Mamá, no puedo más (XII)
Laura, Alba y Ángel llegan a límites que no habían logrado imaginar. Una família pervertida... muy pervertida.
Después de brindar, mi hermana se levantó y empezó a caminar hacia el baño.
-¿Dónde vas? –dijo mi madre-.
-A quitarme el semen de la cara, mamá.
-De eso nada, Alba. En el sexo te limpias al terminar y con tu hermano todavía no hemos terminado. Acabamos de empezar, de hecho.
Oír hablar así a mi madre me puso a cien y mi rabo empezó a recobrar su vida.
-Joder, mamá… -exclamé-.
-¿Tengo razón o no?
-Toda, toda la razón, mamá –afirmé- pero igual a Alba le molestan los grumos que tiene sobre un ojo…
-En ese caso nos limpiaremos entre nosotras. Ven aquí, corazón –le dijo a mi hermana-.
Si mi polla estaba morcillona, se volvió a poner dura del todo cuando vi a mi propia madre y a mi hermana limpiarse mi semen de sus caras a lengüetazos. Se lo acabaron comiendo todo y yo, a esas alturas, ya me la había empezado a sacudir de nuevo.
-¡Eh! ¡Quieto ahí! –gritó mi madre sonriendo- estando aquí dos putas no podemos permitir que te tengas que cascar la paja tú, hijo. Anda, trae.
Mi madre se metió de nuevo mi polla en la boca ante la atenta mirada de mi hermana, que estaba todavía muy lejos de tener las tablas y la determinación de nuestra madre.
-Alba, ayuda a mamá, anda –solté-.
Mi hermana se incorporó a la mamada y cuando mi madre consideró que ya era suficiente, se puso de pie y se quitó las bragas.
-Venga, ¡a cabalgar! –me dijo-.
Inmediatamente, mi madre se subió encima de mí y se dejó caer incrustándose la polla de golpe.
-¡Aaah! Eso es, nene –exclamó-.
-Joder, ¡menuda amazona! –respondí-.
Mientras mi madre saltaba encima de mí, Alba, arrodillada todavía, se empezó a tocar el coño con dos dedos de una mano y relamiéndose viendo la escena. Parecía que, poco a poco, la pequeña de la casa iba perdiendo las vergüenzas y entrando lascivamente en el nuevo juego familiar.
-Alba –requerí despertando a mi hermana de su momento de masturbación-, cómele las tetas a mamá mientras me folla –ordené-.
-Eres un vicioso, hermanito –dijo con una sonrisa-.
-Y todavía no has visto nada, mmm –apostilló mi madre-. Cuando tu hermano se pone cabrón, se vuelve muy bestia y vicioso. Este trío promete, ya lo verás, mi niña.
-Anda, mamá, descabalga y que se suba Alba…
A mala gana, mi madre se bajó de mi rabo y mi hermanita ocupó su lugar encima de mí.
-Ven, mamá, que te voy a meter dos dedos…
Mientras mi hermana botaba sobre mi polla y mis cojones, con una de mis manos metí dos dedos en el coño de mi madre, que permanecía de pie, jadeando y tocándose con fuerza los pezones.
-Joder nene, ¡Aaah! Así, así… Mete los dedos y con el dedo gordo apriétame el clítoris, vamos… mmm…
Mi hermana seguía cabalgándome pero su vista se centraba en lo que yo le hacía a mamá.
-Sois un par de putones! –dije para, acto seguido y sin previo aviso, escupir desde mi posición sobre la cara de mi madre-.
-¡Aaagh! –exclamó Alba con un gesto de asco-.
-No nena, esto es sexo de verdad, del bueno –dijo mi madre relamiéndose la parte del escupitajo que tenía sobre un labio-. Que te lance uno a ti, Alba.
-No se si yo… -no le di tiempo a mi hermana a terminar la frase cuando un escupitajo, mucho mayor que el que tiré sobre mi madre, le cayó en medio de la jeta-.
-¡Joder! ¡Qué asco! –exclamó Alba-.
-Te jodes hermanita… ¡Aaah! Venga, bota, ¡cerda!
