Maquinaciones divinas
Una mujer casada con problemas, un chico enamorado y una divinidad pendiente de ambos.
Su lengua se paseaba por toda su boca invadiendo cualquier lugar que le fuera posible mientras que su cuerpo hacia cada vez más esfuerzo en pegarse (o por el otro lado, de no despegarse) todavía más de su esposo amenazando con mojar su ropa de la poca agua que le quedaba luego de haberse secado. Por su parte el ni corto ni perezoso empezó a pasar su mano por el cuerpo solo protegido por una toalla de su mujer terminando su travesía en las nalgas de su mujer.
Cuando tenía tiempo y se daba el momento le encantaba sobarlo, posar su mano, acariciarlo, nalguearlo y darle place, era obvio que era de lo mejor que el había visto y probado en su vida, las simple caricias que habían empezado con un beso de buenos días se estaba convirtiendo en un momento de pasión para ambos llegando incluso a levantarle la polla lentamente, esto, obviamente fue notado por su esposa quien de por si movía frenética su lengua dentro de la boca del empezó a moverla aún más rápido mientras con una mano empezó a desbotonar la camisa.
Por fin luego de un tiempo volverían a hacer el amor pensó ella alegre, se había casado con el porque lo amaba y esto no era mentira, realmente lo amaba pero en el fondo se había sentido decepcionada por el poco interés que tenía su esposo en el sexo, admitiendo muy para sus adentros que le gustaría que su amado esposo fuera más proactivo en la cama.
La alarma había empezado a sonar, ya se hacía tarde, a esa hora ambos ya debían estar listos para partir al trabajo.
-mierda la hora.-exclamo el frustrado, le habría gustado decir que esas palabras eran proferidas por la imposibilidad de terminar lo que empezaron, pero conociéndolo, esa no era la razón.
-por tu juego, vamos a llegar tarde, ponte rápido la ropa para dejarte en tu trabajo e irme al mío, maldición mira como me has dejado la ropa, tendré ahora que cambiarme, ¿que estas mirando? date prisa que no hay tiempo. Exclamo el mientras ella miraba decepcionada como todo el momento se había arruinado por las obligaciones del trabajo, si había algo que le gustara menos que despertarse temprano era que su esposo quería mas su trabajo que a ella o por lo menos así lo pensaba y sin más tiempo que perder, empezó a vestirse y arreglarse para el trabajo.
Ya en el auto el viaje resulto monótono, que si sus padres, que si el trabajo, que si el jefe, que si su vecina, ella odiaba que el mencionara a su vecina, desde que se casaron tuvieron la desdicha de mudarse a un lugar en donde la socialización de los vecinos resaltaba por su ausencia salvo por una sola persona, la vecina Lilian una mujer mayor que le doblaba la edad tanto a ella como a él y que según corrían los rumores les encantaban los chicos jóvenes como su esposo, no era que creyera en tales difamaciones pero aun así, los chicos jóvenes hablando de “lo buena que esta ella” y que su esposo no pierdo la oportunidad de hablar con ella la tenían un tanto insegura.
No es que ella se considerara fea, al contrario recibía elogios constantemente por su edad, y es que ella a los 21 años podía presumir de un cuerpo pequeño pero bellamente dotado sin llegar nada a sobresalir perfeccionando así sus curvas de reloj, un cabello castillo que le llegaba hasta la cintura y una piel blanca como la leche que hacían juego con sus ojos verde dotándola de la apariencia de un ángel en pleno crecimiento de su belleza.
Por su parte el no resaltaba en mucho incluso diría que su apariencia es tal cual la figura de un joven empresario muy normal, un físico delgado sin llegar a musculo pero sin llegar tampoco a alguien con gordura, cabello negro con un peinado de lo más ordenado y siempre vestido con un traje, era difícil a veces imaginarlo con una vestimenta diferente.
