Mama solo quería nuestra felicidad 2

Por fin habia conseguido que mama me la chupara aunque de manera forzada. El problema era que Laura, mi hermana, nos había pillado.

MAMA SOLO QUERÍA NUESTRA FELICIDAD (2ª parte)

Comenzaré por repasar lo ocurrido hasta este momento. Si desean leer la primera parte esta se encuentra en http://www.todorelatos.com/relato/53503/

Me llamo Carlos y desde la separación de mis padres, vivimos mi hermana Laura y yo con mi madre Amparo en un piso en la ciudad. Mi hermana se ha ido a estudiar muy cerca del pueblo donde vivíamos antes para estar cerca de su novio y aunque algunos fines de semana viene, prácticamente nos hemos quedado solos mama y yo.

Yo en estos últimos meses me he obsesionado con mama y me he inventado un plan para utilizarla con fines sexuales. Conseguí verla casi desnuda varias veces y cuando en una ocasión me pilló mirándola y me regañó se me ocurrió la brillante idea de decirle que era infeliz en el piso, porque me sentía solo y que además tenía fimosis.

Desde entonces todo fue coser y cantar. Tuvimos distintos encuentros. La visita al médico por lo de la fimosis que dio como resultado la paja en el coche y por ultimo otra paja con mamada forzada y no consentida por mama.

Para los que no hayan leído la primera parte, deciros que me encuentro a 4 días de que me operen de fimosis y que mi hermana acaba de pillarnos en mitad de la mamada y que mama me ha dicho que si vuelvo a forzarla que me voy de la casa.

CONTINÚO

Aquella noche dormí mal. Tuve muchos sueños eróticos con mama y con Laura, mezclados con pesadillas en las que mama se iba para siempre. A la mañana siguiente me desperté desorientado. En un primer instante pensé que lo ocurrido en la noche anterior no había pasado. Estuve como 5 minutos razonando si lo había soñado o no.

Hasta que sonó la puerta de la habitación y acto seguido pasó Laura. Pasó sigilosamente y cerró tras de sí. Se quedó de pié mirándome seriamente y me dijo:

  • Por fin encontraste quien te hiciera las pajas, ehh? Eres un desgraciado y mama una puta.

Laura salió y cerró la puerta de un portazo. Yo me quedé en la cama petrificado. Anoche todo había sido maravilloso pero ahora tenía que pagar las consecuencias de mis actos. No me atrevía a salir de la habitación. Tendría que enfrentarme a esas dos mujeres. Mi hermana me miraría como a un degenerado y mi madre como a un violador. Era domingo y al menos contaba con que no tenía que salir de la habitación en todo el día si quería.

Pasaron algunos minutos y me estaba meando tan fuertemente que no tuve mas remedio que salir de la habitación. Pensé en correr al baño, mear y volverme a la cama. Cuando abrí la puerta con un sigilo propio de las películas de espías pude comprobar que no se oía ni un solo ruido. Sigilosamente fui al baño y oriné. Cuando salí de nuevo al pasillo seguía sin oírse nada. La curiosidad pudo conmigo. Me dirigí hacia la cocina, no había nadie. Me dirigí hacia el salón y no había nadie. Comprendí que estaba solo. Pero de repente se empezaron a oír ruidos que venían de la habitación de Laura. Cuando estaba apunto de apoyar mi oreja en su puerta, esta se abrió.

  • Que coño quieres? – me dijo laura.

Yo no sabía que responder y lo primero que me vino a la cabeza fue:

  • ¿Dónde está mama?

  • Mama ha ido a comprar pan, creo – respondió Laura – Alguna cosa más?

Yo con un ágil movimiento de cabeza pude echar un vistazo a su habitación y ver la maleta a medio hacer en el suelo.

  • Te vas ya? – le dije

  • Si, me voy ya, no voy a quedarme ni un minuto mas en esta casa de degenerados – me respondió.

Yo puse un semblante mucho más serio y agresivo y le dije:

  • Has hablado con mama sobre lo que viste anoche?