-Vamos, hija, lámetelo, pásatelo por la cara…
-Joder mamá es que me da asc…
-Puaj! –solté otro igual de grueso de nuevo sobre la cara de Alba-.
-Puta mierda, ¡joder! Ángel eres un guarro… ¡mierda!
-Esta niña… -exclamó mi madre- lo que te queda por aprender, cielo… aah… AAAH! –gritó cuando aceleré mis movimientos con mis dedos dentro de ella-.
Mi madre se corrió a los pocos segundos mientras Alba hacía lo propio cabalgando sobre mi rabo. Yo, después de la primera corrida, tenía todavía mucho más aguante del habitual.
-Os dejo descansar un poco, zorras. Voy a tomarme lo que queda de cerveza –dije alzándome y sintiéndome un adonis usando su poder para sodomizar a dos sumisas-.
-Aahhh… ah… ¡menudo macho! –decía Alba jadeando-.
-Puedes estar segura cielo –corroboró mi madre-. No vas a encontrar uno igual. Tiene buen rabo, muy buen rabo, aguanta, cuando se corre se corre bien, sabe mover las caderas para empotrarte y es muy vicioso…
-¡Eh! ¡Que os oigo desde aquí! –grité divertido-.
-¡Te estábamos criticando, cariño! –dijo mi madre entre carcajadas-.
-¡Jajaja! Mentira, no tenéis motivos –respondí alegre y siguiendo con el buen humor que se respiraba tras los dos orgasmos de mis chicas-.
La velada se alargó durante horas. Casi me cuesta recordar todo lo que hicimos e incluso lo que volvimos a repetir. Me follé a ambas por lo menos un par de veces a cada una, me volvieron a chupar todo. ¡Todo! Incluso el culo. Creo que acabé teniendo tres corridas más. Una de ellas, la que más fresca tengo en mi memoria, fue antológica, de pie, con mi hermana de rodillas y mi madre a mi lado, también de pie, siendo ella la que me sacudía el rabo para hacer puntería en la cara de su hija, que acabó hecha una mierda por el todavía abundante semen.
Finalmente, los tres caímos rendidos y dimos por concluido un folleteo de sumo placer y que será durante años recordado. Los días fueron pasando con Alba aceptando y participando de la nueva situación. Me sentía el rey, con mi propia familia a mi disposición como dos escorts de lujo que, además, trataba en la cama como me salía de los cojones, literalmente. Una mañana se me ocurrió una idea perversa y morbosa que planteé a mi madre, la cual, todavía sorprendiéndome su nivel de zorrismo, aceptó encantada. Al mediodía, comiendo, se lo trasladé a Alba.
-Hermanita, mamá y yo hemos decidido poner unas cámaras de grabación en la casa.
-¿Por si aparecen ladrones? –dijo para acto seguido dar un bocado de la comida.
-Bueno… eso es además. La principal función sería otra –puntualizó mi madre-.
-No entiendo qué mejor función podrían tener –replicó Alba-.
-Grabar sexo, Albita… -rematé yo-.
-¿Grabarnos? Bueno… después de lo que hemos hecho ya no me parece ni escandaloso, pero sería tan fácil como poner la cámara encima de la mesa o algo, ¿no? ¿De verdad tenemos que gastar en instalaciones? –cuestionó mi hermana-.
-No nos grabaría a nosotros –dijo mamá-… bueno, a mi sí.
-No entiendo –dijo Alba buscando mi mirada para ver si le daba alguna pista-.
-A ver Albita –respondí dejando los cubiertos al lado del plato y poniéndome como más serio para contarle mis verdaderas intenciones- la cuestión es que yo tengo un morbo que no me lo acabo y mamá va a ser la protagonista de un plan en que tú también tendrás que participar. Escucha atentamente. Como sabes, mamá recupera su fortuna sacándole la pasta, a partes pequeñas, a Miguel. ¿Me sigues?
-Sí claro –dijo Alba todavía sin ver por dónde iban los tiros-.
-Entonces –proseguí-… mi intención es que uno de los días que Miguel venga por casa pensando que no hay nadie más que mi madre, tu y yo nos encerremos en mi cuarto, con la pantalla del ordenador poniendo las cámaras y viendo los diferentes ángulos y gocemos del espectáculo. Que vas como mamá le saca el semen con la boca y, mientras miramos, tú me hagas lo mismo a mí.
