sabes?

-Te lo explique bien.

-No. Y tampoco me dijiste que me tenía que meter un dildo. Eso se dice antes.

-Voy a escanear tu vagina, ¿cómo crees que se hace?

-¿Por qué no me lo dices ya?

-¿El qué?

-Que quieres follarme. Vamos, dímelo.

Laurita estaba muy enfadada. Pensé que la cosa acabaría ahí, sin más.

-Oye, déjalo, ¿vale?

-Tu tienes mucha cara macho... ¿Te traes una niña, y la sueltas el rollo porque no puedes follar de otra forma?

-Te has montado la pelicula tu sola. Si quieres te enseño el contrato con la empresa, y sales de dudas, ¿quieres?

-No se que pensar. ¿Qué se supone que tengo que hacer?

-Oye, solo es una prueba, y te la voy a pagar. Si no quieres no la hagas. ¿Sabes lo que creo? Que has aceptado porque es una pasta, y ahora que te has despelotado te da verguenza, pero no quieres irte sin el dinero, porque ya te has despelotado. Pues acaba la prueba, que solo son un par de horas, y ya está. Luego si no quieres no aceptes el trabajo, porque si lo de hoy te molesta, lo que viene después te parecerá peor. No aceptes trabajos que no puedes hacer y punto, no es mi problema.

-Esto no es para una modelo. No tenías que buscar una modelo.

-Hace poco, una modelo acepto rodar una pelicula con sexo explicito; se pasan toda la pelicula follando, la chica enseñando el coño abierto. ¿No la has visto?

-No.

-Pues eso también lo hacen las modelos, y no hay nada malo o sucio en ello. ¿Núnca has desfilado sin bragas?

-Siempre.

-¿Y las transpariencias?

-Es distinto.

Laurita se enfado muchisimo. Me escupió una bronca, que no recuerdo, porque mi mente andaba cavilando el como resolver el problema amigablemente, solo que poco a poco sus recriminaciones me iban pasando factura, y comencé a ver mi alrededor como una pelicula en blanco y negro, totalmente ajena a mí.

-Bájate la braguita.

-¿Qué?

-Venga, que no tengo toda la noche. Ponte ahí.

Mis palabras cortaron de golpe la discusión. Laurita se bajo la braguita y llevó su bonito coño al escanner. Ella estaba a punto de estallar en cólera, y de marcharse. Entonces comprendí, que era una chica de armas tomar, una nueva hippie, de extrema izquierda, revolucionaria, que no podía evitar criticar ningún abuso, por menores que fueran. Y yo, por mucho que intentara convencerla de lo contrario, no lo conseguiría. Estaba claro que Laurita se había tomado mi decisión como un abuso, y su opinión sería inmutable. ¿Acoso, perversión, denuncia...? No había nada que pudiera hacer, sino empeorarlo.

-Se te ve el paquete, la tienes dura. ¿Te crees que no me he fijado?

-Claro que la tengo dura. Tengo que trabajar con una chica en pelota picada delante mío, ¿a tí que te parece?

-Que deberías ir al baño a descargar. Porque yo no me fío.

-¿Qué crees que voy a hacer?

-Cualquier barbaridad.

-¿Cómo qué?

-Violarme.

-Eres tu la que lo dice, no yo.

-Pues cuando salga de aquí, voy a pensar muy seriamente si denunciarte o no.

-Pues vete. Haz lo que quieras.

Le dí al escanner. El escanner recorrió 180º y se detruvo. Cabreado, y agachado, me di cuenta de que no lo había calibrado bien. Al subir la vista, ahí estaba el precioso chochito de Laurita, depilado, virgen para mí, por muchas pollas que se hubiera metido dentro. Tenía que pasarme diez minutos mas repitiéndolo todo, y aguantando las quejas de esa gilipollas, comprendiéndo, que eso no íba a ser posible, que la chica se íba a marchar, y que por supuesto íba a denunciarme.

-Oye, hay que repetirlo. Tengo una idea, para que no te vayas enfadada, ¿vale? Me desnudo yo también.

-Si, ya... No te jode...

