Mamá triunfó en los negocios (y 3)

Final de esta mini serie de sexo con mi madre

MAMÁ TRIUNFÓ EN LOS NEGOCIOS (III)

Hola de nuevo. Vamos a continuar con la historia de la relación que principalmente tenemos mi madre y yo. Les recuerdo que mi madre se llama Loreto y mi nombre es Pablo. Brevemente les refresco un poco la memoria. Mi madre, a raíz del su triunfo en los negocios, fracasó en su vida familiar. Mi hermana ni se lo perdonó en su momento, ni lo ha hecho hasta la fecha. Yo si, y de que manera. Otro ingrediente que se ha unido a nuestra relación es Miriam, la estupenda secretaria de mamá, también separada y que antes de la relación nuestra, ya mantenía ciertos encuentros con mi madre, para paliar sus carencias amorosas.

Bueno, vamos a seguir. Un viernes estábamos mi madre y yo en su casa, esperando pasar un buen rato cuando nos sorprendió, y mucho una llamada de Maite, la compañera de mi padre. Quería hablar con mi madre, pero no le dijo de qué, solo le comentó que era un tema especial. Quedaron para el sábado por la tarde, a la hora de tomar un café y le pidió ir a su casa, cosa a la que accedió mi madre. Esa noche nos dimos un buen festín en la cama, follando como bestias.

El sábado por la mañana nos levantamos tarde y salimos a comprar algunas cosas, comimos fuera y volvimos a casa para estar en ella antes de la hora de la llegada de Maite. Llegamos y me puse a preparar el café, con unas pastas que habíamos comprado. A la hora indicada llegó Maite, que llamó al video-portero. Le abrimos y subió. Tras los besos de rigor (la relación entre ellas no es para nada mala, sin ser lo que se dice cercana, es correcta) pasamos a la salita, a tomar el café. Yo supuse que mi presencia allí no sería deseada, al menos por parte de Maite, pero me las compuse de forma que podría enterarme de todo lo que allí se hablase, con la connivencia de mi madre, mediante un dispositivo de video-vigilancia para bebés. Les puse el café y "me fui" a mi habitación.

  • ¿Qué tal te van las cosas, Loreto?…bueno, supongo que muy bien, al menos por lo que nos cuenta Pablo- fue una pregunta retórica, un poco para cortar el hielo

  • Bien, bien, la verdad es que no me puedo quejar para nada- le dijo mi madre, mientras le ofrecía pastas a Maite

  • Gracias…bueno, la verdad es que quería hablar contigo…no es fácil explicarlo- Maite estaba bastante nerviosa.

  • Tranquila, mujer- dijo mi madre, que echó mano al bolso y sacó un paquete de tabaco- ¿quieres uno?- le ofreció un pitillo

  • Gracias- dijo Maite, a la que nunca había visto fumar- normalmente fumo a escondidas, a Javier no le gusta y sabes que lleva la unidad de tabaquismo del Centro de Salud.

  • Si, lo se, es una de sus cruzadas más importantes- dijo mi madre, riendo mientras encendía el cigarrillo.

  • Bueno, lo que pasa es…por favor, tienes que jurarme que esto quedará entre nosotras…- hizo un ademán con la mano.

  • Por supuesto, Maite, no le contaré a nadie nada de lo que hablemos- estaba de más decir que yo me estaba enterando de todo

  • Es un problemilla que tengo con Javier…entiéndeme es un ideal de hombre, atento, hace de comer muy bien, limpia, el sueño de toda mujer, pero…-hizo una pausa

  • ¿Pero?- continuó mi madre

  • Pero…yo soy un poco más joven que él y desde hace un tiempo digamos que la cosa en la cama no funciona y no se que hacer…he intentado hablarlo con Javier, pero no quiere ni mencionarlo, y ya estoy desesperada, y me gustaría saber si contigo también tuvo ese problema- calló para dejar hablar a mi madre

  • La verdad es que nosotros no tuvimos ese problema…digamos que lo fuimos dejando por parte de los dos, sobre todo, he de decir por la mía, por culpa del trabajo.

  • Entonces, ¿Qué puedo hacer?- Maite estaba casi llorando

  • No lo se, Maite, tienes varias opciones, pero dependen de ti- dijo mi madre mientras le daba una calada a su cigarrillo.

  • ¿Qué opciones?

