Manoli

Habíamos quedado en vernos en su piso a las 7 de la tarde, por fin íbamos a poder hacer esa sesión preliminar de fotos para su página web. En pleno mes de Julio, si no enredábamos mucho charlando, debíamos tener suficiente luz.

Al colgar el auricular tuve que tragar saliva, tenia la boca seca. Esa sequedad que siempre me provocan las situaciones algo morbosas.

Habíamos quedado en vernos en su piso a las 7 de la tarde, por fin íbamos a poder hacer esa sesión preliminar de fotos para su página web. En pleno mes de Julio, si no enredábamos mucho charlando, debíamos tener suficiente luz.

Después de ducharnos cogimos la cámara y unas pantallas, cogimos el coche y nos dirigimos a la dirección en que nos habíamos citado. Era en pleno barrio chino, en un edificio vetusto, la pintura azul celeste de la fachada desconchándose. Se nos abrió la puerta con solo llamar al interfono, sin preguntas. Al acabar de subir las escaleras del primer piso, vimos su cara asomando detrás de la puerta entreabierta, pasad, dijo. Después de intercambiar unos besos y unas palabras de cortesía, dijo bueno... ¿vamos? Nos acompaño a la habitación. “Mientras empezáis a preparar, voy a arreglarme un poco”. Su voz era grave, sensual.

Preparar... fue muy rápido, abrir la ventana y desplegar las pantallas, nosotros no mediábamos palabra, ambos estábamos ya muy excitados. Al oír como se acercaba, con pasos bien medidos, solemnes. “¿Irá bien así os parece?”

Respondimos al unísono, genial. Empezamos la sesión, casi sin hablar, la ropa iba dejando paso a un cuerpo bien moldeado, hasta que llegó el momento de fotografiar aquel pene, seguramente por los nervios pero aquello no acababa de estar en “su punto” mi pareja y yo nos miramos, y sin decir palabra me arrodille ante aquella verga, la acaricié suavemente, empecé a humedecerla con mi lengua, jugando con aquel glande rojo.

Era maravilloso ver como brillaba con mi saliva. Abrí la boca y por primera vez en mi vida me puse a chupar una polla, una polla enorme. Fui introduciéndola en mi boca hasta que noté que mi cara llegaba ya a su vientre, notaba como iba creciendo en mi interior, al notar el glande en mi garganta, me eché atrás, mi mujer me susurraba al oído...”trágala toda cariño” relaja los músculos del cuello y di: “aaaaa”. Así lo hice. Ya lo creo que la tragué toda, cómo me gustaba sentir esa polla atravesando mi garganta.

Maria se dedicaba a pasar la punta de la lengua por el ano de Manoli.

Al poco tiempo, Manoli me agarró del cabello y empezó a dar unas embestidas salvajes, con aquella enorme polla, creí que iba a ahogarme, estaba ya gordísima.

No paraba de gritar “No me hagáis correr que tengo que trabajar” pero aquello no había ya quien lo parara.

Mientras mi mujer le comía el culo, yo abría mas y mas la boca deseoso de tragar su semen.

Por fin Maria vino a relevarme, nos pasábamos hambrientos aquella verga de una boca a otra, finalmente, apoyando la espalda en la pared después de varios espasmos, Manoli derramó su leche en la cara de mi esposa y yo sediento la lamí hasta saciarme.

Las fotos no salieron como era de esperar, pero Manoli declaró el día festivo, y Maria y yo regresamos a casa de nuevo sin ediar palabra, pero ambos con una sonrisa de oreja a oreja.