Alba puso cara de flipada mientras mi madre, con los ojos abiertos, le preguntó si no estaba contenta con la propuesta. Si no fuera por las perversiones ya descubiertas por mi hermana que se practicaban en esta casa, se habría pensado fijo que, hablando de cámaras, era víctima de una broma de cámara oculta.
-¿No es genial, nena? –le dijo mi madre a Alba mientras le daba un golpecito de complicidad en el brazo.
-Nunca pensé que seríais tan pervertidos. De Ángel me lo creo pues los tíos son todos iguales, pero tu mamá… joder… ¡por lo que tengo que pasar! –exclamó resignada.
-Bueno, tómatelo por el lado bueno –puntualicé-, no eres tú la que se la tiene que chupar a Miguel. En el fondo tu estarás protegida en mi habitación y únicamente me tendrás que sacar la leche a mí, que eso ya lo tienes controlado jejeje.
Mi madre también se puso a reír mientras Alba ponía una cara de resignación. No le quedaba otra que cumplir nuestros caprichos si quería vivir de por vida acomodada y sin dar palo al agua.
Llegó el día en que nos pusieron las cámaras en el salón de la casa y también en el dormitorio (ese ya fue un capricho mío para ver nuestras ‘escenas domésticas’). El técnico de la compañía quedó con mi madre una mañana que ni mi hermana ni yo estábamos en casa. Por la tarde, mi madre nos enseñó todos los dispositivos, su funcionamiento, cómo funcionaba la conexión tanto por cable directo al ordenador como también wi-fi y el manual de instrucciones que había preparado en un PDF la empresa de instalación.
Por la noche, tras cenar, decidí follarme únicamente a mi madre y nos despedimos de Alba hasta la mañana siguiente. Tras correrme en el coño de mi madre con ella cabalgando encima y hacerlo esta vez bastante rápido, nos tumbamos el uno junto al otro jadeando.
-¡Aaah! Bueno, cielo, es momento para que te cuente un secretito en privado… -dijo mamá-.
-¿Un secretito? ¿Entre tú y yo? ¿A estas alturas? –pregunté-.
-Sí, necesitaba que descargaras los huevos una primera vez, ya que… lo que te voy a contar te la va a poner muy dura, seguramente te la quieras cascar o te la casco yo y me explotarías enseguida.
-¡Joder! ¿Qué será? … ¿Qué ha pasado, mamá?.
-Hemos pagado únicamente el 50% del precio de la instalación de las cámaras.
-¡¿No jodas?!... No habrás sido capaz de…
-Sí, me he follado al instalador de la empresa para rebajar el precio.
-¡Menuda puta, joder!
-Gracias cielo, jeje –me dijo mi madre como si fuera un cumplido, que quizá lo era, acompañado de un beso en la mejilla-.
-¿Quieres detalles? –me dijo-.
-¡Todos!... y ya puedes empezar a cascármela… Te metería de pollazos en la boca, pero entonces no me lo podrás contar, jejeje.
-jejeje… sabía que te gustaría, mi vida… pues bien –empezó a explicar mientras con los dedos y las uñas de una mano empezó a acariciar mis pelotas- utilicé la misma táctica directa que con el señor aquél de la compañía de reparaciones el tal…
-Recondo –apunté-.
-Eso, Recondo. Aquí tuve la suerte que era un chico joven, por supuesto más majo, así como de tu edad más o menos…
-¡Zorra de mierda! Aaah… -empecé a suspirar con la presión de sus manos sobre mis cojones-.
-Pues después de ganármelo y seducirlo un poco, le dije si quería un refresco, por las molestias y que hacía mucho calor, que si quería se podía poner más cómodo, que yo iba a hacer lo mismo. Cuando volví con el refresco, lo hice únicamente con la misma ropa interior que me has sacado hace un rato tú, mi niño.
-Es increíble cómo te va el morbo, mamá. Menuda pervertida eres.
-¿Y lo que te gusta, eh cabrón?
