Mamá y Tio Roberto (3)

Encrucijada. Está mal los cuernos que le ponen a mi padre pero como me excita.

Retomo aquí los relatos sobre las andanzas de mi tio Roberto.

Después de las amenazas¿? recibidas por parte de mi tío, tenía sensaciones encontradas. Por un lado me sentía humillado y asustado, pero por el otro me sentía muy excitado.

A los dos o tres días, en la tarde, apareció el tío en mi cuarto y me dijo que esa noche tenía que hacerme el dormido porque se iba a coger a mi madre en su habitación, pero que iba a dejar la puerta entreabierta por si quería ir a verlos. Por supuesto que le contesté que estaba loco si pensaba que iba a hacer eso. Me mostró el celular con el que me había sacado fotos comprometedoras y se fue.

Toda esa tarde me quedé pensando en lo que me había dicho. Ya en la cena, mi tio empezó a decirme que me fuera a acostar temprano que al otro día tenía que levantarme para ir a estudiar. Lo peor de todo es que mi madre lo apoyaba, me decía: …Si Carlitos, tienes que dormirte temprano así mañana no tienes problemas para levantarte. Sobre el final de la cena, mi tio, que estaba frente a mi, es decir en el lado opuesto de la mesa, sentado junto a mi madre, comenzó a hacerme señas con los ojos. Supongo que ya le estaba metiendo mano por debajo de la mesa a mi madre. Lo delataban los pómulos de mamá que estaban muy colorados y los ojos fijos en la pared de enfrente.

Comprendí que era inútil que me quedara allí y me fui a mi habitación. Me acosté, apagué la luz pero me quedé despierto. A los 10 minutos comenzó a abrirse lentamente la puerta, entorné los ojos y me hice el dormido pero podía distinguir perfectamente las dos siluetas que se acercaron para verificar que estuviera durmiendo. Me madre le susurró al oído “está dormido”, se dieron vuelta y se fueron, él aprovechó para meterle la mano por debajo de la pollera y agarrarle una nalga. Ella se sacó la mano y le dijo despacito “acá no, esperá”.

Yo estaba en la encrucijada de ir o no ir. Lo pensé unos 15 minutos, pero estaba tan excitado que me decidí a ir. Me fui arrimando despacito, la puerta del dormitorio de mis padres estaba entreabierta como lo había dicho mi tio y la luz estaba prendida.

A medida que me iba acercando, escuchaba a mi madre que en voz baja pero con desesperación decía “no Roberto, por favor noooooooooo”. Seguí acercándome y empecé a escuchar como un grito apagado. Al asomarme a la hendija de la puerta pude ver a mi madre sobre la cama, desnuda y en cuatro patas mordiendo la almohada y a mi tío que la estaba enculando. Como estaba de perfil, podía ver que solo le había metido la cabeza de la enorme verga y mi madre, con la almohada en la boca gritaba y lloraba con los ojos abiertos al máximo. La pija de mi tio se veía grandiosa; gruesa, surcada por varias venas hinchadas y brillante, seguramente por la vaselina u otro lubricante que se hubiera untado. Al percatarse que yo los estaba mirando, mi tio me guiñó un ojo y de un empujón se la metió hasta los huevos. Mi madre pegó un grito que la obligó a soltar la almohada, entonces mi tío le tapó la boca con la mano diciéndole: “si gritás así no solo se va a despertar tu hijo sino que los vecinos van a venir a ver que pasa”. Entonces se desarrolló el siguiente diálogo.

Mamá – Sos un animal, me ensartaste por el culo con esa verga enorme que tenés. Es como dos veces la de tu hermano, tanto de largo como de ancho. Me estás partiendo el culo ¡!!!

Tio – Aguantá un poquito que ya te vas a acostumbrar al grosor y vas a empezar a gozar.