-bien, hoy tal vez venga a recogerte un poco tarde, Lilian me pidió si podía recoger a sus sobrinos en la parada de autobuses, iré por ellos primero y luego vendré a buscarte ¿vale Miriam?-exclamo su esposo hacia ella mientras se bajaba del auto con el ceño fruncido por escuchar el nombre de ella viniendo de él.
-está bien Albi, y si no le diré a uno de los chicos si me puede hacer el favor de dejarme en casa, no hay problema.-pronuncio ella mientras su interior se prendía en el fuego de los celos, no quería pensar que su esposos le era infiel con la vecina pero a veces era imposible no pensar en eso dada las circunstancia, hacía meses que no hacían el amor y cada día que pasaba su esposo “atendía” cada vez más a su vecina.
-nos vemos más tarde cariño.
-que te vaya bien- respondió ella mientras se acercaba para despedirse con un beso para segundos después de que hayan terminado verlo partir.
Le habría gustado decirle algo, “esta noche hagamos algo” “¿piensas dedicarme tiempo antes que a la vecina?” “te casaste conmigo no con ella” pero no tenía la fuerza de decirle algo, conociendo a su esposo esto solo llevaría a una discusión de las tantas que tenían a veces y que siempre terminaban con el ignorándola por varios días cosa que ella odiaba sobre toda las cosas, a veces incluso se iba de la casa para la de sus padres argumentando “no puedo ni verte de la ira que tengo” haciéndola sospechar todavía más de una posible infidelidad de su esposo, era en estos momentos en que ella se daba cuenta de la verdad, ella tenía mucho miedo de perderlo.
Siempre trataba de no llevarle la contraria para que él no la dejara, ella lo amaba y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que él no la abandonara pero a veces le era imposible, más ahora que su esposo parecía tan encariñado con su vecina, en momentos así ella solo quería llorar.
-¿venimos en las nubes hoy verdad?-escucho Miriam hacia su persona solo para que al voltear se encontrara con uno de sus compañero de trabajo y mejor amigo de la universidad.
-Theo, me encontraste distraída.-respondió ella para luego lanzarse en un abrazo hacia el para saludarle.
-eso veo cariño, se me hizo raro que aún no habías llegado al trabajo considerando lo temprano que siempre llegas, ¿todo bien?
“si, solo que mi esposo no me folla y me es infiel con una puta anciana que probablemente tenga las tetas caídas” quería decir, pero no lo hizo, por más confianza y cariño que le tuviera a su mejor amigo, no consideraba adecuado hablar de estas cosas con él, principalmente porque primero sentía que hablaba mal de su esposo frente a otras personas y dos, ella sabía que Theo había estado profundamente enamorada de ella antes de ella casarse con Albert, él nunca se le había confesado y ella nunca le había dicho que se había dado cuenta de sus sentimientos por lo que temía que aun siguiera sintiendo algo por ella a pesar de los años pasados y peor que se hiciera ilusiones por culpa de sus problemas maritales.
-el despertador sonó algo tarde, probablemente se averió o algo, así que mi esposo y yo nos despertamos fuera de tiempo- mentía obviamente, nada quería mas que terminar el acto pasional que por poco inicia, ambos se habían despertado temprano pero su burdo intento de excitación les había hecho perder más tiempo del que le suele tomar para arreglarse e ir al trabajo.
-si eso a veces pasa con los despertadores, lo que no pasa a menudo es que esta vez el desayuno lo pagaras tu.-exclamo burlón su amigo, recordando la apuesta que se hicieron desde que empezaron a trabajar juntos.
-eso no es justo no fue mi culpa.-exclamo ella imitando una pobre mueca de desagrado, ella, gracias principalmente a la manía de su esposo de controlar el tiempo de cualquier actividad, se daba el lujo de presumir el llegar temprano al trabajo cosa que Theo, rara vez, por decir nunca podía darse, quedando ambos en que el día en que él llegue primero que ella al trabajo ella tendría que invitarle el almuerzo.
-un trato es un trato cariño, despertador o no, la verdad es que llegue primero que tu.-pronuncio con una sonrisa mientras ella le daba un leve golpe amistoso en señal de respuesta.
