Manuela (17: Capítulo final)
Manuela (17: Capítulo final)...
Llego a Madrid un lunes a última hora y lo primero que hago es pasarme por el bar cercano al periódico (¿con la secreta esperanza de que allí estuviera Manuela?).
Al cabo de un rato veo entrar a Elisa, la invito a una copa y tras una charla insustancial paso disimuladamente a preguntarle por su amiga. "¿Manuela?, está en la delegación de Bruselas, ¿no sabías lo de su ascenso?, claro con todos los meses que has estado fuera. Lleva un par de semanas allí muy ocupada organizando la oficina y su nueva casa. La próxima semana coge vacaciones para irse a la India con su marido. Es la primera vez en varios años que consiguen coincidir y está muy ilusionada. Me da a mí que van a encargar algún niño a la cigüeña".
De repente siento una especie de vacío o roto interior. Pero bueno, ¿de qué voy?. Total, una tía guapa, maciza, con la que puedo dar rienda suelta a mis deseos sexuales más íntimos y de la que creía estar enamorado. ¿Qué importancia tiene si está casada, cambia de ciudad y está pensando en tener hijos?. ¿Qué más da si me hice ilusiones fuera de lugar?. ¿Qué pasa si para ella no he significado nada de nada en ningún momento?. ¿Qué importa que yo vaya a tener un hijo con Charo y haya decidido casarme con ella?. La verdad, me parece que estoy enamorado de Charo y lo de Manuela es un simple capricho sexual. Claridad de ideas por mi parte, sí señor.
"¿No sabías lo de su marido?. Es un alto cargo de la Administración en Bruselas y apenas viene por Madrid. Ahora ya podrán estar juntos. Manuela siempre le ha echado de menos. Oye, me parece a mí que tu estás muy interesado en ella. Ya sé que tuvisteís rollete un par de ocasiones porque me lo contó. ¿Ha habido algo más?".
No se la razón pero hubiese matado a Elisa. Balbuceo una respuesta más o menos coherente y no comprometida, intento no pensar en ella, pero ...
"Antes de irse Manuela me dejó un sobre para ti, con la prohibición de dártelo si no mostrabas interés por ella en cuanto volvieras a Madrid. Lo tengo en mi casa".
Ni se como lo hemos hecho ni que le he prometido al taxista, pero quince minutos después estamos en el piso de Elisa en un barrio de las afueras de la ciudad. Tengoque aguantarme los nervios y las ganas de gritar mientras espero que ella prepare unas copas, se ponga ropa cómoda y tras buscar en un cajón poner en mis manos un sobre pequeño que contiene una cinta de audio, sin ningún tipo de escrito, dirección o remite.
Me acerco al equipo de música y meto la cinta en el casette. La voz de Manuela empieza a sonar tras una breve y suave risotada:
<< Hola, cabronazo de mierda. Si estás oyendo ésto es señal de que has mostrado interés por mí. Me alegro. Se que has querido hablar conmigo en distintas ocasiones durante las últimas semanas y tu ya conoces por boca de mi amiga Elisa que desaparezco definitivamente de tu vida (y de la de algunos tíos más, no vayas a creer), alejándome y volviendo a reunirme con mi marido. Han sido unos años estupendos, de desenfreno sexual que ahora tengo intención de poner fín o de continuarlo sólo con el hombre al que quiero. No se te ocurra intentar ponerte en contacto conmigo y no seas gilipollas, hazme el puñetero favor de no hacerte pajas mentales: para mí no significas nada, un par de buenos ratos y el hacer reales algunas de mis fantasías sexuales. Ha habido muchos como tu. Eso sí, eres el único al que dejo un mensaje. Escucha la cinta con Elisa, es mi despedida para ambos. >>
Tras una breve pausa en la que puede apreciarse la respiración agitada de Manuela, continua:
<< Cabrón, seguro que estás salido y con ganas de mujer. ¿Tienes nuevos jueguecitos preparados para que se te levante ese rabo gordo que tanto te gusta cascarte?. Y tu, salida y reprimida Elisa, ¿sigues masturbándote a todas horas, metiéndote cualquier cosa gorda en el coño y violando con el pensamiento a los hombres que te gustan?.
