Mamá pija y sus dos hijitas reciben merecido I

Parte I: Eugenia una abogada pija del opus se dedica a fastidiar a pobres e inmigrantes con placer pero la venganza está por llegar y empieza con el secuestro de su marido y chantajes que incluyen peticiones eróticas escandalosas a su modo de ver, aunque solo es el principio...

Hola me llamo Eugenia, tengo 43 años, casada, madre de Carlota (20 años) y Ainoa (18 años), vivo en la calle Anglí de la zona alta de Barcelona, trabajo de abogada y soy del Opus Dei. Escribo estas líneas obligada por mis amos.

Todo empezó hace 8 meses cuando estando en mi despacho del bufete de abogados donde trabajo recibí una carta anónima que solo decía “Hola defensora de asesinos, todavía no lo sabes pero pronto te vamos a convertir en una putita”.

Acostumbrada a recibir cartas y emails con amenazas la separé para llevar-la a recursos humanos que se encargan de tramitar las denuncias. Con cada nuevo caso ganado para la policía de “supuestos” abusos contra inmigrantes ilegales recibía alguna que otra inofensiva amenaza de esta chusma asquerosa. Lo mejor de este trabajo era joder a esta porquería y lo peor tener que soportar su hedor en los juzgados.

Pasé el resto del día con normalidad, llegué a casa tarde y ya me esperaban mis hijas para cenar pero no Borja mi marido, cosa rara porqué no me había comentado que fuese a llegar tarde pero le envié un whats y me puse a calentar la cena que nuestra criada Loli había dejado convenientemente preparada.

Al terminar reviso el whats y nada, que raro no se había conectado des de las 5 de la tarde. Le llamé y no contestó.

Me empecé a poner nerviosa pero antes de comenzar a llamar a amigos habituales decidí esperar hasta las diez por si aparecía, así que revisando el correo para entretener la espera me encuentro con otra carta sin remite ni sello.

“Zorra debes echar de menos a Borjita imagino, está con nosotros pasándolo requetebién. Ni se te ocurra llamar a la policía si quieres volver a verlo. Lo que te pedimos es poca cosa para ti comparado con todo lo que nos has jodido el último año.

Mañana debes dejarle un sobre con 20 mil euros a un indigente que habrá en calle Pelayo número 20 a las 16:00. Si sigues estas instrucciones encontrarás a Borjita en casa cuando vuelvas”

Mierda el sentido común me pedía llamar inmediatamente a la Policía pero por otro lado lo que pedían era muy simple y la cantidad no llegaba a mi sueldo de dos meses y además disponía de esa cantidad en la caja fuerte.

Al día siguiente fui a trabajar como si nada y a la hora de comer salí y avisé que no volvería hasta el día siguiente; a las cuatro menos cinco estaba al otro lado de la calle Pelayo y efectivamente frente al número 20 había un indigente con perro sarnoso incluido, no me lo pensé dos veces, crucé la calle y le tendí el sobre sin mediar palabra, éste lo cogió y me fui de allí lo más rápido que pude.

Cuando llegué a casa como era de esperar no había ni rastro de mi marido pero sí otra carta anónima:

“Esta noche en el telenoticias entenderás donde te has metido”.

La tarde se me hizo eterna y a preguntas de mis hijas les dije que su padre se había tenido que ir de viaje de negocios imprevisto (no les extrañó porqué viaja mucho por trabajo). A medio cenar empiezan las noticias y segundo titular: importante traficante de drogas detenido en calle Pelayo e imágenes del indigente siendo detenido ya no oía nada más. Mierda, mierda mierda donde me había metido.

Seguidamente mensaje en el telegram del trabajo des del teléfono de mi marido.

“Imagino que te estarás planteando llamar a la bofia, si lo haces encontraran a tu marido muerto con un alijo de coca y estas fotos tuyas publicadas en los periódicos” Mensaje acompañado de fotos mías entregando el sobre. Estábamos perdidos, había metido la pata hasta el fondo.”

Llegó otro mensaje:

“Instrucciones para mañana: a las 11 de la mañana tu y tus hijas en la piscina comunitaria, tu con el traje de baño que encontrarás ahora mismo colgado del picaporte. Allí recibirás más instrucciones, si no sigues las indicaciones al pie de la letra sabes a que te enfrentas”.

Fui corriendo a la puerta de entrada y efectivamente había una bolsa colgando del picaporte la cogí corriendo y la tiré en mi habitación.

Esa la noche la pasé en blanco, a las 9 levanté a mis hijas que protestaron por ser sábado y tan “temprano”, les preparé el desayuno, yo no pude comer nada y les dije que en 30 minutos en la piscina y subí a ponerme el traje de baño, la sorpresa fue ver que era un bañador de esos super porno formados por dos tiras juntas por abajo suben por los hombros y vuelven a juntarse abajo, cuando me lo puse apenas sí ocultaba mis pezones y de abajo iba tan justo que salían los pelos púbicos rubios por todos lados. Me daba vergüenza mirarme así en el espejo ni imaginarse salir a la piscina con todos los vecinos, yo que siempre llevo bañador completo.

Al menos tenía que arreglar las ingles pero solo faltaban 5 minutos pera las 11 así que me enrollé el pareo y bajamos a la piscina, que sea lo que Diós quiera.

Nos tumbamos donde siempre, hacía un calor terrible pero yo no me quité el pareo ni mucho menos me bañé cuando mis hijas se metieron en el agua.

No tardé en recibir un telegram:

“Zorra quítate la toalla y da una vuelta a la piscina removiendo la colita y tírate de cabeza al agua. YA!!”

Me levanté de un salto y roja como un pimiento me quité el pareo, las miradas de las vecinas que habitualmente eran de envidia, porque todo sea dicho de paso tengo un buen cuerpo, entonces eran de pasmo e incredulidad, las de los hombres no me atreví ni a mirarlas.

Di una la vuelta a la piscina mirando al suelo y un pie delante del otro cantoneando el cucu como me habían pedido y en seguida me tiré al agua de cabeza. Al instante me di cuenta de que algo no andaba bien el mini bañador se había escurrido y enrollado a una de mis piernas (ya se lo debían imaginar cuando me pidieron que me tirara de cabeza los muy cabritos).

Estaba medio desnuda en la piscina!! Me dirigí a una esquina y llamé con urgencia a mis dos hijas para que me taparan con sus cuerpos, las pobres alucinaban y no se atrevían a decir ni pio, las que sí xismorreaban eran las vecinas, tenían tema para días.

No había manera de recomponer el bañador habría que esperar a que se fuera todo el mundo y eso no pasó hasta la hora de comer, estábamos arrugadas como pasas.

Salí corriendo desnuda a buscar el pareo y justo al pasar frente a la puerta entró un hombre que no conocía y me di de bruces con él, viendo éste que iba desnuda me empezó a monosear el culo abrazándose a mi y a besarme el cuello, de lo increíble que me parecía tardé segundos en reaccionar y apartarlo de mi y correr hacia el pareo taparme y marchar con mis hijas murmurando alguna excusa. En el ascensor preguntas que no podía responder: “Mamuchi de donde has sacado este bañador?”, “de que conoces a ese señor que has abrazado desnuda”,…

Esperaba que como mínimo eso ya representara el final de esta pesadilla, sino ya llamaría a la Policía todo lo pasado hasta ahora podía explicarse.