  • No, no le he dicho nada. No me atrevo a mirarla a la cara y decirle que es una puta.

En ese momento mi mano cobró vida propia y salió disparada hacia la cara de Laura. El bofetazo sonó muy fuerte, tanto que me asustó a mi mismo. Laura se quedó parada, con los ojos como platos. Yo lo dije en un tono muy duro.

  • Mama no es una puta. Mama me ha ayudado con un gran problema que tengo. Sabes que tengo fimosis? Y que me opero la semana que viene. Ella me ayudaba y yo anoche le obligué a que me hiciera una felación – le dije - Le obligué, lo entiendes?

  • A ti te ha obligado tu novio a que se la chupes?. Tu si que eres una puta.

Laura comenzó a llorar desenfrenadamente. De repente me dio mucha pena haberle pegado y le abracé. Ella lloraba como una niña sobre mi hombro. A mi me estaba dando mucha pena y empecé a besarla en la frente. Ella seguía llorando. Mis besos bajaron hasta su mejilla. Y de repente su boca empezó a buscar la mía. Si darnos cuenta nos estábamos besando en los labios. Era un beso muy tierno, sin lengua ni gestos raros. Seguimos besándonos durante minutos. Cuando nuestros labios se separaron Laura solo atinó a decir:

  • Porque se fue papa?. Todo va mal desde que se fue.

  • No te preocupes Laura, nos tenemos nosotros tres y yo os quiero a ti y a mama con locura.

Laura me miró con la mirada más dulce que jamás había visto en su cara y comenzó a besarme de nuevo. Este beso pronto se transformó en un beso apasionado. Nuestras lenguas tímidamente se saludaban y nuestros labios parecían bailar al compás el uno del otro.

Entramos a su habitación y caímos sobre su cama. No parábamos de besarnos y yo empecé a acariciarle los hombros. Mi mano subió hasta su mejilla y mi dedo se posó en la comisura de sus labios. Su lengua salió a investigar. Seguí mi camino serpentoso hasta que mis yemas encontraron sus firmes y carnosos pechos. Mientras bordeaba una y otra vez su pezón, ella soltó un gemido tan suave que instantáneamente mi pene se puso a mil. Yo sabía que ella estaba disgustada por lo sucedido pero a la vez excitada. Empecé a susurrarle al oído que la quería, que la adoraba. Mi boca pronto encontró su cuello, mientras mi mano bajaba deslizándose por su torso. Se entretuvo jugando con su ombligo un rato antes de proseguir su camino. Cuando llegó a su muslo note como un escalofrió la recorría. Decidida y suavemente bajó hasta su entrepierna, y muy dulcemente se empezó a deslizar por encima del pantalón. Ella con los ojos cerrados suspiraba cada vez más. Yo, con bastante soltura, desabroché los botones de su pantalón y mi mano se introdujo por dentro.

Su chochito estaba tan caliente que me ardían los dedos. Comencé a besarla apasionadamente mientras más apasionadamente aún mi mano frotaba con algo de violencia sus labios. Introduje mi dedo corazón y empezó el bombeo. Pocos segundos después el grito y el espasmo me hicieron despertar. Laura había tenido probablemente el mayor orgasmo de su vida. Sus músculos se relajaron y se quedó como dormida en la cama. Yo la seguí besando muy tiernamente unos minutos más y me fui.

Era mediodía y mi madre acababa de llegar con el pan y con un pollo con pimientos de la pollería.

  • Venga chicos, a comer todo el mundo – dijo.

Yo la vi en el salón poniendo la mesa. Mama me miro y me sonrió. Entendí que lo de anoche estaba una vez más olvidado y que podíamos hacer vida normal. Lo que ella no sabia es que minutos antes había estado masturbando a su hija pequeña.

Durante la comida mama me sorprendió diciéndole a Laura lo de mi operación del miércoles.

  • Laura, esto es muy vergonzoso para tu hermano, quiero que sepas que si te lo cuento es para que el miércoles vengas a la ciudad y asistas conmigo a la operación – dijo mama

  • Pero mama, yo tengo que ir a clase – respondió Laura.