-Oye, a mi también me da verguenza desnudarme delante de una tía que no conozco, ¿vale?

-Es que yo no quiero verte la polla.

-Y yo no quiero desnudarme. Tu dirás...

No esperé a que contestara, me quité el pantalón y el calzoncillo, de golpe, y los lancé sobre el diván. Mi polla dura se balanzeó brevemente, y se irguió poderosa, hacia delante. Cada vez mas dura, al saberme desnudo frente a un chochito.

-Uy... - solto Laurita.

Comencé a configuar de nuevo el ordenador, con la polla dura y desnuda. No pude contener un par de agarrones de la polla con mi mano, arriba y abajo, es lo que hago cuando la tengo dura y desnuda; por unos momentos instintivos, olvidé que Laurita estaba ahí, y eso me avergonzó aún más, ya que ella lo había visto.

Pero antes de acabar la configuración, descubrí a Laurita tocandose el coño; la descubrí metiendose un dedo en una ocasión.

Todo preparado.

-Si esto es lo que parece, te denuncio. - amenazó.

Mi mente ya no aceptaba mas recriminaciones. Pense: vale, si va a denunciarme, que sea por un motivo. Alargué mi mano a mi cartera, saqué un condón y lo abrí con la boca. Laurita me miraba, extrañada. Me puse de pie frente a ella, y me enfundé el condón en la polla. Laurita se sobresaltó.

Di un paso hasta ella, rápidamente. Cara de sorpresa, con los ojos abiertos como platos. Su boca tambien abierta, pero muda. Me tome mi tiempo en meterla la polla, presionando su cuerpo contra mí. Ella no hizo nada, tan solo separar los brazos, mientras alternaba su mirada a mis ojos y a mi mano, procurandome meterla bien la polla. Mi polla comenzó a entrar en la vagina de Laurita. Laurita separó las piernas, aún de pie. La agarré bien y comencé a follarla, bien follada. Laurita se agarró a mi, con fuerza; subío en mi, bien abierta.

-Amf... Aaah... Ah.. Ay... Ay... Ah...

Ya acabando, la follé tan fuerte como pude. Al extraer el condón, ella se bajó de mí. Se puso la braguita, que en unos segundos se empapó de flujo;se sentó en el diván a fumar, con la cara desencajada. Me quité el condón, y me fuí a tirarlo. Al volver, la dije claramente: vale, y ahora vamos a trabajar ¿vale? Porque para eso estamos aquí. Laurita no dijo nada; se limito a hacer lo que tenía que hacer.

Más tarde, se metió el dildo en la vagina. En principio discretamente, sentandose encima, pero mas tarde bien abierta de piernas. Con Laurita volviendose a meter el dildo otra vez, me puse otro condón; la saque el dildo tirando de los cables, y la tumbé en el diván.

Tumbé en el diván a una Laurita aún más sorprendida que antes. La abrí bien de piernas y la folle de nuevo, esta vez diciéndola: tienes un chochito que es una pasada, es bien bonito. Me corrí antes que ella, pero seguí metiendo hasta correrla. Y aún dentro de ella, la hice una petición: quedate conmigo toda la noche.

-Solo puedo quedarme hasta las once y media.

Laurita, mantenía esa cara de sorpresa; como si fuera a quedarse así toda la vida.

Jodimos seis veces mas. A toda prisa. Me dejo follarla el culo y correrme dentro. Después de todo, era una nueva hippie, dispuesta a todo tipo de experiencias. Al acabar la jornada la fuí sincera, y parece que ella lo asimiló. Reconocí que el resultado de la prueba, a excepción de la forma externa de su pequeño coñito, no servía para nada, y que probablemente abandonaría el proyecto. Ella comentó que no hubiera aceptado. Nos dimos un beso, y se marchó; no la volví a llamar.

Esa misma noche, tras la impresionante experiencia, llame a Mar, la segunda candidata, para cancelarlo todo. Curiosamente, aún por la entrada hora, Mar se mostró muy dialogante, preguntando el porque de la situación, ya que representaba mucho dinero para ella. Fuí sincero, y ante la sorprendente simpatía de Mar, narré toda aquella noche loca, sin pelos en la lengua.

