Manoli y Julia. (II)
El fin de la noche entre nuestra protagonista y su sobrin@
Viene del capítulo anterior, si os lo perdisteis aconsejo su lectura previa, visitad mi perfil pulsando en amadre.
Tras pasar juntas la tarde en el centro comercial divirtiéndonos, Julia y yo nos dirigíamos a mi casa para continuar la diversión, dentro del coche sonaba una emisora celebre, dedicada a canciones de los años 70 y 80, Julia me miraba mientras yo conducía, su cara estaba algo triste, ya había notado preocupación mientras tomábamos el ultimo refresco antes de salir, gire la cabeza y pregunté:
- Que te pasa ahora rubia, vas muy callada.
- ¿La verdad?
- Si anda suéltalo.
- No sé cómo decirlo, estuve torpe con los dedos y tuviste que meter a un tío para que te dejase a gusto, me siento mal por ello.
- Es normal que estuvieses algo torpe tu primera vez en un cine, eso son los nervios, pero tu bien que te corriste en mi mano.
- Si vale ¡pero lo del tío ese!
- ¿Te molestó mucho?
- Bueno ¡pues si! Mi idea era pasarlo bien contigo y no que un desconocido te hiciera una paja, para después correrse en mi boca como premio.
- Lo siento de veras, mi corrida me dejo algo atontada y cuando me recuperé ya se la estabas mamando, pensé que lo hacías por gusto, ¿te amenazó?
- No para nada, fue educado e incluso amable, salvo por algún pescozón suave en la nuca.
- Dijo que era que mantuvieras el ritmo, -respondí sonriendo- tu boca es muy buena pero debes practicar más, ahora en casa me lo harás otra vez.
- ¿Otra más? –Julia fingió enfado y añadió- al final me darán calambres en la lengua.
- ¡Que exagerada es mi rubia! Debes practicar esa habilidad oral y dactilar –dije separando una mano del volante y agitando los dedos- pues te será muy útil con tus compañeras de instituto, ¡ya lo veras más adelante!
Hubo suerte y pude aparcar a escasos metros de mi domicilio, subimos con su mochila y las bolsas de la compra a mi piso, dado que era la primera vez que Julia entraba la enseñe las habitaciones, indicándola que si quería ducharse podía hacerlo con libertad, sus ojos demostraban alegría ante aquel gesto de confianza, pase la primera procediendo a una buena limpieza de bajos, después mientras ella se duchaba, puse música suave y me desnudé totalmente esperándola en la cama.
Mi sorpresa fue sincera al verla en la puerta con una toalla en la cintura, el pelo húmedo pegado a la cabeza, su pecho lampiño de jovencito, me dio la impresión de estar viendo a otra persona, inclinándome sobre el codo le mire a la cara diciendo:
- Parece que Julia se ha ido y ha llegado su hermanito Julio.
- ¿Te molesta? –preguntó sonriendo e intentando poner voz grave.
- Para nada cielo, es más ahora que te veo como chico, ansió probarte como hombre.
- Soy el mismo tía Manoli, solo cambia la apariencia externa.
- ¡Ya! Pero me encantan las novedades, así que ven a la cama.
Dejó la toalla en una silla y subió desnudo a la cama, enseguida nos abrazamos besándonos con pasión como hombre y mujer, sentí sus manos acariciándome el cuerpo, las mías hacían otro tanto pero sin tocarle los genitales para que su deseo fuera mayor, no tardó en llenarse las manos con mis pechos, sentía sus apretones, aquellas manos calientes acariciaban sabiamente toda la superficie de mis tetas, su cuerpo se situaba sobre el mío, abrí las piernas sintiéndome mojada y acogedora, rápidamente Julio se metió en el hueco de mis piernas, sentí el pene tieso contra la vagina, su boca lamia mi cuello, sus manos se centraron en acariciar mis pezones, solté un suspiro largo de placer al sentir como la polla entraba por si sola en mi coñito, Julio se dejó caer suavemente penetrándome totalmente.
