Manu, el chulo de mi clase (II)

Cómo cambiaron los roles y conseguí follarme al activazo chulo de mi clase que, días antes, me había follado sin ningún cuidado mi culo virgen

Si el número de masturbaciones que me venía haciendo antes de conseguir que Manu me follara era considerable, las que me hice después rememorando la bestialidad con la que me enculaba mi pobre culito, resultaron incontables.

En clase él siguió actuando con normalidad, es más, pasaba absolutamente de mí, como si no existiera. Al principio no me importó, pero después me disgustó el hecho de que ni me dirigiera la mirada y me sentí algo enfadado con él. Bien es cierto que nunca habiamos tenido especial trato, pero el de ahora era nulo.

Esa mismo día pensábamos salir todos los de la clase a cenar, como todos los años cuando se acababa el curso. Cuando me enteré de que él iba, dude; pero pensé que yo iría. Además, me ponía bastante la idea de volver a tener sexo con él.

Llegó la noche, cenamos, todos muy elegantes, lo típico... Después algunos decidieron irse ya a su casa y otro grupo propuso ir a la discoteca más cercana. Bien es cierto que me gusta bastante salir por la noche, pero detesto las discótecas... no se puede hablar, la música altísima... Sin embargo, por ir casi toda la clase y porque se acababa el curso accedí a ir.

La noche en principio se desarrollaba como se podía esperar: los típicos que no tienen vergüenza bailando esa música tan desagradable y los típicos qu eno bailamos, intentando hablar. Manu, que no tenía ninguna vergüenza y de ellos estaba haciendo especial gala aquella noche, iba bastante bebido; con lo que decidió descansar acercándose a los que estábamos parados. Quizá alguno de mis amigos pasara inadvertida la mirada lujuriosa que tenía, pero ninguno pasaría por alto que tenía la polla tan empinada que la punta le asomaba por el pantalón. En ese mismo momento me fui discretamente al cuarto de baño y comprobé lo que quería ver: la puerta de los aseos llegaba hasta abajo. Me metí en uno de ellos y mandé un mensaje a Manu diciéndole que viniera.

Al rato le oi llegar y se metio en el mismo aseo que yo. Cerré la puerta y le miré. Estaba jadeando de la excitación y con el pollón asombrosamente marcado. Pero yo tenía otros planes: hoy no sería él quien me folle como una perrita, hoy iba a probar él su propia medicina. Nos quitamos la ropa y lo senté en el vater y le metí la polla en la boca. Él se mostró sorprendido, porque era un dominante activazo y nunca se había metido un rabo en la boca. Emitió unos gemidos de protesta, pero yo le agarré de los pelos.

-Calla y chupa.

No sé si aquello le disgustó o no, lo que sé es que siguió chupándola -con bastante torpeza, eso sí- hasta que se la saqué de la boca. Me indicó qe ahora se la chupara yo, pero no era eso lo que me pedía el cuerpo.

-Ponte contra la pared, Manu

-¿Me quieres dar por culo o qué?

-Calla y ponte contra la pared

Sorprendentemente así lo hizó, así que empece a chuparme los dedos y a dilartarle el culo antes de que se arrepintiera.

-Nunca me han follado, ven con cuidado, tí...¡AH!

No pudo terminar de decir la frase porque, de lo cachondo que yo estaba, había decidido follármelo con la poca sutileza con la que el me había follado a mí.

-¿Qué haces? Ve más despa¡AAAH! ¡AH...AH...AH...AH...AAAAAAH, más despacio, por favor.... AAAAAAH!

Mientras gimoteaba con una mezcla de dolor y morbo yo lo penetraba salvajemente de la siguiente manera: se la metía muy rapidamente hasta que mis huevos le chocaban contra el culo y se la sacaba casi completa de manera más suave. Cada vez que le embestía notaba como se contraía su delgado culito, acompañado de quejidos de manu.

Cansado de aquella posición me senté en el vater e insté a que se sentara encima de mi polla y cabalgara. Lo hizo de espaldas, de manera que mientras me montaba la polla le sujetaba las nalgas, azotándolas y pellizcándolas. La saliva inicial con la que le había abierto inicialmente su culito estaba secándose y cada vez le costaba mas a Manu aguantar el ritmo; así que tomé yo la riendas y lo cogí por los hombros para empujarlo contra la polla, pues iba poco a poco disminuyéndo la velocidad. Él se revolvío, pero finalmente se dejó hacer y continuó clavandose el pene y chillando. Yo intenté evitar el momento de la corrida tanto como pude, pues estaba disfrutando bastante ¿Qué más se podía pedir? Tenía al chulo de mi clase, mi icono sexual, un tío buenísimo, desnudo ante mí y cabalgándome el rabo. A cada embestida podía notar más y más sus molestias, pero el placer era indescriptible. Si a ello sumamos los gemiditos que emitía desde el primer momento... ufff

Ya no podía más, ni su culo ni mi inminente corrida, así que le saqué la polla de su ano. El ano no se le cerró cuando se la saque, sino que se quedó dilatado y palpitante de un característico color rojo. Sin duda había sido una buena follada. Le dije que se arrodillara para darme la última mamada. Así lo hizo, pidiéndome únicamente que no eyaculara en su boca. Chupó y chupó y saboreó y saboreó hasta que no pude más. Un segundo antes de correrme y sin previo aviso le metí la polla hasta la garganta y le sujeté la cabeza con la garganta. Me salieron hasta cinco chorros de semen, pero todos directamente a la garganta, de manera que se tragó involuntariamente la corrida enterita. Sin embargo, tal y como le había dicho, nada cayó en su boca. Durante la eyaculación él había intentado sacársela de la boca, pero finalmente, presa del morbo se dejó hacer.

Lo dejé ahí, recupérandose en el váter mientras yo salí para reincorporarme a la fiesta. Esta no sería la última vez que follo con Manu, ni la menos morbosa. De hecho, a partir de este episodio comenzaría un verano lleno de episodios de sexo a cada cual más morboso. Mi siguiente experiencia fue en los vestuarios de un gimnasio, pero eso, será otro día...