-¿Vas a tener que follarme, o como es esto?

-No, no... Eso es algo que ha ocurrido sin más... Pensaba que ella me iba a denunciar, si no lo ha hecho ya.

-Ah, ya... Pero eso a mi no me preocupa. Yo decido si como una polla y a quien se la como, ¿entiendes?

-¿Cómo?

-También soy stryper, y he visto de todo.

-¿Pero no te sorprende lo que te he contado, no te asusta?

-Hombre, pues sí; no soy ninguna puta... Si yo voy a hacer un trabajo espero un minimo de seriedad. Quedar a solas con un tío en fin de semana para que me grabe el chocho, como que es un poco raro, ¿no?

-Sí, bueno, ya te he explicado lo que pasa. No te creas que para mi ha sido muy normal.

-Pero ¿te la has follado, o no te la has follado?

-Ya te lo he dicho, hemos estado toda la tarde follando.

-Oye mira, si pasa, pues que pase... No sé. Mi chico sabe que soy stryper. Y tambien sabe que... Ejem... En ciertas fiestas hago ciertas cosas... Pero siempre porque quiero, yo decido si chupo una polla.

-¿Qué haces exactamente?

-¿En despedidas de soltero? Si son concertadas, es normal comer un par de pollas, y más...

-Pues escuchando tu voz, tan dulce... Además que eres bien guapa, nunca lo hubiera pensado.

-Si no lo fuera no me contratarían.

-¿Qué edad tienes?

-Veintiocho.

-Ajá.

-Oye, de verdad, no me importa chupar una polla, ¿vale? Quiero decir, en mi trabajo... No te creas que... ¿Sabes?

-Si, pero ese no es el problemema. Me da miedo que vengas y te eches atrás. Además no se si va a funcionar. De momento no ha funcionado.

-Mira, a veces mi jefe me envía a despedidas en Ibiza. Allí hacen de todo. No se como explicártelo... Yo voy como animadora de la fiesta. Yo y una compañera, o dos, somos las que nos desnudamos primero; y animamos a los guiris a desnudarse. Tambien hay boys, son fiestas privadas mixtas, de gente que no se conoce... Vienen los guiris, concertados por agencia, y los meten todos ahí. Ellos no buscan mas que fiesta y follar, tíos y tías; y la agencia se lo prepara... ¿Vale? Yo llego, le como la polla a algún boy, dejo que me... Ejem... Me dejo follar, vamos... Animamos la fiesta, y luego aceptamos al que nos entre. Siempre me folla algún guiri, en el escenario o aparte en algún rincón, pero dentro de la discoteca, a vista de todos, eso sí.

-¿Son orgías?

-No exactamente. Porque la gente puede no hacer nada o hacerlo todo, entre ellos. Normalmente si lo es; las chicas acaban despelotonadas, comiendo pollas, o en el suelo folladas delante de sus amigas. De los tíos siempre mete álguien, aunque solo lo haga el listo del grupo. Pero hay veces, que por lo que sea, solo queda la cosa en shows, entre los boys y nosotras. Yo salgo siempre de allí con el coño rojo.

-No hace falta que lo digas susurrando.

-Es que estoy en casa de mis padres y no quiero que lo oígan. Una vez, en una fiesta los guiris no se animaron, y el grupillo de tíos me folló en el escenario toda la noche. Bueno, no todos... Eran cuatro. Se turnaron. Fue la primera vez que me follé dos tíos al mismo tiempo.

-¿Entonces que propones?

-Pues... No sé. Quedamos y vemos que tal... Es mucha pasta, no puedo decir que no. En un día gano contigo lo que gano en un mes.

-Si son los dos días del finde...

-Pero no soy una puta, ¿vale? Lo entiendes, ¿no?

-No sé. Tu ven y hacemos la prueba.

La prueba con Mar, funcionó. Nada mas llegar, se desnudo entera. Precioso cuerpo, mediana estatura. Tetitas pequeñas y bien formadas. Delgada lo justo. Complexión de bailarina, porque de hecho lo era.

-¿Te has afeitado el chochito como te dije?

-Sí... Sí.

