Manuel y el negro.

Recuerdo que, durante la cogida que yo le pegaba a este joven, la puerta del escusado en donde nos encontrábamos, no se pudo cerrar en su totalidad, quedando yo, con los pantalones abajo, y las nalgas de fuera; y de reojo, descubrí, a tres hombres observando la escena, mientras se soban codiciosos l

Me resultaba increíble, que yo pudiese tener un deseo sexual oculto tan intenso y arrollador hacia un hombre.

Pero ocurre que: cierta vez, recibí un video en mi WhatsApp, el cual movió todas las fibras sexuales dentro de mí; despertando una tremenda obsesión, al ver en dicho video, a un enorme negro, con una verga muy grande. Tal hombre, se encontraba bañándose, y masturbándose; a la vez que otro hombre, quien se encontraba también bañándose en el mismo lugar, se hincaba frente al negro, a mamarle todo aquello, para luego terminar atravesado por aquel.

Recuerdo que yo, observé excitado, una y otra vez dicho video; el cual dio lugar a todo tipo de fantasías nunca antes experimentadas: desde imaginarme atravesado por mi culo de parte de este negro, hasta ver, como se cogía a mi propia esposa; imaginando escucharla, dar gritos descomunales de placer, a la vez que el enorme individuo, jadeaba y pujaba encima de ella. En mi febril imaginación, el negro, giraba a mi esposa, de una posición a otra; mientras ella, casi desfallecía, negándose el gigante, a dejarla ir; cogiéndola durante largo tiempo.

En mi mente, yo la veía a ella, teniendo múltiples orgasmos; y al final, el negro la volteaba, dándole por el culo, ante los alaridos de mi esposa, quien, sumamente caliente, se separaba ella misma, sus nalgas con sus manos para que aquella descomunal verga, se le fuera toda.

Yo imaginaba escuchar, los chasquidos producidos por los líquidos vaginales escurriendo fuera de mi esposa, a cada fuerte metida, entremezclados con los del negro; luego, imaginaba escuchar, los pedos como producto de las metidas por su trasero. La veía en mi mente, gritar, mientras el gigante, luchaba intentando introducir toda su inmensa tranca, en el chiquito apretadito de ella. A su vez, yo la imaginaba, antes de ser culeada, devorando con su boca, la monstruosa verga del negro; mamando a su vez este hombre, el clítoris, vulva y ano de mi esposa; introduciendo su lengua hasta donde le fuera posible, chillando ella muy caliente.

A partir de entonces, esta fantasía me estimulaba fuertemente, mientras yo me cojo a mi esposa; mis eyaculaciones, se hicieron mayormente intensas, y placenteras; pero yo, aun no me animaba a contarle nada de esto a ella, y menos, el hecho de sentirme excitado, imaginando que el negro, antes de cogérsela a ella, lo hiciera conmigo.

El video, trajo a mi mente, un recuerdo de una experiencia que tuve, algunos años atrás, dentro de un cine porno. En esa ocasión, mientras observaba el film pornográfico en la pantalla, se acercó un joven, delgado y amable, pidiendo permiso para sentarse conmigo.

Este joven, inició a sobarme la parada verga por encima de los pantalones, pero antes de que la extrajera de entre mis calzones, le pedí que fuésemos a los baños, en donde le pegué soberana clavada dentro de uno de los privados; empinándolo con el culo hacia mí, a la vez que el, se sostenía con ambas manos, del retrete. Recuerdo que, la intensidad de mi eyaculación, fue sumamente intensa, sacando el condón a reventar de semen, entre los suspiros de placer del jovencito gay.

Recuerdo que, durante la cogida que yo le pegaba a este joven, la puerta del escusado en donde nos encontrábamos, no se pudo cerrar en su totalidad, quedando yo, con los pantalones abajo, y las nalgas de fuera; y de reojo, descubrí, a tres hombres observando la escena, mientras se soban codiciosos la verga.

Una vez que yo terminé, uno de los hombres, tomó mi lugar sin pedir permiso al joven que me había yo cogido; el cual, intentaba pararse y subirse los calzones y pantalones, a la vez, que, mediante un empujón sobre su espalda, de parte del caliente hombre aquel, fue regresado de nuevo a su lugar; metiéndole este, la verga de un golpe por el culo; gritando el jovencito, tanto por la sorpresa como de la intensa clavada.