Esa noche luego de haber llegado con los sobrinos de la vecina y de que su esposo pasara el rato hablando con su vecina obtuvo la habitual noticia de que fue un día cansado para en el trabajo, lo cual era sinónimo de que otra vez no iban a hacer nada esa noche, pensó frustrada la chica mientras se bañaba lista para salir en unos momentos e irse a dormir en vista del habitual pronóstico de abstinencia de su esposo.
Era en estos momentos en que recordaba cómo fue su primera vez y como inicio la relación entre ambos, desde muy pequeña ella había estado muy interesada en el sexo, tanto que uno de sus secretos es que desde muy temprana edad ella pasaba largas horas viendo videos porno o leyendo relatos mientras fantaseaba con hacer o experimentar todas las cosas que ahi se mostraban, no fue hasta que ella, a los 18 se encontró con Albert convirtiéndose este en el amor de su joven vida y gracias a su personalidad seria y estricta, muy influenciada en la moral cristiana, fue eliminando cada pensamiento pecaminosos incluso llegando a aceptar la idea de solo tener relaciones hasta casarse.
Su boda había sido maravillosa, siempre la recordaba con mucho afecto, todos sus amigos y familiares estaban ahí y tanto el como ella se veían esplendidos y muy felices, curiosos considerando que unos meses antes habían discutido el cómo llevar la boda, el quería casarse por la vía religiosa mientras que ella por la civil, ella nunca había sido alguien muy devota, cosa que tampoco decía que no creyera o siguiera algunas normas de la creencia de su esposo, solo pensaba que si se debía disfrutar, no era necesario seguir una norma que te castigara siempre y cuando no se lastimara a alguien en el proceso, desgraciadamente él no pensaba igual, consideraba que todo debía seguirse según las letras divinas por lo que veía con mucho desagrado la idea de casarse por la vía civil, pero gracias a que el de verdad quería iniciar una vida con ella, acepto a regañadientes, “cuando me atrevía a llevarle la contraria” pensó ella para sus adentros con mucha melancolía.
La noche que se casaron y pasaron su tiempo a solas como pareja había dejado mucho que desear para ella, ambos habían terminado de bañarse y se quedaron en toalla cubriendo sus partes íntimas mientras ninguno por los nervios hacia nada, no fue hasta que el, cansado se abalanzo sobre ella para besarla, cosa que ella efectivamente no rechazo y haciendo acopio de su fuerza de voluntad se tragó sus nervios y poso lentamente sus manos en la pierna de él, para luego irla subiendo lentamente hasta llegar a su miembro, aun no lo había visto pero según lo que tentaba no era una mala polla, podía calcular unos 15 o 17 de cm por lo que ya mas lanzada la sujeto y empezó a mover su mano de arriba a abajo.
Su esposo al ver esto dejo de besarla y se dejó hacer dedicándose al placer que su ahora esposa le daba, por fin ella había tenido un vistazo a su miembro, 16 calculo y aumentando el ritmo de su sube y baja se despojó de su toalla dejando ver su joven cuerpo, su esposo ni corto ni perezoso poso su vista en sus senos, esto la hizo sentir bien, ver que con su mano le daba placer a su esposo y que su cuerpo era deseado por este la hizo muy feliz e inclinando su cuerpo para que su cabeza estuviera cerca de su polla se encamino a darle una mamada, su primera mamada.
-¿pero qué haces?- dijo su esposo para sorpresa de su esposa.
-¿no quieres que yo…
-eso es asqueroso y además es pecado.-pronuncio el colérico mientras ella no podía evitar que su expreso se alterna entre sorpresa y decepción, pero haciendo caso a sus palabras desistió de cualquier intento de dar una mamada, era su primera noche como pareja casada y no quería que su primera vez sea cancelada por una discusión por lo que volviendo a levantarse se dedicó a hacerle una paja.
