Mañana caliente

Aquí estoy, empalmado perdido, sobre mis sábanas. Escuchando como mi vecina gime y suspira.

He retirado la sábana superior. Mis pantalones y mis calzoncillos están ya en mis tobillos. Mis piernas algo abiertas. Y mi polla erecta apuntando al techo.

Mi mujer se fue esta mañana al trabajo temprano. Todo ese movimiento de levantarse, ducharse, vestirse......me dejó en ese estado entre el sueño y la realidad.

Nuestra habitación da pared con pared con la habitación de los vecinos de al lado.

Él es comercial y ella médico del hospital. Tienen un par de hijos. Tendrán los cuarenta y poco de años.

Ella, que es quien hace ahora mismo que mi mano agarre mi polla, es de estatura normal, pelo castaño y rizado. Con gafas. Más bien tirando a delgadita.

Es una mujer de las que te cruzas y a la que puedes mirar el culo un poco. No es de las más llamativas, pero tiene algo. Aunque por lo demás la sensación que da es la de una mujer que piensa en su familia y en su trabajo y poco más.

Pero esta mañana no deben tener los niños en casa y lo que las paredes han susurrado.....uffff.

Lo primero que escuché fue el golpeteo de lo que supongo que es su cabecero contra la cama. Y unos gemidos del marido que iban creciendo.

Y luego la escuché a ella de forma clara y nítida.....dijo una frase que casi hace que mi polla rompa el pantalon.

"No voy a dejar que te corras ya"

Fue entonces cuando me lo bajé y empecé a menearmela al son del baile que había a pocos metros de mi.

Los gemidos de él continuaban, aunque pienso que, al no escucharse la cama, sería ella haciéndole una mamada.

Mi polla empezaba a soltar líquido preseminal.

Y luego se volvió a escucharse a ella.

"Métemela hasta el fondo, reviéntame"

Hija de puta. Cuando me cruzo con ella en la compra, al tirar la basura, al montar los niños en el coche....nunca me la hubiera imaginado así.

Otra vez el ruido del cabecero. E incluso si me apurais el sonido de sus cuerpos al chocar.

Por encima de todo sus gemidos.

"Dame, dame. No pares. Venga, reviéntame. Dame tu leche. Dámela toda. No pares. Joder. Así así"

Mis dedos de los pies se han contraído del placer al mismo tiempo que mi lefa ha salido disparada. Un resto me chorrea por la polla mientras mi corazón se tranquiliza y los gemidos de mi vecina parece que van desapareciendo tras llegar a lo más alto.

Eso ha sido hace una media hora. Ya me he levantado, y duchado. Y estoy en la cafetería tomando algo. En la cafetería que hay frente a la panadería donde ambos compramos el pan. Necesitaba verla tras escucharla follar.

Y allí la veo llegar. Unos leggings negros, unas zapas de deporte, tobillos al aire, una sudadera....pinta de ser un poco una mosquita muerta.

Pero su marido, yo y las paredes sabemos que de eso nada.