Era una rajita modesta, casi imperceptible. Un morro de gato a mi entender.

Me dijo que fuera al baño a hacerme una paja, que la idea de Laurita había sido buena. Eso hice. Pense en el cuerpo de Mar mientras me masturbaba, y de hecho, ojee entre la ranura de la puerta semiabierta del baño, observándola sentada, desnuda y pletórica. Tarde medio minuto en correrme.

Recogí su culo y su chocho, aunque luego preferí los de Laurita, y bien que me sirvieron. Cuando tocó la prueba del dildo, aluciné. Mar prefirió sentarse encima de él, en el diván. Se lubricó la vagina con el gel, sin un apice de verguenza, y comenzó a penetrarse: su cara se volvió un poema, risueño y alegre, aunque un pelin forzado por el oficio supuse..

-Aaaaah... ah... Umf, que bien entra... Buf... Que gustito... Jijiji...

Después de un rato calzándose el dildo, adopto una actitud neutra, seria, casi fría y distante.

-¿Qué quieres, que entre y salga simplemente, o que me lo folle?

-Fóllatelo, mejor, sí...

Mar se folló el dildo, ¡y como!. Podían escucharse sus jadeos desde la calle. La chica movía su pelvis como si se estuviera metiendo una polla de verdad. La información que llegaba al ordenador era confusa.

-Uf... Me he corrido... Jijii...

-No importa, es mejor que lo tengas un rato dentro y ya está. Lo escaneo y acabamos.

-Estás mal ¿verdad?

-¿Cómo?

-No te aguantas las ganas.

-Ya. Bueno. La historia se repite. Gajes del oficio. Pero tu no eres una gilipollas como la otra. A ti puedo decirte que estas muy buena, que tienes el chochito bien bonito, y cosas así, y no te enfadas.

-Y sin embargo te follas a la otra... Jijiji... Es el mundo al reves.

-¿Es una proposición?

-¡No! No... No, no... ¿Qué dices? Tengo novio. Y tambien tengo un dildo dentro, pero bueno...

-No sé como lo podemos hacer... El dildo recoge tu dilatación, pero tengo que hacer el gráfico aparte. Si pudiera utilizar otro programa...

-¿Cual es el problema?

-Que álguien debería follarte; captaría la secuencia en tiempo real, es como una grabación de video.

-¿Tú?

-No. Yo tengo que manejar el programa.

-¿Y si llamamos a álguien?

-¿A quién?

-Yo se de un tío, que es boy, que lo haría.

-No puedo pagarle lo que a tí. Y tiene que ser una polla normal.

-Ya... Eso es un problema, la tiene bien gorda.

-Te lo traes mañana y probamos.

Sabado. Llegaron pasado el mediodía, dos horas tarde. Al llegar, Mar y Javier, venían por el pasillo dándose picos. Indique a Javier donde dejar sus cosas y susurre a Mar: ¿es tu novio?

-No. Es un chico con el que queria trabajar hace tiempo... Quería trabajarmelo... Jijii... Es de una de mis discotecas.

Al rato, Mar vino a verme desnuda al despacho, extrañamente timida.

-Oye, si quieres... Hacerte ya la paja...

-No, no, no importa...

-Hazlo, ¿vale? No quiero verte mal.

Eso me sono a desafío. Y desplegué una escena que había planeado toda la noche, aunque no en esos terminos tan improvisados. Susurré.

-Espera... Ven, ven...

Mar se acercó a mi, la agarré de la mano y la atraje más. Sentado en mi silla del despacho reclinable, tenía el chochito depilado de Mar delante mío. Me saqué la polla y comencé a masturbarme. Mar dió un sobresalto.

-¡Tío! -. exclamó susurrando, mirando atrás en busca de Javier, que andaba ajeno, preocupado por su ropa.

Me masturbe mirando su pequeñisima rajita. Mar abrió un poco las piernas. Ella reía con las manos en la boca, de la divertida desverguenza. Me corrí, y por supuesto me manche.