No fue hasta pasado unos minutos que él se decidió a follarla por fin, acostándola en su cama y sin ningún tipo de precalentamiento o juego previo de su parte, metió su miembro en su vagina y lentamente fue empujando hasta romper su himen siendo para ella, única fuente de placer el nervioso manoseo que el hacia sus senos hasta que pasado pocos minutos él se corrió fuera de ella cayendo rendido en la cama, dejándola muy decepcionada pero sin decir nada solo se abalanzo hacia el para besarlo y abrazarlo solo obteniendo una sonrisa de parte de él, cosa que ella le devolvió.
Así siguió su relación ella deseando hacer más y el con un desinterés total en el sexo, a veces pensaba que ella no le atraía y por eso el hacía cada vez más esfuerzo en no tocarla ni hacer nada con ella obligándola muchas veces a darse placer ella sola en vista del desinterés de su esposo y esta era una de esas noches.
Aun en la ducha empezó a bajar su mano hacia su parte intima, le encantaba recorrer su cuerpo con su mano, tanteando lentamente el terreno con esta hasta llegar a su vagina, siempre que lo hacía, le llegaba a su mente la imagen de un hombre barbudo llegando a la mediana edad pero con un físico fuerte era quien con sus manos recorría su cuerpo y les metía sus dedos, le había cogido el gusto a fantasear así, un hombre viejo, barbudo y con un cuerpo de infarto, la empujaba hacia la pared y con sus dedos le daba placer mientras ella gritaba más y más y sin poder evitarlo empezó a meterse dedos para darse placer.
Uno dos dedos, se tumbó en la ducha y abrió todo lo que podía sus piernas mientras con su mano libre empezaba a tocarse los pechos cayendo el agua fría sobre su caliente cuerpo, estaba perdiendo el control otra vez, esto llevaba pasándole desde hace varios días, ya, se excitaba sobre manera perdía el control y empezaba a masturbarse sin ningún pudor y siempre con la misma imagen mental.
Esta vez el hombre barbudo la tenía parada frente a la pared con las piernas abiertas mientras la follaba frenéticamente y con sus manos le acariciaba los pezones solo fue cuestión de tiempo para que cambiaran de posición esta vez ella de frente a él viendo como este la levantaba y ella con todas sus fuerzas se agarra a a su cintura siendo follada mientras el la cargaba.
Acelero aún más la embestidas que ella misma se daba con sus dedos mientras esta vez su mano libre dejaba sus senos para tapar su boca, estaba gimiendo y estaba excitada, muy excitada.
-¿piensas quedarte toda la noche en el baño?-escucho Miriam fuera del baño mientras sonaban unos fuertes golpes a la puerta sacándola de sus fantasías
-Y-ya estoy por salir cariño descuida.-dijo mientras modulaba su voz para que no se notara lo excitada que se encontraba ¿la habrá escuchado gemir? pensó para luego descartar la idea, su esposo no aprobaba la idea de masturbarse por considerarla pecaminosa por lo que ya habría soltado alguna reprimiendo.
Apagado la ducha y tomando la toalla procedió a salir del baño, aun seguía caliente y necesitaba correrse pero esa mañana casi logra hacer algo con su esposo, tal vez él se encontraba tan caliente como ella y después de tanto tiempo tal vez por fin puedan hacer algo si ella lograba excitarlo y con lo excitada que se encontraba tal vez podría lograr excitarlo y hacer algo y si él no le hacía caso ella misma se daría placer hasta correrse
Pero él no se los permitiría.
Incluso siendo una sombra, una burda parodia que apenas rozaba la grandeza de su figura aun tenia poder suficiente para dirigir las acciones humanas e implantar ideas o pensamientos en sus cabezas solo era cuestión de hacerlo y pronto tendría a una persona haciendo lo que le plazca, claro tenia limites no tanto porque él los haya impuesto en principio si no porque era imposible dirigir totalmente la mente de un humano siempre que este no esté de acuerdo con la idea, por eso es que implantar sugerencias en las mentes era un trabajo delicado, por suerte o por desgracia el ya había tenido experiencia de sobra a través de los siglos.