Miraos el uno al otro. Elisa: te aseguro que este mariconazo tiene una polla gruesa que sabe meter estupendamente por todos los agujeros que tan necesitados tienes. Usalo. Luis: la zorra que tienes a tu lado me supera en imaginación, instinto follador y ganas de probar todo tipo de experiencias. Usala.
¿A qué esperaís?. Yo ya he empezado a masturbarme pensando en todo lo que podeís hacer juntos. Pasadlo bien. >>
La cabrona de Manuela ha conseguido hacerme sentir incómodo al mismo tiempo que ponerme cachondo simplemente con su voz y un par de insultos.
Miro a Elisa que está sentada en un sillón a mi izquierda. Ella también me mira con expresión seria. Se levanta, se acerca a mí y mirándome a los ojos se quita el vestido, lo arroja al suelo y de manera brusca se arranca el sujetador dejando a la vista dos grandes tetas morenas de oscuros pezones. "Yo no soy Manuela, pero estoy dispuesta aquí y ahora a cualquier cosa que nos guste. ¿Qué dices?".
"Sinceramente, alegra estar aquí. Enséñame tu cuerpo. Estoy muy salido y necesitado, así que prepárate a darme gusto. Empieza por hablarme con un poco de dureza mientras te tocas esas tetas grandes, vamos golfa, ¿a qué esperas?, mi polla quiere marcha".
No se parece fisicamente a Manuela (ni a Charo): morena de pelo muy largo, alta, tetas muy grandes, una mata de vello rizado en el pubis, boca grande, piernas más bien gruesas y, en eso coinciden las tres, un redondo y buen culo.
"Me has mirado ya bien, so cabronazo. ¿Te gusto?. Prepárate porque mi coño quiere que te lo comas, ¡vamos! de rodillas y a jugar con la lengua; maricón, nenaza, chupapollas".
No está mal, no señor. Esta chica promete. Tengo muchas ganas.
Llevo un par de minutos mamándole el coño cuando se corre dando fuertes gritos y con unas contracciones en los muslos que parece le ha dado un calambre. Me da la impresión de que son varios orgasmos seguidos, fuertes y largos. Enhorabuena.
Sorpresa, apenas pasado un minuto se arrodilla ante mí diciendo: "gracias. Por favor, pídeme lo que más te guste, estoy deseando complacerte; maricón de mierda, cerdo". Sin poderme aguantar le suelto dos bofetadas, no muy fuertes pero sonoras. Mi polla da un brinco cuando en lugar de una queja oigo: "coge tu cinturón, azótame el culo; eso me va a poner a cien por hora. Se que a ti también porque me lo contó Manuela". Vaya, vaya.
Al quinto o sexto cintarazo mi rabo parece el mango de una pala. No le pego fuerte, pero el sonido de los azotes y las tenues marcas rojizas en la piel de ese estupendo culo me excitan como si nunca hubiese follado hasta entonces. "Ven, tía, ven. Sube al sofá, abre las piernas y vamos a follar que voy como una moto".
Es fabuloso meterla en un coño suave, caliente, mojado, estrecho que parece un guante de cálida, acogedora y mullida piel, mientras te van diciendo con voz ronca, agitada y entrecortada: "Sigue, no pares cabronazo; me gusta mucho, sigue maricón que te voy a hacer de todo; dame gusto, ¡fóllame! ...".