Las tetas de mi madre, que eran de buen tamaño por cierto, colgaban y el tío las agarraba con sus grandes manos y le masajeaba los pezones. Lentamente comenzó a moverse hacia atrás y hacia adelante. Se ve que mi madre se estaba acostumbrando como dijo él porque ya no gritaba. En determinado momento le dijo : “Roberto, tengo ganas de hacer caca” y mi tio le respondió :”aguantá, no te preocupes, siempre que me cojo un culito pasa lo mismo. Es un reflejo”

Mi tio empezó a aumentar el ritmo de la cojida y mi madre insistió: “ Roberto, sacámela por favor que me cago” a lo que mi tio contestó:” Te podrás mear, pero cagarte difícil, jajaja”

Mi madre comenzó a gemir, evidenciando que ya no le dolía sino que le estaba causando un gran placer, tanto la pija que tenía enterrada en el culo como las caricias en las tetas y la concha que le estaba haciendo mi tío.

A esta altura yo tenía mi pija en la mano y me estaba masturbando. Mi madre, se ve que estaba llegando a un orgasmo porque gemía y le decía a mi tio “Siiiiiiiiiii Roberto, dame fuerte, dame pija, llename el culo de lechita !!!” Mi tio comenzó a bramar y le descargó todo lo que tenía en los intestinos.

Mi tío le sacó la pija y a mi madre se le escapó un gas muy sonoro y un borbotón de esperma mezclado con sangre y materia fecal. Mi madre dijo : “ Perdón, que vergüenza. . .” y  mi tio le dijo: “No te preocupes, pero antes de irte a lavar me vas a limpiar la pija” . Se puso del otro lado de la cama con la verga  en la mano y agarró del pelo  a mamá, trayendo su boca hacia la pija que por supuesto estaba bañada de esperma y materia. Mi madre, obediente, abrió la boca y empezó a mamar. Estoy seguro que mi tio hizo esto a propósito ya para que desde mi posición tuviera una visión perfecta del culo de mi madre con el orificio anal muy dilatado (unos 5 cm de diámetro) y la mezcla de semen, sangre y mierda chorreando por las piernas

Yo no pude más y derramé toda mi leche contra la puerta. Sigilosamente me dirigí a mi cuarto y me dormí, ni siquiera sentí cuando llegó mi pobre padre de trabajar.

Al día siguiente fui a estudiar. Al regresar vi a mi madre haciendo las cosas de la casa. Caminaba con cierta dificultad y  me dijo que tenía una contractura en una pierna. Yo le sonreí y le dije que se le iba a pasar pronto (mientras el animal no la vuelva a coger por el culo, pensé)

Estaba en mi habitación cuando de repente entró el tío Roberto, cerró la puerta y me dijo : “¿ qué te pareció lo que vista anoche ?”  Yo le dije que me parecía muy mal que le hiciera eso a su propio hermano, a lo que me respondió que le había hecho cosas peores pero que no se refería a eso. No entendí a que se refería con que le había hecho cosas peores ni cual era la pregunta entonces. Me dijo “Me refiero a que estoy seguro que quedaste asombrado con el tamaño de mi pija”. Timidamente, colorado y mirando para abajo le dije “No” pero ni yo mismo creí en mi respuesta.

Mi tío entonces, se abrió la bragueta y sacó esa pija enorme que tiene en un estado de semi-erección y me dijo “¿ que te parece ?. Yo noté que se me empezó a parar la mía y con los ojos fijos en ese pedazo de carne, tragando saliva le dije: “ es grande”. Me dijo: “Agarrala” a lo que le contesté que de ninguna manera, pero mi mano no me hizo caso y ya estaba tratando (inútilmente) de abarcarla. Le dije “que suavecita” y  el me dijo “dale un besito”. Esta vez no me negué y cuando me estaba agachando para meterme lo que pudiera en la boca, se oyó la voz de mamá que me llamaba desde la cocina: “Carlitoooooooosssss”. Mi tio guardó el arma y me dijo: “ya vamos a hablar tu y yo, me la vas a chupar y te vas a tomar la leche”. Salí del cuarto y fui para la cocina.

Le pregunté a mamá que pasaba, a lo que me dijo: “No me gusta que estés encerrado con tu tío, tiene malas costumbres” Le contesté: “Ya lo creo y tu lo sabes bien”. Quedó pensativa.

Continuara. . . .