Mamá triunfó en los negocios (2)

Continuación de este relato en que mi madre medio abandona a su familia por su trabajo... con una sorpresa.

MAMÁ TRIUNFÓ EN LOS NEGOCIOS (II)

Hola de nuevo a todos. Les quiero continuar narrando la historia de mi madre y mía, a raíz de un viaje de placer…nunca mejor dicho.

Bueno, el viaje que habíamos hecho fue más que exitoso, pero era hora de volver a casa. Por supuesto yo volvería a casa de mi padre, pero con el compromiso de ir a ver a mamá con más frecuencia que antes. Por culpa de su trabajo se puede decir que libre, lo que se dice libre solo tiene desde el sábado por la tarde y el domingo, y a veces ni eso. La cosa quedaría en que los fines de semana (sábado y domingo) los pasaría con ella. La suerte para nosotros es que mi hermana no quiere saber nada de mi madre. Ella tiene un piso que en realidad es un dúplex, rodeado de todos los lujos que uno se pueda imaginar. De hecho, en mi habitación tengo tele de pantalla plana de 32 pulgadas, con home cinema y consola de juegos. Desde nuestra vuelta, hacía poco más de un mes, ansiaba la llegada del fin de semana, para poder tener mis encuentros con mamá

Bueno, yo todavía estaba de vacaciones y no veía que llegara el fin de semana. Intentaba disimular en casa por ese repentino acercamiento a mi madre y les decía que para ella también había sido difícil, sobre todo por ser mujer para llegar a lo más alto. Al final se puede decir que casi lo entendieron. El sábado a medio día cogí el metro para llegar al edificio de oficinas donde la empresa de mi madre tiene la sede central directiva. Tras identificarme en los controles de seguridad subía a la planta donde estaba mi madre. Siguiendo sus órdenes, la secretaria me hizo pasar nada más llegar. Mi madre me recibió con un beso en los labios, muy suave, como queriendo dejar algo para luego. Terminó algunos asuntos que tenía pendientes y llamó a su secretaria:

  • Miriam

  • Dime Loreto- respondió la secretaria desde el otro lado del despacho

  • Por favor, pídeme el coche, para llevarnos a comer, ¿quieres?

  • Ya está listo, Loreto. Cuando quieras podéis bajar.

  • Vale, gracias.

Me sorprendió un poco la familiaridad de mi madre con su secretaria, pero mejor que hubiese buen rollo. La verdad es que la secretaria era una mujer de unos 40 años, muy bien puestos, rubia con el pelo largo, guapa, con una excelente figura y una voz dulce muy agradable. En fin, bajamos al garaje, entramos en el coche que lo conducía un señor de unos 60 años que rápidamente nos dejó en la puerta de un restaurante en el que mi madre (o su secretaria) había reservado para comer. Como no podía ser de otro modo, era de nivel alto, de los que si no has reservado olvídate de encontrar sitio. Comimos y cogimos un taxi para ir a casa, ya que mi madre le dijo al chofer que ya no necesitaría más sus servicios. Al llegar, tras cerrar la puerta nos besamos como locos.

  • ¡Qué ganas tenía de verte, mi amor!- dijo mi madre

  • Y yo a ti…no sabes cuanto

  • Bueno…vamos a tomarlo con calma. Además para esta noche tengo una sorpresa preparada para ti…que espero que te guste- dijo mi madre mientras me guiñaba un ojo

  • ¿Si…que es?- le dije como un niño impaciente

  • Si te lo digo…no será una sorpresa, ¿no?

  • Claro…tienes razón, pero es que no puedo aguantar

  • Pues vamos a descansar un rato, porque estoy medio muerta y tras la cena tendrás tu sorpresa.

Esa tarde casi no pude dormir la siesta que acostumbro a dormir los sábados. Estaba ansioso por descubrir cual era mi sorpresa. Suponía que algo que mamá haría conmigo, o al menos eso deseaba. Jugué un rato a la play, pero casi no me concentraba, hasta que mi madre despertó de su siesta. Vino al salón y se sentó enfrente mía, mientras encendía uno de sus cigarrillos, con ese aire de gata en celo que busca cuando lo hace. De inmediato la polla se me puso tiesa, era algo como de acción y reacción, me excitaba mucho ver a mi madre fumar esos finos cigarrillos exclusivos.

  • Bueno, Pablete, vamos a dar una vuelta, antes de cenar, luego cenaremos y volveremos a casa, ¿te parece?

