Mamá y sus adorables amigas

Alex vive solo con su madre. Celebra su 16 aniversario en compañía de su madre y unas amigas...

Me llamo Alex y tengo 16 años. Siempre he sido un niño mimado en casa ya que mi madre se quedó viuda muy joven y no tengo más hermanos, así que siempre he sido el "hombre" de la casa.

Mi madre es una mujer sencilla, de rostro agradable, algo gordita, pero de formas bonitas y con un atractivo especial. Desde que quedó viuda no la he visto con ningún otro hombre. Su círculo íntimo se limita a cuatro o cinco amigas, solteras o viudas y de edades parecidas. Se reúnen en casa, cada fin de semana y cenan, ven alguna película, juegan y pasan un buen rato. Yo muchas veces estoy con ellas y participo de sus juegos, charlas y pasatiempos.

Hace tiempo, una noche que la velada coincidió con mi aniversario, hacía 16 años, la fiesta fue algo especial, ya que hubo tarta, cava a raudales y unos cuantos regalitos para mi. Todas las amigas de mi madre tienen algo en común y es que no tienen hijos, unas por ser solteras y otras porque enviudaron sin tenerlos. Así pues, soy "hijo único" y eso tiene algunas ventajillas adicionales.

Esa noche, sin duda una de las más emocionantes de mi vida, se pusieron a jugar a cartas y, supongo que por el efecto del cava, decidieron jugar a prendas. Como premio por mi cumpleaños, me permitieron participar y para cuando me di cuenta, la mitad de ellas estaban medio despelotadas en la mesa. La que salió peor parada era Julia, una de la solteronas. Tenía 42 años y estaba francamente bien. Rotunda y bien formada. Sus tetas eran enormes y cuando se soltó el sujetador, que perdió en una de las primeras manos,  quedaron expuestas a la vista de todos. Las mujeres sonreían histéricas mientras yo no apartaba los ojos de ese par de hermosuras. Una estaba con los pechos al aire, dos más en sujetador y una solamente vestida con las medias, Además, motivadas por la situación y el alcohol de más, se desprendían de las prendas con movimientos obscenos que no hacían más que hacerles reír a carcajadas, pero que a mi, me ponían la polla más tiesa que el palo de un velero.

De pronto empecé a tener una mala racha y no paré de sacarme prendas. Cuando me tocó quitarme los pantalones, me quedé un poco cortado porque sabía que se iba a notar mi calentura. Pero no puede escabullirme y tuve que sacármelos. Al verme tan "empalmado" empezaron a aplaudir como posesas, mientras algunas pedían a gritos que acabara de desnudarme.

Si volvía a perder otra mano, iba a ser muy embarazoso para mí. Pero las malas rachas nunca vienen solas. Así que después de que mi madre recuperara el sujetador que había perdido hacía rato, me tocó a mí perder la mano y tuve que afrontar el quedarme en pelota viva delante de esas mujeres. Para colmo, no se cortaron un pelo y con la aprobación de la anfitriona, o sea mi madre, me obligaron a sacarme el boxer encima de la mesa y a la vista de todas. No tuve opción, así que sin esperar más me bajé el boxer y mis atributos, perfectamente empinados, quedaron expuestos delante de las señoras para su disfrute visual.

Yo ya no tenía prendas que perder así que, María, quizás la más atrevida de todas ellas, propuso que si yo quería seguir debía presentar una prenda ante la posibilidad de volver a perder. Si ganaba, recuperaba el boxer. Pero si perdía… la muy guarra propuso delante de todas, incluida mi madre, que aceptara a masturbarme delante de ellas. El griterío de aprobación y las risas histéricas fueron unánimes… Incluso mi madre aplaudía la propuesta y no dudaba en sonreírme pícaramente.

Yo ya me temía lo peor aunque la verdad, el solo hecho de arrearme una paja delante de aquellas señoras viciosas y excitadas me producía un morbo increíble. Y a pesar de que se habla mucho de la suerte del principiante, esa noche no fue afortunada en el juego… volví a perder la mano y tuve que afrontar el reto de cascármela allí delante.

Las muy guarras, se pusieron una al lado de otras, sentadas en sus sillas y me obligaron a sentarme en el sofá de cara a ellas. Julia, quien podía ser si no, propuso que yo debería obedecer sus instrucciones y hacer lo que ellas me ordenaran, así que me mentalicé en positivo y asumí que abusarían de mí como nunca me hubiera podido imaginar.

Le dieron la opción de empezar a mi madre que, ante la sorpresa de todas, se levantó, se arrodilló ante mi tranca y mirándolas de reojo y guiñándoles el ojo les dijo:

Para que empiece bien lubricado, voy a mamársela hasta el fondo

Y acto seguido, se la metió en la boca tan adentro que yo pensé que eso no era una boca sino el túnel del metro… al cabo de un par de succiones intensas, mi polla estaba más hinchada y tiesa que nunca y su aspecto mojado y duro era observado con deleite por las damas asistentes.

Empecé a menearla poco a poco, arriba y abajo, mientras las espectadoras iban dándome instrucciones… más deprisa… ahora despacio… ahora tócate los huevos… Ana, otra de las amigas de mi madre y que parecía la más modosita, se marcó un buen tanto delante de todas preguntando si podía meterme los dedos en el culo… la aprobación fue unánime y me obligaron a ponerme de rodillas y con el culo al aire. Mi madre se fue al baño a coger un poco de leche hidratante y al cabo de poco, mi culo era follado con descaro por los dedos aquellas mujeres… una detrás de otra pasaron por mi ano que, al principio, reaccionó con algo de reparo, pero que poco a poco se fue dilatando hasta que los dedos ya entraban de tres en tres y cada vez me gustaba más… mientras una me follaba con los dedos, las otras aprovechaban para menearme la polla, así que yo me relajé y dejé que disfrutaran del momento ya que he de reconocer que me estaban excitando a base de bien

Al cabo de un buen rato y cuando ya no podía más, les avisé de que estaba a punto de correrme. Mi madre propuso que entre ella y sus amigas se jugaran una mano a ver quien era la afortunada que recibía mi corrida en su boca. Todas estuvieron de acuerdo y mientras echaban la última mano de la noche, yo seguía pajeándome para no perder el puntito sin retorno de mi corrida

Por esas casualidades de la vida, mi madre ganó la mano y se dispuso sonriente a recibir mi leche en su boquita… la situación era increíble, mi madre arrodillada en el suelo con la boca abierta de par en par mientras sus amigas me magreaban por todas partes, meneándome la polla, sobándome los huevos, follándome el culo, besándome en la boca… yo estaba en la gloria y no podía aguantar más… entonces, Ágata sacó la cámara de su bolso y empezó a fotografiar el acontecimiento… dijo que sería para mi "álbum" de recuerdos… un minuto más y me solté sin poder aguantarme más… la leche salió de mi polla disparada sobre el rostro de mi madre que se apresuró a recibir mi regalo blanco… lamiéndose con deleite los labios mientras sus amigas se acercaban a compartir con ella mi corrida calentita y espesa

Yo terminé agotado y feliz, pero mi madre y sus amigas justo empezaban una noche loca de sexo y desenfreno. Cuando acabaron conmigo empezaron a masturbarse entre ellas. Yo estaba echado en el sofá y no dejaba de mirarlas. No tardé mucho en volverme a empalmar a fuerza de oír esos gritos de placer, los gemidos de esas mujeres y la orgía de cuerpos entrelazados y excitados por la situación… la noche fue especialmente larga y fructífera para mi…. Pero eso ya lo contaré en otra ocasión!