El vigor de la juventud se notaba, más bien lo sentia dentro, muy dentro follándome sin control, su larga pero estrecha verga me llegaba muy hondo, abrace su cuello con fuerza para que notase las tetas contra su pecho, enrosqué las piernas en sus muslos intentando que fuera más despacio, pero era inútil, me sentí clavada contra la cama en cada envestida, mi coño chorreaba de placer, estrujando la verga invasora que estimulaba sus paredes con frenéticos vaivenes, no tardé en sentirme perdida en un torbellino de gusto intenso, el orgasmo llegaba sinuoso trepando por mi cuerpo, estimulando mis nervios, haciéndome estremecer de los pies a la cabeza, me corrí jadeando y gritando contra su cuello.
Pero Julio seguía usándome sin parar, la polla martilleaba sin pausa, sentí mi cuerpo temblar intentando relajarse sin éxito, me beso en la boca sin parar de envestirme, mi lengua se movía sola contra la masculina, sentía aquella verga haciendo tope repetidamente en lo más hondo de mí vagina, la pasión y me dominaba, volvía sentir el orgasmo inminente, el muchacho debía estar a punto pues jadeaba más intensamente, sentí llegar mi corrida cálida e intensa estremeciéndome de pies a cabeza, clave las uñas en la espalda del joven y este gritó de gusto, de repente me sentí rellena de líquido caliente, supe que se estaba corriendo dentro, acompañándome en un orgasmo casi simultaneo, no nos separamos durante un buen rato, nuestros cuerpos se fueron relajando entre temblores y jadeos compartidos.
Algo más tarde estábamos sentados en la cama, julio acariciaba una de mis tetas con su mano y preguntó:
- ¿Te gusto más como chico o como chica?
- Bueno cariño –respondí mirándole a los ojos- como Julia eres dulce y sensual, le das morbo a la situación, pero como julio eres todo pasión y furor juvenil, vamos el típico chaval salido.
- ¿Eso es malo?
- ¡No! Pero si peligroso para la reputación de una viuda mojigata como yo.
- Tú no eres mojigata, al menos conmigo.
- ¡Ya! Pero si de cara a las vecinas que son muy cotillas, y así debe seguir.
- ¿Quieres decir que no nos veremos?
- No como chico, quiero decir que entraras en mi casa como Julia, de la misma manera que Isabel lo hace, no es raro tener amigas y que entren en tu casa, lo que no quiero son rumores y comidillas respecto a tíos.
- Pero tú ya tienes a Fede el técnico, las vecinas deben verlo entrar los fines de semana.
- ¡Pues claro que lo ven! Pero una cosa es ver solo a uno y otra verle a él, a Isabel o a ti vestidos de tíos entrando y saliendo de casa, eso ya me convertiría en algo puta para los estándares del barrio.
- Ya entiendo –dijo Julio sonriendo.
- Eso me gusta más, hablando se entiende la gente, oye me parece que a partir de ahora usare el diminutivo y siempre te llamare Juli, ¿te parece bien?
- Estupendo, estaba a punto de proponértelo, el mismo diminutivo pero aplicable a ambos sexos.
- Bien Juli ¿quieres cenar antes de volver a casa?
- ¿Me echas de casa? yo creía que podría…
- ¿Dormir conmigo? Me parece que no cielo, el primer día debes ir a tu casa a dormir o tus padres podían pensar mal de tu tía adoptiva, más adelante es posible que te quedes alguna noche, depende como vayan las cosas.
Naturalmente Juli puso cara de mosqueo, de echo permaneció en un obcecado silencio durante un buen rato, mientras esperaba a que se le quitara el cabreo fui a la cocina y prepare algo rápido, luego regrese a la cama y bromeando hice que se levantara para cenar juntos, entonces el ambiente se relajó y acabamos bromeando, el muchacho entendió la situación, así como mi disposición a que nuestros encuentros se repitiesen ocasionalmente, pero le insistí en que comenzara sus acercamientos a las chicas de su edad, supongo que la posibilidad de acabar compartiendo con el alguna jovencita me excitaba.
