Manual del Buen Casanova - Capítulo III
Ah, la habilidad de un seductor no se adquiere de la noche a la mañana, hay que practicar y practicar y no olvidarse de los deberes. ¿Está tu mujer relajada y receptiva? ¿Le brillan los ojitos de deseo?
III. CALENTANDO EL AMBIENTE
¡Ajá! Por fin subimos la temperatura. No me conocen aquellos que opinaban que al final en esta guía no se hablaría de sexo. En una guía sexual hay que tratar de sexo, lógico, pero no son buenas guías las que sólo aconsejan en materia de carne y olvidan el factor más importante: la cabeza.
Redoble de tambores, a partir de aquí viene el más difícil todavía y no hemos hecho más que empezar. Ah, la habilidad de un seductor no se adquiere de la noche a la mañana, hay que practicar y practicar y no olvidarse de los deberes. ¿Está tu mujer relajada y receptiva? ¿Le brillan los ojitos de deseo? Si la respuesta a esta pregunta es no, me temo que tendrás que volver sobre tus pasos y seguir insistiendo en el capítulo anterior hasta conseguir resultados. No por mucho correr se llega antes aunque por gatear tal vez... Paciencia y perseverancia, pequeños míos, no os rindáis pero tampoco queráis vencer el fuerte a la primera. Por perseverancia no quiero decir “agobiarla hasta que ceda por aburrimiento”. No, ese no es nuestro objetivo. El amante que moja y se da por satisfecho tiene poco futuro en esta noble escuela. Puede que su mujer lo tolere, el amor es ciego y tonto, y aguante muchos años con él pero no quiero engañaros: Esa mujer, a la que se le abran los ojos, saldrá a buscar aventuras y nadie en su sano juicio podría reprochárselo. ¿Sois conscientes de cuánto hambriento hay por el mundo? Nunca, nunca jamás, deis por seguro que una vez conseguido el amor de la dama ya está todo hecho. Al contrario, mantenerlo es vuestro verdadero objetivo.
Pero sigamos donde lo habíamos dejado: los ojitos brillando de deseo. Bien, aquí tenemos dos opciones y ambas son correctas e incorrectas por igual: ir al grano o alargar la velada.
Sacad las antenas, apuntad bien el radar... el de la entrepierna todavía no. Es la hora de captar las ondas de nuestra chica y averiguar en qué punto de excitación se haya para dar el siguiente paso. Me temo que es algo que sólo se puede aprender en la escuela de la vida, ningún libro podrá daros la respuesta. Para muchos afortunados-as es instintivo, conectan con su yo animal y se dejan llevar. Pero otros no consiguen ver más allá de la piel y van dando palos de ciego hasta que les pegan un chillido.
No
desesperarse
si sois del segundo grupo. Relajaos, no entréis en pánico, un par de respiraciones profundas y concentraros en lo siguiente:
- ¿Está tranquila e intenta mantener una conversación sobre cualquier tema ajeno al sexual?
- ¿Se ríe entre tímida y divertida?
- ¿Intenta escabullirse de vuestro abrazo entre juegos?
Bien, parece receptiva pero no está a punto, ni mucho menos. Seguid leyendo este capítulo para averiguar cómo llevarla con éxito a un estado de gracia idóneo para el éxtasis.
- ¿Se muerde los labios con nerviosismo mientras da pequeños jadeos?
- ¿Respira más deprisa y de vez en cuando cierra los ojos concentrándose?
- ¿Os agarra la mano para llevarla a sus zonas erógenas?
Evidente, no quiere esperar más. Podemos pasar al siguiente capítulo o alargar el juego, aunque cuidado con alargarlo demasiado o podría enfriarse y crear mal ambiente.
- ¿Insiste en que no y no?
- ¿Pone mirada asesina?
- ¿Se le escapa algún codazo?
Ejem, creo que será mejor dejarlo para otro día.
Relax y masajes.
Básico. Aquel que no haya realizado jamás un masaje a su pareja, merece ser exiliado del amor. Nada es a la vez tan fácil y efectivo. ¿Fácil? Oh, sí, no hacen falta estudios de fisioterapeuta para realizar masajes sensuales, sólo tener en cuenta cinco puntos:
- Aceites
. Algunos de los aceites considerados afrodisíacos son el de jazmín (aconsejado para despertar el deseo en estados depresivos o de tristeza), el de nuez moscada (para combatir el estrés y agotamiento, los siempre enemigos del amor), el de rosa (propicia el romanticismo) y el de jengibre (aumenta la temperatura corporal). En tiendas eróticas se pueden encontrar preparados originales e incluso aceites ideados para los genitales, ya que no todos son buenos para las zonas delicadas. Si el bolsillo no te lo permite, un aceite básico para bebés también sirve. 2. Masajes ascendentes.