Está claro que Elisa es de fácil orgasmo. El metesaca la lleva a correrse en pocos minutos con un estruendo importante, sollozos y grititos histéricos incluídos. A punto de correrme la saco de su chocho y termino eyaculando sobre ella: tetas, cara y cabello, todo bien salpicado por mi lechada. ¡Fabuloso!. ¡Qué corrida más guapa!. Estmos como en las películas, en el sofá, echando un cigarrillo a medias mientras nos acostumbramos a nuestras respectivas presencias, a los mutuos olores de sexo y sudor cuando, ¡joder que susto!: << ¿He calculado bien el tiempo?, ¿os habeís corrido a gusto?, ¿ya os conoceís mejor?. Me he hecho una paja pensando en vosotros. Creo que os iría bien practicar el ... >>
Elisa salta como con un resorte en el culo a quitar la cinta del casette. "Vale ya, coño. Me parece que no necesitamos a Manuela para nada, ¿no te parece?".
"Me parece que llevas toda la razón; ven y bésame porque sigo con ganas de sexo y me excitas un montón, ¡tia buena!".
Han pasado algo más de cuatro años de esta historia. Charo y yo nos casamos, vivimos en la Pedriza con una hija tan tremendamente guapa como su madre, tres perros, varios canarios y una gata. Lo menos que puedo decir es que soy muy feliz.
Elisa y yo tenemos una muy buena amistad (ahora es mi secretaria) y cada dos o tres semanas quedamos para follar a gusto y practicar nuestros jueguecitos. Nos lo montamos de puta madre y el bondage es lo que nos hace disfrutar.
De Consuelo sabemos que le va muy bien en Perú con Jericó. Dos veces al año nos mandan una cinta de casete grabada dándonos noticias suyas y contándonos detalladamente su vida sexual, lo que nos permite a Charo y a mí excitarnos con ganas. Hemos pensado en filmarnos en vídeo y mandarles la cinta para ver si corresponden.
París sigue siendo mi destino favorito para viajes de trabajo. Siempre que voy me alojo en el piso situado sobre la casa de comidas de Luisa, que en sus poco más de cincuenta años sigue siendo una diosa maravillosa. Cada día le gusta más el sexo anal. Sandy ganó un premio fotográfico y una beca de estudios en Nueva York. Yo tengo que ir tres o cuatro veces al año a la corresponsalía del periódico en Estados Unidos. Cada día, por suerte, se parece físicamente más a su madre y folla tan estupendamente como ella. Las llaves del despacho siempre las llevo en el llavero que ellas dos me regalaron y lo considero un amuleto de buena suerte.
Berta es mi mano derecha en lo que a fotografía e imagen se refiere. Dos o tres reuniones de trabajo al mes no nos las quita nadie en su amplísima cama de agua. Se ha vuelto una encantadora sadomaso.
Hace cosa de dos años en un conocido restaurante de Barcelona coincidí con Montsita, comimos juntos y reanudamos una amistad sexual que hace que gracias al puente aéreo nos montemos buenos números. Montse, su madre, ha vuelto a entrar en contacto conmigo y además de los tríos en los que participa su hija me pide que use el cinturón con ella (¡le encanta a esta masoca!) y todo tipo de aparatos sadomasoquistas. A veces me paso, pero es que se excita como una loba (y yo también).
Milí y Jorge siguen viviendo en Almería, vienen a menudo a Madrid y siguen su amistad con mi ex. Alguna enculada estupenda me hago de cuando en cuando con la gordita belga.
Carmela y su medio hermana Julia viajan bastante, aunque siempre que están en Madrid buscamos tiempo para montarnos numeritos gratificantes. Ese maravilloso perfume filipino es único ... Por cierto, sigo en contacto con Teresa y eso me permite comerme a menudo esas tetas absolutamente increíbles; ¡qué pezones!, la de cosas que con ellos pueden llegar a hacerse.
Prado la chiquita y Marta la grandona (las maestras de Palencia) vienen a Madrid algunas veces al año y quedamos en un hotel de la sierra del Guadarrama. Cada día son más expertas en el bondage y me dan placer con ganas. Siguen en contacto con Pedro, el marido de Teresa, al que han aficionado al sadomaso light y con quien se ven en León. Seguro que algún día nos montaremos un numerito los cuatro.