  • Seguro que no pasa nada porque faltes un día. Además en el hospital te darán justificante.

Quedaba bastante claro que Laura tenía que ir si o si. La comida siguió como si nada y por la tarde Laura se fue a la estación para irse al pueblo donde estudiaba. Mama se quedó extrañada de la actitud fría que tuvo Laura todo el día pero no atinó a saber el por qué. Por supuesto Laura se fue sin despedirse de mí y prácticamente no nos dirigimos la palabra desde que nos besáramos por la mañana.

Nos volvimos a quedar solos mama y yo. Ella se había echado y yo estaba arreglando la cocina. No podía parar de pensar en que había besado a mi hermana y la había masturbado. Era una sensación distinta. Con mama tenía dos sentimientos claramente diferenciados. Por un lado la quería como madre y por otro lado la deseaba sexualmente como mujer. Pero con Laura todo estaba confuso. Tenía un nudo en el estomago. Me estaba enamorando de mi hermana. No podía ser. Era algo peligroso. Tenía que dejar de pensar en ello. No podía dejar de pensar y cuando terminé de limpiar me senté en una silla de la cocina y me puse a llorar.

Mama apareció en ese justo momento por la cocina. Al verme llorando se acercó a mí y se quedó en cuclillas mirándome a los ojos.

  • Que te pasa amor? – me dijo.

  • Nada mama – le respondí.

  • A mi no puedes mentirme. Es por lo de anoche?

  • No mama, esta mañana ha ocurrido algo – Le respondí

  • ¿ Que ha pasado?.

  • Mama, anoche Laura nos vio.

Mi madre se quedó con los ojos como platos y con cara de horror. Yo continué mi alegato.

  • Esta mañana cuando tú no estabas vino a regañarme y a ponernos verdes. A decir que se iba a ir y no iba a volver más. No paraba de insultarnos y sin darme cuenta le di un bofetón. No se muy bien que pasó después pero acabamos besándonos los dos como si fuéramos novios.

Por supuesto no le dije a mama lo de que la había masturbado, eso ya habría sido demasiado. Mama respondió:

  • Hijo no puede ser. No tienes referentes femeninos aparte de yo y tu hermana y por eso y por todo lo ocurrido con la separación y la mudanza estas trastornado. No es normal que me obligues a chupártela y no es normal que te vayas besando con tu hermana. Después de la operación iremos a un psicólogo y ya veras como nos ayuda a todos.

  • Mama, creo que estoy enamorado de Laura – Le replique.

  • ¡ No hijo, no sabes lo que dices!. Es tu hermana. Que quieres, que esta casa acabe siendo una casa de pervertidos incestuosos?. No por favor. Iremos al psicólogo. No pienses más en eso.

Mientras me hablaba bastante angustiada puso, involuntariamente, una mano sobre mi muslo. Ella me hablaba muy nerviosa y su mano hacia un leve gesto de sube y baja sobre mi muslo a pocos centímetros de mi bragueta. Yo de repente dejé de pensar en mi hermana y volví a acordarme de la noche anterior. De cómo mama me había masturbado y me la había chupado. De sus megatetas. Sus enormes bolsones mamarios que fueron al fin y al cabo la primera causa de mis pajas y mi perversión hacia mi madre. Mi mirada cambió y mi madre lo noto, porque su mano se quedo inmóvil totalmente.

Yo, con ojos de predador le dije:

  • Mama, ayúdame a olvidarla.

Agarré su muñeca y puse su mano sobre mi bulto que ya estaba empezando a crecer. Mi madre iba a decirme algo, y justo en el momento de abrir la boca, le agarré la barbilla con mi mano y le metí mi dedo pulgar entre sus labios. Restregaba mi dedo contra sus labios de manera circular. Ella cerró los ojos y empezó a chupar mi pulgar como si fuera un pene. Su mano se movía en círculos sobre mi bulto. Viendo que ella por si sola no tomaba ninguna iniciativa, me desabroche la cremallera del pantalón y saque mi pene. Le hice cogerlo con la mano y ella, al notarlo, empezó a subir y bajar.