El masaje siempre de abajo a arriba con movimientos suaves. En zonas como los hombros resultan muy relajantes los movimientos como de amasar. 3. Evitar la columna vertebral
y movimientos extravagantes. Si no sabes, ve siempre a lo seguro 4. Ambiente adecuado.
Poca luz, música tranquila… Algún aroma, tal vez, pero mejor no improvisar a última hora. 5. Lo más importante de todo: acompañar el masaje de
algún besito que otro
.
La mayoría de mujeres, por no decir todas, no se van a dejar desnudar y dar un masaje así por las buenas, sobretodo si vienen de una dura jornada laboral y se sienten sudorosas y poco sexies. Mi consejo es que preparemos primero un baño caliente aromatizado con sales y pétalos de rosa… Por pedir, pero con que el agua tenga la temperatura adecuada y el baño esté cálido, es suficiente. La acompañamos al baño, la desnudamos y nos metemos juntos en la bañera o dejamos que se desnude y se bañe sola, también es una buena opción concederle intimidad, dependerá de lo receptiva que la notemos.
¿Qué no tenéis bañera en casa? ¡Sacrílegos! Tanta moda por el plato de ducha y una mampara antisalpicaduras y nadie ha caído en la cuenta de que el invento más sensual de la historia ha sido precisamente la bañera. ¿En cuántas películas, series, cómics, anuncios… se ha utilizado la mujer en la bañera como símbolo de erotismo? En cambio cuando pienso en ducha sólo se me ocurre
Psicosis
. Imagino que es tarde para avisar al lampista y que nos haga una instalación de última hora, así que servirá con una ducha más o menos rápida aderezada con cariñitos. Cuidado con los resbalones.
Fantasía.
Como todo en la vida y en el amor, hay que huir de las rutinas. La monotonía está muy bien para ser más efectivos en el trabajo y en las obligaciones diarias, nos permite abarcar más sin pensar mucho, pero en el deseo no tiene nada que hacer. Sin novedad no hay pasión. ¿Cómo hacer para que el amor no muera asfixiado de aburrimiento? Fácil, convertir cada encuentro sexual en una aventura incierta, con un guión mínimamente esbozado pero abierto a cientos de posibilidades. Ojo, también tiene que haber lugar para el sexo tranquilo, cómodo y sin complicaciones. Mal vamos si degeneramos la aventura en rutina. ¿Os acordáis de la película
Nueve Semanas y Media
? No aguantaría nadie tanta intensidad si hubieran sido nueve meses.
Ser imaginativo es una buena idea pero ¿por dónde empezamos? Si hemos agotado los clásicos de seducción (cena exótica, escapada romántica…) podemos arriesgar con un
striptease
y una coreografía sencillita. “Ah, pero es que soy gordo, feo, patoso…”. ¡Con esas ideas en la cabeza no vamos a llegar a ningún lado! Quitarnos la ropa al son de la música no es tanto para volver a nuestra chica cardiaca, sino para romper el hielo, echarnos unas risas y, si somos realmente buenos, encenderla de deseo.
Mis pequeños saltamontes machos pueden hallar la inspiración en la película
The
Full Monty.
Los temas
You Sexy Thing
de Hot Chocolate,
Hot stuff
de Donna Summer y
You can leave your hat on
de Tom Jones son perfectos para la ocasión. Para los que tengan ganas de moverse más, no podía faltar el
Macho Man
de Village People y algo más moderno, como no, es el
Sexy and I know it
de LMFAO, que puede resultar muy divertido. Aconsejables todos estos temas para los que se sientan inseguros de su físico y de su talento en la pista, seguro que triunfais.
Para los saltamontes macizorros y sin complejos recomiendo la película
The Chippendales Murder (2000)
inspirada en una famosa compañía de strippers masculinos y a la que no faltan coreografías sugerentes. Y si os atrevéis con todo, echad un vistazo a
Magic Mike
(2012) y a su impresionante protagonista. Un consejo: no puede faltar el sombrero.