  • Bueno…depende de lo que quieras hacer…por un lado intentar de nuevo hablar con Javier

  • Eso casi lo descarto…se ha cerrado en banda y no hay forma de hablar de esto

  • Entonces cariño…tienes que valorar otras opciones.

  • ¿Cuáles?- Maite abrió mucho los ojos

  • No se…buscar los servicios de digamos "acompañamiento" de algún profesional

  • ¿Dices que contrate a un gigoló? No…eso ni pensarlo- dijo Maite

  • Salir y ligar por ahí y aquí te pillo y aquí te mato- sugirió de nuevo mi madre

  • No…no soy de esas- la verdad es que Maite ponía las cosas difíciles.

  • Pues no se… ¿has pensado en hacerlo con una mujer?- dijo mi madre, acotando aún más las posibilidades

  • Bueno, si…incluso he llegado en pensar en ello...en fin no sería la primera vez. Una vez tuve una breve relación con otra enfermera del centro, que ya no está, parecíamos las de la serie esa del Hospital…solo que nadie lo sabía. Pero creo que no es lo que busco ahora.

  • Pues que yo sepa solo te quedan dos opciones…usar juguetes, ya sabes, consoladores y eso…o bien buscar a alguien de tu confianza para estar con él- esas eran las opciones de mi madre para arreglar el problema de la compañera de mi padre

  • Hombre…lo de los vibradores ya lo había pensado y usado yo. De hecho tengo un par de ellos que por desgracia últimamente uso con demasiada asiduidad. En cuanto a la otra opción…me da miedo, además, no sabría con quien, o eso creo.

  • Hombre, ahí no te puedo ayudar…solo que tendrías que pensar en alguien cercano, de tu confianza, que te guste y que sepa estar en silencio- fueron los requisitos que en principio le propuso mi madre

  • Ya…pero son muchos condicionantes. De todas formas, con mi vida actual y lo que me acabas de decir…solo podría pensar en una persona, pero el problema es que- bajó un poco su tono de voz- …es tu hijo, quien reuniría esas condiciones

  • Bueno…pues ya sabes- mi madre se estaba pasando un poco.

  • Ya, pero esto sería todo hipotético, ya que por ejemplo, si pudiésemos hacerlo, no podría ser en casa y la verdad es que no se me ocurre como pedírselo

  • Por lo que conozco a Pablo, creo que puedes hablar con él y confiar en él, eso si que te lo puedo garantizar- dijo mamá, que parecía que quería enrollarme con Maite.

  • Ya, eso si que lo sé. Es un chico genial, la verdad es que es un tesoro. Entre otras cosas por eso al pensar en alguien con el que poder estar…la verdad que fue la primera opción casi de inmediato- la sinceridad de Maite me dejó pasmado, y eso que tenemos una buena relación

  • Pues si quieres por mi parte te puedo dejar la casa…si eso es lo que te preocupa- dijo mi madre

  • Gracias, Loreto…pero creo que ese sería el problema menor. Lo que no sabría es como decírselo a Pablo.

  • Creo que lo mejor es ser directa. Además, Pablo no es tonto y en seguida verás lo que quieres.

  • ¿Tu crees?

  • Estoy segura de ello. Últimamente estamos mucho más unidos que antes. Lo mejor será que lo llamemos y sales de dudas

  • No espera…estoy muy nerviosa- dijo Maite.

  • ¿Quieres beber algo más fuerte que el café?- dijo mi madre, que veía a Maite realmente como un flan

  • No se, bueno, si, un whisky, por favor- la verdad es que no se aclaraba- no sabes lo que es…llevo casi un año sin…sabes, sin…- Maite no quería decir que llevaba tiempo sin follar

  • Casi un año sin echar un polvo, ¿no?

  • Si, eso es- dijo al tiempo que sorbía un trago de su bebida

  • Creo que es hora de llamar a Pablo

  • No se, bueno, haz lo que quieras, ya no se ni lo que digo

  • Bueno… ¡Pablooo, hijo, ¿puedes venir un momento?!- dijo mi madre, como para que la oyese desde arriba.

  • Dime, mamá- me hice el nuevo en toda la historia.

  • Maite quiere decirte una cosa. Os dejo un momento, voy arriba al aseo- dijo mi madre, y supuse que iría al mismo sitio donde estaba yo hasta unos minutos antes

  • Dime, Maite, que me quieres contar

  • Es un tema un tanto especial…no se por donde empezar

  • Bueno, por el principio- hice una broma para quitarle hierro al asunto

  • Es que tú ya eres un hombre y se puede confiar en ti

  • Eso espero, creo que soy de fiar, al menos hasta ahora- puse mi mejor sonrisa.