Esta vez me estaba masturbando en la cocina. Estábamos un poco incómodos. Yo sentado en esa pequeña silla de cocina y ella de cuclillas enfrente mío. Me puse de pie y la hice venir conmigo. Me apoyé sobre la encimera y mama se puso de rodillas enfrente mió. Siguió masturbándome lentamente. Yo la miraba desde arriba y veía el bulto de sus tetas sobre el jersei que llevaba. Cogí su jersei por la cintura y subí hacia arriba. Ella me facilitó que se lo quitara. Quedó en pantalón y sujetador. Mientras me seguía masturbando yo me incliné adelante bordeándola por arriba para desbrocharle el sujetador. Mientras intentaba quitarlo mi pene estaba a muy pocos centímetros de su boca. Ella me masturbaba mas fuerte y yo no atinaba a quitarle el sujetador. Noté que estaba apunto de correrme. No sabia si decírselo y que parara o dejarle hacer.

No pude aguantar más, y cuando solo me quedaba un enganche para quitarle el sujetador, empecé a correrme. Yo seguía arqueado hacia delante por encima de ella y mi pene estaba muy cerca de su cara. Desde mi posición solo veía su espalda y su culo. Di un leve grito y note como su cabeza, que estaba debajo de mi barriga, se movía con violentas sacudidas. Intentado esquivar seguramente mis lechazos. Después de varios segundos corriéndome, pude terminar de desabrochar su sujetador y me incorporé hacia detrás. Le miré a la cara y vi que la tenía completamente embadurnada de mi semen. Ella aún así no soltaba mi polla. Con gesto de sumisión miraba hacia un lado. Yo cogí su sujetador y se lo quité intentando no mancharlo de semen. Agarré papel de cocina y empecé a limpiarle la cara. Ella seguía con mi pene en su mano y mirando hacia un lado.

Le limpie un chorretón en la frente y varios en las mejillas y en la nariz. Tenía otro poco de semen entre los labios. Los labios los mantenía fuertemente apretados intentando evitar que no entrara. Dejé el papel cuando solo quedaba el chorretón de los labios y acerque mi pulgar a estos. Apreté mi dedo unos instantes y ella abrió la boca. Se introdujo junto con el semen. Yo le restregaba el semen por dentro de la boca. Ella cerró los ojos fuertemente con cara de asco. Solté su mano de mi pene y acerqué este a sus labios. Ella como tenía los ojos cerrados no se dio cuenta cuando cambié mi pulgar por mi pene en su boca. Solo cuando ya estaba dentro abrió los ojos e intentó echarse hacia atrás al ver lo que se estaba comiendo. Yo le sujeté suavemente la nuca y empecé un movimiento de penetración muy suave. Ella volvió a cerrar los ojos y se relajó. Sus tetas se movían de adelante hacia atrás. Cada vez que bombeaba hacia adelante un poco mas de mi pene se quedaba dentro. Ella hacía leves gestos y ruidos como de ahogo pero no abría los ojos ni mostraba signos de angustia.

Deje de bombear. Le bajé las manos y se las puse a la espalda. La dejé de rodillas con las manos a la espalda y sacando pecho. La punta de mi pene metida en su boca y con los ojos cerrados. Esa visión de humillación me hizo ponerme a cien. Empecé a masturbarme furiosamente mientras ella seguía quieta con la punta de mi pene en su boca y los ojos cerrados. El movimiento agresivo de mi mano sobre mi pene hacia que le temblase la cara y que sus tetas se moviesen ligeramente de un lado al otro. Me iba a correr. Cuando sentí lo inevitable solté mi pene y agarré su cabeza. Me la empecé a follar. Bombeaba follándome la boca de mi madre. Me corrí dentro de su boca con tanta fuerza que ella empezó a toser. Yo gritaba:

  • Ahh mama, trágatelo, mama, trágatelo

Intentó separarse de mí empujándome las piernas con sus manos. Pero yo no la dejaba y seguía corriéndome en su boca. Solo cuando abrió los ojos y me miró saqué la polla y me aparté un poco. Ella tosía y escupía una mezcla de mi semen y saliva.