  • ¿Puedo negarme?- era una pregunta retórica

  • Claro que no- rió mamá

Salimos, nos tomamos una cerveza y cenamos en un sitio vamos a decir que normal, pero que de todas formas yo no voy todos los días, y volvimos a casa.

  • Ahora, mi vida, prepárate para tu sorpresa- dijo mi madre

  • ¿Qué es?- ya estaba impaciente por verla

  • No seas impaciente, mi amor…quédate en el salón, que ahora vuelvo

No pasaron más de 10 minutos, pero a mi me parecieron una eternidad. Al fin apareció mi madre. Supuse que ella era la sorpresa. Estaba vestida con un conjunto de ropa interior de seda casi transparente de color negro que quitaba el hipo. Las bragas eran de tipo tanga, un sujetador con encajes negros, dejando adivinar como son los pezones de mi madre y por encima una especie de mini camisón también negro con los mismos encajes que el sujetador

  • ¿Te gusta el nuevo conjunto de ropa que me he comprado para mi niño?- dijo mi madre mientras pasaba sus manos por el cuerpo, dibujando una silueta

  • Guau…estás genial, ¡me encante mi sorpresa!- dije excitado

  • Esta no es toda la sorpresa…hay algo más- dijo mi madre con misterio.

  • ¿Si, qué más?

  • No seas impaciente, las cosas hay que disfrutarlas con calma, ya verás- seguía con su aire de suspense.

  • Es que la paciencia no es una de mis mejores virtudes- dije haciéndole ver mis ganas de saberlo todo.

  • Bueno, mi amor…recuerdas lo que decías que para ti era muy excitante…vamos que te ponía mucho- preguntó mi madre

  • Bueno ya lo sabes…verte como fumas me pone a mil por hora.

  • Ya lo sabía, pero lo que tú no sabes es que hay muchos hombres que piensan que los negocios son una cosa de hombres, como muchas otras cosas. Hay veces que se hace un ofrecimiento a un hombre y no a una mujer, precisamente por ser cosas de hombres. Verás, para no enrollarme mucho. Al poco de llegar firmamos un importante contrato y al finalizar todo se repartieron unos cigarros habanos, que a mí, por ser mujer pasaron por alto. La verdad es que me sentó bastante mal y así se lo hice saber a uno de los jefes de sección de mi empresa, que es uno de los mayores entendidos en puros que conozco. Me dijo que entendía mi enfado, y luego me preguntó si fumaba habanos. Le dije que no y replicó que entonces mejor que no me lo hubiesen ofrecido, porque era una pena no disfrutarlo. Le dije que eso era machista, pero el me replicó que no lo decía por eso, sino por no saber fumar un habano, que no era el hecho de ser mujer, e incluso me dijo que si quería me podía dar unas clases para poder aprender a disfrutar de ese placer. A lo mejor pensaba que me iba a rajar, pero le dije que si. Bien, desde ese día me ha enseñado a conocer un poco el mundo de los cigarros.

  • ¿Y eso?

  • Pues si otra vez se da la circunstancia de que ofrecen habanos, pediré uno sabiendo que no haré el ridículo al fumarlo.

  • ¿Y qué has aprendido?- seguía con mi ansia de conocimiento

  • Pues varias cosas, los tipos de tabaco, los tipos de cigarros según la forma, el tamaño, los maridajes con otras cosas, como por ejemplo con las bebidas. A nadie se le ocurriría fumarse un excelente habano bebiendo cerveza, ¿no?

  • ¿Ah, no?

  • Claro que no. Y por supuesto me decidí a aprender porque a mi hombre le parece sexy verme fumar y quería saber si con este tabaco también.

  • Pues claro que si- ya estaba muy excitado solo de pensar a mi madre fumándose un buen cigarro

  • ¿Quieres beber algo?

  • Si…bueno un ron con cola, ¿y tú? Ya lo preparo yo

  • Bueno, como voy a fumarme un buen habano, creo que lo mejor es un whisky de malta, solo con hielo.

  • Marchando- me fui a preparar las cosas y al volver al salón mi madre estaba sentada en el sofá, con un puro en la mano, bastante grueso de calibre, al que miraba, lo hacía girar cerca de su oreja y a veces lo aspiraba.

  • Este es un robusto de la marca "X" y hasta ahora son mis preferidos. Son relativamente suaves, con buena combustión- empezó el ritual de preparar el puro para fumarlo. Al rato ya lo había encendido y tenía su copa en una mano y el puro en la otra. Yo por mi parte tenía mi "puro" también en la mano, pero era de otro tipo. La verdad es que estaba a mil por hora. La polla me iba a estallar.