  • Es que verás, lo primero que te pido que lo que hablemos quede entre tú y yo, por favor

  • Tienes mi palabra que no le diré nada a nadie

  • Entonces, te diré que si bien la relación personal con tu padre es muy buena, desde hace un tiempo la relación de pareja, en el sentido físico de la palabra es un poco pero

  • O sea, que bien en lo personal, mal en el sexo, ¿no es eso?

  • Bueno, si, es eso, fundamentalmente- dijo Maite, bajando la mirada

  • En fin, son cosas que pasan.

  • Pero lo que quería era pedirte un favor.

  • Si puedo, dalo por hecho

  • No es tan fácil, por eso he venido a hablar con tu madre, ya que para mi es un problema digamos que bastante grande.

  • ¿Entonces?

  • Pues, como te digo es bastante difícil para mi…lo que me gustaría es…saber si tu podrías sustituir a tu padre en la faceta que él ahora no me satisface- la cara de Maite era un auténtico poema, ni ella misma se creía las palabras que acababa de pronunciar.

  • Dios, esto es…muy fuerte. No se que decir- dije para seguir con la farsa

  • Lo único que te pido es que si no quieres por favor no le digas nada a nadie.

  • Eso darlo por seguro- mi implicación era total.

  • Entiéndeme…yo quiero a tu padre, pero ahora la diferencia de edad se va notando y él no puede o no quiere, la verdad es que ya no se que pensar- unas lágrimas asomaron por sus ojos.

  • No llores, por favor…te entiendo- le pasé una mano por una mejilla.

  • La verdad…esto es muy difícil, pero estoy desesperada, ya no puedo más…he estado hablando con tu madre y no quiero ir por ahí con el primero que pille, y la mejor opción, bueno, la única que se me ocurre eres tú.

  • Ya…no se, bueno si quieres, pero no se como, quiero decir, en casa no es posible, con mi hermana y mi padre pululando por ahí

  • Bueno…tu madre me ha dicho que me deja la casa cuando quiera

  • ¿Un poco más?- le pregunté señalando la copa de whisky vacía

  • Si por favor- yo pensaba que así actuaría de forma más desinhibida

  • ¿Te gustaría empezar ahora?- me lancé definitivamente a la piscina

  • Pero…ahora está tu madre- respondió Maite

  • Ya, pero creo que iba a salir a comprar algo…le preguntaré- ¡Mami! ¿Puedes venir un momento?- al cabo de unos instantes llegó mi madre- ¿NO tenías que salir a comprar algo?

  • Ah, si…bueno…veo que las cosas van bien- dijo mi madre mientras le guiñaba un ojo a Maite

  • Bueno…si, por ahora

  • En fin, tengo que salir y al menos tardaré unas 2 o 3 horas- dijo mi madre, para dejar claro todo

Mi madre cogió sus cosas y salió de casa. Nosotros estábamos en el salón, donde le llené la copa por tercera vez a Maite, haciendo un poco de tiempo y para romper el hielo

  • Bueno, creo que es momento de enseñarte la casa…no la conoces, ¿verdad?- le dije

  • No, bueno, salvo el salón.

  • Pues aquí está la cocina…una salita que mi madre usa como despacho

  • La verdad es que lo tiene muy bien puesto todo…se nota que maneja- rió Maite

  • Si, la verdad es que por pelas no es…y arriba están los dormitorios…vamos a verlos- le dije al tiempo que la cogía de una mano- Este es el de mi madre, con baño en suite,…el libre, que se supone que es el de mi hermana…y éste es el mío- le guié hasta el interior

  • ¡Guau, que pasada!…no me extraña que quieras venir los fines de semana

  • Bueno, sobre todo vengo por ver a mamá- la verdad era la verdad, y ni la consola, ni la tele ni nada podía sustituir mis ratos de placer con mamá.

  • La verdad es que eres un chico genial…ya me lo dice tu madre

  • Procuro portarme bien y no meterme en líos- puse cara de no haber roto un plato en mi vida

  • Ya… ¡pillo!- rió Maite

  • ¿Y en que pensabas para hoy?- le pregunté un poco más serio ya

  • No se…no pensaba como iba a deparar todo esto…depende, por ejemplo de ti ¿ya has…?