Se levantó mareada y fue al fregadero. Allí termino de escupir y toser y se enjuagó la cara y la boca. Yo la miraba desde atrás. Como se inclinaba al fregadero y sus tetas colgaban. Eran tan grandes que visto desde atrás se veían a ambos lados de su cuerpo meciéndose. Cuando terminó de lavarse se dio la vuelta y me miró, pero no a los ojos. No se atrevía a mirarme a los ojos directamente. Me acerqué a ella y la besé. Mama al principio no correspondía mi beso. Pero en pocos segundos nuestras bocas se fundieron y nuestras lenguas se frotaban agresivamente.

Después de besarnos ella me miro con cara de buena chica y me dijo

  • Amor, te haré lo que quieras, pero tenemos que ir a psicólogo tú y yo y me tienes que prometer que no vas a volver a tontear con tu hermana.

  • Te quiero mama, te lo prometo – Le respondí

Ella se fue a su habitación y se encerró y yo me quede por la casa sin saber que hacer. Al rato me asomé a la habitación muy suavemente sin hacer ruido y la vi tumbada boca abajo llorando. Me dio mucha pena. Se pensaba que estaba traumatizando a su hijo. Me dieron ganas de pasar y abrazarla pero no me atreví. Cerré en silencio y me fui a mi cuarto.

Han pasado dos días y mañana es el día de la operación. Mi madre se las ha ingeniado para que durante todo el lunes no nos viéramos. Es tarde y aún no ha llegado hoy tampoco a casa. Yo ya he cenado y, aunque tengo sueño voy a esperarla. Se que no puede llegar muy tarde, porque mañana por la mañana es la operación.

Son las 12 y media y suena la puerta. Ella entra sigilosamente y va directa a su cuarto. Se encierra sin siquiera encender una luz y echa el pestillo. Se desnuda y se queda solo con las bragas puestas. Se va a meter en la cama pensando que ha conseguido evitarme un día mas y entonces descubre horrorizada que estoy en su cama esperándola. Ya casi metida me pregunta:

  • Carlos, que haces aquí?

  • Mama, mañana es la operación y tengo miedo. Puedo dormir contigo?.

Mama no sabe que responder y se termina de arropar sin decir nada. Queda tumbada boca arriba. A los pocos segundos me acurruco a su lado y mi cabeza se apoya en su teta izquierda que se derrama hacia ese lado. Su pezón esta muy cerca y mi boca acaba encontrándolo. Empiezo a mamar como si fuera un bebe y noto que mama gime muy suavemente. Mi mano se desliza por su cadera y llega a sus braguitas. Entro sin problemas y noto una mata de pelos bastante espesa. A diferencia de Laura que tenía el pubis sin pelos (no se si depilado o es que le salen poquitos) mama tiene muchos. Aun así pronto me encuentro con su raja. Se nota más grande. El agujero es mucho mas abierto y mis dedos entran sin problemas. Le he metido tres dedos y empiezo a frotar.

Estamos así varios minutos hasta que ella empieza a jadear fuertemente. En ese momento cojo con destreza su mano y la obligo a agarrarme la polla. Me coloco encima de ella como si fuéramos a follar. Hago el movimiento de penetración aunque lo que penetra en ella es mi mano y lo que frota a mi pene es la suya. Además en esa postura me duele bastante por culpa de mi fimosis y me quejo con leves ruidos. Mama abre los ojos y se da cuenta de lo que pasa.

  • Déjalo Carlos.

Pero su voz es muy débil. Su realidad se desmorona cuando la beso y empiezo a hacer como que me la follo. Muy suavemente la meto y la saco mientras nos besamos. Me estoy follando su mano a pocos centímetros de su coño. Si no tuviera fimosis estaría ahora mismo mi pene dentro de su coñazo y la follaría hasta reventar. Estoy tan tenso que sin querer le muerdo el labio. Ella empieza a chillar y se corre. Yo no aguanto más y me corro en su mano. Me quedo hay varios minutos mas mientras la abrazo y vuelvo a chupar teta. Es casi más el dolor por la fimosis que el placer pero me consuelan sus megatetas lechosas.