De ninguna manera, los otros dos hombres, calientes a reventar, por lo que ellos habían observado, iban a dejar escapar a su presa; así se tratara de hombre o mujer.

Yo permanecí observando la tremenda ensartada, y cuando concluyo el individuo que me siguió, tomó su lugar el siguiente; y mientras este, empujaba su verga al joven, el tercero le decía que se apresurara, ya que no aguantaba la excitación por cogerse al homosexual; afortunadamente, para este excitado y ansioso individuo en la fila de espera, el hombre que se encontraba cogiendo ahora, eyaculó casi de inmediato; tomando su lugar aquel desesperado, quien hubo de permanecer mayor tiempo; a la vez que besaba al homosexual en el cuello y en la boca, como era capaz de hacerlo; y yo, pude ver, que este, gozaba particularmente con aquella cogida, jadeando y gritando como una perra, entre los pujidos del hombre que lo bombeaba.

Este último hombre de la fila, jalaba de la cabellera al joven; y lo nalgueaba fuerte, ante los chillidos de señorita de este; mientas que, a su vez, masturbaba con una de sus manos al homosexual, entre metida y metida, para placer de todos los que observábamos, y escuchábamos la sinfónica de gritos.

Por fin, el hombre eyaculó intensamente dentro del culo del joven gay; y este, a su vez, explotaba, arrojando chorros de leche sobre el respaldo del escusado, como respuesta a la puñeta que le forjara aquel.

Yo me retiré, entre las risotadas divertidas de los hombres que habían participado en la orgia dentro del retrete; y el joven gay, muy agradecido, se limpiaba el trasero, a pesar de haber empleado todos nosotros condón, y subía sus calzones y pantalones, para marcharse satisfecho de tanta verga recibida, y jamás lo volví a ver.

Tal recuerdo, permaneció sepultado por mucho tiempo en mi mente, hasta que, apareció la imagen del negro en este video; despertándome de nuevo, el deseo intenso de una relación homosexual, hasta hacerse febril; solamente, que, dentro de esta fantasía, ahora era yo, quien era traspasado por aquella (para mi), suculenta verga.

Imaginaba, chupar y deglutir hasta casi vomitarme del esfuerzo, la enorme verga del negro; mientras lo observaba volteándome de trasero, e introducir uno de sus gordos y largos dedos, dentro del culo, para dilatármelo; y luego, darme hasta la locura. Así, mientras me imaginaba tal fantasía, yo me masturbaba, para luego, virtualmente estallar en leche; tal y como recordaba que lo hiciera, el gay aquel, en mi aventura dentro de los sanitarios del cine.

A partir de entonces, esta excitante fantasía, yo la proyecto; principalmente, cuando me cojo a mi esposa. Las erecciones que me produce, son de gran intensidad, y las cogidas a ella, son igual a cuando éramos recién casados.

La idea permanece fija, y comprendo muy bien, que solamente es cuestión de encontrarme con un individuo con las características del negro; y de convencerlo, mediante el señuelo de ofrecerle a cambio a mi atractiva mujer, con sus divinas tetas, y sus nalguitas paraditas. No creo que: al verla el negro, resista tan atractivo ofrecimiento, y sé muy bien, que ella, mi esposa, solo se encuentra en espera, de que yo le lleve a cualquier individuo, pero principalmente, a alguien con las características del negro; ya que así lo ha aceptado, a partir de contarle mi fantasía, de cómo, en mi imaginación, la culea el negro.

A su vez, a ella le encanta cuando le cuento, como me imagino los huevotes del negro, rebotando sobre la entrada de su culo precioso; y mientras tal cosa le estoy diciendo, observo como ella, se retuerce y grita de placer, al venirse.

Yo no me esperaba que: a ella, le encantara la idea de poder observar, como me coge previamente el negro a mí; y mientras cogemos entre ella y yo, lo que nos contamos acerca de esta fantasía, nos lleva a un estallido increíble de orgasmos y eyaculaciones. Por mi parte, ardo en deseos de dejar salir a la perra que llevo dentro, y disfrutar lleno de placer.

Ya únicamente, estamos en espera de encontrar al negro.