Muy nervioso busqué los cleenex, con semen en la mano derecha y cayendo por mi glande. Aún no había acabado de eyacular, cuando la boca de Mar cubrió el glande. Mar me chupó la polla entera, en varias pasadas, y se tragó el semen, mientras me exprimía con sus manos. Sentí un reconfortante placer, al recorrer sus labios mi sensible piel.

-Eso te lo puedes limpiar tú, ¿no? -. Dijo, señalando mi mano.

Javier gritó algo a Mar. Mar hizo de eco: `¡ya voy!´.

Probamos escanear varias folladas. Javier, el boy, tenía un gran miembro. Mas de una vez, pense que la estaba haciendo daño a la chica, al penetrarla. Varias posturas. Los dos quietos durante minutos, polla dentro. Muy abierta, cerrada. Y siempre pequeños picos en la boca. Observé que cuando se iban a correr se comian la boca entera, con lengua, mientras que en otras circunstancias no pasaban de esos pequeños picos. Era la pasión supongo, la que los dotaba de ese paso adelante.

Paramos para comer, al rato. Tenía suficiente material, y me cuestinoba si mandarlos a casa. La mañana aunque breve había sido intensa. Me dolía la polla solo de verlos. Mar había sido muy escandalosa.

-Javier, ¿puedes follarla despacio?

-¿Así?

-Ah... Ah...

-Sí, así.

Que la follara despacio me aseguraba un resultado mas limpio en el ordenador, y la chica dejaba de gritar. Sin embargo poco a poco Javier aceleraba, y acababan como siempre: Mar empotrada en el diván chillando. No me convenía.

Aparté a Mar, y la dije la verdad: esto es exagerado chica... La polla es demasiado grande, nadie la tiene así. La dilatación de tu vagina no es normal.

-Me está destrozando. Puedo buscar a otro si quieres.

-No, no puedo pagar a nadie más.

-Pues me lo haces tú.

-Otro día si quieres. Hoy acabamos.

Les despedí, pero ellos parecian no querer marcharse. Se quedaron en el diván, hablando, Mar con la polla dentro, y Javier metiéndosela mas despacio que nunca. Hablaban follando.

Después de hacer unas llamadas en mi despacho, me asomé. Mar le estaba comiendo la polla a Javier, de cuclillas. Seguí con lo mío. En mi papeleo comencé a escuchar los jadeos de Mar. Jodieron dos veces más, seguidas, a mi entender. Luego oí la puerta. Se fueron sin cobrar.

Mar llamó por la noche: lo siento tío, nos enganchamos y luego nos dió verguenza decirte nada.

-Te pago mañana.

-No puedo mañana tío, tengo la vagina destrozada. Otro día, ¿vale?

-No puedo otro día, tiene que ser mañana.

-No es por tí, ¿vale? Yo decido la polla que me meto y no me importa, de verdad... Me meto la tuya si tu quieres... Pero preferíria meterme la polla de álguien que conozca bien. No es personal...

-¿Se lo puedes decir a tu novio?

-No, no... A mi novio no, ni se te ocurra. Me meto la tuya, ¿vale? Pero por la tarde. Deja que mi coño descanse un poco, ¿vale? Y me meto la tuya si quieres...

La situación se hizo tremendamente subrealista. Yo sabía que Mar no quería follar conmigo; de hecho, durante mi paja con su coño delante, ella me pareció forzada y comprometida, incluso cuando se tragó mi semen, lo hizo por cumplir. Mar hacia cosas que no la gustaban por cumplir, y eso me ponía. Así que acepté; no por acabar el trabajo, sino para follarla.

Mar vino por la tarde, antes de lo acordado, con gafas de sol escondiendo unos ojitos que habían llorado. Nunca me dijo porque, pero yo sabía que no era por mi, y sospechaba por sus comentarios, que el culpable había sido Javier. ¿Por no haberla aceptado en su cama toda la noche? Quizá.

-Me dejó muy mal. Si llego a saberlo no lo traigo. ¿Viste su polla? Era así... Dos o tres veces vale; pero toda la tarde...

-¿Pero ahora estás bien?

-Sí, sí. Perfecta.

Mar se desnudó.

-Oye... Antes de hacer nada, quiero acostumbrarme, ¿vale? Sientate.