Cuando me he deshinchado me quito de encima de ella y me acuesto al lado. Miro como tiene su mano llena de semen que ha chorreado hasta su pubis. Es curioso el contraste entre su mata de pelos rubios y mi leche. Me quedo dormido en seguida.

El despertador suena por la mañana y me despierto desorientado. Mama aparece por la puerta con la toalla. Acaba de ducharse y me dice:

  • Vamos Carlos. En dos horas te van a operar.

Ella como si nada se quita la toalla delante mió y empieza a vestirse. Se pone las bragas y cuando va a ponerse el sujetador, la agarro y la tiro sobre la cama. Me tiro encima y le digo riendo:

  • Mama, eres la mejor madre del mundo.

Mientras le digo esto mi pene se pone otra vez durísimo sobre su muslo. Ella me responde.

  • Y tú estás más salio que un mono.

  • Mama, no me vas a dejar que vaya a la operación con esto hinchado? – Le digo

Ella me mira y sonríe cómplice y me empieza a masturbar mientras yo le acaricio las tetas. Me gustaría hacerme una cubana con sus megatetas pero se que con la fimosis no puedo y que me va a doler mucho. Aun así le restriego mi polla sobre las tetas un rato. Ella me acaricia los huevos.

  • mama, me puedo correr en tu boca otra vez? – le digo

  • No Carlos, confórmate con la paja – me responde.

Estoy a punto de correrme y me incorporo sobre ella. Si no me deja correrme en su boca me voy a correr en sus tetas. Apunto hacia sus tetas y le digo que ya me viene. Ella aumenta el ritmo y 5 o 6 chorretones golpean contra su cuerpo. El primero le da en el cuello, casi en la barbilla y el resto dan en sus pechos. Cuando termino de correrme la beso. Ella me dice:

  • Ahora voy a tener que ducharme de nuevo.

  • Podíamos ducharnos juntos – Le respondo.

Al final acabamos los dos en la ducha. Yo la enjabono a ella y ella a mí. Cuando estoy enjabonándole los muslos me pongo de rodillas. Tengo su coño muy cerca de mi cara. Me acerco más y empiezo a lamerlo. Ella no quiere pero yo insisto y se deja hacer. Estoy chupándole la almeja un rato. Luego me incorporo y le pido con cara de pena.

  • Mama, chúpamela, por favor, es la ultima vez.

Ella no quiere pero yo insisto. Al final me dice que soy un pesado y se agacha. Como no para de caer agua y estamos limpios parece que la chupa sin asco. Es la primera vez desde que comenzó esta historia que me la está chupando de buenas. Que no la obligo y no hace con cara de asco. Se traga mi pene delicadamente para no hacerme daño y mueve su cabeza de adelante a atrás. Sus megatetas, mojadas con el agua parecen aún más grandes. Me voy a correr. Pero no me arriesgo a decírselo para que no deje de chupar.

Bajo el ruido de la ducha se oye:

  • Ahhh, mama, ohhh.

Ella responde una especie de:

  • Ummm, noomm, aabblll..

Me termino de correr y saco la polla. Ella escupe dentro de la bañera el poquito semen que he soltado y se enjuaga. Me mira con cara de cabreo y se sale de la ducha. Me propongo a mi mismo que con el tiempo acabe tragándolo.

Ya estamos saliendo de casa con el coche. Pasamos primero por la estación a recoger a Laura. Al vernos nuestras miradas cómplices se encuentran. Justo entonces recuerdo la sensación de besarla y lo que sentía en aquel momento por ella. Mama me mira a la cara preocupada y salimos.

Llegamos al hospital. Soy el primero de la lista, así que apenas tengo tiempo de hablar con ellas. Me da un beso cada una y me meto en el quirófano. Me han dicho los médicos que voy a estar un mes con los puntos y sin poder… ejem, eso.

Va a ser un mes horrible.

CONTINUARA.