Mi madre encendía su habano haciéndolo girar al tiempo que le acercaba el fuego. De vez en cuando miraba como se realizaba la combustión. Cuando decidió que ya estaba bien encendido se lo llevó a la boca y le dio una buena calada. Luego echó la cabeza hacia atrás mientras sujetaba el habano con una mano y la copa con la otra. Estaba sentada en un sillón de orejas, como no podía ser de otra manera, así que fui hasta ella y me senté en el suelo, delante de mamá. Le fui pasando un poco la mano por su entrepierna, que abría y cerraba suavemente, al tiempo que fumaba su habano y bebía. Le aparté un poco las minúsculas bragas que llevaba, de forma que me dejara ver su precioso coño. Al poco tiempo se las intenté quitar, y ella me ayudó levantando un poco su culo, de forma que pude sacarle las bragas. Ahora estaba con el sujetador, habano y copa. Al ver ese coño tan apetitoso no pude menos que irme a por él. Empecé a comerle el coño mientras mamá suspiraba.

  • ¡Oh, si cariño, sigue comiéndome el coño de esa forma tan genial…eres una máquina comiendo coños cariño!- decía mi madre mientras echaba la cabeza hacia atrás y gemía con cada lamida de mi lengua.

  • ¡Um, sabe delicioso…el mejor coño que me he comido en mi vida!- era de verdad, pero lo que más me apetecía en ese momento no era comerlo…era follarlo. No obstante seguí un poco más con el trabajo de la lengua hasta que mi madre disfrutó d su primer orgasmo- ¿mami?- llamé a mi madre

  • Dime cariño- contestó mamá con el habano en su boca, como si fuera una vaquera del oeste.

  • La verdad es que tu coño es delicioso y lo que me apetece en este momento es

  • ¿Fallártelo?- dijo mi madre

  • Si, ¿como lo sabes?- pregunté casi riendo

  • No se…será intuición femenina- puso su vaso en una mesa y el habano e un cenicero, levantándose para dejarme el sitio a mi. Me senté y a continuación se sentó ella sobre mí, al principio si buscar mi polla, pero con movimientos cada vez más insinuantes, hasta que en uno de ellos mi tranca se deslizó hasta el fondo de su chochito.

  • ¡Oh, que bueno…que mojado tienes el conejo, mami!- le dije a mi madre, tras comprobar lo suave que había entrado mi manubrio

  • Es que tú sabes como ponerme tono, hijo- decía mi madre mientras subía y bajaba, con sus tetas bamboleándose hacia arriba y abajo. Seguimos dándole hasta que primero se corrió mi madre y al poco tiempo lo hice yo mismo.

Después de asearnos, volvimos al salón, donde mi madre terminó el whisky y el habano. Nos fuimos a la cama a dormir, no sin antes tener una buena ración de caricias materno-filiales.

Por la mañana, tras despertarnos, mi madre me empezó a comer la polla, para ponerla a punto, según decía, cosa que en realidad no hacía falta, ya que con solo ver a mi madre desnuda a mi lado, la polla se ponía tiesa como una estaca. Cunado estábamos en lo más interesante sonó el timbre del video-portero. Mi madre se puso una bata y yo me fui a la habitación que se supone que es la mía, pensando que a lo mejor era mi padre o mi hermana, pero no, resultó ser la secretaria de mi madre, que le venía a traer algo muy importante para firmar, o al menos eso dijo mi madre. Me puso algo ligero de ropa y mientras pude escuchar la conversación entre mamá y Miriam.

  • Perdona que te moleste, Loreto, pero esto necesita tu firma para poder enviarlo esta tarde- dijo Miriam mientras le mostraba una carpeta llena de papeles

  • Vale, los firmo en un minuto

  • Si quieres puedes tomarte algo más de tiempo

  • Es que está mi hijo en casa no se que vamos a hacer hoy

  • ¡Uy, perdona! No sabía que Pablo estuviese aquí- dijo Miriam, sin esperarse esa respuesta

  • ¿Has desayunado, Miriam?- le dijo mamá

  • La verdad es que no me ha dado tiempo, después de llamarme del trabajo, me fui directamente a buscar esto para traértelo

  • Pues vamos a desayunar primero ¿OK?- dijo mamá, pero más que una sugerencia era una orden, a su manera.