No me olvido de mis saltamontes hembra. Veamos, habría que diferenciar si la señorita a la que queréis complacer se siente más excitada hacia lo femenino o lo masculino o ambos. Si le gustan las chicas femeninas, lo tenéis fácil, un trajecito sexy y el
You can leave your hat on
de Joe Cocker pero en la versión de
Nueve Semanas y Media
y no podéis fallar. El
Lady Marmalade
de Labelle (la última versión la canta Christina Aguilera) resulta muy sensual y no es tan típico. Podéis buscar otros temas, alguno que os inspire, lo importante es la lencería y el movimiento de caderas. Para algo más ambiguo, ¿qué tal
Man! I feel like a woman
de Shania Twain? Si encima vestís el modelito con sombrero de copa que lleva ella en el video-clip, no habrá quien se os resista. ¿Referencias de películas? Hay cientos pero me quedo con Demi Moore en
Striptease
y los clips y actuaciones de las Pussycat Dolls.
¿Queréis apostar más fuerte? Ay, pillinas. Personalmente opino que no hay mujer más sexy que la que se trasviste de hombre de la cabeza a los pies, incluido calzoncillos y camiseta de tirantes, y si encima me baila al ritmo de
Back in Black
de AC/DC caeré rendida a sus pies.
Estaremos de acuerdo que el vestuario en un striptease es básico. Quien habla de vestuario habla también de
disfraces
y, como no, de
interpretación
o rol. Sacad el actor/actriz que lleváis dentro y sorprended a vuestra chica con un personaje y una escena que la transporte a otra dimensión lejos de la realidad. Es fácil, en cualquier bazar de chinos podéis adquirir complementos a buen precio, la imaginación corre de vuestra cuenta. Sugerencias: Bonnie y Clyde en los alocados años 20, Mr. Lobo y Caperucita Roja, Jabba y la princesa Leia de esclava, Antonio y Cleopatra… Si no sois tan frikis, con polis y ladrones vale.
Ya calentitos y animados, podemos recurrir al
bondage
en nuestros juegos pero sin hacernos daño. Las esposas metálicas son muy atractivas pero no las recomiendo, mejor una cuerda suave, un pañuelo de seda o unas abrazaderas de tela. Y ya que la tenemos atada aprovechemos para… No, eso todavía no. Aprovechemos para vendarle los ojos y jugar con comida, por ejemplo, o susurrarle algún pasaje erótico extraído de un libro.
Ejemplo.
¿No acabáis de entender cómo incorporar la fantasía a vuestra vida sexual? Trataré de ayudaros con un ejemplo. Podéis ponerlo en marcha, si queréis, pero lo ideal es que se hable en pareja y entre los dos escribáis una bonita lista de fantasías a realizar ese sábado especial de cada mes.
Tomaremos la idea de Mr. Lobo y Caperucita Roja, que todo el mundo se sabe el cuento y no requiere mucho esfuerzo imaginativo. Sólo que vamos a intercambiar los roles para hacerlo más interesante: él será Caperucita y ella el lobo feroz. Los disfraces podemos confeccionarlos tan simple como un pañuelo rojo y una máscara lobuna del bazar chino o dedicarles más tiempo e ilusión.
Empecemos. La escena es la siguiente:
Caperucito va paseándose por la cocina recogiendo flores de plástico que hay esparcidas por el suelo.
Caperucito - Tralalí-tralalá, qué día tan bonito para pasear.
De pronto se encuentra con el lobo sentado elegantemente en una silla o taburete.
Mrs. Lobo - ¡Oh! ¡Qué linda flor veo por aquí!
Caperucito - ¡Uy, un lobo feroz!
Mrs. Lobo - ¿Yo? ¿Feroz? Nada más lejos, querida, soy manso como un corderito.
Caperucito - Mamá me dice que no debo hablar con desconocidos.
Mrs. Lobo - Eso lo arreglamos rápido.
Se levanta y le besa la mano.
Mrs. Lobo - Mr. Lobo para servirla, señorita.
Caperucito - Encantada, soy Caperucita.
Mrs. Lobo - Y ahora que ya somos amigos. ¿A dónde te diriges, preciosidad?
Caperucito - Voy a la casa de mi abuelita.
Mrs. Lobo - Ajá. Se me ocurre una idea. ¿Por qué no jugamos a ver quien llega primero? El que pierda tiene que ofrecerle una prenda al otro.