Estaba embelesado por la chica, eso lo reconocía, no sería la primera ni la última que quedaba cautivado por la belleza de una chica, pero esta era diferente, a él le encantaba desvirgar a jóvenes, esta, aunque era joven hace unos años que no era virgen pero los años le habían demostrado que uno podía ser novicio de forma distintas y aunque ella haya perdido la virginidad nunca había experimentado ni una pisca de lo que el sexo podía ofrecer, por eso estaba tan interesado en ella, quería tenerla en sus brazos disfrutarla, recorrer su cuerpo hasta que su cuerpo mortal no pueda más y caiga rendida ante el placer, pero en su estado actual poco podía hacer.
Hacia años, no, siglos que solo era una burda figura etérea sin ningún culto influyente en el mundo que le garantizara una verdadera influencia en este, salvo por ridículas imitaciones suyas para entretener a las personas el estado y situación de Zeus dejaba mucho que desear.
Pero no era nada que él no pueda arreglar si jugaba bien sus cartas, solo era cuestión de usar bien a la chica y la poca fuerza que le quedaba.
-si serás imbécil-exclamo la chica muy frustrada mientras observaba desnuda el cuerpo rendido de su esposo recostado en la cama.
Otra vez, otra vez se había quedado dormido, otra noche más en que él se dormía y ella se quedaba sufriendo de un placer que no sería satisfecho, por lo menos no por su esposo, quería insultarlo, levantarlo y pedirle, no, exigirle que la follara de una vez, por una vez en su matrimonio que la follara y la hiciera disfrutar, pero no, el solo se quejaba del trabajo, la comparaba con la puta de la vecina o le echaba la culpa de las cosas de la casa a ella, y ella solo hacia las acciones según su buena voluntad. ¿En dónde había quedado el hombre que amaba antes de casarse? se preguntó levantándose de la cama, aún estaba caliente, sí que estaba caliente y por lo visto esta sería otra noche de abstinencia para ella como para su esposo, claro si es que este de verdad no la estuviera engañando con otra.
Sin tiempo que perder ella se metió al baño, no tenía otro lugar en donde darse placer y tener una aventura no era una opción, por lo menos no una que le gustara, estaba necesitada de sexo pero el matrimonio era sagrado para ella, no quería terminar como su madre, dejando a su padre por un amor desbocado hacia una persona que conoció en poco tiempo, el tiempo solo le daría la razón mas adelante de que el chico había embobado el cerebro de su madre para luego dejarla cuando se aburrieran dejando totalmente destrozado a su padre, solo bastaron varios años y gracias al amor que ella le profetizaba siempre que este pudo superar ese mal viaje para conocer más adelante a una nueva mujer que le haría feliz, si, definitivamente ella no dejaría a su marido por una aventura como su madre.
Volviendo a su cuerpo y dejando la ira que sentía hacia su esposo por haberse dormido tan descaradamente volvió a posar sus dedos en su parte íntima y moverlos mientras que con su otra mano sujetaba el celular.
Se sentía un poco avergonzada de su situación, hace años que no tenía que recurrís al porno, desde muy joven que se había encontrado con una página porno de forma accidental no había despegado la vista de los videos por lo menos hasta que conoció a su pareja que dejo dichas actividades, ahora años después de eso y luego de haberse casado volvía a tener que recurrir a dicha actividad y producto de todos los años en que lo había dejado se sentía un poco torpe, masturbarse viendo videos en el celular mientras se encerraba en el baño, tal cual adolecente. Solo basto encontrar un video de su agrado para desinhibirse totalmente.
Con dos dedos movidos frenéticamente dentro de su vagina no despegaba la vista de la escena, un hombre maduro de muy buena polla, de esas que solo te encuentras en escenas porno empotrando a una joven mientras esta no paraba de gemir quedando sus senos rebotando en el aire por las embestida.