Tras la cena y la charla insistí en llevarla a casa, serían las once de la noche poco más o menos, no me apetecía que cogiera un autobús así vestida de chica, con su faldita tableada y su camisa escotada, mientras nos vestíamos con las ropas de la tarde, me fije en su polla, parecía mentira tras las tres corridas que había tenido aquella tarde, pero se levantaba mientras Juli me observaba vistiéndome, me hice la tonta aunque pensé en darle un regalo de despedida.
Ya en el coche no tardamos en llegar a su casa, una calle más allá había un pequeño descampado, Juli insistió en que la dejara allí para poder darnos un último beso tranquilas, así lo hicimos y tras reclinar un poco los asientos nos abrazamos en la penumbra, el beso fue apasionado como si no fuera a acabar jamás, sentí sus manos sobre mi pecho y baje valorando su erección, era fuerte su rabo me deseaba, abandone el beso y dije:
- Salgo para cambiar de sitio, ponte al volante.
Así lo hice, vi a la rubia saltar el freno de mano en sus prisas por cambiar de asiento, yo rodee el coche y me senté en el lado del acompañante, Juli preguntó:
- ¿Por qué cambiamos?
- Porque quiero mamártela y tomar tu leche, hoy no he podido casi probarla, el volante no me dejaría hacerlo cómodamente, solo por eso.
Ella iba a contestar algo, pero no la di tiempo ya que volví a besarla mientras mi mano se metía bajo su falda, aquella verga dura me esperaba ansiosa, baje sus bragas con prisa pensando que esta vez se la mamaria bien y hasta el final, hasta ahora todas las corridas de Juli habían sido en la boca de Isa y en mi coñito o culo, además de la paja del cine en que lo hizo en mi mano, esta tarde había lamido mi mano y probado su sabor, pero ahora sentía la necesidad de sentir su descarga llenándome la boca y paladear su semen.
Julia cayo hacia el respaldo, tenía su polla en la mano y la acaricie brevemente, luego puse mis labios en ella y me dedique a recorrerla por fuera y alrededor, la saliva recubría su piel, tirando un poco para separarla de su vientre la metí entre mis labios chupando el glande con vicio, no me corte al hacer ruido de saliva y chupeteo, la joven temblaba, su prepucio crecía tembloroso entre mis dedos, imagine en la oscuridad su color purpureo y me sentí cachonda, me la introduje una y otra vez en la boca, oscile la cabeza a los lados, mi lengua se enroscaba en aquella carne tensa, los suspiros juveniles delataban su placer subiendo de tono.
Mis tetas sin sujetador rozaban mis brazos y su muslo, sentía latir mi coñito mojarse reclamando atención, pero no hice caso a la llamada, mi mundo estaba en esa polla que chupaba con ansia, la sentía llegar a la campanilla, mi cabeza basculaba, dentro y fuera, dentro y fuera, así una y otra vez, intentando metérmela un poco más en cada vaivén, sintiendo su dureza en mi boca, mis labios calientes comprimiéndola suavemente, mi boca llena de saliva envolvía aquella carne tensa y caliente, mis manos volaron a la base del órgano, sopesando y estimulando las pelotas, una de ellas pajeo el trozo de quedaba fuera de mis labios insistentemente, mi cabeza no paraba de moverse arriba y abajo, Julio gritó que se corría, note una mano en mi nuca, sentí su leche llenándome la boca en varias oleadas, la eyaculación era intensa y sus gemidos me excitaban, no deje salir el pene de mi boca hasta no haber tragado despacio su leche, solo entonces y tras lamer bien la polla la deje salir, el sabor me gustaba tal como había predicho Isa, solo había sido cosa de práctica.
Momentos después deje irse a Juli a su casa tras darnos un par de besos, nos llamaríamos por teléfono para quedar otros días, cuando subió a su casa puse la radio, conduje en silencio de vuelta al descampado, en mi boca aún se mantenía el sabor del esperma de la rubia, apague el motor y recostándome en el asiento me masturbé furiosamente al compás de la música, metiéndome dos dedos en la raja con los ojos cerrados, recordando aun en mi mente los gemidos de Juli, no me detuve hasta correrme con el sabor de su leche aun en mi boca.