Caperucito - Suena divertido pero seguro que ganas tú con esas piernas tan largas.
Mrs. Lobo - Te daré ventaja, iré por el sendero más largo mientras tú puedes tomar el corto.
Caperucito - Vale. Nos vemos en casa de la abueli.
Mientras Caperucito sigue recogiendo flores (se pueden colocar unas cuantas a modo de gincana), Mrs. Lobo se tapa las orejas con una cofia y se mete vestida en la cama.
Caperucito - ¡Abuelita, ya estoy en casa!
Mrs. Lobo - ¡Cof, cof! Hola, querida.
Caperucito - ¿Te encuentras mejor?
Mrs. Lobo - No mucho. Ven, siéntate a mi lado que te vea mejor.
Caperucito se sienta en la cama. Mrs. Lobo le levanta un poco la falda mientras le palmea las piernas.
Mrs. Lobo - Estás fuerte, Caperucita.
Caperucito - Camino mucho por el bosque.
Mrs. Lobo olisquea a Caperucito cerca de la entrepierna.
Mrs. Lobo - Y hueles muy bien.
Caperucito - Es que me ducho todos los días. Por cierto, no habrás visto a un lobo por aquí, estábamos jugando a ver quien llegaba primero a tu casa.
Mrs. Lobo - Pues no. De haber visto un lobo me hubiera escondido en el armario.
Caperucito mira fijamente a su supuesta abuelita.
Caperucito - Te noto rara, abueli. Tienes los ojos más grandes.
Mrs. Lobo - Es para mirarte mejor, querida.
Y le mira fijamente también.
Caperucito - Y te han crecido las manos.
Mrs. Lobo - Para acariciarte mejor, tontita.
Mrs. Lobo acaricia los muslos de Caperucito. Puede darle algún pellizco también.
Caperucito - ¡Ay! Y.. y… que dientes tan laaaargos…
Mrs. Lobo - ¡Para comerte mejor!
Mrs. Lobo se lanza a por el cuello de Caperucito pero éste salta de la cama y trata de escapar. Unas cuantas vueltas por la habitación más tarde, Mrs. Lobo agarra a Caperucito.
Mrs. Lobo - ¡Te gané! Ahora quiero esa prenda.
Y Caperucito, muy obediente, se quita las braguitas.
Cómo veis, el objetivo de la fantasía es calentar motores, no practicar posturas enmascarados. Las posturitas más tarde, cuando estéis ciegos de deseo.
Films eróticos.
¿Pornografía? No, hombre, siempre estás pensando en lo mismo. Para los que la imaginación no sea su fuerte o les venza la timidez o el miedo al ridículo (hay que superarlo), siempre se puede recurrir a las películas eróticas. Más que nada porque como se nos ocurra poner algo claramente pornográfico puede que la chica se dé media vuelta y adiós muy buenas. Llevo insistiendo en ese punto desde el principio: si ella no está caliente, hay que currárselo. Con la calentura de uno solo no hacemos nada. Y las chicas, cuando están frías o templadas, se muestran bastante agresivas con según qué temas, la pornografía es uno de ellos. “Pero es que mi chica es muy moderna”. ¿Seguro? A veces tendemos a hacernos las duras pero, si interiormente ella no está para porno, es muy contraproducente plantárselo en los morros. Soy yo, así tan abierta de miras, y me lo puedo tomar mal…
Vayamos a lo seguro. Hay cientos de títulos que le hacen a una morder el labio sin llegar a escandalizar. Antiguos y modernos pero para no irnos al destape español nombraré unos pocos más o menos actuales:
El Lago Azu
l (1980),
Nueve Semanas y Media
(1986),
La insoportable levedad del ser
(1987),
Henry y June
(1990),
El Amante
(1992),
Instinto Básico
(1992),
Lucia y el sexo
(2001),
Aprendiz de Caballero
(2007),
Diario de una Ninfómana
(2008). Para mis alumnas recomiendo especialmente éstas:
Lazos Ardientes
(1996),
Juegos Salvajes
(1998),
Habitación en Roma
(2010). No todo son películas. ¿Qué me decís de las series más rompedoras?
Spartacus
y
Juego de Tronos
son un ejemplo. Buscando encontraremos sugerentes listados para pasar todos los sábados de invierno calentitos.