-joder, menuda polla-exclamo Miriam al ver como la chica se soltaba de las embestidas para posar sus labios en la polla del hombre maduro cuyas pintas denotaban que estaba a punto de correrse y con sus boca pegada a su polla ensimismada en una succión mientras que con su mano izquierda pajeaba la parte del miembro que no cubrían sus labios y la derecha masajeaba sus huevos terminaron en la corrida del sujeto, corrida que fue esparcida por toda su cara a lo cual la chica en respuesta con sus manos fue recogiendo los restos de semen y pasarlo a su boca para luego posteriormente levantarse y besar a su pareja compartiendo así su corrida.
-dios que hija de puta-pronuncio moviendo frenéticamente sus dedos en su coño mientras anhelaba ser ella la del video, desde hace años que quería intentar probar el comerse una polla pero nunca había tenido la oportunidad.
Esta vez paso a otro video, este era de una chica con un providente trasero en el cual tenía varios juguetes dentro de su culo y coño siendo empujados por un afroamericano mientras que adelante otro hombre de probable etnia americana estaba sentado sujetando la cabeza de la pobre chica en un sube baja adentro de su polla logrando incluso de dar la imagen como si la chica se estuviera asfixiando de la fallada de boca que le estaban dando, cuando por fin su boca pudo salir de su miembro el hombre procedió a escupirle y restregarle todo su miembro por el rostro imitando una erótica limpieza del rostro de la chica, fue entonces que la chica fue levantada para y acostada en una mesa.
Esta vez el afroamericano se pasaba hacia adelante y metía su enorme polla en la boca de la chica quedando sus huevos de frente en el rostro de la chica, durando el camarógrafo varios segundos grabando la escena, cuando ya hubo tenido suficiente la cámara paso a ser del americano quien ni corto ni perezoso ya había empezado a bombear el coño de la chica.
-sí, si joder que si- pronunciaba cada vez más perdida Miriam a la vez que sus dedos se movían dentro de ella, en un momento dado empezó a mover sus caderas hacia arriba y hacia abajo, casi como deseando que su mano entrara totalmente en su coño para solo frustrarla todavía más, quería correrse pero ya.
En su momento de exaltación su celular se caía variar veces, mientras que una de sus manos estaban en su coño la otra quería insaciablemente ir a pasar a sus pezones pero por tener el celular cerca que le fue imposible, es entonces cuando un pensamiento morboso cruzo por su mente, si no podía agarrar el celular y pellizcarse los pezones al mismo tiempo lo utilizaría de otra forma.
Levantándose de donde se encontraba salió del baño y se dirigió hacia su habitación, mas específicamente en donde se encontraba el celular de su esposo cargando para desconectarlo y iré rápidamente hacia el baño, ya sentada otra vez encendió el celular, la imagen de su esposo sonriente estaba ahí, esperando ser desbloqueado el muy hijo de puta no se atrevió a decirle nunca la contraseña, pero no lo necesitaba solo necesitaba su imagen de el sonriéndole a la cámara, mientras que con su celular procedió a dejar una lista de mensajes para ser enviados sucesivamente logrando así que el celular de su esposo vibre y colocándolo en su vagina empezó a darse placer.
-coño, si dios que delicia, masturbarme con el celular de mi esposo- exclamo Miriam presa del placer mientras en su mente pasaban innumerables situaciones morbosas que podría hacer, regalarle un cepillo vibrador a su esposo y cuando este se fuera a dormir, metérselo en el culo o en el coño y encenderlo, correrse en alguna bebida de este sin que se dé cuenta para que este desconociendo que se encuentra en su bebida proceda a beber su corrida o masturbarse en un lugar público oculta de todos.
-si dios, que delicia, como quisiera una polla ahora.- y casi como cumpliendo con sus suplicas Miriam como algo entraba en su entrepierna y empezaba a bombear dentro de ella, al principio su reacción fue de sorpresa para pasar a un leve miedo, miedo que paso a ser excitación según el mete y saca iba incrementando en velocidad e intensidad.
