Mama, mi novio me quiere desvirgar el culo

Una chica de 18 años pide consejo a su madre, que ya la ha enseñado muchas cosas, porque su novio está empeñado en metersela por detrás. Y ella no quiere defraudarle.

Querida Mama,

En primer lugar decirte que estoy muy bien y que, de momento, toda va estupendamente por Londres. Ya llevo 2 meses, y está resultando una experiencia muy bonita. Como tú bien decías, mis 18 años son un momento estupendo para mejorar mi inglés, que seguro que me viene muy bien el día de mañana.

Te escribo porque mi novio Gabi me está pidiendo de forma insistente hacer una cosa, y yo no sé muy bien como hacerlo, así que quiero que me aconsejes. Todo lo que me explicaste en casa el año pasado me está viniendo muy bien, pero como de esto no me dijiste nada, pues no sé que hacer. Él quiere metérme su pito por detrás. Pero no metermela por mi rajita, desde atrás, como cuando me pongo a cuatro patas y él se coloca detrás de mí y me la mete, tocándome el chochito con la mano. No. Imagínate, quiere metérmela por el agujero del culo. Yo no sé, yo creo que por ahí no se puede. Yo me acuerdo que cuando tú me metías ese juguetito que tienes y se parece totalmente un pito de hombre, sí, ese que vibraba, para explicarme qué se siente cuando te la mete un hombre nunca me lo metiste por el culo. Así que no sé, lo mismo no se puede, porque yo lo tengo muy cerradito y me da la impresión de que un pito como el de Gabi no va a caber bien.

Gabi es muy agradable y muy bueno, e intenta ayudar a todo el mundo. El otro día se presentó con un señor que era amigo de su padre. El pobre, figúrate, se había divorciado de su mujer hacía un año. Como con ella hacía cosas, bueno, ya sabes, se la...metía... casi todos los días, y ahora no estaba saliendo con otra, pues los espermas se le acumulaban en los testículos, y le dolía.

El médico le había recomendado que él mismo se hiciera cosas, que se la meneara, para que salieran de allí los espermas (tú ya me entiendes, que se hiciera lo que me enseñaste a hacerle a mi hermano Pablito delante de ti para explicarme por qué él manchaba las sábanas todos los días). Por lo que se ve, le dolía mucho. Pero había tenido un accidente en casa, y se había dislocado la mano derecha. Qué raro, porque cuando le vi no tenía ninguna venda ni nada. Mi novio me dijo que con la mano izquierda él no se apañaba, no sabía hacérselo, así que yo tenía que ayudarle para que no le dolieran los testículos. Siendo amigo de su padre, y pidiéndomelo mi novio, que me quiere con locura y es tan bueno con todo el mundo, pues ya ves, qué le voy a decir, pobrecillo. Lo trajo a casa y en mi habitación estuve meneándosela un poco. Gabi estaba delante, y me dijo que para no mancharme, mejor se lo hiciera con las tetas. Así que metí su pene entre mis tetas e hice lo que Gabi decía. El señor me agarraba las tetas y me las apretaba contra su pito, y Gabi me decía que así le daba más calorcito. Al cabo de un rato, no veas la de esperma que tenía acumulado, el pobrecillo.

No me extraña que le doliera. Me puso la cara, las tetas, todo el cuerpo perdido. Pero no creas, que mi novio decía que no le había sacado todo, así que tuvimos que volver a empezar. Mi novio me dijo que era mejor que me la metiera en la boca, porque después de hacer estado tocándosela con la mano y con las tetas a lo mejor la tenía muy sensible y podía hacerle daño. Se lo hice como tu me enseñaste, con Pablito, lamiéndole primero, después besándole la puntita, y después metiéndomela toda en la boca y ayudándome en los movimientos con la mano. Tardó un poco en volver a tenerla tiesa, pero como yo ya sé hacerlo muy bien, de repente empezó a echar semen otra vez, esta vez en mi boquita. Ya no echó tanto como la primera vez, pero la verdad, aún le quedaba. El señor después se vistió, sacó su cartera y le dio a Gabi un montón de dinero, que según me dijo, se lo enviaba su padre a través de su amigo. Y me ha dicho que mañana precisamente viene otro amigo de su padre a visitarnos.