-¡Mucho!... Sigue, anda… aaah –mamá había empezado a despellejarme arriba y abajo-.
-El chico estaba muy cortado aunque se notaba mucho que le gustaba lo que veía. Le ofrecí hacerle un pequeño baile y me moví como aquella noche que tú y yo bailamos al son de la banda sonora de aquella película, ¿recuerdas?
-¡Joder! ¿Ese baile le hiciste? Bufff… A mí ese movimiento me la puso como una puta piedra.
-Sí cariño, él estaba igual, con una enorme tienda de campaña. No quiero que lo que voy a decir te duela mi vida pero… la tenía un pelín más larga que tú y bastante más ancha…
-¿De verdad? Joder… eso es mucho pollón…
-Sí mi vida, seguramente el más grande que me he metido en la boca… ¿Ya te he dicho que me la metí en la boca, verdad? –dijo mi madre con picardía para, acto seguido, soltar un escupitajo sobre mi capullo y seguir con la inmensa paja que me estaba haciendo-.
-¡Oooh! Hija de puta…
-Hijo de puta tú, cariño. De la gran puta.
-¡Aaah! Sí, mamá, ¡de la gran puta!
-Pues... me acerqué a él a gatas y le quité los pantalones y los calzoncillos. ¡Menudo rabo saltó! ¡Casi me saca un ojo! Jeje…
-Pero… ¿Tan descomunal era? Yo la tengo muy grande mamá…
-Sí, amor, pero aquello era… era demasiado. ¡Joder, cómo me forzó la mandíbula! Ni él ni yo nos creíamos que me pudiera tragar tanto pedazo sin asfixiarme. Le iba mirando a los ojos y el tío casi se desmaya del gusto.
-¿Te forzó la boca?
-No, no, cielo, yo misma me la empujé hasta la garganta. Me quería poner a prueba.
-Lo dicho… ¡puta, pero puta, puta! ¿Y no te ahogaste?
-Bueno, me entraron algunas arcadas, pero controlé. Por suerte para eso y por desgracia para él, no duró mucho la cosa…
-¿Se corrió pronto?
-Sí mi vida, demasiado. Mucho rabo y poco aguante jejeje. Se vació los cojones en mi garganta sin pasar por la boca, mientras le seguía mirando a los ojos.
-¡Hija de la gran puta! –grité mientras agarré a mi madre por el cuello y la empujé con fuerza hacia abajo para que se comiera mi polla-… vamos puta tragona, ¡demuéstrame cómo!
-mmmmgggggghhh… pero…
-¡Calla, puta guarra!
-perrmmmmmmmmm ¡ahg!
-¿No tienes suficiente con la polla de Miguel y la mía, eh? ¿Eh?
-¡gggllgggmm!
-Sácatela de la boca… ¡vamos!
-¡Aaah! Uf… uf… oooh, joder… ¡serás bruto!
-Dime rápido, ¿cómo te lo follaste?
- ¡Aaah! –cogió aire mi madre- ¿No quieres que te lo cuente con detalles?
-¡No! Me has puesto muy salido. Dime rápido.
-De pie, yo con las manos contra la pared, culo hacia afuera. Me la clavó y me bombeó hasta volverse a correr, en esta ocasión sobre mis nalgas.
-¿No te manchó la cara?
-No, cielo
-mmm… ¡Aaah! Pues ahora lo voy a hacer yo, mamá. Venga, ahí al lado de la cama, de rodillas… ¡De rodillas, joder!
-Lo que tú me digas, mi Ángel.
-¡Aaah! ¡Aaah! –me la machaqué a toda velocidad y tensión ante la cara de mi madre-.
-Controla cielo, que se tensan los músculos de las piernas y tienes la cara muy roja, mi vida… ¡parece como si te tuviera que dar un ataque!
-Yo… aaah… tendré la cara muy roja pero… oooh… tu mamá ahora la vas a tener perdida de semen, ¡hija de puta!
-Venga, dispara, ¡mi machote!
-¡ME CORRO JODEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER! ¡Toma puta rameraaa!