“no te preocupes, solo relájate y disfruta” escucho Miriam dentro de su cabeza y como reacción obvia no pudo evitar pensar que tal vez se estaba volviendo loca, lo que si era seguro es que estaba experimentando un placer que hace tiempo que no sentía, no, más bien nunca lo había tenido este placer.
-si dios pero que rico no pares. Que delicia.-profirió Miriam sin importarle si su esposo la escuchaba, si es que no era el que por fin se había decidió a darle el sexo que tanto quería y necesitaba pensó solo para borrar la idea y darse cuenta de que efectivamente se encontraba sola en el baño, cosa que aumento aún más el sentimiento de extrañeza de toda la situación pero ya no le importaba estaba presa del placer y quería aprovecharlo.
“¿era lo que querías no? una polla y una buena follada” volvió a escuchar Miriam en su cabeza, esta vez con más claridad la voz, parecía la de un anciano muy avanzado en edad, pero aun no podía ver nada, toda la situación le era bastante extraña surrealista.
-sii, por favor, no pares, más duro.-pronuncio y si hubiera visto a quien sea que tuviera de frente le habría parecido ver una sonrisa de satisfacción.
Es entonces cuando sintiendo una mano agarrándola de sus cadera, se abre de piernas permitiendo mayor acceso a su coño obteniendo como resultado una embestida aún más profunda lo que combinado al sentimiento de uno de sus senos ser acariciado por una gran mano y el otro siendo chupado con majestuosidad que estalla en placer.
-sí, dios, sí, sí, sí, me corroooo.-exclamo exaltada Miriam obteniendo un orgasmo con todos sus jugos bañando el piso donde se encontraba lo cual solo demostraba que se encontraba físicamente sola en la habitación. Por su parte su mente daba vuelta, se había corrido, por fin después de tanto y se sentía tan bien que era imposible describir, cuando ya hubo pasado el momento miro a su alrededor, se encontraba sola ¿había estado sola todo el tiempo? eso no podía ser, ella había sentido como alguien la poseía hace unos momentos, incluso había escuchado como alguien le hablaba y ella misma le respondía.
-esto de la abstinencia debe estar volviéndome loca.-pronuncio al percatarse de como había mojado el piso con su corrida.
-lo que daría por tener mas de estos seguidos-soliloquio para recoger el celular de su esposo y ver que este también fue víctima de su corrida dándose cuenta nuevamente del ruido que había hecho con su pequeño rato de placer, ¿no se habrá el despertado con todo el ruido que hizo? pensó y entonces se dirigió rápido hacia su habitación nerviosa de lo que podía pensar su esposo, ella tenía su celular y había estado diciendo cosas como si estuviera con otra persona, era obvio que podría pensar que ella le era infiel por internet por todo lo poco que dijo. Grande fue su sorpresa cuando lo encontró dormido tal cual oso, a pesar de todo el ruido que había hecho, intento acercarse más para confirmar que se encontraba dormido obteniendo como afirmativo a su pregunta.
-el deberás no escucho nada.-pronuncio sorprendida de que su esposo a pesar del ruido no se despertó, era como si alguien hubiera influenciado en él, pensó solo para descartar la idea, toda la situación de ella en el baño había sido muy irreal, no quería seguir tachando más momentos que fácilmente pueden ser explicados con cosas paranormales, ya muy loca se sentía con todo lo que ocurrió.
Es entonces cuando dirigiéndose al baño para limpiar el desastre que había hecho que se percató de que se encontraba desnuda por toda la casa, “ya quisiera que fuera el quien me viera así” pensó resignada para luego proceder a limpiar el baño, sí que la había pasado bien, tal vez todo era producto de la creciente excitación que llevaba sintiendo hace un tiempo atrás, era una pena que un orgasmo así no se vuelva a repetir.
Zeus solo sonrió, este solo era el comienzo de él y ella y por consiente del placer de ambos.