Manizaleña

Paula es una chica obcesionada por un hombre casado y él atraido por su belleza y ternura sostienen una relación prohibida.

Manizaleña

Saludos a todos/as los lectores de esta página, mi nombre es Paula, tengo 23 Años, estudio en Ingecómputo, mi piel es morena clara, cabellos ondulados recogidos formando una cola, mi estatura 1,80, mi cuerpo esbelto rellenito pero conserva mi figura, ojos color cafés claros y mi enorgullezco de tener un par de pechos sugerentes y un trasero grande que se roban todas las miradas.

Soy Manizaleña, en Colombia, mi ciudad está enclavada en una montaña a 2.180 metros sobre el nivel del mar y su población no es mayor de 400.000 habitantes.

Después de leer algunas historias me decidí a contar la mía que se remonta cuando tenía 19 años, en esa época estaba con mi segundo novio Sebastián ó Santi como le llamaba; resulta que al cumplir dos meses de novios me empezó a acosar con la tal "pruebita de amor" que no es otra cosa que tuviéramos sexo. Yo molesta e indignada por no sé en que clase de chica me había tomado lo dejé abandonado en el computador que trabajaba segura que nunca más volvería a verlo.

Pasaron quince días y cual fue mi sorpresa al aparecer en mi lugar de trabajo, un centro de navegación de los varios que funcionan en mi ciudad, fue como cualquier otro cliente a buscar información pero al terminar de navegar y pagar la cuenta me buscó para hablar de lo que sucedió; no sé por qué pero accedí a charlar por lo que decidimos encontrarnos al terminar mi jornada laboral.

Al salir de mi trabajo él me esperaba tal como acordamos al frente del establecimiento y nos fuimos para el centro comercial Cable Plaza que se encuentra no muy lejos de allí. En el trayecto no nos hablamos pero cuando ya comíamos hamburguesa con papas fritas y refresco me dijo que lo sentía mucho, que de verdad me quería mucho, que no era su intención ofenderme ni faltarme al respeto... en fin que no se ahorró palabras para pedirme perdón y antes de dejarme hablar me hizo regaló un anillo incrustado en diamante algo que no hubiera imaginado que alguien me pudiera regalar y yo visiblemente sorprendida no tuve palabras por el obsequio pero luego de mucha insistencia lo recibí y fue como lo perdoné.

Santiago es un hombre de 36 años, desde que lo conocí me impacto su porte de hombre maduro aunque tuviera 36 años, vestido de saco y corbata como exitoso abogado, tan varonil y bello todo un papito y desde ese instante desee acostarme con él y que fuese el primero en quitarme la inocencia .

El único reparo para Santi es que es casado tiene ya una familia conformada y su mujer espera el tercero en su quinto mes de embarazo, algo que la verdad a mí no me importaba y desde que salimos la primera vez él me lo contó y yo lo acepté pues un hombre tan apuesto y galante no lo iba a desaprovechar y la verdad no me importaba que tuviera familia estaba encaprichada con aquel hombre.

Los fines de semana la pasábamos en las mejores tiendas de ropa de la ciudad me probaba todo tipo de vestidos que fueran acorde a mi porte y resaltara mi figura, él siempre muy paciente esperaba fuera del vestidor y juzgaba que vestidos me quedaban y cuales reflejaban mi personalidad.

A veces íbamos todo el día a alguna ciudad vecina aprovechando la cercanía y como nadie nos conocía nos demostrábamos el cariño mutuo besándonos, abrazándonos, tocándonos lascivamente ante las miradas inquisidoras en unos y la curiosidad de otros. Era el lugar perfecto para caminar tomados de la mano y sin inhibiciones con la seguridad de no encontrarnos con algún conocido.

No pasó mucho tiempo y ya éramos como cualquier otra pareja solo que nosotros solo podía ser a escondidas, además para mí como para él solo era una aventura que duraría hasta que nos hastiáramos. Fue así que nuestros toqueteos y metidas de mano por nuestras partes íntimas se hicieron algo muy natural tanto que yo me atreví como retribución al trato y las cosas que me compraba recompensarlo con unas mamadas aprendas viendo por curiosa las películas porno de mi hermano mayor que guardaba en la gaveta de su habitación pues nadie entraba a ella sin su previa autorización, los dos DVD mostraban a Felipe, mi hermano, teniendo sexo con su novia e incluso tríos con una amiga de ambos que tenía fama de ser una chica fácil.

Nuestros encuentros en las dos semanas siguientes apenas si podíamos estar juntos porque nuestros trabajos y sus deberes de él como padre y esposo no permitían que dedicáramos más tiempo para nosotros y lo que menos yo quería era que conocidos nuestros nos vieran en una ciudad relativamente pequeña. Además Santiago es un destacado abogado que labora en una de las mejores firmas de mi ciudad y lo que menos queríamos era un escándalo por culpa de una relación extramatrimonial.

Fue un fin de semana, un viernes exactamente, cuando realicé mi sueño. Santi y yo nos fuimos a ‘Moliendo Café’ una de los mejores, sino la mejor discoteca de Manizales allí se presentaba el grupo San Alejo un grupo de chicos de aquí con proyección nacional que viajarían a Bogotá invitados para el evento ‘Rock al Parque’ para mostrar su talento a la prensa musical de la gran capital.