También quiero que sepas que te hecho mucho de menos. Todavía me acuerdo de la última noche que pasamos en casa, antes de mi viaje. Allí, en la cama, las dos juntitas. Y cuando empezamos a jugar a lo de las cosquillas. Me acuerdo que a ti solo te hacía cosquillas si te tocaba ahí, en el botoncito. Me acuerdo que me pediste que me pusiera a mamar de tu pecho como una niña pequeña, mientras te hacía cosquillas en tu rajita. Y cuando jugábamos a escondernos cosas. Yo pillé el truco enseguida: tu siempre te escondías el anillo, las bolas esas que estaban atadas en una cuerda, y todo lo demás, en el interior de tu rajita, en tu huequecito, para que yo lo buscara allí. Que tonta, siempre lo encontraba. Y me acuerdo de aquel juego que te inventaste, sí, el de los gatitos.

Yo era tu gatita pequeña, y te lamía. Te lamía el pecho, después el ombligo, y después el pelito del chichi, y la rajita. Te la tenía que lamer toda muy muy bien, y cuando empezaba a lamer en otro sitio tú me decías que no, que solo en la rajita. Me acuerdo que me sujetabas mi cabeza, y me decías ‘sigue así, sigue así, cariño, no pares’. Y empezaste a estremecerte, como escalofríos, y yo seguía lamiéndote y lamiéndote. Después, ya me enteré de lo que te había pasado, cuando tú empezaste a lamerme a mi. Al principio yo me imaginaba que eras un gatito, pero después no, me daba igual lo del gato, y solo sentía tu lengua en mi botón, mi clítoris me dijiste. Como jugabas con él. De repente, empecé a sentir que una cosa me subía, me hacía estar tensa, y tú seguías chupandome y lamiéndome. Y de pronto, zás, que sensación, yo estaba como descontrolada, sintiendo como algo en mi interior me bombeaba, a oleadas rápidas, en una sensación que llegaba desde el ombligo hasta mi coñito.

Ay, que recuerdos. Ahora cuando Gabi viene a verme a mi cuarto y se pone cariñoso, enseguida quiere meter su pito ahí. Pero yo le digo que no, que lo primero de todo, me tiene que lamer como tu me hiciste aquel día, hasta que tengo esa misma sensación. Y que bien lo hace ya. Claro, que yo prefiero que me lo hagas tu, como tú ninguna. Bueno, hay una chica aquí en la hamburguesería donde trabajo que una vez me lo ha hecho. Estábamos cambiándonos, y empezó a hablarme de mis tetas, de que grandes las tenía y que firmes. Como estábamos casi desnudas, cerró la puerta y fijate, sin decir nada bajó con su boca hasta mis braguitas, me las quitó y empezó a lamerme. No veas que bien lo hace. Seguro que también tiene una madre como tu, que la enseñó muy bien. Pues estuvo allí lamiéndome de rodillas, y yo de pié, hasta que empecé a tener esa sensación tan fuerte y casi me caigo al suelo. Después, ella se sentó en el banco que tenemos en los vestuarios, se abrió mucho de piernas, y yo, de rodillas, se lo hice igualito igualito que te lo hice a ti aquella noche.

Ella, después de estremecerse, me dio un montón de besos, en la boca, en las tetitas, en todos los sitios. Ahora somos muy amigas. Se lo conté a mi novio, y dice que quiere conocerla. Seguro que le cae muy bien, con lo buenos y simpáticos que son los dos. Mi novio insiste mucho en lo de quedar con ella, pero no por ahí para pasear o tomar algo: quiere que quedemos aquí, en la habitación donde vivimos, y que charlemos aquí los tres. Dice que seguro que se nos ocurre algún juego divertido para pasar la tarde.

Pues como te decía al principio, el motivo de mi carta es preguntarte si eso que quiere mi novio, metérmela por detrás, se puede hacer o no. Es tan bueno conmigo que no sé decirle a nada que no, pero es que la tiene grande, y yo tengo el agujero del culo pequeño, y no sé. El otro día, por ejemplo, ya quería metérmela por ahí, y empujaba y empujaba pero no entró. A mi me da pena verle triste, así que no veas, se la chupé mucho rato, me la metió todo lo que quiso, de muchas formas que yo ya sabía y de otras que no conocía, una posturas muy raras. Pero aunque me echó esperma dos o tres veces, yo le sigo viendo triste, porque quiere metérmela por ahí, por el culo y yo no sé hacerlo.

Mamá, por favor, ayudame en esto, porque le quiero un montón. Y a ti también.

Un beso

Tu hija