  • Hombre, claro, muchas veces- no quería quitarme importancia.

  • Vaya…un follador nato- bromeó Maite.

  • Mejor nos ponemos más cómodos- le espeté, al tiempo que le ponía el vaso sobre la mesa y me colocaba detrás de ella

  • ¿Cómo?

  • Digo, que mejor nos ponemos más cómodos- le di un beso en el cuello, mientras ella dejaba caer su cabeza hacia atrás.

  • Me parece genial- replicó Maite a mi proposición, al tiempo que le iba quitando los botones de la camisa que llevaba puesta. Cuando termine de desabotonar la misma le dejé sobre una silla de mi habitación. Le acaricié sus pechos, de un buen tamaño, por encima de su sujetador- ¡Qué rico se siente esto!

  • ¿Te gusta?

  • Me encanta- Maite estaba con los ojos cerrados, con la cabeza sobre mi hombro. Le desabroché el sujetador, liberando dos preciosas tetas, un poco más pequeñas que las de mi madre, pero con un pezón mucho más grande, oscuro y levantado…se notaba que Maite estaba "marchosa"- ¡Que bueno!- repetía Maite mientras me dedicaba a jugar con sus pezones y seguía con mis besos en su lindo cuello.

  • La verdad es que eres preciosa, Maite…creo que nunca te lo había dicho, pero así es.

  • Gracias…tú aparte de ser guapo…eres un cielo- más que hablar, suspiraba Maite. Le di la vuelta, de forma que nos quedamos cara a cara. La besé en los labios, esos labios con cierto sabor a malta que me embriagaron nada más tocarlos. La cogí por el culo de forma que la subí hasta que sus piernas rodearon mi cuerpo, mientras nuestros labios permanecían unidos.

  • Eres genial, Maite- le mordía el labio inferior al tiempo que se lo decía. La deposité con delicadeza sobre la cama, para, en un visto y no visto, quitarme la ropa y quitarle la poca que le quedaba a ella. La volví a rodear con mis brazos y alzarla, para ponernos en la misma situación que teníamos antes. Nos besamos de nuevo.

  • Pablo…estoy como una moto…creo que desde hace mucho no estaba tan mojada como lo estoy ahora…deseo…quiero que me folles, cariño

  • Yo también lo estoy deseando, Maite

  • Pues mi coño es todo tuyo, cariño- subió un poco su cuerpo para facilitar el que le dirigiese la polla hacia la entrada de su verdaderamente mojado chocho

  • ¡Que bueno!, ¡que bueno!- casi no podía hablar, por el esfuerzo que realizaba

  • Sigue así cariño… ¡no pares, no pares!

  • Si, si, si…que bueno, mi amor- estaba aumentado cada vez más el ritmo hasta que estaba a punto de explotar- Maite, amor…ya estoy

  • Y yo…yo me voy, cariño…lléname con tu leche.

  • ¡Siiiii!- exclamé cuando me vino dentro del coño de Maite. Caímos derrotados encima de la cama. Nos besamos de nuevo

  • ha sido genial, cariño- dijo Maite con los ojos brillantes por la emoción

Después de descansar un rato, recogerlo todo y esas cosas, esperamos la vuelta de mi madre. Nos preguntó que qué tal todo, le dijimos que bien, y nos respondió que ese sería nuestro pequeño gran secreto. Me despedí de Maite con un beso en los labios, delante de mi madre, que sonrió al vernos. Casi no habíamos terminado de cerrar la puerta cunado mi madre me dio que estaba súper cachonda con solo pensar lo que estábamos haciendo y que ya no aguantaba más a echar un polvo, así que me tocó follar de nuevo en un corto periodo de tiempo, pero, en fin, soy joven y puedo permitírmelo. El domingo por la tarde regresé a casa y la semana pasó sin nada relevante, salvo las sonrisas picaronas que me lanzaba Maite cuando no la veía nadie más que yo. El jueves me dijo que a ver si era posible quedar para el viernes por la tarde. Le dije que se lo preguntaría a mi madre. La llamé y me dijo que no habría problemas.

Llegó el viernes y mi padre fue nada más salir del trabajo a un congreso de los suyos y pasaría fuera la noche, lo mismo que mi hermana, que había quedado con su novio para irse de fin de semana. Podríamos habernos quedado en casa, pero a Maite le daba miedo, por si venía alguien, así que nos dirigimos a la casa de mi madre. Lo único que hicimos fue darnos un beso en la boca antes de ir a coger el coche para ir a casa de mamá. Como la semana anterior mi madre dijo que saldría a dar una vuelta, y que podíamos usar su habitación, que tenía sábanas limpias y que estaríamos más cómodos.