Me senté. Me chupo la polla, y luego se sentó en ella, sin condón. La jodí sentada, muy despacio. Acabamos en el suelo, yo empujando tan rápido y fuerte como podía. Ella dijo que se había corrido.

La segunda vez, ella preparaba café, en braguitas. Simplemente me acerque por detrás y la follé entre la braguita, sin más. Ella no solo se dejó follar: se abrió bien de piernas, sino que en medio del coíto me detuvo para bajarse las bragas. Luego disfruté de un impresionante despliegue de contracciones vaginales: la chica sabía follar. Me corrí dentro de ella todo lo efusivamente que pude.

La tercera vez fue después de preparar el equipo. Ella estaba en el diván fumando, en braguita. Simplemente me acerqué a ella, la quité el cigarro y las bragas, la besé, la tumbé, llevé sus rodillas hasta sus hombros y la jodí bien fuerte y bien adentro. Ella gritaba de gusto. Al correrme me recriminó.

-Tío, no soy una puta, ¿vale?

-Quiero darte por el culo.

Ella aceptó. La dí por el culo, sin más.

Mientras la jodía el culito insistió: te estás pasando... Sin embargo notaba en ella cierta rutina. Con Javier parecía asustada y emocionada, conmigo se dejaba llevar, simplemente. Eso me gustaba. Se quedó dormida en el diván, varias horas. La tapé con mi abrigo. Atardeció.

Mientras aún seguía dormida, abierta de piernas en el diván, desnuda. La follé otra vez, de frente. A mitad del polvo se despertó, y jodió conmigo.

No trabajamos ese día. La pillé en un par de polvos más, ya más consentidos. Pero el último fue en la puerta justo antes de marcharse, donde la forcé. Esa se desquitaba, cansada de mí y cabreada. La follé por detrás en mi puerta, bajándola solo un poco el pantalón y la braguita. Se despidió con un pico, sonriendo.

Entregue el trabajo a medias. Coló. Mar y yo aún somos amigos. Una vez, me invitó a una despedida concertada en la costa, para que lo viese. En la despedida, tras tirarse a un maromo de dos metros, Mar vino a mi y me dejo follarla. Estuvo bien, y la busque el resto de la noche, sin poder entrarla de nuevo, ya que estaba muy solicitada. Mar vino a mi, y me señaló una chiquilla pelirroja, de diecisiete años, con pecas por todo el cuerpo, completamente desnuda, delgada pero con mucho volumen en sus carnes, piernas muy fuertes y el chochito depilado; la rajita más bonita que he visto nunca. Mar me explicó que la chica andaba detrás de los boys, pero que no se comía ni un rosco, porque los boys van siempre a por las tías más estereotipadas. Me dijo, que ella misma la había comido el coño hacía un rato, y que estaba riquisimo. Que era la primera vez que a la chavala la comía el coño una tía, y que la chica se sentía un poco rara. Me dijo que era una ricura, y una preciosidad, que probara a ver que tal.

-¿Y cómo lo hago? ¿Cómo la entro?- pregunté.

-No tienes que hacer nada. Acercate a ella. Balila con ella unos segundos, mírala a los ojos, mira bien su coño, que ella note que se lo miras, agárrala para bailar, no sé... En un momento determinado la tocas el coño, la metes un dedito... Las tetitas... Y si ella no te aparta, te sacas la polla y se la metes sin mas.

-¡¿No jodas?!

-¡Sí! ¿No ves que lo hacen los demás? ¡Venga tío!

Me acerque a la pelirroja menudita. Al principio ella me ignoró, enfrascada en frotarse con la pierna de un boy que se estaba follando a una amiga. Pero tras varias miradas de soslayo, se volvió hacia mi. Baile con ella desnuda, me frote con ella. La agarré por detrás, la dí besitos en la nuca y los hombros, la metí dos dedos en la vagina, la abri bien el coñito depilado, ella me agarró bien la polla, me la sacó, me la chupó, y solo tuve que arrastrala de la mano hacia uno de los apartados donde dos parejas jodían, para metersela a saco hasta que nos corrímos. Esa pelirroja ahora es mi novia, y se lo debo a Mar.