  • Me parece genial. De verdad…no quería molestar- empezó a decir Miriam de nuevo

  • Tu sabes que tú nunca molestas- le dijo mi madre, en un tono de voz mucho más bajo, apenas audible desde donde me encontraba. Mi madre pensaba que estaba aún en mi habitación, pero en realidad estaba en el pasillo al lado de la cocina y podía ver la escena a través de una pequeña ranura de la puerta. Después de decirle que ella no molestaba le dio un rápido beso en la mejilla. Entre eso y que mi madre me había dejado a medias con la mamada, estaba más salido que la esquina de una mesa. Desde luego entre ellas había una relación más que la de jefa y secretaria. Mi madre se puso detrás de ella y le acarició el pelo, mientras Miriam se dejaba hacer- bueno, voy a preparar café mientras viene Pablo… ¿quieres tostadas?

  • Por mi no te molestes…con un café

  • No es molestia- respondió mamá

  • Entonces, vale

Mi madre preparaba el desayuno cuando me decidí a entrar en la cocina.

  • Hola, ¡buenos días!- dije al entrar en la cocina

  • ¡Buenos días, Pablo!- respondieron al unísono mi madre y Miriam

  • Le he dicho a Miriam que se quede a desayunar. Me ha traído unos documentos y no ha desayunado.

  • Me parece genial. De todas formas, ese trabajo vuestro es un poco rollo. Eso de trabajar en domingo…- le dije poniendo un poco de cara de contradicción

  • ¡Bah, no es para tanto!- dijo Miriam- solo es traer unas cosas a firmar y ya está

  • ¿No estás casada?- le dije a Miriam, directo al grano

  • Bueno…no, ahora no. Estoy separada

  • Ah, lo siento

  • No, no pasa nada. Es mejor así. Supongo que es como tu madre, para llegar lejos en tu trabajo a veces tienes que renunciar a algo. Yo al menos no tengo hijos. Eso si que tiene que ser más duro. Me refiero a lo de vuestra madre.

  • Ya, la verdad es que si. Cuando eres más pequeño no lo entiendes, pero con el paso del tiempo…pues si

  • Bueno, tú hermana, no, ni con el pasado del tiempo- dijo mi madre, dándose la vuelta.

  • Ya, pero sabes como es ella. Hay cosas que ni olvida ni perdona, aunque ni se acuerde del verdadero motivo.

  • eso es cierto

  • Bueno, hoy vamos a ir a comer a XXX, ¿te apuntas?- le dije a Miriam, sin preguntarle nada a mi madre, que me miró un tanto sorprendida

  • No se…a lo mejor a tu madre le importa…es un día de descanso y vais vosotros

  • No, no me importa, me parece una idea genial, si quieres, caro- dijo mi madre

  • Pues entonces, me apunto- dijo Miriam, con una sonrisa franca

Mi madre firmó lo que tenía que hacer, pasamos un momento por su oficina y dejaron allí las cosas, y luego nos fuimos a comer. La comida estaba más que bien, y si bien a mi me dejaron tomar una copa de vino, mi madre y Miriam tomaron más, tanto que al final tuvimos que coger un taxi de vuelta a casa, donde nos acompañó Miriam. Decidieron ir a tomar algo allí, en vez de tomarlo en la calle. Decía mi madre que su whisky de malta no lo tenían en ningún sitio, que era un regalo que le habían hecho y que no se vendía. Al llegar fui yo el que preparó las dos copas de licor, solo con hielo, como decían que había que tomarlo, con una bebida de esa calidad. Cuando volví al salón con las bebidas en la mano, mi madre y Miriam se callaron, estaban hablando de algo, pero guardaron silencio de inmediato. Les ofrecí los vasos, que tomaron. Mi madre sacó su paquete de tabaco, superfino y le ofreció uno a Miriam, que lo cogió.

  • Bueno, Pablo, ¿tienes novia?- me preguntó Miriam

  • Bueno, novia, novia, no…pero digamos que tengo una relación

  • ¿Relación, una amiga?

  • No, más que eso- ella quería saber, y yo la intrigaba un poco

  • ¿Más que amiga, cómo es eso?

  • Hombre, pues imagínatelo

  • No me digas que…- casi hace un gesto de follar

  • Bueno, pues…que quieres que te diga. Disculpadme un momento- les dije, haciéndolas creer que iba al aseo, pero solo quería dejarlas un momento a solas. Otra vez podía verlas desde un escondrijo, sin ser visto

  • Es muy majo tu hijo Pablo- dijo Miriam

  • La verdad es que si…mucho

  • Bueno, por otro lado…quería verte, sabes que te echo de menos, hace tanto tiempo que no nos vemos, las vacaciones y ahora está tu hijo…-

  • Ya, no te preocupes, tendremos nuestro tiempo- le dijo mi madre a Miriam al tiempo que le daba un beso en la boca, gesto rápidamente respondido por su secretaria. Estaba como una moto. Supongo que esperaban oír la puerta que previamente había cerrado (desde fuera) para recomponerse un poco, pero mi idea era pillarlas un poco desprevenidas.