Esta vez no tuve que quitarle la ropa a Maite…ella misma se la quitó a toda prisa nada más salir mi madre de casa

  • ¡No sabes cuanto te he echado de menos, cariño!

  • Y yo a ti- le respondí mientras la besaba y me quitaba, también a toda prisa la ropa. Con la situación casi no necesitaba puesta a punto, pero Maite dijo que había mucho que no se comía una buena polla y empezó a mamármela.

  • ¡Um, que bueno…que bueno!

  • Es mejor que bueno…esto es el paraíso- le dije casi sin sentido. En ese momento se produjo una sorpresa.

  • ¡Hola! ¿Me dejáis participar? No sabéis la envidia que os tengo- dijo mi madre desde la puerta de su dormitorio.

  • ¡Loreto!- gritó Maite al tiempo que se tapaba con las sábanas- ¡Pero…pero como participar…con tu hijo?

  • Ya que entre los tres tenemos un como era…si pequeño gran secreto, te diré otro, en las vacaciones, Pablo y yo empezamos a tener relaciones.

  • Pero eso…eso, es incesto.

  • Ya, pero como suelo decirse no hay nada más bonito que el amor de madre e hijo y además no le hacemos daño a nadie. Como ves las dos estamos por el mismo hombre

  • Ya, lo veo…pero todavía no me lo creo

  • Pues es verdad, Maite- le dije a mi amante- no fue premeditado, pero sucedió y nos lo pasamos muy bien, como contigo, así que si quieres

  • No se que decir, esto es muy extraño, pero la verdad es que me he excitado muchísimo más…en fin, dejaré correr mis instintos. Mi madre se quitó la ropa en menos de 5 segundos y se vino con nosotros a su cama. Al entrar me dio un beso en la boca, más bien corto y luego, por encima de mí que estaba en medio de las dos, se acercó a Maite para darle otro. Empezó como mi beso, pero se fue alargando más y más

  • ¡Ejem! Estoy aquí- no me quedó más remedio que recordárselo a las dos, que se rieron por la situación. Le di un beso a cada una y seguimos con "lo nuestro". Maite volvió a cogerme la polla y se la volvió a meter en la boca, mientras mi madre se bajó hasta el conejo de Maite, que lamió con entusiasmo. Seguimos un rato así, hasta que estaba cerca de correrme, cosa que le advertí. En ese momento Maite siguió haciéndome una paja con la mano, mientras ella y mi madre tenían la cara cerca de mi polla, de forma que cuando me corrí les llené la cara con mi blanco líquido.

Nos limpiamos y seguimos con la faena. Estaba besando a mi madre cuando Maite se puso cerca de su coño, lo abrió y le pasó la punta de uno de sus grandes pezones. Mi madre vibró como si le diese una descarga. La cosa no paraba y mientras Maite se follaba a mi madre con las tetas, yo me puse a su retaguardia, para perforarle el coño con mi cada vez más ansiosa polla. Era genial, las dos mujeres de mi padre lo eran ahora mías. Y todavía quedaba Miriam. Mi felicidad no tenía límites. Seguí follando a Maite hasta que noté que de nuevo estaba a punto de reventar. Maite apretaba un poco más su teta contra el coño de mi madre que también estaba en el trance de correrse

  • ¡Ah, que gusto...ya estoy, sigue un poco…me voy, Maite, un poco más- jadeaba mi madre

  • Y yo…lléname el chumino de leche, cariño…llénalo, mi amor- suplicaba Maite

  • ¡Me voy…me voy!- le dije al tiempo que derramaba leche como para alimentar a un regimiento.

  • He disfrutado como nunca en mi vida- dijo Maite

  • Y yo, cariño, dijo mi madre mientras le daba un beso a Maite y luego otro a mi

  • ¡Puff! Me vais a agotar las baterías- dije mientras ellas reían

  • Esperamos que no sea así- dijeron las dos- Esto merece celebrarlo- dijo mi madre, que cogió su paquete de tabaco y le ofreció uno a Maite y tomó otro para ella. Allí estaba yo, entre dos maravillosas mujeres, fumándose un cigarrillo después de hacer el amor. Yo solo quería verlas fumar muchas veces más…después de follar conmigo.