La única ventaja que le encuentro al AVE es que Madrid y algunas ciudades se comunican rápidamente por lo que Mariana y yo podemos vernos muy a menudo. Somos buenos amigos y socios (hemos abierto bares de copas de un cierto nivel en Madrid, Ciudad Real, Córdoba y Sevilla que van estupendamente y ahora se los vendemos a una conocida cadena norteamericana) y tenemos frecuentes encuentros sexuales (Merche se ha convertido en voyeur habitual y ocasional participante) en el palacete cordobés. ¡Qué coño más fabuloso el de esta mujer!, me excita sobremanera que me ordeñe y exprima el rabo.
Avelinda (con el paso de los años he conseguido que acepte que la llame Ave o Linda o Lin) ya es mayor de edad, claro, y nos lo montamos en su apartamento madrileño o en el palacete toledano siempre que podemos, con el beneplácito de su abuela Clara que cada día está más joven. ¡Qué maravilla de lengua tiene esta chica!, creo que de entre las que conozco (aparte de Charo) es la mujer que más me excita; es una especie de sexo que anda. Somos grandes amigos (se lleva muy bien con mi mujer, con la niña y con Rosa) y el año que viene acaba la carrera de Periodismo, intentaré que trabaje conmigo en el periódico.
Rosa enviudó al poco tiempo de reencontrarnos y ha heredado del buen Cosme una fortuna curiosa. Somos muy buenos amigos y es la madrina de mi hija, ha puesto casa en Madrid y a menudo tratamos de recuperar algunas de las corridas que nos perdimos durante nuestro fallido matrimonio. Los tríos con jovencitas son su especialidad y delirio (está como loca para que nos lo montemos con Avelinda) aunque un polvazo a solas con ella me deja más contento que otra cosa. Si cuando estábamos casados hubiéramos practicado buen sexo ...
Estoy seguro de que Charo y Rosa hablan a menudo y no se ocultan nada de nada respecto a mí. A veces me he preguntado si querrán montarse un numerito las dos conmigo, en ocasiones me parece que lo dan a entender medio en broma medio en serio, pero yo de momento me corto. Ya habrá tiempo.
Mi mujer conoce la historia de Manuela, incluso la vió en una ocasión ("físicamente no vale nada, Luis, es un gatito de escayola") en una fiesta del periódico a la que no pude asistir por estar fuera de España. Charo me gasta bromas muchas veces y dice que soy una especie de misógino semiarrepentido y sadomasoquista light que tiene la suerte de haberse casado con una mujer que me quiere y a la que le va la marcha, gustándole follar de todas las maneras posibles. Me lo demuestra muy a menudo. Es maravillosa. En las ocasiones en las que quiere ponerme a más de mil por hora me monta jueguecitos sado parecidos a mi todavía inolvidable "relación" con Manuela. ¡Guau!.
Avelinda y Mariana son las únicas (además de un ex-cuñado, colega y amigo) que conocen la historia al completo, saben la existencia de todas las mujeres y todo lo que he intentado reflejar en estos folios. Ambas me han preguntado cómo es (o quizás quién es) mi mujer ideal desde un punto de vista sexual y me costó trabajo responder tras repasar mentalmente mis relaciones con todas las mujeres que figuran aquí. De todas me gusta algo y todas me dan algo distinto al resto, tengo una suerte increíble por haberlas conocido y poder acostarme con ellas, aunque la verdad es que sin Charo no podría vivir, pero también creo que no sabría prescindir de las sesiones de sexo (y el cariño, la amistad, la compañía, el consuelo, la confianza, ...) con mis amigas.
No se si he dicho que sigo un poco sorprendido porque yo siempre fuí hombre de un solo polvo y polla difícil de levantar después, pero ... de momento puedo seguir atendiendo mis muchos compromisos sin problemas. Ojalá dure. ¡Me encanta follar!.
¿Y Manuela?, en Bruselas, creo. Hace meses que apenas pienso en ella, salvo para escribir esta historia.