  • Bueno, ya estoy aquí… ¡¿pero que hacéis, sois lesbianas?!

  • No es…- empezó a decir mi madre

  • ¿Qué vas a decir…que no es lo que parece? Por dios, si os estabais morreando en toda regla…esto…esto- hacía un teatro que si me hubiese visto alguien me habría llevado el premio al mejor actor

  • Oh dios mío, oh, dios mío- era lo único que decía Miriam

  • Pablo, escucha, te pido que esto no salga de aquí, por lo que más quieras, si se supiese…sería el fin. Te daremos lo que quieras, pero tienes que jurarnos que no dirás nada

  • Oh dios mío, dios mío- seguía repitiendo Miriam.

  • ¿Lo que quiera?- les pregunté para asegurarme que mi plan funcionaba

  • Siempre que sea posible- dijo mi madre

  • Déjame pensar un momento- les dije, como si fuese a hacerlo de verdad. En ese momento Miriam se terminó de un solo trago su copa de whisky. Fui a servirle otra copa.

  • Esto es una pesadilla- le decía Miriam a mi madre cuando volvía con la copa

  • Bueno, creo que ya lo he pensado…y creo que es posible.

  • ¿Y?- preguntaron las dos casi al unísono

  • Pues quiero entradas de primera fila, con posibilidad de acción- les dije

  • No te entiendo- dijo mi madre

  • Creo que está bien claro…entradas de primera fila para el espectáculo, y posibilidad de actuar.

  • Sigo un poco perdida- dijo mi madre

  • ¿No lo estarás diciendo en serio?- Miriam fue la primera que se dio cuenta

  • ¿Qué es lo que quiere?-le preguntó mi madre a su secretaria

  • Creo que tu hijo quiere seguir viendo "nuestro" espectáculo ¿no es así, Pablo?- dijo Miriam

  • Veo que has captado la idea perfectamente

  • ¿Cómo vamos a hacer eso?- dijo mi madre, que creo se dio cuenta al fin de cual era mi idea. Ya era cómplice

  • Ya sabéis cual es la otra opción.

  • Pero eso…eso no es posible- dijo Miriam

  • Creo que será mejor hacerlo, Miriam, si no

  • En fin, si tu crees que es lo mejor- al fin aceptó la sugerencia

  • Bueno, pues seguid donde lo habíais dejado- les mandé. Inmediatamente mi madre empezó a besar a su secretaria, que me miraba de reojo. Al poco rato mi madre empezó a desabotonarle la camisa a Miriam, dejándola en sujetador y viceversa. Siguieron con morreos y magreos hasta que se quedaron totalmente encueradas. Ahí me di cuenta que Miriam era rubia natural, con un coño con poco pelo bien recortado. Mi madre se arrodilló delante de Miriam y le deleitó con una buena comida de coño. Ya no aguantaba más y me saqué la polla, empezando a menearla. Cuando cambiaron de posición y era Miriam la que le hacía un cunilingus a mamá, me puse en pie y le plantifiqué la polla a escasos centímetros de la boca de mi madre, que enseguida la engulló, continuando el trabajo que había dejado a medias por la mañana. Pero quería probar otra boca en mi polla.- bueno, Miriam, creo que es hora de darle un relevo a mi madre

  • Bueno- dijo Miriam, que tampoco puso cara de asco al empezar a chupármela. Mi madre y yo empezamos a besarnos como locos. Hice que Miriam se levantase y uniese su lengua a las nuestras.

  • Creo que es hora de irse al dormitorio- les dije a mis dos acompañantes. Al llegar le indiqué a Miriam que se acostase, que sería la primera. Le puse la polla en la entrada de su rubio coño y apreté. Ella suspiró profundamente. Mi madre por su parte se puso en cuclillas sobre la cara de Miriam, que a la vez que recibía mi follada, le comía el chocho a mamá.

  • Oh, dios, que bueno…como disfruto…esto es demasiado- decía Miriam. Estuve un rato hasta que me vacié dentro de ella. Era el turno de mi madre.- No me puedo creer que lo vayas a hacer con tu madre- nos dijo Miriam

  • ¿Me guardas un pequeño secreto?

  • Dime

  • Te acuerdas que te dije que tenía una relación…pues es con mamá