Sobre la 1:33 de la mañana estaba medio borracha bailaba y gozaba del espectáculo que nos ofrecía el grupo musical y en los intervalos sentados en un rincón de la disco Santi me besaba y me tocaba los pechos. Para cuando terminó el concierto yo estaba muy lanzada con mi hombre no solo me dejaba que estrujara mis pechos sino que por la calentura que llevaba le dije que quería que me hiciera suya esa misma noche por lo que nos fuimos en su carro a un motel cercano mientras yo no dejaba de sobarle su paquete que pugnaba por salir de su pantalón.

En la habitación nos besamos apasionados, sus manos no dejaban de recorrer todo mi cuerpo sobre todo mi trasero que estrujaba a placer tratando de meterle dedo a mi culo solo que mis jeans no se lo permitían.

Al rato él estaba sentado al borde de la cama mientras yo arrodillada le estaba haciendo una mamada inolvidable saboreando ese trozo de carne mi lengua le lamía desde la punta del glande pasando por su tronco hasta chupar sus bolas y mi mano masturbaba gimiendo del placer que le proporcionaba terminé metiéndome todo su falo hasta mi garganta.

Cuando terminé mi labor nos desvestimos mutuamente mientras nuestras bocas se devoraban, me tiró a la cama para con su boca hambrienta recorrerme toda desde las mejillas, pasando por la comisura del mentón, chupando cada tramo de mi cuello haciéndome sentir cosquillas, llegando hasta mis pechos erectos dedicándoles todo el tiempo para saborearlos y dejar marcas de sus mordeduras, era evidente que mis ubres y mi moldeado trasero eran su debilidad, luego besó mi vientre pasando su lengua por mi ombligo para terminar en mi depilado monte de venus besándolo con ternura y cariño notaba su delicadeza para saber dar placer a una mujer, luego se levantó para poner mis piernas en sus hombros y con su boca recorrer palmo a palmo mis pies hasta poner sus labios en mi ya mojado coño primero oliendo mis flujos y con la punta de su lengua juguetona posarse en mi clítoris haciendo que mis gemidos se transformaran en gritos de placer y mis caderas no dejaron de balancearse a medida que se incrementaba la deliciosa sensación hasta estallar en abundante flujo llenando su boca de mis jugos.

Eran más de 2:50 AM estuvimos en la cama recuperando energías mientras él me decía lo bien que la pasaba y preguntando como me pareció lo que me hizo hace un rato, esa era una de las razones por la que me gustaba estar con Santiago siempre atento y preocupado por hacer pasar bien a una mujer.

Nos fuimos a bañar en un espacioso baño que tenia una tina grande y una ducha con suficiente espacio para los dos. En la ducha estuvimos besándonos devorándonos con pasión y nuestras lenguas se buscaban desesperadas mientras nuestras manos hurgaban hasta el último rincón de nuestros cuerpos.

En la cama Santiago estaba dispuesto a hacerme suya y yo con mi borrachera pero consiente de lo que hacía y lo cachonda que estaba me encontraba decidida a que él fuera el primero en penetrarme por lo que con mi sonrisa más linda me dejaba hacer separando mis piernas con mi natural miedo de la primera vez mientras Santi me calmaba diciéndome que confiara en él, que sabía lo que hacía por lo que más tranquila y entregada a su voluntad dejaba que sus expertas manos recorrieran mis muslos y mi vulva restregando y recorriendo sus paredes tocando mi botoncito sintiendo las ganas que me lo metiera de una buena vez, metiendo uno y hasta dos dedos en mi estrecho orificio que solo hacía calentarme más suplicándole que lo hiciera ya y él con cara satisfecha se acostó encima mío y puso su glande a la entrada pasándolo de arriba a abajo de mi vagina deseándolo desesperada e instintivamente hizo que me abriera aún más de piernas para acoger al deseado intruso.

Desesperada y suplicante Santiago empezó a introducir la punta cuidando en no ser brusco, al encontrar el himen paró esperando mi aprobación porque vio mi respiración entrecortada y el miedo de mi cara por lo que esperó paciente hasta recuperar la calma y con mi cabeza recibió mi respuesta afirmativa. Él presionó mas adentro y sentí como rompía el símbolo de mi virginidad y el dolor causado por la penetración y como antes paró, esperó y continúo hasta llenarme toda y el dolor inicial se transformó en rico placer incrementados por las embestidas que me daba mi hombre perforándome cada vez con más fiereza mientras mis uñas se enterraban en la piel de su espalda y mi voz se volvía afónica de los gritos provocados por esa barra de carne.

Sentir su piel y su olor fusionada con mi piel, su pecho lleno de pelos y su afeitada cara raspando mi piel como lija era la sensación que me llevaba al clímax y como una adicción tenía más ganas de él.

Sobre las 4:40 de la madrugada estábamos durmiendo abrazados, mi cabeza recostada en su pecho y la mano de él en mi brazo era una imagen muy romántica pero pronto debíamos abandonar nuestro ocasional nido de amor. Fue sobre las 5:40 de la mañana con la primera luz del día cuando vestidos me llevó a mi casa y Santi debía explicar a su esposa del por qué pasó la noche por fuera. Después conocí a su mujer con la que tuvimos una relación amorosa.

Pero esa es otra historia que quizá cuente en otra oportunidad.