-¡Oooh! Pero ¡menuda canti… oooh! –exclamó mi madre entrecortando su frase a cada latigazo de semen que golpeaba su rostro, su pelo…-.
-¡Aaah! –grité en el último disparo para dejarme caer a peso de espaldas contra la cama, medio muerto, extasiado-.
De golpe se abrió la puerta de la habitación. Era Alba.
-¡Joder! ¿Qué pasa? –preguntó viendo la escena-… menos mal, pensé que os estaba dando algo jejeje –se calmó cuando interpretó al segundo de ver la escena que simplemente se trataba de una corrida brutal sobre la cara de su puta madre-.
-Anda… aaah… hermanita… límpiamela…
-¡Sí, claro! Que yo solo venía a ver qué pasaba por si era grave, que estaba tranquila yo en mi habit…
-¡¡¡Que me limpies la polla te digo pedazo de puta!!!
La cara de Alba, congelada por la dureza del grito y mi cara seria, era digna de ver.
-Anda, mi vida –dijo mi madre dirigiéndose a ella- haz lo que te dice, venga.
-Mamá, es que…
-¡Que le chupes la polla o te desheredo!
-¡Jojojo! ¡Joder!... –exclamé yo-.
-Y cuando él considere que ya puedes dejar de chupar, me vienes a lamer el semen de la cara y me limpias a mí, ¿te ha quedado claro, niñata? –apuntilló mamá-.
-Eh… sí, sí, me ha quedado claro.
Alba se subió a la cama y me empezó a comer la polla para limpiar los restos de semen que no había caído en el rostro de mi progenitora. Miré a mi madre, ella me devolvió una sonrisa y me quedé pensando, mirando hacia el techo y recostado hacia atrás, que no sabía quién era más pervertido, salido y duro, si yo mismo o mi madre. Hasta cierto punto ver a mi madre así me daba incluso miedo. Tan absorto estaba yo en estos pensamientos que, casi sin darme cuenta, tenía la polla al borde de un nuevo orgasmo.
-¡Aaah! Alba, joder… que me voy a volver a correr. Traga, ¡traga puta zorra!
Mientras eyaculaba dentro de la boca de mi hermana, mi madre se subió a la cama para agarrarme los cojones y, con delicadeza pero firmeza, apretarlos y amasarlos para terminar de darme gusto en el tramo final de mi corrida.
-¡Dioooos! –fue lo único que me salió decir-.
-Alba, lámeme, anda.
-Sí, mamá.
-Alba…
-¿Qué, mamá?
-Mañana Miguel viene a las once y media. Debes estar preparada para descargar a tu hermano.
-Eh… ¡ah!, sí claro, mamá.
-Venga, a la ducha todos, por separado y por turnos. Basta de juegos… es tarde y a dormir.
-Sí, mamá –dijimos al unísono mi hermana y yo-.
-Ángel, mañana no quiero que únicamente nos veáis y disfrutes de tu hermanita, quiero que lo grabes, ¿ha quedado claro? ¿Sabes grabar las cámaras en el ordenador?
-Sí mamá, no te preocupes por ello. ¿Querrás hacer una sesión los tres recordando lo zorra que serás mañana? Jeje…
-mmm… Cómo me conoces, mi nene, jejeje.
Alba salió la primera hacia la ducha, todavía asimilando la de sorpresas y sumisión que le venían por delante en ésta pervertida familia.
-Cómo te la miras, cabroncete… jeje.
-Está buena la niñata, ¿eh, mamá?
-La verdad que Alba es un monumento. Eres un chico con suerte, mi vida. Una madura que hace buen caldo y una jovencita que ya quisieran muchos –dijo mientras me acariciaba-… por cierto…
-Dime, mamá.
-¿Todavía no le vas a romper el culo?
-Pronto, mamá, pronto.
-¿Y todavía quieres hacerlo solito con ella o podré estar yo presente para verlo?
-Mmm… me lo pensaré, mamá, me lo pensaré.
-Pues no pienses tanto y dale una alegría a tu madre, jeje… anda, me voy a la otra ducha, tu espera que termine Alba. Buenas noches cielo –se despidió con un pico en mis labios-.
-Buenas noches, mamá.