Pornografía
. Y dale. Está bien, es una opción pero siempre de forma controlada y sin abusar. En este caso lo ideal es debatir qué os gusta a ambos y qué no os gusta en absoluto. No obstante, no recomiendo que se utilice por sistema calentarse en pareja con una porno. ¿Por qué? Apunta, chavalote:
- Pierdes puntos como seductor y los ganas como pervertido.
- La mayoría de pornografía degrada a la mujer (menos la que está claramente pensada para ellas) y ya tienes el debate servido.
- Una pareja que basa su vida sexual en
ponerse
frente a la pantalla no durará mucho. La base de una buena relación es el amor y, si no queremos andarnos con cursilerías, la complicidad y el diálogo. * Se hace terriblemente aburrido mirar siempre más de lo mismo y pierde efectividad al poco tiempo.
Afrodisíacos.
En algunos países todavía los consideran imprescindibles para despertar la libido y son la base de un mercado que no pasa de moda. En Tailandia la sangre de serpiente es un valioso tónico sexual y puede que alguno de nuestros abuelos o bisabuelos nos comentara alguna vez en susurros “que la carne de lagarto va muy bien para el acto”. Pero me parece que si le presentáis a vuestra chica un frasquito con un sospechoso líquido rojizo oscuro al son de “bebételo todo, nena, que esta noche rompemos la cama”, desaparecerá sigilosamente de vuestras vidas.
Por inventar que no quede, todas estas leyendas y promesas que acompañan a los afrodisíacos son sólo eso, promesas sin fundamento. Hombre, está claro que una alimentación rica en vitaminas aportará más vigor, por lo que incluir frutas y verduras en nuestra dieta es a largo plazo una apuesta segura para estar en forma, pero atiborrar a nuestra conquista con fresas y más fresas sólo le acabará provocando un cólico muy poco sensual.
La fe es lo único que justifica que en momento dado comer tal o cual alimento dé ganas de acción. No es mala idea preparar una cena con todo de
productos exóticos bien presentados
. Mejor si además jugamos al juego de “dar de comer” a nuestra pareja para que saboree despacio esos manjares que prometen tanto (dejad de pensar mal).
¿Pero existen los productos milagrosos? Vale, haberlos los hay, pero hay que tener cuidado con las proporciones, de lo contrario producirán el efecto contrario al que esperamos. Estoy pensando en el alcohol, en concreto en el
vino tinto
(el bueno, no el de cartón del super). El vino aumenta la temperatura corporal, “calienta”, y acompañado de un ambiente relajado y cariñitos puede vencer la fortaleza. El
tequila
, en cambio, es más aconsejable para ambientes festivos, desinhibe y da predisposición a la aventura. Pero el alcohol es un arma de doble filo, si te pasas del puntito correcto, suele provocar somnolencia en el mejor de los casos y en el peor vomitera. En el género masculino me temo que habría que añadir a los inconvenientes del abuso de alcohol la disfunción eréctil.
Yo apuesto por los
afrodisíacos psicológicos
. Una conversación subida de tono puede aumentar la temperatura de forma gradual y segura. Hablar de sexo estimula, es un hecho, aunque algunas estamos tan habituadas que somos algo inmunes. Escribir un relato erótico a cuatro manos es otra forma de estimulación aparentemente inofensiva. Ahora que se ha puesto tan de moda, enviarla a una reunión
tuppersex
con sus amigas y esperarla despierto para comentar las jugadas promete una buena noche. He dicho “comentar las jugadas” no echarse encima suyo a la que aparezca por la puerta con intención de marcar territorio. Hay que erradicar el miedo a los juguetes.
¿Y la viagra femenina? ¿Lo qué? Eso no existe. Por lo menos no todavía aunque ya se está investigando un fármaco llamado ORL101 o simpáticamente la
viagra rosa
que cumplirá con esa función y despertará libidos dormidas. En todo caso, cuidadín, porque de momento crea adicción y no ha sido aprobado para su comercialización. Personalmente no confiaría mi deseo sexual a un medicamento. Las mujeres funcionamos con la cabeza, de ahí que la mitad de mi guía la haya dedicado a concienciaros sobre la necesidad de creatividad y variedad en vuestras relaciones. Si la mujer no funciona de ninguna de las maneras es porque hay un problema psicológico y mejor ponerse en manos de especialistas que en los de una pastillita milagrosa.
Próximo capítulo: Puntos erógenos femeninos